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Seras Tú por samyalexg

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Notas del capitulo:

Buenoooos dias, hoy es viernes y hoy toca cap nuevo, asi que aqui vamos.

 Capítulo 2 ¿Tú de nuevo?

 

Después de fumarme casi media cajetilla y de ver la más linda puesta de Sol desde mi nuevo lugar favorito, regresé a mi departamento. En cuanto entré pude escuchar música que provenía de la pared del final de pasillo. Era ella, una vez más estaba cantando pero era una melodía muy triste. Y sin saber por qué, me sentí culpable, tal vez el percance que tuvimos esta tarde la afectó de algún modo. Así que de inmediato me levanté muy decidida a ir hasta su puerta y pedirle una disculpa. Pero al llegar a mi puerta me quedé paralizada. ¿Qué le digo? Y entonces noté como mi cabeza quedó en blanco ¿Pero qué carajos me pasa? ¿Por qué me sudan las manos? Y de repente empecé a hiperventilar ¡Diablos! Solté el pomo de la puerta y me senté en el sillón.

–Solo es una chica, solo es una chica–

Muy bien, muy bien, veamos solo tienes que ir ahí y decirle… ¿Hola?, si, hola está bien y luego le dices, mi nombre es E… nooo, no, yo no soy, bueno si, pero ahora soy Kim. Ok, ok, Hola, soy Kim, la idiota que te gritó en la mañana por haberte manchado tu linda blusa blanca… ¡Soy una idiota! Y me lleve las manos al rostro ¡¿Qué, me está, pasando?! Suspiré profundamente y solo hice lo primero que se me ocurrió.

–Bonjour–

–Lagartija ¿Puedes hablar?–

–No–

–¿Están ahí?–

–Oui–

–Llámame en cuanto puedas–

–Ok–

–¿Con quién hablas?– Escuche la voz de mi madre –¿Es tu hermana?– Y no sé por qué no corté la llamada, en realidad escuchar su voz después de tanto tiempo me hizo sonreír –¿Dónde estás? Nos tienes preocupados ¿Estás bien? Por favor responde–

Y entonces suspiré –Estoy bien– Le respondí a mi mamá.

–Por favor regresa, podemos solucionar todo Amor–

–No, aún no– Y nos quedamos en silencio.

–Te extrañamos, no hay día en que no piense en ti, te queremos mucho mi pequeña–

Y entonces las lágrimas empezaron a escaparse de mis ojos –Yo también las quiero, pero aún tengo cosas que solucionar– Y puedo jurar que mi mami estaba llorando, aunque nunca lo aceptara –Mami yo…–

–Lo sé Amor, lo sé– Escuché como respiró profundamente –¿Estás bien? ¿Necesitas algo?–

–Sí, si estoy bien mami y no necesito nada–

–¿Puedo saber dónde estás?–

–No, aún no–

–¿Tu hermana sabe?– Y me quedé callada –Está bien– Mi mami lo sabe todo y supo sin que yo le respondiera que mi pequeña hermana sabe dónde me oculto, ese radar que les dan cuando nacemos nunca falla –Si llegas a necesitar algo no dudes en llamar ¿Entendiste?–

–Sí mami–

–Y quiero que me llames de vez en cuando–

–Pero es que…–

–No le diré nada– Y eso me sorprendió y mucho.

–¿Mami?–

–Amor, entenderá, no te preocupes–

–Está bien–

–¿Quieres hablar con tu hermana?– Y aunque si quería hablar con la Lagartija preferí preguntarle a mi mami.

–En realidad creo que tú me puedes ayudar– Y puedo jurar que mi mami sonrió –Hay una chica y bueno sin querer arruiné su blusa y me porté muy mal con ella y quiero disculparme–

–Ahhh ¿Y es guapa?– Juro que mi mami y mi hermana son iguales, solo negué con la cabeza y sonreí –Eso es un sí, pues lo mejor que puedes hacer es ir y disculparte, las rosas ayudan, pero si manchaste su blusa puedes ofrecerte a pagar la tintorería o comprar una nueva– Cómo si me alcanzara para comprar ropa. Y ese maldito radar que tienen las mamás también funciona para leer la mente –Puedes usar la tarjeta, yo me encargo de que no sepan dónde estás–

–Está bien mami, muchas gracias–

–Te quiero hija, y espero que no olvides que no estás sola y cualquier problema te podemos ayudar a solucionarlo–

–Lo sé mami, pero solo necesito espacio– Y ella suspiró de nuevo.

–Está bien ¿Entonces me llamarás?–

–Si mami, no lo haré diario, pero te llamaré de vez en cuan…–

–Una vez a la semana está bien hija, no te preocupes– Me interrumpió y no me quedó otra más que aceptar.

Cuando terminé la llamada noté que mi corazón latía muy rápido, pero me sentía bien, me había gustado mucho hablar con mi mami. Vi mi reloj y me di cuenta que ya era muy tarde para ir a comprar rosas y que también lo era para ir a pedir una disculpa. Me preparé algo de cenar, me puse a ver la tele y me quedé dormida. Desperté al otro día ya muy tarde, la verdad no tenía ningún problema porque entraba a las dos a trabajar al restaurante chino, me metí a bañar y fue entonces que recordé que debí haberme levantado temprano para ir a comprar flores y disculparme con mi vecina. Me salí de la ducha y me vestí lo más rápido posible, me arreglé solo un poco y salí de mi departamento. Una vez más estaba nerviosa pero respiré profundamente y toqué a su puerta, esperé unos cinco minutos antes de volver a tocar pero nadie me abría la puerta –Tal vez salió– Y no sé porque me sentí decepcionada.

Entré de nuevo a mi departamento, comí algo y después de un rato me preparé para irme al restaurante. Al llegar noté que hoy sería uno de esos días, el restaurante estaba a reventar y cuando eso pasaba y si no había muchas entregas me tocaba hacerla de mesera. Claro que esto no me molestaba, el señor Chao me daba un dinero extra cuando esto ocurría y además recibía propinas.

–Que no, aquí no servimos sushi… no señora, el rollo primavera no es light… si señor, el arroz es frito… no se preocupe señora, ahorita le traigo otro vaso de agua… su cuenta señores… hasta luego y buenas noches–

Fue una muy larga tarde, pero sumamente productiva, tenía el dinero suficiente para saldar mis deudas del mes, así que lo demás que ganara sería solo mío –Tal vez no tenga que usar la tarjeta para comprarle la blusa nueva a mi vecina–

–¿Qué lices Kim?– Me preguntó la señora Bo.

–Nada, nada señora–

–Anda, vetel yaaa, que se te hacel talde para tu otlo tlabajo–

–Sí, sí– Y le hice una reverencia –Nos vemos mañana señora Bo–

–Hastal mañana Kim–

Salí del restaurante y me puse mi casco, me sentía muy bien, creo que el haber hablado con mi mami me había animado. Para ser viernes no me tocó mucho tráfico por lo que llegué una media hora antes de que mi turno empezara, pero Jime ya estaba preparando todo para servir los tragos en la noche.

–Llegas temprano Kim–

–Sí, es que no había tráfico y pues en la moto sabes que es más fácil–

–¿No te da miedo?–

–No, la verdad es que no, esta moto es pequeña a comparación de la que manejaba en casa con mi madre–

–¿Cómo es ella?–

–Es una mujer muy inteligente y es sumamente amable con las demás personas, tiene un corazón de oro y nos quiere mucho a mí y a mi hermana–

–Y de seguro se parece a ti en lo físico–

–No, en realidad no, mi hermana menor es igualita a ella, incluso tiene sus ojos– Obvio que así era, la Lagartija tenia los genes de mi madre, yo no. Pero aún no quería hablar de eso con Jime.

–¿Y tú a quien te pareces?–

–Mi abuelo dice que soy la viva imagen de mi abuela, que de ella heredé sus ojos azules–

–Entonces sí que era mujer muy guapa– Y me guiñó un ojo que me hizo sonrojar.

–Creo que si– Y le sonreí coquetamente para después regresarle el guiño.

–Oye Kim, este jueves es tu noche libre y de nuevo voy a tocar con mi banda ¿Quieres venir?– Y como esta vez tenía el dinero suficiente para darme estos pequeños lujos, acepté.

–Por supuesto que sí Jime, muero de ver como es tu banda–

–Entonces está dicho, te pondré en la lista para que no tengas que pagar el cover, además quiero presentarte a mi amiga, ella es la cantante del grupo y tiene una voz de muerte– No como ella, nadie canta como ella, pensé en mi vecina –Además creo que es tu tipo de mujer–

–¿Y cómo sabes cuál es el tipo de mujer que me gusta?–

–Porque lo he notado, miras a ciertas chicas y todas ellas son de cabello castaño, lacio, ojos marrones, tez blanca y con muy buen cuerpo–

Y le iba a decir que estaba equivocada pero no era así, porque definitivamente ese era el tipo de mujer que me gustaba, solo agaché la mirada y juro que estaba más roja que un tomate –No hay que apenarse Kimi– Me dijo Jime –Aunque… No, espera… no me digas que eres virgen–

–¡No! Claro que no, es solo que de repente soy algo tímida– Le dije poniendo mis manos en mi cintura.

–Ah entonces Freddy tenía razón, debajo de ese caparazón de chica ruda se esconde una niña dulce–

–¿Eso creen?–

–Eso sospechábamos, pero ahora puedo asegurarlo– Y empezó a reír –Eres un terrón de azúcar Kimi y si no te quisiera tanto ya te hubiera llevado a la cama– Y entonces me sonrojé de nuevo, ¿Qué diablos me está pasando?

–¿Y por qué no lo has hecho?– Ella dejó de reír, me miró seriamente y entonces me di cuenta de mi error –Es solo curiosidad–

Entonces me sonrió –Porque las personas como tú y yo no pasaríamos de una sola noche y yo te prefiero como mi amiga sin la incomodidad de saber que tuvimos sexo– Se acercó a mí y me tomó de la cintura como siempre lo hace y me pegó a su cuerpo –Además hay alguien que me gusta, es más. De repente hay veces que me la recuerdas, no sé porque pero me da la sensación que son familiares– Me puse nerviosa, pero hice un recuento de las personas de mi familia que podrían encajar perfectamente en la descripción y no encontré a nadie.

–¿Si?– Le pregunté mientras me acomodaba mi peluca azul.

–Sí, solo que ella es mayor que tú… y más guapa, con todo el respeto mi bella dama–Le sonreí, Jime siempre tan cortés.

–¿Y se puede saber el nombre de la afortunada?–

–Qué te parece si te la presento el jueves, estoy segura de que se llevarán de maravilla–

–¿Entonces el jueves conoceré a varias personas?–

–Eso parece, así que tienes prohibido dejarme plantada–

–Aquí estaré Jime, te lo prometo– Y le extendí mi dedo meñique de mi mano derecha para engancharlo al de ella –Es una promesa–

La noche fue tranquila, ya estaba más que adaptada al trabajo por lo que ya no me era tan difícil, además podía servir un trago lo suficientemente rápido como para ganarme una palmadita de ‘Así se hace’ por parte de Jime, aunque aún me cuesta trabajo llevar las bebidas a las mesas en la micro bandeja redonda que usamos, se supone que debería de ser una mejor mesera ya que en el restaurante no me cuesta trabajo, pero aquí en el bar esta tan lleno que moverse es todo una odisea. Al salir me encontré a un muchacho con una cubeta llena de flores, no le quedaban muchas así que le compré todas las que le sobraban, con mucho cuidado las acomodé en la rejilla de la parte trasera y entonces emprendí el camino de regreso a mi departamento. Cuando llegué ya estaba por amanecer, así que entré al departamento y en una hoja escribí:

‘Lamento lo del otro día, aún te debo lo de la tintorería o una blusa nueva si es que no queda bien, pero espero que aceptes estas rosas como disculpa’

Revisé dos veces la nota y entonces la doblé por la mitad y la acomodé entre las rosas, salí y las puse enfrente de la puerta. Estuve tentada a tocar el timbre pero no creo que fuera buena idea despertar a mi bella vecina.

Así que entré de nuevo a mi departamento y en cuanto llegué a mi cama me quedé dormida. La semana se me fue volando, aunque varias veces fui a tocar la puerta de mi vecina nunca la encontré.

No sé porque sentía la necesidad de volverla a ver, era como si me hiciera falta verla de nuevo y es que esto es ridículo porque solo nos hemos visto una sola vez, pero por más que iba y tocaba su puerta nunca la encontraba.

Hoy había salido temprano del restaurante y como aún era temprano para ir a mi cita con Jime decidí relajarme un rato en mi casa, revisé mi bolsillo del pantalón para ver si tenía mi cigarrera y al ver que si la traía me puse mis lentes obscuros y subí ‘a mi lugar favorito’. Al llegar ahí noté que la puerta estaba entre abierta, estuve a punto de dar media vuelta e irme, no quería encontrarme con mis ‘respetables vecinas’ pero la curiosidad pudo más y al entrar la encontré, ahí estaba ella, sentada en el bote que había usado para sentarme la semana pasada y con los brazos apoyados en la barda. Su cabello se movía con el viento y no sé porque me pareció ver una mirada melancólica en su cara –¿A quién extrañas?– Y entonces me di cuenta de mi error. Ella volteó rápidamente a donde yo estaba y en cuanto me reconoció puso una cara como si fuera la cosa más desagradable que hubiera visto en su vida.

–¿Qué haces aquí?– Me dijo muy molesta.

–Solo vine a fumar– Le enseñé mi cigarrera.

Y no me dijo nada –Creo que no te puedo pedir que te marches ¿Verdad?–

–Creo que no, hasta donde sé esta es un área común–

–Mmmm, sí, eso es cierto, solo no te acerques, no me gusta el olor del cigarrillo–

–No te preocupes, oye ¿Recibiste mis rosas?–

–Sí, luego te paso la nota de la blusa–

–Está bien, pero en verdad yo…– Me iba a disculpar pero me interrumpió.

–Mira, todo está bien ¿Ok? Solo que no quiero hablar, así que si no te molesta no me hables, este es un área común pero este es mi lugar a donde vengo a relajarme ¿Entendiste?–

–Sí– Y sin decir nada más se giró para seguir viendo el paisaje y ya no me dijo nada más.

Caminé hasta la esquina más alejada para que el humo de mi cigarrillo no le llegara. Me senté recargando mi espalda en la barda y me dediqué a observarla. Ojala tuviera mi cámara para grabar este momento, la luz, su silueta, el ambiente era perfecto para guardar este momento. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que si mi teléfono no vibrara no me hubiera dado cuenta de que tenía una llamada.

–Hola–

–Dijiste que me llamarías una vez a la semana–

–Lo sé, pero es que…–

–Nada, no quiero excusas, si no quieres que me preocupe por ti solo llámame– Me dijo mi mami – ¿Cómo estás? ¿Ya te disculpaste con la muchacha del otro día? ¿Necesitas dinero?–

–Estoy bien y sí, ya me disculpé pero creo que a ella no le interesan mis disculpas y no, no necesito dinero, tengo un empleo–

–Mmmm, bueno hija me da gusto que tengas un empleo y que te estés pagando tus cosas tú sola y lo de la muchacha tal vez deberías de terminar ese tema, a no ser que te guste–

–¡No! Claro que no es eso– Y entonces sentí esa sensación que nos pasa cuando no estamos siendo sinceras.

–Bueno, entonces te dejo, no tardan en llegar y se supone que tú y yo no hablamos, solo quiero que te cuides y que me llames, porque si no lo haces lo haré yo ¿Entendiste?–

–Sí, yo también te quiero–

Y mi mami se rio –También te quiero hija– Y entonces cortó la llamada.

Cuando levanté mi vista para ver a mi vecina ya no estaba, el bote había regresado a su lugar. Me fumé un par de cigarros más y procuré no dejar rastro de las cenizas en el lugar, no quería que ella se molestara por ensuciar su lugar favorito. Bajé a mi departamento y me preparé para ir en la noche al bar, hoy era el día que vería a mi amiga Jime ser una estrella en el escenario. Me puse los pantalones de mezclilla de mi madre y su vieja chamarra de piel, peiné mi cabello de una forma muy desordenada, la ventaja de llevarlo corto era que podía ponerlo de punta y me hacía ver sumamente sexi, aunque si usaba el casco se aplastaba un poco pero con una sacudida quedaba como me gusta. Delineé mis ojos con un lápiz negro haciendo que se vieran más profundos resaltando más el color azul y una vez que terminé me gustó mucho como me veía. Tomé mis llaves y mi casco, y me dirigí a donde tenía la moto.

Cuando llegué había una fila enorme para entrar, pero como yo era invitada tuve acceso directo, hasta me sentí una persona importante, entré y encontré a Jime arriba del escenario.

–Kimi, llegaste, anda sube y ayúdame– Me dijo dándome un beso en la mejilla mientras trataba de mover la batería.

–Hay mucha gente ahí afuera–

–Sí, esta será una gran noche–

Una vez que pusimos la batería donde Jime quería me dio un gran abrazo.

–Me da muchísimo gusto verte aquí, de verdad te lo agradezco–

–No hay de que Jime, además hace mucho que no salía a divertirme–

–Pues esta noche me encargaré de que así sea–

–No puede ser ¿Tú de nuevo? ¿Qué haces aquí?– Me giré para escuchar esa voz que reconocería en cualquier lugar.

–Hola Lena, ya era hora de que llegaras– ¿Lena? –Mira te presento a Kimi– Y le ofrecí mi mano para que la estrechara pero solo se cruzó de brazos – ¿Se conocen?–

Y suspiré –Sí, vivimos en el mismo edificio–

–Es la idiota que me manchó mi blusa el otro día–

–Ya te pedí una disculpa e incluso te dije que te pagaría la tintorería–

–Ya, ya chicas, no se peleen– Nos dijo Jime mientras nos tomaba del cuello con sus brazos.

–Pero es que por su culpa yo…–

–Lo sé Lena, pero Kimi no es mala persona– Y la miró fijamente intimidándola un poco –Y todos cometemos errores– Y se giró a verme de la misma manera que vio a Lena –¿Verdad Kimi?–

–Sí– Respondí tragando saliva, Jime sí que podía dar miedo.

Lena solo suspiró –Sí, está bien–

–Muy bien ahora que ya está todo en calma las presento, Kim ella es Lena, la vocalista del grupo– Y me guiñó un ojo, así que es ella la chica que me quería presentar –Y Lena ella es Kim, mi ayudante en la barra–

–Hola, mucho gusto– Y una vez más extendí mi mano para que Lena la estrechara y esta vez lo hizo.

Miles de veces he escuchado y leído de esa sensación de electricidad que recorre todo tu cuerpo pero lo que yo sentí esta vez fueron miles de hormiguitas, muchas, millones de ellas. Me quedé mirando fijamente mi mano y cuando levanté la vista Lena me miraba fijamente.

–Eres la chica de la peluca azul– Y no, no fue pregunta. Y entonces pude ver como se sonrojaba. Yo solo pude afirmar con la cabeza y le regalé mi mejor sonrisa.

–Lo sabía– Dijo Jime y ambas volteamos a verla.

–¿Qué cosa?–

–Nada, nada– Y entonces Lena me soltó la mano y se dio media vuelta.

–Voy a prepararme, nos vemos luego– Y se marchó dejándonos ahí. Y fue inevitable no fijarme en su hermoso… pantalón.

–Te dije que era tu tipo– Me dijo Jime dándome un empujón con su cadera. Yo solo pude sonrojarme hasta lo inimaginable.

Jime me llevó hasta una mesa donde estaban sus amigas, a algunas las conocía de otras noches que habían venido al bar y en una mesa más alejada se encontraba Freddy con su novio, así que fuimos a saludarlos.

–Hola chicas guapas– Nos dijo mientras nos daba un beso en la mejilla –Pensé que esta vez tampoco venías Kim–

–Pues ya viste, aquí estoy–

–Pues me da mucho gusto ¿Te vas a sentar con nosotros verdad?– Y le dije que sí con la cabeza –Perfecto –A ver amor hay que traerle una silla a esta guapura– Y Pepe, el novio de Freddy muy amablemente me acercó una silla y tomé asiento –Y bueno Jime ¿Dónde está esa mujer que te ha robado el sueño?–

–Me llamó hace un ratito, al parecer tenía que ir a cenar con sus papás, pero me dijo que llegaba más al rato–

–¿Y cómo se llama?– Le pregunté, pero en eso la llamaron las chicas del grupo y ya no supimos el nombre de la chica.

El bar se llenó de tal manera que no cabía ni un alfiler, lo bueno es que hoy no trabajaba porque de seguro me tocaría repartir bebidas a las mesas. Cuando el grupo apareció en escena el grito de las fans retumbó en todo el local, Jime estaba sentada detrás de la batería y con las baquetas marcó el ritmo.

–Un, dos, tres, cuatro…–

Y entonces después del primer acorde  la voz que me ha hecho compañía estos últimos tres meses se empezó a escuchar y todo lo demás dejo de importar, solo era Lena, ella y su voz. No sé en qué momento nuestras miradas se engancharon y ahora si una descarga recorrió mi cuerpo, estaba hechizada y para nada me molestaba. Cuando terminó la quinta canción Freddy me dio un codazo y me dijo que Jime me estaba haciendo una seña, me fijé hacia donde me señalaba y el miedo invadió mi cuerpo.

–No, no es posible– Y es que la chica que tiene la loca no es otra más que mi prima –Diablos–

–¿Estás bien Kim? Te ves pálida–

–Solo necesito aire fresco, ahorita regreso–

–Te acompañamos– Dijo Pepe.

–No, no hace falta–

–Cariño si te sientes mal, avísanos y te llevaremos a casa– Me dijo Freddy muy preocupado. Solo asentí con la cabeza y me fui de ahí.

Estaba decidida a irme, no quería arriesgarme y que mi prima me viera, pero el tumulto de personas hacían muy difícil mi huida, cuando por fin llegué hasta la barra donde Rox estaba sirviendo los tragos esta noche me detuve y es que una nueva canción empezaba. Una vez más caí en el hechizo de Lena.

–Dios esa voz– Dije en voz baja.

–Es muy buena, siempre que va a cantar ella se llena el local– Me dijo Rox ofreciéndome una bebida –Anda tómatela, estás muy pálida–

–Estoy bien, es solo que tengo algo de sueño– Y creo que Rox no creyó mi mentira.

–Bueno Kimi, si necesitas algo avísame, tengo que seguir trabajando– Y le iba a pagar mi bebida pero ella levantó su mano –La casa invita –Y me sonrió antes de atender a alguien que solicitaba un tequila.

Jime estaba viendo fijamente a mi prima, jamás me hubiera imaginado que mi prima y mi “jefa” se conocieran, era extraño, mi prima siempre ha sido una de las personas en las que más he confiado y aunque en este momento moría de ganas por ir y abrazarla, preferí ir y esconderme para poder seguir escuchando a Lena. Estuve en el rincón más alejado, donde apenas y podía ver el escenario. Pude notar como Jime me buscaba con la mirada y le hacía señas a mi prima y a Freddy. Mi teléfono empezó a vibrar y al reconocer el número de Freddy decidí desviar la llamada, tenía que salir de ahí, no podía permanecer más tiempo aquí, pero, quería ver, mejor dicho escuchar a Lena.

Cuando el show terminó decidí que era hora de salir de ahí, así que emprendí mi huida. Dos coches complicaron el que yo sacara la moto, pero después de mil movimientos pude sacarla, cuando pasé por la esquina del bar noté una silueta que reconocí fácilmente.

–Hola–Lena se asustó –¿Qué haces aquí?–

–Espero un taxi– Me respondió secamente.

–Si quieres te llevo– Se sorprendió un poco –De verdad no es molestia, al fin y al cabo vamos al mismo lugar– Entonces para mi sorpresa se subió a la moto. La verdad es que pensé que le iba a tener que rogar un poco más.

–Solo maneja con cuidado– Se abrazó a mí y apoyó su cabeza en mi espalda. Mi corazón empezó a latir rápidamente ¡Dios! –Anda apúrate– Y puse la moto en marcha.

–Si necesitas algo solo toca mi brazo y me detendré–

–Está bien– En cuanto arrancamos se abrazó aún más a mí.

Pude haber ido más rápido, pero Lena no tenía casco, así que manejé como nunca y con mucho cuidado. Llegamos al edificio a las 5 de la mañana y en cuanto me estacioné ella me soltó y se bajó de la moto. No, no me gustó que se fuera tan rápido, que me soltara como si tuviera prisa, pero me tuve que recordar que ella y yo apenas nos estamos conociendo, o mejor dicho apenas esta última hora no discutimos.

La seguí hasta el elevador y al entrar apretó el botón de nuestro piso. No dijo nada pero me vio de una manera extraña, yo solo agaché la mirada y sonreí moviendo la cabeza ¿Qué pensará? Cuando el elevador llegó al piso ella bajó primero y yo la seguí, metí mi mano a mi bolsillo para buscar mis llaves.

–Si piensas que porque me diste un aventón te voy a invitar a pasar a mi departamento estás muy equivocada– ¡¿Qué?! Pero esta lo que tiene de bonita lo tiene de loca.

–No, para nada, solo quise ser amable no te preocupes, no pensaba cobrarte el favor–

–¿Entonces qué haces aquí?–

Y sin decirle nada saqué mis llaves y pasé a un lado suyo golpeando su hombro derecho a propósito y fui hasta mi puerta y la abrí. Me di media vuelta para cerrar la puerta y con mi sonrisa más burlona le dije –Buenas noches ‘vecina’–

Y ella solo abrió la boca y me miró sorprendida.

Lo acepto no pude evitar reírme y luego suspiré, me quité la chamarra y no sé porque me la llevé a mi nariz, y si, ahí estaba su perfume impregnado y entonces sonreí.

Cuando ya estaba en la cama no me quedé dormida de inmediato, estaba cansada, pero muchas cosas habían pasado esta noche; por fin sabia el nombre de mi bella vecina y había visto después de casi un año a mi prima. Ella era algo así como mi ídolo, es más grande que yo por 5 años y en realidad es la sobrina de mi madre. Siempre que veníamos de vacaciones ella era la que me cuidaba y yo la seguía a todos lados como un patito. Por eso no fue raro que fuera ella a la que le conté que me gustaban las chicas, aunque creo que fue ella la que me hizo notarlo.

Ese día había pasado por mí para ir al cine y como ya era costumbre le estaba contando sobre lo que en ese momento creía que era lo más importante para mi…

–Ya basta…jajajaja ¿Te gusta verdad?– Me preguntó mi prima sin dejar de ver el camino.

–¿Quién?– Le pregunté nerviosa.

–¿Pues quién más? No has dejado de hablar de ella– Y esta vez volteó a verme y me tomó de la mano. Y no pude responderle, a mis quince años el aceptar que me gustaban la chicas, fue… fue como si todo encajara perfectamente, pero aun así me daba mucha pena.

–Sí– Le respondí muy bajito –¿Tú cómo lo supiste?– Es que ella siempre ha aceptado que es lesbiana.

–Cielo, a mí me gustan las mujeres desde que tenía "tes" años, además dudo que sea un problema en tu familia– Y por supuesto que no era un inconveniente, por supuesto que no –Anda, sígueme contando de ella ¿Cuál es su nombre?–

Y fue la primera vez que le hablé de Juliette, de esa que… Y una lágrima empezó a escaparse –No, no vas a regalarle ni una lágrima más, nunca más ¿Entiendes?– Me dije a mi misma y me respondí, afirmando con la cabeza.

Me preguntó si Jime y mi prima llegarán a ser algo más que amigas, si es así será mejor que este alerta si no quiero que me descubran, aunque me gustaría mucho poder hablar con ella. Tal vez ella me explique qué es lo que me está pasando con Lena, aunque creo que ya sé lo que es, pero no, no debo de dejar que ella entre a mi vida, no quiero salir lastimada de nuevo. Pero es que ella es tan… tan perfecta, tan linda, tan… ¡Diablos! Y entonces sonreí, ese viaje en moto sí que me terminó de afectar, debo de conseguirle un casco para la próxima vez que viaje conmigo, pero para eso tengo que conseguir que ella viaje de nuevo conmigo en la moto, pero si ella canta cada jueves en el bar pues entonces yo… Y entonces una sonrisa apareció en mi rostro.

Pero primero ya veremos qué pasa mañana.

 

 

 

Notas finales:

Bueno eso fue todo por hoy, muchas gracias por leernos, por los comentarios y por todo. Cualquier duda con gusto pregunten que aqui estamos para responder.


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