-¡Oye, Konoe! ¡Despierta!- se escuchó afuera de la puerta -¡Ya es hora de que salgas!-
“Maldita sea” pensó mientras se tiraba de la cama para despertar por completo -¡Largo!-
-¡Ito te espera para presentarte a tu nuevo jefe!- se burló la voz.
-¡Repite eso desgraciado!- le gritó -¡Y lo último que verás será a mí echando tierra a tu tumba contigo vivo dentro!-
Después de esa amenaza ya no se escuchó más y Akira se arrastró a su baño para ducharse. No había tenido límites durante la noche y a falta de mujeres se desahogó con todo el alcohol que pudo consumir junto con sus compañeros, lo que le había provocado un dolor terrible en la cabeza. Lo más prudente era que se quedara en su habitación o al menos que tomara algo para sentirse mejor, pero ahora lo que debía hacer era salir e intimidar al nuevo sujeto que irresponsablemente estaba tomando su lugar.
No tardó más que algunos minutos cuando finalmente salió al campo de la fábrica, vestido con su pantalón militar y una playera negra. Durante el camino se colocaba sus oscuros guantes con la parte de los dedos descubierta; y se presentó ante Ito y su nuevo compañero.
-Konoe- lo llamó Ito –Creí que te habías quedado dormido tras tu borrachera de anoche-
-No hace falta dejarme en ridículo frente al equipo- dijo sin ninguna expresión de molestia.
-Es necesario que todos se conozcan bien ¿No crees?- respondió parado a lado de un chico de algunos 26 años de edad. Su cabello era rizado y rubio –Él es Itachi, dirigirá la misión “AA” a partir de hoy-
Akira lo miró serio –Espero que seas tan bueno como dicen. No me gusta llevar equipaje extra-
-Eso tendría que decirlo yo ¿No crees?- respondió el chico sin ocultar su arrogancia –Después de todo soy tu superior en esta misión-
Akira apretó sus dientes para evitar decir los pensamientos asesinos que cruzaron por su mente como consecuencia: no era momento de meterse en problemas, al menos aún no.
-Sé que se llevarán bien- se burló Ito –Ahora, Konoe, muéstrale a Itachi al resto de equipo ¿Sí?- dijo mientras regresaba a la fábrica.
“Eres un desgraciado” pensó Akira –Bien, sígueme novato-
Itachi se adelantó y comenzó a caminar delante de él –Te sugiero guardarte tus comentarios infantiles Konoe, no quieras empezar a tener problemas desde ahora-
-Deberías aprender a diferenciar lo que es “infantil” de lo que no- respondió Akira con calma –Eres un novato porque ésta es mi zona y es mi personal. Ellos me obedecen a mí y si ahora tienen que seguir tus órdenes es porque yo se los ordeno ¿Te quedó claro?- sonrió con malicia.
Itachi gruñó. En parte, tenía razón –Disfruta tu momento Konoe, no durará para siempre-
Akira hizo caso omiso y muy a su pesar se dedicó a presentar a Itachi ante su equipo: los sujetos encargados de los autos, los de las armas y municiones, los de seguridad e incluso a los mastodontes guardaespaldas de Ito; además de mostrarle el lugar, las salidas y entradas (obviamente no todas) las habitaciones y demás cosas que necesitaría saber para evitar a toda costa que tuviera que pasar tiempo con él.
Todo un día perdido.
No fue sino hasta la noche cuando tanto él como Itachi, Ito y un segundo compañero del escuadrón que estaría a cargo junto con ellos se sentaron a discutir y analizar la misión apodada “AA”.
-Nuestro sujeto es Azuma Mitsue, presidente de la compañía Azuma Co.- dijo Ito sentado en su escritorio mientras los demás revisaban las carpetas con todos los datos que necesitaban –El objetivo es la caja fuerte que se encuentra en su oficina, en el piso 16 del edificio de administración. Ahí guarda lo suficiente como para que todo el grupo se retire el resto de su vida, y todo eso tiene su peso en diamantes-
-No será tan complicado como suena- respondió Akira –Sin embargo me imagino que hay dificultades con esto ¿No?-
-Si no los hubiera no sería una misión para ti- le dijo Ito con una sonrisa –La caja fuerte se abre únicamente con una llave, tan pequeña que podría guardarse en el anillo de una niña-
-¿Existe algo así?- preguntó Itachi.
-Bueno, esa no es la llave directamente, sino más bien es una pieza que hace que la llave verdadera <que es de un tamaño normal> pueda funcionar. Así se puede abrir la caja-
-Y el problema es buscar las llaves ¿No es así?-
-Sabemos que una de ellas, la principal, está oculta en su casa… en alguna parte de ella, lo cual no representa un problema, pero lo que no hemos encontrado aún es la pieza que falta, la llave pequeña-
-Podría estar en la casa misma- dijo el otro miembro del equipo que estaba con ellos
-El problema es que puede estar en cualquier parte- dijo Akira –Aún si fuera todo el equipo y no tuviéramos a la policía tras nosotros, tardaríamos meses en encontrarla. Eso suponiendo que esté en la casa-
-El objetivo de esto es encontrar la llave pequeña antes. Así cuando vayamos por la grande, incluso Azuma mismo podría dárnosla al pensar que no sabemos la existencia de la pequeña- dijo Itachi.
-Exactamente-
-Entonces debemos entrar en la casa y comenzar a buscar la llave pequeña…- prosiguió Itachi.
-¿Y cuánto tiempo le daremos a eso? Como lo veo tardaríamos meses y es probable que nos descubran- interrumpió el otro chico.
-¿Sabemos de qué esta hecha la llave?- pregunto Akira.
-De metal corriente- respondió Ito –Solo eso-
-Utilizaremos entonces un detector de alta frecuencia- contestó mirando por última vez los papeles –Ahorraremos tiempo así-
Ito sonrió –Como siempre, la bodega esta abierta para lo que necesiten-
-Solo eso sería lo principal- agregó el chico –Basta con lo que siempre utilizamos-
-Entonces andando- dijo Akira mientras se ponía en pie, pero fue detenido por Itachi.
-Eso no lo decides tú-
-¿Qué?-
-Deseo planificar un itinerario así como una lista de cosas que es preciso llevar. Ambos documentos estarán en su escritorio hoy mismo y mañana saldremos a primera hora- dijo Itachi a Ito.
-Eso es estúpido e innecesario- se quejó Akira.
Itachi se volteó y lo miró con recelo –La misión es mía ¿De acuerdo?-
Aquello molestó mucho Akira, y evitando meterse en problemas, se retiró de la oficina no sin antes azotar la puerta con fuerza.
Era increíble como su mandato se veía opacado de esa manera contra las órdenes absurdas de un tipo cualquiera que no parecía saber ni siquiera que hacía ahí, pero tenía que contenerse, debía hacerlo.
No quiso saber más nada y se metió a su habitación después de haber dado una vuelta para que se le bajara el enojo. Mañana debía madrugar y estar listo para salir.