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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Un nuevo capítulo para una nueva semana. No diré nada más porque ansío que lean este capítulo. Espero que les guste :)

XVII.

Neil salió con un pequeño dolor de cabeza del corto de Estática. Sin embargo tenía la sensación que estaba vez sí había hecho todo bien. Se sentó en una de las bancas libres frente al aula para esperar a Logan quién parecía estar batallando con un ejercicio. Sacó su móvil y fue entonces que vio un mensaje de Patrick.

“Te ordeno salir bien.”

Neil no pudo evitar sonreír al verlo y se apresuró a contestarlo.

“Todo bien. Espero. ¿Tienes algo que hacer ahorita?”

La respuesta cayó casi de inmediato.

“Comer. Comprar materiales.”

“¿Almorzamos juntos? Tú eliges el lugar.”

“Entrada peatonal en 5.”

Neil se puso de pie dispuesto a irse cuando vio a Logan acercarse—Joder, por cómo te veo creo que te ha ido de maravilla.

—¿Eh? No, no sé, ¿y a ti?

—Ni idea como se hacía el segundo ejercicio y creo que me he equivocado en un número en el quinto. ¿Ibas a algún lado?

—Iba almorzar con Patrick ¿Quieres venir con nosotros? —preguntó luego de una pausa que se hizo más larga de la necesaria.

—No, no. Ve tú. Iba comer algo rápido y repasar algo antes de la masacre con Hayes. Solo no llegues tarde. Recuerda que es a la una y media.

—Sí, sí lo sé. Bueno, nos vemos allá. Me guardas puesto si ves que se llena mucho.

Logan hizo un gesto de despedida y vio como Neil se iba de allí apresuradamente—A este paso voy a terminar creyéndome lo que dicen Leah e Isabella de la química de esos dos —murmuró para sí antes de echar a caminar a la cafetería principal donde esperaba encontrar a Leah. No le apetecía comer solo, pero tampoco estaba de humor de ser una especie de clavo entre Neil y Patrick.

***

Patrick consultó su reloj al notar que Neil ya estaba allí esperándolo. Comprobó que se había tardado los cinco minutos que le había indicado, pero no le dio mayor importancia. Terminaron en uno de los comedores que acostumbraba a ir. No se habían dicho la mayor cosa desde que se habían visto, aparte de volver a tocar el tema del corto de Estática.

—¿Estás bien? —preguntó de repente Neil—Luces francamente terrible —se había abstenido de preguntar en el camino, pero era claro que su amigo había tenido una mala noche.

Patrick suspiró. No creía que su mal aspecto se le notara, pero había dormido terrible. Dejando aparte el hecho que se había quedado dormido en el suelo de su habitación. Su sueño tampoco había ayudado. Había tenido toda clase de sueños incómodos que solo terminaron dejándolo más agotado.

—Anoche pasó algo —empezó utilizando un tono que dejaba bien en claro que no quería discutir sobre ese algo—. Me he peleado con mi abuelo y no he podido hacer las paces con él —dijo sintiéndose culpable por ello.

Neil le miró comprensivamente—Hey, no te preocupes tanto, más noche cuando lo veas le dices que lo sientes. Gabriel es seguro que te perdonará.

—Pero herí sus sentimientos —admitió con pensar. Aún recordaba la expresión que hizo cuando le dijo que no lo necesitaba. No había querido decir tal cosa, pero las palabras solo habían salido sin pensar a causa de su enojo—. Joder, no sé por qué sigo diciendo cosas que no pienso —exclamó echando su cabeza hacia atrás.

—Estabas molesto. A veces decimos y lastimamos a las personas cuando estamos de mal humor…

Patrick dejó escapar un largo suspiro —Ya, no pongas esa cara. Si te cuento esto no es para que te preocupes…

—Lo sé —aseguró Neil.

Estaban terminando de comer cuando Patrick sintió que alguien tenía la vista clavada en él. Cuando giró el rostro se encontró con tipo bastante efusivo saludándole a unas mesas. Tardó unos segundos en identificar como el sujeto que había rechazado el fin de semana, el tiempo en identificarlo fue suficiente para que este se acercara a su mesa.

—Patrick, nos volvemos a encontrar.

—Sí. ¿Cómo te va? —preguntó en tono despreocupado, aunque estaba haciendo un esfuerzo monumental por acordarse del nombre del tipo.

—Bien, bien. Estudiando como siempre y…—el chico se percató de la presencia de Neil—. Lo siento, vine a interrumpirlos. Soy John — dijo con una sonrisa, mientras aprovechaba de examinar a Neil con cuidado.

—Neil —respondió escuetamente porque de pronto se sentía intimidado ante esa mirada.

—Un placer —dijo antes de volver toda su atención a Patrick—. Oye, esta noche va a haber una fiesta en Psycho por si querías ir. Va a haber barra libre. Aunque el acceso será bastante restringido, pero si quieres ir, puedes entrar conmigo. ¿Qué dices?

Neil miraba de reojo a Patrick, quien mantenía una expresión serena y neutral, con una leve sonrisa un poco de lado que a sus ojos se le antojaba un poco provocativa—Suena excelente, pero no puedo, John. Trabajo hasta tarde ahora y no puedo escaparme por muy bueno que sea el plan.

El chico le miró derrotado—Bueno, supongo que en otra ocasión será.

—Sí, lamento no poder ir.

Neil esperaba que no lo lamentara demasiado. De pronto la presencia de John se le hizo mucho más incómoda y deseó que los dejara a solas con Patrick. Su deseo no tardó en ser concedido, los amigos del tal John lo llamaban indicándole que debían irse ya. John se despidió apresuradamente de Patrick y solo hasta cuando había avanzado unos cuantos pasos se despidió de Neil aunque no lo volteó a ver. Neil se quedó mirando como varios volteaban a verlos y luego reían y le daban unas palmaditas como queriendo reconfortarle.

Cuando finalmente los hubo perdido de vista miró a Patrick—¿Ese es el tipo del que me hablaste?

—Sí —respondió de pronto incómodo—. John. Para serte sincero si no te lo presenté era porque no recordaba su nombre.

Neil sonrió un poco—¿Te follas a la gente y luego te olvidas de su nombre?

Patrick se ruborizó un poco y fijó su vista en el plato, movió con el tenedor unas cuantas verduras que no se veían tan apetitosas— No es como si le preguntara el nombre a todos los que me follo.

Aquello Neil ya se lo esperaba, pero agradeció que al menos no se hubiera acostado con John, ni con nadie desde que se juntaba con él. Cuando sus ojos se posaron en los verdes de Patrick se sintió un poco nervioso, le parecía que podía leer sus pensamientos—Está bien. Aunque sí hubieras perdido mi respeto si te follabas al tipo ese —soltó sin proponérselo.

Aquello sorprendió un poco al mayor y le miró con cierta curiosidad—¿A qué viene eso, Evans? — exclamó divertido.

Sabía que tenía que haber estado listo para esa pregunta, pero el nerviosismo cuando la escuchó se hizo presente—N-no lo sé…—. Era verdad, ni él mismo lo sabía—. El tipo no sé. Tiene la nariz un poco torcida —exclamó buscando cualquier excusa—. Y no tenía culo…

Ante el comentario Patrick no pudo evitar soltar una carcajada, que hizo que los que estaban cerca de ellos los miraran extrañado. Muchos eran de arquitectura, y jamás lo habían visto reír de buena gana.

—¿Y desde cuándo le ves el culo a otros hombres, Evans? —cuestionó divertido.

—N-no lo hago —exclamó sintiendo como empezaba a sonrojarse a causa de la vergüenza—. Solo estaba a la vista y ya…

—Claro, claro y no es que lo esté defendiendo, pero tú tienes demasiado culo para ser hombre y por eso te parece el resto no tiene nada. Isabella lo dice a cada momento, no yo, conste. No creas que te ando escaneando.

Neil bajó la mirada avergonzado por el comentario—Pues tú tienes igual o más que yo…

Patrick sonrió divertido—Ves, y luego dices que no les ves el culo a otros hombres.

No lo hacía. Pensó Neil, pero no supo en qué momento se había sorprendido así mismo, infraganti, observando a Patrick con más detenimiento del estrictamente necesario—Mejor date prisa a comer, que aún tenemos que ir por tus materiales —le recordó intentando desviar con éxito la conversación.

Una vez llegaron a la librería costó un poco que los atendieran porque estaba bastante lleno—¿A qué horas es que tienes la reposición? —preguntó mirando el reloj que marcaba la una y cinco.

—Una y media, tranquilo. Tenemos tiempo.

—No lo sé, quizás deberías avanzar —en el momento en que pronunció eso llegó su turno para que los atendieran. Rápidamente les fue dado los pliegos de cartón con los diversos grosores, el papel vegetal, y demás materiales. La encargada de despachar le preguntó si necesitaba algo más, pero Patrick se había quedado viendo unos plumones.

Neil miró de reojo a Patrick—¿Vas a llevarlos?

—No, creo que no. Cuestan cinco dólares cada uno y necesito dos, pero si los compro me quedo sin dinero para el taxi.

—¿Taxi?

—Sí. Hay paro de buses. Si quiero llegar al trabajo antes de las seis supongo que tendré que pagarme un taxi.

—Cómpralos —lo animó—. Anda, yo voy a dejarte. Los vas a necesitar no solo para un proyecto, sino para varios. Es buena inversión.

—No lo sé…

—Anda. Ya dije que yo iba a dejarte. No te hagas el de rogar.

Patrick suspiró derrotado. Cuando se trataba de discutir con Neil llevaba las de perder. Salieron del local bastante cargados—Me he quedado sin un centavo por hacerte caso, Evans, más te vale que cumplas tu palabra.

—Ya te dije que no tienes de qué preocuparte. En el peor de los casos saldré como las cinco y media de ese parcial —dijo mientras volvían a entrar a la universidad.

—Bien, me prepararé para lo peor.

—Oye, me he preparado mucho para no cagarla de nuevo —se quejó mientras se dirigían a las aulas magnas—. No me hagas sentir que he estudiado en vano.

—Solo bromeaba —se apresuró a decir. Sabía bien lo mucho que Neil se había esforzado por mejorar—. Sé que te irá bien. Solo no te pongas nervioso y has todo con calma.

—Ya sé, ya sé…

—Bueno ahora entiendes al menos lo que te preguntan eso ya es un gran avance.

—¡Hey! Deja de animarme tanto que vas a conseguir deprimirme antes de tener la papeleta frente a mí.

—Vale, vale, pero ya en serio. Sé que puedes hacerlo.

—Gracias, Pat —dijo mientras se detenían frente al aula—. Bueno, supongo que te veré luego— exclamó mientras le pasaba las cosas que le ayudaba a cargar—. ¿Seguro que puedes con todo?

—Claro que sí. No es la primera vez que lo hago. Además planeaba empezar a dibujar las piezas para mi maqueta. Creo que es hora que enfrente a Landerson. No quiero que piense que he huido de él — la expresión relajada de Patrick cambió cuando Daniel pasó a un lado de ellos.

—Buenas tardes —saludó animadamente—. ¿Listo, Neil?

—Sí. Eso creo.

—Bueno, será mejor que vayas a buscar puesto —Daniel posó su mirada en Patrick—. Buenas tardes, señor Smith —dijo con cierta cautela, pero Patrick no respondió.

—Te veo luego, Evans —exclamó antes de darles la espalda y alejarse de allí.

Cuando se hubo alejado lo suficiente se giró y notó como tanto Neil como Daniel habían entrado en el aula. Dejó escapar un resoplido, no entendía por qué Daniel seguía queriendo hablar con él. En especial cuando él mismo le había dicho que nunca quería que le dirigiera la palabra, y menos en público. Habían pasado ya varios años de eso, y a veces quería creer que había cambiado, pero no quería correr el riesgo. Se terminó sentando en una de las bancas que estaban cerca. Estiró un poco sus pies y decidió relajarse hasta la siguiente clase. Sacó su celular y notó una llamada perdida de Fabio. No había pasado más de quince minutos así que decidió llamarle—Hola, ¿Llamaste?

—¿Aló? Sí, Patrick, este quería pedirte un favor. ¿Me pasas los apuntes de las clases de la tarde? Tengo que ir a ver a mi padre, ya sabes, cosas de la boda.

—¿Aún no te has zafado de ese embrollo?

—No es tan sencillo.

—Vale, pero tu padre debe tener amigos a quién puede pedírselo si te rehúsas. No creo que te odie por negarte, pero allá tú, por mi parte no te preocupes que luego te paso los apuntes.

—Gracias, Patrick. Nos vemos mañana entonces. Cuídate.

—Vale, adiós.

Iba a guardar su celular cuando este volvió a sonar. No conocía el número, pero igual contestó suponiendo que era Fabio a quien se le había olvidado decirle algo—¿Aló? ¿Fabio?

—No, no ¿Patrick? ¿Eres Patrick verdad? —la voz sonaba ansiosa.

—¿Quién habla?

—Herm. Soy Herm. Tu vecino.

—Oh, sí. Señor. ¿En qué puedo ayudarle?

—Se trata de tu abuelo —a esas alturas Herm ya no intentaba esconder la preocupación de su voz—. No sé qué ha pasado. Vine y me dijeron que había tenido una especie de accidente ¿Aló? ¿Patrick? ¿Me oyes?

—¿Accidente?

—No puedo darte muchos detalles, porque no estaba presente. Solo sé que lo encontraron inconsciente en las gradas del edificio. La ambulancia acaba de venir a llevárselo. Van para el Hospital General.

Patrick apenas fue consciente en el momento en que agradeció al señor Herm y después no supo que hacer. Sus pies corrían, pero no en dirección a la salida de la universidad—Neil —susurró sintiéndose presa del pánico por primera vez en muchos años—. Neil…

Entró a la magna y su mirada no tardó en localizarlo estaba justo enfrente a la tarima donde Daniel se encontraba. Sus pasos resonaban con fuerza hasta que llegó a la primera fila. El parcial había empezado ya, pero todos despegaron la vista de su papeleta confundidos al notar a Patrick entrar—Señor Smith, estamos en parcial —exclamó confundido Daniel al verlo entrar. No recibió ninguna respuesta, solo lo vio avanzar hacia adelante—. Agradecería que tuviera la amabilidad de salir —Patrick no contestó—. Señor Smith —repitió Daniel empezando a sentirse frustrado ante la falta de respuesta. Neil fue el último en alzar la vista confundido, pero al notar la expresión de Patrick sabía que algo no iba bien—. Patrick, dije que….

—Ya escuché la primera vez —exclamó mientras llegaba hasta donde Neil—Vámonos —suplicó inclinándose hacia él,  intentando en vano que la gente no los mirase o intentase escuchar lo que decían.

Neil no comprendía nada—¿Eh? Pat, n-no puedo, estoy en medio de parcial.

—Vámonos, Evans, es importante. Vámonos —Patrick sentía que el aire la faltaba. Estaba allí, frente a Neil, pero cada minuto que perdía podría no ser recuperado.

—Señor Smith, le he pedido que se retire de mi aula.

La voz de Daniel llegó con aquella autoridad que odiaba—¡Cierra la boca, Daniel! —giró furioso—. Esto no tiene nada que ver contigo —Daniel no entendería. Él nunca comprendería nada, pensaba mientras volvía a ver a Neil—. Evans, vámonos, es una emergencia. Es mi abuelo —dijo desesperado—. No sé qué pasó, solo sé que se lo acaban de llevar al hospital. No sé por qué o qué tan grave está…

—Patrick yo…— Neil jamás lo había visto así.

Las manos de Patrick temblaban, sentía que su voz se iba a quebrar en cualquier momento y no quería que nadie lo viera en ese estado tan deplorable—Neil, te estoy suplicando, por lo que más quiera. Necesito que me lleves. Eres al único a quién puedo pedírselo. Eres en el único en quién confío. Si algo le pasa a mi abuelo…

—Vaya, señor Evans —Neil apartó la mirada de Patrick y miró al ingeniero Hayes—. Vaya— repitió por si no le había quedado claro—. Es obvio que es una emergencia. Vaya, luego hablamos.

Neil asintió—Gracias —fue todo lo que dijo antes de ponerse de pie y tomar sus cosas. Solo alcanzó a ver la mirada preocupada de Logan, pero antes que pudiera decir algo, Patrick lo tomó de la mano obligándole a que se apresurara.

Patrick solo volteó a ver a Daniel dedicándole lo más parecido a una mirada de agradecimiento antes salir corriendo de allí.

—¿Tus cosas? —preguntó Neil confundido al ver la falta de estas.

—Y-yo…

—Allá están —le indicó divisándolas a unos metros de ellos. Neil se apresuró a tomar parte de ellas y a echar a correr intentando seguirle el paso a Patrick, pero era obvio que en condición física llevaba las de perder.

Jamás había recorrido el trecho de la universidad hasta su casa tan rápido. Sentía los músculos arder del esfuerzo, en especial cuando subieron la cuesta hasta su casa. Neil abrió la casa rápidamente para tomar las llaves del auto. Echaron todo en la parte de atrás y arrancó lo más rápido que pudo—¿A qué hospital? —preguntó aun intentando recuperar el aire.

—El General. Yo te digo la ruta más rápida —dijo Patrick mientras se ponía el cinturón de seguridad.

—De acuerdo. Guíame —dijo mientras salían de la colonia. No tardaron en encontrarse con un semáforo en rojo. Neil miró de reojo a Patrick y notó como sus manos temblaban y mordía su labio insistentemente—. Pat, todo va a estar bien. Estoy aquí. No te voy a dejar solo en esto —no recibió respuesta por lo que Neil nunca podría saber que esas eran las precisas palabras que Patrick necesitaba escuchar en esos momentos.

***

Neil creyó que Patrick saldría corriendo apenas estuvieran frente al hospital, pero se equivocó. Ambos bajaron del automóvil. Patrick parecía incapaz de dar un paso—Vamos —le indicó Neil con gentileza—. Anda, no tengas miedo.

Neil miraba preocupado a Patrick, pero de a poco fue aumentando la velocidad de sus pasos. Cuando entraron a emergencias Neil se apresuró a ir hasta el mostrador al ver que Patrick era incapaz de hablar—Hola, disculpe, necesitamos información de Gabriel Smith. Nos dijeron que lo habían traído a este hospital.

—¿Son familiares?

—Sí, es nuestro abuelo —mintió Neil, solo porque Patrick no se veía en condiciones de responder a nada en esos momentos.

La persona en el mostrador consultó rápidamente la computadora—Sigan este pasillo la tercera puerta a mano izquierda, está en la segunda cama.

—Gracias…—Neil se giró, pero notó como Patrick ya se había adelantado unos cuantos metros.

Apenas se había alejado lo suficiente del mostrador, Patrick echó a correr. Sabía que no debía hacerlo, pero necesitaba ver a su abuelo. En el estado que fuera, solo necesitaba verlo. Su mente solo repetía: Por favor, por favor, no te lo lleves. No a él. Llegó sin aliento hasta el lugar que le habían indicado, apenas entró lo vio—A-abuelo…

Gabriel estaba acostado mirando al techo, su aspecto hasta hace momentos era sereno, a pesar de algunos moretones. Tenía un brazo enyesado y un vendaje en la cabeza. Al escuchar la voz de Patrick se sentó con cierta dificultad—¿Patrick? ¿Qué haces aquí?

Está bien, pensó Patrick quien sentía un nudo en su garganta. Está vivo. Está aquí. Sus labios temblaban—¿Qu-qué hago aquí? —. Quería que su voz sonara tranquila, pero sonó estrangulada—. Mierda…— murmuró al sentir sus ojos arder—. Mierda…mierda…—No quería llorar. No allí. Pero no podía evitarlo. Estaba en el umbral de la puerta llorando, intentaba apartar las lágrimas de sus ojos en vano. Su pecho dolía. Su abuelo estaba vivo. Gabriel. La persona que más le importaba en todo el mundo seguía allí. Aún con sus ojos cargados de lágrimas cruzó la estancia y lo abrazó.

—Muchacho, esa lengua.

—No molestes, abuelo. Demonios, y-yo, mierda—se aferró más a Gabriel. Su cuerpo temblaba—. C-creí que…ni siquiera puedo decirlo. Maldición. Me llamaron. Me dijeron que te habían llevado en una ambulancia, ¿cómo demonios quieres que no me preocupe? —su voz se quebró—. A-abuelo…abuelito…y-yo…—no quería pensar en nada.

—Hijo, estoy bien —le aseguró mientras lo abrazaba lo más que el yeso en su brazo se lo permitía—. Estoy bien.

—No inventes. Tienes un yeso, y mírate. E-esto no es estar bien—dijo separándose de él. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Estoy bien —le aseguró mientras ponía una mano en sus cabellos—. Ya no llores, que me vas a hacer llorar a mí también.

Al escuchar eso sus  lágrimas solo se hicieron más abundantes—E-eso intento, pe-pero no puedo —exclamó avergonzado intentando quitárselas, pero entre más se esforzaba por pararlas más parecían caer—. Es solo que por un momento creí…

—Patrick, ya estoy viejo. Sé que no quieres escucharlo, pero tarde o temprano…

—No, no quiero —odiaba sonar tan infantil, pero no podía evitarlo—. No quiero, no abuelo. No quiero que te mueras. Nunca voy a estar listo. Yo te necesito. Te necesito, sé que ayer…

—Sé que no lo dijiste a propósito.

—Lo siento, lo siento tanto, si no hubiera podido decirte lo contrario y-yo nunca me lo hubiera perdonado. Lo siento, yo no sé por qué soy así —exclamó arrepentido con ojos llorosos. Lo abrazó nuevamente porque necesitaba sentirlo. Necesitaba saber que era real. Quería estar seguro que en verdad estaba bien—. La-lamento ser así, por más que intento ser bueno siempre te hago sufrir. Te hago sufrir aun cuando sé que eres la única persona que le importo, que me necesita…—durante todo el camino no pudo evitar pensar en todas las veces que había intentado alejar a su abuelo de su vida, solo porque creía que así sería más fácil cuando tuviera que partir; porque no quería volver a sentir esa soledad cuando su madre se fue o cuando su abuela murió, porque sabía que no era tan fuerte como para volver a soportarlo.

—Lo sé, sé que lo sientes. Está olvidado, Patrick —le aseguró—. No tengas miedo a necesitar a otras personas. No tiene nada de malo ¿sabes?

Patrick bajó la mirada—Por un segundo creí que me quedaría completamente solo— admitió—. Pensé que tú también me dejarías. Y-yo…no quería. No quiero estar solo.

Gabriel acercó a su nieto y lo estrechó en sus brazos. No importara que tan alto, maduro e independiente se haya vuelto; siempre estaba allí ese niño dentro de él. Aquel niño al cual Gabriel intentaba desesperadamente proteger—No lo estás. Nunca vas a estarlo…—le aseguró. Alzó la mirada y notó en el umbral de la puerta a Neil.

—Eso no es verdad.

—¿Por qué no miras a la puerta y ves que no me equivoco? —Patrick hizo lo que su abuelo le pidió y notó a Neil en la puerta—Lo ves. Siempre tendrás a alguien a tu lado.

Patrick no dijo nada, ni tampoco se molestó en limpiar las lágrimas que estaban en sus ojos. La mirada de Neil le indicaba que estaba bien llorar, que no había porqué avergonzarse.

—Lamento si mi nieto te causó problemas.

Neil sonrió un poco—Ninguno. Es bueno saber que está bien, Gabriel. Eso es lo único que importa ahora.

—Pero no entiendo ¿qué pasó? —preguntó Patrick una vez se hubo tranquilizado.

—Aparentemente sufrí un desmayo. Caí mal sobre mi brazo y me di un leve golpe en la cabeza. Cuando desperté estaba aquí. Un doctor me dijo que me harían unos cuantos exámenes. De seguro no tarda en venir.

Patrick asintió, pero no se sentía del todo seguro con esa respuesta. Miró a Neil quien simplemente le sonrió aliviado. Él también se había preocupado por su abuelo, pensó—Descansa…— pidió.

Después de dos horas y luego de unas pruebas apareció el médico con los resultados. El desmayo había sido producido por una anemia severa, fuera de eso no parecía haber nada anormal, pero decidió dejar a Gabriel en observación por veinticuatro horas. Quería asegurarse que el golpe que había recibido en la cabeza no fuera nada de mayor cuidado, en lo que respectaba al yeso tendría que usarlo un mes.

Les pidieron a Patrick y a Neil que fueran a la sala de espera para acomodar a Gabriel en otro pabellón, ya luego iría un enfermero a indicarles donde estaría. Salieron en silencio y tomaron asiento en una de las bancas más alejadas de todos.

—Lo siento —pronunció Patrick mientras le miraba de reojo—. Al final no era nada tan serio, y he hecho que pierdas el parcial.

—Me alegra que no fuera nada serio y no te preocupes. Soy yo quién debería disculparme.

—¿Por qué?

—Por haber dudado tanto en acompañarte. Cuando te vi supe que algo iba mal, y aun así dudé en acompañarte. Lamento eso —dijo mirando el techo del hospital—. Aunque me sentí feliz cuando me dijiste que solo confiabas en mí —admitió—. ¿Es eso verdad, Pat? ¿O solo fue algo que dijiste para que te trajera acá?

—¿Crees que en esos momentos estaba en condiciones para pensar como manipularte? —preguntó un poco avergonzado. Ahora que estaba más tranquilo podía analizar fríamente sus emociones—. Supongo es verdad —admitió. No había otra razón para que haber ido directamente hasta él. Incluso se avergonzaba en reconocer lo mucho que había necesitado a Neil: el mirarlo, escucharlo, el simple hecho que estuviera a su lado había sido más que suficiente para él para soportar el camino hasta el hospital.

—Me alegra que confíes en mí. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea.

—Lo sé —dijo cruzándose de brazos—. Ahora lo sé, Evans, más que nunca.

Neil aún vacilante miró a Patrick. Su cuerpo se estremeció ante la intensidad de aquellos ojos verdes, que se mostraban tan transparentes ante él. Sabía que era una locura, pero en esos momentos, creía que si los miraba fijamente podría ver a plenitud todo el ser de Patrick.

Mierda. Pensó. Mientras una sonrisa, que expresaba su derrota, se dibujaba en su rostro. En verdad me gusta. Jamás pensó descubrirlo de una forma tan extraña, pero ya no tenía dudas. En verdad le gustaba Patrick. Su amigo. Quizás mucho antes que él se diera cuenta, pero hasta hacía minutos atrás fue plenamente consciente que en verdad le gustaba. Una mirada bastó, para que se diera cuenta. Cuando aquellos ojos cargados de lágrimas, las cuales se quedaban atrapadas en aquellas largas pestañas, se posaron en él supo que aquello era más profundo que el sentimiento de amistad.

Los últimos días había estado dudando sus sentimientos hacia Patrick, pero ahora la verdad lo había golpeado tan fuerte como un balón de fútbol directo al rostro. Aquel Patrick tan frágil lo había derrotado, obligándose a admitir que encontraba una extraña belleza en aquellos ojos que reflejaban angustia. Probablemente la imagen de Patrick con su rostro lleno de lágrimas no era exactamente la versión más atractiva de él; sin embargo, aquella imagen le había golpeado con fuerza. Había visto en las últimas semanas muchas facetas de Patrick Smith, pero esa que reflejaba semejante vulnerabilidad había sido la que más le había cautivado. Mientras lo miraba había tenido un urgente deseo de besarle, de indicarle que todo estaría bien, que no estaba solo. Ese deseo había sido tan fuerte así como el de desear hacerlo reír, verlo feliz.

—¿Qué? —preguntó Patrick mientras alzaba una ceja.

—Nada, Pat. No me hagas caso.

—En verdad, a veces creo que no puedo comprenderte.

—Ni yo me comprendo —admitió a su pesar. Justo ahora su mundo se estaba poniendo de cabeza. Ahogó una risa, porque ese deseo de besarle estaba allí todavía, cosquilleándole los labios—. Pero creo que empiezo a hacerlo…—. Aquello que había sentido frente al tal John habían sido celos. Apartó la mirada avergonzado. Él había sido presa de los celos, algo que nunca le había pasado antes, ni en sus relaciones anteriores—. Creo que se tardarán un poco en acomodar a Gabriel.

—Si quieres irte no tengo ningún problema.

—No quiero irme. Solo fue un comentario —exclamó mientras rebuscaba en sus bolsillos y sacaba su iPod, le tendió uno de los audífonos a Patrick quién lo aceptó de buena gana—. Creo que debemos ponernos cómodos.

—Eso creo…—dijo mientras cerraba sus ojos. Se estaba quedando dormido mientras los suaves acordes de Coldplay resonaban en su oído. Su cabeza se deslizaba lentamente hasta el hombro de Neil. No había tenido una buena noche, recordó. Una vez su cabeza se posó en el hombro de este, no quería moverse, pero tampoco quería incomodar a Evans.

Abrió sus ojos con cierto pesar y sintió una mirada en él. Alzó un poco la cabeza confundido, pero ya no había nadie donde creía que lo habían estado observando. Patrick lo atribuyó a su imaginación y volvió a apoyar su cabeza en el hombro de Neil, el cual contra todo pronóstico era bastante cómodo, a tal punto que no tardó en dormirse.

Neil sonrió al notar la respiración relajada de Patrick. El rostro estaba oculto por la maraña de risos azabaches. Alzó un poco el iPod para no moverse mucho y despertar a su amigo, cambió la canción y se fijó en la hora. Logan y el resto llevaban más de tres horas en el parcial. No se arrepentía de haber venido, pensó.

Además el haberse dado el lujo de haber ido hasta allí le hizo comprender mucho más sus sentimientos hacia Patrick; sin embargo no quería precipitarse con ellos. Quería comprender bien las implicaciones que llevaban.

Ya no era un niño, pensó, que creía que si no decía justo lo que sentía en esos momentos hacia alguien, el momento pasaría y todo se perdería. Neil había aprendido que entre más apresuraba las cosas, peor terminaban. Era como si quisiera forzar algo que aún no era seguro que se daría, por lo que prefería analizar sus sentimientos no al calor del momento, sino esperar un poco y analizarlos con la mente fría; o al menos eso era lo que había aprendido a las malas.

Otro aspecto que preocupaba a Neil y que no había sido capaz de decírselo a nadie era el temor que se había generado en él de mantener relaciones sexuales con alguien, no porque tuviera una mala experiencia, el problema era después. Sus dos primeros noviazgos habían sido los típicos de alguien en plena adolescencia: explosivos, caóticos, impulsivos. Había confesado sus sentimientos apenas se había dado cuenta que le gustaba alguien.

Por alguna extraña razón Neil no se preocupó nunca del rechazo. Quizás porque para esas alturas había visto, y leído demasiadas historias y asumía el rechazo como una parte natural de la vida. Fuera cual fuera la razón, quizás fue esa misma confianza en sí mismo hizo que no fuera rechazado, por lo que nunca se vio en dificultades de tener pareja. Los primeros meses de sus relaciones eran a ojos de Neil igual que los del resto: llamadas, mensajes, besos, abrazos. Todo eso podía manejarlo a la perfección. El problema era después.

Maya, había sido su primera novia, llevaban seis meses de noviazgo cuando tuvieron sexo por primera vez. No fue nada planeado, al menos de parte de Neil, posteriormente se enteró que la hermana mayor de Maya le había sugerido a esta que ya era hora que lo hicieran para mantener “la chispa” de la relación, no sabiendo que eso sería la causa de la extinción de esa.

Neil había llegado un día antes de su cumpleaños número quince a celebrar su cumpleaños con Maya. Habían rentado unas películas, así que planeaban verlas juntos al cuidado de la hermana de Maya, puesto que los padres de estas habían salido de la ciudad. Maya le había sugerido a Neil que subieran a su cuarto porque su hermana iba a estudiar con unos cuantos amigos para un parcial de la universidad.

Las cosas habían transcurrido con la normalidad acostumbrada ante los ojos de Neil. No era la primera vez que estaba en el cuarto de Maya, por lo que no se sentía nervioso, cuando terminaron de ver la primera película Neil fue consciente por primera vez del ruido que había abajo.

—¿Quieres ir a ver? — Preguntó Maya con ojos llenos de picardía y de curiosidad. Neil no sabía que responder, después de todo era bastante obvio por los sonidos lo que estaba sucediendo allá abajo, pero al no decir nada la chica lo tomó como una afirmación. Así que lo tomó de la mano y lo guio hasta las escaleras, donde se sentaron a ver todo desde la seguridad de su escondite.

Neil no podía apartar la mirada de allí, no era que nunca hubiera visto una porno con anterioridad. Había visto en un par de ocasiones, unas por accidente y otras más por deseos de sus amigos y él no se había atrevido a negarse, pero era la primera vez que veía algo en vivo y sus hormonas se alborotaron al ver aquello. Sus oídos estaban saturados de sexo y no pasó mucho tiempo para que su entrepierna pulsara insistentemente bajo sus pantalones. Se sentía avergonzado de reaccionar así, pero se sorprendió cuando sintió la mano de Maya frotarse contra su jeans, la sorpresa fue tanta que soltó un pequeño jadeo, confundido miró a la chica.

—Déjame hacerte lo mismo que ella—susurró la chica mientras señalaba a la pareja que estaba en el sofá. La chica estaba arrodillada dándole una felación al chico—. ¿Quieres? — había susurrado Maya antes de sentarse en su regazo, y fue cuando se percató que la chica también estaba excitada.

—N-no lo sé…tu hermana…—exclamó buscando alguna excusa—. Alguien puede vernos….

—Es algo natural, no te avergüences —Había exclamado en el momento en que desabrochaba el pantalón de Neil. La razón del chico, le decía que al menos debería de hacerlo donde nadie pudiera mirarlos, pero cuando los dedos de la chica acariciaron su erección fue su perdición.

Esa noche fue la primera vez de Neil, y solo recuerda que lo habían hecho allí mismo, en las escaleras. No había sido el lugar más cómodo, pero considerando el estado de ambos había sido suficiente para ambos. Aquello terminó demasiado rápido para Neil y después de hacerlo se quedó confundido. En especial cuando se percató que los que estaban abajo los escucharon.

Aquella noche cuando estaba acomodado en su cama se arrepintió tanto de haberlo hecho, no porque no hubiera sentido placer, sino porque él había esperado mucho más que eso, no sabía el qué, pero aun no sabiéndolo al menos tenía la certeza que había hecho todo mal con Maya esa noche.

Dos meses después cortó con la chica, al verse imposibilitado de compenetrar con ella sentimentalmente, parecía que de pronto la chica no tuviera nada más que ofrecerle emocionalmente hablando. Era como si el conocerla de una manera física hubiera bloqueado su capacidad de conocerla más a fondo emocionalmente.

Con su segunda novia, Jaz, pasó lo mismo. Luego de tener relaciones con ella la relación no lo llenó en absoluto y cada vez que veía a la chica era una especie de tortura porque sabía que tarde o temprano terminarían teniendo sexo para ver si podían compensar la falta de química fuera de la cama.

Por último llegó Liv a quién nunca presentó a nadie como su novia, pero ella si lo presentaba como su novio a sus amigos, y aunque las cosas fueron bien por un tiempo una vez tuvieron relaciones sexuales todo pareció estropearse.

Muchas veces se encontró Neil preguntándose así mismo si había algo malo con él; puesto que poco a poco sus amigos iban atreviéndose a presumir de sus ligues y notó como casi todos después de haber tenido sexo con sus parejas parecían de alguna manera más emocionados con la idea de tener pareja, y luego estaba él, quién lejos de emocionarse más con la idea de tener a alguien le producía un profundo malestar.

Después de tres intentos perdió todo interés en intentar seguir buscando a alguien con quién no sintiera que estropearía su relación si había sexo de por medio, y se dedicó por completo a sus estudios, los libros y el teatro. Nunca sintió que se estaba perdiendo alguna etapa importante, quizás porque había empezado mucho antes que su círculo de amigos. Nunca volvió a sentirse atraído por nadie mientras terminaba su educación básica.

El primer año de universidad fue igual, a tal punto que Neil llegó a pensar que quizás esas experiencias habían sido suficiente para que aprendiera la lección y dejara las relaciones a las personas que tenían la estabilidad emocional de vivir una relación a plenitud, pero ahora…

Ahora había aparecido Patrick, y volvía a sentirse atraído por alguien, pero no de la manera explosiva que se había sentido por Maya, Jaz o Liv. Esta atracción era diferente, y no solo por el mero hecho que Patrick fuera hombre, sino había algo más.

Neil miró de reojo a Patrick quién seguía dormido. Había algo en esa atracción que era una especie de emoción contenida, que a ojos de Neil podía ser mucho más peligroso a la larga porque no sabía en qué momento esa emoción pudiera explotar sin previo aviso.

La parte divertida, al menos así lo pensaba Neil. Era que en ningún momento se había detenido negarse quería a Patrick y que también sentía esa atracción física, algo que si había sucedido en todos sus casos anteriores. Esta vez era una aceptación sumisa, como si el desenlace lo hubiera sabido desde hacía mucho.

Los minutos seguían, y Neil se había rendido ante la verdad, por lo que decidió que seguir pensando al respecto no cambiaría nada. Así que solo estaba allí, con la música del iPod resonando en su cabeza, plasmando ese momento en su memoria, aunque no sabía bien qué era lo que debería darle mayor importancia: si el momento en sí, Patrick a su lado o sus emociones las cuales eran profundamente confusas en esos momentos.

Patrick se removió un poco, y los rizos le hicieron un poco de cosquillas en su barbilla, cuando terminó de acomodarse sintió un escalofrío cuando Patrick aspiró con profundidad sobre su cuello. Neil giró un poco el rostro y notó como el otro no se había despertado. Quitó el cabello que caía sobre su rostro y pudo apreciar por completo el rostro sereno de su amigo. Sonrió inconscientemente al verlo dormir. Se quedó observándolo hasta que sintió la mirada sobre ellos, confundido alzó su rostro, pero no encontró a nadie que los observase.

Miró su reloj confundido. Había transcurrido más de media hora desde que les habían informado que iban a cambiar de habitación a Gabriel, iba a despertar a Patrick para que fueran a preguntar qué sucedía cuando vio cuatro figuras entrar apresuradas.

—¡Ya, vale, vale yo pregunto, dejen de presionarme! Pero odio ser siempre yo la que termina preguntando siempre.

—Isabella, solo pregunta de una maldita vez.

—Hola, ubíquense. Nadie me ha dado el nombre. No puedo ir y decir: ¡Hey buscamos al abuelito de Patrick Smith! ¿nos puede decir cuál es su habitación?

—Pat…—susurró Neil removiéndolo un poco.

—Hmp…

—Hey, Pat, despierta —pidió con gentileza.

El mayor alzó la cabeza aún somnoliento—¿Pasó algo? —Neil sonrió un poco y señaló donde se encontraban los Títeres—¿Eh? ¿Pero qué hacen aquí?

Neil sonrió divertido—¿No es obvio? Están aquí por ti —Patrick le miró lleno de incredulidad a lo cual Neil negó con la cabeza y le indicó que fueran hasta donde se encontraban. Apenas se pusieron de pie Leah los divisó.

—¡Patrick! —exclamó la chica caminando hasta él y lo abrazó con tal fuerza que dejó a Patrick sin aliento— Logan nos contó apenas salió del parcial de Hayes. ¿Estás bien?

—¿Cómo está tu abuelo? —se apresuró a preguntar Logan.

Al ver a Patrick incapaz de hablar Neil tomó la palabra—Está bien. En estos momentos lo están trasladando a otra habitación. Parece que no es nada grave, pero los doctores pidieron que se quedara en observación esta noche.

Todos suspiraron aliviados—¡Qué bueno! —exclamó Isabella mientras abrazaba a Patrick.

—Son buenas noticias —exclamó Víctor—. Por cierto, Emma quería venir, pero está en las montañas con los de Biología. Me pidió que la disculparas por no estar aquí, pero creo que se sentirá más aliviada al saber que no es nada grave.

Patrick miraba confundido la escena. No comprendía que hacían todos allí. El motivo era claro, pero aun así no comprendía por qué se habían tomado las molestias en ir hasta allí.

—Fabio estaba ya con mi padre cuando se enteró. Quería regresarse, pero le dije que lo mantendría informado. Regresa mañana, así que supongo que te hablará a tu celular más tarde —se apresuró a decirle Isabella.

—E-está bien.

Logan sonrió un poco—Creo que Patrick aún no entiende que estábamos preocupados por él.

—¿Eh? ¿Es verdad? —preguntó Leah—. No seas idiota, Patrick, ¿tan insensibles nos crees? Lo menos que podíamos hacer era venir a acompañarte. Sabíamos que estabas con Neil y eso de alguna  manera nos tranquilizaba, pero nosotros también somos tus amigos.

—Exacto, también nos preocupamos por ti,  Smith. Aunque no lo creas— Dijo Isabella cruzándose de brazos.

—No solo eres parte de los Títeres. Eres nuestro amigo —puntualizó Víctor.

Patrick se quedó sin palabras al escucharlos. Nunca creyó que lo consideraran su amigo, no es que se llevaran mal, pero él nunca había hecho el esfuerzo de agradarles y aun así parecían haberlo aceptado. Miró a Neil quién le sonrió un poco— Y-yo…este no sé qué decir…—admitió.

—No tienes que decir nada, Pat, después de todo no estás solo. Nos tienes a nosotros —le aseguró Neil con rotundidad.

—Y-yo…— Sintió un pequeño nudo en su garganta, pero hizo un esfuerzo por ignorarlo—. Lo aprecio mucho.

Minutos más tardes apareció un enfermero  se dispuso a guiarlos a donde habían trasladado a Gabriel, pero al ser demasiados tuvieron que entrar de dos en dos. Patrick se sentía extraño al presentarle a su abuelo a los Títeres. Primero fueron Leah e Isabella, de esta última Patrick agradeció profundamente que no hiciera algún comentario fuera de lugar. Las chicas parecieron felices de poder hablar con Gabriel, y este pareció complacido con su presencia. Estuvieron charlando alrededor de diez minutos antes que entrasen Logan y Víctor. Ambos se mostraron muy respetuosos y formales, como era su naturaleza, pero poco a poco perdieron la timidez inicial, y como era de esperarse Gabriel logró congeniar con ellos fácilmente. Luego de diez minutos salieron y Neil volvió a entrar esta vez solo acompañado de Patrick.

—Finalmente he conocido a todos tus amigos —dijo Gabriel con una sonrisa.

—No todos. Faltan Fabio y Emma. No pudieron venir por unos compromisos que tenían —dijo Neil con amabilidad—. Ambos están felices que no sea nada grave, y esperan poder conocerlo pronto.

—Yo también espero conocerlos prontos. Dales las gracias por preocuparse —pidió Gabriel.

Neil asintió antes de mirar de reojo a Patrick—Bueno, creo que yo los dejaré un rato. La hora de visita casi termina. Estoy seguro que aún querrán hablar.

—De nuevo gracias por todo lo que has hecho por mi nieto, Neil.

—No se preocupe, como dije, también estaba preocupado por usted. Sé que es poco tiempo el que nos conocemos y el que hemos convivido, pero realmente le he ganado aprecio —se sinceró.

—Opino lo mismo, Neil —Gabriel lo vio salir de la habitación—. Tienes un buen amigo a tu lado, Patrick. No es fácil encontrar a personas como él hoy en día.

Patrick sonrió un poco, semanas atrás su abuelo temía que Neil lo lastimara y ahora agradecía porque fuera su amigo. Realmente Evans podía ganarse a las personas con facilidad—¿Cómo te sientes?

—Mejor, mucho mejor. El dolor de cabeza desapareció con los medicamentos que me dieron. Además tus amigos me distrajeron también. Son bastante simpáticos.

—Eso creo —aún se sentía extraño en catalogarlos como sus amigos, pero después de la genuina preocupación que le habían demostrado no tenía muchas categorías en donde poder ubicarlos.

—Me alegra, ¿sabes? —comentó Gabriel con aire pensativo— Que poco a poco te vayas permitiendo conocer a más personas. No todos los que se acercan a ti van a lastimarte— le dijo mientras le ponía una mano en el hombro.

—Abuelo…

Gabriel sonrió un poco al ver como su nieto se ponía a la defensiva. Sabía que odiaba esos temas; sin embargo, él los tocaba no con el deseo de molestarle, sino con la intensión de hacerle ver que no había nada de malo en confiar en las personas correctas—Lo siento, solo estoy feliz ¿sabes?

—¿Por qué no soy tan antisocial como creías? —preguntó con cierto sarcasmo.

—En parte —admitió Gabriel—. Bueno, supongo que ya que me obligarán a quedarme aquí tú tendrás que ir a la casa a darle de comer a Niebla.

—¿Eh? N-no, yo no quiero dejarte solo— se apresuró a decirle.

—Muchacho, solo es una noche. No va a pasarme nada. Además aquí no sobran precisamente las camas.

—Puedo dormir en una silla. No me importa —insistió. No quería dejar a su abuelo solo en un lugar como ese.

—Patrick, ya has faltado a tu trabajo y tampoco puedes descuidar la universidad. Estoy bien. No es nada grave. Puedes irte a hacer tus cosas en paz. Nos vemos mañana en la casa.

—No, claro que no. Abuelo no me puedes echar.

Gabriel sonrió divertido ante la terquedad de su nieto—No te estoy echando. Te estoy pidiendo que vayas y le des de comer a Niebla. Ese gato arma un drama con un tiempo de comida que le demos tarde.

—Pero…

—Patrick, obedece.

El aludido apretó sus labios con fuerza—¿Estás seguro? Es solo que estoy preocupado por ti.

—Lo sé, hijo, pero en serio estoy bien. Ve a hacer tus cosas.

El menor dejó escapar un suspiro—Está bien, pero vendré por ti para que nos vayamos juntos a la casa y en eso si no hay discusión. Así que espérame mañana al mediodía. ¿Ok?

—De acuerdo, de acuerdo. Ya vete. La hora de visita terminó hace unos minutos.

Patrick suspiró y se inclinó para abrazar a su abuelo. No estaba muy acostumbrado a dar muestras de afecto, pero suponía que esa ocasión lo ameritaba—Te quiero, abuelo —dijo aun sintiéndose un poco avergonzado por decir las palabras que sentía en voz alta.

—Yo también, hijo, perdona si te preocupé.

—Descuida. Mejor tú perdóname a mí.

Gabriel le miró extrañado—¿Por qué?

—Sólo perdóname.

—Está bien, hijo. No hay nada que perdonarte.

Para Patrick sí lo había. En parte sentía que era su culpa. Debió haber tomado más en serio lo cansado que se había sentido Gabriel, lo pálido que se veía, pero estaba demasiado ocupado intentando sacar todo en su vida que lo había descuidado. Se sentía culpable porque sabía que si ganara un poco mejor podría comprar mejor comida o medicina más acoplada a las necesidades de su abuelo. Si trabajara más duro eso nunca hubiera pasado, pensó—Nos vemos por la mañana. Descansa. Te quiero y mucho.

Notas finales:

¡Ufff! Montaña rusa de emociones espero que les haya gustado. :) ¿Y qué pasará ahora? Si no actualizo el lunes es porque no sobreviví a mañana y el partido de la champions league y mi cuerpo se consumió en cólera y/o tristeza. ¡Asi que veremos que pasa! Hasta el próximo lunes :D


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