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El primero en perder es el que se enamora, ¿No? por Matsumoto Yuki

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Notas del capitulo:

¡Buenas! Matsumoto acá. 

 

Un anuncio: Comenzaré a actualizar al azar, por lo cual será un capítulo al mes de cada una de las historias. 

 

Esta vez será:

 

1° semana: El primero en perder es el que se enamora, ¿No?

2° semana: Detrás de Aquello.

3° semana: La manzana de la Discordia. 

4° semana: My other Life's memories. 

 


¡Espérenlo con ansias!

El rostro de Judar pasó por todas las tonalidades de rojo existentes. Y el que Hakuryuu le estuviese prácticamente penetrando con la mirada, no ayudaba en nada más que en ponerlo más nervioso.

 

—Ha…Hakuryuu… No juegues… —Judar sentía dokis en su pecho. No le gustaba para nada esa situación. De hecho, no se la esperaba. Pero Hakuryuu… Se veía la determinación en su mirada. Y temblaba. Le asustaba, de cierta manera, por alguna extraña razón.

 

— ¿No fuiste tú el que me dijo que me dejara llevar? —Respondió entre risas discretas el menor, mientras se acercaba más y más al rostro ajeno.

 

Lo raro del suceso entonces se incrementó. Judar no hizo nada por aprovecharse de la situación. Estaba realmente desconcertado.

 

Tan así que entró en pánico al ver lo cercano del rostro ajeno. Por reflejo, cerró los ojos y apretó los labios, esperando el impacto.

 

Sintió caer el cuerpo de Hakuryuu encima de él, pero nunca sus labios tocando los propios.

 

Luego de un par de segundos esperando algún cambio, recobró el valor para abrir los ojos. Yacía en su pecho, un dormido Hakuryuu.

 

Una vergüenza pareció apoderarse de Judar al pensar tan sólo en que de verdad se había comportado como un sumiso en ese instante.

 

Sin más, y asegurándose de que el menor estuviese realmente dormido, lo tiró hacia un lado, y le dejó allí. Por mero respeto le sacó los zapatos, pero de allí a más no.

 

Seguía un tanto choqueado. Se alejó en silencio hacia la puerta, y salió de la habitación, casi sin hacer ningún ruido.

 

Por unos instantes no soltó el pomo de la puerta.

 

— ¿Tan rápido? —La voz de Kouha lo sacó de su transe. Apenas le miró, lo notó. Una pequeña molestia se albergaba en su mirada.

 

Negó, comenzando a caminar hacia el sofá. —El tarado se durmió. —Confesó.

 

El grupo soltó una sonora carcajada, resaltando la voz de Kouha.

 

—Plan «Quitarle lo virgo a Ryuu» Fallado ~ —Se burló.

 

— ¡Si serás…! —A modo de castigo, el mayor tan sólo le quitó la copa de vino, ganándose un mohín de parte del peli rosa.

 

— ¡Hey!

 

—Te lo merecías. —Sacó la lengua.

 

Otra pelea a punto de comenzar salvada por Mu.

 

—De todas formas, no es muy conveniente hacer alguna jugada en este departamento con tantas personas aquí, ¿No? —Captó la atención de todos.

 

— ¿Por? —Cuestionó Sinbad, intrigado. Es decir, era su departamento, ¿Qué tenía de malo?

 

—Las paredes son delgadas, ¿O no? —La mitad cayó en cuenta de a qué se refería.

 

— ¿Y eso qué tiene? —Preguntó el pasado de copas Alibaba.

 

—No quieres escuchar los gemidos de otros mientras lo hacen, ¿No? —Soltó brusco Kassim. Ambos rubios presentes se sonrojaron hasta las orejas, mientras los demás reían.

 

—Con cuerdo. —Aceptó Judar. La verdad, todos lo hacían.

 

Un pack más de cervezas fue abierto y la conversa siguió. Se profundizó en la más reciente ruptura. Hicieron comentarios crueles y sarcásticos. Incluso se pusieron al corriente de las personas conocidas en el tiempo que no se habían visto, y el qué habían hecho realmente.

 

De alguna forma, les dio las 2 de la madrugada.

 

Y se paró la primera persona dispuesta a irse.

 

—Ya… Es muy tarde… Mi hermana se molestará si no llego a casa. —Susurró Titus, tambaleándose. —Lo lamento chicos, me voy ~ —Les guiñó un ojo, en coquetería. —Pero volveré, ya lo verán ~ —Bromeó, de lo ebrio que estaba.

 

—Pues ya sabes dónde está la puerta. —Respondió Sinbad. Era uno de los más lucidos allí, junto a Kouha y Mu. A los demás, ya se les notaba un efecto sobre ellos, causado por el alcohol.

 

—Cuida ese trasero tuyo nenaza, no vaya a ser que te confundan con una chica… Otra vez. —Rió un tanto Judar, elevando su copa de vino en dirección a Titus. Se ganó una burla un tanto tosca y nada más.

 

—Nos vemos… —Se despidió de todos, y comenzó a caminar hacia la puerta. Entonces no lo resistió más.

 

— ¡Titus! —Llamó su atención, recogiendo su abrigo. — ¿Nos vamos juntos? Es peligroso que te vayas solo en tu… Condición.

 

Un pequeño carmín se marcó más notoriamente en las mejillas del menor ante la oferta. Y sonrió.

 

— ¡Claro, Mu! —Aceptó.

 

Un par de cejas alzadas, insinuantes corrieron por el grupo una vez esos dos miembros se fueron.

 

—Con que no podíamos intentar nada acá… —Susurró Judar, con la voz un tanto sedosa.

 

—Pero nunca dijeron que no en otro lugar ~ —Jugueteó con su cabello Kouha.

 

—Interesante movimiento. —Aceptó Sinbad sirviéndose más alcohol.

 

—Aunque de todas formas tienen razón, ¿No? —Kassim llamó la atención de la mayoría. —Es tarde. Me tomo esta lata y me voy. —Informó, abriendo una nueva.

 

—Como quieras. —Se encogieron de hombros. No podían hacer nada por detenerles.

 

Y había uno que literalmente no podía hacer nada. Sólo estaba echado en un sillón, sonrojado por el alcohol y quieto. Con suerte se sentía que respiraba. Y pronto captó la atención de los presentes.

 

— ¿Está vivo…? —Preguntó Sinbad.

 

—Ni idea… —Susurraron en respuesta, Kouha y Judar.

 

—Oye, Alibaba. —Lo llamó Kassim, sin respuesta alguna. —Alibaba. —Lo repitió. — ¡Alibaba!

 

— ¿Eh…? —Una leve reacción. Voz suave, y casi inaudible. Con suerte había logrado dirigir su mirada hacia donde había escuchado la voz.

 

Una breve risa se escuchó.

 

—Sí que está mal.

 

—Muy mal.

 

Planeaban algo, Kassim se dio cuenta.

 

—Oye, Alibaba. Vámonos, a mi casa, tomaste más de lo que podías. —Soltó Kassim, un tanto preocupado por el estado de su amigo y el riesgo que corría con… Esas amistades.

 

Pero recibió una negativa.

 

—De seguro está Mariam… No quiero que me vea así… —Susurraba, moviendo lentamente su cabeza de derecha a izquierda y viceversa. —No te preocupes, al rato me iré… En taxi o algo… —Le sonrió. O al menos lo intentó.

 

—Tch. Como digas. —Él preocupándose y así le respondía, no lo entendía.

 

Pronto una burla se escuchó.

 

Kassim fue rechazado, Kassim fue rechazado ~  —Canturreaban entre risas reprimidas Judar y Kouha.

 

Se ganaron una mirada asesina.

 

En un dos por tres la lata de cerveza de Kassim estaba vacía. Se había molestado.

 

—Gracias, estuvo divertida la reunión. —De una manera increíblemente rápida se la echó y abandonó el lugar.  Los tres presentes cuerdos, quedaron un tanto helados.

 

—La cagaron. —Declaró Sinbad, rompiendo el silencio.

 

Se miraron entre los tres, y luego vieron a Alibaba.

 

Judar se mordió el labio.

 

—Maldición. —Se elevó, y buscó su chaqueta, para irse corriendo. Tan sólo dejó un “Hasta pronto” atrás, seguido de muchos pasos corriendo. Iba detrás de Kassim.

 

Kouha rió un tanto al notarlo.

 

—No pierde oportunidades, ¿Eh? —Bromeó.

 

—Tampoco es que tú lo hagas. —Comentó Sinbad, con una media sonrisa. Misma media sonrisa que fue analizada por el menor.

 

—Somos iguales.

 

Entonces también sonrió, bebiendo de la copa de vino que había compartido esa noche con Judar. Se entretuvo, dejando Al rey, jugar sus cartas.

 

Sinbad se acercó de a poco a Alibaba, quien había quedado en el limbo entre estar dormido y despierto. Le agitó un poco del brazo.

 

—Alibaba… Alibaba… —Lo llamó, dulce, gentilmente. Poco a poco el rubio reaccionaba.

 

— ¿Sinbad…? —No podía decirlo con claridad a decir verdad, pero ese cabello púrpura era casi imposible de confundir. — ¿Qué…?

 

—Es muy tarde. —Se le adelantó Sinbad. —Son las cuatro. —Mintió. —Deberías ir a tu casa…

 

De repente, vio a los lados. No estaban más que él, Sinbad y Kouha.

 

— ¿Y Kassim…? —Al parecer ni recordaba haberle dicho que se fuera y ya. Sinbad se entretuvo un tanto en eso.

 

—Ya se fue. —Declaró.

 

—Y ahora qué hago… —No se veía en su rostro pero, estaba que entraba en pánico.

 

Kouha se cansaba ya de ser espectador, pero…

 

— ¿Quieres que te vaya a dejar en mi auto? —Ofreció el mayor, con una sonrisa. Eso captó la atención del peli rosa, e iluminó el rostro de Alibaba.

 

— ¿En serio~? —Preguntó, de repente animado.

 

—Pues claro, ¿Por qué no? —Confirmó.

 

— ¡Gracias, gracias, gracias! Eres mi salvador, Sinbad ~ —Le abrazó, colgándose de su cuello, mientras el mayor tan sólo reía. En esa incómoda posición se elevó, parándose, y consigo a Alibaba.

 

Si Titus se tambaleaba, Alibaba parecía estar en un terremoto. Realmente tenían poca resistencia. Estuvo a punto de caerse, pero Sinbad alcanzó a agarrarle, de la cintura.

 

—Ten cuidado… —Le susurró.

 

—… Ups ~ —Rió un poco bobo.

 

Y Kouha rodó los ojos.

 

—Bien, nos vamos, sujétate de mi brazo. —Y tal cual mandó, se hizo. Recogió una chaqueta suya para que Alibaba se abrigase afuera, y comenzó a caminar hacia la puerta.

 

Bye bye ~ —Se despidió de la mano Kouha.

 

Justo antes de cerrar la puerta, Sinbad le guiñó un ojo al menor, y susurró algo bien modulado, que aunque Alibaba no logró escuchar, Kouha lo entendió a la perfección.

 

Una vez solo en la sala, la sonrisa pícara en sus labios se ensanchó.

 

«Te dejo a cargo de él. »

 

Se levantó de donde yacía sentado y dejando todo tal cual los demás lo habían dejado, caminó a paso calmado, pero a la vez animado, a la habitación de Sinbad.

 

Gracias, Rey ~ —Pensó, un instante antes de abrir la puerta de dicha habitación.

 

Al ver el cuerpo tendido de un Hakuryuu dormido en la cama, su sonrisa se ensanchó,  reanudó su andar en dirección al menor.

 

Hakuryuu ~ —Soltó, en un tono meloso.

 

~ * ~ * ~ * ~

 

—Así que te sigue yendo mal en el amor, ¿Eh? —Sacaba tema de conversa Sinbad en el Auto, más que nada porque no quería que Alibaba se durmiese.

 

—Es que… El amor es tan… Complicado… —Se excusó Alibaba, ocupando la chaqueta que momentos antes Sinbad le había pasado, como peluche. — ¿Sabes? Me alegra que Kouha haya propuesto eso que… Eso que… Eso que dijo, eso.

 

Sinbad rió un tanto al darse cuenta de que ya ni se acordaba cómo se llamaba.

 

«Amigos con derecho. » —Le recordó.

 

— ¡Eso mismo!

 

— ¿Sí? ¿Por qué? —Un paradero en rojo, tuvo tiempo para mirarle.

 

—Porque así, al menos de momento, no tengo que preocuparme en esas bobadas del Amor… Realmente no importan, ¿No? —Ahora es cuando caía en cuenta de que Alibaba era un ebrio llorón.

 

Decidió cambiar el tema apenas se puso en verde, mientras doblaba a la derecha.

 

—Y mañana, ¿Tienes clase?

 

—Oye, estoy seguro de que por acá no es… —Susurró el rubio, observando la ventana.

 

—No te preocupes, es un atajo. —Explicó el mayor, seguro de sí mismo. Así que Alibaba tan sólo se encogió de hombros, y le creyó.

 

—Si tú lo dices. —Se volvió a hundir en el asiento.

 

—Como te decía, ¿Mañana tienes clases? —Preguntó, mientras seguía manejando.

 

—Pff… —Casi se echa a reír allí mismo. —Claro que no, ¿Se te pegó la estupidez de los otros? —Cuestionó.

 

—Hee, ¿Por qué? —Se quejó un tanto Sinbad. No le gustaba ser rebajado.

 

—Porque mañana es Domingo. —Le sonrió. Misma sonrisa casi hizo que chocaran. —Es obvio que no tengo clases.

 

Bueno, el chico tenía su punto, así que sí se sentía algo idiota. Y lo peor, era que estaba alcoholizado. Sí, debió haber pensado mejor la pregunta antes de hacerla.

 

—Comprendo… —Se limitó a responder, sin volver a despegar la vista del camino.

 

Un par de minutos pasaron en silencio, con Alibaba casi cayendo dormido, y con Sinbad concentrado en el camino, hasta que los pilló otro semáforo en rojo. Aprovechó para voltearse levemente a ver el estado de su acompañante. Rió, no dejaría que durmiera.

 

—Oye, Alibaba. —Llamó su atención.

 

— ¿Eh? ¿Ah? ¿Sí? ¿Qué? —Pareció volver a conectarse con el mundo, mientras parpadeaba repetidas veces.

 

— ¿Te gustaría pasar a un lugar antes? —Propuso.

 

—Meh, como quieras. —Se encogió de hombros el joven, acurrucándose con la chaqueta entre sus brazos.

 

—Está bien… Como quiera… —Se relamió los labios, sonriente.

 

Fue cuando se puso en verde que ahora giró a la Izquierda, entrando por un barrio que Alibaba jamás en su vida había visto, pero al que realmente no le puso mucha atención. Sólo seguía en su puesto, inerte, entre el paso de la vida y la muerte. Hablando de dormir, claro.

 

Quince minutos más tarde el auto se estacionaba en un pintoresco lugar. O al menos Alibaba lo veía así. Estaba lindo pintado, y mucha flora le rodeaba.

 

— ¿Llegamos?

 

—Llegamos. —Asintió, apagando el auto, retirando las llaves, y sacándose el cinturón de seguridad.

 

Alibaba le imitó, sólo que un poco más lento a raíz de lo bebido. Una vez afuera, se estiró un poco. El aire libre le hacía bien.

 

Aunque podía leer perfectamente.

 

Se quedó prácticamente mudo al leer lo que decía el lugar. Y se quedó viendo el cartel.

 

«Motel. »

 

—Eres un maldito aprovechado. —Soltó. —Lo sabes, ¿Verdad?

 

Sinbad sonrió un tanto divertido, ofreciendo su brazo para que fuesen a la recepción, a pedir una pieza. Se notó en su rostro, lo disfrutó.

 

—Lo sé.  

Notas finales:

Díganme por favor, ¿Cuántas desilusionadas de que el Lemon HakuJu no se completara? Sí, sí, sé que me odian <3 [??]

 

Pero, aunque fuese, quería los primeros tres capis sin Lemon [?]

 

Ahora, ¿Se vendrá lo bueno, o de nuevo las ilusionaré? Hahaha, hasta la próxima ~


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