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Una canción, el inicio de todo por HIkari Aome Nikoru

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Cap. 7 Distancia

POV YUUTA

Regrese a mi habitación. Entre y cerré la puerta con fuerza, pero no demasiada para que mi madre no empezara nuevamente con las preguntas incomodas.

Me tiré sobre la cama, lanzando al piso todo lo que había encima, y escuche un sonido como de algo más pesado que solo ropa al caer. Me levanté y me acerqué a remover las cosas de las cuales había provenido el sonido.

FIN POV YUUTA

Sus ojos se agrandan y sus pupilas se dilatan. La caja con el presente que supuestamente iba a dar a Otori-senpai se encontraba en el piso. Gruesas lágrimas escapan de sus ojos. Ni siquiera había sido capaz de entregarle el regalo. Lo toma entre sus manos y lo aprieta contra su pecho. Se derrumba nuevamente sobre su suave cama y ahoga sus gemidos contra la almohada y llora desconsoladamente.

No muy lejos de ahí, otro joven caminaba con su mirada gacha. No solo se sentía patético por haber mentido a la madre de Yuuta con el tema de los guantes, si no que estaba sufriendo por haberle causado dolor a la persona de la cual estaba enamorado. ¿No se supone que el amor siempre gana? Si eso realmente era cierto, durante la batalla se debía sufrir, y mucho.

 

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Año nuevo pasó sin que ninguno de nuestros personajes se percataran, así como un nuevo ciclo escolar empezaba. Este era el último antes de que Otori eligiera una carrera, una universidad, y un destino.

Sim embargo, ninguna de esas cosas cruzaba por su mente en estos momentos. Se encontraba en la sala del consejo, “revisando” unos papeles. Su hermano entro y lo vio distraído.

-          Otori, no deberías estar con tus estudiantes?

-          Uhmm…

-          Que comunicativo…

-          Uhmm

-          Otori, no sé qué es lo que está sucediendo, pero desde Navidad estas actuando muy extraño

-          Uhmm

-          Basta! – le arrancó los papeles y golpeó la mesa. – si no vas a responderme correctamente o trabajar enserio, fuera!

Dicho y hecho. Lo sacó prácticamente a patadas del salón

-          Vaya, debiste haberlo hecho enfurecer. – comentó Tengenji.

-          Más o menos – respondió el mayor – digamos que últimamente no puedo hacer bien mi trabajo.

-          Vaya, ahora son dos distraídos – dijo sin importancia

-          Eh? Acaso hay alguien más? – preguntó interesado

-          Si… Hoshitani se encuentra de la misma manera – respondió despreocupado – Al parecer algo debió pasarle durante Navidad y año nuevo, no solo está distraído, si no que ahora tiene una aura de tristeza sobre él. Eso nos hace pensar un poco.

Eso realmente lo tomó por sorpresa. No sabía que su pequeño cantante se encontraba deprimido. No sabía si sentirse bien o sentirse mal. Bien porque tenía la ligera esperanza de que su comportamiento fuera por él, lo cual le demostraba que Otori no le era indiferente;  y sentirse mal porque ese comportamiento era por causa de él y su estúpida falta de autocontrol. Estaba feliz y triste al mismo tiempo.

-          Sabes dónde está? – preguntó aparentemente sin importancia

-          Sí, pero no quiere que nadie se le acerque. Ni si quiera Nayuki – respondió – quizá si Otori-senpai le busca quiera decir que es lo que lo atormenta.

 

Según Tengenki, Yuuta estaba en uno de los jardines traseros de la academia. Otori caminaba por los pasillos con el fin de llegar hasta él. Mentiría si dijera que no estaba nervioso. Sus manos estaban frías y su corazón latía a mil. Desde aquel fatídico día no lo había visto.

Y ahí estaba, el dueño de sus desesperación. Yuuta estaba sentado junto a un rosal. Haciendo su imagen mucho más impactante. Tenía su mirada perdida, tanto que no escucho los pasos de su senpai acercándose. Un suspiro se escapó de sus labios.

-          En cada suspiro un poco de felicidad se escapa – dijo al estar suficientemente cerca como para que lo escuchara pero no demasiado para asustarlo. Después de todo, joder, como lo había extrañado.

-          S-s-s-senpai – tartamudeó al escuchar su voz. El verlo, de un brinco y como un gato asustado se puso de pie, pensaba escapar. Sin embargo, y por impulso Otori lo sujeto de un brazo para que no escapara.

-          Espera, Yuuta…- su mirada seria y fija al aludido se mantenía aparentemente inquebrantable.

-          Al escuchar su nombre de los labios de la persona que lo tenía de esa manera lo hizo entrar en pánico. Aun no era momento de enfrentarlo, no quería, no podía. Y sin controlarlo, lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

Eso sí hizo que Otori se sintiera peor. Ahora el menor le tenía miedo. Poco a poco lo soltó. – No es necesario que llores, si no me quieres tener cerca simplemente dime que no me acerque. – una sonrisa melancólica fue lo que sus labios demostraron – Sé que me tienes miedo ahora, pero… no pienso ni quiero hacerte daño. – dijo. Y su corazón se destruyó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Aquerosamente corto pero espero que de todas maneras les haya gustado y espero seguir teniendo lectoras aquí.


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