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Tell me you love me one time [MINKEY] por Laualva

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Capítulo 26: Tell me you love me forever.


 


 


Estaba sumergido en mi sueño pero de la nada escuché griterío, me sentía relajado pero ahora no, abrí mis ojos de golpe o eso intenté y apenas pude enfocar mi vista hacia el lugar del ruido me reí a más no poder, la enfermera lo estaba retando a Minho mientras le pegaba despacio en la cabeza con la mano.


-¡PERO ÉL FUE, LO JURO! - Minho me señalaba, acusándome.


-Cómo va a ser el señorito Kibum si él ayer cuando usted pasó estaba en un estado muy débil, deje de inventar.


-Ya, ya, ya basta. - me seguí riendo y ambos me miraron sorprendidos - me van a dar un dolor de cabeza impresionante con su griterío tan temprano.


-Fue ella. - Minho se cruzó de brazos.


-¡Aishh! - la enfermera volvió a levantar la palma amenazando a Minho, haciéndome reír aún más. - pobre de ti que violes las normas de este hospital de nuevo porque te cuelgo del techo. - Minho se tentó de la risa mientras se acercaba a mi camilla para después darme un beso en la mejilla, ignorando a la enfermera.


 


 


-¿Cómo despertaste? - me miró con preocupación, queriendo que dijera que estoy mejor, se le notaba.


-Muchísimo mejor, muy feliz. - le sonreí.


-Eso me alegra mucho Kibum, ¿Sabes por qué? - la enfermera nos interrumpió acercándose con una gran sonrisa hacia mí. - Puede ser que hoy mismo te demos de alta - sonreí aplaudiendo, festejando mirando a Minho que igual sonreía.


-¡KIBUM TE TENDREMOS EN CASA! - Minho abrió más grande su sonrisa, abrazándome.


-Pero primero te tenemos que hacer unos análisis y finalmente podrás irte, hay algunos análisis que te entregaremos hoy mismo para saber tu condición, pero otros demoraran entre dos semanas más.


-¡AY QUE ALEGRIA! - grité, abrazando con más fuerza a Minho, sonriéndole, extrañaba todo y no era para menos... mi vida iba a volver a la normalidad.


-Un rato más te aviso para que me acompañes a la sala de chequeos.


-Está bien, muchas gracias. - le sonreí y ambos vimos cómo se iba junto con una planilla, Minho volvió a abrazarme mientras reíamos.


-¡POR FÍN, KIBUM POR FÍN! - me apretaba delicadamente contra su pecho, no quería hacerme daño apretujándome, lo conocía.


-Minho, por favor, ve a tu casa y descansa un poco, sé que la camilla no fue nada cómoda para ti. - reí por adentro, sabía el terrible lío que había tenido con la enfermera al ser descubierto.


-Ni loco Bummie, te tengo aquí, a nada de salir del hospital y para eso necesitamos salir juntos.


-Bueno, tú lo dijiste, pero por lo menos ve a buscar una muda de ropa así me higienizo y nos vamos.


-Está bien, ¿me prometes que estarás bien solo?


-¡Promesa! - grité haciéndolo reír a carcajadas, ambos entrelazamos ambos meñiques como unos niños pequeños y sin más dejé ir a Minho, el cual no quería irse y para entretenerme me llenaba de besos.


 


 


Me quedé sentado en la camilla un buen rato hasta que escuché como la enfermera venía junto a su planilla de nuevo y pasaba con cara de intrigada.


-Señor Kibum, vino alguien a visitarlo pero no es el moreno ¿lo dejo pasar?


-Sí, tranquila. - le sonreí y me paré de la camilla listo para recibir a la visita intrigante.


 


 


Vi como la enfermera se fue hacia la puerta de vuelta e hizo pasar al visitante, nuestros ojos se encontraron y los míos se abrieron demasiado al verlo, ¿Qué hacía acá?


-Jongin... - salió apenas en un susurro.


La enfermera se fue, cerrando la puerta tras nosotros. - Kibum... sé que... no quieres verme, que eres capaz de gritar aquí mismo para que me vaya pero por favor... escúchame, tengo algo que decir y después me iré, te lo aseguro.


-Tienes razón... probablemente te gritaría pero no lo voy a hacer, me sorprende lo tan descarado que eres para venir a pesar de lo que hiciste. - le sonreí - pero vamos, sácame de aquí y hablemos sobre por qué has venido.


Jongin me sonrió y me estiró su brazo, ofreciéndomelo para que pudiera aferrarme a él y caminar ya que todavía no podía hacer ningún movimiento brusco por miedo a otra recaída, lo agarré del brazo y salimos de la molestosa habitación blanca y aburrida... ahora comenzábamos a recorrer los pasillos, lento, a nuestro ritmo, tomando aire de paso.


-Bueno... ¿A qué has venido?


-Seré breve... - lo escuché suspirar - Gracias por todo Kibum, por todo el tiempo que has logrado hacerme feliz por más que haya sido de una manera totalmente cruel, gracias... nunca he querido a llegar a ser tan extremista pero bien que dicen que la conciencia no ve extremidad cuando se trata de amor.


-Lo sé... - susurré.


-Bueno, eso... gracias por todo y otra cosa, Taemin ahora está en un hospital psiquiátrico, está siendo tratado.


-Me alegro. -lo miré y Jongin me correspondió. - A pesar de todo... lo que más deseo es que se recupere, que pueda salir de esa enfermedad que ya lo estaba consumiendo.


-Me duele verlo así, pero saldrá, confío en que saldrá.


-Suenas... distinto. - paramos y quedamos frente a frente.


-Tanto tiempo con Taemin... ya sabes, era imposible no encariñarme con él.


-Como siempre debió haber sido Jongin, él te amaba tanto al principio.


-Lo sé y ahora quiero correspondérselo cuidándolo... lo más que pueda.


-Me alegra escucharte así. - le sonreí débil, con los ojos lagrimosos, recordándolo todo.


-Sí y bueno, eso era lo que quería decir, me haré cargo de tu hermano... si quieres ir a visitarlo o avisarle a tus padres donde está aquí tienes la dirección. - me pasó un pequeño papel y de repente me asusté porque Jongin me abrazó brusco, me tomo minutos corresponder pero lo hice, subí mis manos por su espalda acariciando su buzo rosa tono viejo, dándole consuelo. - Gracias por hacerme la persona más feliz del mundo Kibum, por más que haya sido de una manera egoísta, gracias.


-Es un alivio que hayamos terminado bien. - susurré, aferrándome a su hombro apoyando mi barbilla allí.


-Sí, era lo que más quería, gracias por aparecer en mi vida.


-¿Cuídalo, sí? - me refería a Taemin, nos fuimos separando lentamente y Jongin me sonrió asintiendo con su rostro.


-Perdona por todo el daño que te hice. - veía sus lágrimas caer y me acerqué, limpiando su rostro.


-Ya, deja de llorar idiota. - me reí y me volví a apoyar de su brazo para volver de nuevo a la habitación.


 


 


Al volver estaba Minho sentado en la camilla y al vernos directamente se paró, me solté del brazo de Jongin y mi cuerpo tembló al ver como los pasos de Minho iban directo hacia nosotros.


-¿Él que hace aquí? ¿Qué hace aquí, Kibum? - notaba la expresión irritada de Minho, quería golpearlo.


-A nada Minho. - traté de esquivarlo.


-¿Cómo que a nada si...


-Jongin, vete ¿sí? Que te vaya muy bien y hazme el favor que te pedí... cuídalo. - interrumpí a Minho, Jongin asintió y se fue.


-¿Qué es eso de pedirle favores? ¿Qué me estoy perdiendo? Kibum, ¿No me puedo ir ni un segundo que me encuentro con esto?


-Minho, cálmate, por favor... solo... - suspiré - vino a pedir perdón y a informarme que se hará cargo de Taemin, el mismo está internado.


-Oh, por dios... a que extremos ha llegado.


-Lo sé. - abracé a Minho - no desconfíes de mí, sabes que te amo.


-Y yo a ti Kibum, pero compréndeme... me vuelvo loco de tan solo pensar que ese imbécil puede volver a hacerte daño. - agarró suavemente mi cintura, envolviéndola en sus brazos.


-Vino a pedir perdón y sabes que soy una persona cero rencor... solo le deseé lo mejor. - alejé solo un poco mi rostro y lo besé lento, delicado, se escuchaba el sonido de nuestras bocas al chocar, nuestras salivas entremezclándose, Minho mordió despacio mi labio inferior apretándome más a él.


-Te amo, te amo mucho, Kibum. - susurró y mordió la comisura de mis labios.


-Yo también Minho, te amo y te adoro tanto. - me quedé un ratito en sus brazos, aspirando su tan varonil aroma, podía quedarme así toda la vida.


 


 


Unos minutos después como dijo la enfermera me llevó a una sala para revisarme junto con unos cuantos médicos más. Me puse muy feliz porque al terminar me dijeron que no había ningún signo de estrés pero solo que no hiciera ningún movimiento brusco porque mi cabeza si seguía bastante mareada.


Después, Minho me ayudó a higienizarme y vestirme junto con la ropa que había traído, por cierto... muy buen gusto Choi.


Nos reíamos todo el momento en que trataba de ponerme la crema hidratante en mi cara porque no hacía más que enchastrarme.


-A ver Choi, déjame que lo hago yo. - seguí riendo y agarré un poco de crema y la puse en su nariz riendo más fuerte al ver su cara de querer venganza, después esparcí todo el desastre que Minho había dejado en mi rostro y para finalizar, Minho me peinó, pusimos la ropa sucia en la bolsa que había traído Minho y por último, despedimos a todos los médicos y la enfermera que me había atendido de lujo, también me advirtieron que en dos semanas tendría que buscar mis últimos análisis y ya estaría.


 


-Minho... ¿Podemos ir a un último lugar a buscar mis cosas antes de ir a la casa de mis padres?


-¿Qué lugar? - me miró confundido mientras arrancaba el auto.


-Un departamento de unos amigos que conocí, ellos me han refugiado por un día y allí deje mis pertenencias, te caerán muy bien.


-Está bien. - me sonrió, le indiqué la dirección y giró el volante para ir hacía allá.


 


Al llegar Taehyung me abrazó muy fuerte con Jungkook también colgado detrás de mí.


-Mm... con que este es el apuesto Choi Minho. - bromeó Jungkook.


-¡JUNGKOOK, QUE HABLAMOS! - gritó Taehyung, haciéndonos reír.


 


Pasamos un buen rato en su departamento, hablando de cómo habían terminado las cosas y los planes que teníamos a futuro, queríamos ir despacio pero el tiempo iba en contra nuestra, habíamos perdido tanto tiempo, tantos detalles... era imposible no ir rápido.


Finalmente nos despedimos y nos pasamos lo números para seguir en contacto, a Minho le habían caído muy bien y eso que no conocía a los demás, estaba enormemente agradecido de cómo se habían comportado conmigo y le agradeció exclusivamente a Taehyung que sin tener conciencia de nada me trajo a su departamento y se hizo cargo de mi situación.


 


Como último lugar del día, fuimos a mi amado hogar, la casa de mis padres, mi familia corrió a abrazarme fuerte, mimándome... va, en realidad, mimándonos... mi madre había preparado mi comida favorita y mi padre había encaprichado a Minho con su postre favorito, querían aprovechar a lo máximo cada momento al igual que nosotros. Después, lavamos los platos con Minho y a cada rato nos salpicábamos agua a lo que mi madre nos terminaba regañando y siempre terminábamos riéndonos.


 


 


Al fin ya estábamos en mi cama, hacía mucho frío y era una de las razones por las cuales estábamos muy abrazados buscando poder dormir, pero ninguno de los dos podía, estábamos cansados pero no queríamos dormir aún.


-Minho... - ronroneé en su oído. - Sabes algo... - acaricié su pecho por debajo de la remera negra que traía. - No me siento mareado. - le sonreí pícaramente.


-¡Eso es muy bueno, Kibum! - el idiota no captaba y se reía, ¿tan idiota podía ser? Le golpeé la cabeza haciendo que bajara su rostro mirándome.


-Idiota, no entiendes. - me subí encima de él rozando ambas erecciones que estaban separadas solo por la tela del bóxer.


-Kibum, para, están tus padres.


-¿Y? Podemos ser silenciosos. - bajé a su barbilla, lamiéndola lentamente dejando besos húmedos por todos lados.


-Kibum, sabes que no podré controlarme si sigues así. - su respiración comenzaba a tornarse agitada.


-No quiero que te controles Minho, házmelo, hazme el amor, además... aprovecha, tu amiguito está bastante duro.


-Siempre tan fino. - me reí y mi cuerpo ardió al sentir las grandes palmas de Minho acariciar mi culo a la vez que se iba haciendo el distraído y bajaba lentamente mi bóxer dejándome semidesnudo.


-Sácame todo, Minho. - las manos de Minho pasaron a mi buzo, sacándomelo y tirándolo en alguna parte de la habitación y sorpresivamente cambió de posiciones, dejándome debajo de él, saqué su remera negra tocando su gran y ancha espalda morena, apretando sus omoplatos mientras me besaba tan excitante y se rozaba contra mí... la tela del bóxer era tan molestosa. - Dios, sácate ese bóxer ya, te necesito. - me mordí el labio inferior.


-¿Y por qué no me lo sacas tú? - abrí mis ojos ya que los tenía cerrados por el placer que comenzaba a crecer en mí y mis manos se fueron directo a su bóxer, bajándolo, Minho levantó sus rodillas de la cama y se lo sacó del todo. - Te lo haré despacio o eso trataré, si vuelves a tener una nueva recaída por el fuerte placer que te voy a dar no me eches la culpa.


-Haz lo que quieras conmigo, Minho. - lo besé, mordiéndolo, degustando sus labios con mi boca todo lo que podía, pude sentir el pene de Minho en mi entrada y me aferré a sus hombros, mierda, esto iba a ser sin lubricar, sin nada. Minho fue delicado pero el exagerado era yo que no paraba de apretar las sabanas, quería gemir, quería gritar pero no podía, solo susurraba incoherencias en el oído a Minho, que solo lograban excitarlo aún más y yo iba por el mismo camino que él.


Las embestidas al principio fueron tranquilas, con paciencia pero ahora que sentíamos que estábamos en lo último escuchábamos la cama hacer ruido a nuestro ritmo, hasta que en una embestida lo demasiado fuerte Minho hizo chocar la cama contra la pared. - ¡Mmh dios, Minho, así, sí, ahí mhh! - susurré en su oído, volviéndolo más loco si es que aún podía. Había encontrado ese punto tan delirante para nosotros, nuestras respiraciones estaban más agitadas aún y más con el hecho que no podíamos desquitar nuestra locura gimiendo, no teníamos que ser ruidosos.


 


Enrosqué mis piernas a la cintura de Minho dándole mejor accesibilidad y las embestidas se volvieron más violentas, iba a explotar en cualquier momento, ya no había frío, estábamos tan calientes, tan necesitados por el otro.


-Dime que me amas Kibum, dímelo, solo una vez, como en aquella playa. - pidió agitado, mordiendo mi hombro.


-Ya no quiero decírtelo solo una vez, Minho, quiero decírtelo por siempre, te amo por siempre. - Fui sintiendo su semen saliendo de mi entrada y desde ahí me di cuenta que iba a explotar todo, me corrí sintiendo una gran liberación y después me siguió Minho llenándome de él. Se había dado cuenta que quería gemir entonces atrapó mi gemido en su boca, en un beso muy pasional, mordiéndome a su antojo, dejando mis labios hinchados.


-Por dios, cuanto te extrañaba Kibum, extrañaba todo de ti, extrañaba tanto hacerte el amor. - se separó solo un poco para decirme esas hermosas palabras y lo atraje de vuelta a mí, besándolo, apretujándolo más a mi cuerpo desde sus omóplatos y pensar que tenía todo este cuerpo para mí solo... que suerte la mía.


Minho siguió con embestidas lentas hasta que sacó su miembro de mi entrada tirándose literalmente sobre mí.


-Hey, no te quedes dormido que pesas. - reí y Minho se recostó al lado mío abrazándome.


 


-Te amo, Kibum, gracias por hacerme tan feliz, desde ahora en adelante... nadie podrá separarnos.


-Nadie Minho, definitivamente nadie podrá, yo también te amo, te amo para siempre. - lo abracé del cuello, sentía sus brazos fuertes y grandes rodearme la cintura y sin más caímos en un sueño profundo, había sido un día muy cansador... lleno de tensión, de alegría y de perdones, ahora nuestra vida podía dar otro tipo de giro, podía tomar un camino distinto... el camino de la felicidad después de tanta tristeza, por fin podríamos ser felices como tanto queríamos, amándonos el uno al otro por siempre.


 


 


 


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