Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pink Cocktail por LovingTales

[Reviews - 234]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola hola mis adoradas (es apedreada )

PERDÓN :(

Esta vez me aparezco en forma bastante humilde y disculpándome por la tardanza. Realmente no fue falta de tiempo sino de inspiración... sé que muchas de ustedes me comprenderán :(

Nuevamente y como siempre suelo hacer agradezco a todas las lindas personitas que se toman la molestia de comentar esta historia. Y bueno me dejo de tanto blablabla y a leer! 

Espero lo disfruten mis lindas :D 

Les deseo una hermosa semana y mucho éxito en todo!

 

 

 En el capítulo anterior...

 

La puerta del baño crujió y entonces se abrió con dificultad entrando Crocodile de forma despreocupada mientras observaba su móvil. Se voltearon a ver y ambos casi sufren un ataque.

El magnate entonces levantó la vista y sus ojos se abrieron producto de la sorpresa. Aunque no estaban cerca el uno del otro la tensión en el ambiente se hizo demasiado evidente como para disimularla.

Totalmente incómodo por la situación Law dio la espalda a Doffy y caminó hasta la puerta, no sin antes dirigir una mirada de recelo a Crocodile quien le respondió de forma desafiante.

Ambos hombres quedaron solos en el baño, observándose fijamente y sin decir palabra alguna. El rubio ni siquiera tuvo la intención de bajar la mirada, más bien se plantó de forma totalmente desconcertada ante la presencia de su esposo. Cuando estuvo a punto de hablar para romper la tensión presente, el pelinegro le dio la espalda y salió del cuarto de baño quedando esta vez completamente solo y lleno de incertidumbres. 

 

 

-----------------------------------------------------------------

 

Capítulo 23

 

El fulgor de aquella velada estaba lejos de desaparecer. Aún a esas horas los invitados iban y venían por aquel elegante y lujoso vestíbulo, agotando ya cada vez más las copas de vino. Las mesas antes abundantes de comida ahora solo contenían alguna que otra fruta o tartaleta a medio comer.

Muchos estaban comenzando a bajar a la pista de baile, por lo que la sala principal se vislumbraba un tanto más vacía.  

-¡Zoro! Luces genial hombre ¿Acaso te ha dado un ataque de calor?- le preguntó el pecoso al observar el detalle de su torso desnudo-

-Digamos que tuve un pequeño inconveniente con mi camisa- respondió intentando sonar convincente-

-Ya veo… ¿te quedarás a la fiesta verdad?-

-Sí… eso creo…-

-En ese caso recuerda que en el segundo nivel está la sala donde podemos guardar nuestra ropa… Perona junto con Nami se encuentran ahí en estos momentos-

-Muy bien, creo que subiré a cambiarme-

-¡Nos vemos abajo!-

 El peliverde se volteó intentando distinguir a Luffy de entre todo ese gentío. Sin embargo al no encontrarlo optó por subir pues de todas formas era probable que se encontrara devorando los últimos restos de comida en alguna mesa.

Al llegar a la sala que Ace le indicó fue recibido por ambas chicas, quienes no le despegaron los ojos de encima en ningún instante.

-¡Ehhh Zoro! Luces muy sensual- dijo Nami, en un tono que para él fue atrevido-

Un tanto avergonzado les dio la espalda y caminó hasta el baño. Por suerte Robin le había prestado una camiseta y unos jeans bastante más cómodos que aquella ropa con la cual vestía en esos momentos.

-Rayos… debiste bloquear la puerta- bromeó Perona intentado aguantar una carcajada- No lo dejaría salir-

Nami se sonrojó y dirigió una mirada de complicidad a su amiga.

 

Por su parte y luego de aquella situación tan tensa, Trafalgar Law se encontraba fumando un cigarrillo en la terraza, a la espera de  Kid. Aunque le hubiera gustado negarlo, en esos momentos debía admitir que la cercanía con Doffy siempre le ponía mal. Tan solo bastaba una mirada del rubio para que todos aquellos sentimientos que creía haber olvidado, salieran a torturarle nuevamente.

Suspiró y entonces recordó el rostro de Crocodile. ¿Se habría enterado ya de su relación con Doffy? ¿O acaso permanecía engañado creyendo en la fidelidad de su esposo?

-Tsk…- maldijo mentalmente a la vez que aplastaba con rabia el cigarrillo, el cual crujió bajo sus finos zapatos- Ese idiota…-

Sacó su móvil, era ya pasado de las 1 de la madrugada cuando decidió bajar a la fiesta. Observó a su alrededor y comenzó a avanzar en dirección a la entrada del salón, justo en ese momento Sanji caminaba a prisa hacia la terraza. Iba cabizbajo por lo que no se percató del moreno hasta que sintió que chocaba contra alguien.

- Law…- exclamó al verle-

- ¿Sanji? ¿Qué ocurre? Te ves mal…- preguntó un tanto extrañado, pues el rubio lucía sumamente nervioso-

-Nada- fingió una sonrisa- Nada… tan sólo salí a fumarme un cigarrillo-

 

Law le observó atentamente por unos segundos. Aunque la mayor parte del tiempo apenas cruzaba palabras con su colega, le conocía de sobra como para saber que algo en él andaba mal. Sin embargo a pesar de su curiosidad no quiso entrar en detalles, quizás tan solo era el efecto de una droga.

-Bien, nos vemos en la fiesta- exclamó a la vez que se alejaba-

-Nos vemos- respondió cortante-

Un tanto nervioso por regresar al gran salón y encontrarse nuevamente con Doffy, optó por bajar a la fiesta, no sin antes enviarle un mensaje a Kid para decirle que se encontraría en el subterráneo. No obstante recordó que debía cambiarse de ropa por lo que presuroso regresó y subió a la sala donde ambas chicas hacían las veces de guardianas hasta que todos los supermodelos se hubieran cambiado.

-Hola chicas ¿dónde están mis cosas?-

Ambas se voltearon al escuchar la voz del moreno.

-Ah eres tú, ten ¿ese es no?- preguntó a la vez que le lanzaba uno de los muchos bultos que las rodeaban-

Law se precipitó al baño. Tan solo era cuestión de quitarse la chaqueta y usar una fresca y cómoda remera negra y unos ajustados jeans.

-¿Hasta qué hora debemos estar aquí? Ya quiero bajar a la fiesta- lloriqueó Perona mientras se extendía sobre un sofá-

-Supongo que hasta que todos hayan venido a cambiarse. Pero sabes qué, pueden irse a la mierda. Bajemos, pediré que suba un guardia a custodiar la puerta-

 

Ambas chicas ahora lucían ajustados y brillantes vestidos de noche, claramente más cómodos que los anteriores.

-Law nosotras nos vamos. Deja la puerta cerrada cuando salgas- le indicó Nami-

-Está bien- se oyó su voz-

 

Luego de que terminara de vestirse regresó a la sala donde pudo distinguir a Kid a lo lejos, al parecer acababa de llegar. Se encontraba observando a su alrededor hasta que lo reconoció y se apresuró hasta él. Law tragó saliva, por razones obvias debía omitir el incidente de hace un rato así que disimulando que nada había ocurrido le sonrió.

-¿Qué tal te fue? ¿Pudiste resolver el problema?-

-Sí, ya todo está en orden… ¿Estás bien? luces pálido- preguntó el pelirrojo acercando su rostro al de él-

-Sí, por supuesto, te estaba esperando. ¿Bajamos?-

-Claro- le miró un tanto extrañado-

Esta vez Eustass Kid lucía una ajustada camiseta que dejaba al descubierto sus anchos y bien trabajados brazos. Law le observó atentamente mientras ambos descendían por la escalera que conducía al subterráneo. Si había algo que lo desesperaba era ese pálido y ancho cuello, el cual ya estaba comenzando a desear.

La sala donde la fiesta estaba llevándose a cabo se encontraba atestada. Aunque era un inmenso lugar, apenas se podía andar sin golpear a alguien. En un extremo y sobre una plataforma, un grupo de Djs se esforzaban en animar a la concurrencia, la cual parecía cada vez más frenética ante la acelerada música y los fugaces juegos de luces que iluminaban la pista de baile. En el otro extremo se encontraba una larguísima barra rodeaba por mesas y sofás, un ambiente bastante sofisticado por cierto pero no era nada de extrañar en aquel casino.

 

-Pienso que este lugar está muy abarrotado ¿Por qué no vamos a un sitio más reservado?- susurró Kid, pegándose a su cuerpo-

Law sonrió. ¿Qué mejor forma de olvidar ese amargo incidente en el baño a manos de su pelirrojo?

-Me parece bien- respondió al tiempo que se abalanzaba sobre sus labios-

 

Siendo honesto consigo mismo, Sanji sabía que lo que sentía no era normal en él. Por desconocidas razones tenía los nervios a flor de piel, sobresaltándose cada vez que  le parecía ver al estúpido marimo entre los invitados. No obstante lo peor de todo resultaba en el hecho de que, por primera vez en su vida, sentía deseos de huir de un lugar como aquel. Necesitaba escapar del bullicio, era como si las palabras de la gente, sus halagos y piropos no valieran nada. ¿Por qué mierda no se sentía orgulloso? ¿Por qué, a pesar de ser el mejor vestido de la noche, no se encontraba feliz?

El humo del tabaco descendió lentamente por su garganta, impregnando su interior con aquel fuerte aroma mentolado. Exhaló y entonces tomó una decisión, una que por cierto nunca antes hubiera tomado. Necesitaba estar solo. Sí, era el peor momento para sentirse mal, pues no todas las noches podías estar rodeado del resplandor de tantas celebridades juntas, sin embargo en esos momentos le importaba una mierda.

-Creo que necesito un descanso… todo esto debe ser producto del estrés. No me vendrían mal unas vacaciones- se dijo a sí mismo, sentándose en la escalera que estaba unos pocos metros delante de él-

La noche estaba tranquila y una cálida brisa mecía los árboles del parque. Aunque adoraba su Wine Concasse Tuxedo comenzaba a sentirse un tanto incómodo y acalorado. Se apresuró a quitarse la chaqueta, haciéndola a un lado y acomodándose el cuello de la camisa.

Apenas sus dedos estrecharon la tela una nueva sensación se apoderó de él. Recordó lo sucedido momentos antes, en el baño, y entonces el aroma del peliverde se impregnó en su nariz. Tiró el cigarrillo, aún a medias, y lo aplastó para posteriormente precipitarse a la salida. No aguantaba, no podía seguir fingiendo ni un minuto más frente a todas aquellas personas, por lo que presuroso avanzó hasta llegar al salón. Para su mala fortuna justo en esos instantes Zoro se encontraba a metros de él.

 

Completamente paralizado se detuvo, retrocediendo unos cuantos pasos al verlo. No obstante el peliverde advirtió su presencia y dejando de lado la conversación en la cual se encontraba se dirigió hasta él.

Quizás de haber sabido cómo lucía su rostro en esos instantes, habría rogado porque lo tragara la tierra.

 

-¿Cejillas estás bien? Luces realmente mal- Exclamó Zoro cuando se encontraron frente a frente-

La voz no parecía querer salir de su garganta por lo que se limitó a asentir.

-¿Te sientes bien? Tienes un semblante horrible-

-Ca… cállate, no es nada. Creo que un cocktail me ha caído pesado en el estómago. Eso es todo- respondió cuando al fin logró hilar las palabras-

-Ya veo… ¿Quieres que te lleve a casa?-

Los latidos de su corazón se aceleraron. Maldito ¿Quién se creía que era para decirle aquello? ¿Acaso le estaba diciendo que se fuera? Esa amabilidad le estaba desesperando.

-¿Acaso me estás dando una orden?-

Zoro arqueó una ceja. ¿Comenzaría ya con su característico escándalo?

-No, solo te ofrecía. ¿Vas a quedarte a la fiesta?-

Nuevamente aquel idiota preguntándole esa clase de cosas. Un tanto irritado se apresuró en responder:

-No, realmente no me siento b….-

 

En ese momento la voz de Luffy lo interrumpió.

 

-¡oi Zoro! Bajemos de una vez… la fiesta ya ha comenzado- sonrió alegremente- Hola cejillas ¿probaste la carne?-

Como siempre el estúpido crío de Redhawk irrumpiendo en conversaciones ajenas. No tardó en sentirse fastidiado y olvidando un tanto el nerviosismo que le invadía segundos atrás se limitó a decir:

-Bien, adiós-

-¿Entonces te vas?- insistió Zoro-

-Sí… ha surgido una fiesta en casa de unas modelos, así que nos vemos- les dirigió una última mirada y se alejó rápidamente en dirección a la salida de aquel exuberante lugar-

Zoro le observó hasta que se perdió tras la puerta.

-Me pregunto qué demonios le ocurre a ese tipo- pensó un tanto preocupado, a la vez que seguía a Luffy, quien parecía impaciente ante el estruendo de la música aproximándose cada vez más a ellos-

 

Apenas ingresaron a la sala, ambos se sorprendieron al ver la cantidad de gente ahí reunida. Observaron a su alrededor intentando distinguir algún rostro familiar, fue en ese momento cuando Cavendish les hizo una seña para que se acercaran a su mesa.

 

-Mira ¡allá está Cabetsu! Vamos- indicó Luffy con una enorme sonrisa-

Ese pequeño trayecto hasta donde se encontraba aquel grupo fue bastante dificultoso. Zoro intentaba avanzar esquivando los pasos desenfrenados de la gente, sin embargo en más de una ocasión se vio a punto de ser golpeado.

-Hola chicos ¿Cómo están?- preguntó el rubio sonriente, al parecer ya se encontraba un tanto pasado de tragos-

-Hola chicos- respondió Luffy-

La mesa, con forma circular, se encontraba rodeada por algunos de los supermodelos, amigos y conocidos de otras agencias. Junto a Cavendish se encontraba Pudding, aquella chica interesada en Sanji quien al notar que el rubio no venía junto a los recién llegados se sintió un tanto decepcionada; también estaba Ace y Marco, quienes bebían animadamente así como también Bassil Hawkins en compañía de Jewerly Bonney, la cual apenas vio al peliverde acercarse sonrió de lado a lado; finalmente y un tanto apretados entre tantas personas se encontraban Bartolomeo y el asistente del pecoso Usopp. Todos parecieron animarse cuando ambos chicos se integraron al grupo.

 

-Este año el evento ha sido como nunca, realmente no me imaginé que habrían tantos invitados- señaló Ace-

-Eso es porque las ganancias también fueron mayores- explicó Hawkins- No puedes imaginarte la cantidad de berries que entraron a la agencia en la campaña de verano-

-Tienes razón en eso… aun así cuando se trata de festejar, Doffy no escatima en gastos-

-Jajajajaja es cierto… creo que deberíamos hacerle un pastel para su cumpleaños- añadió Cavendish ganándose las miradas socarronas de quienes le rodeaban- Yo voy por un vodka ¿alguien se anima?-

 

Mientras unos cuantos se dirigieron a la barra, Luffy en compañía de Ace y Bonney salieron a la pista de baile.

 

-¿Qué tal va el trabajo Zoro? ¿Han tenido alguna dificultad en el orfanato?- preguntó Marco sonriendo al ver como su novio bailaba animadamente en compañía de ambos chicos-

-Todo bien, realmente ha marchado con calma-

-Eso me alivia, después de todo Sanji es un cliente difícil de llevar… a todo esto ¿dónde está? Debía hablar un tema urgente con él pero cuando me acerqué no me tomó en cuenta-

No se extrañó  para nada al oír eso.

-Al parecer se marchó…-

-Es una lástima, realmente es necesario que hable con él… si lo ves este fin de semana por favor dile que revise su correo con urgencia-

-Muy bien- respondió Zoro, aunque en su interior deseaba no encontrarse con el rubio lo cierto era que estaba condenado. Al día siguiente el servicio comunitario comenzaba a eso de las 6 de la tarde-

 

La fiesta transcurría alegre entre risas, baile y muchos grupos de conversación. Mientras la mayor parte de los supermodelos ya se encontraba bailando al ritmo de los descontrolados bajos electrónicos, en el otro extremo de la sala Nami se hallaba bebiendo animadamente en compañía de Caesar Clown y su esposa, además de Doffy. Aunque la celebración había comenzado no hace mucho, la mesa se encontraba repleta de vasos, botellas y cocktails a medio beber.

 

-Ehhhh que deseos de bailar tengo, pero esos zapatos realmente me mataron- lloriqueó la pelinaranja al ver como Perona bailaba animadamente en compañía de un guapo modelo de la agencia Marine-

-Eso te pasa por comprar zapatos de la competencia- le sacó en cara el maquillador, sin poder dejar de reír-

-¿Acaso querías que calzara alpargatas?- bromeó- Supongo que me resigno…-

-¿Qué opinan de Zoro? Pienso que se lució esta noche… y en parte gracias a mi trabajo- sonrió orgulloso-

-Así es… lo más probable es que de mucho que hablar mañana en la prensa- señaló el rubio al tiempo que bebía un vaso de whiskey-

-Gracias al cielo nos llegó la ayuda de Redhawk, de no ser por Luffy quizás todo habría resultado de la peor forma posible ¡Por eso debemos celebrar nuestro éxito!- sonrió alegre-

-Tienes razón, creo que ha sido la mejor campaña de verano que hemos realizado hasta ahora… muchas gracias por el trabajo, de no ser por ustedes las cosas no habrían marchado tan bien-

-Doffy tú eres quien encamina todo al éxito ¡Propongo un brindis! Y una nueva ronda de vodka….- terminó gritando Caesar, ganándose las divertidas miradas de quienes les rodeaban-

-Jajajaja detente… pero sí… ¡Brindemos por el cierre de la campaña y por Doffy, el mejor jefe que podríamos haber deseado!- (N/A: dónde están esos jefecitos?  Yo quiero uno así por favor xD!)

-¡Salud!- dijeron al unísono y a los pocos segundos llenaron sus vasos nuevamente-

 

A pesar del ambiente frenético que lo rodeaba, no lograba entonar del todo con la atmosfera. A decir verdad se sentía bastante inquieto y tan solo pensaba en seguir bebiendo e intentar relajarse de una buena vez. Ya vería como se daban las cosas, después de todo en esos momentos realmente no había mucho que solucionar. Suspiró y decidió ir por otro trago a pesar de que ya hacía bastante rato el alcohol había surtido efecto en su cuerpo.  

-Me disculpan un segundo, iré por algo más que beber-

-Muy bien Doffy, ¡no te pierdas!- bromeó Nami, al ver como el rubio se alejaba tambaleándose un tanto producto del alcohol –

 

Quizás haberse levantado en ese preciso momento fue la peor idea que pudo haber tenido en toda la noche. Avanzar entre el gentío fue tortuoso, aun a pesar de lo alto que era no se libró de los golpes, por lo que sintiéndose aliviado al llegar a la barra, se sentó a tomar aire por unos segundos.

-Creo que tomaré otro camino para regresar… o probablemente termine con el whiskey en mi camisa- pensó a la vez que distinguía el rostro de Boa sonriéndole mientras bailaba animadamente junto a su esposo- Tsk… será mejor que me largue antes de que esos idiotas lleguen a fastidiarme… -

 

El sabor del whiskey parecía haberle animado bastante pues había comenzado a sonreír. Avanzó en dirección a la mesa donde se encontraba Nami y los demás, caminando con dificultad, y aún  más complicado entre la cantidad de gente reunida y su estado, y a pesar de que finalmente había cogido otro camino, de pronto se detuvo en seco al distinguir, apenas a unos cuantos metros,  a aquel maldito crío pelirrojo besando con desesperación a Law, aprisionándolo contra el muro. Sintió su sangre hervir, ¿Qué mierda se creía poniéndole las manos encima a su moreno?

 

Momentos antes Nami se había unido a la pista y junto a Perona bailaban animadamente mientras avanzaban a la barra en busca de algo para beber.

-Hey Nami… mira ahí ¿ese no es Law?- le susurró enfocando su mirada en el moreno, quien yacía besándose ardientemente y a vista de todo el mundo-

La pelinaranja dio un respingo.

-Por dios que sí lo es… así que después de todo no estaba tan equivocada respecto a Eustass Kid-

-No puedo negar que lucen bien juntos…- admitió sin despegarle los ojos de encima-

-¡MIERDA! Esto es grave… ahí  viene Doffy- exclamó sobresaltada al ver como el rubio avanzaba amenazante hacia la pareja-

-¡¿Qué?! ¡No! Debes detenerlo, lo va a golpear-

-Demonios-

Presurosa se abalanzó sobre la gente, haciéndola a un lado para llegar rápidamente hasta donde se encontraba Doffy. Al parecer fue  justo a tiempo pues el rubio ya estaba por lanzarse al ataque, aunque ellos no se habían dado por enterados de absolutamente nada.

-Detente… no puedes. Vamos… vamos a bailar- intentó calmarle tomándole de la mano a la vez que lo arrastraba a la pista. Debía alejarlo de ahí inmediatamente-

-Law… déjame ir, voy a matar a ese desgraciado- gruñó completamente fuera de sí y manteniéndose en pie a duras penas -

-No, por favor no montes un escándalo… hay muchas personas que te conocen, lo mejor será regresar-

-No te metas en esto… no puedo dejar que… que le ponga sus manos encima- apretó los puños y se zafó con brusquedad, dándose la vuelta en dirección a Kid- Law no puede marcharse, no puede irse….-

Un tanto confundida respecto a lo que acaba de escuchar se limitó a omitir aquello.

-Mierda no… espera Doffy- pensó Nami un tanto desesperada. Lo que menos necesitaban en esos momentos era una riña-

Para su fortuna justo en esos momentos Ace intentaba acercarse a la barra, por lo que apenas le vio le hizo una seña, indicándole lo que se avecinaba.

 

Como siempre el pecoso reaccionó a tiempo, y se precipitó en dirección al rubio, cruzándose en su camino y deteniéndole en el acto.

 

-Ehh hola Doffy... creo que lo mejor será que regresemos- exclamó un tanto nervioso a la vez que lo tomaba de la muñeca y arrastraba con fuerza a la pista-

-¿Qué crees que haces?- preguntó fastidiado-

-¿Puedes ayudarme a cargarlo?-  preguntó Nami con preocupación-

-Sí, vamos-

-Suéltenme… Law…- murmuró a duras penas- Él no puede marcharse, díganle que no se vaya por favor-

-Vaya… ¿En qué momento se embriagó tanto?-  preguntó Ace un tanto sorprendido, pues nunca había visto a su jefe en ese estado-

-Supongo que hace apenas unos minutos… que mala suerte ha tenido al encontrarlos de frente-

El pecoso se limitó a asentir, después de todo el romance del rubio con Law era algo bien sabido, pero en su opinión lo mejor era no entrometerse.

A duras penas lograron arrastrarlo de regreso al sofá, donde cayó desplomado. Caesar y Monet no dejaron de sorprenderse al verlo ahí.

-¿Qué mierda ocurrió?-

-Malas noticias Caesar… tuvo un encuentro cercano con… - terminó la frase imitando con sus manos la barba y patillas del moreno-

-Ya veo… Doffy no… no puedes caer ahora, aún queda mucha fiesta por disfrutar-

-¡Cállate! ¿Cómo le dices eso? No lo animes más por todos los cielos. Ahora le haría bien descansar-

-Nami ¿Qué sucedió? Me perdí entre la gente, lo siento- interrumpió Perona-

-Tranquila, Ace me ayudó a detenerlo justo a tiempo-

-Cielos… que lío-

-Pienso que lo mejor es que alguien se quede vigilándole… Chicos ustedes regresen a la pista, me quedaré un rato con él- indicó a la vez que tomaba el móvil de su cartera-

-¿Estás segura?-

-Sí, supongo que la fiesta se acabó para nosotros. No podemos dejar que él salga en este estado-

-Nami si quieres yo puedo quedarme aquí un rato. No es justo que te pierdas la fiesta tú sola, todos somos un equipo de trabajo- (N/A: Ace te ganaste el cielo con esto xD!)-

No pudo evitar sonreír.

-Y deja el móvil, yo los llevaré a casa cuando quieran regresar-

-Está bien… supongo que tienes razón. Muchas gracias Ace-

-Por nada… ahora vayan a divertirse un rato y yo me quedaré a cuidarle- exclamó a la vez que dirigía una mirada de soslayo al rubio, quien se había dormido extendido en el sofá-

Aprovechando la amabilidad del pecoso no dudó en regresar a la pista de baile, y qué sorpresa se llevó al observar a Cavendish con su torso completamente desnudo, bailando sobre uno de los muchos cubos dispuestos en medio de la sala.

-¡Estamos todos aquí! ¡Sí! Bartolomeo, no dejes de sacarme fotografías…- reía escandalosamente sin dejar de bailar-

-¡No lo haré!- le respondió siguiéndole la corriente pues hacía ya más de tres horas que le venía diciendo que la cámara estaba con las baterías agotadas-

-¡Nami! Ven, ¡sube aquí conmigo!- le gritó al verla- Tu cabello es tan lindo que me da sed… Bartolomeo tráeme un vodka naranja-

-Sí, como digas-

No pudo evitar reír ante aquella escena.

-Hey Nami ¿bailarías conmigo?-

Se volteó y observó a Luffy sonriéndole.

-Muy bien- aceptó y siguió al pelinegro quien la jaló con fuerza de la muñeca, atrayéndola contra sí provocando un ligero sonrojo en sus blancas mejillas-

 

 

 

El sol despuntaba en lo alto, era ya mediodía y  un tanto inquieto comenzó a moverse en la cama. Lentamente abrió los ojos, el dolor de cabeza no se hizo esperar. Ladeó la vista, confundido, intentando descifrar donde demonios se encontraba en esos momentos. Miró a su alrededor, la habitación era amplia, iluminada por débiles rayos de sol los cuales se filtraban desde afuera a través de una pesada cortina. Intentó ponerse de pie y entonces sus manos se hicieron con algo suave y esponjoso.

-Que rayos…- murmuró al darse cuenta que se trataba de un peluche- Esta alcoba…-

Apenas parecía comprender la situación. Completamente rodeado por animales de felpa, paredes de color naranja plagadas de fotografías y un enorme armario.  Se encontró a sí mismo sin saber qué mierda había ocurrido y dónde rayos había pasado la noche.  

             

-Me pregunto qué rayos pasó anoche-

 

En ese momento la puerta de la habitación se abrió, entrando Nami con una bandeja repleta de fruta y un enorme vaso de agua.

 

-Buenos días Doffy ¿Cómo dormiste?- preguntó al tiempo que se acercaba a la cama-

-Nami… así que esta es tu habitación-

Asintió.

-Antes que nada… ¿Qué mierda ocurrió anoche?- inquirió un tanto preocupado-

-Pues… ¿no recuerdas nada?-

 

El rubio intentó hacer memoria de lo acontecido durante la fiesta.

 

-Lo último que recuerdo fue haber bajado a la fiesta, luego fui a la barra y de camino… oh demonios- exclamó- Law…-

-Ya veo… bueno, al parecer y según nos repetiste durante todo el camino viste a Law besando a Eustass Kid-

Suspiró un tanto agotado.

 

-Sí, así fue… ¿Qué mierda pasó?-

 

La pelinaranja pareció dudar por unos momentos antes de responder.

 

-Esto… bueno te embriagaste, intentaste ir a golpear a ese pelirrojo y luego lloraste durante todo el trayecto por Law y Crocodile-

-¿Y Crocodile? ¿Lo viste? ¿Estuvo en la fiesta?-

-Al parecer ni siquiera bajó. Según pude investigar se retiró del cocktail a eso de las 23:00 y salió en dirección al casino-

-Ya veo… mierda… soy un idiota-

-Tranquilo, no digas eso… todo estará bien- intentó animarle-

-No lo sé… de todas formas me siento agotado. No quiero encontrarme con Crocodile-

-Entonces no tienes por qué verlo. ¿Qué te parece si te olvidas por hoy de los problemas y no acompañas a la playa?-

 

Abrió los ojos sorprendido.

 

-¿A la playa?-

-Sí, junto a Perona… ¿Qué dices?-

El rubio esbozó una ligera sonrisa.

-Muy bien, aceptaré tu invitación mandarina- respondió sintiéndose un tanto más alegre. Despues de todo hacía años que no iba al mar, aunque sabía que apenas sintiera la arena ardiente bajo sus pies, una parte suya comenzaría a sentir nostalgia-

-¡Genial! Entonces alistaré las cosas… mientras puedes continuar durmiendo. Te despertaré-

-Muy bien, gracias- dijo al tiempo que volvía a recostarse, apretando aún entre sus manos aquel suave peluche-

 

Con la mirada fija en el techo las imágenes comenzaron a apilarse en su mente, hasta que de pronto se dio por enterado de todo lo acontecido durante la madrugada.

-Maldita sea- llevó las manos hasta su rostro, cubriéndose un tanto frustrado por todo lo ocurrido la noche anterior- No puedo dejar que te marches Law-

 

 

 

Mientras que la mayor parte de los supermodelos se encontraba durmiendo a esa hora, Zoro se encontraba ya en pie.  

A pesar de que había bailado y bebido demasiado estaba acostumbrado a trasnochar por lo que sin mayor dificultad se despertó a eso del mediodía. Como usualmente hacía, preparó su café matutino y se sentó a observar por la ventana el jardín. Aquel día estaba ideal para salir a caminar o ir a la playa, sin embargo y por culpa del estúpido cejillas debía ir al orfanato durante la tarde a realizar el maldito servicio comunitario.

 Suspiró y caminó hasta el sofá, desplomándose y cubriendo su rostro con un cojín. Sintió un bulto estorbar su columna por lo que arqueándose un tanto quitó de debajo lo que parecía ser la causa de dicha molestia. Se sobresaltó al ver que se trataba de la camisa manchada con vino tinto.

 

-Ese idiota y sus problemas…- murmuró a la vez que se ponía de pie y vestía su clásica camiseta blanca-

Se dirigió hasta una pequeña mesita donde yacían unas llaves de las cuales se apoderó rápidamente para después salir en dirección al centro de la ciudad.

 

Como solía suceder los días sábados el transporte público era un verdadero asco. Con suerte y los autobuses pasaban cada media hora por lo que un tanto irritado de esperar marchó hasta la estación de metro. Si tendría que caminar al menos intentaría ahorrar un poco del tramo.

 

El sol ardía en el cielo aunque la siempre amigable y ligera brisa del mar aliviaba los ánimos. Para cuando llegó al edificio estaba hecho un desastre. Su remera se encontraba completamente sudada y qué decir de su cabello. Al menos había atinado a calzar sandalias en vez de zapatos como siempre solía hacer. Apenas le vio el conserje le abrió la puerta inmediatamente saludándole amablemente. Ojalá y todas las personas fueran como aquel viejo, pensó mientras presionaba el botón del ascensor.

Aún no entendía muy bien el por qué había ido hasta donde el cejillas, pero no podía negar que estaba un poco preocupado por él. Quizás eran ideas suyas pero la noche anterior lucía bastante enfermo y decaído, no estaba de más echarle una mano al tonto ese.

Cuando al fin estuvo frente a la puerta buscó las llaves y giró la perilla, sin embargo en esos momentos un pensamiento cruzó por su mente, ¿Qué pasaba si el cejillas no estaba solo?, es decir probablemente después de aquella fiesta a la cual había ido luego del cocktail no sería raro que estuviera con una mujer. Tragó saliva un tanto nervioso ante este pensamiento y dudando por unos segundos permaneció de pie, con la puerta a medio abrir. Finalmente se animó e ingresó al piso lentamente y sin emitir sonido alguno. Antes de avanzar hasta la pieza del rubio se deslizó a la cocina donde sin ningún escrúpulo abrió la nevera y sacó un enorme sándwich vegetariano.

-Uhmmm está bastante delicioso para no tener carne- pensó al sentir el exquisito sabor del tomate junto a una pasta de legumbres-

Llenó un vaso con agua y entonces se dirigió hasta la habitación, la cual tenía la puerta entreabierta. Espió con uno de sus ojos antes de entrar y tras haberse dado por enterado que el rubio estaba solo, despacio se desplazó hasta encontrarse a su lado.

Un tanto extrañado de verlo con pijama durmiendo sobre la cama y con una botella de vino a su lado le observó por unos segundos.

-Hey… cejillas… despierta…- susurró despacio, procurando no asustarle, no obstante no daba señales de siquiera abrir los ojos- Cejillas… vamos, debemos ir al orfanato- comenzó a moverle suavemente-

De pronto Sanji comenzó a moverse un tanto confundido.

-Vamos cejillas, en pie, levántate de una vez- exclamó el peliverde esta vez con menos cuidado que antes-

Avanzó hasta el enorme ventanal y abrió las cortinas, dejando entrar el fulgor de los rayos del sol a la antes oscura habitación. En ese instante el rubio abrió los ojos con mucha dificultad y un tanto cegado ante la luz.

-Eh… ¿Qué ocurre?- preguntó-

-Nada… sólo vine a cerciorarme que estabas vivo- respondió un tanto brusco-

-Ya veo… tengo sueño- exclamó a la vez que se frotaba un ojo, intentando acostumbrarse  al sol-

-Vamos, debes darte prisa, hoy tenemos ese maldito trabajo comunitario-

Mientras Zoro iba y venía por la habitación, él se apoderó del vaso de agua que reposaba en su mesita de noche, bebiéndolo todo de un sorbo.

-Sí… un momento…-

-¿Qué ocurre?- preguntó acercándose a la cama-

-¡¿QUÉ MIERDA HACES AQUÍ?!- gritó cuando al fin pareció haber reaccionado a la presencia de su asistente-

-Ya te dije, vine a despertarte. No quiero tener problemas con esa vieja bruja por tu culpa-

-Me importa una mierda… ¿cómo es que pudiste entrar?-

-¿Con las llaves que me diste?- irónico le enseñó el manojo de llaves-

-Me siento invadido… eres un sinvergüenza-

-Tsk… idiota-

-¡REPITE ESO!-

-Idiota…- sonrió burlón desde la puerta-

-Maldito marimo… ya que estás ahí, prepárame  un café- le ordenó a la vez que se ponía de pie y caminaba hasta el cuarto de baño-

-Ni lo sueñes-

 

Mientras el rubio se duchaba caminó hasta la cocina, conectó la cafetera y entonces preparó el aromático café que tanto disfrutaba el idiota de su jefe. Ya casi era pasada las tres de la tarde y el trabajo comenzaba a eso de las seis y para su mala fortuna se extendía hasta medianoche.

-Mierda…- pensó al recordar el jodido horario- Al menos el tiempo transcurre rápido en ese lugar-

Dejó reposar la bebida por unos minutos para después verterla a una pequeña taza de porcelana blanca. Al cabo de un rato apareció Sanji con su cabello húmedo y una toalla rodeando su cuello.

-Hey marimo, ese no era el café que quería beber…- dijo en un tono de fastidio-

-Me importa una mierda-

-¿ACASO NO PUEDES HACER NADA BIEN?-

 

¿Qué diablos le ocurría a ese idiota?  Zoro no lograba entender cómo podía existir alguien tan extraño. Apenas lo había despertado y todo parecía marchar bien hasta que de pronto comenzó a gritarle  y comportarse como un imbécil.

Mientras tanto Sanji se encontraba a punto de colapsar. ¿Por qué el marimo estaba ahí? ¿Por qué razón tenía que ser lo primero que veía al despertar? Debía ser una burla. Apenas había logrado conciliar el sueño tras haber huido de la fiesta y aún no lograba explicarse qué demonios le había ocurrido la noche anterior.

Resultaba ser que cuando dejó el casino a eso de las 1 de la madrugada se encontraba inquieto y para su mala fortuna bastante sobrio. Aquello de la fiesta fue una simple excusa para poder largarse de una vez, pues de hecho ni siquiera volvió a acercarse a las modelos que lo habían invitado. En esos momentos todo le importaba un carajo. Condujo a toda velocidad hasta su piso y cuando llegó solo atinó a desplomarse en la cama.

-¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?... ¿Qué hice para merecer tan cruel destino?- se cuestionaba a sí mismo, sin poder quitarse de la cabeza al peliverde cediéndole su camisa- Ese idiota… ese idiota como siempre me arruina los planes… ¡cuanto lo detesto!-

El contacto de la camisa de Zoro con su piel, así como el aroma de su perfume comenzó a desesperarle. Tanto así que se desvistió rápidamente y sin importarle el maquillaje echó a correr un chorro de agua sobre sí mismo, intentando hacer desaparecer de su cuerpo esa esencia.

-¿Por qué diablos insisten en joderme la noche?.... primero Vergo y luego ese… ese… ese tonto- se quejó derramando una botella de jabón en su pecho-

Luego de haberse quitado aquel embriagador perfume tomó uno de sus tantos pijamas y se metió a la cama. Su mirada quedó fija en el cielo de la habitación y tan solo fue cuestión de tiempo para que su mente comenzara a jugarle bromas. Primero fue la imagen del marimo vistiendo aquel ajustado traje, luego su torso desnudo en el baño y finalmente aquel abrazo. Sí, de una cosa podía estar completamente seguro y esta era que esa cercanía fue la que le puso en ese estado de inquietud.

¿Podía definir esa situación?, según él sí que podía. Fácilmente se refería a ella como intimidación… sí, el idiota ese lo había intimidado al invadir su espacio personal provocando todo aquel manojo de nervios que sentía. Estaba estresado, habían sido muchas situaciones para una sola noche y obviamente eso le pasaba la cuenta.

Sin embargo, y mientras intentaba convencerse a sí mismo de esto, se sorprendió recordando la sensación de calidez del abrazo. Por más que intentara negarlo sabía que su corazón en esos momentos se había acelerado como nunca. Tragó saliva ante esta idea y obsesionado con lograr deshacerse de esos sentimientos se levantó en busca de una botella de vino, la cual por cierto olvidó abrir y caminó de regreso a la cama con ésta completamente cerrada, durmiéndose a los pocos minutos.

 

Con el café aun caliente, aproximó la taza hasta sus labios para posteriormente beber un trago lentamente.

-Marco me pidió que te avisara que por favor revises tu correo- señaló, recordando las palabras del abogado durante la fiesta-

-¿Marco? ¿Mi abogado?-

-Sí-

-Debe estar loco si cree que trabajo los fines de semana-

-Solo pidió que revises los mensajes… ¿qué más esfuerzo te puede tomar?-

-Al parecer eres más idiota de lo que pensaba…-

Ladeó la vista un tanto fastidiado, no obstante prefirió ignorarle. A veces creía que el rubio disfrutaba provocarle para luego comenzar a pelear. No le daría el gusto esta vez.

-bien me cambiaré para ir a aquel maldito orfanato- reclamó volteándose en dirección a su habitación-

-Te espero- dijo el peliverde, sentado en el enorme mesón de la cocina y apoyando la cabeza en la palma de su mano, en un evidente gesto de aburrimiento-

 

Transcurrió un buen rato en su armario, apoyado sobre el espejo y con el pijama aún puesto. Por más que intentaba actuar normal frente al estúpido cejillas se le estaba volviendo imposible, sentía que se ahogaba cada vez que lo miraba o el idiota ese le preguntaba algo. Suspiró. Realmente no podía seguir así, sabía que le debía unas cuantas palabras al marimo pero a decir verdad no se sentía capaz de decírselas.

Encendió un cigarrillo, el último de la cajetilla y entonces aspiró lentamente, perdiendo su mirada en el humo que se filtraba a través de sus labios. Quizás la solución a todos sus problemas estaba simplemente en alejar esos dañinos pensamientos y recuerdos  de su mente.

Optando por levantarse de una buena vez y vestirse, tomó la primera camiseta que vio y rápidamente se cambió. Ya casi estaban en la hora y aunque no le importaba realmente llegar tarde, lo mejor sería ahorrarse los gritos de la vieja Dadan.

Cuando finalmente regresó a la cocina, Zoro se encontraba dormido sobre el mesón. Sobresaltado al verlo rápidamente se apresuró en decir:

-Oye despierta de una buena vez-

El peliverde aún somnoliento abrió un ojo.

-¿Qué? ¿Cómo?-

-Venga, nos vamos… tu conduces- ordenó extendiéndole las llaves de su coche-

 

El camino al orfanato fue silencioso y un tanto apresurado. Ninguno de los dos emitió palabra alguna hasta que se hubieron bajado del coche y fueron recibidos por la vieja Dadan en la puerta.

-AHHH CON QUE HAN LLEGADO JUSTO A TIEMPO DELINCUENTES… ESPERO QUE VENGAN CON GANAS DE TRABAJAR PUES TENEMOS MUCHO QUE LAVAR- exclamó- ¡APRESURENSE A LA COCINA!-

-Tsk… ni siquiera se toma la molestia de saludar- pensó Zoro-

 

Ambos abrieron los ojos de par en par al ver la ruma de platos que les esperaba en la grasienta cocina.

-BIEN, MANOS A LA OBRA SEÑORITOS… USTEDES YA SABEN QUE AQUÍ NO SE PIERDE EL TIEMPO-

-Tú lavas y yo seco- ordenó Sanji haciéndose a un lado y buscando la forma de desligarse de la brutal montonera de loza-

Zoro por su parte se limitó a mirarle indiferente y tomando los guantes de hule y una enorme esponja se apresuró al lavaplatos. Tal parecía ser que las trabajadoras de aquel lugar ya se habían acostumbrado a su presencia ahí, pues ya ni siquiera se tomaban la molestia de fregar los trastes.

Un tanto indignado ante el comportamiento de las empleadas prefirió ahorrarse las quejas y rápidamente la ruma comenzó a disminuir.

Por su parte el rubio se encontraba sentado a unos cuantos metros suyo, ojeando una revista de moda y mascando animadamente una goma de mascar sabor manzana, aunque realmente lo único que hacía era dirigir miradas de soslayo a su asistente.

-¿CÓMO VAN ESOS PLATOS?- interrumpió de pronto la voz de Dadan-

-Ya casi termino-

-¿Y TÚ? ¿POR QUÉ MIERDA ESTÁS SENTADO?-

Sanji dio un respingo.

-Acabo de sentarme, continuaré secando la loza-

-AQUÍ NO SE PIERDE EL TIEMPO- dijo a la vez que le entregaba con brusquedad una escoba- BARRE…. ¡AHORA!-

-¿Qué? Pero qué mier…- se interrumpió a sí mismo al ver como la mujer salía de la cocina- Maldita bruja- murmuró y comenzó a deslizar la escoba por el piso lleno de mugre-

 

Cuando al fin hubo terminado de lavar, los platos lucían brillantes y ordenados sobre un viejo mueble.

-Bien cejillas es tu turno para secar. Dame esa escoba. Mientras más rápido terminemos, más rápido podremos largarnos-

-¿Ah? ¿Olvidas que debemos quedarnos hasta medianoche?-

-Cierto… a todo esto debemos apresurarnos en preparar la cena. Me pregunto qué debemos cocinar- inquirió mientras daba una vuelta por la cocina, hurgueteando las enormes lacenas de madera-

-Creo que de eso me encargaré yo-

-Muy bien-

Minutos más tarde Dadan regresó cargando un enorme canasto lleno de patatas y algunas verduras.

-LA CENA DEBE ESTAR EN UNA HORA- ordenó-

-¿AH? ¿Una hora?-

-SÍ Y AHORA DEJA DE DARTE VUELTAS Y PONTE A PELAR PATATAS-

-Tsk… maldita vieja bruja…- masculló el peliverde tomando un cuchillo y comenzando la labor mientras Sanji terminaba de secar los platos-

 

La receta a preparar era sencilla, tan solo debían echar a cocer las patatas, y agregarles las verduras para crear una sopa, por cierto bastante aburrida. Cuando Zoro tuvo la intención de llenar la cacerola con agua hirviendo, el rubio le detuvo.

-Espera… - haremos otra cosa-

-¿Qué hay de la receta?-

-Que se jodan con esa maldita sopa… ¿no te parece aburrido comer todos los días lo mismo?-

-A mí no me molestaría-

-Tú no sabes nada… bien apresúrate y pela esas patatas-

Sin ánimos de discutir se apresuró al canasto y sacando una buena cantidad de tubérculos comenzó a quitarles la piel mientras Sanji se esmeraba trozando zanahorias y una buena cantidad de tallos verdes.

Un momento más tarde y tras haber terminado su trabajo exclamó:

 

-¿Y ahora qué?-

-Ahora ponlas en el fuego, debemos cocerlas- ordenó al tiempo que concentrado disponía las verduras sobre una gruesa tabla de madera-

Haciendo tal y como le dijo el cejillas encendió el fuego y llenando la enorme cacerola con agua hirviendo echó las muchas patatas, salpicándose el blanco delantal en la lenta labor.

Por su parte Sanji se apresuró en llenar de aceite un viejo sartén de lata y mientras dejaba que el aceite calentara buscó en uno de los mugrosos muebles la dichosa caja de condimentos.

-¿Qué buscas?- preguntó al verlo encaramado sobre una pila de cajas-

-Los condimentos… me pareció verlos aquí hace unos días-

-Espera, quítate de ahí o terminarás cayéndote- rápidamente se dirigió hasta donde se encontraba el rubio-

-¡Cállate! No me des órdenes… puedo alcanzarlos por mí mismo-

-Por supuesto que no… hazte a un lado, yo los bajo-

-¿Me estás intentando dejar como inútil? ¿Acaso no sabes lo ágil que soy?-

-Apenas y puedes sostenerte ahí… eres un desastre- sentenció-

-¿Qué dices? Eres un…-

Al intentar voltearse dio un paso en falso, perdiendo el equilibrio. De no ser por los rápidos reflejos de Zoro se habría azotado la cabeza en el suelo, que por cierto estaba bastante mugroso.

-Jajajajaja- rio con el rubio aún entre sus brazos-

-¡YA CÁLLATE! Como siempre es tu culpa… ahora apresúrate y baja la maldita caja de una vez-

-Ya voy, ya voy- exclamó sin dejar de reírse-

-Tsk… idiota- pensó sin poder evitar que sus mejillas se ruborizaran-

 

Rápidamente regresó a la estufa para luego poner los vegetales a freír. El aroma de la mezcla invadió la cocina tentando por completo al peliverde, quien se acercó hasta él rubio cargando los condimentos.

-Eso huele delicioso-

-Lo sé… lástima que no es para ti- dijo en un tono infantil-

- ¿Cómo haces para cocinar tan bien?- preguntó fijando la mirada en la mezcla cada vez más sabrosa-

 

Un tanto asombrado ante aquella pregunta sintió el calor agolparse en su rostro.

-Pues no lo sé… solo lo hago y punto- respondió cortante, no pudiendo evitar ver la mirada de interés que le dirigía el otro, era como si estuviera atento a todo lo que decía- Ahora también es importante tener siempre buenos condimentos, al menos pimienta y sal. Eso es básico para lograr un buen sabor y aroma- explicó un tanto más entusiasmado-

-¿QUÉ HACEN AHÍ LOS DOS CONVERSANDO? QUEDAN SOLO CINCO MINUTOS PARA LA CENA, DEJEN DE PERDER EL TIEMPO Y COMIENZEN A SERVIR LA COMIDA…- la voz de Dadan irrumpió en la cocina, sobresaltando a ambos-

 

Rápidamente comenzaron a servir los muchísimos platos que posteriormente debían llevar al comedor. A Zoro le pareció un tanto extraña la actitud de su jefe, pues era bastante curioso verlo trabajar tan concentradamente y sin quejarse de nada. Le observó por unos segundos, realmente ese tipo no era tan desagradable a veces, es decir quizás eso se debía a que su comportamiento ya era algo cotidiano… probablemente había terminado acostumbrándose al carácter del rubio.

Por su parte Sanji intentaba hacer lo mejor que podía. Tanta cercanía con su asistente después de todo lo ocurrido la noche anterior aún le significaba una especie de colapso nervioso  y mental puesto que seguía debatiéndose cómo expresar su gratitud sin parecer un idiota. Dirigió una mirada de soslayo hasta dónde se encontraba el peliverde, lucía bastante tranquilo muy por el contrario a como él se sentía. A decir verdad debía admitir que ya no le era tan molesta su compañía, es decir para ser su asistente lo estaba haciendo bien y eso que estaba plenamente consciente de sus muchas exigencias.

-Quizás a veces exagero- se dijo a sí mismo al ver cómo Zoro ya comenzaba a acarrear los platos al salón contiguo-

El sonido de su móvil le distrajo de sus pensamientos.

-¿Marco? Me pregunto qué diablos quiere ese tipo un día sábado a esta hora… puede irse a la mierda- se dijo al tiempo que silenciaba la llamada y se apresuraba al comedor- Mientras más rápido coman, más pronto terminaremos de lavar y ordenar todo por aquí-

 

No pudo haber estado más equivocado. Al parecer aquellos chicos sí que se tomaban tiempo para cenar, pues alrededor de dos horas después la cocina se encontraba atestada de trastes que limpiar y mucha basura que acarrear a la calle.

Ambos suspiraron y procedieron a poner manos a la obra en todo ese desastre. Lo peor de todo era que estaban conscientes que a la mañana siguiente, por  más orden que pusieran en aquel lugar, volvería a estar todo como antes, aunque eso ya era problema de las empleadas, pues gracias al cielo el trabajo comunitario no consideraba los días domingos.

Era cerca de medianoche cuando finalmente lograron terminar todo el trabajo. Las antes grasientas baldosas ahora lucían blancas, brillantes y con un leve aroma a limón. El metal del lavaplatos resplandecía como nunca y ni un solo plato se asomaba en los alrededores. Bastante satisfechos con su labor ambos se sacaron el delantal y tras haberlo colgado se dirigieron a la salida. Ninguno de los dos emitía palabra por lo que después de firmar el registro de asistencia salieron a la calle.

Como era de esperar ya no quedaba nadie a esas horas. Las luces de los edificios contiguos se encontraban todas apagadas, lo cual no era muy esperanzador en un distrito tan peligroso como aquel. Al menos el auto de Sanji lucía intacto.

-Bien… ha sido mucho esfuerzo- la voz del rubio irrumpió el silencio-

-Sí, al menos ya no debemos regresar hasta el miércoles-

-Tal parecer ser… esto… yo me preguntaba…-

-¿Qué?-

-¡CÁLLATE! No me interrumpas cuando trato de hablar-

-¿Tratas de hablar? ¿Qué quieres decir?- Zoro arqueó una ceja-

-Yo…- por más que intentaba decir las palabras, éstas quedaban atrapadas en su garganta-

-¿Qué te pasa? Estás rojo- sentenció Zoro ganándose instantáneamente  la mirada de odio de su jefe-

-¡AGH! Idiota… tan solo me preguntaba si quieres que te lleve a casa… es tarde y además tú vives muy lejos- admitió finalmente-

-No gracias-

-¿Qué? ¿Estás rechazando mi ofrecimiento?-

-Eso creo-

-¡NO PUEDES!- bufó molesto, todo su plan de calmar sus ánimos comenzaba a desmoronarse-

-Claro que sí, no quiero que me lleves… me iré en autobús-

-¿Acaso en una broma? ¿Prefieres tomar un sucio  autobús antes que irte conmigo?- inquirió cada vez más fastidiado-

-Sí-

 

Ya estaba, aquella respuesta le hizo hervir la sangre. Para empeorar el condenado móvil comenzó a sonar estrepitosamente, nuevamente se trataba de Marco.

-Ese idiota no deja de importunar… puede irse a la mierda- pensó apagándolo y guardándolo en su bolsillo- Entonces ve solo y que te asalten- dijo dándole la espalda y caminando hacia su coche-

Zoro indiferente le vio alejarse hasta que dio media vuelta y comenzó a caminar por la acera. Hacía muchos días que necesitaba pensar y qué mejor manera de hacerlo mientras caminaba a casa, después de todo el bullicio del mundo en el cual ahora trabajaba no daba tregua ni mucho menos descanso.

 

-Marimo idiota… qué mierda se cree… mientras unos ruegan por mi compañía él va y prefiere tomar un autobús ¡ES UN COMPLETO IMBÉCIL!- murmuró para sí mismo, observándolo por el espejo alejarse por la calle contraria- Tsk…. Maldito-

 

Encendió el coche y sin pensarlo dos veces dio la vuelta, alcanzando al peliverde quien ni siquiera se molestó en mirarle.

-Ven, sube… te llevaré a casa-

-Ya te dije que no-

-¡QUÉ SUBAS!- asomó su cabeza por la ventana para gritarle-

-Ya deja eso cejillas… quiero caminar-

-No dejaré que camines hasta allá, es muy peligroso… y quiero decir, no quiero quedar sin asistente- se excusó nervioso-

-Está bien… está bien- cedió finalmente- Puedes llevarme-

 

Cerró la puerta despacio y entonces el rubio aceleró en dirección a la terminal Gray, la cual por cierto nunca dejaba de sorprenderle.

 

Estaba nervioso, odiaba esas situaciones tan comprometedoras porque debía ceder y le fastidiaba el tener que hacerlo. Debido a su forma de vida estaba acostumbrado a que los demás siempre fueran quienes le agradecían o halagaban y siendo sincero se sentía bastante extraño el hacerlo. No era como si se sintiera obligado para con Zoro, sino más bien una parte suya deseaba hacerlo y para empeorar aún más las cosas admitía estar bastante agradecido por haberle ayudado la noche anterior. Verdaderamente eso era lo que más le cabreaba. Pensó que el hecho de llevarlo a casa podría mitigar esa estúpida sensación, sin embargo a medida que avanzaban por las maltrechas calles, las palabras parecían querer escapar de sus labios.

A cada semáforo jugueteaba con sus dedos sobre el volante, inquieto, impaciente y evadiendo todo el tiempo su mirada.

Cuando por fin se hubieron acercado al límite de aquel peligroso lugar, con mucho esfuerzo Sanji exclamó:

-Esto… yo… yo… quería agradecerte por lo de anoche- tragó saliva, en esos momentos debía lucir como un verdadero idiota-

-¿De qué hablas?- Zoro le miró extrañado causando la furia del rubio-

-¡DE LA CAMISA! ¡DE VERGO Y SUS INTENTOS DE ARRUINARME!... a eso me refiero- terminó la frase murmurando-

-Ahhh eso… no hay de qué- respondió un tanto cortante, después de todo extrañas sensaciones afloraban en él al recordar lo ocurrido-

 

Sanji asintió e inconscientemente clavó su mirada en la de su asistente quien le respondió de la misma forma.

-Bien… ya me voy-

-Nos vemos… ¿el lunes?-

-Sí-

Zoro abrió la puerta del coche y bajó presuroso mientras Sanji le observaba atento.

-Ahhh toma, olvidé darte esto- dijo al tiempo que le cedía una bolsa- Bueno adiós-

-Adiós- respondió extrañado- Qué mierda será esto…- pensó deshaciendo el nudo-

 

En esos momentos no cabía en su asombro. Haciendo el plástico a un lado de manera torpe fijó su mirada en la blanca e impecable superficie de la antes repugnante y apestosa camisa Concasse.

 

-Debes estar bromeando…- se dijo a sí mismo esta vez fijando su mirada en la ya distante silueta del marimo-

 

 

El retorno a casa fue aun peor de lo que pensaba. Apenas se detenía volteaba y observaba la camisa, la cual había dejado en el asiento que antes ocupaba Zoro. Suspiró. Al menos se sentía mucho más aliviado tras haberle agradecido a ese idiota que tenía por asistente.

 

Debían ser cerca de las 1 de la madrugada cuando finalmente llegó a casa. Rendido por el cansancio se dirigió hasta su cama, desplomándose para luego tomar el móvil y encenderlo con pereza.

-Mierda… cuantos mensajes- suspiró mientras esperaba que el dichoso aparato se despegara de una vez- Cinco llamadas perdidas de Marco ¿Hasta qué hora piensa joder?, tres correos del mismo idiota… no te exijas, no pienso leerlos- exclamó- ¿Y esto? Un mensaje de número desconocido… oh ya veo, es aquella chica de anoche… Pudding… realmente me importa un carajo- suspiró pues realmente en esos instantes tanto su cabeza como su cuerpo estaban hechos un desastre-

 

Sin siquiera pensarlo caminó hasta la ducha, desvistiéndose en el camino. Si había algo que lo animaba siempre era un baño caliente.

 

Mientras tanto en la playa de aquella ciudad, Doffy junto a Nami y Perona bebían en la terraza de un conocido bar justo frente al mar. Aunque la brisa marina estaba bastante fría, apenas vestían camisetas, conservando aún el traje de baño bajo la ropa.

-Que día hemos tenido- comentó alegremente la chica pelirosa-

-Ni que lo digas, nunca pensé que terminaríamos surfeando-

-Hicieron bien en hacerme caso- sonrió el rubio- Quizás a fin de año podamos ir con el resto de los chicos-

-¡Eso sería genial!-

-A todo esto no recuerdo haber visto a Sanji en la fiesta- interrumpió Nami-

-Según escuché se fue junto con las modelos de Marine-

-Tan solo espero que se digne a aparecer el lunes en la agencia-

-Gracias al cielo ya hemos terminado con todo este ajetreo que significa la campaña de verano. Y para variar comienza la de otoño, tal parecer ser que estaremos con mucho trabajo también-

-Lo dices como si fuera una mala noticia ¡no debes olvidar que ese cocktail más la fiesta de anoche te costaron un ojo de la cara! Ni te imaginas el papeleo que nos corresponde ordenar junto con el departamento de finanzas-

-Sí, lo sé. Ya sabes que me gusta celebrar en grande- en ese momento el recuerdo de las palabras de Law llegó hasta su mente- Creo que ya es momento de regresar-

-uh ¿estás seguro?-

-Sí, pero no se preocupen en llevarme. Cogeré un taxi-

-Puedo llevarte a casa, no hay problema en ello- replicó Nami al tiempo que se ponía de pie-

Doffy sonrió.

-Tranquilas, soy lo bastante adulto como para poder regresar solo a casa. Enserio no se molesten por mí-

-Está bien- cedió finalmente y ocupó la silla nuevamente-

-Buenas noches chicas, cuídense y regresen con cuidado- se despidió-

-Buenas noches Doffy- dijeron ambas al tiempo que lo veían alejarse-

-¡Cuanta suerte tiene ese maldito Crocodile- susurró Perona, causando un ataque de risa en su amiga-

 

Pensó que si caminaba un rato por la orilla del mar lograría alejar esos pensamientos. Cuan equivocado estaba. Apenas puso un pie en la arena todos los recuerdos de su juventud junto a Crocodile llegaron a torturarle. ¿Dónde demonios estaría él ahora? ¿Iba en serio con lo del divorcio?

Aquellas preguntas no dejaban de dar vueltas en su cabeza  y no por qué se sintiera mal en caso de que así fuera, sino más bien porque le dolía recordar lo felices que ambos habían sido.

-Supongo que así es la vida… tendré que resignarme a estar solo, después de todo lo merezco- se convenció a sí mismo y olvidando el paseo nocturno decidió que lo mejor era regresar a casa-

 

 

El día siguiente se transformó en una especie de oasis previo a la ajetreada semana que les esperaba a todos. Mientras algunos de los supermodelos se dedicaron a pasear, Cavendish por su parte recién acababa de despertar.

Como ya solía ser costumbre en él, luego de bailar y beber en la fiesta del Baroque, junto a su grupo de amigos decidieron emigrar a Dressrosa, lugar donde aquella misma noche se celebraba un pequeño festival electrónico el cual duró hasta la madrugada del domingo. No está de más decir que el rubio se mantuvo despierto durante todo el día por lo que ya a eso de las cinco abrió los ojos, sintiendo su cabeza a punto de estallar.

-Ay dios… mi cabeza…- exclamó aun con la habitación dando vueltas alrededor suyo-

 

Cerró los ojos nuevamente y se movió inquieto en la cama, cayendo en la cuenta de un gran detalle.

-¡BARTOLOMEO!- gritó despertando al peliverde de un susto que casi lo hace caer de la cama- ¿Qué haces aquí?

El pobre muchacho saltó de cama. Se encontraba completamente desnudo y aún más confundido que él.

-Aghh… Cavendish… yo, tú… no sé cómo demonios llegué aquí- se excusó y sin ninguna vergüenza comenzó a dar vueltas en la habitación-

-Jajajajajajaja- rio con fuerza el rubio al ver la cómica escena del fotógrafo buscando su ropa desperdigada por toda la enorme habitación- Bueno supongo que ninguno de los dos recuerda nada-

-Eso parece-

-Ahora que lo pienso me ha dado mucha hambre ¿por qué no vamos a comer algo?-

-Cuando logré encontrar mis calzoncillos, creo que sería una idea fantástica-

-Jajajajaja eres tan divertido- sonrió alegre y se animó a la idea de pasar un domingo junto a Bartolomeo-

 

 

A la mañana siguiente Sanji despertó de buen ánimo, algo bastante inusual en él. Aunque debía estar en la agencia a eso de las diez, decidió que era un buen momento para ir de compras. El día anterior se percató de que ya no tenía verduras ni frutas en su nevera por lo cual bastante preocupado de este detalle se apresuró en cambiarse de ropa para salir rumbo al supermercado.

-Quizás si me animo pueda ir al centro comercial- se dijo a sí mismo a la vez que caminaba hasta su ducha-

Una vez dentro sintió los cálidos chorros de agua caer sobre su cuerpo. La fragancia de su shampoo preferido siempre le alegraba el día, así como las muchas lociones que se aplicaba durante y después del baño.

Completamente fragante salió en dirección a su armario y tomando una camisa blanca, blue jeans y unas zapatillas deportivas blancas también caminó en dirección a la cocina.

-Por hoy me conformaré con un café para desayunar- pensó mientras preparaba la cafetera-

El aroma del café italiano era otro gran detalle que sumaba puntos y determinaba como se sentiría el resto del día. Quizás para muchos un simple sorbo de café bastaba, pero para Sanji este debía ser glorioso.

-Uhhhh que delicia- murmuró acercando la taza a su nariz- Me pregunto por qué aún no ha llegado ese idiota que tengo por asistente-

Otra parte fundamental de su rutina diaria consistía en fumarse un cigarrillo mientras leía el periódico, aunque todos le insistían en que ese hábito no era para nada algo saludable.

En esos instantes el sonido del timbre irrumpió su silencio. Arqueó una ceja un tanto intrigado de quien podía tratarse, después de todo aún era temprano como para que el marimo llegase.

 

-Pero qué demonios ¿cómo es que hay alguien aquí a estas horas?- pensó, caminando a regañadientes hasta la puerta, no sin antes percatarse que en su móvil figuraban alrededor de cinco llamadas pérdidas de Marco- Tsk… -

 

Abrió la puerta y qué sorpresa se llevó al ver alrededor de tres sujetos vestidos completamente de negro.

-¿Señor Vinsmoke?- inquirió uno de ellos-

-Sí… ese soy yo-

-Tenemos una orden de embargo-

El rubio no cabía en su sorpresa.

-No, no, no… debe haber un error ¿Qué clase de broma es esta?- preguntó perturbado-

-Me dijo que es el señor Vinsmoke… Vinsmoke Sanji ¿no es así?- respondió el viejo, checando el sobre que traía en las manos-

-Así es, pero lo que me está diciendo es imposible. No puede haber una orden de embargo a mi nombre-

 

El viejo se volteó y discutió algo con sus compañeros.

-Señor Vinsmoke se le acusa de fraude al fisco. Tenemos orden de confiscar todas sus pertenencias. Si gusta puede llamar a su abogado-

-¡¿QUÉ?!- su voz hizo eco por todo el piso- 

Notas finales:

Las vueltas de la vida ah...

¿Qué piensan de eso? xD

BESOTES!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).