Pasaron tres años sin mayores contratiempos para ambos protagonistas, ambos enfrascados en sus estudios no tomaban el peso del tiempo cruzarse por sus vidas, tanto así que cuando menos lo pensaban, el mayor estaba egresando de su licenciatura en Música con un promedio de 91/100 y con un buen nivel de popularidad gracias al teatro musical, que aunque no le puso mucha fe al principio, con el correr de los meses empezó a disfrutar realmente de lo que hacía.
Rebeca a su lado, también egresaba. La colombiana con un promedio de 87/100, y con una pequeña (gran) inversión por parte de su padre, logró abrir, al menos en papeles, su productora musical. Y gracias a la influencia que su novio había tenido por el teatro musical, también ahora tenía la intención de iniciar su propia escuela de canto y baile.
La madurez ahora se notaba en sus rostros. Ootori había cambiado su comportamiento definitivo con su novia. Era más atento y más amable, ya no era la muchacha “loca” que andaba de intensa, ahora era mucho más centrada y trabaja como nadie por cumplir sus metas. Eso había sido un detonante para que el japonés replanteara nuevamente el noviazgo que tenían. Ahora se apoyaban y confiaban en el otro. Por lo que Ootori estaba convencido que un futuro con la latina no era tan malo.
Lo único que él desconocía era que bajo la nueva forma de ser de su novia, ella estaba preparando absolutamente todo para poder cambiar la dirección de su productora musical. Estaba al tanto que la empresa de su novia estaba ya constituida, aunque el domicilio fiscal no estaba muy seguro en dónde lo había formado. Sin embargo, no quiso inmiscuirse mucho en la situación por lo que simplemente dejaba que ella se hiciera cargo de todo.
En cambio, a Yuuta se le había hecho bastante complicada la carrera, había repetido dos materias de cuarto semestre, lo cual lo derrumbó anímicamente. Al hacer segunda matrícula, se tuvo que despedir de la beca y de gran parte del dinero que tenía ahorrado. Era una carrera bastante cara; sin embargo, y gracias a su profesor y su tarea de finanzas, la inversión inicial de las acciones había sido recuperada y con los dividendos que recibía anualmente, más con el sueldo que recibía mensual de su trabajo de la cafetería, había hecho cuentas y si seguía con sus ingresos fijos podría costearse el resto de la carrera. Lo único que lamentaba era que ahora se graduaría seis meses más tarde de lo previsto, y eso si no tenía problema en su tesis.
Pero todo era llevadero, Nicholas se había comportado como todo un ángel y su último año de colegio había sido bastante divertido a pesar de todo, ahora el idioma lo manejaba como si fuera su lengua madre. Su graduación había ido bastante bien, con una pequeña excepción que no es que le guste mucho recordar: Nicholas se le había declarado.
No fue un momento cómodo para ninguno de los dos. Nicholas, con el miedo latente de arrojar su amistad por la borda, había reunido la valentía necesaria para confesársele. Y Yuuta con un amargo recuerdo de aquella persona, agradeció sus sentimientos pero tuvo que rechazarlo.
Flashback
“Déjame formar parte de tu futuro, no solo como tu socio y amigo, si no como la persona que te ama”.
A Yuuta se le partió el corazón al ver a su amigo llorar ante su rechazo. “Nicholas… yo lo siento, de verdad. El sentimiento que tengo por ti, no es el mismo que tienes por mí. Y aunque quisiera, nunca voy a poder quererte de la manera en la que quieres y te mereces”
“Yuuta…”
“Nicholas, creo que es prudente que por un tiempo nos alejemos, de verdad no quiero hacerte daño y pedirte que sigamos como siempre sería muy egoísta de mi parte”
“Está bien, entiendo… Pero antes… ¿puedo pedirte un beso?”
“Nicholas...”
“Por favor Yuuta, solo será un beso”
“De acuerdo…”
Para Yuuta fue un delicado pero amargo primer beso…
Fin Flashback
A raíz de ello se distanciaron un poco, durante un tiempo de 6 meses aproximadamente. Tiempo en el cual tanto Nicholas como Yuuta se centraron en el ingreso a su Universidad; sin embargo, nunca perdieron la comunicación y el compañerismo que habían creado. Al menos en ese sentido era menos incómodo el encontrarse para almorzar y hablar sobre el futuro de su sociedad. Lo que menos quería Yuuta, era perder la amistad de Nicholas y también un potencial socio. Aún era consciente que el muchacho lo veía de manera especial, por lo que con el pasar del tiempo había aprendido a tener cuidado con lo que decía y de ninguna manera afectar a su amigo.
Sin embargo, luego de un año y un poco más todo había vuelto a la normalidad entre ambos, por lo que la distancia que había en un inicio, desapareció y lo único que quedó fue una gran relación de amigos, casi hermanos.
Nicholas iba un semestre delante de Yuuta, sus excelentes calificaciones lo habían llevado a convertirse en aspirante a mejor egresado y eso que le faltaba todavía la mitad de la carrera.
- Diablos. Es como en la secundaria, yo teniendo que recurrir a ti para que me ayudes a estudiar – se quejaba el japonés
- Jajajaja no te apures Yuu - le contestaba riendo
- Qué vergüenza que a pesar de que yo fui el que te propuso la sociedad haya perdido un semestre.
- Hey, tu tranquilo. Ya falta poco para que puedas terminar el semestre y poder iniciar los trámites para la constitución de la sociedad.
- Si pero lo usaríamos para la tesis y ahora con la discontinuidad entre nosotros no podremos hacerla juntos.
- Bueno, puedo jalarme un semestre…
- Que?!! Estás loco, no lo digas ni en broma!!
- Jajaja… pero piénsalo así podremos hacerla juntos
- No, ni de broma dejaré que pierdas una materia, y menos cuando puedes ser el mejor egresado de la carrera. No gracias, no pienso cargar con esa cruz.
- Eres muy divertido Yuu. Pero no te aflijas, aún queda mucho para poder egresar. Cuando estemos cerca veremos cómo podemos hacer la tesis. Aunque no podamos hacerla juntos podemos ver diferentes temas que podamos aplicar en la sociedad. Así que tranquilo.
- Eres muy despreocupado Nik.
- Y tú te aproblemas por todo Yuu.
- Ya cállate… Debo irme, el maestro de finanzas quiere decirme algo de unas acciones.
- ¿Crees que deba invertir en algo?
- Si quieres hazlo, pero te recomiendo que antes pidas buenas tutorías, si no perderás nuevamente tu dinero.
- Ya sé no me lo recuerdes…
La suerte y tino que le faltó a Nicholas en materia de inversiones, la tenía de sobre Yuuta. Con la guía de su maestro había ganado experiencia en la bolsa de valores y tenía pensado en comprar unas acciones en una empresa de importación de artículos electrónicos y así seguir acrecentando sus ingresos y en un futuro no muy lejano, invertir en bienes raíces. De todas maneras si iba a ser arquitecto debía apoyar a su gremio.
- Buenas tardes – ingresaba Yuuta a la oficina de su profesor
- Joven Yuuta, buenas tardes, lo estaba esperando. Sé que desde hace un tiempo está buscando invertir en el campo de los bienes raíces y le comento que hay un negocio muy bueno. Es para un proyecto de la construcción de un teatro, están buscando inversionistas extranjeros.
- ¿Un teatro?
- Así es, es un negocio ambicioso independiente. Estos son los planos de construcción y éste, la imagen arquitectónica que tendrá.
- ¿Es un edificio hermoso? ¿En qué zona?
- Estados Unidos
- ¿Eh?
- ¿No le dije que buscaban inversionistas extranjeros? Al parecer, una vez que se construya, quieren formar una academia de teatro, canto y música en ese lugar. Sin dejar de lado las obras escénicas.
- Ya veo….
Yuuta no estaba muy seguro. No quería volverse a involucrar con nada que tenga que ver con la música o el canto. Sin embargo, la arquitectura del edificio le llamada mucho la atención y estaba casi seguro que sería una buena inversión.
- Me pareció que sería una buena oportunidad para invertir.
- Gracias profesor, pero estaba pensando en invertir para otro tipo de bienes raíces, vivienda u oficinas, tal vez.
- Piénselo joven Yuuta, usted debe saber mejor que nadie, la inversión inmobiliaria en ese tipo de bienes, así como rentable, es peligrosa si no se forma parte de alguna empresa o proyecto que sea 100% confiable.
- Si lo se… Gracias profesor, lo pensaré
- Este esperando su respuesta
Ese día por la noche
- Deberías hacerlo – le decía Nicholas desde el interior del baño
- ¿Tú crees? – le respondía el nipón desde su cama
- Si, además si el profesor fue quien te sugirió este proyecto es porque él debe conocer a las personas detrás del proyecto de construcción o al arquitecto responsable, y que puede ser rentable para el inversionista.
- Si pero…
- ¿Porque dudas tanto? ¿Acaso es por el tipo de proyecto?
- No lo sé…
- Yuu mira… sé que no quieres relacionarte nuevamente con el mundo del espectáculo, pero esta vez solo estarían requiriendo de tu dinero, no que participes ni te relaciones en sí con el proyecto. Una vez que el proyecto sea un éxito, tú cobrarás tu inversión más tu ganancia.
- Si pero para ello podrían pasar años. Según el profesor podrían ser 3 o 4 años.
- Pues es el tiempo que toma que una inversión de este tipo sea beneficiosa ¿no?
- Si…
- Además imagínate, que si ese teatro se vuelve famoso podrías decir que pusiste algo de tu parte para que sea de esa forma. Además no me vas a mentir, pero el edificio es hermoso. Su arquitectura está hecha para espectáculos de Brodway.
- No lo sé… No estoy seguro…
- Yuuta, no estoy buscando convencerte a aceptarlo, pero sería una buena oportunidad para iniciar, además hay que reconocer que la inversión que están buscando es mínima en comparación a otras inversiones para bienes raíces. ¿Hiciste cálculos para ver la ganancia que recibirías?
- Si… y es muy buena. Mira…
- Wooo, ¿en serio?
- Sí, siempre y cuando sea un éxito…
- Yo que tú lo intentaría…
- Uhm… creo que tienes razón…
- Yuu, si no estás seguro simplemente no lo hagas.
- Hablaré con el profesor, averiguaré un poco más y si hay algo, lo más mínimo que no me guste, lo dejaré
- Si esa es una buena idea. ¿Quieres que te ayude?
- No, está bien. No te preocupes.
- De acuerdo. Como quieras.
Nicholas no quería presionar al japonés debido al tipo de proyecto: un teatro. Cuando Nicholas y Yuuta se volvieron “hermanos” tuvieron una discusión porque el castaño no quería acompañarlo a un concierto de un grupo de pop japonés que iba a presentarse en un estadio local de Canadá, alegando que no le gustaba la música. Sin embargo, Nicholas se había dado cuenta que el japonés la adoraba y en ciertas ocasiones lo había descubierto cantando o tarareando alguna melodía. A más de tener una hermosa voz, el sentimiento que le ponía en cada vocalización reflejaba algo más que cualquier persona promedio; así que en medio de la discusión se lo gritó en la cara y a Yuuta no le quedó más que revelarle una parte de él que no quería que nadie supiera: el motivo (a medias) por el que dejó Japón. Le contó que por ciertas circunstancias abandonó el programa musical de su academia, dejando su sueño y sus amigos. Se cambió al programa normal, pero que se sentía asfixiado y que optó por salir de su país natal.
No había que ser un genio para darse cuenta que realmente el “motivo” para abandonarlo todo, no había sido mencionado, pero a Nicholas le quedó muy claro que ese “motivo” estaba muy relacionado a la música y que abría viejas heridas mal cerradas en el dolido corazón del japonés. Por ello decidió no volver a tocar el tema de la música; a pesar de que, sin darse cuenta, Yuuta la buscaba inconscientemente.
Durante las dos semanas siguientes, Yuuta se dedicó a investigar sobre el proyecto de construcción. Patrocinadores, empresas interesadas, futuros inversionistas; pero lo más importante, el responsable. No había mucha información sobre la empresa o persona que había tenido la idea de la construcción de un teatro con esas características, cosa que no le agradaba. Pero cuando vio el arquitecto dueño de los planos e imagen que tendría, decidió que invertiría en ese proyecto.
Dos días después daba la respuesta afirmativa a su profesor, sin embargo y por pedido de Yuuta le pidió que fuera él quien se encargara de todo el papeleo y trámites respectivos. A lo cual, el docente no pudo negarse, ya que a pesar de todo, sí le había estado insistiendo que invirtiera. Al parecer el proyecto estaba involucrado con algún amigo o conocido suyo, así que simplemente accedió a los pedidos de su estudiante.
En Inglaterra
- Itsuki ¿puedo hablar contigo? – interrumpía la colombiana. Hacía dos semanas estaban viviendo juntos en el departamento que la joven había comprado en el segundo año de universidad, pero que recién ahora compartían. Todo porque el japonés se negó a convivir con su novia hasta no haberse graduado.
- Si dime – el lilaceo se detuvo y fijo su atención en su novia
- Te tengo una sorpresa – le dijo acercándose con una carpeta en sus manos
- ¿Así?
- Si…. Mira – le pasó la documentación a su novio
- ¿Qué es esto? ¿Qué significa esto?
- Son los papeles de constitución de mi casa productora
- Sí, eso puedo verlo. Pero ¿New York?
- Sí, por fin pude abrirla en Estados Unidos
- ¿Estás loca? Pensé que la abrirías aquí… En Inglaterra
- Y así lo hice, aquí va a quedar una pequeña sucursal, pero la matriz será en New York. Así podré ir contigo a Estados Unidos ahora que has aceptado para el traslado con el teatro.
- ¿Cómo lo sabes?
- ¿Acaso pensabas ocultármelo? ¿Pensabas terminar lo nuestro?
- N-no, es eso… Solo que no sabía cómo decírtelo – No es que pensara en terminar, solo que no quería decírselo aún.
- Pues ahora lo sé, y por ello hice esto. Itsuki, quiero que debutes en mi casa productora.
- ¿Qué?
- Sí. Sé que quieres debutar en el mundo del espectáculo como cantante y compositor y no solo seguir con el teatro musical, por ello quiero que lo hagas bajo mi firma.
- Yo…
- Es una oportunidad que no puedes dejar pasar. Mi productora es nueva, pero ya tengo los contactos y vínculos que van a respaldar el éxito, y quiero que seas parte de R.O. Records
- ¿R.O.?
- Si. Rebecca Ootori
- ¿Ah?
- Espero que no te moleste que haya puesto tu apellido junto a mi nombre. ¿No suena bonito? Así que me llamaría si me llego a casar contigo.
- ¿C-casar?
- Cálmate, no es como si dijera que quiero hacerlo ahora. Pero también me pareció bueno que si vas a llegar a ser mi primer debutante, tu nombre, bueno, en este caso tu apellido estuviera en el nombre de la productora.
- Pero si no tengo éxito, recordarán el apellido del primer fracaso de tu empresa
- No fracasarás, de eso me encargo yo. ¿Así que dime, aceptas… gatito?
- Este…
~Continuará~