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Amor eterno por yuram-cham

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Notas del capitulo:

hola mis amores ¿como se las pasaron estas fiestas? espero que muy bien!

este capitulo esta muy corto a decir verdad no era como originablemente lo habia escrito pero aun asi espero les guste. 

 

 

-¡te dije que era mala idea!- grito eren dentro del auto aprovechando que solo iban ellos, los Harrison se habían quedado a despedir a los invitados.

-¡cállate! ¡Déjame pensar!- ordeno izaya algo molesto, eso no era lo que había planeado. Todo estaba mal, pero aúntenía tiempo… - yo lo solucionare.

-pero, ¿Qué ha pasado?- cuestiono Nira, quien venía conduciendo el automóvil, ya harta de ser ignorada.

-… le eh llamado shizu-chan - informo el moreno desviando la mirada, la frustración que sentía hacia su error era vergonzosa.

-… am… - eren tomo aire algo apenado -… me vio sin el antifaz - sentencio al tiempo que todos volteaban a mirarlo - ¡fue un accidente!  El me beso y yo lo avente, cuando acorde ya era tarde… me vio.

La expresión de izaya era seria, demasiado para su gusto.

-… tendremos que adelantar mis planes - sentencio el moreno decidido.

-izaya, aún estamos a tiempo, volvamos - suplico wólfram asustado.

Esa noche el ver a Yuri había revivido todo aquello que vivió hace 50 años, incluyendo aquello que juro no volver a sentir. Tenía miedo por lo que Yuri pudiera hacerle a él cuando supiera la verdad y peor aún, miedo por su hijo. No quería perderlo.

-ya es tarde- el moreno los miro con pesar- saben perfectamente, que ahora no pararan hasta dar con la verdad… lo mejor por ahora es seguir con mis planes.

-¿programo la cita?- cuestiono Nira interviniendo en la platica

-si… el viernes que viene a las 9 am en la empresa - afirmo ya sin dudar.

-entonces así será, dentro de 6 días… hemos llegado - informo la albina deteniéndose en la mansión.

-gracias…no olvides que mañana saldremos temprano, estamos en contacto - sentencio wólfram bajando del auto.

-¿irán a verlo?- cuestiono la menor algo preocupada.

-si… queremos verlo - murmuro eren con los ojos algo acuosos

-entonces denle mis saludos - pidió la menor a lo que los tres asintieron antes de introducirse a la mansión.

La joven albina solo suspiro con pesar a sabiendas de lo que esa salida pondría en peligro a sus jefes, mas entendiéndolo solo le quedo cuidarlos desde la lejanía. Con ese pensamiento volvió a encender el auto antes de partir hacia el departamento que había rentado.

*

*

*

-ahh~ Nira, Nira… ¿Qué demonios estas planeando?- se cuestionó una joven de cabellos plateados mientras observaba a su hermana partir, dentro del auto negro que se encontraba estacionado a una cuadra de una hermosa mansión.

Con una sonrisa en los labios busco dentro de su bolsa, sacando una botella de champaña, para acto seguido darle un profundo trago. Inmediatamente volvió a mirar aquella casa.

-esto es muy extraño - murmuro no muy convencida de todo lo que veía.

En primer lugar la extraña actitud de shizuo apenas entro al lugar, luego la sorpresa de sus jefes al ver a los prometidos de los Harrison, era obvio que se conocían… o ellos los conocían.

Algo no encajaba, ¿de dónde se conocían? ¿Por qué Levi le había ordenado con tanta insistencia seguirlos? ¿Qué tenía que ver Nira en esto?

“una sorpresa”

-….claro… esta era la sorpresa que tenías planeado - susurro encajando las pocas piezas que tenía-… ah, hermanita… tendrás que decirme todo - sentencio volviendo a colocarse sus lentes negros, ya tenía la información que quería ahora le sacaría provecho.

*

*

*

-vayan a dormir -pidió izaya cansando. Había sido una noche pesada para todos.

-izaya, ¿qué haremos si las cosas salen mal? - cuestiono wólfram con temor.

-… desapareceremos nuevamente. - sentencio para después colocar en sus labios su típica sonrisa - ya, váyanse mañana saldremos temprano. Conrad nos llevara - informo a lo que sus hermanos asintieron.

Deseándose buenas noches los mellizos se despidieron para irse a descansar no sin antes pasar a ver a sus pequeños angelitos. Izaya al igual que sus hermanos se dirigió a la habitación de sus hijos.  Al entrar se dirigió directamente a la cama  donde yacían dos pequeños niños.

Kanra ya con su batita de dormir sostenía los cabellos rubios del menor, al tiempo que una de sus piernitas estaba sobre su estómago. El moreno no pudo evitar reír, había cosas que con el tiempo no cambiarían.

Sin despertarlos les dio un suave beso y salió de la alcoba. Un pesado suspiro salió de sus labios. Estaba furioso. ¡Que ingenuo había sido! Por no decir débil, poco le falto para salir corriendo, sus piernas le temblaron en toda la noche y su corazón juraría que saldría en cualquier momento.

….no, había subestimado la situación. Y ese error lo tendría que pagar.

-… shizu-chan - susurro con una sonrisa nada encantadora.

Inmediatamentela borro al sentir un calor proviniendo de él, un sentimiento conocido… no, no cedería. A paso firme camino entre los pasillos llegando a una de las habitaciones conocidas, sus blancas manos tocaron con insistencias la madera haciendo que el dueño de la habitación se despertara.

-¿izaya?- cuestiono ken algo dormido. Sus cabellos revueltos delataban su estado moribundo.

El moreno sin decir nada se aventó sobre él, abatiéndose contra sus labios, el castaño sin entender solo opto por corresponder, las piernas de izaya se aferraron a las caderas del mayor mientras este cerraba la puerta tras de ellos.

Debía olvidar todo de esa noche. ¡Y debía hacerlo ya!

*

*

*

-¡te dije que no lo dejaras beber tanto!- reprendió Alex algo molesto mientras sostenía a su hermano izan, quien al parecer estaba más que borracho.

-solo lo perdí de vista un momento - alego zen al tiempo que abría la puerta de la habitación del mayor.

-… él sabe que no puede beber ¿Por qué lo hace?- cuestiono a la nada el de mirada caoba. Mientras su hermano lo acostaba en la mullida cama.

-ya hermanito, no te enojes. …l sabe lo que hace.

- cámbiale la ropa, me iré a dormir - sentencio el menor saliendo de la habitación antes de darle tiempo de replicar.

Algo frustrado se encamino hacia su habitación, solo bastaron un par de cuartos para llegar al suyo. Con un suspiro se dejó caer en su cama. Había sido una larga noche. El tener que sonreírle a todo el mundo aun cuando por dentro se sentía morir le agoto.

-izan - susurro mientras abrazaba su almohada. Que doloroso era amar a alguien que jamás seria para ti. Lo sabía pero aun así, dolía. Esa noche había quedado comprometido con alguien a quien no amaba, y peor aún, su hermano también.

El saber que izan tendría que casarse con izaya, hacerle el amor a él, tener hijos y vivir toda su vida juntos, le destrozaba. ¿Por qué él no había nacido doncel? Se cuestionaba todas las noches. De esa manera quizás no habría sido tan cobarde y hubiera luchado por su amor pero ahora eso no importaba.

Cansado se levantó solo para sustituir su elegante traje medieval por una pijama algo sencilla por la época de calor. Ya sin querer saber nada de ese día, se aventó a los brazos de Morfeo.

 

El sonido de la puerta abrirse resonó por la silenciosa habitación para después cerrarse. Unos torpes pasos se acercaron a la cama de aquel lugar seguido del movimiento sobre el colchón.

Quizás fue el hundimiento del colchón a su lado, o el calor ajeno lo que despertó al menor, algo asustado trato de girarse más el cuerpo ajeno se lo impidió cuando lo abrazo fue entonces cuando reconoció al invasor.

-¡izan! ¿Qué haces aquí?- cuestiono algo asustado Alex, todo el sueño que había sentido se espumo de golpe.

-solo quería dormir con mi hermanito… hace mucho que no lo hacemos - informo dejando escapar un suspiro sobre la oreja del menor.

-¡vete de aquí! ¡Estas borracho! - alego poniéndose cada vez más nervioso.

-tal vez - ronroneo apegando más su cuerpo al del menor.

-izan, no es gracioso, sal de aquí - quizás si hubiera usado un poco más de firmeza en su tono habría conseguido su propósito pero al contrario sus palabras salieron en medio de un penoso jadeo al sentir las manos de su hermano adentrarse en su camisa.

-shh… hablas mucho - musito en un sensual gruñido.

Esto era peligroso.

-por favor, para  - suplico mientras sentía esas cálidas manos deslizarse por su estómago hasta llegar a sus sensibles pezones.

-… Alex -gimió excitado sobre el cuello ajeno, era tan apetecible que no se contuvo a querer probarlo, sus labios saborearon cada milímetro de piel a su alcance deleitándose con la sinfonía de sonidos provenientes del menor. Sin importarle dejar aquellas huellas de su pertenencia.

Era morboso, excitante, él y su pequeño hermanito en una cama, el tocándolo y el otro derritiéndose en sus manos con apenas unas caricias. Su excitación crecía cada vez más entre sus pantalones, con una sonrisa llena de morbo empujo sus caderas contra el redondo trasero del menor quien sorprendido liberó un ligero gemido.

-i..izan- musito avergonzado, el calor y dureza proveniente del otro lo estaba enloqueciendo, ¡al diablo la cordura!él quería más y lo quería ahora. Sin recato alguno movió su cadera sobre aquel bulto necesitaba sentirlo más de cerca -izan  más - pidió casi suplicando,más un ronquido le hizo girar apresuradamente para descubrir a su hermano profundamente dormido.

-¡Idiota! - grito al tiempo que salía de la habitación, jamás había sido tan humillado, y pensar que por un momento pensó en… ahh el idiota era él.

Sin querer regresar a la habitación se dirigió a la recamara de zen. Donde Sin pedir permiso se adentró dando un fuerte portazo, estaba furioso aun, el dueño de la recamara asustado ante el golpe se levantó dejando ver su torso al descubierto.

-¿Alex? ¿Qué hora crees que es?- cuestiono tratando de no sonar molesto, su mirada se dirigió al reloj de mesa que tenía, eran las 2:34 a.m.

-.. ¿Puedo dormir aquí?-pidió desviando la mirada

-¿paso algo?-cuestiono sentándose en su cama mientras palmeaba el otro lado de la misma invitándolo a unirse.

-…no,es solo que no quiero dormir solo - respondió a la vez que se adentraba en las sabanas.

-bueno, mi cama es muy grande, ven - zen le abrió sus brazos invitándolo a situarse en ellos. Las mejillas del menor se tornaron algo rojas mientras maldecía en su mente la manía de su hermano por dormir solo en bóxer, aun así necesitaba sentirse seguro por lo que no dudo ensituarse entre esos cálidos brazos

-gracias - musito contra el pecho del albino.

-shh, duerme peque - sentencio depositando un cálido beso en la frente del menor quien ya estaba dormido para después seguir su ejemplo y caer profundamente en los brazos de Morfeo.

*

*

*

Al día siguiente los molestos rayos del sol inundaron toda la alcoba despertando a cierto joven de cabellera azulina, su cabeza pulsante y ese extraño pesar de sus ojos, claro sin contar la sequedad de su garganta le recordaron por que no acostumbraba tomar.

Aúnmás dormido que despierto se levantó de aquella cama tratando de ubicar donde se encontraba. Su sorpresa no pudo ser mayor al ver que era el cuarto de Alex. Espera, ¿Qué hacia el en ese lugar?, girando su cabeza tan rápido como aquel dolor le permitió busco en la alcoba encontrándola completamente vacía.

A su lado en el tocador el reloj marcaban las 9:38 a.m., una maldición salió de sus labios, se suponía que debía estar a las 7 en la empresa, bueno, que más daba. De algo servía ser el presidente, ahora lo que quería era saber dónde estaba Alex, si se suponía que esa era su alcoba ¿no debería estar ahí?

Cuando estuvo lo suficientemente despierto se encamino a la puerta, debía cambiarse para después buscar a su hermano. Mas apenas cruzo la puerta se encontró con Stephanie su empleada.

-¡mi señor!, buenos días - saludo la joven de cabellera negra y ojos azules en sus manos traía un par de analgésicos y un vaso de agua - creí que necesitaría esto. - indico señalando los medicamentos.

-tan eficiente como siempre -con una mirada de agradecimiento tomo las pastillas, depositándolas en su boca para después pasarlas con un buen sorbo de agua- agh… ¿sabes donde están mis hermanos?

- creo que el joven zen sigue dormido, no ha pedido almuerzo - informo.

-¿y Alex? ¿Salióalgún lado? - la joven pelinegra negó.

- no, no lo eh visto - añadió - los que si salieron fueron su prometido y sus hermanos. Dijeron que volverían para la comida - informo tratando de recordar algo más.

-entiendo, iré a cambiarme, pide que preparen el carro debemos ir a la empresa - solicito de manera amable.

-¿gusta que despierte al joven zen?- cuestiono la chica algo nerviosa.

-no - negó pensándolo un poco - lo hare yo.

-como ordene - sin más la joven se retiró hacer lo que le solicitaron.

Sin perder el tiempo, izan se encamino a su alcoba para cambiar su arrugada pijama por un habitual traje de negocios, ese día debía arreglar varios asuntos y negocios. Además de comenzar con los planes para la dichosa boda.

Cuando estuvo listo y presentable como todos los días, y gracias a dios sin jaqueca, se dirigió a la alcoba de zen, donde como buen hermano que era entro sin tocar.

El cuarto estaba hecho un real desastre tal y como siempre, algo resignado se encamino al ventanal sin siquiera mirar la cama, al llegar abrió las cortinas dejando que el lugar se inundara de luz, inmediatamente un gruñido molesto provino de la cama, con una sonrisa llena de satisfacción se giró, mas apenas visualizo la cama esta desapareció.

-¡¿Qué diablos significa esto?! - grito con demasiada furia al ver a Alex en los brazos de un medio despierto zen

-ah, cállate idiota vas a despertar a todo el mundo - gruño el albino molesto por ser despertado.

-¿Por qué Alex esta en tu cama?- cuestiono tratando de disimular su ira mas no ayudaba en nada que este se aferrara al torso desnudo del albino.

-¿Qué? ¿Celoso? - cuestiono abrazando al menor - recuerda que también es mi hermanito- musito deslizando su  mano por la espalda del peli rojo.

-eres un idiota- insulto tomando unas prendas del suelo para después lanzárselas - ¡ponte algo! Debemos ir a la oficina.

-¿se pueden callar?-  cuestiono Alex abriendo sus ojos algo somnolientos.

- buen día hermanito - saludo el de ojos rojizos mientras se levantaba de la cama.

- Alex, ¿Qué te he dicho de no dormirte en otras camas?- cuestiono con autoridad izan

-no podía dormir en mi cama - negó haciendo obvio el que él se encontraba en ella.

-pues debiste despertarme y no venir aquí - reprendió el mayor ya más calmado - arréglate en 20 minutos saldremos a la oficina

-aja.

El menor al ver la actitud de su hermano supuso que este idiota no se acordaría de nada, típico de él. Siempre olvidaba lo importante. Con un suspiro se levantó de la cama. Sin ganas de pelear.

-iré a cambiarme para salir inmediatamente- explico mientras se estiraba.

-entendido los espero en- sus labios se callaron en el acto, su mirada se agudizo y sus manos tomaron bruscamente la camisa de su pijama dejando ver un par de marcas rojizas en su cuello. Su mirada destilaba furia.- ¿Qué significa esto?

-¿eh?- las mejillas del menor se tornaron rojizas al recordar lo de anoche más por la mirada de izan este debía estar haciéndose otra idea, cosa que supo cuando lo soltó para tomar de las solapas a zen.

-¡¿Qué diablos le hiciste?!- cuestiono sin medir sus palabras.

-¿eh? ¡Yo no hice nada!-negó el albino más perdido que en clases de mate.

-¡izan detén esto! …l no fue - grito tratando de alejarlo.

-¿entonces quien sí? - cuestiono esta vez dirigiendo su mirada al menor con enojo - ¿con quién te metiste? ¡Eres un hombre comprometido! Por lo menos ten un poco de amor propio y no dejes que cualquiera te marque como se le antoje.

-¡izan cálmate!-pidió zen al ver a su hermano menor cerrar sus puños y bajar su mirada más el enojo del mayor no le permitió callarse.

-¡cómo quieres que me calme! Cuando nuestro “inocente” - nótese el sarcasmo- hermanito se va revolcar con - no pudo terminar la frase cuando ya se encontraba en el suelo con la mejilla roja y sus ojos muy abiertos.

-…eres el más grande de todos los idiotas - mascullo mirándolo con los ojos llenos de lágrimas  antes de salir de la alcoba.

“y más lo soy yo por amarte”

*

*
*

Agencia fashion 10:24 a.m.

-¿y bien? ¿Me lo dirás?-cuestionó perdiendo la poca paciencia que tenía.

-sey, no hagas tantas preguntas.

- entonces no me ocultes cosas - sentencio algo molesta - necesito saber que pasa, odio que me trates como una niña.

-pero...

-¿tan difícil es decirme quienes son ellos y por qué están aquí?- cuestiono tratando de retomar su habitual calma - ¿Por qué a shizuo y los otros les afecto tanto verlos?

-… -por un momento la línea permaneció en silencio - ...No puedo decirte. Lo siento

-.bien - accedió resignada - lo averiguare de todas formas - sin esperar máscolgó el teléfono y siguió con su camino.

Ella sabía perfectamente el cómo sacar la información que necesitaba, pero debía ser astuta o todo podría salirle al revés. Nuevamente su celular comenzó a sonar sacándole un suspiro divertido.

Su sonrisa no podía ser más grande, con calma espero que su celular dejara de sonar como lo llevaba haciendo desde que abrió sus ojos, su mirada visualizo las 48 llamadas perdidas de parte de sus jefes.

-que impacientes- renegó la joven de cabellos plateados.  Al fin había llegado a la sala de junta donde sabia estarían sus adorados jefes.

Con un suspiro volvió a leer la dirección que llevaba anotada en aquel papel y sin perder más el tiempo abrió la puerta siendo merecedora de las miradas en aquel lugar.

-¡sey! ¡¿Dónde diablos te has metido todo el día?! - cuestiono Levi levantándose de la silla donde estaba hacía apenas un segundo sentado.

- buen día Levi-san, también es un placer verte tan temprano - saludo la joven ya acostumbrada a su jefe.

-¡no agotes mi paciencia!- gruño más desesperado de lo habitual.

-sey,  ¿lo conseguiste?- cuestiono Yuri al tanto de lo que su hermano mayor le había pedido.

- ¿Cuándo les eh quedado mal?- cuestiono la joven enseñándoles un pequeño papel doblado.- en esta hoja viene la dirección de la mansión donde se están quedando los Harrison con sus prometidos - informo notando como la intensidad de la miradas ajenas se enfocaban en el papel mencionado.

-¡dámelo! - exigió shizuo dispuesto a ir donde ellos y exigir la verdad.

-nop - negó con cierto tono bromista.

- déjate de pendejadas y dánoslo - demando Levi a punto de perder la cabeza.

- ¿Qué gano yo?- cuestiono poniéndose seria.

Los tres suspiraron entendiendo a donde iba.

-¿Qué deseas?- cuestiono Yuri algo molesto por el evidente soborno.

-mmm para iniciar un aumento - solicito mientras señalaba con sus dedos como si los enlistara - quiero  mis vacaciones con todo pagado, que me dejen  llegar tarde, y más importante. Quiero que me digan exactamente que son los prometidos de los Harrison para ustedes - sentencio esto último con una seriedad y autoridad nunca antes vista en ella.

-¡¿Qué diablos te importa a ti eso?!-cuestiono el rubio furioso.

-mucho - respondió - desde el momento en que me involucraron en esto tengo derecho de saber - al ver que estaban por alejar se adelantó a decir -  miren… no soy su enemiga- su expresión se suavizo - a como yo lo veo tienen dos opciones, uno, se niegan y este papelito se destruye así como mi ayuda, o me cuentan todo, y a cambios los ayudare en lo que necesiten… ¿en verdad es tan difícil de decidir?

Los tres parecieron pensarlo bien, la idea de abrir sus sentimientos a sey les resultaba inaceptable, su pasado había sido guardado de manera recelosa, cuando perdieron a sus esposos e hijos juraron no hablar de ellos. Más ahí estaban debatiéndose entre sacar a luz todo aquello que los lastimaba o echarla a patadas de ese lugar.

-… aceptamos- sey miro algo sorprendida a Levi, lo hubiera previsto de Yuri incluso de shizuo, pero de  él jamás- toma asiento - ordeno y así lo hizo.

- l..los escucho

-…. Todo comenzó cuando…

*

*

*

Un auto negro se detuvo frente aquel lugar que tan difícil les hacía respirar. El joven castaño que manejaba miro con cierta preocupación a sus tres pasajeros, quienes indecisos se miraban debatiéndose entre salir del vehículo o no.

-¿quieren que mejor los lleve a otro lugar?- cuestiono conrad mientras los miraba mediante aquellos lentes negros. Una gorra del mismo color cubría sus castaños cabellos.

-no… bajaremos - respondió wólfram con una débil sonrisa. El mayor solo les sonrió para agregar.

- los espero aquí. Traten de no tardarse, recuerden que nadie puede verlos

- solo serán unos minutos - afirmo izaya mientras abría la puerta del automóvil, para después ayudar a bajar a sus hermanos. Cada uno estaba al igual que conrad con una gorra y lentes cubriendo su rostro.

Una vez fuera del vehículo, los tres miraron aquel enorme lugar con miedo, izaya  nervioso tomo las manos de su hermano, inundándole valor. Sus pasos eran lentos pero seguros, con cada uno la agitación en sus cuerpos se incrementaba al igual que el agarre.

-es aquí - musito eren llamando la atención de sus hermanos al lograr dar con su objetivo.

-…. Hola, ha pasado mucho tiempo - saludo wólfram haciendo una reverencia

-… al fin volvimos - murmuro izaya imitando a su hermano.

-…p..perdónanos por regresar tan tarde - secundo el castaño dejando hermoso ramos de rosas frente aquella lapida que estaba enfrente de ellos.

-… perdónanos por no estar aquí Martín - suplico wólfram a la vez que se hincaba frente al que una vez fue su padre, aquel que dio la vida por salvar a su amada madre.

- gracias por ser el mejor segundo papa del mundo - secundo eren dejando escapar unas traicioneras lágrimas.

- sabes… tienen unos nietos muy hermosos y tremendos - le informo izaya sonriendo con tristeza, sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas- ..p..pero ellos ya no te podrán conocer, y eso nos llenan de profundo dolor

-…. Quizás no podrás verlos, pero siempre sabrán de ti, de cómo nos amaste y cuidaste - aseguro el rubio con amor.

-si tan solo… todo hubiera sido diferente, ahora mismo estarías correteándolos por todos lados, viendo que kanra no siguiera los ejemplos de izaya - una débil risa salió de los labios de eren al recordar esas escenas más esta rápidamente desapareció - pero ahora ya no es posible…

Durante un buen rato, los jóvenes les platicaron de todo, de los niños, sus travesuras, sus viajes, todo lo que les había pasado en esos 50 años, sin darse cuenta los minutos se habían vuelto horas.

-es tarde - les hizo ver el moreno mientras se secaba las lágrimas -debemos irnos.

- ¿ya?- cuestiono con tristeza wólfram sin querer irse, no quería abandonarlo por segunda vez.

-apenas son las 12:30, otro ratito - suplico el castaño.

-yo también quiero quedarme - indico izaya viendo la lápida - pero los niños nos esperan.

Los mellizos bajaron la cabeza, sintiéndose como unos niños pequeños que se niegan abandonar el lecho de su madre, o en tal caso padre. Ambos menores tocaron la lápida depositando en cada caricia todo su amor.

-volveremos pronto -prometió el rubio.

-y traeremos a los niños así que prepárate, papa - advirtió el castaño mientras retenía ese llanto que quería guardar.

 

Sin decir más palabras los tres se despidieron con una reverencia y la promesa de volver más apenas dieron la vuelta se dieron cuenta de que no eran los únicos en aquel cementerio.

-¿Quiénes son ustedes?- cuestiono Karla, quien después de 50 años apenas si  el tiempo había pasado en ella, seguía teniendo aquella belleza natural de su raza, unos leves casi imperceptibles mechones de cabellos plateados se mesclaban en su melena y dos leves arrugas figuraban debajo de sus ojos solo agradeciendo su belleza.

Los tres Ross se quedaron de piedra ante la presencia de su madre, sus manos temblaban, se morían por correr a sus brazos y llorar en ellos todo lo que callaron esos años.

-… ¿les hice una pregunta?- cuestiono de vuelta la castaña tratando de sonar amablemente - ¿son familiares de Martín?- cuestiono extrañada, en todos esos años nadie más que su familia había ido a ese lugar.

Tanto eren como wólfram tomaron las manos de izaya, pidiendo permiso de manera silenciosa el asintió mientras dirigía su mano a sus lentes negros.

-no - negó el moreno quitándose los lentes - ¿… nos recuerdas mama? - cuestiono al quitarse los anteojos al igual que sus hermanos.

La mujer contuvo un grito entre sus manos, rápidamente las lágrimas comenzaron a caer sin poder detenerlas. Con sorpresa miro aquellos rostros. Los años habían pasado como agua sobre ellos, seguían igual que el día que los perdió.

-…h..hijos - musito sin vos mientras estiraba su mano hacia ellos, los tres no se contuvieron y se abalanzaron contra ella abrazándola, inmediatamente un fuerte llanto inundo el lugar.

La mujer abrazaba a sus bebes, si, sus niños. Mientras estos se aferraban a ellos consolando su llanto, su dolor, y pesar. Los tres habían perdido tanto en unos años, su alegría antes presente ahora estaba opacada por el dolor. La mujer como cualquier madre lloro con ellos, dejando que estos sacaran todo lo que tenían dentro.

Los minutos pasaron y no los interrumpió hasta que los tres se alejaron con sus naricitas rojas, sus parpados estaban algo hinchados pero aun así sonreían viendo a su madre mirarlos con amor.

-… creí…creí que jamás volvería a verlos - musito acariciando sus rostros - no tienen idea de todo lo que su padre y yo hemos sufrido en la espera de volver a estar juntos.

-nosotros también  los hemos extrañado a morir - afirmo izaya con una sonrisa.

-nos hiciste tanta falta… sabes eres abuela - informo wólfram con un brillos especial.

-¡quiero verlos! - suplico la mujer con ansiedad - ¡por favor necesito verlos!

- todo a su tiempo madre, ellos son… diferentes -insinuó el castaño no sabiendo como aclarar su situación.

-.. ¿di..diferentes?

-no te asustes no es nada malo - calmo izaya al ver su duda.

-... Sea lo que sea yo los amare - indico la mujer con la ilusión de conocerlo, mas inmediatamente su sonrisa desapareció algo confusa -… ellos… ¿saben que están aquí?¿Que sus hijos nacieron?

-¡no! Y no lo debe de saber nunca-negó eren molesto.

-hijos… ellos sufrieron como nadie

-¡y eso que! - grito wólfram furioso - ¡todo lo que sufrimos nosotros no se compara con nada!

-lose, pero… - la mujer al ver el estado de los menores no insistió en el tema -…entiendo...Mejor cuéntenme de ustedes.

- madre - izaya miro el reloj de su muñeca algo apenado - hay tantas cosas que queremos decirte, pero… hoy no es el momento, debemos irnos.

-¿tan pronto?- chillo la mujer con temor, no quería dejarlos ir, apenas los había recuperado

- volveremos madre - aseguro el rubio tomando sus manos.

- pronto sabrás de nosotros, pero hasta ese día, nadie debe saber de nuestro regreso - indico el castaño a lo que la mujer asintió.

-¿ni siquiera su padre?- cuestiono a sabiendas de que la noticia le traería gran felicidad.

Los tres jóvenes parecieron pensarlo, mas no había ningún peligro para ellos o sus hijos por lo cual accedieron.

-solo a nuestro padre - accedió el moreno -… hasta muy pronto madre - con un casto beso en su frente se despidieron de su madre para después marcharse de aquel lugar dejando a Karla con el corazón regocijante de esperanza.

-… ves, Martín - la mujer miro la lapida - te prometí que volverían, nuestra espera acabo.

*

*
*

-¿A dónde fue mami?- cuestiono una joven niña con un puchero en los labios.

- ya te lo dije kanra, salieron a resolver un asunto, vendrán en la tarde - trato de explicarles ken algo cansado de explicarles.

- ¿papi me dejo?- cuestiono yuram con sus orejitas caídas.

-no -  kei tomo al menor en brazos para calmarlo - papi  volverá pronto - afirmo logrando sacarle una sonrisa al menor - por el momento recuerden lo que prometieron, no orejas al aire.

Al instante yuram y riven guardaron sus orejas, al ser los más jóvenes les costaba cierto trabajo ocultarlas.

-buenos niños - el castaño les acaricio su melena - Stephanie - llamo a lo que en unos minutos una joven sirvienta se acercó a donde ellos.

-¿me llamo? - cuestiono la pelinegra.

-sí, dales una rebanada de pastel y que jueguen en el patio por favor - pidió mientras bajaba a yuram.

-papi, ¿a dónde vas?- cuestiono kanra cruzándose de brazos

-debo hacer una llamada - informo mientras se despedía de los menores ya resignado a esa forma de llamarlo.  Ya eran casi las dos  y los Ross aun no llegaban, no lo admitiría pero estaba preocupado.

La joven solo asintió para luego dirigirse a los pequeños.

-entonces… ¿Quién quiere pastel?- los niños comenzaron a saltar mientras decían un “yo” la joven sonrió dirigiéndolos a la  cocina donde había un pequeño comedor, ahí los sentó en lo que sacaba del refrigerador un enorme pastel de chocolate.

Con cuidado les dio a los cuatro una pequeña rebanada junto con un vaso de leche. Los menores se dedicaron a saborear su golosina con gran satisfacción, mientras la chica los observaba con una sonrisa, en verdad eran unos angelitos… o eso pensó hasta que kanra le quito la fresa  del pastel a tsugaru quien pareció molesto por eso.

-¡eso es mío!- chillo el pequeño rubio.

-¡ya me lo comí!- respondió la menor sacándole la lengua.

-¡p..pero era mio!- replico haciendo una mueca de llanto con sus labios.

-ya, ya niños. Ahora les doy otr- no termino de hablar cuando kanra salto arriba de la mesa mientras era perseguida por su hermano sin importarle tirar en el proceso las rebanadas de sus primos. A yuram esto le causo gracia mientras que riven solo comenzó a llorar.

-¡e-esperen! ¡No peleen!- pidió la joven mujer tratando de consolar al menor, más cuando acordó los menores ya habían desaparecido en medio de su discusión.

 

-jaja que lento eres - se burlaba la menor siendo perseguida por otro infante el cual se veía muy molesto.

-¡le diré a papa!- amenazo cuando llegaron al vestíbulo.

-Mo~, que llorón eres - chisto mientras rodaba sus ojos carmesí en señal de burla.

-¡era mío!

-¡tú te comiste mi flan la última vez! - le recordó la pelinegra a lo que el menor se calmó algo avergonzado por su comportamiento.

- pero - el sonido de la puerta detuvo su infantil discusión.

-¡llego papa!-.Grito la menor con una sonrisa mientras intentaba correr a la puerta, más la mano del menor le impidió ir -¿Qué?

- papa kei dijo que no abriéramos la puerta a nadie - le recordó el rubio algo desconfiado, pese a su corta edad era el más listo de los menores, o quizás el más maduro en algunas ocasiones, que no requirieran golosinas.

-pero… - nuevamente el insistente sonido la tentó- debe ser papa.

-aun así - respondió dudoso

-no seas llorón - chisto mientras se encaminaba a la puerta

-¡kanra! No - suplico el menor escondiéndose detrás de las escaleras con temor.

-miedoso - musito ya en la puerta, con algo de esfuerzo se  estiro para alcanzar la manija y abrirla.

 

-¿Por qué nadie abre?- chisto Levi frente aquella fuera de la puerta, llevaba ya varios minutos tocando, o por lo menos eso le pareció a él.

-tal vez no están - supuso shizuo mirando su reloj aún era temprano los Harrison debían estar en la oficina pero ¿y sus prometidos? ¿Habrían salido?

Pronto el sonido de la perilla girar seguido del movimiento de la puerta al abrirse llamo su atención. Sus miradas se dirigieron dentro de la hermosa casa dando la vista de lo que sería el vestíbulo y las escaleras principales.

-¿hola?- una hermosa vos infantil les hizo bajar un poco la mirada para toparse con una pequeña de no más 50 años (10), ojos carmesí y cabello negro hasta la cintura.

El asombro que ellos sentían, en especial shizuo,  solo podía competir contra el de la menor quien no dejaba de ver fijamente al rubio, ¡era igual que su hermano!, y que decir shizuo si esa niña era la copia en miniatura de izaya. ¿Qué significaba eso?

-hola pequeña - saludo Yuri con amabilidad al ver el miedo de la pequeña -buscamos a los dueños de esta casa. ¿Están?

-¿eh?- la menor salió de si ensoñación - ¿buscaban a izan-chan?ellos no se encuentran. - respondió algo más calmada ese señor era muy amable.

-¿sabes cuándo volverán?- la menor negó sonriendo.

-no, pero  papa kei dijo que no tardaban - respondió mirando al hombre que se parecía a su hermano con cierta curiosidad -¿para que los buscaban?

-tenemos asuntos que tratar - indico Levi tratando de no sonar tan agresivo con la menor.

Nuevamente el silencio se instaló en el ambiente hasta que el rubio sorprendiendo a más de uno lo rompió.

-…dime - shizuo se hinco para estar a su altura - ¿Cómo te llamas?- cuestiono mirándola aun con asombro.

-kanra, pero pueden decirme kanra-chan, así me llama mi papi - respondió animadamente, su mirada viajo a la de su hermano quien le hacía señas de que volviera a él, pero ella no quería.

El menor al ver la falta de caso que le hacía su hermana salió corriendo en búsqueda de kei, él podría ayudarle. Sin darse tiempo a pensar en otra salida se encamino hacia el patio del lugar lo más rápido que sus piernitas le permitieron.  Ojala su papi llegará pronto.

*

*

*

-¿y entonces… como les fue?- cuestiono el castaño recargado en un hermoso roble que se situaba en el patio de aquel lugar, al teléfono tenia a izaya algo nervioso al parecer.

-todo bien, solo que mi madre nos sorprendió - informo algo ansioso por alguna razón anhelaba volver rápidamente y no solo el, wólfram y eren parecían estar igual o peores. - pero ella no representa ningún peligro. Tranquilo.

-me alegro… eso significa que estarán aquí pronto - adivino notando la hora que era.

-si, ya casi llegamos… conrad acelera un poco por favor - solicito  para después volver su atención nuevamente al teléfono - ¿y los niños?

-no te preocupes por ellos, Stephanie los tiene entretenidos en la cocina - informo desviando su mirada dentro de la mansión para sí mismo, como si algo le pidiera hacerlo. Al parecer no se equivocó.

Un sentimiento de ansiedad creció en el al ver al pequeño tsugaru correr angustiado hacia donde estaba. Por un momento pensó lo peor.

kei! ¡Rápido mi hermana!- grito el menor tomando sus solapas.

-¡¿Qué le paso a kanra?!- cuestiono preocupado olvidando la llamada con izaya.

-¡unos hombres están aquí! ¡ayuda a mi hermanita! - rogo el menor desesperado indicándole el camino, kei no pensó dos veces antes de colgar y tomar al menor brazos para echarse a correr rumbo a donde el pequeño le indicara.

-¡kei! ¡¿Qué pasa?!... ¡Contesta!... ¡me colgó! - grito ansioso izaya dentro del auto.

-¡¿Qué diablos pasa?!- cuestiono wólfram temiendo lo peor al ver el estado de su hermano.

-no lo se. Pero no es bueno ¡conrad apresúrate!- grito el moreno desesperado.

El castaño no se hizo rogar enseguida piso el acelerador a todo lo que daba faltan unas pocas cuadras para llegar pero cada minuto se volvería el peor suspenso para todos los presentes.

*

*

Volviendo donde Levi y sus hermanos la plática con la pequeña niña proseguía.

-qué bonito nombre - alago el moreno - ¿dime estas solita?- cuestiono algo preocupado.

-nop, dentro está mi oni-chan, riven-kun, yuram-kun ¡ah! ¡y papa kei!- menciono la pequeña mientras los enumerabas con sus deditos.

Shizuo sin poder evitarlo se acercó a ella para tomarla entre sus brazos notando como la menor se sorprendía. Tanto Levi como Yuri parecieron más sorprendidos que la pequeña.

 -¿Cuántos años tienes pequeña?- cuestiono el rubio.

-… t-tengo 50 señor… - respondió algo nerviosa por el repentino agarre.

-shizuo - le llamo Levi severamente lo que estaba haciendo no era propio de él.

-tenemos que irnos - secundo Yuri algo nervioso. Por la actitud del menor. En cualquier momento llegarían los padres de la menor y se armaría un escándalo.

-lo sé pero… - la mirada del rubio se posó en la pequeña que igualmente lo veía fijamente - … se parece tanto a él- susurro apresándola contra sí mismo, sin que la menor supiera como actuar.

-¡suéltala!- grito una la altura de la puerta. Ahora las miradas de todos se enfocaron en el joven de cabellera castaña algo despeinada y hermosos ojos miel que los miraba furioso más lo que a todos les impacto fue pequeño que veía con él.

-¡papa kei¡ ¡tsu-chan! - llamo la menor algo asustada por el repentino grito.

El rubio sin salir de su asombro solo podía mirar a esa réplica exacta de el en su niñez, era idéntico. Tanto Levi como Yuri podían afirmar eso. Los tres ahora tenían más dudas que resolver.

-¿Quién eres tú?- cuestiono shizuo negándose a bajarla pese a lo ilógico que esto sonara.

-eso no te incumbe, devuelve a kanra o no me hago responsable de mis acciones - sentencio el castaño enseñando sus garras.

-¡shizuo obedece!- ordeno Levi queriendo evitar más problemas.

-es mejor volver después-  apoyo Yuri, viendo como en cualquier momento se armaría una confrontación entre su hermano y ese desconocido.

La tensión en el ambiente era demasiado notable, el rubio miro a la niña en sus brazos que temblaba por el ambiente así como al menor que se aferraba tras aquel hombre al que la pequeña había llamado papa.

Era obvio que debía dejarla ir. Aunque todo su ser gritara lo contrario.

-¡BAJA A MI HIJA AHORA MISMO!- grito una voz a sus espaldas, no tuvo tiempo de procesar cuando un par de manos le quitaron a la pequeña de los suyos.

-¡papi!- chillo la menor viéndose en los brazos del moreno.

-llegaste - musito el pequeño rubio aliviado al sentirse seguro, izaya rápidamente  bajo a la pelinegra colocándola al lado de su hermano.

El moreno miro a shizuo con el corazón latiéndole al cien, sin saber si era del susto al ver a su hija en los brazos del rubio o por otra cosa, tanto wólfram como eren estaban a su lado.

-kei toma a los niños y mételos a la casa -ordeno mirando con odio a los tres hombres que habían frente  a ellos.

-izaya - susurro el castaño sorprendido. Jamás en el tiempo que llevaban conociéndose había visto tanto odio de parte de izaya dirigido a alguien más que a…- niños vengan conmigo - solicito kei tomándolos de las manos.

-no - chillo la menor. Soltándose del agarre para correr al lado de su “madre” - papi él no me hizo nada, no es malo - musito la menor reteniendo un par de lágrimas.

-kanra… ve adentro - ordeno desesperado ante la negativa de la menor. El castaño rápidamente la tomo en brazos junto con tsugaru y se adentró a la casa dejando un ambiente de pesadez palpable el lugar.

-izaya… eren y… wólfram - musito Yuri rompiendo aquel silencio tan largo pero a la vez tan corto -están… vivos.

Ya no había marcha atrás, por fin el momento            que temió durante 50 años había llegado. Era hora de enfrentar su pasado.

*
*

A unos cuantos metros de ah, específicamente arriba de un enorme roble frente a la mansión una joven albina miraba con sus monoculares rosados el panorama al que tanto temían sus jefes enfrentarse.

-tsk, debo actuar rápido - guardando sus monoculares en su pequeña mochila saco un par de pistolas colchándolas en las orillas de sus botas, debía impedir cualquier daño hacia sus protegidos.

Con un salto traspaso la altura que había entre la rama y el suelo logrando exitosamente tocar el piso ileso.

Más antes de poder siquiera cruzar la calle una afilada katana la detuvo rozando apenas su cuello, sin haberlo previsto se vio inmovilizada.

-tiempo sin verte hermanita - saludo Nira observando el arma que rozaba su piel.

-lo mismo digo one-chan - la peli plateadasonrió con cierta malicia.

-¿puedo saber que pretendes con esto?- cuestiono indicando el arma

-No puedo permitir que interfieras en esto - negó la menor - es hora de que ellos enfrenten su pasado ¿no lo crees?

La albina solo chisto sabiendo que una pelea sería inútil.

-es cierto… ya es hora

Continuara….

Notas finales:

nos vemos muy pronto gracias a quienes aun sigan por aca! *3*


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