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Nicolás de bari por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

Hola, espero que disfruten de esta actualización, de momento creo que ya eh tomado más o menos ritmo y estaré actualizando de a una historia por semana más o menos, aunque qué historia será esa no puedo prometer nada, lo siento u.u

Gatito rechoncho últimamente siento que me odias u.u espero que esta historia se convierta en una de las que te gustan y no de las que solo ignoras, te amo igual aun así <3

Cantico II

Primer círculo, los inocentes.

El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no envanece; no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso; no se alegra  de la injusticia si no que se une a la alegría de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Corintios 13:4-7

 

Un bote grande de helado de yogurt con jarabe de naranja y trocitos de fresa era la única solución para la depresión del pecoso, de haber sido Luffy hubieran tenido que ir hasta el restaurante buffet de carne estilo brasileña en el área comercial de la ciudad pero por suerte para Ace su pequeño placer culposo se hallaba a unas cuantas calles de su trabajo y vivienda, en el café-bar de Makino, la muchacha que antes ayudaba a cuidar a Luffy mientras Ace trabajaba por las noches siempre les recibía con una amplia sonrisa, sabía que la chica tenía un buen corazón y probablemente les hubiera ayudado aún más de serle posible, cuando más jóvenes la mujer siempre solía procurarle ropa de segunda a él y su hermano pero ropa y un poco de comida de vez en cuando no era suficiente para vivir y la pelinegra tenía su propia familia a la cual atender, a pesar de que Ace nunca les había conocido pensaba que el esposo de aquella mujer tenía bastante suerte. Si alguna vez le hubieran interesado las chicas se habría conseguido a una dulce y gentil como ella, aunque nunca lo había pensado seriamente, después de todo ¿Qué podía él ofrecerle a alguien? Era un irremediable desperdicio de espacio que solo servía para dar placer carnal, nada más. Ni siquiera había podido disuadir a su querido Luffy de no seguir sus vergonzosos pasos en la bien pagada pero infame profesión que ejercía.

Ya su hermano se lo había dicho un millar de veces, que no tenía por qué culparse por las cosas que pasaban y que no debía ilusionarse con sujetos como los que iban a rentarles noche tras noche pero una cosa era lo que pensaba con la cabeza y otra la que dictaba su corazón, además de que aun con todo y todo Lu siempre estaba ahí para acompañarle a ese acogedor lugar y sentarse al lado suyo a regañarle.


-Pensé que con lo de la última vez habrías aprendido.- escucho al monito decir de manera severa, aquel chico nunca fruncía el ceño más que con él, era su forma especial de demostrarle que en verdad se preocupaba, más que sus radiantes sonrisas Ace apreciaba esas muestras de preocupación ya que eran solamente para él.


—La última vez no fue culpa mía, además esta ocasión era diferente. —

—¿Por qué? ¿Por qué el idiota no te tocaba? Seguro que no cumplías con su requerimiento de edad. —El pecoso había comenzado a verle mal pero el monito le ignoraba de manera más que tranquila. — Seguro que solo te usaba de coartada y que le pesco la policía. — No era la primera vez que el menor sugería que el párroco era uno de esos religiosos que salían en ocasiones en las noticias por abuso de menores y tampoco era la primera que su hermano le defendía pero independientemente de que aquel sujeto fuera culpable de algún crimen o no a Luffy no le faltaba más razón para odiarlo que el hecho de que estuviera haciendo sufrir a su hermano, en realidad odiaba secretamente (a voces) a cualquier cliente del pecoso, sus intentos por hacer que Ace dejase aquel estúpido lugar y le dejase a él hacerse cargo de todo nunca habían dado muchos resultados, ambos eran demasiado necios para dejar que el otro se hiciera cargo de las cosas y de alguna forma así habían terminado los dos metidos en el mismo lio.

La vida ahí no era tan mala, al menos eso era lo que pensaba el pequeño monito, mientras abrieras bien las piernas y no mezclaras los sentimientos el caso era sencillo, el maldito problema era que su hermanos siempre metía el corazón en las cosas, si tan solo el idiota pudiera concentrarse en el cariño que se tenían ellos en vez de ir por ahí buscando otros amores las cosas serían más fáciles… aunque también podía simplemente enamorarse de su proxeneta de una buena vez y acabar con tanto lio, no era como si no se acostasen de vez en cuando con él también.

El menor incluso había pensado que Ace había caído en ese mundo de la prostitución enamorado del señor Doflamingo, no sonaba como una teoría tan descabellada conociendo a su hermano pero al poco de conocer al pajarraco se había dado cuenta que la cosa no era así, el tipo que administraba aquella casa de placer no era el tipo de su hermano, aunque el cariño y la familiaridad que brindan los años y el buen retribuir de un negocio rentable eran, más que nada, bastante notorios.

Aquello después de todo era un negocio y el cariño solo llegaba hasta donde la rentabilidad lo permitía en sí, quizá por eso ninguno de los dos se había hecho ilusiones alguna vez, además de que también estaba aquel sujeto del que no podía hablársele jamás a Mingo, Jamás.

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Esa era la peor visión que Luffy podía tener.

El maldito párroco rubio en la puerta del local y su hermano recibiéndole como una esposa de casa, o un perro faldero, o cualquier otra cosa demasiado adorable para que cualquiera la mereciera, porque ninguno de los malditos idiotas que cruzaban esa puerta merecían tocar a su Ace y era una lástima que al único que no pudiera convencer de eso era al pecoso mismo.

Luffy odiaba ver a su hermano en aquel lugar tanto o más de lo que Ace odiaba verle a él ahí pero a diferencia del pecoso el pequeño monito nunca se había enamorado de ningún cliente, todo su amor pertenecía a aquel chico de corazón frágil y cariño pronto que lamentablemente solo le veía a él como alguien a quien proteger, el problema era que Luffy no quería ser protegido si no por el contrario, y ese maldito circulo vicioso alimentado por la testarudez de ambos había atrapado a los dos chicos en ese mundo sin remedio alguno, si Ace no dejaba ese trabajo Luffy tampoco lo haría y sin Luffy Ace nunca se marcharía de aquel lugar, claro está que el monito no iba a marcharse con cualquier hijo de puta como su hermano lo había propuesto en más de una ocasión.

—Pensé que nunca te vería de nuevo.— Escucho al pecoso decir de manera alegre, con esa sonrisa sincera de joven enamorado que el menor desearía con toda su alma poder ver dirigida hacia él, no podía soportarlo, en verdad que no podía.

—Casi pensamos que le habían llevado preso por pedofilia. — Dijo el menor de los tres, Ignorando olímpicamente la mirada de reproche que le lanzaba su hermano y sintiéndose más que irritado por la tranquila risa que Sabo había soltado por el comentario.

—¡Luffy, discúlpate con Sabo en este mismo momento! — Le reprendió Ace, tomándole por la mejilla con fuerza.

—Está bien Ace, es una lástima que se tenga esa concepción de mi profesión, pero entiendo por que es. — había dicho el rubio con una sonrisa de disculpa dirigida al menudo chico que con unos shorts de mezclilla extremadamente cortos y una chalequito rojo de seda completamente abierto se paseaba por aquel lugar con completa confianza, ese era su entorno y en él se sentía seguro y a gusto, a pesar de todo. — Tuve que salir a un congreso fuera de la ciudad y regrese apenas hace unos días, no había tenido oportunidad de venir a visitar. —

—¿Y qué tal le ha ido padre? ¿Ah sido sencillo masturbarse sin ver el rostro de mi hermano mientras duerme o es por eso que viene ahora?— La cara de Ace no podría haber estado mas roja que cuando Luffy había dicho aquel comentario pero nuevamente el párroco no había hecho mas que soltar una leve risa lo cual a decir verdad irritaba bastante al monito.

—El rostro de tu hermano ciertamente es hermoso, aunque creo que seria impio hacer una cosa como esa Luffy, aunque si tu lo haces supongo que no podría culparte por sucumbir a los deseos de la carne en un lugar como este. — había sido ahora el turno del menor para sonrojarse, todos en aquel lugar sabían de la atracción que sentía por su hermano pero era raro quien se atreviera a mencionarsela de frente al menor de los Monkey de manera que al aludido no le había quedado mas remedio que desviar la mirada avergonzado.

 

Apretando los puños Luffy frunció ligeramente el entrecejo ¿Por qué se estaba sonrojando? Lo que él hacia no estaba mal, Ace era suyo pero la manera como Sabo hablaba le hacía sentir culpable de alguna manera, odiaba eso, realmente odiaba eso —¿Y que si lo hago? — dijo regresando la vista hacia aquel sujeto de manera fiera, no le agradaba que aquel tipo viniera a darseleas de muy moralista a un lugar como ese. — Al menos no me gasto el dinero de las limosnas para ello. —

—¡Luffy! — El que Ace intercediera no ayudaba en nada a mejorar el humor del monito que hecho una furia se había retirado a detrás de la barra, la tarde apenas iba naciendo y el local se encontraba aún demasiado vacío como para ir a coquetear con algún cliente o que alguien le invitase un trago pero aun así prefería ir y pedirle al dueño que le invitara algo antes que seguir presenciando aquel espectáculo, podía escuchar a su hermano llamarle de nuevo para que se disculpase pero no lo haría y si seguía insistiéndole lo más probable era que solo acabase sacándole el dedo medio a aquel sujeto desde su lugar a la distancia, casi prefería a cualquiera de los otros borrachos idiotas que le prometían a Ace separarse de sus parejas con tal de que su hermano les diera un maldito “descuento” a la hora de follar, Marco por ejemplo era precisamente de esa clase pero a él era sencillo engatusarle en algún trio y por tanto asegurarse que su hermano no le hiciera ninguna rebaja; aun eso era más soportable que aquel falso moralista.

Con algunas palabras que seguramente serian igual de falsas que su estúpida moral el tipo se había llevado a SU Ace a las habitaciones a “descansar” como odiaba realmente Luffy a aquel sujeto.

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Ace olvido el incidente en el recibidor prácticamente de inmediato, Sabo estaba ahí para verle y él no podía ser más feliz que compartiendo esas horas con el religioso, era como si durante la ausencia del rubio esa sensación de afinidad que ya desde antes sentía por él se hubiera visto multiplicada hasta convertirse en un naciente amor, casi le daba pena confesar que aquella mañana había salido a comer un helado con su hermano menor pero es que era lo más común y menos sucio que podía compartir con el ojiazul y quería seguir hablando y que aquel le hablase de todo lo que había hecho en su viaje, Ace nunca había estado de viaje de manera que incluso si solo era un viaje a la ciudad vecina el cambiar de aires le parecía un sueño casi imposible de cumplir.

Con Sabo sentado sobre su cama contra la cabecera y él con su cabeza sobre las piernas del rubio mientras este le acariciaba el cabello lentamente hablando de cualquier trivialidad lo único que podría mejorar aquello era un beso.

Era una lástima que aquello no sucedería…

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Continuara.

Notas finales:

Y bueno, hasta aquí por ahora, tuve un poco de dificultad con la segunda mitad de este capítulo, no sé bien porque… pero bueno, espero que hayan disfrutado, muchas gracias por leer y los comentarios son bienvenidos.

Amo al gato gordo y sus indirectas, de verdad lo amo <3


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