Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

[Reviews - 231]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Bueno ya que me tardé un poco más de un mes en actualizar viene un poquito más largo de lo usual. Así que espero que lo disfruten :D

XXXII.

Jared dio cinco minutos más para que el equipo terminara de cambiarse y saliera a calentar antes del juego. Patrick estaba terminando de guardar su ropa, pero no pudo evitar dar un último vistazo a su nuevo celular y suspiró al notar que su mensaje seguía sin repuesta.

“Vendrás al partido ¿verdad?”

A pesar que le había jurado a Neil que las cosas estaban bien entre ellos sabía que no le había creído. Hubiera deseado poder haber ayudado en la obra en la mañana y así haber hablado con él antes del juego, pero la clase de las nueve treinta se lo impidió, pero eso no evitó que se asomase unos segundos al auditorio para ver si Adrik Bell había aparecido, pero tampoco llegó ese día. Sabía que el hombre estaba ocupado, pero no evitaba pensar que quizás no quería ir. Dejó escapar un suspiro lleno de frustración.

—¿Sucede algo, capi? —preguntó Carl quien estaba terminando de amarrarse las cintas de sus zapatillas.

—No, no te preocupes.

—¿Seguro?

—Sí, solo pensaba un poco, Carl. Estoy bien. Anda, vamos a calentar —dijo poniéndose de pie dispuesto a salir a la cancha.

Ese día jugaba contra el equipo de Colec. Era un equipo que usualmente se posicionaba de media tabla clasificatoria hacia abajo. Este año no era la excepción y todos esperaban que un gane los pusiera en el segundo puesto para empezar a meter presión a Gretbauer por el título. Al salir del vestidor el equipo de Colec ya calentaba. Patrick dirigió su mirada la grada, pero no encontró rastros de Neil o del resto de sus amigos. Intentó no darle demasiada importancia porque aún faltaba media hora para que iniciara el juego. Durante todo el calentamiento cometió varios errores por estar revisando si alguien llegaba. Su mente no dejaba de preguntarse si no había sido un error haberse ido anoche de la casa de Neil. Jared llamó al equipo para que se reuniera y ultimaran detalles. Patrick salió de la cancha cuando notó a Leah, Isabella y Fabio en las gradas. Trotó a ellos aun cuando escuchó a Jared llamándole a sus espaldas.

—¿Y Neil? —preguntó y notó el apremio en su voz.

Leah y el resto se miraron unos segundos sin saber que decir—Creo que vendrá más tarde —dijo Leah finalmente.

—¿Crees? Creía que…

—El partido va a empezar, Patrick —dijo Fabio.

—Lo sé, pero ¿pasó algo? —preguntó al notar la reacción de sus amigos.

Isabella miró a los dos y dejó escapar un quejido—Mira, Patrick, Neil dijo que nos adelantáramos. No te preocupes estará bien.

—¿Qué pasó?

—Ya, díganle total se va a enterar tarde o temprano —dijo frustrado Fabio.

—¿Decirme qué?

—No sabemos qué pasó con Neil, pero a mitad del tercer acto se le olvidaron sus líneas —dijo Isabella—. Logramos soplarle parte de sus diálogos hasta que terminó todo, pero fue obvio que el público lo notó.

Patrick miró incrédulo a Isabella. La sola idea que Neil no pudiera recordar sus líneas era imposible de creer—¿Dónde está?

—No quiso hablar con nadie, solo salió furioso del auditorio sin ver a nadie. Logan y Víctor fueron tras él. Emma dijo que nosotros nos adelantáramos y que ella se encargaría de buscar al resto.

—Tengo que ir a hablar con él…

—No —dijo Leah con firmeza—. Si sabe que no jugaste por su culpa solo harás que se sienta peor, Patrick. Tienes que ir a la cancha.

—Pero…

—Leah tiene razón, Patrick. El equipo es lo primero en estos momentos. Deja que Logan y los otros se encarguen de Neil.

Patrick sabía que el resto tenía razón, pero no dejaba de decirse que quizás era su culpa que Neil estuviera mal. No debió haberlo dejado solo anoche. Ante la insistencia del resto volvió con el resto del equipo. Jared le miró de mala manera cuando llegó pero se limitó a continuar con las instrucciones. Le mostró en la pequeña pizarra la formación con la que jugaría.

El árbitro llamó a los equipos a la cancha. El partido dio inicio y desde que tocó el primer balón supo que no tenía cabeza para el fútbol en esos momentos. Su mirada se iba a las  gradas en cada oportunidad que tenía, pero Neil seguía sin aparecer. En veinte minutos lo habían pillado en fuera de juego en más ocasiones que toda la temporada. Había errado un pase cuando Jim iba solo a portería. Había mandado a la estratósfera un tiro libre como si fuera un primerizo y la marca lo estaba asfixiando. Intentaba tener la mente en el juego, pero necesitaba ver a Neil.

—¡Patrick!

El grito de Jake le hizo girar el rostro confundido solo para ver cómo el balón iba directo a su rostro. El golpe lo dejó tumbado en el suelo. A lo lejos escuchó a la grada preocupada y el silbato del árbitro. Intentó sentarse, pero todo le dio vuelta. Se llevó su mano al rostro y notó como su nariz sangraba. Jean entró rápidamente a revisar su estado. Cuando el mareo inicial pasó y pudo incorporarse el árbitro lo mandó a salir de la cancha en lo que Jean valoraba si podía continuar.

—Estoy bien —dijo Patrick aun sintiendo como su cabeza dolía por el impacto—. Solo dame algo para parar la hemorragia —dijo con su mano en la nariz intentando evitar que saliera sangre.

Jared se acercó a ellos y se puso al lado de Jean—¿Puede seguir?

—Sí —dijo Patrick.

—Le preguntaba a Jean.

Jean miró a Jared y luego a Patrick que insistió que estaba bien—Sí, sí puede. La nariz no está fracturada, solo dame unos segundos para asegurarme que está todo bien.

Jared asintió mientras sacaba del pequeño botiquín que había llevado unas gasas—Hazlo —dijo para volver a la banca y mandar a calentar a Marc.

Jean obligó a que Patrick no se tocase la nariz y le puso una gasa en un orificio nasal—Puede ser incómodo, pero no te van a dejar entrar si creen que puedes volver a sangrar. Tienes que limpiarte la sangre, el árbitro no te va a dejar entrar así —dijo señalando sus manos.

El grito de gol a sus espaldas lo hizo tensarse, giró rápidamente su vista a la portería que cuidaba Carl y dejó escapar el aire aliviado al ver que este celebraba, del otro lado de la cancha Jim celebraba con la grada. Patrick se puso de pie dispuesto a ir con el cuarto árbitro para que le dejase ingresar de nuevo a la cancha, pero Jared se interpuso antes que llegara cerca del árbitro.

—A la banca. Meteré a Marc.

Patrick le miró confundido—Estoy bien. Puedo seguir.

—No. No puedes.

—Claro que sí. Solo fue un golpe, me distraje un segundo.

—No. Has estado distraído desde el calentamiento e ignoraste mí llamada antes de que empezáramos. No me importa que problemas tengas, pero lo mínimo que espero es que los dejes fuera de la cancha y des el ejemplo como capitán.

—¿Vas a sacarme solo porque no fui cuando me llamaste?

—Sí, y porque no estás aportando nada al equipo. Prefiero que empatemos o perdamos con once jugadores que al menos intentan ganar a tenerte allí adentro divagando sobre tus problemas.

—Bien, perfecto. Haz lo que se te dé la gana —dijo furioso Patrick mientras se iba a sentar.

Los del equipo se apresuraron a dejarle un espacio solo en la banca y a alejarse de él. Sabían que meterse con Patrick cuando estaba molesto era lo peor que podían hacer. Patrick pateó una de las botellas que salió despedida hacia la pared. Maldijo por lo bajo al sentir cómo la sangre empezaba a bajar por su nariz nuevamente, pero se quedó en silencio viendo el juego hasta el medio tiempo. Seguían ganando por la mínima y habían fallado demasiadas opciones a puerta. Siguió al resto de vuelta al vestidor, pero se quedó lejos de todos. El resto de sus compañeros lo miraban, pero nadie se atrevía a decirle que se acercase a donde Jared daba indicaciones para la segunda mitad e intentaba mantener el espíritu en alto.

El equipo volvió a salir, pero Patrick se quedó unos minutos más intentando que su enojo se desvaneciera. Subió los pies a la banca y se apoyó contra la pared mientras se llevaba sus manos al rostro. No podía creer que lo hubieran sacado del juego. No quería admitir que Jared había hecho lo correcto, porque él mismo había sacado o no había dejado jugar a sus compañeros cuando sabía que tenían algún tipo de problema que pudiera entorpecer la armonía del equipo. No quería admitir que él también era de los que sus problemas afectaban su ritmo de juego porque nunca le había sucedido. Golpeó la pared, furioso consigo mismo, porque seguía pensando en Neil aun cuando sabía que sus compañeros esperaban que al menos hubiera dicho algo antes de salir al segundo tiempo; unas palabras de aliento, algo lo que fuera, pero se había quedado allí furioso con solo escuchar la voz de Jared y consigo mismo por dejar que la situación se le escapara de las manos.

La puerta del vestidor volvió a abrirse y Patrick se quitó las manos del rostro para notar que Jean se acercaba a él—Vine a ver porque tardabas ¿sigue la hemorragia?

—No creo.

—A ver déjame echar un vistazo —pidió mientras le indicaba a Patrick que se quitara la gasa que le había colocado con anterioridad—. Sí, ya no estás sangrando. No tienes inflamada la nariz tampoco.

—Estoy bien, podía haber entrado de nuevo —se quejó Patrick.

—¿Para qué te dieran otro pelotazo?

Patrick no disimuló su enojo por aquel comentario, pero no dijo nada. Jean sonrió un poco al ver el actuar de Patrick. No lo diría en voz alta, pero su actitud le recordaba un poco a la de Jared en los días que jugaba con la sub-17.

—Anda, no puedes quedarte aquí. Tienes que ir a apoyar al equipo. No porque te hayan sacado no significa que el equipo no espere nada de ti.

Patrick siguió a Jean sin poner mayor resistencia. Jean se sentó al lado de Jared y Patrick al lado del primero, porque en el resto de la banca sus compañeros aún temían de su mal humor. Los minutos pasaban y Patrick miraba todo con los brazos cruzados sumido en el más profundo mutismo a diferencia de toda la barra y la banca que protestaba cualquier decisión arbitral que considerasen incorrecta. Faltaban quince minutos para que se acabara el juego cuando Marc recibió una fuerte entrada que hizo que toda la banca se pusiera de pie y fuera a protestar contra el árbitro por no sacarle roja directa. Patrick observaba todo en silencio desde su puesto, apenas transcurrieron unos minutos cuando notó que Marc se llevaba constantemente la mano a las costillas.

—Tienes que sacar a Marc —dijo Patrick poniéndose de pie. Jared le miró confundido—. Sácalo ahora mismo.

—Él está…

—Marc tiene un problema en un pulmón. Nunca es un impedimento pero se ha tocado las costillas desde hace minutos. Puede que la falta anterior le haya ocasionado alguna molestia. Sácalo.

Jared llamó a Jake que estaba a un costado calentando desde hacía varios minutos. No planeaba quedarse con un solo delantero, pero era lo mejor que podía hacer ahora. Fue donde el cuarto árbitro para pedir el cambio de inmediato, pero no se esperó encontrarse a Patrick a su lado. Marc miró confundido como le indicaban que saliera de la cancha. Chocó palmas con Jake para cederle su puesto.

—¿Estás bien? —preguntó Patrick.

—¿Por tu culpa me sacaron?

—Sí —dijo Patrick antes que Jared pudiera intervenir.

—Creía que había disimulado bien.

—Mejor suerte para la próxima.

—Estoy bien, Patrick. Solo es una leve molestia.

—Lo sé, pero preferí no correr riesgos. Sé que querías terminar el partido, pero aún tenemos temporada y te necesitamos para cuando Jim o yo hagamos alguna tontería y tengas que irnos a salvar.

Marc sonrió ante la perspectiva—No es grave, conozco mi cuerpo. Solo tengo que descansar un poco y estaré bien para el entreno del lunes.

—Buen trabajo, ve a la banca —dijo Patrick quien se quedó de pie el resto del partido. Al borde del área técnica.

Jared observó todo en silencio y volvió a su puesto al lado de Jean. El técnico de Gastrell observó cómo el equipo empezó a defender mejor. Pareciera que la sola presencia de Patrick al borde de la cancha hacía que el equipo se esforzara más. Notó como Patrick se limitaba a señalarle con la mano a la defensa algún hueco que tenía que llenar cuando Gastrell atacaba. La defensa estaba tanto pendiente del juego como las indicaciones de Patrick.

—En verdad tiene presencia aún fuera de la cancha —susurró Jean.

Jared frunció el ceño, pero no pudo evitar darle la razón. El partido terminó poco tiempo después. Gastrell ganó por la mínima, pero el equipo lucía mucho más relajado al notar que su capitán no quería asesinar a nadie. Patrick no habló mucho, pero aceptó los comentarios y las burlas por su pelotazo en la cara con toda la dignidad que podía. Mandó a todos a las duchas y cuando se dio la vuelta para ir a los vestidores notó a Neil junto al resto de los Títeres en la grada. No supo en qué momento había llegado, pero verlo sirvió para tranquilizarlo. Les hizo señas que debía ir al vestidor. Pasaron diez minutos antes que Jared los dejase ir a las duchas. Patrick se limitó a tomar su maletín deportivo y salir de allí denotando su prisa.

Al salir notó como en las gradas solo estaba Neil en la parte techada con la mirada fija en el suelo. Se acomodó el bolso que colgaba en su hombro y se dirigió a las gradas. Neil solo alzó la vista hasta que escuchó los pasos de Patrick. Este se sentó a su lado y dejó el bolso a un lado—Hey.

—Hey —dijo Neil sin mucho ánimo.

El silencio volvió a reinar entre ellos mientras veían que el jardinero colocaba los aspersores en la cancha para luego encenderlos.

—Pat, lo siento tanto —susurró Neil de pronto—. ¿Estás bien? Me dijeron que te llevaste un buen golpe.

—Solo fue un golpe, Evans —dijo intentando quitarle importancia—. No es la primera vez que me sucede.

Neil volvió a bajar la mirada—Pero fue mi culpa.

—Tú no enviaste ese balón.

—Pero…

—Neil, tienes que dejar de culparte por todo —le dijo con seriedad.

—Pero en menos de veinticuatro horas he arruinado todo. Nosotros, la obra, ahora tu partido.

—No has arruinado nada. Sí, la obra salió un poco mal, pero le pudo pasar a cualquiera.

Neil apretó sus labios mientras unía sus manos y las apretó con tanta fuerza, con rabia que las hizo temblar. Apoyó su frente contra sus manos—Pero tu partido…

—Estaba preocupado por ti. ¿Cómo no voy a preocuparme por ti? En especial sabiendo cómo funciona ese cerebro tuyo, pero no fue tu culpa. Yo tendría que haberme concentrado en el juego. Además anoche no debí dejarte solo.

—No es tu culpa que sea tan raro que ni siquiera pueda darte un buen sexo.

—Ya te dije que eso no importaba.

—¡Claro que sí importa! —exclamó molesto poniéndose de pie— Odio que digas que no importa porque ambos sabemos que eso no es cierto. Sino mira a mis padres. ¿Qué otra razón llevaría a que mi padre engañara a mi madre? ¿Por qué la mayoría de personas engaña a su pareja? ¡Así que por favor deja de restarle importancia!

Patrick guardó silencio al ver lo alterado que Neil se encontraba. Pocas veces Neil le había alzado la voz de esa manera, incluso él lo sabía porque se cubrió el rostro lleno de frustración y volvió a sentarse aún con su respiración agitada. Patrick estaba desarmado porque sabía que no importara lo que dijera nada lo haría cambiar de opinión. Era como si una barrera estuviera entre ellos y no pudiera alcanzarlo. No sabía qué decir para que comprendiera cuánto le importaba. La frustración empezaba a apoderarse de él al no saber cómo actuar. Neil ni siquiera lo miraba. Estiró su brazo y tocó el hombro de Neil quien confundido alzó su rostro, Patrick hizo que lo volteara a ver y solo pudo sonreírle con timidez.

—Tienes razón, debo de dejar de restarle importancia —dijo finalmente—. Pero es en serio, Neil. Si tengo que sobrevivir solo masturbándome está bien. Podemos hacer que funcione, puedes mirar o algo ¡Qué sé yo! 

Neil se sonrojó un poco—Estás loco ¿lo sabías?

Patrick solo pudo sonreír aliviado al notar como Neil lucía menos tenso que hacía unos segundos—Solo quiero hacer que esto funcione.

—¿Aún después de todo los problemas que te ocasioné con el equipo?

—Sí, Neil. Un partido malo lo puede tener cualquiera. Hubieras visto el año pasado cuando la ex novia de Jim lo dejó. Por semanas fue un asco, hasta tuve que mandarlo a la banca. El punto es que el fútbol nunca va a ser más importante a lo que estamos intentando construir —le aseguró Patrick  y eso fue suficiente para devolver la sonrisa había deseado ver en el rostro de Neil.

—Te dije que no podías decir ese tipo de cosas sin que me dieran ganas de besarte —se quejó Neil.

—No te detengas entonces…

Neil sonrió más y se acercó lentamente al rostro de Patrick. Cerró con lentitud sus ojos e inclinó su rostro para besarle con cierto nerviosismo. Tenía miedo de sentir que algo había cambiado de ayer para hoy, pero respiró aliviado al sentir el mismo cariño de los labios de Patrick. Puso sus manos en las mejillas de Patrick como si temiera que se le fuera a escapar en cualquier momento. Compartieron suaves besos hasta que todo temor se hubo disipado.

—Te quiero, Pat. Disculpa de nuevo por todos los problemas causados.

—Prefiero que seas tú el que me cause problemas para ser sinceros.

Neil sonrió un poco, pero le dio un leve empujón. Volvió la vista a la cancha mucho más tranquilo a cómo había llegado—Joder, no puedo creer que en verdad me haya olvidado de mis líneas. No se me olvidaba ni una desde que estaba en octavo grado.

—Tienes otras funciones para enmendarte. No le des tanta importancia.

—Lo sé, pero no podía dejar de pensar en lo que pasó ayer. Por más que le doy vueltas al asunto no comprendo que sucedió.

—No te estaba forzando a hacer nada que no quisieras ¿verdad?

Neil giró el rostro confundido—No, Pat. Claro que no. Yo también quiero hacerlo. En realidad es la primera vez que deseo hacerlo con alguien. Eres el primero con quién de verdad quiero hacerlo.

—¿Qué hay de tus…? —hizo una pausa sin saber cómo preguntar aquello— Ya sabes tus ex, digo, lo hiciste con ellas.

—¿En verdad me estás preguntando esto?

—Supongo, no sé, quiero entender. Sé que para la mayoría no es normal hablar de los ex pero a mí no me molesta hacerlo.

—Pues no sé, si lo pienso bien ellas siempre fueron las que tomaban la iniciativa. En realidad yo estaba bien con solo besarlas y hacer las cosas típicas de pareja sin nada demasiado sexual de por medio, pero creo que ellas sentían que yo quería más que eso.

—¿Y conmigo? ¿Solo quieres que tengamos citas, besos y esas cosas?

—No—respondió con rapidez—. Es decir, si quiero esas cosas, pero si solo supieras todas las cosas que he deseado que me hagas las últimas semanas.

—¿Vas a confesarme todas tus fantasías sexuales en medio de la universidad? —preguntó divertido Patrick.

—No —dijo Neil mientras sus mejillas adquirían un suave color rojo—. Lo que quiero decir es que contigo si deseo hacerlo, por eso no entiendo que pasó ayer.

—Quizás fue nerviosismo, le puede pasar a cualquiera.

—No a ti —dijo Neil—. Pero no, fue más que eso. Fue un miedo paralizante, el terror que todo se fuera a la mierda como con mis relaciones anteriores, porque aún ahora no sé por qué todo se arruinó. No sé si fue mi culpa o si es algo más.

Patrick se limitó a asentir con la cabeza y se sumió en un mutismo que durante unos minutos—Quizás todo se arruinaba porque no las deseabas para algo tan íntimo. Te gustaban y las querías de una manera romántica, pero no las deseaba sexualmente. ¿Suena coherente?

Neil asintió con la cabeza. Había algo de lógica en el razonamiento de Patrick—Entonces nosotros estaríamos bien ¿verdad?

—Eso creo. Es decir, ya te metí mano una vez, para ese entonces tú ya estabas seguro que me querías y no cambiaron tus sentimientos ¿verdad?

—No, no cambiaron. Solo aumentaron las fantasías sexuales, pero no dejé de quererte.

—Entonces allí lo tienes. Creo que es una prueba para estar tranquilos. Si aún tienes miedo, no sé, podemos ir poco a poco, hasta que estés cómodo para llegar hasta el final. Si crees que necesitas hablar con alguien más al respecto hazlo. Quizás Leah tenga alguna explicación. Ella es la psicóloga del grupo después de todo.

—Sí, quizás deba hacerlo. Perdona por hacer tan problemático algo tan sencillo.

—Descuida. Podemos ir despacio —le aseguró Patrick—. Solo para hacerte sentir mejor voy a confesarte algo que es vergonzoso—dijo mientras veía los ojos llenos de curiosidad de Neil—. Ayer cuando dijiste que subiéramos y ya estábamos en tu habitación me puse nervioso.

Neil le miró con incredulidad—Es broma ¿verdad?

—No, pero supongo que tampoco quería arruinarlo —admitió mientras se llevaba una mano a su nuca—. Creía que te darías cuenta.

—Pero ¿por qué estabas nervioso?

—Allí viene la confesión vergonzosa. Supongo que toda la intimidad del cuarto me puso nervioso, ya sabes la cama y todo.

Neil iba a reírse porque creía que en verdad intentaba tomarle el pelo, pero en los ojos de Patrick no mentían y eso evitó que siquiera sonriera—¿Tú nunca…?—preguntó confundido y notó como Patrick negaba—. ¿Entonces cómo…?

—De pie en las duchas, baños, a veces en algún escritorio, lo más cercano que he llegado a una cama es una camilla de hospital y créeme que no son nada cómodas —admitió Patrick—. Ya te había dicho que con Caleb no teníamos algo que pudiéramos llamar una relación e ir a la casa de alguno de nosotros nunca era opción y no se arriesgaba a ir a algún motel.

—¿Estás intentando de decirme que mi cama te pone nervioso? —preguntó Neil— Pero hemos dormido en ella, y aquella vez…

—Ese fuiste tú y por eso no lo pensé tanto, porque se trataba de hacerte sentir bien a ti y no es tu cama en sí es no sé todo el ambiente es tan no sé ¿íntimo? —dijo un poco avergonzado—. Y luego la idea de que hiciera algo que te desagradara andaba rondando por allí, considerando que es tu primera vez con un hombre y tampoco quiero lastimarte.

Neil sonrió un poco— No puedo creer que en verdad tuvieras miedo de que algo que tu hicieras no me gustase. Soy yo quién debería estarme preocupando más por esas cosas, no tú. En especial considerando como son todos en la universidad y como corren los chismes entre facultades, así que créeme que solo tienes buenas referencias.

—Eso no lo sabía —admitió avergonzado—. Pero lo que me importa es tu opinión, porque en verdad quiero hacer todo bien contigo, Neil.

—Creo que estamos demasiado preocupados por hacer todo bien uno con el otro —dijo Neil—. ¿Y si solo lo disfrutamos? Lo que tenemos.

—Suena razonable. Ir paso a paso —dijo Patrick poniéndose de pie teniéndole la mano para ayudarle a levantarse—. Por ahora por qué no buscamos algo de comer.

—No lo sé, tengo demasiada comida que se puede estropear en casa si no la preparo —dijo Neil mientras tomaba la mano de Patrick—. Deberías irme a cocinar algo.

Patrick sonrió—Que mala excusa das solo para que te cocine, Evans. De acuerdo, estoy de buenas te cocinaré, pero a cambio de camino a la casa me cuentas de esos fetiches.

—Pues te quedarás con ansias porque dudo que el resto estén muy lejos de acá y Leah me dijo que necesitaba que la acompañaras a un lugar.

—Ya que —dijo mientras entrelazaba sus dedos.

Neil le miró confundido—Creía que no te gustaba andar tomados de la mano.

Patrick sonrió derrotado—Yo nunca he dicho eso. Solo te dije que si me agarrabas la mano en la universidad solo para avergonzarme no dudaría en fracturártela. Así que esto es diferente.

—¿Qué es diferente?

—Que soy yo quien te la está tomando y lo hago solo para asegurarme que ese cerebro tuyo no empiece a hacer teorías extrañas de nuevo, pero no te acostumbres.

Neil rio ante el razonamiento de Patrick, pero no puso ninguna queja o resistencia. Bajaron las gradas y notó como los primeros del equipo empezaban a salir del vestidor. Todos frenaron en seco al verlos tomados de la mano. Neil intentó soltarla, pero Patrick se lo impidió y sostuvo el agarre con seguridad.

—Si llegan tarde el lunes los haré correr tres vueltas extra a la pista —se limitó a decir Patrick.

—¡Ya te domaron, capi! —exclamó Carl divertido.

—Recuerda borrar cualquier mensaje comprometedor y el historial de tu computadora —dijo Marc divertido.

—¡Si le das la clave de tu celular o del Facebook ya no hay marcha a atrás, Patrick! —le advirtió Jim.

Patrick no volteó a verlos, se limitó a alzar su mano libre sacándoles el dedo medio en un gesto obsceno. Las risas y silbidos no se hicieron esperar.

—No me rompas la mano —dijo Neil a manera de broma.

—Luego de esto ni se te ocurra pensar por el resto del mes que las cosas están mal entre nosotros, Evans…

***

Neil había tenido razón, todos los Títeres los estaban esperando para almorzar juntos. Terminaron pidiendo comida china en casa de Neil y aprovecharon de ver un juego de béisbol. Leah le había dicho a Patrick que quería que la compañera a un lugar, pero no había profundizado en el tema.

Cuando todos estaban metidos en sus respectivas conversaciones o entretenidos con el juego Neil se acercó a Leah sin poder ocultar su nerviosismo—¿Puedo hablarte un momento?

La chica estaba entretenida viendo el juego, pero asintió al notar la expresión de Neil quien le indicó que subieran a la planta de arriba.

Neil solo alcanzó a distinguir una pequeña sonrisa alentadora de Patrick antes de continuar hablando con Víctor.  Neil le indicó que entrasen a su habitación y le hizo una seña para que tomase asiento. La chica se sentó a la orilla de la cama y le miró expectante.

—Necesito un consejo —dijo Neil—. En realidad más que un consejo es solo saber si estoy loco o defectuoso o…

—Calma, calma. Siéntate —dijo Leah al notar que se quedaba sin palabras—. ¿Tiene que ver con Patrick?

—Joder, ¿tan obvio soy?

Leah sonrió a manera de disculpa—¿Qué sucede?

Neil creyó que Leah le tendría que sacar todo a la fuerza, pero de pronto estaba allí con una verborrea interminable había momentos que hablaba demasiado deprisa o demasiado bajo por la vergüenza que le provocaba contarle sobre sus relaciones pasadas. Creía que se iba a morir de la vergüenza cuando le contó lo que había sucedido ayer entre Patrick y él. Cuando finalmente terminó de contarle todo tenía la garganta seca.

—Estoy defectuoso ¿verdad?

—No, Neil. No lo estás —le aseguró Leah—. Mira, la sexualidad  y los temas de orientación sexual son temas complejos. No soy nadie para decirte que eres esto y no aquello. Es algo muy personal y debes ser tú quien decida si quieres identificarte dentro del espectro, pero no hay nada de malo contigo.

—¿Entonces qué pasa?

—Bueno, aún no he terminado mi carrera, así que ten en cuenta eso, pero podría asegurar que tú necesitas tener un fuerte vínculo emocional con alguien para que desees tener relaciones sexuales con ella. Con tus anteriores parejas no conseguiste compenetrar emocionalmente de la forma que tú necesitas para poder desearlas sexualmente. Aún no habías formado un vínculo suficientemente fuerte como ellas con ellas por lo que no disfrutabas del sexo y te hacía sentir incómodo. Por lo que me cuentas no las conocías del todo bien cuando tuvieron relaciones la primera vez.

—No, la verdad es que no. Nos limitábamos a hablar del colegio o de nuestros amigos en común. No compartíamos mucha información personal. En realidad creo que solo intentábamos quedar lo mejor parados frente al otro.

—Con Patrick no fue así ¿verdad?

—No, con Patrick ha sido todo diferente.

Leah sonrió al notar como el rostro de Neil parecía iluminarse cuando hablaba de Patrick—Primero fue tu amigo, eso te permitió conocerlo mejor, y su lazo emocional se hizo más fuerte y eso logró despertar en ti el deseo sexual por él. Puede que lo consideraras atractivo antes, pero nunca te planteaste acostarte con él  hasta que lo conociste mejor. En pocas palabras simplemente quieres tener sexo con él porque es Patrick y lo quieres o lo amas. No sé en qué parte estás ya, pero el punto es que te hace feliz.

Neil se dejó caer en la cama de espaldas y se cubrió con la almohada para ahogar una risa. Después de unos segundos se la apartó para sonreírle a Leah—¿Entonces con Patrick sí todo estará bien?

—Eso solo se puede saber hasta que lo intenten, pero por lo que me cuentas y lo que he visto estoy segura que estarán bien.

—Joder, Leah, te besaría en estos momentos si no estuviera con Patrick. No sabes el peso que me has quitado de encima.

La chica rio y se dejó caer en la cama también—¿Eso era lo que te preocupaba en la obra?

—Sí. Por favor no me digas que es tonto, ya lo sé.

—No, no es tonto. Es normal que te preocupen esas cosas. También es normal que tuvieras miedo y que te sintieras inseguro considerando tus relaciones anteriores. Tenías todo el derecho a sentirte confundido por qué con Patrick si querías tener sexo y con tus ex no.

—Anoche no pude pegar el ojo temiendo que hubiera algo malo conmigo. Me decía: ¡Bien hecho, Neil! Te has hecho novio de uno de los tipos más sexualmente activos de la universidad y ni siquiera puedes complacerlo en eso. ¡¿En qué pensabas?!

—Ya puedes dormir en paz.

Neil se incorporó y Leah también. Neil abrazó con fuerza a su amiga—Si de por sí ya pensaba que tenerte como amiga era genial, después de esto no tengo palabras.

—Eh, un momento ¿creías que la consulta te iba a salir de gratis? Me debes aunque sea un helado —bromeó la chica.

Neil rio—¿Era broma? Porque en verdad te has ganado todos los helados que puedas comer.

—No seas tonto, Neil. Para eso estamos. Además tú nos alimentas siempre a todos. Gracias por tener la confianza de decirme tus problemas. Sé que no debe ser fácil hablar de algo tan íntimo.

—Contigo es fácil.

Cuando bajaron por las escaleras Patrick volteó con ansiedad, pero al ver la sonrisa de Neil todos sus miedos se vieron disipados. Leah le indicó que tenían que irse, por lo que solo tomó billetera y se despidió de todos. Neil estaba a la entrada, cuando Patrick se acercó lo abrazó antes de besarle.

—Veo que la charla te sentó bien.

—Sí, gracias por sugerirlo—dijo, antes de abrazarle nuevamente.

—¡Ya, ya, tortolos! —exclamó Leah quien ya estaba en la acera a unos metros de ellos— Se separan unas cuantas horas no una vida.

—Me lo cuidas eh, Leah.

—No le va a pasar nada conmigo, te lo aseguro, Neil.

***

La motocicleta derrapó un poco al frenar frente a la casa. Leah apagó la moto e intentó bajar cuando notó las manos de Patrick aún en su cintura. Hasta ese momento notó que las manos de Patrick temblaban.

—Llegamos.

—Vas a matarme, Leah —se quejó Patrick quitándose el casco.

Cuando Leah le dijo que necesitaba que lo acompañara a un lugar no se molestó en averiguar a donde iba, pero ahora que había superado haber visto su vida pasar al menos tres veces en el trayecto y notó donde estaban se preguntaba por qué siempre terminaba en la casa de sus amigos.

La casa de Leah era estilo Toscano clásico casi igual de grande que la de Neil. La chica solo le indicó que lo siguiera adentro. Patrick se quedó unos segundos contemplando la fachada del lugar, después de haber visto la casa de Neil y la de Logan no pudo evitar pensar que quizás empezaba a acostumbrarse a esos entornos porque no se sintió incómodo cuando entró a la casa. Solo se quedó contemplando la enorme lámpara de araña de cristal que colgaba en el vestíbulo. Aquello era excesivo para él, pero suponía que se ajustaba con la personalidad de la madre de Leah.

Una de las empleadas de la casa salió cuando escuchó la puerta de la entrada cerrarse—Hola,  señorita—Leah se llevó el dedo índice a los labios—. Su madre no está.

—¡Uff! Menos mal, perdona —dijo Leah—. Él es Patrick un amigo. Vamos a estar arriba.

—¿Quiere que prepare algo de merendar?

—No, estamos bien. No te preocupes. Si viene mi madre dile que estoy ocupada y no quiero ser molestada —dijo mientras tomaba la mano de Patrick y lo obligaba a subir las gradas de mármol. Patrick apenas pudo despedirse de la empleada.

Leah lo condujo a una de las habitaciones del lugar. Al entrar Patrick se quedó confundido—Este no es tu cuarto ¿verdad? — preguntó. Porque de pronto se sintió que estaba en una pequeña boutique de ropa. Había afiches de la madre de Leah en algunos sectores y pequeños, pero lujos candelabros de cristal colgaban en la larga habitación que debía medir al menos seis metros de largo.

—Obvio no, tonto. Es el clóset de la compañía —dijo Leah con naturalidad.

—Ok. Creo que ya puedo preguntar ¿qué demonios estamos haciendo?

Leah sonrió divertida mientras llegaba a una esquina del lugar y empezaba a remover las ropas—Buscarte un traje formal para la fiesta de los padres de Neil. No te ofendas pero creo que no tienes uno ¿verdad?

—Iba a buscar el de mi graduación del colegio —dijo Patrick un poco apenado. Era el único traje que tenía y era el mismo que había usado para el funeral de su abuela. Sabía que era una locura siquiera pensar que le quedaría considerando que cuando se lo puso para su graduación le quedaba bastante corto, pero ni siquiera le había importado.

—No. No te dejaré. Tienes que lucir guapo mañana. Es un evento formal y hasta yo me voy a disfrazar buscando algo bonito de aquí —dijo mientras sacaba unos trajes y los dejaba en una banca próxima a ella.

—¿En verdad esto es necesario? —preguntó incómodo Patrick.

—Claro que sí. Sé que a Neil no le importará como vayamos vestidos, pero ya sabes cómo puede ser de pretenciosa la gente —dijo mientras volteaba a ver a Patrick para examinarlo de pies a cabeza—. Además no te emociones tanto, se lo robaré a mi madre solo para la fiesta. Estos son los trajes de las diferentes colecciones. Solo espero que no tenga ninguno de la próxima campaña. Ahora que lo pienso supongo que sí aceptaras el trabajo te tocaría modelar más de alguno.

—¿En verdad crees que puedo hacerlo?

—¡Claro que sí! No lo veas de menos y no te fíes que es más cansado y estresante de lo que parece —dijo Leah mientras le indicaba que se acercara para ver las opciones—. Usarás un Slim. Tienes más cintura que la mitad de la población mundial y sería un crimen esconderla en un traje tradicional.

—¿No debería yo decidir que usar? —preguntó  Patrick divertido por la actitud de Leah.

—Te dejaré escoger el color del traje —le dijo con una sonrisa—. Así que elige: blanco, gris, negro o azul. Estos estoy casi segura que son de tu talla. Y no creo que quieras un color más llamativo como el rojo o el verde.

—No. El negro está bien.

—Eres tan predecible.  Camisa blanca ¿verdad?

—Soy aburrido para vestirme —dijo Patrick a manera de disculpa.

—Ok, ya que —dijo Leah mientras guardaba todo y se detuvo al ver un chaleco—. ¿Considerarías probártelo esto? —Preguntó la chica mientras sacaba un chaleco color plomo oscuro con brocado—. Y podrías usar este corbatín —dijo enseñándosela que era del mismo color y patrón que el chaleco.

Al ver el entusiasmo de Leah no pudo decirle que no—Me lo probaré, pero si no me gusta no me obligues a usarlo.

—Suena justo —dijo Leah—. Creo que deberías de encontrar zapatos de tu talla —mientras abría un pequeño ropero que lleno de zapatos.

—Eso espero —dijo Patrick. No tenía dinero para derrocharlos en unos zapatos formales y de por si siempre había tenido problemas para encontrar talla. Había todo tipo de estilos, formales e informales. Por fortuna encontró unos zapatos negros de su talla y que eran de su agrado.

—No olvides el cinturón —dijo la chica mientras se lo ponía a lo que cargaba—. Hay una habitación para que te puedas cambiar detrás de ese afiche de mi madre.

—Eso no me lo esperaba.

—Casa ninja —dijo a manera de broma—. Ve yo te espero aquí.

La habitación tenía una pequeña ventana en lo alto y dos enormes espejos a los costados de la habitación y un pequeño sillón para poner las cosas. Patrick se cambió con lentitud sintiéndose extraño al estarse probando esa ropa. No sabía mucho de moda, pero pensó que la tela se sentía costosa aun cuando no sabía si sus pensamientos tenía sentido. Se vistió con lentitud y se puso los zapatos nuevos. Todo olía nuevo. Hasta le hacía sentirse nuevo. Solo faltaba el corbatín y recordó que no tenía idea como anudarlo. Cuando usaba corbatas todo el tiempo los nudos los hacía su abuelo. Estaba dispuesto a salir cuando decidió mirarse en el espejo. Pudo ver la sorpresa en su rostro, las cejas alzadas de incredulidad y la sonrisa que se le escapaba porque era la primera vez que se veía al espejo y le gustaba lo que veía. Abrió la puerta y Leah alzó el rostro, la sonrisa que le dedicó le hizo sentirse feliz, pero un poco avergonzado.

—¿Por casualidad sabes cómo anudar esto?

—Sí, anda ven —dijo Leah—. Te ves muy guapo. Sé que Neil va a decirte otras cosas, pero ni se te ocurra manchar este traje ¿ok?

Patrick alzó el rostro para esconder su sonrisa—Lo usaré tal como está. Tienes buen gusto.

—Gracias. ¿Ahora sí me crees que tienes material de modelo? —preguntó mientras terminaba de anudar la corbata.

—Supongo que sí.

Nunca había considerado la posibilidad, pero si Leah y Valentina creían que podía hacerlo suponía que no perdía nada con intentarlo. Necesitaba el dinero, anoche que llegó al departamento su abuelo le había dicho que el televisor se había arruinado y había tenido que mandar a repararlo, pero hasta que no tuviera el dinero para hacerlo no se lo darían. Patrick se dijo que debió haberlo visto venir porque el televisor tenía al menos diez años de antigüedad, pero no impedía que le molestara el hecho de tener gastos extras cuando hacía números para llegar a fin de mes. Además si en verdad lo del modelo funcionaba el dinero serviría para que su abuelo no se preocupase tanto con las cuentas.  Y ahora estaba con Neil y realmente quería ser capaz de estar más tiempo con él, y si tenía un poco de suerte podría invitarlo a un lugar agradable. No tenía nada en mente, pero también quería invitarlo a lugares y colmarlo de atenciones que seguramente él aceptaría de mejor forma que él.

—Listo. Ahora vete en el espejo —dijo Leah con una sonrisa. Patrick obedeció y entró nuevamente a la habitación—. Se te ve más culo con esa ropa ahora que estás de espaldas —dijo Leah divertida—. Nadie había llenado tan bien unos pantalones que haya hecho mi madre.

—No es cierto —dijo rápidamente mientras se veía en el espejo—. ¿O sí?

—Sí, pero no tiene nada de malo. Bueno, ya tienes tu traje.

—Gracias por molestarte, Leah.

—No es molestia, hombre. Estamos para ayudarnos. Hablando de ayuda: Un corte de cabello no te vendría mal.

—Ahora suenas como mi abuelo —dijo Patrick fingiendo molestia. La verdad era que hace semanas necesitaba uno. El cabello le cubría ya las orejas y la nuca. De enfrente intentaba peinarlo un poco pero cuando se duchaba los rizos terminaban por cubrir sus ojos. Aunque siempre que intentaba córtalo pasaba algo y lo posponía—. Supongo que puedo gastar en un corte. Ahora ayúdame a quitarme este corbatín para guardar todo —dijo mientras se acercaba a Leah nuevamente.

La chica se acercó a él y empezó a desanudarla cuando la puerta del clóset de pronto se abrió. Ambos giraron el rostro sobresaltados. En el marco de la puerta Maddy estaba mirándolos. Leah se percató de la posición podía verse comprometedora así que puso distancia rápidamente, pero notó como la modelo entrecerraba los ojos un poco antes de preguntarle:

—¿Qué haces aquí?

—Es mi casa, puedo estar donde se me dé la gana —dijo ofendida de Leah—. ¿Tú que haces aquí?

—Me adelanté porque tu madre…

—¡¿Mi madre?! ¿Mi madre está aquí?

—Sí…

Leah tomó a Patrick de la mano dispuesta a salir, pero no dio ni dos pasos cuando Valentina estaba en la puerta junto a Maddy. Miró a Leah, pero luego se fijó en Patrick. Los ojos le brillaron—¿Ese es el traje de la nueva colección?

—Mierda —murmuró Leah—. Mamá yo puedo explicarlo.

—No, no. Ven muchacho —dijo Valentina sin poder contener su emoción—. Da unas vueltas.

Patrick miró confundido a Leah, pero le indicó que lo hiciera. Giraba con lentitud y solo escuchaba cosas como “Perfecto” “Espectacular” y no sabía si era por los giros que daba o la ropa en sí. Cuando finalmente pudo detenerse Valentina estaba frente a él mirándole de pies a cabeza.

—No acostumbro rogar a los hombres, por más atractivos que me resulten. Así que no me hagas pedírtelo de nuevo.

—Patrick está muy ocupado, mamá. Tiene la universidad, el fútbol y sin mencionar sus trabajos. No puedes pedirle que falte a uno solo por una sesión de fotos.

—Le pagaré bien, Leah. Sabes que no es problema —dijo Valentina—. ¿Qué dices, muchacho? 

Patrick miró a Leah que estaba detrás de su madre. Sonreía con autosuficiente mientras le guiñaba un ojo y hacía un ademán diciéndole que aceptara. Era obvio que el comentario solo había sido para lograr que Valentina accediera a pagarle un poco más.

—Está bien. Puedo intentarlo. Me esforzaré por aprender.

—Así me gusta —dijo Valentina complacida—. ¿Tienen algo que hacer ahora?

Patrick miró confundido a Leah quien se apresuró a decirle que tenían que regresar a la universidad para función de las siete.

—Aún falta para eso. Podríamos ocupar el tiempo para hacer unas fotos de prueba. Tengo a todo el equipo abajo. Íbamos a hacer unas pruebas de vestuario para la sesión de Maddy. ¿Qué dices, Patrick?

—Está bien —dijo no muy convencido. No esperaba que Valentina quisiera empezar de inmediato—. Solo voy a cambiarme y…

—No, no. Así estás perfecto con esa ropa. No se me había ocurrido usar esa chaqueta con el traje negro, pero tienes buen gusto—dijo Valentina. Patrick intentó decirle que en realidad había sido idea de Leah, pero no lo dejó ni hablar—. El estilista y los maquillista se ocuparan del resto. Leah, hazme el favor de acompañarlo mientras me quedo aquí con Maddy unos minutos.

Leah guio a Patrick fuera de la habitación—Discúlpala. Casi nunca deja que las personas hablen. ¿Seguro que estás de acuerdo con empezar ya?

—No venía con ese plan, pero prefiero que me diga ya si sirvo o no.

—Claro que servirás. No te preocupes.

—¿Por qué estás tan segura?

—Déjame decirte algo. Allí como lo ves mi madre te ha rogado, a su manera, para que seas su modelo. A la única persona que ha rogado aparte de ti ha sido a Maddy, técnicamente a sus padres porque era menor de edad, pero el punto es que ahora es una modelo de talla mundial. Mi madre no ruega, pero cuando lo hace es porque ha visto el potencial en alguien.

—Pero…

—Mi madre no pierde el tiempo con modelos comerciales, modelos promocionales o que puede ser modelos solo de cara o manos, Patrick.

—Creía que solo existía un tipo de modelo.

—No. Lo que mi madre intenta hacer de ti es un Modelo de Alta Costura. Intenta hacer que seas la cara de la compañía —le dijo con seriedad mirándole a los ojos—. No cualquiera puede llegar a ser este tipo de modelo. He visto personas matarse de hambre, en el gimnasio e inclusive en cirugías para lograr serlo. Este tipo de modelo es el más difícil de llegar a ser y aún más permanecer en la cima. No exagero cuando te digo que este ambiente puede sacar lo peor de las personas.

—¿Me estás diciendo esto para ponerme nervioso? —preguntó confundido.

—No. Te lo digo porque eres mi amigo y tienes que saber a dónde te estás metiendo. Esta industria es voraz. Un día todos pueden estarte besándote los pies y al siguiente estás pasado de moda. ¿En verdad quieres hacerlo?

Patrick no lo sabía, pero trabajo era trabajo y en verdad necesitaba uno en esos momentos. No sabía cuándo el señor Morrison podría darle de nuevo todos sus turnos y sabía que necesitaba ganar un poco más de dinero.

—Lo haré.

Leah asintió aunque su expresión de preocupación no se borró—Bien ahora van a hacerte una prueba de fotografías. Ya que no tienes un portafolio estas fotos serán importantes porque serán las primeras que dirán verdaderamente si mi madre tiene razón y traes para modelo o solo eres un rostro bonito.

—Gracias —exclamó con sarcasmo Patrick.

Leah frunció el ceño—No uses ese tono allá abajo —le advirtió—. Esta gente por lo general odia el sarcasmo, ironía y un gran etc. Como te decía, la prueba de fotografías es en teoría el primer paso. Los portafolios que he visto durante toda mi vida tienen tres tipos de fotografías: con ropa casual, traje formal y en traje de baño o en el caso de los hombres en ropa interior está bien. Así que espero que andes algo que te talle bien por si te piden hacerlo. Te toman fotos de todos los ángulos y obviamente solo al rostro.

—Leah, aguarda…

Leah empezó a bajar las gradas y Patrick tuvo que correr para seguirle el paso—Primero tenemos que ir al maquillaje y luego con el estilista. Te advierto que aquí todos van a querer cambiarte, pero me quedaré cerca en caso que necesites ayude.

—¿Cambiarme cómo?

Patrick no llegó a saberlo de boca de Leah porque el personal de Valentina no les quitó el ojo desde que pusieron un pie en el vestíbulo. Leah saludó a todos por su nombre y con familiaridad.

 —Iniciaremos por lo peor que son los maquillistas.

Patrick se dejó guiar por Leah. Pronto estuvo frente a una mujer que ni siquiera prestó atención al nombre, solo dijo algo sobre sus cejas y la fuerte personalidad que tenían. No sabía si eso era posible. Lo último que escuchó fue que sus pestañas eran como las de una jirafa y no supo si eso era bueno o malo. Nunca había intentado lucir bien adrede, pero allí estaba dejando que hicieran lo que quisieran con él.

—No, no voy a dejar que depilen nada en estos momentos. ¿Por qué siempre se empeñan en depilar por completo a los hombres?  —dijo Leah inflexible—. Ya he dejado que hagan lo que quieran con sus cejas. El resto se queda como está. Ni siquiera tiene demasiados vellos. Además mi madre les ha dicho mil veces que no se depila a nadie antes de una sesión de fotos. ¿Quieren que ponerle más trabajo a la gente que retoca las fotos?

Luego de una larga discusión en la que Leah fue la ganadora, casi tuvo que arrebatarles a Patrick de las manos a esas mujeres. Patrick estaba demasiado aturdido por todo lo que pasaba. Llegaron a la sala donde estaba el estilista. Gali. Leah se encargó de explicar todo por él y en poco tiempo estaba en una silla frente a un enorme espejo que estaba en la sala.

—Veo porque Valentina te eligió. Solo tenemos que pulirte un poco más y quedarás perfecto para la pasarela.

La sola ida de verse en una pasarela hizo que el estómago de Patrick se encogiera. Sinceramente esperaba que el tipo estuviera exagerando porque si había aceptado era porque creía que sería una que otra foto en algún catalogo o a lo sumo una foto más o menos grande en las tiendas de Valentina.

—Vamos a hacer algo con ese cabello. ¿Qué quieres aparecer como extra en Game of Thrones o por qué lo llevas tan largo?

—No. No dejo que sea tan largo. Planeaba córtalo la verdad.

—Perfecto. Te ahorraré el corte.

Gali hizo que Patrick se quitase la ropa de la parte superior con la excusa que no quería ensuciar el traje. Leah le dejó saber solo con la mirada a Gali que sabía que lo había hecho adrede. El hombre solo le susurró que de algún modo tenía que tener una paga. Leah solo negó con la cabeza y dejó que viera a Patrick un poco antes que le pusiera la gabacha y empezaba a humedecer el pelo cuidando no arruinar el trabajo que los maquillistas habían hecho.

—No abuses tanto, Gali. Patrick es de los tipos tradicionales —advirtió Leah.

—Leah, estamos en la industria de la moda. No puedes protegerlo.

—Lo haré mientras pueda —le advirtió la chica—. Ni se te ocurra teñirle el cabello.

—No lo había pensado, pero qué tal si….

—Gali, voy en serio. ¿No eres tú el que se jacta que puedes dar un cambio de look con solo un corte?

—¿Me estás retando?

—Lo hago.

Patrick solo observó el intercambio en silencio. Finalmente el hombre volvió su atención a Patrick.

—Bien. ¿Alguna moda que no te guste?

—No me rapes de los lados y me dejes todo el pelo encima, por favor —pidió alarmado ante la sola imagen mental—. En realidad no lo rapes de ningún lado, ni hagas figuras extrañas en mi cabeza con la máquina.

Gali soltó una carcajada—Estás en buenas manos, Patrick. Déjame trabajar.

Gali le dio la vuelta para que no se viera en el espejo y tomar las tijeras. Desde que tenía memoria había usado el mismo corte. No muy largo para que su cabello rizado hiciera de las suyas, en realidad lo cortaba lo suficiente como para que se viese ondulado, luego ya cuando iba creciendo los rizos empezaban a formarse, pero pasaban unos cuantos meses hasta que sintiera la necesidad de cortarlo de nuevo.

—Tu cabello muy bien hidratado y es tan sedoso —comentó Gali sacándolo de sus pensamientos—. ¿Qué productos usas?

—Champú del súper.

La risa del estilista no se hizo esperar—Tienes un gran sentido del humor. Está bien no me digas tu secreto. Yo también tengo los míos.

Patrick le miró confundido y luego buscó a Leah con la mirada que se limitó a encogerse de hombros. Pasaron al menos diez minutos hasta que Gali soltó las tijeras y tomó la secadora de pelo y empezó a darle forma al corte. Leah seguía atenta los movimientos del estilista y Patrick no despegaba la vista de ella. Confiaba en que sabría si algo no le gustaría. La sonrisa de aprobación de la chica lo hizo sentir menos ansioso, pero igual no sabía que esperar. Sintió la silla girar y cuando estuvo frente al espejo tuvo que parpadear un par de veces para asegurarse que en verdad era él y no algún tipillo rico que salía en las revistas. De los extremos y la parte de atrás había cortado lo justo para darle volumen al cabello y al mismo tiempo poder ver de nuevos sus orejas y cuello, pero había lo había dejado un poco más largo de enfrente haciendo que sus rizos cayeran sobre un costado de su frente.

—Lo puedes usar así o lo peinas todo para tras y unas un poco de mouse—dijo mientras le enseñaba como peinarlo para luego volverlo a acomodar como lo tenía al principio—. No uses gelatina por favor que vas a arruinar tu cabello. ¿Y bien? ¿Te gusta?

—Eso creo—dijo Patrick—. Digo, no sabía que podía verme así, pero sí. Puedo acostumbrarme a ello.

—Te ves bien, Patrick. Anda ponte de pie.

Patrick volvió a vestirse y con aquel traje, con aquel corte se sintió extraño. No era él. No se sentía él e incluso llegó a preguntarse si así se hubiera visto siempre si su padre no lo hubiera rechazado. La imagen de él y su padre le vino de golpe. Lo imaginó a su lado, pero no duró mucho porque nunca se había permitido siquiera pensar un día normal con él.

—¿Estás bien? —preguntó Leah.

—Sí —mintió Patrick.

No esperaba que un simple cambio de ropa y de peinado le volviera a cuestionarse como hubiera sido su vida si hubiera tenido a sus padres presentes. No necesariamente juntos, pero al menos presentes. Hacía mucho que no se lo preguntaba. La última vez que se lo preguntó estaba seguro que no debió haber tenido ni diez años y después se obligó a dejar de hacerse ese tipo de preguntas y se forzó a concentrarse en vivir su realidad. Todo fue demasiado rápido para asimilar y de pronto estaba esperando que terminasen de fotografiar a la chica que los había encontrado con Leah en el armario.

—Patrick ¿seguro que estás bien?

—Sí, no te preocupes.

—Está bien. El fotógrafo es Paolo Frossi. Es de los mejores de la región. Así que estás en buenas manos. Si no entiendes alguna de las indicaciones no dudes en decírselo ¿ok? Sino creerá que no estás interesado en hacer lo que te diga. No sonrías para las fotografías nunca. Hasta el día de hoy no sé por qué pero nadie lo hace.

—De acuerdo.

—Estaré aquí todo el tiempo ¿vale?

Patrick no pudo evitar sonreír al escuchar la preocupación en la voz de Leah. Asintió antes de ponerse de pie al escuchar que el fotógrafo lo llamaba. Se presentaron mutuamente. Valentina apareció en medio de la conversación y en su rostro se veía lo complacida que estaba con su nueva imagen. Dejó que ellos guiasen la conversación.

Patrick nunca se había tomado demasiadas fotos en su vida, la mayoría eran de ellas en su niñez por lo que no estaba seguro si era fotogénico o no. Paolo le indicó que iniciarían con las fotografías con el traje ya que lo tenía puesto. Pusieron un fondo blanco detrás de él y poco a poco le fue dando instrucciones. Al menos no tenía que sonreír, pensó Patrick. No estaba de humor para hacerlo. Le prestaron una ropa para las tomas con ropa casual y nuevamente Paolo le indicaba cómo debía colocar su cuerpo, sus manos y sus piernas.

Era la primera vez que ponía tanta atención ante la menor postura de cada parte de su cuerpo, ni siquiera cuando jugaba fútbol tenía que estar tan consciente no solo de sus extremidades sino también de la postura de sus manos y pies e inclusive de los dedos. La modelo que estuvo antes que él, Maddy, si no recordaba mal ahora hablaba con Leah quien lucía molesta, pero intentaba ignorarla para mantener la vista fija en él.

Finalmente le dieron un traje de baño de la nueva colección.  Una de las ventajas de jugar para Gastrell era que estaba acostumbrado a cierto nivel de desnudez pública. Aunque tener la mirada de mujeres encima de él por alguna razón lo cohibía un poco.

—¿Tienes un tatuaje? —preguntó Paolo.

—¿Eh? Oh, sí —dijo Patrick mostrándoselo un poco—. ¿Es un problema?

—No, no te preocupes siempre se puede borrar de la foto final. Aunque como consejo es importante que lo hagas saber antes si vas a modelar trajes de baño o ropa interior —le explicó Paolo.

—De acuerdo.

—También no ganes más músculos si quieres quedarte en este lado de la industria. Si tienes demasiados músculos la ropa no te tallará bien. Tu masa corporal en estos momentos está en el punto.

—Entendido.

No era que hubiera ganado esos los músculos a propósito, entre el trabajo de la construcción y los entrenamientos con el equipo prácticamente se habían encargado de moldear su cuerpo. Sabía que nadie le creería que jamás había puesto un pie en un gimnasio, pero no le importaba.

Al final Paolo tomó más fotos de lo que en un primer momento esperaba, pero al menos no se tardó todo lo que había temido. Obedecía todo como un autómata. Una parte de él seguía preguntándose por qué de todas las cosas que podía evocar tuvo que recordar a su padre. La sesión terminó y fue a cambiarse una vez más. Leah había hablado con Valentina sobre el traje y ella no tuvo ningún problema que lo usase el fin de semana, en realidad parecía encantada ante la idea. Le dio su número del celular a Valentina y quedaron que se contactarían pronto. Al menos el regreso a la casa de Neil no tuvo que preocuparse por morir en la motocicleta porque fueron en el automóvil de Leah.

—El resto ya se fue a la U —dijo mientras se estacionaba frente a la casa de Neil—. Iré a alcanzarlos. Creo que Neil querrá ver sin interrupciones tu nuevo look. Solo no lleguen tarde ¿eh?

Patrick asintió y tocó el timbre. Neil no tardó en abrir—Estaba debatiéndome si les enviaba un mensaje o no —dijo mientras abría la puerta. Se quedó mirándolo unos segundos confundido—. ¿Quién cambió a mi novio y me mandó a un modelo?

Patrick sonrió avergonzado—Ya, déjame entrar —pidió. No quería imaginar cómo reaccionaría Neil cuando lo viera con el traje.

Neil se hizo a un lado, pero no dejaba de verlo—¿No me digas que te da pena? Si te ves muy muy guapo con ese corte.

—¿En serio?

—Sí. Aunque voy a quejarme con Leah porque ahora vas a tener más miradas sobre ti —dijo mientras se sentaban en el sofá—¿También te hiciste algo en la cara?

—¿Por qué? —preguntó alarmado.

—Te ves más guapo pero no sé qué es en concreto…

—Ni idea que hicieron —admitió Patrick.

—Genial justo cuando creía que no podías verte mejor viene el universo y me demuestra lo contrario.

Patrick sonrió un poco—Alguien está subestimando su físico.

—Yo no tengo un six pack, ni los brazos marcados. Claro que lo subestimo.

Patrick soltó una suave carcajada y lo atrajo para besarlo. Cerró sus ojos dejándose llevar por el momento, sus manos acariciaban la espalda de Neil hasta que solo terminó abrazándolo, respirando su aroma y fue suficiente para dejar de preguntarse porqué después de tantos años había pensado en su padre de nuevo, en una vida que nunca podría tener. Ni siquiera se molestó en odiar al mundo como cuando era pequeño porque al fin la vida le estaba dando algo mucho mejor.

—Neil…—susurró inconscientemente.

—¿Pasó algo?

—No.

—Estás raro ¿lo sabías?

—¿Lo estoy? No sé, solo estoy feliz de tenerte…

Notas finales:

¡Feliz fin de semana a todos! :) El siguiente capítulo empieza la fiesta. Sí, empieza porque puede que vaya para largo esa fiesta ;) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).