Capitulo 1: Primera impresión.
La hora no pasaba más, Kibum apoyaba el mentón en su palma izquierda mientras que con su otra mano sostenía una lapicera azul, la cual mordía y mordía. Nunca una noche se había sentido tan aburrido como esa noche, en la universidad, tenía mucho sueño, lo único que quería era llegar a su casa a dormir.
Sintió el peso de sus ojos caer cuando los empezó a cerrar de a poco, dejando caer de a poco la lapicera pero toda fiaca pasó cuando sintió que le tiraron un papel de atrás, se dio vuelta y era el idiota de Jinki, lo miró confundido y éste solo le hizo señas para que abriera dicho papel, lo cual hizo, lo levantó y lo abrió.
“¿Después de clases vamos donde siempre?” Kibum sentía que se moría de sueño pero no podía negarse, casi siempre hacían eso, iban a una plaza que estaba cerca de la universidad… en realidad, al frente, y se sentaban debajo de un árbol a conversar.
“Me muero de sueño, Jinki.” Respondió y se lo pasó, cosa que no tardó mucho en obtener una respuesta del otro.
“Vamos, hazlo por mí, siempre vamos y esta vez… es una ocasión especial, conocí a unos amigos que estarán allí, ellos salen unos veinte minutos más temprano que nosotros. Además cuanto te apuesto que saliendo de aquí se te pasa el sueño, la clase de psicología de verdad que está muy aburrida hoy”
Si, Jinki tenía razón desde el reemplazo de su anterior profesor nada era lo mismo, ahora tenían a una profesora que no le ponía ánimos a la clase, casi siempre se la pasaba dictando o cuando leía alguna teoría sobre Jean Piaget se ponía a bostezar y así no daban ganas de asistir a clases.
Al sonar el timbre, Kibum se paró y guardó sus fotocopias y cuadernos de apuntes y Jinki no tardó en pararse a su lado.
-¿Y? ¿Vamos? No me has respondido el último papel.
Kibum se refregaba la sien bostezando. –Está bien, capaz tengas razón diciendo que el sueño que tengo se me va a ir yéndonos de aquí. – Jinki abrazó al rubio haciéndolo reír, era tan caprichoso a veces pero según él tenía una buena razón para ir, conocería a esos tal chicos de los que tanto Jinki hablaba últimamente.
Al cruzar la calle que daba a la plaza se sentaron bajo un árbol enorme, Kibum se sentía tan pacifico en ese ambiente, siempre los arboles, lo verde, el aire fresco lo hacían sentirse lleno, como si todo estuviera bien en la vida, como si no tuviera ninguna preocupación… aunque tampoco era como si la tuviera.
Jinki se sentó a su lado y el rubio lo único que podía ver a esa distancia era a un chico sentado en un banco y a otro en skate. Levanto una ceja mirando a Jinki ¿Qué clase de amigos era de los que hablaba? ¿Eran ellos?
-¿Y tus amigos? – Preguntó haciéndose el disimulado.
-Oh, por lo que veo ahí están. – Jinki silbó e hizo que el chico que estaba en el banco se levantara y le hiciera señas al que estaba en skate mientras se acercaba.
-¡Hola Jinki! ¿Todo bien? – El chico de palo castaño oscuro saludó a Jinki y se quedó viendo a Kibum. - Oh, perdona, hola. – Kibum sonrió tímidamente y correspondió al saludo.
-Perdonen ustedes por no haberlos presentado, Kim Kibum él es Kim Jonghyun y Jonghyun como escuchaste él es Kibum.
-Lindo nombre, además tienes mi mismo apellido.
-Gracias. – Volvió a sonreír Kibum.
Al terminar de saludar vio como el chico que minutos antes estaba andando en skate venía con la misma cargada en sus brazos mientras llegaba hacia ellos.
-Hey Jinki ¿Cómo andas? – Abrazó corto al más bajo.
-Todo bien ¿Y tú?
-Muy bien. – Sonrió y después miró a Kibum. – Hola, soy… Choi Minho. – El moreno estiro la mano que tenía desocupada para que Kibum la recibiera estrechando sus manos.
-Un gusto, yo me llamo Kim Kibum. – El rubio correspondió al saludo de Minho y estrecharon las manos mientras se miraban perdidamente, una conexión extraña habían en aquellos dos que recién se conocían, Kibum no pudo evitar sentirse intimidado ante la mirada de ese tal Minho.
En la oscuridad de la noche con las luces reflejando aquella plaza se perdía inconscientemente en la mirada penetrante que poseía aquel chico, hasta tal punto que le causaba escalofrío. Todo en él le causaba escalofrio, hasta esa sonrisa torcida que el otro tenía mientras lo seguía mirando por más que hubieran soltado sus manos hace rato.
Desde ese instante en que se habían mirado por primera vez mientras estrechaban sus manos la obsesión y el deseo les daba la bienvenida para pasar a un siguiente nivel, el nivel en donde iban a pedir a gritos que el otro lo amara por lo menos una vez más, perder su orgullo por una noche más, por verse aunque sea una vez más, para que cada noche no se convirtiera en la última.
“El peligro es más atractivo, disfrutándolo. El peligro es una razón más para ser atraído.”