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Injurias conyugales por Misaki116

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Notas del capitulo:

¡¡Actualización!! Un día antes...

Lo he hecho hoy porque el día respectivo al horario no podré, por ello me he adelantando, espero que no les moleste.

 

Eso era raro.

Aún más de lo que había sido cuando tocó por casualidad la puerta contigua al departamento de Junmyeon, encontrándose con una anciana de avanzada edad que le ofreció galletas con chispas de chocolates y al menos en cinco ocasiones unas pastillas de menta.
Suerte que logró escapar y por azares del destino –o la bulla que había- Junmyeon acababa de asomarse por la entrada de su apartamento.

Pero debemos volver al tiempo presente.
Tiempo en el que Yixing era arrastrado a una boutique. Sí, los ojos de Yixing no fallaron al leer la inscripción pequeña debajo de las enormes y elegantes letras de aquel local.

Todo dentro era muy extravagante, en el mejor sentido de la palabra. Desde la ropa hasta la decoración. Pero a pesar de que miraba las innumerables prendas y quedaba encantado casi al instante, Yixing aún estaba confundido por hallarse ahí.

No era pobre, al menos no aún.
Conocía ese tipo de tiendas, pero no es como si se diese el lujo de ir cada semana a comprar una prenda que sobrepasara su presupuesto para sobrevivir al mes.
A penas e iba a las tiendas departamentales cuando habían ofertas y se atrevería a entrar a uno de esos lugares. Yixing no estaba loco.

-        Junmyeon, ¿qué hacemos aquí? – preguntó aun sintiéndose algo ajeno a la persona que lo había citado ese día por la tarde. Dos horas para conocerse no eran del todo suficiente para que el chino lo etiquetara como “amigo del alma”.

-        Te dije, esto es parte de mi plan – explicó

Una señorita de vestido negro entubado muy elegante, con los cabellos recogidos en una cola de caballo, también muy sofisticada, se acercó a los dos jóvenes. Dio los saludos respectivos y se presentó. El logo de la boutique estaba bordado en la parte superior derecha de su pecho.

-        Entonces, Charlotte, - el nombre no podía ser más acorde al lugar – me gustaría que nos enseñaras algunos conjuntos de ropa para una fiesta de noche, nada muy elegante, pero tampoco demasiado desalineado.

Yixing alzó las cejas sorprendido. La voz del castaño seguía siendo la misma, pero al hablar tan correcta y elegantemente sonaba aún más gruesa y definida que la vez anterior.

<< ¡¡Vuelve a la tierra, Zhang Yixing!! >>

Tosió un par de veces, llamando la atención del contrario.

-        Aún no me dices que hacemos aquí – dijo algo angustiado

-        Tenemos que comprar un conjunto para que te veas presentable la noche del reencuentro – obviamente el rubio ya estaba informado un poco del tema – Tu estilo de abuelo añejo no me sirve mucho para que ChoRong se coma sus palabras.

Ese comentario hirió en lo más profundo del ego del rubio.

Era cierto que no usaba el tipo de ropa ceñida que veía de moda en los adolescentes hormonales, tampoco había intentado con el estilo casual de Minseok. Sus suéteres y chompas siempre combinaban con cualquier pantalón e iban con cualquier ocasión. O eso creía.
Sus amigos habían intentado millones de veces terminar con esa obsesión hacia esas prendas de tamaño descomunal, pero tiraban la toalla con solo ver el armario infestado de lana de Yixing.

La consultora tomó unas cuantas –varias- prendas que reposaban en percheros y otras que estaban dobladas en un mostrador, entregándoselas al ancianito añejado.

-        Veo que tu estilo es algo pasado de moda, – objetó la mujer observando con más detenimiento los jeans azules que llevaba el menor acompañado de un suéter de rayas amarillas, naranjas y azules que debía ser al menos 3 tallas más que él. Y no hemos mencionado los pantalones. – pero podemos solucionarlo

A continuación, la puerta de uno de los probadores fue cerrada, dejando solo y sin opciones al chino, con al menos diez quilos de telas variadas. Tomó el primer conjunto que encontró; un polo negro mangas cero junto a un short de tela, a simple vista, cara e importada.

Tardó segundos en asimilar que eso debía estar en su cuerpo, en aquel que con todo esmero ocultaba. La idea de exhibirse a los demás no iba consigo, pero debía salir de ese probador para que todo terminara de una buena vez.

-        Y-Ya está

Parecía haber un enorme frío dentro de la tienda, puesto que el rubio no dejaba de cubrirse los brazos e intentaba esconder sus piernas, sin éxito. Solo le quedaba tomar aliento y esperar alguna opinión.

-        Mmmm…

-        ¿Qué dice, Charlotte?

-        Su piel está demasiado pálida, no creo que sea algo que pueda exhibir en sus brazos, pero debo añadir que tienes bonitas rodillas – señaló sonriéndole – Vamos con el siguiente

Y así transcurrieron miles de conjuntos.

Sacos, sobreros, lentes de sol, casacas de cuero –las cuales fueron apartadas para el mayor- y muchos más. Los minutos eran eternos para Yixing, además de tortuosos.

El chino salió del probador por enésima vez, sin pronunciar palabra alguna, ya no tenía ánimos ni de anunciar su entrada o de escuchar algún “ingenioso” comentario de Junmyeon hacia sus chompas.
Los ojos del castaño se pasearon por toda la figura ajena.

Camisa azul con líneas blancas, pantalones negros rasgados en las rodillas  y zapatillas del mismo color que la anterior prenda. Eso sumado a sus cabellos desordenados a causa de quitarse un sinnúmero de playeras en la última media hora.

-        Ese está bien, ¿no, Charlotte? Ya no se ve tan mal

-        Si, debimos empezar por ahí

Yixing caminó hasta uno de los espejos del lugar, observando su ropa.

Fue ahí donde comprendió un poco el potencial del que tanto le atribuía Minseok mientras veía maratones de programas de moda o desfiles de los mismos.

-        Aunque, siento que algo aún no encaja – señaló mirando al chico desde diferentes ángulos, tal vez la perspectiva era diferente.

-        No lo sé

Y fue cuando la bombilla se prendió.

-        Yixing, ¿crees que podrías volver a teñirte o decolorarte el cabello para que sea negro otra vez?

El aludido se atragantó con su propia saliva.

-        ¿Otra vez? P-Pero, yo soy rubio – sonrió nervioso, ese secreto había quedado entre él, Minseok y su peluquero

-        Ya sé que no lo eres. No hay necesidad de que intentes mentir – enarcó una ceja mirándolo sin una pizca de compasión en sus palabras.

-        Supongo – bisbisó

En los siguientes minutos se llevó a cabo el pago respectivo al conjunto que se usaría en una semana. Todo, por supuesto, de parte de la tarjeta platino de Junmyeon.

Fue este mismo el que lo volvió a arrastrar, pero esta vez a una peluquería del mismo aspecto del local anterior. Solo que esta vez no eran prendas refinadas, sino instrumentos brillantes y estanterías llenas de cremas para el cuidado del cabello.

Una peluquera igual de refinada que el local se acercó para preguntar qué servicios requerían.
No tardó en ser informada de lo que se necesitaba.

En menos de cinco minutos la melena de Yixing estaba mojada como si hubiese estado debajo de una lluvia torrencial durante horas. Ya conocía el procedimiento del teñido, por algo estaba rubio. Iba a estar ahí buen rato antes de terminar.

Y así fue.

Debía de admitir que cómo era una peluquería de gran status su cabello nuevamente negro tenía un mejor acabado que el suyo propio.

-        No olvide que sus raíces negras crecerán con el tiempo, no deberá preocuparse por ningún cambio ya que su cabello es del mismo tono – explicó la señorita luego de culminar la transacción de pago – Esperemos que vuelvan pronto

Yixing intentó sonreír, pero tenía el cuero cabelludo tan adolorido que no fue capaz de hacerlo.

Salieron por las puertas de vidrio del gran lugar, cada quien inmerso en sus propios pensamientos.

Las manos del –ahora- pelinegro estaban ocupadas con un par de bolsas; una de la boutique y otra del mismo lugar del cual acababa de escapar. La verdad estaba sacando un poco de provecho a la situación. Sin mencionar la bolsa correspondiente a la joyería fina que visitaron.

-        Nos vemos el sábado – finalizó el coreano como si de un negocio muy importante se tratase

-        Seguro – respondió casi en un susurro

Ambos chicos dieron una pequeña reverencia para finalizar su salida.

Junmyeon tomó un coche blanco de brillante placa, indicándole al conductor a dónde quería llegar.
Yixing por su parte comenzó a caminar, respirando de aquel aire contaminado por los autos que llenaban la ciudad entera y haciendo que sus piernas adoloridas por el trajín que tuvo hace unas horas se estiraran un poco e hiciera actividad física.
Eso era vida.

Cuánto daría el chino –aunque no fuese casi nada- por tomar un taxi hasta su apartamento que apenas podía pagar y no tener que ir por su propia cuenta hasta el otro lado de Seúl, puesto que el mayor lo había llevado a los barrios más altos de aquella ciudad, sin importar cuánto le iba a costar volver.

Terminó yendo al departamento de su mejor amigo, Minseok, el cual estaba más cerca de su ubicación actual y además tenía comida con sabor que no provenía de bolsas arrugadas compradas en ofertas del supermercado.

Finalmente llegó arrastrándose hasta la puerta con la inscripción 2202, tocando el timbre con su último aliento.

-        ¿Hola? ¡Yixing! – saludó animadamente mientras recogía el cuerpo inerte de su amigo

-        Hola, Seok

El pelirosa dejó tirado al recién llegado en uno de los sillones grandes, mientras que caminaba a su cocina y regresaba a los pocos minutos con dos tazas llenas de agua caliente e infusiones.

-        ¿Por qué estás tan cansado? – le preguntó al contrario, extendiéndole uno de los recipientes humeantes

-        Tuve que ir de compras con Junmyeon

-        ¿Qué acaso no era solo ponerte un anillo de dulce e ir a una fiesta de niños pretenciosos y presumidos?

-        Creo que entendiste mal

Siguieron conversando sobre todo por lo que había tenido que pasar el menor para conseguir dinero.

-        ¿Compraron anillos? – preguntó Minseok luego de oler por millonésima vez las cremas costosas para el cabello que ahora poseía el contrario

-        Sí, nada muy llamativo según él

Extrajo una pequeña caja forrada con terciopelo negro. El dueño del apartamento la recibió cuidadosa y lentamente, hizo lo mismo al abrirla. Casi se desmaya.

-        ¿Esto es “nada llamativo” para ese tal Junmyeon? – el aludido solo se abstuvo a afirmas con la cabeza – Esto debió costar mucho

Y era cierto, pero para la tarjeta del castaño no fue así.
Realmente no significó más que pasarla por aquella pequeña máquina e introducir la contraseña de menos de 10 dígitos.

-        Me dejo tenerlos para el día de la fiesta, pero no se veía muy convencido – explicó – Ni que yo fuese a huir con joyería ajena para pagar los recibos de luz y agua que tengo atrasados. Tengo más dignidad.

-        Hablando de eso…

El chino tragó saliva. Ese tema era demasiado incómodo.

-        ¿Te quedarás a dormir?

-        Sí – respondió avergonzado – El señor Lee siempre está en la recepción los fines de semana y no puedo arriesgarme a que me vea. Aún no tengo la renta de este mes.

-        Sabes que puedes pedirme dinero

-        Pero prefiero no hacerlo

Esa era una clásica discusión entre ambos amigos; la situación económica de Yixing.

La deuda universitaria. La carrera nunca ejercida. Ambas sombras de sus malas decisiones, las cuales comenzaban a formar una inmensa oscuridad en su camino.
Podía pagar a duras penas un departamento, en el cual también retrasaba los pagos.
Su vida era una peste, sin mencionar que la única persona, aparte de Minseok, que lo ayudaba con su situación económica y su estabilidad emocional se había largado de su vida luego de 3 años de haberse instalado en su corazón y con una muy pésima excusa.

-        Dormiré en el mueble – indicó el pelinegro – No quiero que dejes tu cama

El coreano le sonrió desde el umbral de la sala.

-        Seguro

Notas finales:

Gracias por leer.

Espero que les haya gustado mi -mio de mi- primer capítulo escrito por mí.

¡¡Dejen sus review's!!

¡¡Nos leemos!!

Atte. Misaki116


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