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El primero en perder es el que se enamora, ¿No? por Matsumoto Yuki

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Notas del capitulo:

¡Ahora es cuando comienzan las votaciones, nenas! Estén atentas.

El sol se mostraba impecable en el cielo aquel día de semana. El verano hacía su labor, y un calor que podría tornarse hasta sofocante caía en las aceras de la ciudad.

 

Aunque el paso de los días iban haciendo más optimista a la gente, detestando al lunes, pero ya no tanto al martes.

 

Los comerciantes ambulantes llenaban sus bolsillos de monedas, aprovechando la necesidad de la gente de buscar algo fresco. Ya fuesen Aguas minerales, Bebidas, jugos y hasta con helados se armaban para no perder ni una sola oportunidad de ganar.

 

Obviamente, era diferente en el campus de la Universidad más popular en la ciudad. Perfectas salas de clase con un impecable sistema acondicionador poseían. Las baldosas tan sólo servían para mantener frescos los lugares de estudio, aunque claro, en invierno desplegaban las alfombras para darle un mejor ambiente al alumnado.

 

Sin duda, el recinto era el mejor, e inesperadamente, se encontraba plagado de áreas verdes con árboles dispuestos a dar refugio y sombra a los estudiantes, junto a piletas para amenizar la vista.

 

Rodeados por la sombra de hermosos árboles frutales, almorzando, se encontraba un joven grupo de chicos bastante apuestos, y hasta con rasgos andróginos algunos. Llamaban sin lugar a duda, la atención de la mayoría de las personas que concurrían esa sección del campus.

El martes era sin lugar a duda el día que cuatro jóvenes se juntaban a platicar  la hora de almorzar. Dos cabelleras rubias, una más clara que otra, acompañadas de una exótica rosa, y una realmente corriente negra.

 

—Me parece que pronto comenzaremos a trabajar en campo. —Comentaba Alibaba excitado, tratando de que no se le cayera ni una pizca de su preciado almuerzo, que ha decir verdad, era bastante simple.

 

— ¿Es en serio? ¡Qué emoción! —Respondió Titus por su parte, dando un par de palmadas a modo de celebración.

 

—Es bueno que estés emocionado Babotas, —Musitaba Judar con aún comida en la boca. Pausó un tanto porque hasta a él le daba asco si salía algo de su cavidad, así que se ayudó con su refresco para pasar el bocado. —Pero yo que tú no lo estaría tanto. Elegiste una carrera difícil. —Prosiguió con su comida.

 

Kouha al percatarse de la inseguridad plantada en su amigo, tal vez no tan amigo, le dio algo de pena. A ese tipo le costaba tanto seguir su camino, que quiso apoyarlo. Aunque tenía dos salidas, ayudarlo, o burlarse de él. También le atraía la idea de burlarse de Judar pero…

 

—Al menos el sí escogió una carrera. —Salió en su defensa Titus, ganándose una sorpresiva mirada de todos los presentes.

 

— ¿Qué dijiste…?

 

Gracias a Dios tanto Alibaba como Kouha estaban en el camino de Judar para llegar hasta Titus. Intentaron apaciguar las cosas.

 

—Oh, vamos, es cierto que Periodismo es una carrera difícil, Titus. Sólo fue un comentario de Judar, ¿No es así? —Una sonrisa forzada mostró el peli rosa, mientras daba un codeo al último. Este sólo bufó.

 

—No era para reaccionar así, Titus… —Susurró Alibaba, y por sólo un par de instantes, un silencio de plantó en los presentes.

 

Si algo tenía de razón el rubio más claro, era que al menos Alibaba había tenido la determinación de escoger la carrera que quería. Aunque Judar… Collige, era dudosamente tomado como carrera. Era más bien para los indecisos. Unos cinco años, diez semestres de los cursos que quisieses juntar sin tener por qué atarte a absolutamente ninguna carrera.

 

Sin duda, sonaba a Judar.

 

—De todas formas, como decía. —Siguió Judar. Porque su comentario tenía fundamento, oh sí. En esa clase de cosas salía una extraña faceta seria… —Tengo amigos que deben desertar de Periodismo por no tener lo que se necesita. Un amplio vocabulario, carisma y buena imagen. Pero por sobre todo, contactos. En la televisión mandan los contactos. Aunque, tal vez no te sea tan difícil encontrar uno que otro ~ —…Hasta que salía con alguna broma. Todos conocían el tono con el que había dicho lo último, y siempre lograba lo mismo; Sonrojar a la banana.

 

Una leve risa inició Kouha, que luego siguió Titus. Y una vez más, el ambiente alrededor de los cuatro se vio calmo, reanudando la conversación no sólo sobre la carrera de uno, si no de todos. Era algo divertido de hablar allí, después de todo, las cosas que salían en cada clase… Tenían muy variadas, a decir verdad. Kouha en el departamento de Medicina, Titus en el de Turismo, Alibaba en el de periodismo y Judar… Bueno, en todos los que le llamaran la atención.

 

Una anécdota que contaba Kouha sobre una autopsia que ponía los pelos de punta a los que le rodeaban, fue la misma que cierto moreno interrumpió sin mayor remordimiento.

 

—Buenas chicos, ¿Me extrañaron? —Preguntó Sharrkan, el casual quinto joven que a veces estaba y a veces no en esas reuniones de martes, que sin saber se habían hecho costumbre para los otros cuatro.

 

—Oh, Sharrkan, ven, siéntate. —Invitó cordialmente Alibaba, y el moreno obtuvo un espacio entre él y Titus, en ese intento bastante fallido de círculo.

 

—Muchas gracias. —Agradeció el albino, y sacando un emparedado que se notaba, había comprado en la cafetería, se instaló, poniéndose cómodo. —Veamos, veamos. —Mordió su pseudo almuerzo, mientras veía a los jóvenes presentes. El mayor de ellos se tensó, sabiendo qué vendría. — ¿Quién de ustedes aprovechó el mismo día?

 

Judar bajó su mirada  su almuerzo e intentó ignorar al recién llegado. Siempre salía con ese tipo de temas, y ahora mismo no quería dar declaraciones.

 

Por otra parte, la inocencia que emanaban otros era… Algo difícil de perturbar.

 

— ¿De qué? —Preguntó de manera ingenua Alibaba, siendo seguido de Titus.

 

Sharrkan rodó los ojos, y una sonrisa de gata complacida, además de divertida, dio a lugar en los finos labios de Kouha. — ¿Qué más? ¡De hacerlo! Por algo llegamos al acuerdo. —Reclamó Sharrkan, queriendo saber si a habían estrenados.

 

Un carmín feroz atacó los pómulos de Alibaba, mientras el otro rubio simplemente quedó mudo.

 

Por poco más de medio minuto, tan sólo se escuchaba de fondo el aletear y cantar de los pájaros, además del sonido que hacían todos al comer.

 

El moreno se vio en obligación de recurrir a otros métodos, pues nadie quería parecer hablar. Recayó su mirada en el primero que le había hablado; Alibaba. Se puso a examinar su rostro. Ese sonrojo exagerado le daba la respuesta que quería, aunque sólo por gusto se le quedó viendo hasta que se incomodó.

 

—Así que ya te estrenaron… —Susurró, elevando una ceja. Alibaba escupió el líquido ingerido, y a pesar de la vista desagradable, al menos Judar rió a carcajadas. Era tan directo ese tipo.

 

— ¿Q-Qué?  —Iba a replicar, pero la atención del oji verde ya no reposaba en él, si no en quien tenía en frente.

 

Analizó sus facciones, aunque le gritaba la respuesta tan sólo por su postura. —Por esa sonrisa gatuna complacida que tiene ese sujeto, —Comenzó, apuntándole con su emparedado mientras guiñaba un ojo. — Yo diría que logró su objetivo.

 

No obtuvo respuesta. Kouha siguió comienzo dignamente, dejando caer a medias sus párpados. Si algo era seguro con él, era que a pesar de que le gustaran las aventuras y acción, a hora de confesarlos era bastante reacio. Eran sus travesuras, y mantenía sofisticación para no delatarse.

 

La mirada verde detectora de verdades se posó ahora en Titus. Sí, aquel jovencito andrógino que ahora mismo no se había reído de nada y permanecía mudo, como si su lengua se la hubiesen comido los ratones, aunque era realmente él quien comía.

 

Trató por todos los medios de no inmutarse ante el acoso del mayor, pero…

 

—Vaya, vaya, ¿Titus? ¿Por qué no hablas? —Cuestionó Sharrkan. — ¿No eran ustedes los más reacios a este tipo de tratos? —Refiriéndose a quienes se oponían a aceptar el convenio.

 

— ¡Como supiste…! —Habló por fin el rubio, enarcando ambas cejas.

 

El moreno se encogió de hombros. —Me entero de todo.

 

—Pues no precisamente. —Negó Titus, girando con orgullo su rostro, y simplemente, siguiendo con su almuerzo. O al menos tratando. Desde aquel ángulo sólo Judar pudo percibir aquel tinte rosáceo que invadió sus mejillas.

 

— ¿Hee? —Sharrkan se acentuó, aunque no era el único que quería más información. Kouha y Alibaba también se hicieron hacia adelante, esperando alguna respuesta.

 

Con un puchero formado en los labios, Titus buscó decir las palabras más certeras para ya dejar de recibir toda la atención que sus supuestos amigos le daban.

 

—Sólo desperté con Mu al lado…

 

— ¿No es esa prueba suficiente? —Cuestionó esta vez Kouha, uniéndose a la extorsión. Su sonrisa había pasado a ser confiada, coqueta. Insinuando que aquel joven ya había sido estrenado.

 

Aunque aquel reaccionó mal, llegando su rostro a una tonalidad parecida a la de un tomate maduro, cosechado en su mejor temporada. Era de aquellos que ante enojo o vergüenza quedaba completamente rojo. Y por esta vez, la última fue la causante.

 

— ¡Estaba con ropa y no me dolía la cadera! —Replicó.

 

— ¿Cómo sabes que…? —Esta vez fue Alibaba quien habló. Sharrkan se sentía en el fondo muy orgulloso, los otros ya se sumaban y podían percatarse de las falencias del sujeto interrogado para extorsionarlo. Aunque en él, era talento innato.

 

Un silencio nuevamente se prolongó por bastante, mientras Titus bajaba la cabeza, y el rojo se mantenía. No era difícil poder leer entre líneas.

 

Tuvo que ser Sharrkan quien reanudara esta vez la conversación. Su mirada recayó en una carmesí, atrayente, hipnótica. Unos ojos que, si se lo proponían, podían llevarte sin problema alguno hacia la oscuridad, y allí hacer y deshacer con tu completo ser sin mayores dificultades o límites.

 

Lastimosamente, el dueño de aquella lo único que quería hacer en ese momento, era encontrar su jodido bolso para guardar el recipiente donde había llevado comida. No tenía las ganas ni disposición para hacer caer a nadie allí. Al menos por ahora.

 

— ¿Y tú, Judar? —Llamó su atención.

 

—No seas idiota. —Balbuceó. Cuando alcanzó su bolso, mejoró su semblante y observó a los ojos al interrogador. —Me fui con Kassim.

 

— ¿Y qué tiene? —Preguntó divertido. Los demás se limitaron a observar la última interrogación del día.

 

—Sólo lo fui a dejar a casa por Mariam, no seas ridículo. —Le restó importancia al asunto con su recipiente y servicio ya guardado. Dejó de lado el bolso, y se cruzó de brazos. — ¿Yo, con ese mono? —Se echó a reír por lo bajo, imaginándose lo descabellado que por lo menos para él, sería.

 

—Así que aún no te entrenas en el juego, ¿Eh? —Jugueteó con el envoltorio del que había sido su emparedado.

 

—Tampoco tú. —Sonó un poco a la defensiva, haciendo que de inmediato quedas sonrisas tratando de aguantar risas, aparecieran en la mayoría.

 

—Hee… —Musitó Kouha, entrecerrando los ojos, e insinuándose un tanto a Judar. —Me gustaría poder estrenarte. —Se relamió los labios al final, jugueteando con sus hombros.

 

— ¿Y quién sería qué? —Preguntó divertido el pelinegro, mientras una sonrisa ladeada se desplegaba en sus labios.

 

—Es algo que podríamos descubrir acá mismo… —Respondió coqueto el peli rosa. Su rostro actualmente estaba a centímetros del ajeno, causando que sus calmos alientos se mesclaran, y una que otra vez, le diese un par de cosquillas. Aunque no era lo importante en ese mismo momento. —…En el baño~ —Susurró con tal de que sólo pudiesen escuchar los dos.

 

Esta vez fue Judar quien se relamió los labios, acortando aún más aquellos escasos centímetros. —Me agrada la idea… —Contestó, en un tono tan seductor que Kouha tuvo que morderse el labio.

 

—Chicos. —La voz del mayor ahí logró que la burbuja pasional que habían creado se reventara de inmediato. Ambos jóvenes coquetos recién allí se percataron de lo ruborizado que estaban los rubios.

 

Daba algo de risa, los actores no tenían una pizca de vergüenza, pero la audiencia sí.

 

—Compórtense, ¿Sí? —Pidió Sharrkan. —Las nenas son delicadas. —Informó, dando una palmadita en la cabeza de cada uno.

 

Judar volvió a sonreír, esta vez a los demás, y revolvió los cabellos rosados que tenía en frente.

 

—Claro, sólo era una broma, ¿No, Kouha? —Preguntó al contrario. Aunque aquello pareció tomarle desprevenido.

 

— ¿Eh? Ah, sí… —Susurró, como respuesta, volviendo a su lugar y guardando sus cosas. —Una broma. —Repitió más para sí, que para los demás.

 

Dicha revelación calmó a los más inocentes allí, y reanudaron sus charlas casuales. Aunque ya sin almuerzo que devorar.

 

— ¿Saben de los demás? —Preguntó, otra vez, el moreno. Después de todo, era el único que no había asistido a la convocación de reunión… O aquella extraña cosa parecida que había sucedido el fin de semana.

 

—Supongo que estarán en clases, ¿No? —Respondió Alibaba, terminando su zumo de naranja.

 

—Me resulta difícil de creer que estemos todos en el mismo campus pero aún así nos sea tan difícil encontrarnos… —Susurró Titus, por su parte.

 

—No es tan difícil de creer, tanto Mu como Sinbad ya pueden ejercer, así que su vida es algo más complicada que la nuestra. —Comentó Kouha.

 

—Además, está el hecho de que tenemos cerrares distintas, horarios distintos y bueno… —Inició Judar, sin saber cómo seguir la idea. Fue Sharrkan quien la tomó.

 

—Todos esos factores hacen que sea difícil vernos… —Lanzó al aire. —Incluso yo el próximo semestre ya puedo ejercer… Disfruten sus primeros años, niños. —Bromeó, sonriéndoles.

 

—No es que nos llevemos por tanto… —Musitó la mayoría.

 

—De todas formas, tengo la sensación de que no estaremos todos juntos en un largo tiempo…

 

Los demás asintieron, y el viento fue el que se llevó aquel ápice de preocupación en aquellas palabras. 

Notas finales:

Ahora, lo que deben elegir: Como son tantos personajes no me puedo concentrar en todos a las vez, iremos por casos. ¡Eligan! El siguiente capítulo, ¿Qué caso tocará?

*Caso de Ren Kouha.

*Caso de Sharrkan Amun-Ra.

*Caso de Judar.

*Caso de Alibaba Saluja.

*Caso de Ren Hakuryuu.

*Caso de Titus Alexius.

*Caso de Sinbad.

*Caso de Mu Alexius.

*Caso de Kassim.

 

¡Estaré atenta a sus desiciones! 

 

Bye bye ~


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