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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! He aquí un nuevo capítulo, gracias a todos los que siguen leyendo y me dejan saber que tal va la historia. Espero que este capítulo sea de su agrado. En seguida contesto los reviews pendientes :'D

II.

El reloj marcó las doce treinta cuando finalmente pudieron salir de clases. Patrick moría de hambre, odiaba que análisis histórico fuera justo a esa hora, porque a veces el hambre podía más que las enormes ganas de seguir escuchando sobre la evolución arquitectónica a lo largo de los siglos. Estaba terminando de guardar todo cuando sintió una mano en su hombro, Patrick se sobresaltó y giró de golpe, dejó escapar el aire aliviado al ver que solo era Fabio.

El chico sonrió divertido por su reacción— Hey, Patrick ¿te animas a ir a comer? ¿O ya todos somos demasiada poca cosa para juntarnos con la mayor nota del taller espacial?

Se echó la mochila al hombro y le indicó que salieran— ¿Ya llegaron con el chisme? — Preguntó como si nada, pero aún un poco molesto por el tema de su maqueta— Por cierto, no te vi ayer.

—El centro de ploteo estaba a rebalsar y para colmo la impresión de un plano salió fatal. He llegado justo antes que el arquitecto se marchara, prácticamente me he tenido que poner de rodillas para que accediera a calificarme en base a ocho.

— ¿Qué tal te fue?

—Me he sacado un cinco.

—Mierda, cuanto lo siento.

—Aún hay 70% en juego, no me desanimo, me consuelo pensando que la maqueta no estaba tan mal y si no hubiera llegado tan tarde hubiera tenido una nota decente— Patrick no podía animarse ni con eso. La idea que uno de segundo hubiese hecho una maqueta con el tipo de concepto que agradaba a Landerson le hacía sentirse menos seguro para el siguiente proyecto—. Por cierto ¿quién creías que era hace unos segundos?

— ¿Eh? No, nadie— Mintió. Por un  momento creyó que el chiquillo ese había osado a entrar hasta su clase, pero aquello era estúpido. Bajaron las gradas del edificio con deliberada lentitud y miró a Fabio, su compañero y lo más cercano a un amigo de arquitectura, le agradaba el tipo, pero no tenía tiempo para hacer vida social; sin embargo, el chico parecía comprender eso y respetar las reglas que Patrick le imponía implícitamente.

Fabio tenía un rostro ovalado casi redondo; cabello castaño claro, liso y largo que siempre andaba sujeto en una coleta, de piel morena; era un poco más bajo que Patrick, tenía una expresión serena que siempre se reflejaba en aquellos ojos negros. Desde el primer año se las habían sabido apañar para llevarse bastante bien, a tal punto que Patrick solo se llevaba con él por voluntad propia, el resto de sus compañeros de arquitectura lo aceptaban porque Fabio siempre lo incluía en sus planes, aunque Patrick se limitaba a pasar tiempo con ellos en la universidad, o a lo sumo en los almuerzos.

Salieron a la pequeña plaza cuando lo vio: Estaba leyendo otra vez— Ay no…—Susurró Patrick deteniéndose de golpe ¡¿Ese chico nunca se rendía?!

— ¿Qué? — Preguntó con cierta curiosidad Fabio. No todos los días veía esa cara de horror en Patrick Smith, dirigió la mirada hacia donde el otro veía.

—Vamos por acá— Dijo señalando un camino más largo. No tenía deseos de tratar con Neil Evans. Se dieron la vuelta para ingresar a uno de los senderos de la U lo más rápido posible, pero no actuó con suficiente rapidez

— ¡Hey, Patrick! ¡No huyas de mí, cobarde!

Patrick giró molesto, no era necesario que gritara de esa manera tan escandalosa, llamando la atención de la mitad de los que estaban en la plaza.

— ¿Conoces al Títere?

La pregunta de Fabio lo tomó desprevenido— ¿Eh? ¿Qué títere?

—A Neil, Neil Evans, el fundador de los Títeres Rebeldes. Mi hermana está metida en ese rollo.

— ¿Los títeres qué? — No tuvo tiempo para preguntar de qué iba ese nombre tan absurdo porque Neil se había plantado frente a ellos.

— ¡Hola, Fabio! ¿Cómo estás?

—Bien, bien. ¿Y tú? ¿Qué te trae por este lado de la universidad?

—Excelente, y estaba esperando a Patrick para ir a almorzar.

Una curiosa sonrisa se formó en los labios de Fabio— ¿En serio? Patrick no me había comentado que ya tenía planes para el almuerzo.

—De seguro no tenía tiempo para hacerlo.

Ambos se sonrieron con complicidad. Patrick se limitó a mirarles molesto.

— Bueno, entonces yo no los interrumpo, de lo contrario no tendrán suficiente tiempo para conversar porque según mi hermana tienen ensayo a las dos ¿Verdad?

—Correcto. No te preocupes terminaremos temprano para que puedan irse apenas salgas de tus clases.

—Gracias, Neil. Bueno, no les quito más tiempo. ¡Nos vemos luego, Patrick!

Patrick intentó buscar el medio para que Fabio no los dejara, pero fue en vano. Miró a Neil quién parecía estar en un eterno estado de alegría. Aquello lograba crisparle los nervios, en especial ese hoyuelo que tenía profundamente marcado en su mejilla izquierda— ¿A poco creías que iba a dejarte escapar tan fácilmente? Habías prometido que tendríamos nuestro almuerzo de negocios.

—Yo nunca he prometido tal cosa, simplemente asumiste lo que querías creer.

— ¿Terminaste de quejarte?

Debió saber que con ese chico era en vano demostrarle que no le agradaba— Sí. Me largo— Empezó a caminar hacia la salida, pero los pasos de Neil atrás de él le irritaban. No comprendía que había hecho para ganarse esa sombra extra. Fue al comedor que usualmente frecuentaba, pero estaba a rebalsar.

—Conozco un buen lugar para comer…

La vocecita del menor detrás de él no hizo que su humor mejorase— Entonces ve. No te estoy reteniendo.

—Claro que sí. Prometiste almorzar conmigo.

— ¡Yo no he…!— Se obligó a interrumpir la oración al notar que había subido demasiado la voz y había llamado la atención de varios— Yo no te he prometido nada. Deja de poner en mi boca palabras que jamás se me ocurrirían— Masculló.

Neil seguía inmune al mal humor de Patrick— Vale, no has prometido nada, pero ya que estamos juntos deberíamos ir a comer.

—No estamos juntos— Exclamó venenosamente—. Oye, estoy ocupado. Quiero encontrar algo de comer medio decente, y por estar discutiendo cosas sin importancia los lugares se están llenando.

—Eres tú quien está discutiendo cosas sin importancia— Dijo encogiéndose de hombros.

Patrick desvió la mirada y siguió caminando por todos los comedores que se ajustaban a su presupuesto. Al parecer todos se habían puesto de acuerdo para ir a los lugares que frecuentaba o todos estaban cortos de dinero y por eso recurrían a esos sitios. Justo cuando estaba perdiendo las esperanzas de encontrar un lugar barato y agradable para comer vio uno en el que quedaba una mesa justo a la entrada.

— ¿Comeremos aquí?

Patrick se giró molesto— No. Yo comeré aquí. Tú te irás por tu lado, y verás donde demonios comes porque no estoy dispuesto a arruinar mi almuerzo por discutir contigo.

Neil sonrió un poco— Eres tú el que está discutiendo y ahora gracias a que estás perdiendo el tiempo en cosas sin importancia te has quedado sin la mesa y la comida.

Para cuando Patrick giró su rostro una pareja estaba terminando de sentarse. La poca paciencia que había tenido se evaporó— ¡¿Ves lo que has hecho?! — Le recriminó a Neil— ¡Ahora ¿qué demonios voy a comer?! Todos los malditos comedores están llenos.

—Te dije que te invitaba a almorzar…

— ¿Y adónde esperas que comamos? ¡Todo está lleno!

—Conozco un lugar que tiene una comida riquísima y siempre está vacío. Vamos— Le animó Neil con una sonrisa, y empezó a caminar alejándose de los comedores. Había avanzado unos cinco metros cuando se detuvo al notar que Patrick no lo seguía— O puedes quedarte a buscar las sobras, pero no es muy recomendable porque he escuchado que las mezclan con las de días anteriores y te arriesgas a una indigestión.

—Si voy contigo no es porque me simpatices…

—Es solo un almuerzo de negocios al que te estoy invitando. ¿A qué le temes?

Miró a su alrededor, no había muchas opciones a esas alturas. Todos los lugares estaban repletos y los que no estaban; estaba seguro que se salían de su presupuesto—Bien, te sigo— Y él solo quería terminar con todo ese embrollo de una sola vez. Los primeros días después de parciales eran lo más cercano a unas vacaciones en pleno ciclo y ahora gracias a Neil no podía disfrutarlos.

Patrick miraba de reojo todos los negocios que dejaban de lado. ¿A dónde se suponía que iban a comer? Dejaron atrás todo los lugares que Patrick alguna vez había visto para almorzar, pero siguieron en línea recta. Quizás era un nuevo lugar que habían abierto hace poco, pensó mientras cruzaban hacia la derecha, fue allí cuando Patrick frenó de golpe— ¿A dónde me llevas?

Neil miró extrañado a Patrick— A comer ¿No es obvio?

—No me dijiste que comeríamos en tu casa y menos con tu familia — Dijo sin apartar la mirada del enorme portón de la colonia privada.

— ¡Oh no! Mis padres no viven conmigo. No te preocupes— Exclamó sin prestarle importancia. Se acercó a una de las cámaras de seguridad— ¡Abre, Ralph! —Pidió justo cuando las puertas se abrieron automáticamente.

Patrick, aún no muy seguro qué demonios hacía allí, entró. Pasaron junto a la caseta y un vigilante regordete le dio la bienvenida al “señor Evans”. Subieron por una pequeña, pero muy empinada, cuesta. Allí las casas eran ridículamente enormes, fue lo primero que notó Patrick, por fortuna no era de esas residenciales que él encontraba grotescas, en el sentido que todas las casas eran construidas con el mismo estilo de fachada y no podían modificarles nada por temor a que perdieran valor. Para alguien como él, donde la creatividad jugaba un papel muy importante, ese tipo de residencias eran un insulto al progreso.

Pero ese no era el caso de ese lugar, además era bastante tranquilo. Quizás demasiado tranquilo para él que estaba acostumbrado a escuchar el ruido de los buses; de las alarmas de los autos; los gritos de niños o de sus vecinos. Tanta tranquilidad le hacía crisparse. En frente de cada casa estaba plantado un árbol floral que hacía más colorido el lugar.

A lo lejos vio un parque para que los niños pudieran ir a jugar. Él nunca se había puesto a pensar qué tipo de residenciales rodeaban la universidad, pero ahora que las veía se decía que era normal ese tipo de casas; después de todo su U no se caracterizaba por ser barata, la mayoría de personas que iban allí eran de clase acomodada o alta.

Se detuvieron en la casa más pequeña de todas, pero no por eso le restaba elegancia. En realidad le pareció increíble. Una autentica fachada del estilo victoriano. Se quedó observando el lugar más de la cuenta lo que llamó la atención de Neil— Demasiado ¿verdad?

— ¿Eh?

—Mi abuelo la construyó hace más de cincuenta  años, cuando todavía no se había construido la universidad. Le gustaba el rollo victoriano, en aquella época supongo que estaba bien, pero ahora es demasiado llamativa a mi criterio.

—Me gusta— Admitió Patrick a su pesar, más movido por su pasión por la arquitectura que por entablar una conversación con Neil—. Tiene una elegancia que le hace falta a muchas de las construcciones hoy en día.

Neil sonrió y le indicó que siguieran. El patio delantero estaba adornado por unos setos con flores. Patrick no se explicaba como todos los vecinos podían tener el césped tan verde en esa época del año. La mayoría de árboles por donde él vivía estaban secos y muchos apenas tenían hojas.

— ¿Entonces vives con alguien aquí? —Preguntó no fiándose de la excusa que no vivía con su familia.

— ¿Eh? Oh, no, sólo yo— Le explicó demostrando su entusiasmo porque la conversación fluyera. Neil abrió la puerta—. Bueno, yo y Danny…

Antes que Patrick pudiera preguntar quién era Danny sintió chocar contra su pierna y que luego mordisqueaba su pierna. Al bajar la mirada se encontró con un cachorro husky siberiano. Le dio una sutil patada que hizo que soltara su pantalón, pero sólo sirvió para que gruñera un poco y volviera a arremeter contra él intentando mordisquear con más fuerza su pierna.

—Danny, sé bueno— Lo reprendió Neil mientras se inclinaba a tomar el cachorro—. Lo siento, es demasiado travieso, aún lo estoy entrenando.

—Una vez leí que este tipo de perros tienen el instinto de jauría bien desarrollado y para obedecer a alguien deben verlo como un líder— Notó como había captado por completo la atención de Neil, por lo que Patrick sonrió con suficiencia antes de añadir: — Es normal que no te obedezca, te ves muy pasivo para ser un líder.

Neil frunció el ceño— Yo no tengo cara de pasivo…

—Yo no me refería a la cara, pero ya que lo dices…

—No me hagas arrepentirme de haberte invitado a almorzar.

—Tú has sido el que prácticamente me ha obligado a venir.

Neil sonrió— Bah, sólo te gusta que te rueguen. Anda, ten a Danny un minuto— Pidió pasándole el cachorro.

— ¿Eh? Pero a mi…—A él ni siquiera le gustaban los perros. Neil terminó de abrir la puerta que había intentado cerrar en vano para que el perro no saliera y le invitó a pasar.

Patrick no pudo evitar mostrar un poco de asombro al notar el interior del lugar. Neil caminó hasta la cocina y frunció el ceño— Mierda, ¿qué día es hoy?

—Miércoles ¿Por qué?

Neil alzó su mirada— Rayos, olvidé por completo que hoy no viene Marie.

— ¿Marie?

—Es una amiga de la familia, me echa una mano con la limpieza de la casa, la ropa y la comida, pero solo viene dos veces por semana.

Patrick tardó un poco en procesar que aquel niñato no solo tenía esa enorme casa para él solo, sino que también tenía quién le hiciera la limpieza, le lavara y seguramente le planchara, y además tenía cocinera privada.

Neil le miró avergonzado— Bueno, creo que iremos a comprar algo de comer.

— ¿Acaso no sabes cocinar?

—No. ¿Y tú?

Patrick no podía creer que estuviera frente a un tipo como él— Claro que sí. No soy un hijo de mami y papi como tú, pero no voy a cocinarte nada, así que mejor nos damos prisa, a esta hora todos los comedores deben de tener solo sobras, así que…

—Podemos ir por unas hamburguesas o una pizza— Propuso Neil con una sonrisa—. Así no perdemos el tiempo buscando en los comedores que no vimos.

— ¿Tienes idea lo lejos que quedan los restaurantes de comida rápida?

—Podemos ir en el auto—Dijo encogiéndose de hombros, tomando unas llaves de un vehículo y mostrándoselas a Patrick.

El chico se limitó a poner al perro en el suelo y tirar su mochila en un rincón donde no estorbara. Ese tipo era imposible. Salieron de la casa y fue hasta entonces que notó el BMW rojo aparcado al otro lado de la acera — ¿Ese es tu carro? — Dijo sin salir de su asombro y un tanto de su indignación.

—No seas tonto, es de mi madre. Ella iba a ocupar el mío esta semana porque iba a ir a no sé dónde así que me tocó traerme el de ella.

—Debe ser una tortura— Murmuró entre dientes mientras subía en el asiento del copiloto. Patrick miró el interior con detenimiento, pero apenas subió Neil a su lado se obligó a fingir desinterés. La música empezó a sonar de inmediato y notó el iPod del tipo.

—Si no te gusta puedes cambiarla— Dijo mientras le pasaba el iPod—. Algo debe haber que te guste.

—No, no esa canción está bien— Al menos en la música eran bastante compatibles. Se entretuvo durante todo el camino viendo las canciones, al menos así se ahorró tener que hacer algún comentario sobre todo lo que acababa de ver.

Se detuvieron en un semáforo— ¿Quieres hamburguesa o pizza? —Preguntó Neil bastante animado mientras movía sus dedos al ritmo de la música.

—Da igual…

Neil frunció el ceño— Quiero sushi. ¿Quieres sushi? De repente se me antojó, no sé por qué. ¿Qué dices?

—Nunca he probado el sushi…

—Es broma ¿verdad? — Exclamó sorprendido. Miró a Patrick sin salir de su extrañeza quién le sostuvo la mirada desafiante. Neil sonrió— Entonces sushi será. Hay un lugar buenísimo por aquí y no es caro— Antes que Patrick pudiera negarse, Neil giró con brusquedad haciendo que el mayor se golpeara la cabeza contra el vidrio del auto.

Cinco minutos después se detenían ante un restaurante que tenía toda la pinta de ser a los que Neil acostumbraba ir, pero por donde Patrick viera no comprendía que entendía Neil como “No es caro”. Patrick deseó haber dicho que quería la hamburguesa, pero ahora no servía de nada quejarse.

Entraron al restaurante que era más grande de lo calculado. Una larga hilera de butacas y mesas de repartían por el local. Al lado izquierdo había una barra para ver los ingredientes del sushi. Un exótico olor le llegó de pronto y el hambre que había ignorado por varios minutos volvió con fuerza.

Neil se sentó en una de las butacas del final y Patrick lo siguió con cierta reticencia. Se sentó y tomó el menú. Sus ojos se fueron directo a los precios, aquello era un hábito que no podía evitar borrar, estaba acostumbrado a economizar al máximo sus ingresos y aquel lugar definitivamente se escapaba de su presupuesto.

—Pide lo que quieras, recuerda que yo invito— Le dijo amablemente Neil.

Patrick frunció el ceño, no le gustaba que se lo recordara. No estaba acostumbrado a las invitaciones a comer y menos a sitios como ese donde no entendía bien el mecanismo de los alimentos. Miró de reojo pasar más de algún plato, pero no alcanzaba que a ver que era qué, Neil notó aquello, pero se limitó a seguir viendo el menú y sonreír para sí.

Minutos después llegó la mesera que saludó a Neil con bastante familiaridad— ¿Quieres que pida por los dos? — Preguntó al notar que Patrick no se decidía. El chico alzó la mirada y asintió dejando el menú en la mesa.

— ¿Lo de siempre? — Preguntó la chica con naturalidad.

—Sí, y dos sodas. Gracias.

—Volveré pronto con todo.

Una vez quedaron solos se sumieron en un profundo mutismo. Patrick se distrajo viendo el recipiente de la salsa de soya. Alzó un poco la mirada y notó a Neil que no hallaba como iniciar una conversación— ¿Qué tal tus clases? — Preguntó finalmente.

—Bien.

— ¿Y el entreno?

—Igual.

—Eres delantero ¿verdad?

—Sí.

— ¿Te gusta tu posición o quisieras jugar en otra?

—Da igual…

Neil se mordió el labio un poco sin saber bien qué hacer— ¿Te gusta el lugar? —Patrick se limitó a encogerse de hombros sin siquiera mirarlo— ¿A qué horas tienes clases? No es que se tarden mucho con la comida, pero ya son la una y…

—Tres y media—Exclamó para interrumpir esa verborrea innecesaria.

—Oh, entonces tenemos tiempo. Eso es bueno.

Patrick se limitó a mirarle de reojo alzando una ceja, dándole a entender que no veía lo bueno a esa situación.

— No eres de los que hablan mucho.

Tuvo que morderse la lengua para no decirle en ese instante que no hablaba mucho con las personas que no le agradaban y  desde el instante que había destruido su maqueta había sido puesto en el primer puesto de personas indeseables; así que su esfuerzo fue monumental al recordar que jamás podría pagar lo que sea que haya pedido para que comieran.

Un nuevo silencio más pesado se instauró entre ellos. Patrick se dedicó a examinar las paredes del local lo cual le proporcionó un buen distractor— Po-podrías…—Empezó Neil luego de unos minutos— Podrías decir algo. No estoy acostumbrado a estar en silencio tanto tiempo con alguien y es incómodo.

Patrick desvió su mirada para examinar el local que tenía unas perpendiculares muy curiosas, pero no fue suficiente para ignorar la mirada que seguía puesta en él— ¿Quieres decirme sobre el negocio?

—No. Aún no. Comemos primero y hablamos de negocios después.

Patrick se encogió de hombros— Tu dinero: tus reglas, al menos esta vez.

Neil sonrió un poco— Otra vez, lo siento por mi atrevimiento con tu trabajo.

—Ya lo dijiste una vez.

—Es que en verdad…

—Ya me quedó claro— Dijo cortando el tema de raíz.

Neil se llevó su mano a la nuca  con cierta incomodidad— Le agradaste a Danny, cuando mordisquea a la gente es porque le simpatizan. No suele suceder muy a menudo. Generalmente empieza a ladrar sin parar. ¿Te gustan los animales?

Patrick dejó escapar una sonrisa de lado, ¿en verdad estaba tan desesperado por no dejar morir la conversación? Tenía que admitir que era perseverante, la idea que pronto empezara a tocar temas prohibidos para él le hizo tener que ceder ante esa pregunta inocente—Supongo, tengo un gato.

— ¿Cómo se llama?

—Niebla.

—Un nombre bastante curioso— Dijo con una sonrisa Neil— ¿Le pusiste tú el nombre?

—No, mi abuelo.

— ¿Y por qué?

—No lo sé.

—Quizás deberías preguntarle. Los nombres de los animales dicen mucho de los dueños.

Patrick asintió inconscientemente y la pregunta se le escapó de los labios: — ¿Y el perro por qué se llama Danny?

Las orejas de Neil se encendieron de un rojo que Patrick encontró extrañamente divertido— Bueno, es vergonzoso. En mi familia siempre acostumbramos a ponerles a los animales el nombre de alguna caricatura que nos gusta. Mi abuelo tenía un perro al que le puso Astro por los supersónicos, mi papá le puso a su perro Mazinger…

— ¿Y tú pobre perro se llama Danny por?

Neil le miró avergonzado— Por Danny Phantom. Ok, ya puedes reírte. Todos lo hacen.

Patrick se quedó analizándolo un segundo— Tiene lógica. Es blanco con negro, además tiene un ojo de color azul y el otro verde. ¿Por eso le pusiste así? Tiene ambos lados: el normal y el fantasma. Supongo que si lo piensas bien no es tan raro que entre todas las series hayas elegido esa.

La mayoría sólo se reían al escuchar por qué le había puesto así a su perro, pero se sorprendió que Patrick pudiera descifrar la razón, ni siquiera Logan que era su mejor amigo de años lo había podido hacer, también estaba sorprendido por la cantidad de palabras que soltó Patrick de repente, como si no estuviera consiente que estaba hablando con él— ¿Verdad que sí? Es bueno que al menos uno entienda un poco lo que pienso, la mayoría sólo se ríe.

Patrick estuvo a punto de mostrar una sonrisa cuando se recordó que aquel tipo le desagradaba profundamente— Tienen lástima de tu perro.

— ¡Oh vamos! ¿En serio? Ya estás con el ceño fruncido de nuevo, ya había conseguido hacerte sonreír. Era mi logro del día.

Patrick apartó la mirada— No he sonreído.

—Sí, si lo has hecho.

En ese momento les fue servido el sushi y Patrick agradeció que finalmente se callara.

—Buen provecho— Dijo Neil una vez tenía el plato frente a él. Tómo sus palillos y se llevó un rollito de sushi a la  boca— Ummm. Está riquísimo.

Patrick apartó la mirada de Neil y tomó sus palillos— ¿Qué tienen dentro?

—Es sorpresa.

—No seas infantil.

— ¡Oh vamos! Sólo pruébalo. ¿Dónde está tu instinto de la aventura?

—Perdido en alguna selva.

Neil frunció el ceño— Pues ve a buscarlo porque no voy a decirte hasta que me digas si te gusta o no. No quieras siempre tener las respuestas a todas tus preguntas. Patrick bufó e intentó imitar la técnica del otro, pero falló, a la quinta vez que el sushi casi se cae sobre su camisa desistió. Notó que Neil parecía divertirse con esa situación— ¿Quieres unos cubiertos? ¿O te los comes con la mano?

—No—Tuvo que batallar al menos otros tres minutos antes de conseguir tomarlo entre los palillos. Se sentía bastante patético por sentirse orgulloso de ese diminuto logro, con cuidado se lo llevó a la boca e hizo una pausa— ¿Cómo se supone que debo comerlo? ¿Todo de un solo?

—Sip.

Patrick examinó el rollo de sushi— ¿En serio? No le encuentro el chiste a metérselo todo a la boca. Las cosas no se disfrutan si se meten todo de una vez a la boca....

—Pues el tipo con el que estabas en la mañana parecía disfrutarlo aunque se lo metiera todo de una vez— Comentó distraídamente Neil—. La próxima vez pregúntales si ellos le encuentran el chiste—Aquello tomó por sorpresa a Patrick y soltó una pequeña risa que se vio obligado a callar llevándose la mano a la boca—. Ves, allí estás riendo de nuevo.

Patrick tuvo que ceder esa vez, y se llevó el sushi a la boca bajo la mirada expectante de Neil. Era raro tener a alguien observando cada gesto. Masticó con lentitud. Era de una consistencia extraña, pero no era desagradable como en un primer momento pensó— Está bueno…

— ¿De verdad?

—Sí. No sabe mal.

Neil sonrió abiertamente— ¡Uff! Qué alivio que te haya gustado. Si no te llenas podemos pedir más.

—Está bien.

No volvieron a cruzar palabra durante el resto de la comida, no porque Neil no lo intentase, sino porque Patrick ya no tenía la menor intención de interactuar más. Terminaron de comer. Una vez terminada la comida esperó que el otro hiciera lo propio y le indicara de una vez cual era ese negocio el cual ya se había planteado rechazar. No tenía tiempo para tonterías.

— ¿Quieres otra soda?

—Una cerveza me vendría bien.

Neil le miró extrañado, pero Patrick no mudó su expresión— Oh, ok. Lo siento. Yo no bebo, así que se me olvida a veces que hay más que soda, té y agua para ofrecer— Llamó a la mesera y pidió otra soda y una cerveza para Patrick. Una vez cada uno tuvo su respectiva bebida Neil decidió hablar—. No sé si sabes, pero estoy en el grupo de teatro de la universidad.

Patrick asintió indicándole que podía seguir,  pero el otro no lo hizo, como si esperara que él agregara algo a la conversación —Fabio me comentó algo. Los Títeres Rebeldes ¿verdad? — Exclamó para luego darle un largo sorbo a su cerveza.

—Sí.

—Que nombre tan mierda…

Neil sonrió sin complejos— Eso dicen todos.

— ¿Y por qué lo usan entonces? — Cuestionó antes de darle otro sorbo.

El menor dio un sorbo a su soda antes de responderle: — Podría decírtelo, pero eso no sería divertido. Ya lo descubrirás por ti mismo.

—Oye, yo no tengo tiempo para…

—Sé nuestro escenógrafo— Lo cortó Neil con una seriedad que Patrick no lo creía capaz.

—No.

—Sé nuestro escenógrafo.

—No— Exclamó con rotundidad antes de darle un último a su cerveza.

— ¿Por qué no?

—No tengo tiempo para tonterías. Además no sé nada de teatro.

Neil no perdió la paciencia ante la hostilidad de Patrick— No es necesario que lo sepas. Sólo necesito ideas para hacer los diferentes escenarios para las obras.

—Para eso está Fabio. Su hermana está envuelta en esa mierda ¿no? Eso se supone que hacen los hermanos, ayudarse unos a otros para todo tipo de tonterías.

—No quiero a Fabio, te quiero a ti.

La rotundidad con la que pronunció esas palabras dejó a Patrick perplejo unos segundos— ¿Por qué?

Neil se acomodó en el asiento, hasta ese momento había permanecido muy tenso, no era que no le sorprendiera que Patrick se negase, pero la hostilidad con que lo hizo fue lo que lo había dejado confundido— Por tu maqueta.

—Esa cosa era una mierda. No hubiera obtenido ni un cinco. Todo mi trabajo es una porquería.

—Eso no es cierto.

Patrick le miró con impaciencia— Soy yo quién sabe de esas cosas. Tú eres un simple estudiante de ingeniería ¿qué podrías saber tú?

Neil frunció el ceño y se inclinó hacia la mesa— Sé más cosas de las que crees, Patrick Smith. Si digo que me gusta tu trabajo es porque he visto otros y lo tuyo es de lo mejor que mis ojos han visto hasta el momento.

—Entonces deberías fijarte más en el trabajo de los demás, Evans.

El menor se frotó su nuca— ¿Qué sucede contigo? La mayoría de arquitectos que conozco no andan denigrando su propio trabajo. A lo sumo dicen que no ha sido su mejor trabajo o que si hubiesen tenido más tiempo hubieran presentado una mejor propuesta, pero tú dices de una vez que es malo. ¿Entonces por qué estudias algo en lo que piensas que eres pésimo?

Patrick le miró furioso— ¿Sabes qué? No tengo por qué quedarme a escuchar esas tonterías.

— ¿Qué? ¿Te vas tan pronto? No es mi culpa que te molestes porque te haga preguntas que ni tú mismo puedes responder.

La expresión furiosa cambió a un semblante anonadado. No entendía a aquel chico, por más que lo intentase no podía descifrar qué demonios pasaba con él o por qué de repente aparecía y hacía todas esas preguntas creyendo que tenía el derecho a una respuesta —Simplemente ya rechacé tu encantadora propuesta. No hay nada más que hablar.

— ¿No vas a ser nuestro escenógrafo?

— ¡Maldita sea, ¿qué no entiendes que es un no?! ¿Eres retrasado o qué mierda te pasa?

Neil sonrió con autosuficiencia— No estoy acostumbrado a un no por respuesta.

Patrick le fulminó con la mirada— ¿Has escuchado el dicho: Siempre hay una primera vez para todo? Pues esta es una de esas, así que tatúalo en tu maldita frente: NO— Se puso de pie y salió del lugar ignorando la mirada confundida de la mesera cuando pasó a su lado. Empujó la puerta furioso— Maldito lugar, maldito niño rico…— Empezó a caminar a la parada más cercana. Miró la hora, si no se daba prisa no iba a llegar para su clase de las tres y media. Al alzar la mirada notó que Neil lo seguía en el auto.

—Oye, si sabes hacer shows, la próxima te llevo a un lugar donde no me conozcan— Patrick le ignoró olímpicamente—. ¿Qué? ¿No vas a hablarme? —Preguntó Neil alternando su vista entre el camino y el mayor— Oye, no es que quiera arruinar el estilo de tu berrinche, pero te has olvidado la mochila en mi casa—Patrick se detuvo de golpe al recordar ese detalle importante. Empezó a maldecir por lo bajo—. Bueno, date prisa y sube que tengo una larga fila de autos detrás de mí.

Patrick se limitó a subir al asiento de atrás furioso dando un terrible portazo. Se hundió en el asiento ignorando aquellos ojos color chocolate que apenas se apartaban del retrovisor donde le miraba divertido por la situación. En verdad Patrick no entendía qué era lo gracioso. Por fortuna el camino de regreso fue un poco más rápido que el de ida.

Patrick notó por la ventana un pick up estacionado frente a la casa de este, uno que estaba seguro que no estaba cuando se marcharon. Antes que pudiera preguntarle a Neil, este se giró y por un segundo pudo haber jurado que notó nerviosismo en su mirada, pero al parpadear la expresión del menor era de un semblante neutral — Mi padre…

— Creía que vivías solo.

—Y lo hago, pero mis padres vienen a verme de vez en cuando, bueno no a mí, vienen a ver la casa para asegurarse que no la he quemado.

— ¿Aún dejas que te controlen?

—Oye, se preocupan por mí. ¿Vas a decir que los tuyos no hacen lo mismo?

Patrick frunció el ceño y abrió la puerta— Mis padres están muertos— Dijo justo antes de salir del auto, pero se contuvo de azotar una vez más la puerta. Llegó hasta la entrada de la puerta cuando apenas Neil iba bajando del auto bastante pálido. Patrick se apoyó en la pared y cuando el menor llegó a su lado evitó su mirada avergonzado.

—Salgo enseguida con la mochila— Abrió la puerta con una lentitud que Patrick consideró exagerada— ¿Papá?

— ¡Neeeil! — Patrick apenas logró ver una mancha borrosa bajar las escaleras con rapidez. Al siguiente segundo se abalanzaba contra Neil quien tuvo retroceder los pasos que había conseguido entrar— ¿Dónde estabas? ¡Te he estado esperando por más de una hora! ¿Y quién es él? — Preguntó al notar a Patrick.

—Hola, hola, también me da gusto de verte— Neil dirigió la mirada al mayor y sonrió un poco nervioso—. Él es Patrick.

Neil abrazaba a un niño que no debía tener más de cinco o seis años. Era una versión miniatura de Neil a excepción por los ojos que eran de un café oscuro, casi negro— A él nunca lo había visto. ¡Hola, Patrick! Tienes un nombre gracioso.

Neil se tensó, pero Patrick se limitó a encogerse de hombros— Supongo. Nunca lo había pensado. ¿Por qué lo dices?

—No lo sé, sólo suena divertido: Patrick. No sé, es raro, me gusta.

Patrick se limitó a suspirar, justo lo que necesitaba: Una versión miniatura e igual de rara que Neil.

— Joshua. ¿Con quién estás hablando?

Por las escaleras bajó una mujer que no fue difícil identificar como la madre de Neil por los ojos y por los mismos hoyuelos en las mejillas— Oh, hola. No sabía que teníamos visitas— Exclamó animada al ver a Patrick quien no alcanzó a percatarse como Neil se tensaba un poco— No seas tímido, anda pasa.

Si la situación no le hacía nada de gracia segundos atrás, cuando se vio forzado a entrar y notó en la sala al que tampoco costó identificar como el padre de Neil, porque se parecían demasiado, la situación se le hizo especialmente incómoda.

— ¿Qué hacen todos aquí? — Preguntó Neil mirando con nerviosismo a Patrick.

—Veníamos a saludarte. Te extrañábamos. En especial Joshua. Así que aprovechamos que tenía que venir al registro a ver la información de unos terrenos y que tu hermano salía temprano ahora por una actividad en el colegio, para pasar a verte.

El padre de Neil quien había estado hojeando el periódico finalmente pareció percatarse de la conversación que fluía en la sala, y fue cuando notó a Patrick y sonrió animadamente—  Craig Evans. Mucho gusto.

Patrick intentó sonreír, pero solo le salió una mueca— Patrick…— Dijo algo cohibido— Smith. Patrick Smith.                                                

—Un gusto, Patrick, soy Erika— Intervino la madre de Patrick quién se acercó para besarle la mejilla—. Disculpa nuestros modales, veo que ya conociste a Joshua.

—Y a Danny—Dijo a su pesar Patrick.

— ¿Te mordisqueó o te ladró? — Preguntó Joshua.

—Lo primero.

—Le caes bien— Exclamó Joshua dando pequeños saltos casi en una celebración—. Eres el primer amigo de Neil que le cae bien. Danny ya es tu amigo, así que también eres amigo mío.

—En realidad Patrick…—Empezó Neil, casi en un susurro.

— ¿Ya almorzaron? —Preguntó la madre de Neil.

—Sí. Recién venimos de comer algo.

—Bueno, aún pueden comer el postre. ¿Te nos unes Patrick? — Preguntó Craig.

—Es muy amable, pero tengo clases a las tres y media…

—Aún hay tiempo— Observó Joshua.

—N-no,  es que quería llegar temprano porque…

Erika sonrió antes de decir: —Aún es temprano no son ni las dos y media. Además la U está aquí cerca no te tomará ni quince minutos llegar allí. ¿Qué dices?

—Creo que Patrick tiene cosas que hacer— Intentó ayudar Neil.

Patrick se apresuró a agregar: —No quiero interrumpir su tiempo familiar…

Erika insistió un poco más— Y no lo harás. Nos gusta conocer a los amigos de Neil. Hasta ahora no hemos tenido el placer de conocer a ninguno de la universidad.

Patrick maldijo su mala suerte—Son todos muy amables, pero esta vez creo que paso. Además estoy bastante lleno y…

—Pero tenemos helado de postre, Patrick, ¿te gusta el helado? — Preguntó Joshua.

La pregunta le tomó desprevenido haciendo que contestara con franqueza—Sí me gusta, pero…

—Entonces no se diga más— Exclamó Craig poniendo una mano en el hombro de Patrick—. Te quedas un rato más.

Patrick intentó controlar un poco el temblor que empezaba a sentir en sus manos. Su mente solo le decía que se iba a arrepentir de no salir corriendo en esos instantes.

Notas finales:

¿Que tal pintas las cosas para el pobre Patrick? ¡Hasta el otro fin de semana! :)


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