Los cielos eran resguardados por criaturas majestuosas, seres mágicos que hace mucho tiempo pertenecieran a los herederos del reinó de hielo, reino que una vez fue considerado como el más omnipotente del mundo. Y ahora, después de más de 90 años, aquello se había quedado tan solo en el recuerdo. En la actualidad, todo lo que fue ya no era, y aquéllas criaturas ahora eran enteramente aliados de los descendientes del fuego.
Sonreía complacido viendo desde la ventana de su balcón. Todo aquello ahora era suyo, ya que era el rey. Si bien era cierto que desde ya algunos años había estado perdiendo fuerza; eso no lo había debilitado, ni había logrado que retrocediera un solo paso a su objetivo. Porque sabía que, con la muerte de los descendientes del rey del hielo se habían perdido las esperanzas de toda esa multitud de reinos que luchaban por recuperar esas tierras; eso lo tenía muy claro pero... últimamente aquel que llevaba su sangre estaba siendo muy ruidoso.
Había perdido grandes territorios, y no solo eso, podía sentir que su primo se hacía de una fuerza cada vez más grande, y no hablaba de los aliados que había conseguido; si no de algo mucho mayor ¿qué tipo de magia era la que estaba usando? Debía poner un alto a aquélla situación antes de que fuera tarde.
—-mi señor... — escuchó de pronto una voz femenina, por lo que volteó a verla. Dicho ser vestía con ropas oscuras, tenía el cabello rojo, los ojos color miel y la piel blanca; pero lo que más resaltaban en ella, eran unas grandes alas negras.
—Dime... — fue lo único que respondió viendo a dicha criatura con atención, mientras esta se inclinaba hacía él en señal de respeto.
—me informaron que las tierras del sur han sido recuperadas. Pero las del norte llevan un hechizo de protección que no permite que las tropas puedan acercarse, por esa razón creo que es tiempo de que las cosas tomen el rumbo correcto. Si no hacemos algo en contra de aquel individuo podríamos perder esta guerra.
Ante las palabras escuchadas, aquel hombre de ropas oscuras guardo un minuto de silencio; aquello era justamente en lo que pensaba hace tan solo unos instantes. Su ejército se estaba debilitando, y a diferencia, las del contrario aumentaban cada día más.
El rey de Nihon estaba convirtiéndose en un verdadero fastidio. Hace tan solo unos años consideró que Kurogane no sería un gran rival, por lo que no puso plena atención en sus actos y lo dejó crecer. Ahora era consciente de que lo había subestimado.
— quiero que se investigue el lugar exacto donde se esconden los exiliados, los del reino de Nihon. Cuando los encuentren avísenme de inmediato.
—Cómo usted ordene... —- dicho lo último la criatura salió por la ventana velozmente, dejándolo nuevamente solo
Se dirigió a su habitación y contempló la pintura que se hallaba en una gran pared, la cual tenía la imagen de un joven de cabello negro, piel blanca y ojos azules. Si la leyenda era cierta, con el resurgimiento del dragón pronto podría vengar la muerte de su querido Subaru.
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Veía a su amante directamente a los ojos, buscando que aquello que escuchó solo se tratara de un mal entendido; no era como que él no deseara un hijo, pero la situación en la que estaban no les permitía gozar de una dicha como esa.
— ¿estás seguro de lo que acabas de decir?... — preguntó sosteniendo sus hombros, mientras el de cabello gris negaba con la cabeza.
—no estoy cien por ciento seguro, ya que haría falta que alguien con experiencia me revise para confirmarlo, pero he tenido los síntomas que escuché que a menudo son frecuentes, por esa razón decidí que era mejor hablar contigo.
El más alto quedo pensativo por un momento. Si en verdad su amante estaba en lo correcto no tendrían otra opción más que huir, aún cuando eso significaba que lo considerarían un traidor y que su cabeza tendría precio, y no solo eso; se podría romper el pacto de alianza que tenían Clow y Nihon. Estaba consciente de que el precio sería alto, pero no podía permitir que Yukito y su descendiente murieran o fueran exiliados por desacato a las reglas.
—lo primero que debemos hacer es confirmarlo. Si las cosas resultan ser como las piensas tendremos que actuar de inmediato... —- ante lo último el más bajo solo asintió, mientras Touya lo abrazo con fuerza.
El rubio miraba y escuchaba todo aquello escondido detrás de unos arbustos. En verdad era una difícil situación, y no estaba seguro de agradecer el haberlo descubierto. Aquel soldado y su cuñado político eran amantes; si bien el que un hombre casado tuviera amoríos con otra mujer o doncel que no fuera su pareja de vida, no era mal visto; sin duda era un caso diferente el traer al mundo a un hijo bastardo, y más aún si ese niño es un primogénito ¿qué haría el rey de Nihon si lo descubre? Eso podría ser tomado fácilmente como una ofensa hacía él y hacía su hermana. También estaba el asunto de que ese soldado se hiciese pasar por un hombre como tal, cuando algo como eso era prohibido.
Continúo observando en silencio, escondido hasta que aquélla pareja se fue. Ahora entendía porque aquel chico buscaba derrocar a su pareja; quería librar al hombre que amaba del compromiso que lo ataba con la hermana del rey. Si bien aquello parecía ser un acto egoísta, podía entenderlo a la perfección; pero el que lo entendiera, no significaba que estuviera de acuerdo con ello. Ahora mismo todo era confuso en su mente; estos días descubrió cosas que él no pretendía saber, y estaba harto de ser partícipe de tantos complots, por lo que decidió que lo único que haría con respecto a todo, sería guardar silencio, al menos hasta descubrir que debía hacer exactamente.
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Había escuchado atento las palabras de la bruja, y aún a pesar del ataque que ya se había preparado para dentro de dos días, sin duda la procreación de su descendiente era más importante; así que el ataque tendría que esperar.
Desde que fue exiliado del reino de fuego; juró que recuperaría su lugar en el trono y que rompería su maldición al costo que fuera. Encontrar a Yuko fue lo mejor que le paso, pues había sido una gran consejera y aliada; ella le había dicho que en su destino estaba lograr lo que se proponía; sin embargo, habían cosas que el aún no entendía, como el de unirse al costo que fuera al descendiente de Valeria, o la razón de tener un hijo con él ¿qué significaba exactamente la profecía?
En la noche clara, cuando la luna se esconda tras del sol, se debe dar la entrega al resurgimiento del fuego y el hielo; después del sacrificio, las alas resurgirán, y tras el manto de sangre, se levantará el nuevo rey.
Había algo en esas palabras que llamaban su atención, especialmente la de "sacrificio” pero entendía que de nada servía analizar esas cosas ahora. Si en verdad existía un destino, y si en ese destino estaba él como rey; pagaría dicha ofrenda sin dudarlo… a menos que ese sacrificio fuera la vida de su ahora cónyuge, o la de su hijo.
Cerró los ojos y decidió dejar de pensar en ello; por el momento seguiría los concejos de Yuko. Lo primero en lo que debía preocuparse era en derrotar a su primo, y lo segundo, encontrar el modo de ganar la confianza de los reinos aliados, para no ser traicionado cuando estos se enteraran de que él es descendiente del reino del fuego, y más aún; el verdadero heredero a la corona del dragón.
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Una nueva noche había llegado, mientras observaba por la ventana de aquel balcón. Pensaba en las cosas ocurridas aquel día, especialmente en lo que escuchó. Si hubiera un modo de ayudar a aquel joven, fuera del trato que tenían, lo haría sin dudarlo, pero ¿cómo hacerlo sin ser partícipe de aquélla traición? Sin duda si la verdad fuera descubierta, le tocaría recibir un castigo también ¿qué hacer? Sus pensamientos fueron interrumpidos por el toque de la puerta.
—Pase... — ordenó al tiempo que la puerta comenzaba a abrirse, dejando visible la figura de la llamada bruja.
—estas despierto... — saludó con aquello, mientras depositaba en el suelo una canasta con plantas y cosas extrañas, ante la atenta mirada del rubio.
— ¿qué son esas cosas?... — preguntó extrañado, mientras la mujer solo sonrío y lo miró.
—esto servirá para la preparación de algo así como una poción de fertilidad, este es el primer paso para la realización del ritual que se llevará a cabo la noche de luna llena. Muy pronto llevaras dentro de ti al heredero que el rey tanto espera.
Esas palabras lo dejaron en silencio, no estaba seguro de entender lo que escuchó, y no estaba convencido de querer realizar dicho acto.