Capitulo 2: Quería saber más de él.
-Por dios, que me está pasando. – Me revolví el pelo estresado, no había podido pegar un ojo en toda la noche, desde que vi a ese tal Choi Minho... no podía olvidarme de su mirada, la forma en que me hacía sentir intimidado sin saber por qué. Me quedé un rato más acostado pensando en él, ayer no habíamos intercambiado ninguna palabra después del saludo, con el que más hablaba era con su amigo, Jonghyun, era un buen chico pero no entendía como aun así sin haber tenido una buena conversación o al menos haberlo conocido mejor podía causar gran efecto en mí.
Basta Kibum, basta, deja de hacerte la misma pregunta y levántate de una vez.
Y así fue como me hice auto caso, levantándome, sacándole el cargador a mi celular y finalmente fijándome la hora, las dos de la tarde ¿Cómo podían ser las dos de la tarde tan rápido? Lo peor era que tenía terrible cara de muerto, mejor idea era bañarme para no parecer del todo un zombie.
Salí de bañarme, me vestí y ordené mis cosas para la clase de hoy en la universidad.
Cambio de planes. Hoy no me quedaría en casa, antes de entrar a clases tenía ganas de pasear un rato, escuchando música con mis auriculares y de paso tomar algo en el camino.
-¡Bummie! Por fin te has levantado cariño, me estaba asustando. – Me abrazaba mi madre, ella siempre era muy cariñosa y amaba eso de ella, yo… era el hijo adoptado de esta familia pero sentía como si fuera mi familia de verdad, me dan mucho cariño, todo de ellos me encanta, mi madre sobreprotectora, mi padre trabajador junto con mi hermano Taemin que forman un muy buen equipo. Desde pequeño siempre me había sentido su hijo de verdad porque sinceramente de mi familia “biológica” no espero ni quiero nada.
-Ni que fuera para tanto, madre. – Reí mientras le apretaba levemente las mejillas.
-Qué es eso Bummie, sabes que me preocupo por ti ¿A qué hora has llegado anoche?
-Madre, soy grande. – Suspiré mientras sonreía, mi madre no se cansaría jamás de cuidarme.
-No me importa. – Gruñó tiernamente.
-Mmh, a eso de las… ¿Cinco eran?
-Con Jinki, ¿Verdad?
-Si. – Mi madre sonrió, Jinki era mi amigo algo así como desde la infancia.
-¿Y esas cosas que traes? ¿No tienes universidad más tarde?
-Sí, pero me iré a tomar un poco de aire hasta tener clases.
-Está bien mi niño, cuídate ¿Está bien?
-Sí, siempre lo hago.
-Igual, por las dudas. – Me dio un beso en la mejilla. - ¿Estás seguro que no quieres tomar algo antes de irte?
-No madre, tomaré algo en el camino. Por cierto, y… ¿Taemin y papá?
-Está bien, no molesto más. Mmh, respecto a ellos sabes que casi siempre están con trabajo y más en estas fechas. – Asentí y sin esperar más despedí a mi madre y salí con mi bolso, poniéndome los auriculares.
En el camino pasé a comprarme un batido de frutilla, con esto bastaría. Era de llenarme demasiado rápido.
Seguí caminando, mi destino era llegar a la misma plaza de anoche, me encantaban tanto los enormes árboles que había en la misma, eran tan… placenteros, un ambiente placentero.
Iba muy concentrado con la música, como si la misma entrara en mí traspasándome, llenándome por completo que no me di cuenta, fue demasiado rápido cuando choqué con alguien y ambos caímos, mi bolso pasó a estar en la otra punta y al parecer el otro chico andaba en skate porque la misma había sonado fuertemente contra el piso.
-Ashh. – Trataba de levantarme como podía, más encima no tenía justificación para insultarlo porque yo también estaba, demasiado, demasiado concentrado. Lo único que rescataba de todo este escándalo, es que alcancé a agarrar mi batido.
-¿Estás bi… ¿Kibum? – Levanté mi mirada y me quedé sorprendido y perdido en esos ojos totalmente oscuros de nuevo, en esa mirada penetrante con la que tanto me costaba controlarme.
-¿Minho?
-Si… yo, perdona, iba muy metido en mi mundo. – Me reí.
-No importa, está bien, yo igual iba bastante metido en mi burbuja. – El moreno asintió lentamente devolviéndome el bolso que se me había caído.
-¡Oh! Muchas gracias. – Minho me sonrió y juro casi morir ahí, su sonrisa era malditamente hermosa. Pero de la nada noté como es que se alejaba y en esos breves segundos lo empecé a odiar, ¿Se iba? ¿Ni siquiera se despedía? Pero retire toda idea de odio cuando vi que agarraba su skate que estaba tirada en el piso y se volvió a acercar.
-¿Estás solo?
-Sí – Contesté nervioso, no sé porque me intimidaba tanto su presencia si ni siquiera lo conocía del todo.
-¿Y qué haces?
-Nada, sólo salía un rato antes de tener clases.
-¿A qué hora… tienes? – Preguntó y por su cara creía que muy intrigado.
-A las seis.
-¿Y dónde ibas?
-Mi idea era ir a la plaza.
-¿Vamos?
-Está bien – Le sonreí y él se acomodó la skate en su brazo derecho mientras que comenzábamos a caminar.
- Y emh… que… ¿Qué estudias? – Pregunté bastante intrigado y por parte también lo preguntaba para romper el incómodo ambiente.
-Algo así como… administración en empresas.
-Administración de empresas y… ¿Andando en skate?
-¿Qué tiene de malo? Nunca creceré. – Reímos juntos – Es que acaso… ¿No tengo cara de ser alguien importante?
-Sí, si la tienes, más se nota en… tu mirada. – Se volteó mirándome fijo y es en donde en parte me arrepiento de haber dicho tal cosa.
-¿Así? – Me reí incómodo y le pegué en el hombro izquierdo, el que más cerca que tenía. - ¡Hey que confianza! – Comenzó a reír.
-Perdona, solo pego cuando me siento en más confianza con la otra persona.
-¿Osea que… vamos bien?
-¿Va… vamos bien? – Pregunté confundido arqueando una ceja.
-Sí. – Respondió sin más.
-Mmh, puede ser. – Me sonrió.
-¿Y tú? ¿Estudias psicología junto con Jinki?
-Sí, Hablando de eso ¿Cómo es que… se conocieron con Jinki? Jonghyun y… tú.
-Una vez tuvimos una clase compartida en el mismo horario, los de psicología junto con los de administradores de empresa, pero yo no fui a esa clase.
-Me acuerdo, me acuerdo, yo tampoco fui, no me acuerdo que tenía que hacer. – Reí levemente.
-Bueno, fue en esa misma en que al parecer Jinki y Jonghyun tuvieron que compartir asiento y de ahí se conocieron y aquí estamos. – Asentí despacio, agradecía plenamente que Jinki se haya sentado con Jonghyun ese día, sino no hubiera conocido a Minho.
-Mmh, ya veo, y emm ¿No tienes clases hoy? Por Jinki he sabido que coincidimos mucho en el horario de universidad.
-No, hoy tengo el día libre.
-¿Cuántos años son en tu carrera?
-Este es mi último año ¿Y tú?
-¡El mío igual! – Respondí, extrañamente emocionado.
-Entonces de seguro me debes entender, estudiar es una completa tortura pero útil.
-De verdad que sí pero es una tortura placentera si se trata de lo que más te gusta.
-Coincido con eso. – Habíamos llegado a la plaza y me senté bajo el árbol, Minho me miró, demasiado, antes de alejarse y comenzar a andar en skate. Era terriblemente bueno, se notaba de lejos que era su pasatiempo favorito andar en ella.
Pasaron diez minutos en que estábamos así hasta que se acercó, medio agitado.
Mierda, mierda, mierda, no podía despegar mis ojos de sus fuertes brazos y que solo tuviera una musculosa no ayudaba en nada.
-¿Quieres intentarlo? – Arqueó una ceja.
-¿Intentar qué? – Lo miré confundido.
-Andar. – Miró la skate.
-Oh, no, no, no ¡no! Definitivamente, no. – Contesté nervioso. – Sería un completo desastre.
-No tienes por qué serlo, ven. – Me tomó de la mano levantándome del césped haciendo que un pequeño escalofrío recorriera mi columna vertebral, estamos mal Kibum, muy mal, un simple tacto y te pones así.
Me subí a la skate despacio mientras Minho me tenía de la cintura llevándome despacio, ambos reíamos por lo ridículos que seguro nos veíamos.
-Ahora te soltaré, despacio, si quieres ir más rápido solo arrastra un poco tu pie hacia atrás y te mantienes firme volviéndolo a subir a la skate.
-No, no, Minho me voy a caer.
-No te caerás, mira. – Cerré los ojos con fuerza, prefería miles de veces mi auto, que clase de locura iba a hacer.
Tal y como dijo Minho me fue soltando y sentí como me iba desviando sin lograr éxito alguno, sentía como pronto iba a tocar el piso si seguía desviándome así.
-¡MINHO VEN, AAA! – No pude evitar gritar y cuando sentí casi el piso en mi cara, Minho me agarró con fuerza de la cintura haciendo que yo lo abrazara del cuello, quedándonos mirando fijamente, podría perderme en su mirada miles de veces.
Mi alarma sonó advirtiéndome que tenía clases, Minho me fue soltando de a poco hasta dejarme de nuevo en el piso.
-¿Te tienes que ir?
-Sí. – Apenas podía subir la mirada.
-Que te vaya bien y gracias por la tarde, espero conocerte mejor. – Sonreí atreviéndome a mirarlo de nuevo.
-Espero lo mismo de tí.
Porque sí, sin duda, quería saber más de él.