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Palabras de amor por Shinjimasu

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El equipo partió poco después de las nueve de la mañana.

El camino hasta la residencia de Azuma estaba a hora y media de distancia aproximadamente de la base en la fábrica, por lo que estarían llegando a los alrededores a eso de las 11:00.

Aquello irritó demasiado a Akira. No se trataba de un día de campo para llegar a la hora que fuese. Sin embargo llegaron antes de la hora prevista y solo se dedicaron a esperar para entrar.

Eran 5 en total: Itachi, Akira, el chico que estaba presente en la junta y dos más. No era necesaria tanta gente: la búsqueda debía ser discreta.

La gran casa parecía una fortaleza, pero entrar resultó ser mucho más sencillo de que lo parecía. Desactivaron el sistema de seguridad, burlaron a los guardias, saltaron la barda y entraron por el jardín de atrás con sigilo, llegando directamente a lo que parecía ser el estudio de Azuma Mitsue. Lo más lógico era empezar a buscar por ahí. Se separaron. Les tomaría algunas horas darse por concluida la primera parte antes de que Azuma o alguien llegara a la casa a interrumpirlos.

Todo marchó bien por unos minutos hasta que uno de los chicos llamó la atención del grupo.

-Oigan- los llamó en voz baja – ¿Escuchan eso?- preguntó ante el sonido de un crujido.

-¿Será un motor?- preguntó otro de ellos.

-No, más bien…-

-¡Silencio! ¡A trabajar!- ordenó Itachi, pero antes de que pudieran retomar su actividad, frente a la puerta abierta del estudio comenzó a avanzar un enorme pastor alemán.

-¡Maldición, Itachi, es un perro!- exclamó otro -¡Hay un maldito perro aquí!-

El can avanzaba con sigilo hacia ellos, acechándolos, gruñendo como si fuera un demonio y mostrando unos dientes tan blancos que solo se comparaban a la nieve. Había un fuego tenebroso en sus ojos.

-Y creo que está realmente furioso- dijo Akira con sarcasmo, feliz de que eso no estuviera en los planes de Itachi –No podemos matarlo o sabrán que estuvimos aquí-

-¡Itachi!- gritó uno de los chicos –Hay que hacer algo con ese animal-

-Cállate idiota- le dijo –No dejes que se inquiete más-

-¿Qué demonios hacemos?-

-Dispárale- dijo serio mientras el perro avanzaba cada vez más, mirándolos con odio.

-¿Qué? ¿Acaso no me escuchaste?- contestó Akira molesto llegando hasta él –No podemos hacer eso-

-¡Dispárale!- ordenó Itachi al chico nuevamente.

-¡No dispares!- se contrapuso Akira.

Orión!- se escuchó una voz ajena a ellos que venía del pasillo -¡Orión! ¿Dónde estás?-

Ante ese llamado el perro gruñó más fuerte, como si quisiera mostrar su ubicación en la casa.

-¡Maldición, alguien viene!- se quejó  uno de ellos -¿Acaso no estaba sola la casa?-

-¡Dispárale ya!-

-¡No dispares!-

Orión!- gritó la voz mientras corría hacia donde estaba su can -¡Orión!-

-¡Maldita sea, dispara!- gritó Itachi.

-¿Orión?- llamó el chico que aparecía frente a la puerta del otro lado del pasillo, a unos metros atrás del perro que ya comenzaba a correr hacia ellos.

-¡Mátalo!- ordenó Itachi.

-¡No lastimes al chico!- gritó Akira en el momento en que el can corría y brincaba sobre ellos.

-¡MATA AL PERRO, AL PERRO!-

-¡POR UN DEMONIO, QUE NO!-

Después de eso se escucharon varios disparos.

El chico cayó al suelo por el miedo y cubrió su cabeza con sus manos.

Orión cayó al suelo en un sonido sordo.

Todos estuvieron en silencio por unos segundos.

Akira estaba furioso –¡Maldita sea!- se quejó, gritando a Itachi -¿En qué demonios estas pensando? ¿Qué haremos ahora?-

-¡Ese perro era una molestia!- se defendió Itachi bastante irritado por todos los gritos.

-Los disparos ya fueron suficiente ¡¿Cómo explicaremos la muerte del animal?!-

-¡No me lo preguntes a mí! ¡Fue culpa tuya!-

-¡Tú eres el líder, tú debiste prever todo esto…!-

-¡Oigan!- los interrumpió uno de los demás miembros –¡Olvídense del perro, hay un chico aquí!-

-Lo que faltaba- se quejó Itachi quitándole de las manos el arma al sujeto que disparó contra el perro y avanzó por el pasillo, apuntándole al muchacho en el suelo.

A lo lejos comenzaban a escucharse sirenas de patrullas que se acercaban a la casa.

-¿Qué demonios haces?- se quejó Akira alcanzándolo.

-No quiero testigos- dijo serio -¿Quién demonios eres tú?- preguntó al chico.

-Ta-Taichi- dijo sin atreverse a mirarlos –Azuma…A-Azuma Taichi-

“¿Su hijo?” pensó Akira.

-Vaya, Ito no dijo nada sobre un hijo- rio Itachi volteando a ver a uno de sus compañeros –Átalo-

Las sirenas sonaban más cerca cada vez.

-Muchachos, hay que largarnos ahora- dijo el otro sujeto.

-Espera ¿Qué?- preguntó Akira mientras dos de sus compañeros amordazaban y ataban al chico.

-¿Acaso no escuchas? Lo tomaremos como rehén-

-No estamos autorizados para hacer eso-

-La misión es mía, así que haré lo más conveniente-

 -¡Yo no trabajo así!-

-Pues yo sí- respondió Itachi –Nos vamos ahora-


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