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El ABC del Puppyshiping por DreamsGuion

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Notas del capitulo:

Gracias a todos por leer y en especial por sus comentarios :) realmente eso es lo que me ayuda a seguir adelante con estas historias. 

Respondiendo a sus dudas, aun no tengo bien planeado lo que será de esto, pero les aseguro que algunos seran caps cortos, otros largos y algunos tendran continuacion. 

Si he tardado y tardo en actualizar es por que las ideas me invaden y el tiempo que tengo libre no es mucho X_X además de que las ideas me inundan al mismo tiempo y termino con un mugrero enorme que no, no. No. D:<

 

Este capitulo lo escribí diez veces como minimo para que medio quedara como queria xD 

 

Espero que no se les haga mucho texto :C 

Este fic forma parte de la campaña contra el plagio creada por Katrina Le Fay. Digamos NO al plagio y apoyemos a nuestros compañeros escritores.

***

Luchemos contra el plagio, entre más seamos, más se escucharan nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo... propuesta liderada por Katrinna Le Fay y  adoptada por Luna Shinigami. 

***

IMPORTANTE: 
+Los personajes de YGO! no me pertenecen, solo los tome como modelos para esta historia.


+La idea original le pertenece a Anonymous Tigress. 

+Su trabajo puede ser encontrado en el siguiente link:

Http://ygo.adult-fanfiction.org/story.php?no=600102630

[El concepto esel mismo, las historias diferentes]

B es de “Beso”

 

Llegó temprano, como acostumbraba en esas ocasiones especiales en las que le pagaban un porcentaje acorde al número de horas para laborar.

 

Ya sabía el protocolo para ese tipo de familias. Familias ricas o de clase media-alta que exigían puntualidad y pulcritud. Así pues, fue como se bañó temprano. Comió, alistó una mochila con algunas frituras para él (al parecer los ricos no son fanáticos de la comida chatarra) y metió algunas libretas y libros de la secundaria. Tomó el uniforme del instituto y se quitó el piercing del labio (dejándose el discreto de la ceja derecha).

 

Un par de camiones y una hora de camino después le llevaron a la dirección indicada. Sacando un frasco de colonia un par de casas antes recitó su mantra y 10 minutos antes de la hora ya estaba frente al inmenso portal de  la casi mansión a la que le habían mandado. No le gustaba pensar así de las personas, pero pudo imaginar un par de símbolos de dinero aparecer en sus ojos como en los dibujos animados. Todo indicaba a que ese día le pagarían muy bien y eso era algo muy bueno.

 

Le atendió una maid, algo mayor. Definitivamente no una jovencita de 20, sino más bien ya casi en los 50. Pero eso sería algo normal (pensó).

 

Bajo un hombre mientras él esperaba en la estancia, de pie. Había aprendido que los ricos necesitan sentir la autoridad y el control, por lo que sí no te ofrecen sentarte, tú no lo haces.

 

Extendió su mano a manera de saludo, lo cual el hombre le miró desconfiado y se acomodó la no-desacomodada corbata para evitarlo.

 

"Mucho gusto, soy Joey Wheeler y vengo por parte de la agencia"- se presentó, guardando las manos en los bolsillos.

 

"Muéstrame tus papeles" Joey sonrió sin decir nada y de su mochila sacó una carpeta, un bolígrafo y una identificación. Después de asegurarse de que todo estuviera en orden, el hombre alto y cano le firmó la hoja con la hora de llegada.

 

"Amanda se va a las 4:30. Mokuba debe de estar terminando sus deberes. Me imaginó que estás al tanto de la situación."

 

"No se preocupe señor, ya me informaron de todo. Le garantizó que su hijo no tendrá distracciones de ningún tipo."

 

Le miró con seriedad. Inexpresivo y analizante, como si hubiese dicho algo incorrecto o indebido y le hizo sentir incómodo y un poco avergonzado.

 

"Bien. Regresaré alrededor de las 8" tomó el maletín que la maid de la entrada, Amanda, le  sostenía pulcramente. Le miró por última vez de pies a cabeza y se giró diciendo antes de salir un " espero el mismo nivel de eficiencia y profesionalismo que tu compañero."

Sabía lo que eso significaba, su amigo Yugi le había contado con lujo de detalles sobre esa familia. Al parecer pasaron de niñera a niñera hasta que cambiaron a niñero y de ahí se quedó Yugi, quien por cuestiones amorosas había decidido pasarle la noche a él.

 

No dijo nada, simplemente sonrió. La puerta se cerró y dentro se quedaron sólo ellos y afuera estaba el mundo.

 

Amanda le ofreció un vaso de agua y le dio un recorrido por la casa, indicándole las habitaciones a las que se le restringía el acceso, las que sí tenía permitido y las cosas que podían hacer. Descartando así el fútbol, el fútbol americano, atrapadas, baseball, y básicamente cualquier  juego que involucrara correr, Joey pensó que entonces su salida serían los videojuegos, sin embargo, tampoco podían usar el cuarto de vídeo, donde sólo había una pantalla casi del tamaño de la pared y un escritorio con un asiento de apariencia extremadamente cómoda (no desde que el Señor se enteró de que una de las niñeras utilizó su sala de videoconferencias como cine casero).

 

En fin, que no había muchas cosas que hacer. Sobre todo por el hermano que estaba estudiando en alguna de las habitaciones del segundo piso. No podían hacer NADA que pudiera perturbar sus estudios.

 

Suspiró. Nunca entendería la excentricidad de los ricos.

 

Las 4:30 llegaron muy pronto, la mujer se fue y le dejó con un emocionado Mokuba de cabellos negros, ojos azules y 7 años de energía y entusiasmo en su ser.

 

No fue tan malo como se lo esperaba. A pesar de todas las reglas de la casa, pudieron pasar un buen rato. Yugi le había sugerido llevar su baraja de duelo de monstruos, ya que a Mokuba le gustaba mucho el juego (aunque no tuviera permiso de tener una).

 

El día paso relativamente rápido para su gusto, y 5 minutos antes de las 8, sonó el teléfono. Por reglas de la empresa, Joey no tenía permitido contestar el teléfono, sin embargo, la señora Amanda le había dicho que las juntas del patrón siempre se extendían y que esperará su llamada alrededor de la hora señalada.

 

"Residencia Kaiba" contestó al tercer timbre. Una voz femenina le indicó que hablaba de parte de Gozaburo Kaiba, quien llegaría más tarde por cuestiones de trabajo, por lo que le dio instrucciones de asegurarse que Mokuba se bañase y fuese a dormir temprano, recordándole, claro que se le sería recompensado por el tiempo extra.

 

Dicho y hecho, Joey mandó a Mokuba a bañarse y de ahí le esperó para la hora de dormir, donde le pidió a Joey que le contará alguna historia (ya que su padre decía que ya era muy grande para eso).

 

Joey le inventó una historia sobre dragones blancos y negros y algún caballero en búsqueda de su princesa, pero antes de llegar al final (que ni él sabía cómo terminaría) el pequeño quedó rendido y se durmió, exhausto por las actividades del día… Cabe mencionar que después de eso, Joey realmente quedó aburrido.

 

A penas iban a ser las 9:30 y él ya se había comido toda su comida chatarra, había buscado algo bueno en la tele y algún libro para leer... Pero todo era muy aburrido.

 

Miró el reloj de nuevo... 9:28.

 

Se dirigió a la cocina y sacó de la nevera una lata de refresco (su última provisión del día) y la cual había dejado ahí desde que Mokuba se había  metido a bañar.

Justo la tomaba del fondo del refrigerador cuando una voz le asustó casi haciéndole gritar.

 

"No deberías estar haciendo eso" le dijo. "No tienes permitido hurgar comida de la casa".

 

Los colores le regresaron lentamente mientras sostenía su pecho con una mano.

 

Frente a él estaba un niño de cabello castaño y ojos azules tremendamente iguales a los del pequeño Mokuba. En su mano derecha había un plato sucio y un par de cubiertos, mientras la otra llevaba un vaso vacío y su rostro expresaba seriedad total.

 

" Emm, esto... Yo lo traje de mi casa" fue el pensamiento que salió de su boca "sólo... Sólo lo puse a enfriar, en lo que esperaba mi salida..." se le quedó viendo sorprendido.

 

El niño no se veía tan alto, más que Mokuba sin embargo la diferencia de edad no podría ser un máximo de cinco años. Su mirada cansada en definitiva era un contraste mayor con la cálida de su hermano.

 

Le miró de pies a cabeza y en eso su mente reaccionó.

 

"¡¿Eeeeeh?! ¡¿Eres tú el hermano que estaba estudiando?! "corrió a la sala, donde se encontraba su mochila y buscó en los papeles algún dato sobre el hermano misterioso. No encontró nada, en la única parte donde lo mencionaban era donde decía que haría un examen de admisión para la escuela preparatoria... Espera, "¡¿qué?!"

 

“¿Podrías dejar de hacer ruido? Pareces un perro” le miró con fastidio mientras se sentaba en el sillón de la sala a lado del chico.

 

“¡¿Pre-pre-preparatoria?!” trato de ahogar el grito “¡¿tu examen es de preparatoria?!” le miro de arriba abajo “¡pero… si eres un niño!”

 

“Y tu un perro… ¿Qué le paso al otro?” le preguntó desganado, viendo que el chico no respondería su intento de insulto.

 

Sentándose en el sillón, junto a él, Joey suspiro y recargo la cabeza en el respaldo, dejando sus cabellos rubios caer en su cara.

 

“Tuvo un compromiso, yo lo estoy supliendo por esta noche”

 

El niño lo miró un momento sin decir nada, después volteo al frente y agacho la mirada.

“no soy un niño, ya casi cumplo años…”

 

Joey le miró con una sonrisa radiante y le dijo “eso es lo que dicen los niños… soy Joey”

 

Bufando y ofendido se sonrojó un poco, cruzando los brazos para mostrar su desagrado.

 

“Seto”

 

“¿Seto?”

 

“Seto”

 

Gruñó. Además de sus compañeros de clase, este sujeto era la persona más irritante que conocía.

 

Permanecieron en un silencio incomodo por lo que pareció un interminable minuto. Joey pensaba en irse a la cocina por su olvidada bebida, sin embargo, el pequeño Seto le llamó la atención.

 

“¿Qué es eso?” Joey le miró confundido al ver que señalaba su cara ¿mi rostro? pensó, hasta que recordó el piercing que adornaba su ceja.

 

“Aaah, eso. Es un piercing ¿te gusta?” le dijo emocionado. Muchas veces sus amigos le habían insistido en que esa no era forma de tratar su cuerpo.

 

“No.”  

 

La sonrisa se le borró en el instante y la emoción fue sustituida por otra emoción más fuerte.

 

“¡Tu que vas a saber de estas cosas! eres solo un niño”

 

“Se te ve horrible ese mugrero. Hace que parezcas perro de la calle”

 

“¿Perro de la calle?” Seto sonrió al finalmente obtener una respuesta a los apelativos caninos que le mandaba a Joey.

 

“Para tu informacion, este pequeño es un imán DE. CHICAS.” Le respondió orgulloso “Más de una vez me ha conseguido sus números.” Molesto, le miro picaramente y con tono disque seductor trató de hacerle sonrojar “y no solo eso…”

 

Sonriendo internamente y ganándose una victoria, Joey disfruto de ver el pequeño sonrojo y los grandes ojos abiertos de par en par.

 

“¿T… tu? ¿besar a alguien?” su rostro cambió de expresión por una ahora más seria y madura. Como la que un hombre de negocios pone al saberse con la mejor mano en el contrato “besar a tu madre no cuenta.”

 

Joey se puso rojo del enfado. Los ojos azules del Seto le veían de manera retadora. Intentó pensar en algo para regresarle el comentario, pero realmente no tenía idea de que decirle a un niño que no fuese a causarle el despido (y pérdida de dinero), por lo que hizo lo que siempre hacía en este tipo de situaciones y decidió dejar que saliera de su boca lo que se le diera la gana.

 

“¡Hay pero quien te crees que eres, pequeño mocoso!”  y fue ahí que Joey tuvo el comentario perfecto “ eso dices tu porque nunca has besado a una chica antes.”

 

La expresión en el rostro de Seto no tuvo precio. Sus ojos de par en par, viendo directamente los chocolates de Joey, con un sonrojo que abarcaba casi la totalidad de su cara e indignado, se puso de pie y dio dos pasos antes de dirigirse al chico nuevamente ahora con el enfado escrito por todo su ser, mientras el rubio solo reía ante la reacción que confirmaba lo dicho.

 

“TU NO ERES NADA MÁS QUE UN PERRO CALLEJERO! ¿QUÉ NO SABES QUIÉN SOY YO? UNA PALABRA MÍA Y NUNCA MÁS VOLVERÁS A ENCONTRAR TRABAJO!”

 

Le sostuvo la mano en reflejo para evitar que se fuera, con tal fuerza que terminó cayendo sentado en el sillon.

 

“Tranquilo, no te exaltes.” era más para sí, pero con esas palabras logró que al menos Seto se calmara un poco y le volvió a ver con ojos calculadores que le miraban listos para cualquier cosa. “Sólo estaba molestando, no pensé que fuese verdad, lo lamento”

 

Seto pudo jurar que las facciones caninas aparecían de nuevo en el rostro del rubio. De manera pretenciosa se soltó de la mano de Joey (sin ninguna resistencia de él) y cruzó sus brazos otra vez.

 

Nuevamente se formo un silencio incómodo. La mente de Joey trabajaba a toda velocidad tratando de encontrar una manera de librarla de su metida de pata y buscaba alguna especie de trato que pudiese sacarlo del problema en el que se había metido. Miró de reojo a Seto, con sus brazos cruzados y el sonrojo ligeramente desvanecido. No tenía idea de lo que pasaba por su mente.

 

Por otro lado, Seto se mordió el labio. Tenía las cartas en su mano, ahora solo tenía que jugarlas.

 

“Mira, lo … lo lamento, ¿si? no lo dij--” “hazlo” le interrumpió.

 

“¿Q-qué?” le miró confuso.

 

“Bésame” le ordenó Seto. Por un momento pensó que era una broma. que el niño se retractaría y sus carcajadas le harían ver lo tonto que era, pero no fue así. La firmeza en el rostro del menor le decía claramente que no había duda de lo que el chico quería.  

 

“Pe... pero” trató de excusarse, su mente le decía a gritos que eso era una mala idea “pero tu… yo…”

 

“¡Hump!” con desagrado le miro “ a mi tampoco me agrada mucho la idea. La niñera anterior, Kisara o algo asi. Ella dijo que lo haría por el precio correcto.”

 

Joey parpadeo con asombro.

 

“Claro que, ya sabes…” Seto se miraba las uñas de sus finas manos, pulcramente limpias. De manera traviesa e insitiva. Entonces volteo a verle de manera inesperada. Directa. Azul y café mezclándose en la intensidad de la situación. “ella ya no regreso a la casa.”

 

Joey tuvo miedo de preguntar a cuál casa  se refería, si la suya o la de ella. Tragó seco y analizó la situación.

 

Esa era la razón por la que odiaba a la gente rica. La forma en la que jugaban con las vidas de aquellos que tenían debajo y como manipulaban a todos a su alrededor. Entonces sintió lastima… lastima por ese niño que a pesar de su inteligencia y cualquier buena cualidad que tuviese, solo sería visto por la sociedad como una forma de obtener dinero o beneficios.

 

Ahí se dio cuenta que si había llegado a tal extremo de amenazarle y chantajearle, era porque se sentía amenazado. Miró el reloj. Poco más de diez minutos habían pasado desde la última vez que le miró. Diez minutos que le acercaban a la llegada del señor de la casa.

 

Seto ya comenzaba a irse. Se estaba tardando mucho en decidir y ya empezaba a sospechar que el rubio no caería en su truco.

 

“Bien.”

 

Se detuvo con una sonrisa.

 

“P-pero tengo una condición” al ver el interés en Seto, prosiguió “nada de cámaras.”


Bufó de manera altanera y triunfante.

"Bien. Sigueme"

 

~~~

 

Joey se acercó al él. Ambos nerviosos, sin duda. Acercó su mano a la mejilla del pequeño y trato de recordar cómo había sido su primer beso.

 

“Hmm…” los recuerdos no eran muy placenteros.

 

“¿Te vas a quedar así todo el dia o haremos esto de una vez?” le ordenó el menor.

 

“Muy bien… cierra los ojos”

 

“¿Por qué?” le dijo empezando a impacientarse.

 

“Porque… así se hacen estas cosas… y sería raro que vieras mi cara al hacer esto ¿realmente quieres verme asi de cerca?”

 

“¿Con esa cosa en tu cara? no, gracias.”

 

“See… bueno, si ya terminaste de insultarme…”

 

Joey tomó las mejillas del menor para acercar sus rostros en un movimiento rápido y casi brusco. Seto se sorprendió y sin querer mantuvo los ojos abiertos por un par de segundos.

 

El beso fue suave, sus labios solamente se tocaban, más ninguno se movía. Seto no quería eso. Si iba a aprender a besar, era todo o nada. Tomó con sus manos el cuello del rubio y trato de mover su boca como los personajes de la película que alguna vez vio. Joey imitó sus movimientos y bajó sus manos hasta quedar en los hombros del menor. Se estaba metiendo en terreno peligroso.

 

Siguieron así por un momento, pero las hormonas de ambos empezaban a hacer jugarretas con ellos.

 

Sin separarse del beso, Seto sintió la necesidad de soltar el aire que contenía y agarrar más, por lo que se alejó ligeramente, abriendo la boca para hacer dicha acción, pegando su frente con la del mayor. Joey aprovechó la inexperiencia del niño y tentó el terreno para introducirse en la boca de Seto, quien casi lo muerde en reflejo.

 

Trató de alejarse por la sorpresa, pero Joey lo jalo del cuello para evitar que eso pasara, profundizando así el beso. Seto no sabia que hacer, pero empezaba a sentir que quería algo más que no podía explicar.

 

Soltó el cuello de Joey para apoyar sus manos en su pecho y Joey le agarraba de la espalda y la espalda baja, quedando más cerca el uno del otro en algo así como un abrazo.

 

Así siguieron por otro rato, cambiando las manos de lugar y separándose ligeramente para respirar pero sin romper el beso.

 

Joey no sabia que hacer. Por su mente pasaban todas las señales de alerta y de peligro que le decían que lo que hacían no estaba bien, que tenía que terminar con eso y que tenía que desaparecer de ahí lo más pronto posible.

 

Sin embargo, no quería. Podía sentir las mejillas de Seto calentarse lentamente y él a su vez sentía mucho calor. Fue ahí que se dio cuenta de que si no paraban, las cosas se saldrían de control, así que suavemente dejó de invadir el espacio del otro y lentamente fue bajando la intensidad, como cuando recien habia comenzado.

 

Al separarse finalmente, Joey vio como Seto se lamia de manera... (¿seductora?) inocente sus labios ahora rosados y húmedos por el beso. Estaba apenado. No le quiso ver a la cara y para disimularlo se empezó a acomodar el cabello… y los botones desabrochados.


Seto, con una sonrisa triunfante se tocaba los labios y con la parte trasera de su mano se limpió el exceso de saliva que había quedado en ellos. Miro al rubio y el estado en el que estaba y sonrió nuevamente de manera casi maliciosa.

Notas finales:

°°°

“¿Y bien?”

 

“Hace su trabajo”

 

“Sabes a lo que me refiero.”

 

El hombre sostuvo la mirada, analizando cada movimiento del menor.

 

Seto cruzó los brazos y se recargo con la espalda recta en el asiento.

 

“Estudie todas mis asignaturas y 3 extra. No fui molestado ni interrumpido más que a la hora de la comida. Si ese chico hizo o no algo, será mejor que le pregunté a Mokuba.”

 

Le miró indiferente. Sabía cómo mover a su padre. Ante cualquier indicio de que le agradaba el muchacho, no dudaría en  cambiarlo por otro.

 

Su padre le vio con algo de sospecha mientras le seguía analizando. Tendría que averiguarlo después.

 

“¿Es todo?” Le preguntó con desgano.



“No.” Le respondió en forma grave. “La próxima semana saldré de viaje. Tengo entendido que coincide también con tus exámenes de la secundaria ¿es correcto?”



“Si. ¿Ya puedo retirarme?”  

 

El hombre tomó su mentón y acarició la barba un par de veces. Le hizo un gesto con la mano para que se retirara y espero a que el niño saliera de su despacho.


Seto sonrió internamente, sabía que ahora solo seria cuestion de esperar. Pronto volvería a ver al perro rubio.  

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Yay! no tuve clases y logre terminarlo xD haha otra noticia tambien es que ya tengo comenzado el relato de la C por lo que relativamente pronto podria estar publicandolo xD solo falta, ya saben... pasarlo a la computadora =3= haha 

 

Espero sus comentarios para ver que opinan D:>! 


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