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"Deseo a la mascota de mi amigo" por Noribet

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Notas del capitulo:

 

 

Bueno espero les agrade este capítulo en donde Ruki se vera en serios problemas.

 

Y el miguaw volvera a mostrar sus colmillos.

Y llegara Aoi a escena.

     

Paso una semana después de la compra de mi amigo. Y yo me sentía extraño, estaba ansioso, de mal humor, y pensaba mucho en como estaría Kai con su mascota.

«¡Santo dios!» Ya no podía sacármelos de la cabeza, sobre todo cuando Kai lo empeoraba, ya que me llamaba diciendo lo encantador que había resultado su cachorro, al cual llamó Reita.

Dijo que al despertar de Reita en su cama (ya sin correas ni bozal) lo primero que hizo fue verlo con algo de asombro y perplejidad, y cuando Kai le dijo era su nuevo dueño, este lo abrazo, pidió comida, y le dio un beso en los labios. Se veía feliz de al fin tener dueño.

Claro que conociendo a Kai le había encantado esa reacción.

Dijo que Reita tenia los mas hermosos ojos del planeta, «si eso ya lo sabia, yo mismo los vi en vivo y a todo color, y era verdad», dijo que era toda una belleza sin su trapo en la cara, que sus expresiones de cachorro eran adorables «eso me enojaba ya que yo no podía verlas», que su voz era sin duda muy atrayente y sensual «le tuve envidia», que cada que lo veía lo abrazaba y movía sus orejas al escucharlo «no podía estar mas celoso», que dormían juntos y Reita siempre terminaba hecho bola entre sus brazos.

Definitivamente estaba celoso, y mucho. Kai se escuchaba jodida mente feliz al contarme sus momentos tiernos con Reita, que no podía pedirle dejara de llamar cada que algo le gustaba de su mascota.

Ni decirle algo como:
- Hey Kai deja de contarme como estas con el cachorro que solo me dan ganas de ir y robarlo para mi.

No pero, estaría loco si se lo llegó a decir. Ya estaba seguro que ese Reita me gustaba, era lógico que si solo pensaba en él «eso era nuevo» me atraía. Tal vez su mirada cristalina en plata, o el hecho de que parecía rebelde pero era todo un amor según Kai. Lo importante era que moría por verlo, y le pregunte a Kai si podía visitarlo en cuanto estuviera libre, el acepto. Ya podía estar cerca aunque fuera un poco y no lo desaprovecharía.

Llegue a la puerta de su apartamento, y no tardo en abrir dejando me entrar.

- Pasa Ruki bienvenido - y entre a su gran y finó departamento en blanco con verde.

Luego, luego busque a Reita con la mirada.
«¡Lo encontré!»
Estaba seguro que solo al verlo la baba se me caía. Me dio una vista totalmente sexy con esa playera negra y pantalones con roturas.

El rubio cachorro estaba acurrucado en uno de los sillones rojos de la sala. Sus bellas orejas entre redondas y puntiagudas sobresalían captando el sonido.
Entonces de manera casi sensual, se movió cual cachorro estirándose, con el trasero elevado y los brazos estirados sobre los cojines bostezando, mostrando sus bellos colmillos. Que belleza.
No llevaba puesto ningún trapo en la cara dejandome ver su rostro completo, era hermoso tal cual dijo Kai.

- ¡Reita saluda, tenemos visita! - le pidió Kai sonriente.

El cachorro me miro, parpadeo y tallo sus ojos con sus manos. Era puro encanto, y el collar negro en su cuello le daba un sexy toque extra.

- Bienvenido Ruki sama - dijo sonriendome.

Me estremeció.

Oh si que tenia una sensual voz aun siendo un jovencito. Pude gritar ahí mismo de la emoción, como alguna chica alborotada, pero me contuve.

- Mucho gusto Reita, - aclare mi ronca voz - y solo dime Ruki por favor - pedí conteniendo me para no ir a tocarle las orejas que movía sin parar.

Reita solo asintió y fue junto a Kai quien lo abrazo y toco esas peludas orejas que yo moría por jalar. Solo mordi mi labio interno, ese cachorro era un joven coqueto, mire a otra parte ocultando mis celos.

Comí con ellos y aunque no lo expresaba, estaban torturándome.

Kai le daba mimos a cada momento, pues Reita se lo pedía con la mirada. Malvado cachorro necesitado de amor, me alocaba las entrañas. Se abrazaban, se besaban, se miraban, se sonreían, hasta cuando Reita jugaba con su juego portátil, se encontraba entre las piernas de Kai en el sillón y este lo acariciaba de las orejas.
Maldita suerte la mía que ni acercarme había podido en todo el día.

Kai y yo charlamos del trabajo, de la familia que yo no parecía tener, y cosas irrelevantes que se platican entre amigos. Luego la charla tomo un rumbo que no esperaba.

- Como veras Ruki, tendré que salir del país por mas de un mes por el trabajo y... - decía Kai y yo no podía creerlo, tan pronto había descubierto mi interés por algo vivo en mi vida, y ahora kai se lo llevaría, que mala suerte la mía. - Y bueno no puedo dejar a mi Reita sólo - dijo y abrazo al joven besando su cabeza.

Si, ya lo sabía, y que no pudiera verlo por tanto tiempo me enojaba.

- Y bueno... En la única persona de mi confianza para pensar en dejarlo, fuiste tú - mencionó viéndome con suplica.

Si mi mente no estuviera repitiendo sus palabras, en las que decía que me quedara al cuidado de Reita, y yo no siguiera como piedra sin decir nada seguramente mi reacción no hubiera sido tan estúpida.

- ¿¡Que!? - me quede sorprendido.

- Se que te pido mucho Ruki, pero no puedo llevarme a Reita, es una regla de la compañía no sacarlo del país, así que ¡Por favor! ¡Por favor! Has lo por mi sí, te prometo que no te dará problemas - dijo suplicandome.

Yo no lo expresé, pero estaba que me moría de la alegría. Esa oportunidad ni en sueños me la espere. Podría estar al cuidado de ese sensual chico por todo un mes, mi suerte estaba cambiando y con ello mi humor.

Le conteste lo mas serio que pude.

- Mira Kai sabes que no soy de cuidar a alguien que no sea yo, pero... - me miro sonriente y esperanzado - Creo podre ayudarte ya que eres mi mejor amigo y... - bla, bla, bla,  le dije otro par de halagos de amigo a amigo y todo quedo en orden, sin sospechas de que yo estaba feliz, simplemente le daba ayuda de amigo.

- Gracias Ruki hermano, me salvas de cancelar todo mi negocio - se alegro dando mas mimos a Reita mientras este hacia un puchero - Entonces te llevaras a mi bebe hoy, ya tengo lista una maleta con sus cosas y sobre sus gastos ni te preocupes que yo...

- ¿¡Que me lo llevo hoy!? - salte sorprendido.

- Si, mañana debo salir temprano al aeropuerto - dijo levantándose con Reita y me dejo con los ojos sobresaltados y el corazón acelerado  - Muy bien Reita ve por tus cosas te quedaras en casa de Ruki - le pidió dulcemente.

Y luego vi algo sumamente desagradable. Reita hizo un puchero mucho mayor, no parecía muy feliz de separarse de Kai, y lo abrazo con total desespero dejando caer su juego portátil.

- ¡No quiero dejar a Kai! - sollozo con sus orejas caídas. - ¡No me dejes! ¡No no lo hagas! - suplicaba aferrándose a Kai y amenazando con llorar.

- Reita ya lo habíamos hablado, si Ruki aceptaba, te cuidaría muy bien - le decía Kai calmandolo con caricias.

- Los dejo para que hablen Kai - los interrumpi, no podía seguir viendo que Reita no quería ir conmigo y que se dieran amor frente a mi - Estaré en el auto - avise y salí de su departamento.

En lo que espere, fume como cinco cigarrillos. Luego los vi bajar con la maleta lista. Al parecer Reita ya estaba en calma y Kai lo había convencido.

- Perdón la tardanza - se disculpó Kai todo sonrojado como si tuviera fiebre. Reita estaba en las mismas, que me daba la impresión de que hicieron mas que solo hablar. - De verdad te estaré muy agradecido amigo, te prometo se pasaran rápido los días, y mi Reita se portara bien - sonrió y acaricio las orejas del otro.

- Bueno, eso espero. Lo cuidare bien. Te deseo buen viaje de negocios - comente y di un fuerte abrazo que Kai devolvió.

Por alguna razón vi que Reita me miro raro.

Y luego de más palabras de despedida. Reita subió al asiento trasero del auto con su maleta y yo le seguí. Kai nos despidió con alegría, besando a Reita en los labios.

- No se te olvide alimentarlo Ruki - se carcajeó por último.

Solo le sonreí y negué con la cabeza.
Conduje a mi casa.
Reita no dijo nada y miro por la ventana el paisaje nocturno lleno de luz artificial. Lo vi de reojo por el espejo retrovisor, sus hermosos ojos brillaban con cada luz de la ciudad. Me encantaba.

Llegamos y le indique pasará a mi hogar. Era simple, amplio y moderno. Él entró algo nervioso y apenado.

- Bueno puedes dejar tus cosas en... - lo pensé un momento no tenia nada preparado para el. - Creó tendrás que quedarte en el cuarto de lavado - finalice, no le iba a poner las cosas fáciles, se suponía era la mascota, y así yo evitaba la tentación.
Me siguió hasta la pequeña habitación, con muebles de lavado. Miro el lugar y una mueca de descontento marco su rostro, obvio que no le agrado la idea de dormir allí.

- Deja tus cosas donde quieras ahora te traigo una colchoneta - le mencione yendo a mi habitación por aquello, con una media sonrisa.
Al volver le acomode su cama en el piso. Él ya había dejado sus cosas a un lado.

- ¿Por que no puedo dormir contigo? - me pregunto con inocencia tal que me mordi el labio, se veía muy adorable. Y no podía decirle que si lo dejaba estar conmigo seguramente le haría cosas inapropiadas.

- Bueno eres un cachorro, y a mi no me gusta tener animales sobre mi cama - mentí y lo vi volver a bajar sus orejas con decepción - Además a Kai le molestaría que duermas conmigo - finalice y me dirigí a la puerta. - Ven comamos algo y luego regresas a dormir.

Reita me siguió sin animo. Le di algo de cereal para cenar y se lo comió todo. Yo lo mire comer mientras hacia como que ordenaba un poco la cocina. Era adorable, sus lindos colmillos resaltaban y se le derramaban algunas gotas de leche por los labios.

- No seas un cachorro sucio - comente limpiando su boca con una servilleta. Reita se sonrojo pero no reclamo. - ¡Bueno ahora ve a tu cuarto! Yo tengo algo de trabajo, así que no hagas desorden.

Dicho eso, Reita me obedeció y fue al cuarto de lavado.
Yo pude respirar con mas calma sin el cerca, por poco y mis impulsos de besar sus labios con leche me ganaban. Trate de no pensar en querer estar con el, o encariñarme, no era mió, y si Kai se enteraba que le había puesto mis manos encima a su cachorro, seguro me asesina.

Trate de distraerme con algo de trabajo en mi pc, y cuando me invadió el sueño. Me fui a dormir a mi habitación con las ganas de ver si Reita ya estaría durmiendo. No supe cuanto tarde en sentir que mis pies eran apachurrados entre sueños, y cuando me removí para encender mi lámpara del buró, quede sonrojado. Reita estaba hecho bola sobre la cama y mis pies (ya en pijama azul).

Que no me podía dar un descanso de su sexy figura. Se que me encanto la idea de tenerlo cerca, pero eso era mucho para mis ganas de abrazarlo y tocarlo. Volví a contenerme, no podía encariñarme con él, no podía defraudar a Kai.

Con todo el dolor de mi corazón (y mis ganas de hacerle travesuras claro) jale mi cobija tumbándolo de la cama.
Reita se despertó al caer confundido y miro su alrededor.

- ¡No te dije que te quedaras en tu cuarto! - comente con aire de estar enojado.

- Pero estoy solo, no me gusta, y extraño a Kai - dijo como si fuera a llorar y abrazo sus rodillas.

Demonios no podía ignorar aquello, y mas cuando desbordaba ternura y la necesidad de ser apapachado.

- Bien, te puedes quedar, pero no... - En cuanto le dije eso sonrió cual niño limpiando sus lágrimas y trepo de nuevo a la cama. - Hey pero no te puedes dormir aquí no es... - ni reclamarle pude, ya que lo vi ir directo a mi, y quede estático hasta del cerebro, pues me dio un beso en los labios, literalmente junto los suyos sobre los mios, para luego sonreirme y acurrucarse a mi lado sobre la cobija. Obvio ese rubio no tenía idea del mal que estaba desatando sobre mi mente debilitada y necesitada de sexo.

«Pequeño diablillo eso era trampa», pensé, como podía no dejarlo dormir a mi lado cuando su dulce aroma y sabor de labios ya saturaban mi mente. Trate de no desesperarme y volvi a tratar de dormir. Pero ese cachorro de lobo se repego aun mas a mi.

No pude mas y me volteé empujándolo.

- ¿Que Kai no te ha enseñado a no tener tanta confianza con extraños? - pregunte con tono un poco molestó.

- Pero Kai dijo que tu me cuidarías como el, - contesto con voz baja - y yo siempre me duermo junto a el, me abraza, me besa y me deja dormir bajo las cobijas.

Rayos que ese cachorro rubio no tenia limite de lo inocentemente he imprudente que resultaba ser.

- Bien si lo pones de esa manera - dije poniendo la situación a mi favor - no hay que decepcionar a Kai. ¡Ven aquí! - ordene levantando la cobija para que entrara debajo.

Ahora si me pegue a su cuerpo rodeándolo de la cintura, y olfatee el aroma de su cabello donde sus cálidas orejas de lobo se agachaban. Era tan cálido que me ponía excitado de solo sentir el calor de su cuerpo. De pronto el chico se volteo para quedar frente a mí, y con descaro me rodeo del cuello pegando su cara a mi cuello y subiendo su pierna a mi cadera.

- ¿¡Pero que crees que haces!? - pregunte confuso aun disfrutándolo.

- Lo mismo que con Kai - se excusó de lo mas normal sin apartarse haciéndome estremecer por el vaho cálido de su boca que llego húmedo a mi cuello.

Se pego aun mas si le era posible aferrándose a mi. Su entrepierna choco contra mi pelvis, y mi cordura desapareció. Si ese cachorro estaba diseñado para dar placer a su dueño, yo sin ser lo, no desperdiciaría una oportunidad cuando me la ofrecía en bandeja de plata.

Me arrime de igual manera y le susurré con mis labios pegados a una de sus orejas.

- Y dime cachorro esto también lo hacías con Kai - mencione con voz mas ronca de lo normal.
Lo empuje de nuevo pero esa vez me coloque arriba de el sin mover nuestra posición inicial. Con mi cadera quedando entre sus piernas, apretando con mi peso su pelvis, y sintiendo nuestros sexos.

- ¡Aah! - salio un lindo gemido de su boca al sentirme, y su cara se deformo sonrojándose por completo.

Dios era tan provocativo que ya no pude parar. Me moví insinuante restregando mi erección ya notoria sobre su miembro. Él cerro sus ojos y abrió su boca mostrando sus colmillos, aferrándose al cuello de mi pijama.

- ¡Aah, que lindo! - gemi esa vez yo, por fin lo tenía tal como me gustaba.

- ¡Aamm! - gimió quedito de nuevo - ¡Sii ah! - dijo entre un suspiro y me miro con ojos húmedos.

- ¿Si que? Mmm - pregunte sonriendo ante su mirada de disfrute.

- ¡Aah! Kai también mmm hace esto mmm... - me contesto haciendo su cabeza un tanto para atrás.

Yo no supe si molestarme o estar feliz de que pudiera hacerle lo mismo sin reclamo. Pero parece que la molestia me gano y lo torture un poco.
Aumente mi ritmo de cadera y lo apreté con mayor fuerza ganando mas gemidos y estremecimientos de su parte. Luego me deje caer a su cuello y quite su collar que me estorbaba, para tirarlo por ahí, y poder deleitarme con su piel. Comencé besándolo, y succionando de a poco, di mordidas y aprovechando que se retorcía. Metí mis manos bajo la playera de su pijama, y comencé a acariciar todo su torso hasta llegar a su pecho. Seguí moviendome, y una de mis manos bajo por su vientre hasta colarse entre su ropa interior y atrapar su miembro. Dio un gruñido entre grave y placentero apretando sus párpados. Me sonreí, que le diera placer con mi toque me enloquecía. Lo masturbe con maestría y el se retorcía mirándome como si le gustara como se lo hacia. Su boca sonaba erótica y dulce al mismo tiempo. Y comenzó a respirar tan agitado curvando su espalda y sumergido en espasmos, que me indico estaba por terminar. Acelere y en poco dio un suave grito ahogado eyaculando en mi mano.

Se relajó por completo, y me miro todo ensoñado. Yo lo bese en la frente, era toda una ternura. Y volví a tener auto control después de quitarme las ganas de tocarlo. Me retire de encima y limpie mi mano con una toalla húmeda. Al querer levantarme para ir al baño y descargar mi gran erección por mi cuenta, el rubio me abrazó de nuevo tumbándome de espalda sobre la cama, y el sobre mi pecho.

- Ya fue mucho de mimos por hoy Reita - dije tratando de apartarlo.

- Pero después de hacerme eso Kai me deja dormir arriba de el - comento con un puchero y me beso de nuevo para acomodarse.

Demonios y mas demonios, ese cachorro se aprovechaba de mi gusto por el. Si fuera el mismo de siempre, ya lo hubiera partido en dos o mandado a dormir junto a la lavadora. Pero no, me aguante la tremenda erección que me dolía y lo rodee con mis brazos. Me dormí mas pronto de lo que creí al ver sus orejas de lobo moverse.


El timbre estaba dándome dolor de cabeza. Gruñi con molestia, quien estaba molestando tan temprano, vi el reloj de a lado. Ya eran las doce de la mañana, me talle la cara y... Sentí algo junto a mi. Recordé lo de la noche, y quite las cobijas viendo a Reita acurrucado por mi pecho.
La sonrisa se me ensancho. En realidad era tierno durmiendo.

Me levante con enojo pues el loco del timbre lo iba a despertar.

Fui directo a ver quien era, debía ser un conocido. Vi por la pequeña pantalla de la puerta.

- ¡Que rayos Aoi, como vienes a molestar tan temprano! - reclame por el comunicador.

- Ruki cariño buen día, también me alegra verte - dijo sarcástico - ¡Abre que tengo que hablar seriamente contigo! -  comento en grito como si fuera muy importante.

- ¡Ya deja de hacer escandalo! - y le abrí, igual le deje medio abierta la puerta del departamento.

En lo que subía yo fui a la cocina a preparar un poco de café.

- ¡Ruki! - grito ya adentro y con cara afligida, vestía todo elegante de negro como era su costumbre.  - ¡Dime que es mentira enano! - lloriqueo con su drama de siempre sentándose en una silla del desayunador.

No le di tanta importancia, era todo un dramático irremediable, hacia un caos por cualquier tontera, le gustaba jugar a ser el sentimental.

- ¿Que te diga qué animal? - le respondí bebiendo un poco de café, caminando a la sala y sentándome en mi sillón.

Aoi me siguió y se sentó a mí lado.

- Pues me entere por ahí que ese guapo amigo tuyo, ese Kai, compro un miguaw - lo dijo y me tomo por sorpresa.

- Es verdad, y no tiene nada de interesante - respondí prendiendo la pantalla.

Yo mas que nadie sabía que el pervertido a mi lado, era fan de los miguaw y tenia el suyo propio. Además que intento acostarse con Kai, pero este ni caso le hizo.

- ¿Es verdad? ¡Y tu ni le has dicho que vaya al club! - me reclamó - Deberías decirle que se junte conmigo y presentamos a nuestras mascotas - decía en tono feliz.

- Yo no soy tu mensajero, si quieres que vaya, ¡invitalo tú! - dije un poco irritado. - Pero te advierto esta de viaje, y no creo le interese ir a esos eventos. - Claro que me inquietaba que Kai aceptara tal invitación.

Conociendo como eran esas reuniones de las que hablaba Aoi, no me gustaría que llevara a Reita. Pues aparte de que presumían con descaro a su mascota, tenían sexo ahí mismo en habitaciones especiales, o podían intercambiar miguaw con otro miembro por esa noche. Pero para nada aceptaba que a mí lobo pudiera tocarlo cualquier pervertido.

Dije "mí lobo" eso de tenerlo en casa me estaba afectando.

- ¿Esta de viaje fuera del país? - me pregunto - ¿Y se puede saber a dónde?

- Creo esta en Francia - le conteste tomando más café. Pero me arrepentí.

- ¿Y en donde dejo a su miguaw? - pregunto lo que no quería. - No permiten sacarlos fuera del país, debe de haberlo dejado con alguien, y según supe el fue el comprador del lobo.

«Rayos y centellas» Estaba bien informado, y no podía decirle que Reita estaba a mi cuidado.

- Podrías dejar de hablar sobre eso. Y mejor veté que tengo trabajo que hacer - dije y trate de levantarme.

Aoi me tomo de la cintura y me tiro al sillón. Mi taza se cayo y rompió haciendo ruido. Se me subió encima y trato de besarme.

- ¡Deja de ser idiota quitaté! - lo empuje pero no se movió.

- Anda Ruki, dime que tengo ganas de ver a ese lobo - me susurro besando mi oreja. - Se que sabes, y si me lo dices, te puedo dar un poco de amor.

- Mira que felicidad - dije con enfado y sarcástico - Que me acostara contigo un par de veces no quiere decir que me gustes siempre - aclare y lo empuje de nuevo.

- Vamos se que la pasas bien conmigo - dijo altanero y presumido besando mi cuello.

- ¡Que te quites! - le grite, y antes de empujarlo con todas mis fuerzas, vi a Reita apartarlo y tirarlo al suelo con total enojo. - ¡REITA! - le grite pues estaba sobre Aoi y lo mordía de un antebrazo.

Aoi se sorprendió de ver al chico rubio con orejas de lobo, y lo vi sonreír aun entre el dolor de tener los colmillos de Reita perforando su piel.
Entonces entre mas ordenes mías a Reita para que soltara a Aoi, este se impulso con fuerza poniendo al lobo contra el suelo quien lo soltó por el dolor del golpe. Claro que Aoi era mas fuerte y grande que el cachorro. Lo pudo controlar en poco tiempo.

- ¡Ya basta, le haces daño animal! - le espete a Aoi y le di un zape.

- ¡Yo le hago daño, que no viste quien empezó! - me dijo ofendido. - Deberías de ponerle bozal.

Se levanto dejando respirar a Reita.

- ¡Basta Reita ve a tu cuarto! - le ordene de ver que se levantaba gruñía y parecía querer atacar de nuevo.

- ¡Pero el te lastimaba! - se defendió.

- ¡No lo hacía, es un amigo ahora vete al cuarto! ¡ahora! - no quería que Aoi siguiera viéndolo como lo hacía, justo como yo, se veía que le había gustado, aunque este lo hubiera atacado. - No seas un perro desobediente Reita. ¡Vete!

Reita se sintió a la orden que le di, con mi cara en total enojo. Bajo sus orejas y con tristeza se fue al cuarto de lavado.

- ¿Te encuentras bien? - pregunte a Aoi.

- Si, no es nada - miro su brazo que sangraba un poco. - No me imagine que el lobo, lo tuvieras tú- dijo con seriedad, eso no era buena señal.

- Kai me lo dejo en lo que esta de viaje - no se ni porque le decía.

- Bueno mi deseo de verlo se cumplió - se carcajeó - Debo admitir que es precioso. Un cachorro de lobo precioso. - note su gran interés - Deberías asistir tú, a uno de nuestros eventos.

- ¡Que no es mío Aoi! - dije serio - solo lo cuido, y mejor deberías ir a un hospital.

- Lo haré, pero piensa lo, ahora me debes una - menciono con burlona sonrisa. Sabia que no me gustaba deberle nada a nadie. - Te hablaré luego, espero aceptes Ruki - se río y salio del departamento.

Ahora si me había metido en un problema ese cachorro salvaje. Suspire pesado y fui a verlo.

Abri la puerta y lo vi acostado en la colchoneta de espaldas.

- Oye Reita lo que hiciste no esta bien, no puedes andar por el mundo mordiendo a la gente.

- ¡Te estaba atacando! - se levanto y me miro enojado. - Yo te defendía - dijo con un hilo de voz.

- Solo jugaba, no era de verdad - trate de hacerlo entender. - ¡No quiero que vuelvas a morder a alguien oíste!

- Solo quiero ver a Kai - cambio el tema, y me moleste.

- ¡Kai no esta, tienes que obedecerme a mi! - le ordene, no me gusto que mencionara a Kai.

- ¡No eres mi dueño! - me grito - ¡Yo solo quiero a Kai! - dijo llorando.

- Pues te dejo conmigo...

- ¡Yo quiero a Kai! - repitió.
Me estaba haciendo enfadar de verdad.

- ¡Pues no esta! Y viendo lo molesto, salvaje y grosero que eres, no me extraña que Kai quiera deshacerse de ti pronto, con razón nadie quería comprarte, eres inmaduro. - le grite enfadado y salí serrando de un portazo.

 
No podía soportar que en mi cara mencionara su falta de dosis del amor de Kai. Que acaso no le había dado a entender en la noche que podía darle lo mismo que mi amigo. Y estaba seguro que mucho más.

Me encerré en mi cuarto de trabajo y me sature de proyectos y diseños por terminar. Cuando me dolió la espalda de estar sentado. Mire el reloj y ya pasaban mas de las ocho de la noche. Me exalte, no había alimentado a Reita en todo el día.

- ¡Por eso mismo no tienes mascotas Ruki! - me regañe y fui a la cocina.

Estaba de nuevo en la puerta del cuarto de lavado, esa vez toque antes.

- Reita traje comida - le avise, pero no obtuve respuesta. - ¡Reita! - llame de nuevo y nada.

Entre entonces, y lo busque con la mirada. Cuando el alma se me cayo a los pies. No estaba y la ventana del balcón estaba abierta y entraba un frío aterrador por el clima de invierno. Deje la comida sobre la lavadora y llame como loco a Reita pero ni rastro del cachorro. Cerré la ventana, y trate de no entrar en pánico.
Demasiado tarde, no sabia que hacer, ni a donde pudo haber ido ese rubio. No estaba en condición de buscarlo cuando mi cerebro se había helado del susto.
Sabia que me arrepentiría, pero llame a Aoi, el tenia un miguaw, tal vez podía ayudarme.

- Ya sabia yo que no eras un buen dueño -  se burlo el pelinegro cuando le dije - Mira que perder a la mascota de tu amigo Ruki... - me lo echó en cara.

- ¿Me puedes ayudar o no Aoi? - pregunte con desesperación.

- Bueno ya, te ayudo - dijo al fin con algo de seriedad - pero promete que asistiras a la próxima reunión conmigo - me propuso.

Me estaba estresando.

- Ay de acuerdo, pero dime como encontrarlo, esta afuera y no se por donde empezar.

- Pues mira, cada miguaw tiene un collar de rastreo y lo puedes localizar desde tu móvil. - luego luego pensé que era el collar negro que le quite en la noche y me panique de nuevo. - Mira note que tu lobo no tenia collar en la mañana pero si le vi una pulsera en su tobillo, así que seguro ese es su rastreador, solo busca el código de su rastreador...

- ¡No tengo maldita idea de cual es el código Aoi! - le grite - Kai no me lo dijo, y ahora que haré, esta nevando, y si le pasa algo o peor, si se pierde o lo roban o...

- Calmante Ruki, deja hago unas llamadas y te paso el código - dijo y yo casi me infarto - pero con esta no podrás negarte más a ir al club.

- ¡Si lo prometo, iré al dichoso club solo encuentra a Reita! - le grite y suplique, no me perdonaría el que le pasara algo malo, y yo había tenido toda la culpa.

Aoi solo tardo unos minutos y me llamo diciéndome hasta una dirección, que resultaba en una carretera rumbo a la casa de Kai. Salí como alma que lleva el diablo, subí al auto y lo arranque manejando con rapidez.

La ansiedad y angustia me invadía, y al fin di con la zona indicada por Aoi. Comencé a buscarlo a los lados de la carretera que se pintaba de blanco por la nevada. Y me dio un vuelco el corazón de ver abajo de un árbol a una persona. Me detuve cerca y baje entre el congelado pasto y nieve.

- ¡Reita! ¡Reita! - le llame llegando y me alivio que fuera el.
Cuanto antes lo levante. Estaba helado y temblaba, solo llevaba un suéter arriba de su pijama. Me asuste, seguro sufría de hipotermia.

Lo lleve al auto y encendí el aire caliente. Conduje de nuevo a casa.
Al llegar lo baje, subí al apartamento, lo coloque en mi cama mientras lo desvestía, le puse ropa seca. En todo momento no dejo de temblar. Lo talle con cuidado del cuerpo sobre la ropa para darle calor. Me acosté a su lado y lo abrace.

- N... ¡No! - dijo débil y quiso apartarme - No m me toques - sus palabras me dolieron.

- Reita deja que te de calor, estas helado - trate que entendiera.

- No... Kai si m me... Quiere... - decía derramando lágrimas - el si me quiere - dijo llorando.

Me partió el corazón, mis palabras diciendo que Kai lo dejaría de querer, me arrepentí de haberlas dicho. Lo abrace contra su voluntad, y no lo deje escapar.

- No te creas lo que te dije - le susurré - no fue verdad, estaba molesto porque quisieras estar con Kai y no conmigo, que lo dije sin pensar, lo lamento lo lamento mucho. Kai no te dejaría por nada, yo no lo haría. - termine de hablar y Reita dejo de resistirse.

Lo rodee con mas fuerza y bese su frente. Luego el me correspondió acurrucandose en mi abrazo.

- Tocame - me pidió con su bella voz debilitada. No me creía que me lo hubiera pedido.

- ¿Como? - le pregunte.

- Cuando Kai lo hace, siempre siento caliente - explicó.

- ¿Quieres que yo lo haga? - le pregunte lo obvio, era tan tierno que quería elevar su temperatura con mis caricias.

- Si - respondió.

Yo, ya no dije mas y lo mire con deseo. Por supuesto que elevaría su temperatura, y disfrutaría cada momento. Debía reparar mi equivocación que lo puso en ese peligro en primer lugar. Que difícil para mi pensé con sarcasmo.

Ese cachorro de lobo mimado y orgulloso debilitaba mi razón y autocontrol. Era todo un peligro para mi cordura.

   

 

Notas finales:

 

 

Gracias por leer, y espero tener otro capítulo pronto.

 

 Ese Aoi de insistente, que se me hace que tiene planeado algo no muy bueno junto con su miguaw.

 

 

 

¡Nos leemos!

 

Besitos con amor. <3


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