Una tarde diferente.
MinHo;
- Voy a suspender matemáticas. Cuando se enteren mis padres, me sacarán de la academia.
Frente al río, en el inmenso paseo lleno de gente y turistas, apoyados en la barandilla de metal del paseo, mirando el rostro de TaeMin, casi cubierto por completo por una bufanda muy fea y su abrigo con la cremallera hasta arriba, su pelo y su corrito negro, la nariz y las mejillas rojas de frío, viendo cómo remueve los dedos tratando de deshacerse de una pelusilla, me dan ganas de pegarle otra vez.
- ¿Por qué? ¿No estudiaste? – Me mira de reojo con sus ojos enormes.
- ¿Tienes tiempo tú de estudiar? ¿De respirar a caso? – Pues no.
Pero sí. Saco tiempo para ambas cosas; estudio en los trayectos o por la noche, y respirar, bueno, siempre que no me miran, intento tomar aire e hinchar los pulmones, practicar esa respiración consciente que dice siempre el profesor con mal aliento de canto, y el de dicción y ritmo, y siempre en la cama, o después o mientras me lavo los dientes, intento hacer esos ejercicios para la lengua. Y cuando estoy en el instituto, en el cambio de clase, leo las partituras, hago los deberes de solfeo, y leo las letras de las canciones, y ensayo en la ducha, mientras desayuno...
Me molesta tanto... que él no pueda verlo...
Me molesta que nadie pueda verlo, pero sobre todo él... Ni siquiera es consciente de que... de todo lo que hago, de todo lo que me esfuerzo para que... para ser sólo igual de bueno que él...
- No puedes dejarlo. – Insisto y me mira.
Me da tanta rabia mirarte...
- ¿Por qué sigues diciendo eso? – Se separa de la barandilla un paso, balanceando su cuerpo delgado, aún muy infantil, aunque es alto.
- Porque es injusto, y lo sabes. – Mira al río; por supuesto que lo sabe.
¿Por qué siento esto contigo? Así que lo sabes: sabes que es injusto porque tú eres más bueno que yo.
- Imagina sólo por un momento que conseguimos debutar sin ti. ¿No te arrepentirías? – Digo.
- ¿Qué te hace pensar que debutaremos algún día? No estamos preparados. Al menos yo no. – Por favor, naciste preparado para esto...
- Ni yo, aún. Pero con... No sé, un par de años...
- ¿Un par de años? ¿Un par de años así? ¿Dos años más así?
- ¿¡Qué!? ¿¡Estás rindiéndote!? - ¡Deja de girarme la cara! Le empujo obligándole a mirarme - ¿¡Crees que eres el único que está cansado con esta rutina o algo así!? ¿¡Que los demás no tenemos cosas que hacer o qué!? ¡T-tienes...! ¡TIENES MÁS TALENTO QUE YO EN TODO ESTO Y VAS A DEJARLO! ¡N-NO SABES...! ¡NO SABES LO HUMILLANTE QUE ES QUE TÚ, TÚ DIGAS QUE NO VALES! ¡PORQUE SI TU NO VALES...ENTONCES YO...! – Entonces yo...
Yo...
TaeMin vuelve hacia la barandilla ante mí, ignorándome una vez más, apoyando todo su cuerpo contra la barandilla, abrazándose la cabeza, fuerte contra los brazos, y se queda así, cómo una estatua.
- ¿Estás llorando?
¿¡Por qué está llorando!? ¿¡Es por mi culpa a caso!?
Él sigue así, sin decir nada.
Mierda, creo que sí está llorando.
No es justo; que él llore no es justo.
- ...Yo tampoco tengo tiempo de nada y me estoy esforzando.
- ...MinHo...yo también estoy esforzándome mucho. - ¿De verdad él...?
Lo poco que veo de su rostro, sus labios, su nariz, sus ojos, escondidos entre sus brazos doblados, lo poco que veo de todo eso está sonrojado y húmedo.
- ¡Yo también me estoy esforzando...Pero ya no puedo más! – Chilla con la voz rota, y le veo por fin claramente, cuando alza la cabeza un segundo para limpiarse los mocos de una pasada con el antebrazo. – Lo siento, lo siento si eso te molesta, pero de verdad no puedo más... Prometí a mis padres que no suspendería ningún examen y no he podido cumplirlo; no puedo hacerlo, soy idiota; soy idiota y ya está; y no puedo, y no... No puedo seguir... Se acabó...
Yo también prometí eso... Pero papá y mamá no me sacarían de la academia por ello... B-bueno, no lo sé, pero no creo que lo hicieran... Porque saben que recuperaré mis notas, que las voy a mantener, vaya... Pero supongo que TaeMin no puede. No sé, no recuerdo que su curso fuese tan difícil, el mío lo es mucho más pero...
Yo... Yo de verdad no esperaba verle llorar jamás...
¿Qué debo hacer?
TaeMin;
Se acabó. Sólo se acabó.
Me duele la frente de rabia y de frío, me siento tan ridículo llorando... Hasta que escucho cómo se acerca a mí y me toca la espalda.
- ... ¿No hay forma de que no lo dejes...?
Es tan absurdo pensarlo, pero lo cierto es que me encantaría que me abrazase. No sólo porque tengo un frío increíble, sino porque... no sé... No sé, sólo quiero que lo haga.
- Puedes volver a intentarlo más adelante. – Me anima MinHo. Ahora mueve la mano de mi espalda hacia los hombros y se acerca más. Intenta que le mire a sus ojos de rana, pero me vería llorando y además riendo, porque es inevitable reírse de esa cara. – Lo único malo es que ya no debutaremos juntos.
- Jaja...
- ¿Quieres un abrazo? - ¿Qué? Sólo de oírlo se me pasan las ganas.
- ¿Por qué iba a querer un abrazo? ¿Crees que soy una nenaza?
- Hombre, a juzgar por tu llorera... – ¿¡Qué!?
Esto sí que no lo puedo permitir; le incorporo de golpe y le planto cara a este... este... ¡Maldito sea! ¡Me saca una cabeza! ¡Y encima se ríe!
- ¿¡De qué ríes, pijo!?
- Jaja Tus mocos se van a convertir en estalactitas. – Le empujo haciéndole reír. – Pensaba que tú no llorabas nunca Jaja
- Sólo cuando hace frío.
- ¿Y ahora?
- ¿¡A caso hace calor!?
- Jaja – Vuelve para empujarme contra la barandilla.
Sé que es imposible ganarle, tiene más fuerza y es mayor que yo; en seguida me tiene contra el metal y cogido por las muñecas.
- No te preocupes, no se lo diré a nadie.
- ¿El qué?
- Qué has llorado.
- Me da igual a quién se lo digas. No voy a volver a ver a nadie que conozcamos los dos.
Estábamos casi haciendo broma ya, y de repente siento la tristeza otra vez. Sé que él también la siente al ver cómo su expresión risueña cambia. Suelta mis muñecas, y agacha la cabeza.
Si me voy de SM... No sé sí volveremos a vernos.
- ¿De verdad lo dejas, no? No hay ninguna forma... – No. En cuanto llegue a casa esta noche...Se acabó todo... – Entonces... Vamos a pasarlo bien hoy. Como despedida.
- ¿No...no podremos vernos ningún día...? - ¿Ni con JongIn, ni KiBum...? No sé... Sé que es difícil pero... Esperaba que él lo propusiera.
- Ya sabes que apenas hay tiempo. – Dice MinHo con un suspiro, y sé que es cierto, vaya si lo sé. – Vamos a pasar la tarde juntos hoy, una tarde diferente. Lo merecemos, ¿no? Al menos por un día.