Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nunca lo imagine por AnonimoHarui

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hooolaaaa de nuevo xD jajaja, lamento mucho la demora es que pasaron cosas y responsabilidades, y familia, y trabajo, y estudios y bla bla bla toda la charla del mundo, hay mucho de eso jajaja.

Pero ustedes no quieren saber de mi vida u_u por eso vamos a lo que realmente quieren jejeje a leer *---*

Sin mas... aqui el cap 6!! :D

Capitulo 6. Por ti lo hago.

 

 

Miraba por la ventana suspirando. Había sido el primero en venir, había tenido entrenamiento y ahora estaba aburriéndose ahí en el salón. Recordaba aun la plática que tuvo con Tsuna y Gokudera. El castaño no estaba molesto, solo algo disgustado por el distanciamiento con ellos, pero Hayato era otra cosa, estaba enojado y se lo escupió en la cara, lo peor de todo es que para que no siguiera mas enojado tuvo que prometer no aceptar nada de otras chicas. Si, no era un bonito recuerdo, pero así quedo.

Volvió a mirar por la ventana. Ósea, estaba bien que pudiera hacer algo para que sus amigos lo perdonaran, pero creía que con lo que le impusieron se estaban pasando, lo que más le sorprendió era que Tsuna estaba de acuerdo con Hayato en eso. El nunca había despreciado nada que sus compañeras le regalaban, que lo hiciera ahora se vería mal y sospechoso, así que debía ser listo e ingeniárselas para ver que excusa les daría a estas chicas para rechazar lo que le daban.

- Buen día Yamamoto – En eso llego su amigo castaño quien extrañamente no estaba con Gokudera.

- Yo Tsuna – Dijo algo abatido, cosa que el castaño noto.

- ¿Para algo Yamamoto? – Parpadeo curioso.

- Tsuna ¿No puedo hacer otra cosa que no sea rechazar los regalos de mis compañeras? – El ojichocolate hizo una mueca – Es que se vería muy maleducado hacer eso cuando antes no lo hacía, y creo que se me vendrán problemas, así que…

- Bueno, la verdad… - “Yo también estaba enojado de que trataras así a Gokudera, así que me deje llevar, pero…”

- Por favor Tsuna, si eres tu quien le habla de ello a Gokudera, el lo reconsiderara y lo cambiara. Por favor – Le suplico juntando sus manos.

- Esto… - “¡No me lo pongas difícil! ¿Crees que Gokudera-kun no se lastima por como actúas?” – Yamamoto es muy considerado, pero no te estás planteando bien en los sentimientos de Gokudera-kun… - Frunció un poco su ceño.

- Claro que lo hago Tsuna, pero imponer esto es mucho. Es como imponerle a Hibari no pelear, prácticamente es un pase a que te odie – Yamamoto no lo decía para mal, solo le salió del alma sin ser consciente que Tsuna quedo paralizado.

- ¿Odiar? – El había evitado que el azabache peleara en dos ocasiones ¿Ósea que le odiaba? Se sintió mal, pensó que estaban avanzando pero solo retrocedió. El moreno al meditar en lo que dijo pensó en como corregirlo y tomo por los hombros a Tsuna.

- No quise decir eso. Yo jamás odiaría a nadie y Hibari no creo que se sienta así al respecto, ya ves que cuando eso es así tiene reacciones como las que tiene con Mukuro, así que no pienses que te odia, creo que te tiene algo de respeto – Le sonrió. Tsuna en un momento recordó lo que le dijo el Hibari del futuro “Te estás pareciendo mas al Tsunayoshi del presente” y sonrió ¡El había sonreído! Significa que si le tenía algo de estima, además en el futuro le llamaba por su nombre, ahora su corazón latía agitado y se sonrojo. Yamamoto esperaba solo no meter en problemas al guardián de la nube, aunque más que eso deseaba que no le hiciera mal a Tsuna. - Por cierto ¿Por qué Gokudera no vino junto contigo? – Mirando a la entrada y al castaño.

- Oh, bueno es que… - No quería decir nada que delate a su amigo – Como está teniendo pendientes por ahora no vendrá con nosotros a la escuela – Sonrió.

- Oh ya veo – Se alivio en parte por eso, pero también se sentía mal, ojala todo volviera a la normalidad para compartir con sus amigos. – Tsuna ¿Estas cansado? – Notando recién las ligeras ojeras de su compañero.

- No, es solo que con la tarea y Reborn presionándome no he dormido mucho jeje – En parte no mentía, las sesiones de estudios con Reborn le acortaban la vida.

- Mmm… pero…

- Buenos días Boss – Hizo aparición la linda chica ilusionista e hizo una reverencia a Yamamoto.

- Hola Chrome-chan/Yo, buen día – Dijeron respectivamente Tsuna y el moreno. - ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? – Le pregunto Tsuna porque ella también debía lidiar con las travesuras de su mentor igual que con Fran.

- Hai, estoy un poco mas acostumbrada a esto, no te preocupes Boss – Sonrió ligeramente.

- Jeje, Chrome-chan, ya te dije que no me llamaras así – Agitando un poco la mano.

- Buen día, Sawada Tsunayoshi – De la nada Mukuro había aparecido.

- ¡HIEEE! – Casi no se cae y tropieza con un banco porque Yamamoto lo detuvo a tiempo. - ¡Mukuro!

- Kufufu – Se burlaba al ver lo asustadizo que tenia al Vóngola. Bien por él.

- Mukuro-sama, no puede aparecerse así, la gente podría darse cuenta – Dijo tímidamente la peliíndigo.

- Mi querida Chrome, no tienes porque preocuparte – Le dijo con una sonrisa – Tú más que nadie sabe que yo no descuido cabos – Caminando a su asiento adelante de Tsunayoshi y comenzó a revisar en su mochila para sacar plastilina.

- ¿Para qué es eso? – Se cuestionó Yamamoto dudoso de la acción del chico.

- Es para entretenerme – Se limito a responder.

- De-Déjalo Yamamoto – “Es raro, ver a Mukuro con algo para niños… “Observándolo fijamente “Pero prefiero que juegue con eso a que haga de las suyas” se permitió dar un suspiro de alivio.

Mukuro amasaba, tenía entre sus manos una extraña forma aún no concluida pero poco a poco el movimiento de sus manos y dedos le daban mas o mas forma, pero de su rostro sereno y ojos tranquilos, no desaparecía su sonrisa juguetona y si uno se da cuenta, hay cierto brillo en esos pozos, un brillo que… no profesaba nada bueno.

***---***---***

Su deber era siempre ver que Sawada Tsunayoshi, tanto su entorno, su crecimiento, su rendimiento, sus notas, sus mejoras, absolutamente todo, será perfecto, a su manera, para convertirse en un sucesor al puesto de decimo capo Vóngola digno. Desde que fue asignado supo que no la tendría fácil ¿Qué sicario vería pan comido cuidar a un mocoso inútil de 15 años? Y por si fuera poco, este mismo era apodado por todos Dame-Tsuna, sin duda no iba a ser una fiesta. Pero ya una vez lo hizo y el bronco de Dino mejoro, aunque eso no lo descartaba de ser aun un inútil torpe.

Siempre pensó que todo iba a ir mal, tal vez se divertiría torturar a su nuevo pupilo, pero siempre creyó que las cosas irían lentas y tajantes. Nada de eso paso. Si había bajas, pero eran la mayoría de las veces que eran altas, que mostraba madurez, que crecía y que cada vez mostraba más posición para asumir el puesto Vóngola.

Sonrió. Tsuna es alguien torpe, tonto, miedoso, inútil, holgazán, perdedor, debilucho, y podía seguir así con la lista. Pero le había demostrado que era alguien honrado, de confianza, fiel a su palabra, decidido cuando debía serlo, fuerte al punto de superar a sus enemigos por amor a sus amigos y familia, resumiendo todo eso, un chico de buen corazón. Tanto como para perdonar a sus enemigos, que idiota. Pero si no lo hiciera no sería él, además ese defecto de tener simpatía por aquellos que le hicieron daño, era una de sus más grandes virtudes, ya que por eso, aquellos antes en contra de él le daban una mano para ayudarlo. Mostrando en cierto punto respeto,  por ese encanto del castaño, conseguía más aliados y más amigos.

Pero aun le faltaba mucho, le faltaba aun conocer más del obscuro mundo que pronto tendrá a sus manos, de sus reglas, mas de su pasado. Conocería todo eso y más, y ciertamente, le daba escozor pensar que aquellos ojos se horrorizaran por ver… lo que era el mundo bajo de la mafia. Ciertamente se aliviaba de que aun no tomara el mando, aun no estaba preparado para verlo, debía ir preparándolo de a poco para esa cruda verdad, que en una parte de su corazón muy oculta… deseaba evitarlo. Era un tutor recto y espartano, pero eso no quería decir que tiraría a un bebe a una jaula de lobos hambrientos. Y para él… Tsuna aun era muy inocente para ver sangre innecesaria. Maldita sea, se estaba ablandando por tratar con un chiquillo que no conoce nada de la mafia y cree que todo está bien y todos son buenos amigos y no hay gente mala solo equivocada. Ni con el bronco fue así, este ya sabía de ese tipo de vida, ahora tratar con alguien que creció “normalmente” con una madre amorosa, ni siguiera sabia como hacerle reaccionar ante eso, el no lo dejaba hablar de la mafia y el azabache menos quería, no porque no pudiera o quería, sino que le daba flojera.

Sin más, termino de sellar el sobre para ponerle una estampilla y escribir a quien iba dirigida. Nono recibiría algunos de los pensamientos de Reborn, por lo menos la parte que aun necesitaba aun tiempo para asimilarle todo lo que el mundo de la mafia conllevaba.

- Dame-Tsuna, mas te vale compensarme lo que me haces hacer – Y para menos, Nono era muy persistente y alguien de temer cuando se enojaba, ya que era más serio que el mismo.

- ¡Reborn, perece ante Lambo-san! – Llego el chico bovino de la nada en el borde de la ventaba y le tiro una granada. Reborn sin perder concentración de lo que hacía saco una raqueta de tenis y le devolvió la granada con fuerza logrando que Lambo cayera y explotara.

- BUAAAAA – Se escuchaba su llanto.

- Hmph, vaca estúpida – Colocando su firma camuflada para que la reciba Nono.

- TE ODIO REBORN – Lloraba a gritos y a moco tendido.

- Si, si – Seguía murmurando. Lo que pareció curioso a Reborn, es que últimamente contestaba a todo lo que decía el idiota bovino, antes solo lo ignoraba para no gastar saliva en un crio irritante. Siguió escuchando a la vaca llorar y cansado salto por la ventana.

- A ver – Dijo serio, tanto que el de ojos verdes quedo callado del susto, sino mojaba los pantalones.

- Yo… - ¿Qué hacer? Estaba herido y si le buscaba mas pelea no terminaría bien.

- Si te cayas te daré esto – Mostrando una paleta. Al de afro se le iluminaron los ojos y asintió efusivo y en silencio. Cuando se acerco a recibir la paleta el de patillas lo alejaba de sus manos. – Recuerda nos hables – Con una sonrisa burlona. El bovino disgustado y en silencio, muy contenido a su pesar, trataba de tomar la paleta. Luego de un largo rato de no conseguirlo cayó al suelo cansado y con ganas de llorar. – Si que eres un idiota – Dándole la paleta. El niño sonrió tan feliz y degusto con alegría su dulce. Reborn bufo… pero se sentía un poco… ¿Conmovido? No, nada de eso, para nada…

Miro el cielo, seguro tanta amistad y amor de Tsuna le ablando un poco… carajo.

***---***---***

Ya era casi medio día y ya era hora del receso. Tsuna muy sonrojado miraba la puerta animándose a irse para buscar al prefecto. Gokudera quien llevo somnoliento le miraba pero cerraba los ojos por cansancio.

- Rokudo-kun ¿Y tenias novia en tu otro instituto? – Pregunto una chica de todo el grupo que los rodeaba.

- Para nada – Sonrió haciendo sonrojar y reír a las colegialas hormonadas.

- ¿Rokudo-kun, cuál es tu tipo de chica? – El chico de ojos bicolor, que ocultaba para otros con una ilusión, lo pensó y sonrió juguetonamente. – Bueno, las personas como Chrome me agradan mucho – Las chicas vieron a la nombrada que estaba sonrojada por ese comentario – Pero si tuviera que definir mi tipo – Levantándose del asiento y acercándose a… - Seria alguien como Tsunayoshi – Abrazándolo por el cuello. La cara desencajada de todos no se hizo esperar. Luego de varios segundos donde el castaño estaba avergonzado y los demás anonadados el peliazulado rio. – Rokudo-kun no debería hacer esas bromas – Reprocharon las chicas y rieron.

- Oya, lo siento – Dijo sin moverse.

- Teme ¿Cuándo planeas soltar al Judaime? – Gokudera perdía aspecto viéndose así de cansado.

- Tsuna-kun es bastante popular – Dijo tranquilamente Enma.

- No, eso es… - Yamamoto quería explicarle que era solo bromas para molestar del ilusionista.

- Está molestando al UMA Gokudera-kun ¿Debería matarlo? – Se pregunto P. Shitt en una pose extraña sentada en la mesa.

- Shittopi-chan, bájate de la mesa – Le dijo Emma igual de tranquilo.

- ¿Acaso estas celoso? – Dijo Mukuro a la tormenta acercándose y tomándolo del mentón – Puedo ser el guardián de la lluvia si quieres – Le susurro de cerca haciendo sonrojar al albino.

- ¡No me jodas! – Apartándolo de un manotazo y sin querer exponiendo sus vendas.

- ¡Gokudera-kun! ¿Qué te paso? – Llego preocupado Tsuna y Yamamoto cuando las vieron.

- N-No es nada – Ocultando las heridas.

- Gokudera… ¿No piensas decirnos que te paso? – Yamamoto estaba muy preocupado y decir que cuando el ilusionista se acerco sintió un ligero disgusto, no ayudaba mucho.

- No, ahora si me disculpan – Saliendo a paso rápido del aula.

- ¡Gokudera! – Yamamoto lo siguió al igual que Tsuna. Mukuro sonrió y miro los bancos de los guardianes que salieron y sonrió.

- ¡Ah, UMA Gokudera-kun se va! – La chica vestida extravagantemente quiso seguirlos pero Enma lo evito.

- Es un asunto de ellos por ahora Shittopi-chan, déjalos resolverlo entre ellos primero – Le dijo tranquilo y algo cohibido.

- Mmm… okey, piru, piru – Dijo dando vueltas en el aire y saliendo como hada flexionada por la ventana.

 

Corría sin saber a dónde fueron a parar sus amigos. Miraba de un lado a otro preocupado ¿Gokudera se estaba lastimando haciendo eso? Si era así, el lo ayudaría, no quería decir que él era mejor, pero por lo menos… mirando las curitas en sus dedos… no se comparaba a los vendajes en las manos y muñecas del albino. Se sintió más preocupado y siguió su recorrido hasta que noto que había alguien en el pasillo.

- ¡Kusakabe-kun! – Corría esperando que la mano derecha de Hibari-san le ayudara, pero cuál fue su sorpresa al ver que este estaba con el azabache - ¡Hibari-san! – Se sorprendió tanto que paró en seco a un par de metros de él. El prefecto lo miro con esa expresión neutral y Tsuna luego de unos largos segundos, se llevo sus manos al rostro y sonrió sonrojado mientras unos corazoncitos y florecitas flotaban a su alrededor, cabe decir que sus ojitos estaban cerrados por el amor.

-… - Hibari puso expresión cuadrada y bufando se retiro de ahí para no lidiar con el tonto herbívoro.

- ¡Ah! Espere Hibari-san yo… - Pero el prefecto se fue dejándolo solo con Kusakabe. – Otra vez me ignoro – Lloraba mares - ¿Acaso me veo desaliñado? – Espantado comenzó a tocarse la cara.

- ¿Tsunayoshi-kun? – Llamo la atención de castaño quien pasó toda su acción extraña y miro avergonzado al mayor para luego reír nervioso. - ¿Necesitabas algo? – Dijo algo nervioso.

- ¡Ah, Hai! ¿No ha visto a mis amigos? ¿Yamamoto y Gokudera-kun? – De de nuevo preocupado.

- Ah, si es por eso, si… ellos se dirigían al jardín – Se refería al jardín del club de jardinería.

- ¡Muchas gracias! – Y a paso apresurado partió, pero luego retrocedió al su cabecita ser alumbrada por una idea.

- ¿Se te olvido algo? – Con expresión confusa.

- Bu-Bueno… yo… - Bajo la mirada avergonzado – Quería preguntarle algo…

- ¿Eh?

***---***---***

Sus pasos corrían a todo dar ¡¿Cómo pudo ser tan descuidado?! Ahora por eso su Decimo y el friki del baseball le estaban persiguiendo y todo por estar preocupados. Pero él no quería eso, fue enteramente su culpa por lo que no quería la lastima de las personas que le importan y menos si era del odioso de Yamamoto.

Sin que sus piernas pudieran mas se dejo caer en una arbolada escondiéndose de quien sea, no era un lugar que el frecuentara, pero lo prefería a que ellos lo encontraran, bueno, si era el Judaime él no tenía problema, se lo explicaría y seguro que el castaño entendería, ya que era su Judaime y el siempre era tan amable y comprensivo. Oyó paso del césped y movimiento de las hojas de la arbolada cerca de donde estaba él. Se achico en su sitio esperando que sea quien sea no lo viera. Sostuvo sus piernas con las manos y enterró un poco su rostro en sus rodillas. No quería ver a nadie, y menos a Yamamoto, no quería verlo a la cara, enfrentar su mirada seria… pero preocupada y cálida, símbolo de amabilidad que tanto lo describe, lo que lo hace ser el. Apretó sus pantalones… esa era una de las razones por la que lo odiaba… y también lo amaba.

- Idiota – Susurro ahora apretando sus brazos cruzados, que estaban apoyados en sus rodillas, y ocultando su rostro en estos.

- Gokudera – Mierda. No había mejor palabra para definir la situación, una real mierda. – Gokudera, mírame – Sonó su voz severa, pero al mismo tiempo dulce “Que hijo de…”  – Bueno…- Sintió como se sentó al lado suyo y permanecían en silencio. – Me quedare aquí hasta que quieras hablar, aun si faltamos a clases – El peliplateado mordió su labio “¿Por qué tienes que ser tan…?” – Solo esperare – Y sin más se hundieron en un silencio por demás molesto y desesperante para Hayato y algo ansioso de Takeshi.

El silencio se hizo eterno. Se escuchaba incluso el sol del día, se escuchaba y se apreciaba el fresco viento que traía esa primavera, se oían los pajaritos e incluso las voces lejanas de los alumnos u actividades de los clubes cercanos. El ojijade miro de reojo al moreno, este tenía una pierna estirada y la otra flexiona en la cual reposaba su brazo izquierdo. Su mirada castaña estaba fijamente mirando al frente, como perdida, perdida en sus propios pensamientos con esa expresión tan relajada, paciente esperando, como la lluvia que era… como la maldita y buena lluvia que lo describía. Volvió a apretar los labios, daba gracias a que algunos mechones taparan el ojo con el cual espiaba al pelinegro. Sintió sus mejillas arder y corazón palpitar con fuerza pero lentamente. Amaba a ese idiota, lo amaba y…

- No es nada – Dijo de la nada capturando la atención del jugador que emitió un “¿Qué?” – Que no es nada sordo – Lo dijo calmado y aun ocultándose, no quería que el mayor viera su rostro avergonzado. – Solo estoy… practicando con algo que quiero aprender… pero… - Estirando un poco sus manos y poniendo una expresión triste – No soy bueno – Recordando el desastre de su cocina y los fracasados y terribles resultados – Me lastimo y aun así quiero seguir… intentándolo… porque en verdad me dispuse a ganarlo… soy terco – Murmuro lo ultimo y volvió a esconder sus manos y ladeo la cara aun apoyado en sus brazos. Takeshi permaneció callado, mirando la cabeza del chico, por breves segundos pudo apreciar su rostro y le conmovió esa mirada dulce y brillosa como niño impotente que no lograba un objetivo. Se regaño un poco pero sonrió.

- Gokudera – Se acerco a él y le rodeo los hombros con un brazo para atraerlo hacia él y abrazarlo de costado. El ojijade estaba sorprendido y sonrojado, se vio recostado casi en el pecho del mal alto, su corazón se acelero más deprisa no sabiendo cómo reaccionar – Me preocupas. Sea lo que sea que haces… quiero pensar que no es grave… y que tendrás más cuidado  - Takeshi apoyo su cabeza en la de Gokudera – Así que… esfuérzate, y ten cuidado, sino… Tsuna y yo estaremos tristes – Sonrió preocupado de que esas heridas se hicieran peores.

-…- Gokudera podía sentir que su corazón se podría salir ¿Qué hacer? El moreno se acerco… ¡Se había acercado él mismo a conciencia y le abrazaba! Algo que soñó y añoraba… pero ¿Y ahora? Él... ¿Podría… corresponder el abrazo?........... ¡Ni cagando! - ¡No te me pegues a mi espacio idiota! – Su enojo perdía creencia con su fuerte sonrojo de vergüenza, Yamamoto sonrió conmovido.

- ¿Estas avergonzado? – Rio recibiendo una mirada furibunda – Ma Ma, no necesitas sentirte avergonzado, estamos entre amigos – Aun divertido.

- ¡Vuelves a decir que estoy avergonzado y te reviento! – Agarrándolo de la camisa. Yamamoto sonrió cálidamente y Hayato mas que rojo lo soltó y se paro para irse de ese lugar, no estaba avergonzada, estaba tremendamente abochornado y condenadamente feliz – Por cierto… - El beisbolista se sacudía el polvo y lo miro confuso – Lo de no aceptar nada de esas tontas… - Se encogió un poco – Olvídalo – Murmuro y se fue a paso veloz.

Yamamoto parpadeo asombrado y sonrió, Gokudera seguía siendo Gokudera y no hay nada más que lo llenara de dicha, además que le levanto el castigo, mejor no podría ser. Sonrió pensando que tal vez ese día iba a ser muy bueno. Sin más que pensar camino en dirección donde se fue la tormenta para ir a clases.

***---***---***

Ya había terminado el día, habían podido sobrevivir a muchas cosas. Que Shitt P. atacara al albino con quien sabe que, se parecía a una salchicha-misil deforme, pero peligrosa. Con la  competitividad de Koyo y Ryohei y con Tsuna en medio, con los peleoneros que se metían con el castaño y el pelirrojo de Simon.

- Vamos, Tsuna-kun – Dijo el apaleado Enma.

- ¡Esto es mi culpa! De no ser egoísta y estar al lado de Judaime pude haberlo protegido – Queriéndose dar cabezazos en la pared, pero era frenado por un nervioso Yamamoto por lo “dedicado” de Hayato a querer ser la mano derecha.

- No pasa nada Gokudera-kun, solo vamos a casa – Comenzando a caminar y mirando con una sonrisa a Enma porque ambos se veían graciosos así de lesionados.

 

Lejos ya de ahí, un moreno miraba por la ventana con una sonrisa al grupito que se iba. Al parecer ellos siempre la pasaban bien, y a decir verdad desde que los conoció más a fondo, ya no se aburría mucho. Sin más, miro con esa misma sonrisa a su azabache compañero quien serio miraba unos papeles en su escritorio.

- No creo que Sawada Tsunayoshi sea una mala persona – Le dijo con una sonrisa. El moreno no le prestaba ni atención. – Pero ahora comprendo a que te referías que últimamente se volvía una molestia – Riéndose quedito. Hibari le miro afiladamente – L-Lo que quiero decir es que es algo curioso que un químico cause problemas así. Que se enamore así de usted es un claro ejemplo. Ya que no teme acercarse de mas – Le dijo sereno.

- Ese comportamiento es terriblemente inapropiado, sin mencionar que se acerca mucho a mi espacio. – Frunciendo ligeramente el ceño – Si aun no le doy una paliza, es porque el bebe me lo prohibió y además no es enteramente su culpa – Anotando mentalmente golpear al doctor ese cuando tenga el antídoto.

- Aun así, pese a eso estima un poco a ese chico – Ahora si Hibari le miro muy filosamente – Después de todo, me pidió castigar severamente a aquellos que lo golpearon – Sonrió. Se quedaron mirándose unos segundos antes de que el ojiazul volviera a lo suyo.

- Hmph, yo soy el único que puede engendrar dolor físico a otros, esos vándalos solo recibieron su castigo – Su rostro neutral mostraba que cerró el tema. Kusakabe solo asintió sonriendo ligeramente al ver que, aunque no saliera de esa sala, gano esta batalla con su superior.

- Por cierto señor Hibari – El moreno hizo un gesto de que lo oía – Ya es hora de retirarse, hoy tiene un compromiso importante y no puede faltar – Mirando la agenda del azabache. Kyoya suspiro y dejo sus papeles para rascarse un poco la cabeza y desprolijar sus cabellos.

- Bien – Sin más, se levanto y tomo su chaqueta para guardar todo, apagar las luces e irse por ese día.

A penas salieron de la escuela un chico apareció en medio del pasillo vacio y sonrió malignamente. Se adentro a la sala de comité y se acerco al escritorio del prefecto, al hallar lo que buscaba sonrió triunfante y riendo peculiarmente se retiro como apareció.

***---***---***

- Oh, ya veo, así que por eso estabas tan feliz – Dijo tranquilamente Enma acariciando a Natsu.

- Ajam. Pero aun así, con eso no podre hacer el bento que sea del agrado de Hibari-san – Sus ojitos chocolates brillaban entre la ilusión y la tristeza de no saber qué hacer.

- ¿Y qué harás ahora? – Alzando al león pequeño y sonriéndole a la criaturita, Natsu correspondió el gesto feliz.

- ¡Pues seguir practicando! – Motivado – Si no lo hago ahora y decaigo, alguien podría adelantárseme, hay muchas que quisieran estar con él – Hizo un puchero celoso – Por eso, seguro pudieron parar oídos o saber lo que me dijo Kusakabe-kun, que no es mucho, pero aun así, son mujeres y ¡Podrían atinarle! – Puso cara consternando – Y yo no puedo permitirlo – Se paro emocionado - ¡Yo hare el bento y de esa manera…! ¡¡Y DE ESA MANERA!! – Abajando rápidamente de cuclillas y llevando sus manos a su sonrojado rostro donde tenía una cálida sonrisa – De esa manera… espero poder alegrarlo un poco – Pensando en que tal vez, y solo tal vez el azabache se animaría un poco.

Enma sonrió. Seguro Tsuna era uno de las pocas personas que hacen algo no por un beneficio, sino por enteramente otros. Ejemplo de que en vez de decir “de esa manera tendré una oportunidad” o algo así… dijo “de esa manera espero poder alegrarlo un poco” no en sentido a él, sino a su día, a su humor, a su persona. Tsuna era una gran persona y él lo sabía por experiencia. Él lo salvo, lo rescato de una oscuridad llena de ira y descontrol y le perdono queriendo volver a ser amigos. Sonrió con el recuerdo, nunca cambiaría el conocer a Tsunayoshi por nada, ni por su vida. El castaño, era un hermoso recuerdo y un bello presente.

- Enma-kun ¿Me ayudaras? – Le pregunto ilusionado y con una linda sonrisa. Ya sus lesiones estaban tratadas, por lo que su aire era hasta tierno.

- Por supuesto – Le devolvió la sonrisa, sus lesiones estaban igual tratadas y le daban casi el mismo aire de inocencia y vulnerabilidad que el castaño, pero al mismo tiempo… fuerte.

- Pues vamos – Dijo mas que emocionado el castaño. Solo esperaba que Lambo o Reborn lo dejaran hacer las cosas en paz.

***---***---***

- ¡Itk! – Se volvió a cortar. Suspiro cansado y fue a lavarse. Tendría que colocarse otra curita, ya había comprado varios paquetitos por eso. – A este paso me vendare todo el cuerpo – Dijo desganado.

Miro el desorden de su cocina. Platos regados, ingredientes por igual. Maldita sea, si no se apuraba sería difícil después limpiarlo ¿Quién dijo que cualquiera podía cocinar? Para eso por lo menos se debería tener un mínimo talento, esto se aplicaba en ejemplo a su hermana…. Un pensamiento atravesó su mente… Y si… ¿Qué tal si terminaba siendo igual que su hermana? Tal vez eran hermanastros pero… dicen que los malos hábitos se contagian. Maldita sea ahora estaba preocupado de que envenenara a su idiota… ¿Su idiota? Ya estaba mal de la cabeza, tanto tiempo pensando en ese friki del baseball se estaba haciendo un tonto como él, necesitaba serenarse.

Salió de la cocina y se acostó en el sillón cerrando sus ojos. Se quedo así unos minutos y los abrió lentamente dejando ver sus orbes esmeraldas, miraba el techo pensando en muchas cosas y a la vez en nada, estaba ausente de su propia mente. Antes el no era así, siempre pensaba todo detalladamente, le encantaba partirse la cabeza con problemas difíciles, le encantaba descifrar acertijos, amaba los desafíos y ahora… ahora estaba ahí sentado desconectado del resto de cosas que vagaban en su mente.

- ¿Qué me está pasando? – Alzo su mano y la miro detenidamente. Pálida y llena de unas cuantas banditas. - ¿Por qué hago esto? – Se sentía triste y patético – Alguien dígame – Cerro sus ojos y dejo que esa angustia lo domara, consumiéndolo poco a poco.

Se giro y abrazo sus manos en posición fetal. Pensamientos tontos pasaban por su mente, cosas como que quería irse a casa, cuando ya estaba ahí, también que quería irse, pero al mismo tiempo a dónde, que ya no aguantaba, aunque no sabía con exactitud qué cosa.

-“Gokudera…”  - El albino abrió sus ojos pensando que escucho una voz. – “Gokudera…” – Volvió a acostarse de espalda y miro el techo “¿Quién es?” De repente la imagen de Yamamoto se le vino. Le estaba sonriendo “¿Por qué sonríes así idiota?” aquella imagen se rió moviendo sus hombros en el proceso como cerrando sus ojos “Maldito deja de reírte” Pensaba medio sonrosándose el pobre Hayato – “Gokudera…” – De repente esa imagen le sonrió dulce y cálido, cosa que acelero los latidos del ojijade y abrió sus ojos un poco más “¿Qué es lo que quieres? No eres real” La imagen sin quitar su cálida sonrisa se acerco al chico y lo miro de frente, muy de cerca. Hayato sentía que su corazón se saldría – “Se que lo lograras…Y no te sobre-esfuerces” – Cerrando sus ojos fuertemente recibió un casi beso en la frente de aquella ilusión.

Se levanto de golpe y ahí noto que había pasado más de una hora… ¿Un sueño? Se sintió muy avergonzado de repente ¡¿Qué mierdas tenía en la cabeza?! ¡¿Acaso solo al idiota de Yamamoto?! Se molería a golpes por ser así de estúpido. Subió su rostro en el cojín del sillón.

- Aunque… - Alzo un poco la vista sonrosado – Me animo – Sonrió un poco y levantándose se dio ánimos. – No hay caso, lo que hago por el idiota ese. – Se levanto con una sonrisa y fue directo a la cocina a limpiar y seguir intentando.

***---***---***

Lloraba cascadas y estaba realmente agotado ¿Por qué? Porque al final no logro hacer nada y se paso la noche en vela intentando e intentando, pero todo lo que cocinaba sabía… simple, muy simple. Era su comida justo como él, simple y desapercibida. Aun recordaba lo que le dijo Kusakabe-kun

-------------------------------------------- Flash Back -------------------------------------------

- Bu-Bueno… yo… - Bajo la mirada avergonzado – Quería preguntarle algo…

- ¿Eh?... ¿De qué se trata? – Le sonrió amistosamente.

- Bueno… etto… - Con cara decidida le dijo - ¿Sabe qué tipo de comidas le gusta a Hibari-san? – La cara del moreno era un poema ¿Escucho bien? – Es, no es necesario que me diga todo lo que le gusta, solo algún detalle, o al menos las cosas que detesta o le hace mal, bu-bueno no en el sentido de hacerle mal de mal, sino de que sea alérgico y le haga mal de esa manera porque… - Sonrojado apretó su boca haciendo una mueca graciosa por lo nervioso y tonto que se puso.

- Esto… - Viendo al castaño que se encontraba nervioso y preguntándole sobre su jefe, eso era extraño y descabellado, pero le pareció un poco tierno - ¿Puedo saber para que necesitas saber eso? – Como buena mano derecha no puede andar diciendo cosas de su jefe a otros, más si son los “herbívoros” que él tiene en la mira como problemáticos.

- Bueno… eso es porque – Miro hacia abajo con una sonrisa – Yo quiero hacerle algo especial a Hibari-san – Kusakabe arqueo la ceja.

- ¿Algo especial? – Recordó a otras diciendo lo mismo, solo que como bien pensó eran chicas, y estas siempre querían prepararles comida a su jefe. Ninguna de ellas lo merecía, egoístas, superficiales, nadie conocía a Hibari realmente y no se interesaban por sus gustos, además que estas aun cuando les daba información falsa al final resultaba que le ponían algo a la comida para hacerle mal a su superior, pero este, como siempre era asombroso y sabia cuando algo era peligroso. Frunció el ceño ¿Sería que Sawada quería…? - ¿Qué es lo que tienes pensado hacer?

- Un almuerzo…

- No creo que sea buena idea – Dijo despectivo – No informare cosas de mi señor a alguien que solo busca hacerle daño, se que Hibari es un espartano que le hizo daño a veces pero…

- ¡NO! – Espantado de lo que Kusakabe le decía, él pensaba… él pensaba que le haría daño a Hibari-san ¡Nunca en la vida! – ¡Nunca en mi vida! – Y lo expreso exteriormente, el moreno se sorprendió por ese arranque del castaño – Hibari-san es una persona a veces arrogante, prepotente, orgulloso, algo déspota, piensa que todo puede hacerlo solo ¡Ya que es muy terco y  obstinado! Él tontamente quiere seguir peleando aunque este al borde de la muerte y su cuerpo hecho pedazos – Le aterraba aquello – La mayoría del tiempo alguien tosco y frio, muy  indiferente y directamente frio! – Apretó los puños sonrojado – Y aun así… aun así es muy amable, su mirada me lo dice, sus pocos gestos, sus actitudes cuando debe algo, su amor por sus animalitos, su amor por la escuela y más que nada – Llevando sus manos el pecho - ¡Su amor a Nanimori! Por ese amor tan grande él se sobre esfuerza y protege todo, controla todo, no solo por él, sino por un bien común aunque él no lo reconozca – Recordando la veces que el interfirió en abusos a chicas, en robos e injusticias – Hibari-san… es una persona sorprendente – Bajo la mirada – Por eso le quiero – Murmuro muy apenado por darse cuenta de su arrebato del momento.

Por su lado Kusakabe estaba estupefacto, nadie, absolutamente nadie había hablado así de Hibari, nadie que quiera vivir se ha atrevido a resaltar tantas cosas ya sean buenas o malas y por lo que él vio en su mayoría eran siempre malas y las pocas buenas eran de esas niñas tontas que solamente sabían decir que era “macho o increíble”, pero como bien dijo, esas chicas ni se molestaban en verdad en conocer a Hibari y luego salían huyendo y olvidaban que estaban “enamoradas”, aunque algunas aun seguían con sus locas fantasías. Pero ahora tenía frente a él, a un chico ¡Un chico! Un chico que acababa no solo de describir a su jefe en insultos y halagos, sino que le confesó, oh si porque lo oyó, que le quería ¡Sawada Tsunayoshi quería a Hibari Kyoya! Miro el semblante del castaño, avergonzado pero firme en lo que decía, sus ojos mostraban esa decisión, calidez, sus mejillas sonrojadas tal vez era por la pena y el cariño y su boca curveosa seguro contenía los nervios. Sonrió, era raro sí, pero no malo, se notaba que le quería de verdad a su jefe.

- A Hibari no le llama la atención los vegetales, pero no le molesta comerlos, prefiere la comida salada – Tsuna miro al moreno quien le sonría cómplice y amistoso – Que te puedo decir, es un carnívoro – Sonrió mas y se fue.

Tsuna se quedo ahí meditando y luego sonrió en grande, ahora gracias a Kusakabe sabía algo, aunque fuera poquito ahora sabia que a Hibari, le gustaba la carne.

-------------------------------------------- Flash Back -------------------------------------------

Pero aun así, era difícil saber ¿Qué tipo de carne le gustaba? ¿Cómo le gustaba que estuviera? ¿Le gustaría condimentada? ¿Algún aderezo? Mas que todo la carne era costosa y se cocinaba de muchas maneras, hizo variedades, pero a pensar de freírlas, cocerlas, rostizarlas, humearlas y demás… sabia… a carne algo seca… ósea que simple y sin nada especial.

- Como yo – Se lamento.

- Como uno si quiere arruinar el café de lo demás con esa horrible cara deprimida – Dijo Reborn mas que arto de verlo con la cabeza apoyada en la mesa lamentándose - ¿Por qué no te golpe? – Se contenía horrores ¿Por qué sería?

- Al parecer tiene problemas de amores – Dijo Bianchi con un rollo de huevo en sus palillos y lo extendió hacia el de patillas que lo comió complacido.

- Tsuna-nii parece muy decaído – Futa estaba muy preocupado - ¿Hay algo que podamos hacer por ti? – Tsuna miro un rato a Futa, había pensando antes en pedirle al niño si podía decirle el ranking de las comidas favoritas de Kyoya, pero eso seria juego sucio.

- Ie, Futa-chan, no te preocupes, solo que estoy cansado – Sonrió calido ¿Quién no estaría cansado luego de pasar la noche completa cocinando y fracasando y luego limpiando su desastre? Pobre Enma-kun, lo ayudo pero le mando a dormir cuando noto que este cabeceaba.

- Lo siento Tsuna-kun, no fui de mucha ayuda – Se lamento el pelirrojo.

- No te preocupes Enma, además, fuiste de gran ayuda – Le sonrió. Aunque el pelirrojo sabia que lo decía de corazón, estaba consciente de que había resultado ser un atraso para el chico, ya que como bien se dijo y mostro, era torpe y dos torpes en la cocina no era bueno.

- Ah, Lambo-san te habría ayudado a un pequeño precio – Sonrió el de ojos verdes.

- Mmm… no dejaría un niño jugara con fuego – Con cara cuadrada.

- ¡Lambo-san no es ningún crio! – Se paro sobre la mesa.

- Lambo, no te subas a la mesa, no es educado – I-pin lo tironeo para sentarlo – El maestro dice que la comida es mejor hecha con amor por un mismo, Tsuna-san podrá hacerlo – Le animo la niña chica.

- Gracias I-pin – En eso llego su mama.

- Anda ya Tsu-kun – Le entrego su almuerzo – O se te hará tarde para la escuela. Enma-kun hice uno también para ti – Dándole el almuerzo al jefe Simon.

- ¡Ah! No se hubiera molestado – Algo sorprendido como avergonzado.

- No es ninguna molestia. Un amigo de Tsu-kun ya es de la familia. Además estas creciendo, debes alimentarte muy bien – Acariciando sus cabellos, el pelirrojo se sonrojo por el cariño maternal que recibía de la mama de su amigo. – Bueno, ya apúrense que se hace tarde – Sonrió la castaña y ambos estudiantes se despidieron y partieron rumbo a la escuela.

Caminaron entre cansados y animados, ya que sacaban charlas de la noche anterior cuando se cortaban, caían, quemaban y a veces quemaban la carne. Pero mejoraba y además les salía bien, aunque ya dijeron, simple pero bien. Una vez dentro se sentaron en sus asientos. Era raro no haber visto a Gokudera en el camino, seguro porque volvió a dejarse llevar con la practica ¿Estaría bien? Tsuna temía que se volviera a lastimar. Justo entro Yamamoto.

- Yo Tsuna, Enma – Saludo igual de efusivo. Miro a los lados - ¿Gokudera no vino con ustedes? – Pregunto curioso.

- No lo hemos visto, seguro que tuvo contratiempos, Gokudera-kun no es alguien que no viene a la escuela – Dijo Tsuna preocupado por su amigo sin revelar nada a Yamamoto.

- Además que no es común en el dejarte venir solo – Soltó Enma despreocupado.

- Sí, bueno jeje – Dijo con un goterón en la sien.

Yamamoto solo frunció el ceño algo preocupado, desde el incidente de las vendas estaba siempre pensando ¿Qué estaría haciendo Gokudera para herirse así? La verdad lo tenía muy inquieto, más inquieto que él no darse cuenta que ya el “amor” del albino no le afectaba como antes, como si se hubiera acostumbrado un poquito, pero eso se debía a que la preocupación y el bien por su amigo mitigaban la incomodidad. Pero de nada servía ahora eso ya que llego Chrome y Mukuro.

- Buenos días, Boss, chicos – Dijo tímida.

- Buenos días Chrome-chan, Mukuro – Sonrió Tsuna y sudo otro goterón al ver al peliíndigo seguir con eso de la plastilina – Esto… ¿Puedo saber para qué tanta plastilina? – Ya que lo vio desde ayer temprano amasando muchas de esas de distintos colores.

- Solo espera y veras. La paciencia es buena para ti Tsunayoshi – Decía calmo y con los ojos cerrados siguiendo amasando con paciencia.

- Okey… - Dijo el castaño aun no muy confiando. Luego de eso llegaron los demás alumnos y el maestro. Impartían las clases tranquilamente ahora llegaba la hora del almuerzo.

- Oya… Kufufu, debo apurarme – Y con eso esperando el momento, se desvaneció. Tsuna rogaba porque no se metiera en ningún problema, o mejor dicho, que dejara de meterlo a él y otros en sus líos.

- Tsuna-kun, debo atender un asunto, así que te veré después – Dijo disculpándose el pelirrojo quien acompañaría a Shitt P. a la enfermería por no sentirse muy bien.  El castaño asintió y viendo que Yamamoto también debía hacer algo le dijo a ambos que cuando acabaran él estaría en la terraza. Sus amigos asintieron y se retiraron. Cuando salió vio a Ryohei llevando una montaña de impresiones a corridas siendo seguido por Koyo quien tenía una pila igual, al parecer otra de sus competencias. Sonrió y sin más se fue a comer a la terraza, aun se sentía deprimido.

Un vez ahí miro el cielo, contemplo las nubes y no pudo evitar sonrojarse al pensar en el cielo que permite a la nube moverse, pero… viéndolo del lado de él, el cielo y la nube sobrepuestas abrazándose en armonía. Se reprendió por ser así de idiota romántico, pero enserio quería a Hibari y se estaba desesperando con las pocas y nada de ideas que le quedaban. Sin más, abrió su bento que hizo su madre y descubrió en ella su comida favorita, hamburguesas caseras, y una nota.

“Tsu-kun:

                Por favor come bien. Puse un poco más de lo acostumbrado, sé que te gustan las hamburguesas, así que anímate y da lo mejor. Recuerda que aun estas creciendo y te falta mucho para comprender muchas cosas, pero veras que persistiendo lo lograras, yo más que nadie lo sé. Disfruta el bento.

                                                                            Con mucho, mucho amor. Mamá”

Sus ojos brillaron conmovidos y llenos de dulzura.

- Oka-san – Murmuro feliz Tsuna mirando su bento de rollos de huevos con una ensalada ligera, cortes de pimiento con arroz y cebolla y las tres hamburguesas que le hizo su mama – Itadakimazu – Dijo feliz y comenzó a comer.

***---***---***

Suspiro tratando de controlar su mal humor, su muy mal humor. Los gruñidos que refunfuñaba de su boca solo eran extremadamente comparados al de su estomago. Maldito hijo de @#$%&!, ya saben a quién maldice ¿Verdad? Pues si, al mismo Mukuro. Ese mal nacido volvió a robarle su comida y estaba más que nada irritado, ya sea que el compre otra vez comida ese hijo de perra se las ingeniaba para también arrebatárselo, su medidor de estrés estaba llegando a tope, necesitaba comer algo o acabaría por destrozar el mismo su amada escuela. Buscando un poco de paz se va a su lugar favorito, la azotea, esperando no hallar a nadie indiciado porque juraba que o tiraba de ahí mismo. Pero al parecer el mundo estaba en su contra ya que al llegar sintió la presencia de un segundo ahí, quiso ignorarlo pero ya sabía de quien se trababa, se había acostumbrado ya que este no paraba de acosarlo. Sin más, comenzó a buscarlo para echarlo a patadas del lugar y cuando lo encontró, lo vio ahí sentado con una mirada distante, mirando a la nada metido en su mundo. Bufo, un herbívoro con sus problemas era peor. Aun así, no pudo apartar su intensa mirada de él. Tsuna al sentir una presencia a su espalda giro y grande fue su impresión al ver ahí a…

- Hibari-san… - Tsuna estaba estático, hace mucho no lo veía, pero más que nada, jamás se espero lo que hizo Hibari a continuación.

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

UUUUUuuuhhhhhhh suspenso total jajaja xD que haras ahora Hibari? Mas vale no herir a Tsuna o te matamos >:'v

Jajaja, como vem ando algo corta de tiempo por eso lo hago rapido. Asi que por favor dejen sus comentarios, si es que los merezco :'v y yo los respondere jejeje

Un gran abrazo mis amad@s lectores :D

Nos vemos n_n/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).