El mancebo sabía que estaba a merced del que estaba frete suyo, aun tambaleándose se volvió a incorporar
- EL SENOR ZIM NO TE HA PERMITIDO LEVANTARTE- el mismo cadete alzo la mano para volver a darle un golpe más, más sin embargo la mano de su mayor la detuvo en seco
- Escúchenme bien…-levanto al humano de un tirón descuidado para pegarlo a si con descaro- el será mi esclavo de ahora en adelante… y nadie…más que yo podrá ponerle un dedo encima…a menos que lo autorice…
Un silencio sepulcral invadió la sala dejando a sus súbditos y personal bastante enojados con el “nuevo “más no podían hacer nada, si lo tocaban era probable que sus cabezas colgaran en la sala de su adorado alto.
Dib por su parte se sentía demasiado débil, no quería ser tocado, no quería ser avergonzado frente a todos, pero…ese tacto con su cuerpo caliente no dejo que se apartase, decidió dejarse hacer en eses momentos, no se movería no quería saber lo que era un golpe de Zim, no ahora que tenía ese tamaño y ese poder.
Los presentes hay asintieron y el pobre cadete fue arrastrado a su horrible final, una sonrisa se dibujó en el rostro del humano al escuchar sus gritos por los golpes recibidos.
El jaloneo brusco de su poseedor fue suficiente para volver a la realidad y borrar su expresión de satisfacción de su rostro, no sabía que sería de él, pero, sinceramente, se sentía mucho mejor así, bajo la custodia de que alguna vez “Domino” pero ahora, los papeles estaba invertidos.
El pasillo estaba completamente pintado con imágenes de la raza irken, los detalles pintados con oro resaltaban con solo verlos inclusive se veían mas preciosas que las mimas piedras preciosas.
- Cuanto tiempo…-finalmente enuncio el más alto-parece que fue ayer cuando tratabas de ponerle a Zim esas ridículas esposas…-seguía caminando, ni siquiera le avía volteado a verle.- ¿no tienes nada que decir humano-mono?-sentía como el aire fresco del lugar enfriaba su sudor dándole una sensación aunque pareciese asquerosa, muy satisfactoria para el humano que moría de calor
No hubo más diálogos el resto del camino, mejor dicho ni siquiera hacían contacto visual, era como si, ninguno de los dos existiese.
Llegando a una gran habitación, probablemente la habitación principal, el humano fue acostado a la fuerza sobre la cama-ponte cómodo querido…-con sus fuerzas se acomodó de forma que pudieses levantarse en guardia, Zim aprovechando que este estaba orillado se sentó junto a el-¿tienes hambre?-Dib negó levemente-¿sueño?-volvió a negar- no hablas…-de sorpresa le dio una bofetada- habla cuando te hable…-el humano tenía la cara inmutable, sinceramente, era la mejor sensación que ha tenido en días- … no quiero nada ,”señor”-carraspeo levemente en lo de “señor”
La mano enguantada del irken pasó suavemente sobre la parte herida de su rostro ¿Zim quien te entiende? Pensó al son de esa acción tan despreocupada; queda solo en esa habitación.
Mirando el techo no bajaría la guardia, no ahora que estaba en campo enemigo, y, aunque en parte le se sintiese seguro, estaba consciente de que solo era un objeto más para el placer del Irken, por que inclusive sabia, que bajaría la guardia, tarde o temprano…para sentirse, de alguna forma querido…
…
Las horas pasaron en esa habitación, para el humano fueron días, la atención que tenía recalcaba en sus temblorosas y anémicas manos
“No importa lo que me pase, no heriré ni tratare de escapar, no lo vale, no importa, ya no soy nada…”
Sus pies descalzos sobre esas limpias telas lo hacían sentir demasiado asqueroso, sus lentes comparados con el cristal de las ventanas no eran más que un par de rondanas sucias y rotas “salvar al mundo, salvarme a mí mismo, eso ya no existe, ya ni siquiera yo existo” acurruco su cabeza entre sus delgadas piernas tratando de no auto compadecerse, mentalizándose de que todo esto era realmente malo, Zim lo mataría al primer error que cometiera.
Un suave y agradable aroma lo saco de sus débiles lamentos, era una sirvienta de ahí, una irken bastante bonita “inclusive siendo un alíen “en sus manos traía un bandeja azul con un plato, un vaso y unos cubiertos, olía muy bien- el señor Zim te ha mandado estos alimentos, si está demasiado dulce puede cambiarlo por algo más…- las manos de la pequeña estaba desgastadas y el enorme mono blanco en su espalda tenia manchas de sangre así como su delantal “si así trataba a sus empleados no quería descubrir que hacía con los esclavos” tomo si basilar a la dama la bandeja, esta misma le coloco un pañuelo alrededor de su cuello.
Era cierto lo que la chica había comentado, esa carne era más como un panecillo de un suave sabor a vainilla cubierto por chocolate, sin dudarlo no era empalagoso, era suave y él tenía hambre como para renegar la comida “aparte era un esclavo “aunque el hambre lo estuviese matando, comido despacio hasta que la chica se fue del cuarto para sungarse el alimento de forma desesperada su cuerpo agradecía con cada bocado la carga de energía que le daba todo eso , gracias a ser capturado, gracias a la chica, gracias a…Zim… Se limpió la boca con el pañuelo, se vio en un espejo de hay cerca, con solo verse reflejado le producía una tremendas nauseas, cerró los ojos para normalizar su respiración puesto que por comer de esa manera olvido que necesitaba de eso para vivir.
La bandeja fue devuelta a la cocina, y consigo un plato que aparentemente no fue usado para comer. El cuerpo del humano había recobrado un poco de la fuerza que había perdido, por consiguiente su conciencia, de darse cuenta que estaba en una tina, donde había un montón de guardias, que estaba desnudo, y que se lavaba lentamente, y que no dejaban de ver su piel tan clara y suave al tacto, tenía varios moretones en la piernas y sus caderas por alguna razón seguían estando levemente anchas con un trasero redondo. “¿se estarán burlando de mi condición? “Inocentemente pensaba eso, hasta que en los guardias del fondo vio una escena que casi provocaba su asco, uno de los más gordos de hay estaba a plena paja sin quitarle la mirada de su parte baja, ahora sabía que los Irkens también se pajean, también tiene tendencias homosexuales y, que también sufren de sobre peso.
“vida inteligente mis testículos” eso de guardar silencio resulto muy conveniente, puesto que no había recibido golpes, comprendió que no eran sus acciones sino, que su gran boca y sarcasmo que lo llevaban a casi ser molido a golpes.
Sus brazos estaban apretujados en las manos de los guardias, no es que quisiera ayuda de ellos, más bien, que no lo dejaban hacer nada solo, si no fuese porque los necesitaban ellos mismos lo hubiesen vestido. ¿Su ropa? Incinerada, claro, es obvio que si te vas a bañar entre un montón de pedófilos quemaran tu ropa mientras no estas, para su asco lo único que Zim se labia cedido era un par de medias lila claro con franjas celeste griseado unos shorts de pana delgados y una camiseta blanca, no podía rechazarla por tanto que quisiera arrojarla y gritar “NO QUIERO ANDAR POR HAY PARECIENDO UN CRI” O UNA VERCION CON GAFAS DE ALLEN* “resoplo y empezó a vestirse.
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