Capítulo 21: Vida robada.
POV: Kibum.
Desde aquel día de la renuncia no podía estar más confundido, a Jongin casi ni lo veía, a veces se le daba por no hacerse aparecer por el departamento aunque para mí era mejor, no quería nada de él, era todo muy confuso…
Estoy en un estado en que ni yo sé que es lo que me está pasando, hace unas semanas me derretía en los brazos de Jongin porque consideraba que él era el hombre de mi vida, el que había salvado mi vida, pero ahora… ya no pensaba igual.
Quería golpearme la cabeza miles de veces, pero, aunque lo hiciera…era poco comparado a lo arrepentido que estaba por dejar a Minho solo aquella noche, pero… en parte mi corazón me decía que había hecho bien, no podía hacer como si no nos colgara ninguna mochila en la espalda. Por dios, estaba Taemin y no podía hacer como si no fuera un obstáculo para nosotros, se supone que Minho se iba a casar y así terminaría esto.
Nadie puede explicar… ni siquiera yo, la angustia que he sentido estos días, últimamente me la he pasado en piyama y llorando los ratos largos que Jongin no está, me siento solo, necesitaba el calor de Minho… o sus besos como aquella vez en que escapamos, parecía que en el mundo estábamos solo nosotros dos… hasta que mi burbuja de “mundo feliz” se rompió… y aquí estoy, solo lamentándome.
Abrí mis ojos con pereza y noté como lagrimas querían caer, pero ya basta… había llorado demasiado, no quería seguir haciéndolo.
Me vestí flojo, ya ni siquiera sabía que significaba vestirme ya que solo me la pasaba en piyama, suspiré y fui a ponerme aunque sea corrector de ojeras. En las noches tenía pesadillas que de vez en cuando Jongin acallaba y me abrazaba, pero eso no quería decir que siguiera durmiendo porque después de aquellas pesadillas sufría algún tipo de insomnio y me era insoportable volver a dormir.
Una vez listo el corrector en mis ojos, un nuevo propósito se me cruzó por la mente, hoy no me quedaría en casa… tenía que resolver mis intrigas en algún lugar.
Agarré mi celular y me fije si aún seguía teniendo su número entre mis contactos, y sí, ahí estaba… Kim Jonghyun.
Sin dudarlo apreté el botón de llamar y escuchaba los tonos venir del otro lado de la línea hasta que me contestaron.
-¿¡Key!? – Me contestó alarmado. - ¿Eres tú? ¿Qué haces llamándome?
-¡Jonghyun, hola! – Hablé sonriendo, no sabía por qué pero me ponía feliz hablar con Jonghyun, el tiempo que lleve en la empresa siempre se pasaba por la oficina a ofrecernos café o algo para comer, es un muy buen chico.
-¿Key, como te va? Me he enterado lo de la renuncia… es una lástima. – Pude escuchar su suspiro y mi cabeza hizo un clic, Minho le había contado.
Igual, me lo esperaba, de seguro habrá tenido un tiempo difícil y lo comprendía… el tiempo difícil ahora lo estaba pasando yo.
-Sí, de verdad que sí… pero bueno, fue por asuntos personales que me estuvieron pasando.
-Entiendo. – No me creyó, lo pude intuir.
-Jonghyun… yo… quería pedirte un favor.
-Sí, dime, no hay problema.
-Jin… Jinki ¿Está ejerciendo su carrera como psicólogo?
-Sí ¿Por qué? – Se le podía notar la voz de confundido.
-¿Me puedes pasar su número? Por favor. – Rogué, necesitaba hablar urgente con alguien que pudiera llegar a comprenderme.
-Sí. – Jonghyun no preguntó nada más, me pasó su número e inmediatamente me encontraba llamándolo.
-¿Hola?
-¿Lee Jinki? Soy Kim Key ¿Te acuerdas de mí?
-¡Oh, Key! Como no acordarme de ti ¿Qué necesitabas?
-Sé que suena extraño, pero… necesito una sesión de psicología, necesito ordenar mi mente.
-Escúchame ¿Por qué no te vienes ahora a mi consultorio? Mis clientas vienen en una hora más, aprovecho a atenderte a ti primero.
-¡Oh por dios! Gracias Jinki, muchas gracias. – Sonreí, animado.
-Ven, te estaré esperando, ah y ya te mando la dirección de mi consultorio y de paso le diré a mi secretaria que te agende.
-Muchas gracias Jinki, de verdad. – Agradecí y corté, ordené mi bolso con tonterías mías y salí en busca de un taxi, no quería sacar mi auto, no por hoy, además un taxista sabría mejor la dirección.
Al llegar me encontré con un edificio enorme, no tanto como la empresa Choi pero si algo parecido, me adentré y sin mentir estaba todo muy lujoso, las paredes tales como el piso brillaban de lo reluciente que estaba.
Me senté en el sillón acolchonado rojo que había en la sala de espera hasta que una mujer muy elegante se me empezó a acercar.
-¿Señor usted es…
-Kim Key, me llamo Kim Key. – Le sonreí.
-Oh, no tendría que estar esperando, mi jefe dijo que lo hiciera pasar.
-La verdad que no sabía nada, pensé que tenía que esperar, muchas gracias. – La fui siguiendo hasta una puerta que era gigante, la abrió y allí estaba Jinki, le sonreí y extrañamente el mismo se acercó abrazándome repentinamente.
-Dios Key, ¿Cómo andas? Pasó tiempo desde que te vi por última vez.
-Hola Jinki. – Le sonreí y nos fuimos separando de a poco. – De verdad que sí, ha pasado bastante tiempo…
-Ven, siéntate, acuéstate, haz lo que quieras, como más te sientas cómodo. – Pude ver un sillón alargado, en el que preferí acostarme juntando mis dos manos mientras visualizaba a Jinki sentado al lado mío en un mini sillón, era chiquitito.
Jinki se cruzó de piernas, agarrando su planilla la cual puso encima de una pierna y con una mano sostenía una lapicera bastante formal.
-¿Cómo has estado, Key? No me has respondido cuando llegaste. – Me lanzó una mirada reprochadora.
-De verdad que no te escuché, pero… siendo sincero no estoy nada bien.
-Cuéntame, ¿Qué has tenido?
-No sé si Minho te ha contado algo pero…
-No, no vayamos a Minho todavía, no quiero saber nada de él todavía. Lo primero es lo primero Key, ¿Cómo te sientes?
-Mal, muy mal. – Por fin podría dejarlo ir todo.
-¿Qué has tenido?
-Mmh… lloro demasiado, siento una agonía que nunca he sentido antes, tengo pesadillas, ahora tengo corrector de ojeras encima sino sería un desastre, Jinki. –Suspiré pesadamente.
-Ahora sí… ¿A qué se debe todo esto, según tú?
-Yo… he empezado “algo” con Minho porque de verdad que siento que de algún lado lo conozco, siento una sensación rara cuando estoy con él, una conexión que nunca he sentido antes… - Mis ojos ardían y aferré mis uñas al sillón mientras sentía como mi nariz ardía y lágrimas corrían. – Cuando él me besaba, me abrazaba… sentía que solo estábamos él y yo en este mundo. Hasta… que vi la otra cara de esta maldita vida, Taemin, él pronto se casara y yo… quedaré en el olvido, en realidad… ya quedé en el olvido y por eso mismo decidí alejarme porque para mí él en verdad no tiene ninguna obligación de estar conmigo, no la tiene, además no podíamos ser tan inconscientes como para arriesgarnos a pesar de tener una mochila muy pesada en nuestra espalda, como dije antes… no podía evitar los planes de Taemin, Minho ya tenía un futuro y es el futuro que cumplirá.
-Mañana. – Escuché decir de parte de Jinki interrumpiéndome haciendo que quedara inmóvil ¿Mañana?
-¿Qué?
-Mañana se casará, Key.
-¿Min… Minho? – Sentía como el corazón se me hundía y más lagrimas caían, no, esto no… él…
-Sí pero… ¿Por qué te sientes así? Si dijiste que…
-Eso es a lo que voy, yo… todavía lo sigo queriendo, lo sigo amando, lo quiero tanto que siento que toda mi vida junto con mi corazón se van con él.
-Entonces Key… interrumpe la boda.
-¿Qué? – Pregunté nervioso, enderezándome del sillón, mirándolo fijo.
-Lo que escuchaste, es lo que habría hecho Kibum, piénsalo, tu felicidad tiene oportunidad, además Kibum… - Lo escuché como contenía su nudo en la garganta. – Kibum… hubiera querido que alguien como tú sea el hombre para Minho porque eres el indicado.
-Dios Jinki, estoy tan confundido. – Agaché mi cabeza agarrando mi pelo, tirando un poco de él, Jinki dejó su planilla a un lado sentándose conmigo en el sillón, dejando su papel de psicólogo y me abrazó. Y correspondí abrazándolo fuerte, dios, cuanto necesitaba un abrazo así los días en que me sentía terriblemente mal y nadie estaba.
-Solo piensa en lo que te dije. – Alzó sus pulgares hasta mi rostro arrastrando todas mis lágrimas, haciéndolas desaparecer. – Que mejor persona que tú para Minho, si de verdad lo amas… no lo dejes ir, piensa en eso, sabes que él te preferirá miles de veces a ti que a Taemin.
Asentí con la cabeza débilmente y volví a abrazarlo. – Gracias, enserio que gracias, cuanto necesitaba estar así, esto, tus consejos, de verdad me hiciste muy bien.
-Y espero poder seguir haciéndolo, Key.
-Bueno, ya… se hace tarde y tus clientas estarán esperándote.
-Lo sé, espero que te sientas mejor.
-Sí, eso trataré. – Le sonreí débilmente.
Jinki me acompañó hasta la puerta, nos dimos un último abrazo y la abrí mientras Jinki hacía pasar a su siguiente cliente.
Al salir me golpeó un frio aire… no sé si era el frio o era lo congelado que se sentía mi corazón, en verdad que no sabía qué hacer, mi cabeza me decía una cosa y mi corazón otra.
Enserio que quería darlo todo por Minho y estaba dispuesto pero algo me detenía, algo me decía que lo deje ser feliz… que él ya tenía sus planes.
Suspiré y me decidí caminar hacia mi departamento hasta que me encontré con un puesto de batidos ¿Un capricho no venía nada mal, no?
Saqué de mi bolso la billetera y saqué plata poniéndome atrás de la gente que hacía la debida fila, al llegar mi turno pedí un batido helado de frutilla, mi favorito, pagué y seguí caminando, venía tan sumergido en mis pensamientos que todo pasó muy rápido.
Un chico rubio, medio alto venía con su skate a toda velocidad, no lo pude controlar, un pequeño flashback se dominaba de mi mente la cual se había puesto en blanco. Terminé tirado en el piso, mi batido había volado.
“-Hola, soy… Choi Minho.”
“-¡Bummie! Por fin te has levantado cariño, me estaba asustando.”
“-Administración de empresas y… ¿Andando en skate?”
“-En realidad yo… no sé si sienta algo por Taemin, ¿Entiendes? Ya nada es lo mismo y el día en que te conocí por Jinki me pareciste una persona muy distinta a las demás. Tienes tu personalidad, me atraes ¿Cómo no querer besarte?”
“-Kibum, dime ¿Te ha caído mal Minho?”
“-Lo que no entiendes... Es que me vuelves loco, me atraes tanto que no quiero compartirte con nadie ¿Entiendes ahora?”
“-¿Puedes dejar de pensar en Taemin?”
“-Nunca unas palabras tan hermosas como las que has dicho me parecerían una tontería, nunca Kibum y tú también lo eres… lo mío igual puede sonar demasiado rápido pero mejor que sea rápido a que nunca habértelo dicho… Kibum, te amo, te empecé a amar desde aquel día en que te vi debajo de ese árbol, eres tan distinto a los demás que no me costó nada caer ante ti.”
“-¿Sigues sintiendo algo por Jongin?”
“-Tú madre y… tú, ¿Siguen peleados? Habla con ella.”
“-Tienes razón, yo no era así, solo que ahora… me enteré que la persona que tengo como hermano ¡NO ES MÁS QUE UNA PUTA QUE SE ACUESTA CON MI NOVIO!”
“-Me pesa mucho el corazón...estoy muy solo.”
“-¡¿QUÉ MÁS QUIERES QUE TE DIGA KEY?! Quiero que renuncies, no te quiero ver en esa empresa.”
“-Es una lástima Key pero espero que te vaya bien de aquí en adelante.”
Imagen tras imagen se iban repitiendo en mi cabeza, yo mantenía los ojos apretados mientras lágrimas y más lágrimas caían, mi corazón acelerado no paraba de latir, latía con fuerza, una última imagen se proyectó en mí como si se tratara de una cámara lenta, el auto de Taemin viniendo a mí con suma velocidad, sentí en carne propia como los vidrios explotaban dentro del auto y terminaba en un estado inconsciente.
-Hey joven, es… ¿Está usted bien? Hey. – Sentía como alguien me zarandeaba y yo no podía estar en otro estado que no fuera el piso agonizando y llorando con más desesperación.
Habían hecho conmigo lo que les pareció la gana, me habían robado la vida.