(POV KRIS)
Ya era la cuarta clase que a la que él no asistía. No entendía en qué me había equivocado.
Cuando tuvimos la discusión en el salón hace cuatro días, juraría que no había razón por la cual enojarse. Si lo había ignorado era para bien de los dos, porque bien sabía que si ponía atención especial en él, sus compañeros de clase sospecharían.
Nunca terminare de entender a las mujeres…
Espera…
Él es un hombre. ¿Nunca entenderé a los hombres? Pero ¿No soy yo un hombre también? Esto es tan confuso.
-¡Profesor Picasso! –llamó una de las estudiantes.
-¿Dígame, discípula?
-Le llama uno de los alumnos… creo que su nombre era… ¿Tiza? ¿Taza? ¿Tazón?
-¡Tao! Sólo tres letras, ¡Ahora, ve al salón a hacer una plana del nombre T-A-O!
-Per-…
-¡Ningún pero! ¡VE, YA! ¡CIEN VECES! –al escucharme gritar más, esta salió corriendo rápidamente al salón.
Pasé una mano por mis rubios cabellos en desesperación. Estas mujeres cada vez estaban más huecas.
Ahora que lo pienso… ¡Tao! ¡Tengo que ir por Tao!
Salí corriendo de mi salón de arte para caminar por los pasillos hasta encontrarlo sentado con su espalda a mi vista, en una banca que se encontraba en un pequeño jardín de decoración.
Me acerqué silenciosamente y al ver como su cuerpo se tensaba, concluí que había notado mi presencia.
El se volteó lentamente, como cuando ves esas películas de terror y el fantasma está detrás del personaje principal y este se voltea con mucha cautela.
-¿K-kris? –dijo cuando por fin nuestros ojos se encontraron, haciéndome acordarme de la primera vez que lo vi en el club. Y esos hermosos contactos azules.
-Alguien me dijo que me llamabas, ¿Necesitas algo? –no pude evitar que mis palabras salieran tan secas. Necesitaba aceptar que me dolía el que se comportara de esa manera conmigo cuando pasé noches en vela esperando su llamada.
Sus ojos se abrieron en sorpresa brevemente para regresar a esa mirada sin interés.
-Y-yo…- respiró y cerró sus ojos. Luego de unos escasos segundos los volvió a abrir parsimoniosamente. –Me he dado cuenta que he cometido un error y creo que es debido que te ofrezca una disculpa.
Ahora el que estaba sorprendido era yo.
-¿Q-qué?
Suspiró de nuevo con pesadez. –Al parecer he malinterpretado tus acciones en el salón la vez pasada. Creo que la razón por la que me ignoraste fue para proteger nuestra… como podría llamarlo… ¿Relación? –hizo un amago de una sonrisa amarga.- Aunque nosotros no tenemos ninguna relación en verdad. Sólo nos encontramos una vez… en un club nocturno. –dijo con cierta decepción en la voz.
-De igual manera. –Continuo- No te llamé antes porque… la verdad… olvidé por completo que tenia tu teléfono. –dijo mientras su rostro se tornaba rosado. –Lo siento…-bajó la cabeza avergonzado mientras jugaba con sus dedos.
Yo no pude aguantar más su adorabilidad y después de dar un vistazo rápido por todos los lados, levanté su rostro y le besé con la necesidad de haber esperado todo ese tiempo.
Cuanto había soñado y anhelado el juntar mis labios con esos pequeños y apetecibles labios después de nuestro encuentro.
-Mi hermoso panda, eres perdonado de todos tus malos aceres y de más. –dije con voz ronca para volver a besarlo.
Él al principió quedó estático pero luego de unos segundos correspondió más que gustoso, como si también hubiera esperado este momento.
Me separé al tener que respirar de esa sustancia que nos hacia vivir. –Tao.- dije sensualmente en su odio haciendo que pegara un pequeño saltito en su lugar. –Eso de que no tenemos una relación va a quedar en el pasado. –mordí su lóbulo. –Mañana. A las 3 de la tarde paso a tu casa. Ponte lo más hermoso que puedas. –dictaminé para darle un guiño antes de irme del lugar y dejar a un Tao más confundido que nada.
***
(POV TAO)
[Al siguiente día | Mansión Huang | 11 AM]
-Joven Tao. –sentí como alguien me removía pero las sabanas de mi cama estaban tan calientitas y suaves que no sentía la voluntad de abrir mis ojos.
-Joven Tao. –La misma suave voz se repitió.
-Mao, diez minutos más… -dije con una voz somnolienta.
-Pero Joven, usted me dijo que si no se despertaba a las once, que le aventara una cubeta de hielos como lo hacía su maestro de artes marciales cuando entrenaban en las montañas. Ya la tengo preparada. –se escuchó entusiasmada ante lo último.
“Cubeta de hielos” fue lo único que tuve que escuchar para gritar un no tan masculino “¡NO!” y levantarme de manera fugaz de la cama.
Vi como mi sirvienta de cómo unos veinte años se sonrojaba. Seguí su mirada y la encontré en mi cuerpo desnudo.
Tanto había sido mi susto de que me mojara con hielos que olvidé por completo que me encontraba despojado de todas mis prendas. Acostumbrado a dormir así con mis amigos.
Inmediatamente tapé mis partes vitales con una almohada y en ese momento mi cerebro hizo “click”
-¡¿DIJISTE LAS ONCE?! –grité desde lo mas profundo de mis pulmones.
-¡¿Por qué no me levantaste antes Mao?! –acusé mientras iba de un lado a otro buscando ropa y otras cosas.
-P-pero joven usted dijo qu-…
-¡No importa lo que yo diga, todo es tu culpa y del calentamiento global que me hace querer dormir más. Ve a preparar mi baño! ¡Joder, ya estoy tarde, tres horas no son suficientes para el maquillaje y mis zapatos y mi ropa y mi peinado y miles de otras cosas! –estaba al punto del colapso y mi sirvienta prefirió huir al baño a preparar la tina.
-Ya esta lista joven. –dijo un poco temerosa pero con una sonrisa en sus labios. Por algo la quería como una herma aunque fuera mi sirvienta. Ella era una de las pocas personas que aguantaba mi divesa (?) personalidad.
-OK, gracias. Por favor llama a mi estilista. Dile que es urgente y que esté aquí cuando termine mi baño.
-¡Si Joven! –exclamó para salir de la habitación.
Después de terminar de darme una ducha de una hora usando muchas esencias en mi cuerpo, salí como solo una toalla enredada en mi cintura.
-Cariño, he llegado lo más rápido posible porque me dijeron que era una emergencia. –dijo mi estilista mientras movía su rosado cabello con mucho estilo.
-Heechul, gracias por venir. Te lo resumiré en una palabra. Kris.
Su expresión cambió y llamó de inmediato a todos sus asistentes. –Esto es una emergencia de código arcoíris. Todos ya saben que hacer. ¡A trabajar! –aplaudió una vez para que el montón de gente apareciera ocupándose de diferentes aspectos de mi persona. –Te dejaré radiante cariño~ -dijo Heechul para comenzar a darle forma a mi cabello. –Como siempre~ -dije en respuesta sonriendo.
Después de unas dos horas, mi cabello, maquillaje y ropa estaban listos. Todo gracias al eficiente trabajo que Kim Heechul, mi estilista y uno de mis amigos.
-Como siempre, haces maravillas con las personas Heechul~ -alagué mientras observaba mi reflejo en el espejo.
-Con tanta belleza a mi disposición no fue una gran tarea. –dijo guiñándome y despidiéndose, diciendo que iba a tener una reunión “Secreta e intima” con su prometido Siwon.
Luego de que Heechul se fuera, di una mirada al reloj digital que se encontraba en mi mesita de noche, a lado de mi cama. 2:50 pm.
Estaba que mordía mis uñas del nerviosismo que me estaba atacando.
Tan enfocado estaba en estar nervioso que di un respingo cuando el timbre de mi casa sonó.
-Joven Tao, un muchacho rubio con el nombre de… Picasso –rió- dijo que le busca.
-Entiendo, gracias por todo Mao, puedes retirarte. Yo lo atenderé. –dije con una sonrisa amable en mi rostro para dirigirme a la puerta.
-Veo que has llegado a tiempo. –dije sonriendo tratando de ocultar mi nerviosismo.
-Y yo veo que has tomado muy enserio lo de “ponte lo más hermoso que puedas” –dijo con una media sonrisa, haciéndome sonrojar.
-C-como sea. Vamos. –dije dejándolo con la palabra en la puerta de mi casa para salir al exterior.
-Te presento a mi segundo amor, Ashley. –explicó señalando a su Lykan Hypersport mientras explicaba que el color rojo era de la pasión porque el era un artista y blah blah blah.
Reí ante su explicación.
-¿P-por qué te ríes?
-Porque me acabo de dar cuenta de que Baek, Min, Kyung y yo no somos los únicos que le ponen nombre a nuestro auto. –dije mientras sostenía mi abdomen de tanto reír.
Él igual se puso a reír conmigo, dándose cuenta de que tan ridículo sonaba el ponerle nombre a un auto que es un objeto inanimado.
Me abrió la puerta del copiloto para que entrara y luego él se dirigió a la suya para comenzar a manejar hasta llegar a un lujoso restaurante francés.
Al igual que antes, se bajó del auto y me abrió la puerta para que le diera la mano. No sé por qué pero no me hizo sentir mal el que me tratara como una mujer.
Le dio sus llaves al valet parking y puso mi mano en su antebrazo para dirigirnos a la entrada del restaurante en donde una muchacha rubia muy bella nos dio la bienvenida.
-bonjour messieurs –dijo mientras se inclinaba levemente con una sonrisa mientras nos señalaba una mesa un tanto apartada del lugar.
Para mi sorpresa, Kris sabía hablar un perfecto francés, cosa que no me esperaba.
-Il est très beau. Félicitations! –dijo la dama dirigiéndose a mi persona, algo que no pude entender.
-Merci –respondió un sonrojado Kris para que luego ella se retirara del lugar y luego dirigió su mirada hacia mi.
-¿Acaso le estabas coqueteando a esa francesa en mis narices? –demandé con una ceja enarcada.
Primero me miró con sorpresa para luego cambiar su semblante por uno juguetón. -¿Estas celoso?
Me atraganté con mi propia saliva. –JÁ. ¿Yo? Pff. Ni que fueras tan bueno. –dije cruzándome de brazos mientras sonrojaba y miraba hacia otro lado con un puchero.
El sólo rió levemente. –Ella dijo que eras apuesto y que me felicitaba. –aclaró para luego buscar algo en su bolsillo.
-¿Por qué te iba a felicitar? –pregunté confundido a su repentina confesión.
-Bueno. Probablemente porque pronto serás mi novio si eso deseas. –dijo para poner en mis manos una caja medianamente grande.
Un mesero se acercó con un pequeño peluche en forma de un adorable panda que me entregó y el piano que estaba detrás de nosotros comenzó a sonar junto con un hombre que cantaba en francés antes de decir “Dedicado para el Joven Huang Zitao”
Todo fue tan rápido que estaba en completo shock.
Kris me miraba inquisitivo. -¿Qué dices, serías mi novio? –preguntó para incitarme a abrir la caja que tenía en mis manos.
Salí de mi ensueño mientras con lágrimas en mis ojos abría la caja que contenía un collar con un pequeño panda en 2D a lado de una pequeña letra “T”
Puse mi mano en mi boca con gran asombro y sin importarme el lugar, dejé las cosas en la mesa y me levanté a abrazarle exclamando varias veces “Sí”
Al pareces no era el único que había escuchado su declaración porque cuando acepté su propuesta, varios aplausos se escucharon por todo el restaurante.
Cuando dirigí mi mirada a mi alrededor, pude ver varias personas, algunas de origen extranjero y otras asiáticas, aplaudir mientras me regalaban sonrisas.
-Me alegro que hayas aceptado~ -dijo un sonriente Kris mientras ponía el collar en mi cuello y me daba un casto beso. – De ahora en adelante eres mío panda~ Porque tú eres el único, aunque yo sea algunas veces un estúpido.
Asentí con felicidad a sus palabras y le di otro abrazo mientras disfrutaba del ambiente que nos rodeaba, haciendo esta noche una noche que nunca olvidaría no importando los problemas que el futuro nos trajera.