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Entre una lluvia de pétalos de cerezos por SholeSuperKawaii

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Notas del capitulo:

¡Yei! ¡Aquí reportandome con el segundo capitulo!:3

Gracias a las personas que leyeron el primero uwu y a FuujoshiYaoi por su comentario*-* <3 fue muy agradable uwu

Pues, ya, sin más los dejo que lean:3

 

Que disfruten~

Misaki se encontraba recostado sobre su cama. La madrugada se hacía presente en la ciudad, cubriéndola completamente con aquel manto oscuro, siendo únicamente iluminadas por la luna y unas cuantas estrellas que se podían visualizar en el firmamento. No había podido dormir, los pensamientos llegaban de forma abrupta a su mente, manteniéndolo completamente ocupado. El hecho de esa tarde con Saruhiko le había afectado más de lo que le pensaba.

Su cuerpo se daba vueltas por entre las frazadas, provocando que esta quedara un completo desastre, al igual que su cabeza…

– Saruhiko… – le nombró quedando de espaldas contra su cama, colocándose el brazo sobre su frente – maldito mono – masculló con rabia. ¿Por qué se comportó así, por qué estaba tan diferente a lo normal? No sabía que era lo que pasaba, no recordaba haber hecho nada que pudiese molestar al peliazul, ¡aunque por lo general pensaba que con su sola presencia Saruhiko se enojaba! No entendía nada, ¿acaso era tan idiota? – ¡Agh! – Golpeó una almohada junto a él, para luego tomarla y colocársela en la cara, para ahogar sus gritos – ¡mono idiota! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué…?! – Su pregunta quedó a la deriva, quitando la almohada de su rostro, sintiendo como sus ojos se nublaban viendo el techo de su habitación – ¿… me importa tanto? – terminó diciendo aquello en un susurro.

¿Acaso sería que Saruhiko se aburrió de él? ¿Qué definitivamente ya no quería tener ningún lazo con él? ¿Cómo podía estar pasando algo así? Misaki no encontraba respuestas para sus interrogantes, aquellas que le estaban atormentando. ¿Desde cuándo había comenzado su distanciamiento? No lo sabía, pero maldecía el momento aquel.

En esos momentos solo quería retroceder el tiempo, en el cual sólo eran ellos dos, ellos dos en su propio mundo, con metas en común.

Y sin querer pensar más sobre ello, tomó sus audífonos, conectándolos a su reproductor, sintiendo la música fuertemente en sus oídos, con la intensión de despejar su mente y descansar las horas que quedaban.

 

 

 

*-*-*-*-*-*

Al otro día, Neko se encontraba en HOMRA compartiendo con Anna, Kamamoto y Kusanagi. A pesar de estar Mikoto allí también presente, no hacía nada más que fumar su cigarrillo sentado en su sillón, absorto en sus pensamientos, o eso era lo que les hacía creer a los demás presentes.

El reloj marcaba las cuatro de la tarde, y Misaki recién venía bajando, con un humor terrible, el cual se podía percibir perfectamente en su rostro.

– ¿Qué pasó, Yata-chan? – Le preguntó Kusanagi al verlo bajar – ¿Has pasado mala noche?

– La peor – soltó simplemente, sentándose frente a la barra.

Anna miró al pelinaranja, y casi de forma inmediata supo que le sucedía. A pesar de ser una niña, tenía la capacidad de ver cosas que los demás no podían, y por eso mismo, era una persona muy reservada, quizás demasiado. Neko, quien estaba sentada junto a la albina, no dejaba de hablar y hacer morisquetas, lo típico de ella.

– ¿Qué es lo que hace esta mujer aquí? – Se le ocurrió preguntar a Misaki, cuando se dio cuenta de la presencia de Neko en el bar – ¿Por qué no estás con ese perro? – se dirigió directamente a la chica, mirándola enarcando una ceja.

– ¡Mooh! – Hizo un puchero – ¡Kuroh-kun iba con el idiota de gafas, y yo no quiero estar en ese lugar! ¡Él no me gusta para nada! – dijo refiriéndose a Munakata.

El Rey de los Rojos miró de reojo a la strain, a la vez que la daba una calada a su cigarro. Resopló al escucharla hablar así de Reisi, para luego volver a centrar su atención en el cigarrillo que se posaba entre sus dedos, pensando en todas las cosas que habían estado pasado últimamente entre él y el Rey de los Azules.

– ¡Tsk! ¿A quién le puede gustar ese Rey? – comentó riendo Misaki de forma burlesca, olvidando por completa la presencia de Mikoto. Este último llevó su mirada hasta el ojiámbar de forma cortante. Izumo, Kamamoto y Misaki sintieron la mirada de este, y un escalofrío les recorrió la espina. Izumo sin más, golpeó la cabeza del pelinaranja, haciéndole callar.

– ¡Auch! ¡Kusanagi-san! – se quejó el aludido, sobándose la cabeza.

Sin más, el pelirrojo se colocó de pie y salió por la puerta del bar, haciendo sonar la campanilla de esta de paso.

– Yata-chan, eres un idiota – soltó en un suspiro el rubio, encendiendo un cigarrillo.

– No era mi intención. Aún no me acostumbro a… eso – dijo simplemente, sentándose mejor en la silla.

– ¡Yata es un tonto! ¡Un tonto! – comentaba riendo Neko, y moviendo sus manos de arriba  hacia abajo.

– ¡Oye, tú cállate! – le gritó el aludido, para luego bufar.

Anna miraba riendo la escena, aunque en el fondo había algo que le preocupaba a la pequeña niña, y eso era, el dolido corazón que podía ver en Misaki a través de esa simple sonrisa.

*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

 

 

Las cosas en el Scepter 4 estaban un poco atareadas. Gracias al último incidente que sucedió con el clan verde. Saruhiko, como siempre, estaba con el peor de los humores, pero esta vez no era solo por la cantidad de papeleo que debía ingresar a los registros del Scepter, y por los informes que debía presentar a su Capitán, sino que, el causante de ese malhumor tenía nombre y apellido, y era quien ocupaba su mente gran parte del día; Misaki Yata.

Soltó un suspiro cansino, intentando no pensar en él, aunque le costaba en demasía poder hacer aquello.

– Fushimi-kun – se escuchó la voz de Reisi, acercándose al tercero al mando del Scepter – necesito que sigas a Kuroh-kun.

– ¿Ah? – Moduló – ¿y eso a qué se debe?

– Los verdes están dando vueltas por allí y no es recomendable que se encuentre con ellos, menos que se inicie una batalla – le comunicó, devolviéndose por donde venía.

– ¿Y usted para dónde va?

– Debo encargarme de las pizarras – contestó simplemente. Fushimi se reincorporó en su asiento, guardando la información que había quedado inconclusa, para cumplir con la orden de su Capitán.

– Ahora está pasando más tiempo allá ¿no cree? – comentó tecleando en su laptop. Reisi le escuchó, pero prefirió no contestar nada, siguiendo su camino.

Saruhiko chasqueó la lengua, y se puso de pie, yendo hacia la entrada del edificio, donde veía a lo lejos a Kuroh caminando por el largo camino pavimentado que llevaba al Scepter.

Sin más, se dispuso a cumplir con la orden.

 

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*

– No se te olvide traer lo que dice la lista – le repitió Izumo por décima vez a Misaki.

– Lo sé, lo sé, Kusanagi-san – contestó guardando el papel que este le había entregado en sus pantalones.

Sin más, salió en su Yatagarasu, con rumbo a la tienda.

El frío calaba fuerte en sus huesos, a pesar de estar abrigado. Se notaba que el otoño ya estaba más que presente en la ciudad. La mayoría de los citadinos vestían largos abrigos y bufandas o gorros de lana para mantenerse en calor. Miró hacia el cielo, este se encontraba nublado, en cualquier momento llovería.

Y un recuerdo llegó a su mente. Recordó el primer día que había a la casa, o mejor dicho, mansión, de Saruhiko, cuando ambos eran niños y llevaban poco tiempo de conocerse. Recordaba perfectamente ese día, era como aquel, frío y nublado.

Aquella vez, fue la primera en la que Saruhiko había faltado a clases, y preocupado, le pidió a Oogai Aya, prima segunda de Saru, que le diera la dirección de este. Ese día cuidó de él, porque había amanecido enfermo. Ese mismo dia conoció a la persona que marcó al azul por el resto que queda de su vida; Niki Fushimi, su padre.

Sacudió su cabeza, no quería pensar en esos tiempos donde ambos estaban juntos, si en el hoy estaban más que separados, prácticamente odiándose. Y esa distancia aumentaba cada día más.

Decidió no seguir pensando, y cumplir con lo que Izumo le había encargado.

 

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

¿Por qué debía hacer este tipo de trabajos? Es decir, no era ninguna niñera ni algo por el estilo, como para estar cuidando de un niño. Menos ese día, en el que el frío se hacía terriblemente presente.

Vio el cielo, sin perder de vista a Kuroh, el clima le traía un poco de nostalgia, de cuando tenía doce años y llevaba poco tiempo de conocer a Misaki.

Metió sus manos a los bolsillos de sus pantalones a la vez que soltaba un suspiro. Aun recordaba la primera vez que se vieron, aquella vez en los que los tipos de tercer año como siempre, le habían ido a robar su dinero, por el simple hecho de que siempre traía consigo una gran cantidad. El pelinaranja, a pesar de ser de baja estatura, fue a defenderlo, y a pesar de que ambos salieron mal de la situación, comenzaron una fuerte amistad.

O por lo menos, eso había pensado en ese tiempo.

Ya llevaba cerca de una hora de camino, hacia la Academia Ashinaka, y no había sucedido ninguna novedad. Estaban ya por llegar.

En ese momento, vio a Kuroh caminando por el puente que se encontraba en el lugar, para luego encontrarse con Neko. Al verlos a ambos, chasqueó la lengua y decidió volver por donde había venido.

Supuso que su trabajo allí, ya había terminado.

 

 

 

*-*-*-*-*-*-*

Ya le faltaba poco para llegar al Scepter, iba cruzando el parque de Shizume, el mismo en el que el día anterior se había encontrado con Misaki. Vio los árboles del lugar, todos desnudos, sin ninguna hoja en sus ramas. Y recordó las primaveras, donde esos mismos árboles florecían hermosamente, convirtiéndose en unos grandes y frondosos árboles de cerezos. Pero sabía, que aún faltaba mucho tiempo para esa realidad.

Tan absorto estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que alguien venía a toda velocidad en contra a él, hasta que sintió como alguien se paraba frente a él, con una distancia moderada entre ambos.

– Saruhiko – escuchó la voz seria de Misaki llamándole. El aludido cayó en cuenta de esto y le miró.

– Misaki – contestó simplemente, igual que la última vez, sin ningún tipo de emoción – estoy ocupado, así que si me disculpas… – intentó pasar de él.

A ambos esto les parecía un deja vú.

– No – el pelinaranja estiró su brazo, impidiéndole el paso.

– Misaki, déjate de juegos.

– ¿Me vas a decir qué es lo que te pasa? – fue directo al grano. Se veía realmente serio.

– No me sucede nada – mintió chasqueando la lengua, con la intención de irse de allí.

– ¡¿Ah?! ¡No me vengas con mierdas, estúpido mono! – Le gritó por la actitud del otro – ¿O acaso crees que soy idiota?

Al escuchar esto último, el azul sonrió de medio lado.

– ¿Y no lo eres? – comentó burlesco, soltando una risa – ya, déjame en paz – volvió a su humor.

– ¿Acaso estas enfadado conmigo? ¡¿Acaso he hecho algo?! – le siguió interrogando. No quería dejar que el otro se fuera sin darle una respuesta, ya bastante mal lo había dejado el día anterior como para que se salga con la suya dos veces seguidas.

No, no lo permitiría.

Saruhiko suspiró, ¿qué le diría, que se había propuesto alejarse de él por sus sentimientos enfermizos, por qué estaba celoso de HOMRA y por sobre todo que odiaba a Mikoto por quitarle la atención que siempre había tenido del ojiámbar?

– ¡Maldición mono, respóndeme! – se exasperó, odiaba que no le contestaran cuando preguntaba sobre algo que le importaba en demasía. Y sí, ese tema le traía la cabeza hecha un desastre.

– No quiero volver a verte – soltó luego de un largo silencio – no quiero tener ningún tipo de contacto contigo. Así que, aléjate de una vez.

Y si Misaki pensaba que el día anterior había pasado una mala noche, esta sería de muerte

No sabía cómo ni por qué pero al escuchar eso, sintió como algo dentro de él se rompía y moría en su interior, un sentimiento que jamás había experimentado, ni siquiera, la vez que Saruhiko le dijo que se había unido al Scepter 4.

“… Cuando el alma deja de sentir, cuando el corazón fallece y nunca volverá a latir, necesita resurgir, abrir los ojos para ver. El pasado está enterrado, ya poco se puede hacer. Cuando la lucha apagó y pensabas que se acabó, cuando el mundo sonreía, todo el mundo, menos yo. Cuando la vida que sueñas nunca llega y se retrasa un poco más, cuando por fin te das cuenta del error y la verdad…” – Adrián Cervantes “SHÉ”

Notas finales:

¿Y, qué les pareció? ojala les haya gustado:3 

En estos momentos ire a escribir el tercer capitulo XDD pues deseo que este fic dure solo el tiempo que duren mis vacaciones:c *en marzo entro a clases xdd* asi que hare la planificacion de ellos e ire subiendolos:3

 

¡Estare esperando sus comentarios!

 

Nos vemos<3


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