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Pink Cocktail por LovingTales

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Notas del capitulo:

Hola queridas 

He regresado! más vale tarde que nunca dicen por ahí!

Lamento mucho la demora, esta vez casi fue un año D: y qué año 

la verdad es que sucedieron muchas cosas, buenas y malas y otras complicadas, esa es la mayor razón por la cual no me sentí con las fuerzas o ánimos para escribir nada :( , perdón la espera. 

Pero este año las cosas si que irán mejores y ya me siento entusiasmada y motivada con nuevos desafíos y metas, y dentro de todo eso está este fic que realmente planeo terminar este 2018 (me esforzaré xD) 

Como les he dicho mil veces nunca dejaré abandonado esto así que nuevamente perdonen la demorita y bueno pues estaré intentando retomar el ritmo que llevaba antes :)  (también me esforzaré xD!) 

 

Referente a este cap sí que está laaaaaargoooo (45 benditas pags de word) así que tienen bastante para recuperar el tiempecillo perdido ;) 

Bien y dejaré de hablar tanto por acá pues ya quiero que lean!!! Si es que alguien me vuelve a tomar en cuenta claro está jajajajaja 

Mil besos a todas y como siempre les deseo un hermoso año lleno de cosas lindas y positivas !vamos por cumplir esos sueños! 

Prometo actualizar prontoooo! 
Lxs Amoooooo!!! :* 

 

 

PD: !Feliz San valentín! este cap es mi regalo para uds! lo juro <3 

 

 

 

Capítulo 28

 

 

Después de haber pasado un buen rato jugando en el patio ambos cayeron rendidos, Zoro en el sofá y Sanji sobre el colchón.

 

-Vaya… quien iba a pensar que eras bueno con el balón  cejillas- admitió Zoro-

-Yo te lo advertí- exclamó mientras se recostaba de lado, quedando justo frente al peliverde- Tú tampoco estás nada de mal. Me imaginé que dado tu problema de visión no podrías distinguir mis movimientos-

-!Ya deja eso! !Te digo que no tengo problemas a los ojos!-

-Jajajaja no lo sé, aún no me convences-

 

Por unos instantes ambos parecieron sumergirse en sus propios pensamientos hasta que de pronto Zoro exclamó:

 

-Hoy me encontré con Ace en la agencia. Me habló de su boda y me invitó por tercera vez-

-Ese idiota insistente…-

-También me pidió que trate de convencerte para que vayas-

 

Sanji pareció reflexionar por unos instantes.

 

-No lo sé. La verdad no me hace ni puta gracia ir-

-¿Podría preguntar por qué? Pensé que eran amigos-

-No, es decir no lo sé. Es más bien un conocido- argumentó mientras se acurrucaba en las mantas-

-Ya veo… pues parece ser que él si te considera un amigo. ¿Olvidas acaso que el día del incidente en tu piso estuvo ahí todo el tiempo?-

 

Comenzó a hacer memoria y efectivamente recordó al pecoso yendo de un lado a otro y bastante preocupado por él.

 

-Sí recuerdo, aun así no es amigo. Mis únicos amigos son el trabajo y el dinero-

-¿Ah si?  ¿Y dónde están ahora?- inquirió Zoro un tanto molesto ante aquel último comentario-

 

¿Cómo podía ser tan idiota y malagradecido?

Sanji permaneció en silencio. Por primera vez en varios días volvió a sentirse como un verdadero cretino.

 

-¿Lo ves?... pienso que deberías ser un poco más amable y asistir a la boda, después de todo hasta te habían ofrecido vivir con ellos un tiempo. Pienso que lo mínimo que puedes hacer para mostrar algo de gratitud es ir-

-¿Y crees que me importa lo que pienses?- respondió a la defensiva- !No quiero ir! Ya te dije que él no es mi amigo y además eso de irme a vivir con ellos era una verdadera estupidez. !Déjame en paz!-

 

Tal parecía ser que aquella conversación se estaba volviendo más y más tensa.

 

-¿Una estupidez?  no me hagas reír cejillas. No sé qué percepción tienes de las personas, pero un amigo hace precisamente lo que Ace hizo contigo-

-¿Y se puede saber qué fue eso?-

 

¿Acaso era una broma? ¿Cómo mierda aquel rubio cabeza hueca podía ser tan imbécil?

 

-Tsk… !pues todo!, se preocupó por ti, te ofreció su ayuda sin pedir nada a cambio y además convenció a Marco para que llevara tu caso más rápido de lo normal. ¿No te parece eso un gesto de amistad?-

-¿Amistad? No lo sé. Yo lo vi como el gesto de meter las narices donde nadie te ha llamado-

-No, no es así-

-!Ya deja eso! ¿Por qué insistes tanto en defenderlo?- gruñó molesto- Si tanto te agrada “su amistad” vete a vivir con él-

 

Zoro arqueó una ceja. ¿Qué clase de respuesta era esa?

 

-No es eso… solo que me molesta que hables así de alguien con buen corazón. Este mundo está lleno de cretinos y tú no te das cuenta que quienes te rodean son buenas personas-

-¿Son buenas personas porque se preocupan por mí? No me hagas reír marimo-

-No solo por eso, pero después de todo de eso se trata la amistad ¿no? De alguien en quien puedes confiar siempre, que estará contigo en los buenos y malos momentos,  que a pesar de tus problemas estará ahí… bueno y toda esa mierda-

 

¿Qué demonios se creía el marimo sermoneándole de esa forma? ¿Desde cuándo había comenzado a tomarse la libertad de criticarle?  !¿A él?¡

Aunque se encontraba molesto, en cierta forma el idiota ese tenía razón y eso de veras que le cabreaba.

 

-Muy bien… muy bien. Lo pensaré… !Pero no prometo nada!-

El peliverde esbozó una sonrisa.

 

-Más te vale… y por cierto Robin nos dará ropa para ir-

-Trajes querrás decir…-

-Sí, sí… esa misma mierda… Agh…- dijo mientras bostezaba- Creo que el sueño me ha vencido. Buenas noches cejillas-

-Bue… buenas  noches y deja de llamarme así- le reprochó al tiempo que observaba como Zoro se acomodaba en el sofá y acto seguido se dormía profundamente-

 

Lentamente se acurrucó entre las sábanas. Aunque su cuerpo le pedía a gritos que por favor se durmiera de una vez, lo cierto era que su mente no lo dejaba en paz. Seguía pensando en lo que acababa de escuchar y que no pudo hacer más que quedar dando vueltas y vueltas en su cabeza, impidiéndole conciliar el sueño.

Vale, quizás si se había pasado respecto a lo de Ace. Sabía que probablemente lo que acababa de decir lo dejaba en el pedestal de los idiotas del mundo y no tanto porque lo que había dicho era en verdad algo de muy mala clase, sino más bien porque solo se trataba de mentiras, al menos hasta cierto punto.

 

-Alguien en quien confiar…- pensó- supongo que él es esa clase de persona… no es como que no confíe en los demás sin embargo creo que podría decir que ese estúpido marimo es mi único amigo-

 

Con los ojos abiertos de par en par y la vista fija en el cielo de la habitación llegó a esta conclusión, no obstante no transcurrió mucho tiempo para que dimensionara el peso de sus palabras.

 

-¿En qué mierda estoy pensando?! Por supuesto que ese tonto no es mi amigo… es mi asistente por esa razón tiene mi confianza- intentó convencerse a sí mismo- Ahora bien respecto a la boda… supongo que debería asistir, después de todo Ace se portó bastante agradable conmigo. Tsk odio que ese idiota tenga razón- maldijo al tiempo que clavaba la vista en él- Por ahora debo descansar… mañana será otro día y de seguro este imbécil me hará rabiar-

 

Intentando apagar de una vez por todas el interruptor de su mente, permaneció con los ojos cerrados por un instante, sin embargo la suave y tranquila respiración de Zoro fue suficiente distracción como para hacerle volver en sí.

-Aghhh !quiero dormir! ¿Cómo lo hace para dormirse tan rápido?- pensaba mientras fijaba su vista en el peliverde y la expresión de serenidad  que había en su rostro-

 

Tal vez si se detenía a observarlo con detenimiento aquel idiota tenía unas facciones bastante atractivas. Pensándolo bien sus ojos tenían algo completamente distinto, eran cálidos y brillaban ocultos bajo un permanente ceño fruncido. Sorprendiéndose a sí mismo tras haber estado un buen rato perdido en el rostro del marimo, se volteó y aún con más dudas en su cabeza intentó cerrar los ojos de una buena vez.

 

 

 

 

------------------------------------------------------------------------------

Como ya era costumbre el silbido de la tetera le despertó a eso de las 7 de la mañana. Un tanto adormilado abrió sus ojos y observó a Zoro ir y venir por la cocina  mientras el fragante aroma de ese café barato que tanto bebía llegaba hasta sus narices.

Por más extraño que sonara desde hacía un tiempo cada vez comenzaba a sentirse más tranquilo en aquel lugar, era como si el estúpido lío con su piso hubiera ocurrido hacía tanto tiempo atrás que ya ni siquiera pensaba en ello.

Ese andar despacio, casi forzado para no despertarlo, le provocó una sonrisa.

 

-No te esfuerces tanto, ya estoy despierto- exclamó con los ojos cerrados-

-Lo siento, no quise despertarte- se disculpó mientras caminaba en dirección a él-

-¿Hay un día soleado?- inquirió aún sin moverse de la cama-

-Hay neblina, y cae una llovizna suave, pero según el clima será un día soleado-

-Ehh ya veo… ¿Vas a la agencia?-

-Iré por un presente para Ace-

-Pero si él dijo que no era esa clase de boda-

-Lo sé, pero no buscaré algo digamos “útil” solo quiero darle algo  “con significado” y se lo enviaré hoy mismo-

-¿Cuándo es la boda?-

-Mañana a las 7 en… espera deja buscar la tarjeta- exclamó mientras revisaba la cartera de su cazadora- South Blue, en un centro de eventos a orillas de la playa-

-South Blue… ya sé dónde es, solía tener una casa en ese lugar, si no me equivoco debe ser en Baterilla-

-No lo sé, de todas formas iremos con Nami-

-¿Iremos? ¿A qué te refieres con iremos?, aún no he confirmado mi asistencia- reclamó el rubio mientras se sentaba en la cama y estiraba los brazos-

-Por supuesto que irás, anoche dijiste que lo pensarías-

-¿Acaso eres idiota o qué? Decir que lo pensaré no es lo mismo que decir que iré. Además yo no tengo ninguna invitación-

-!Claro que la tienes! La estás usando como marca páginas de ese libro- señaló la gruesa novela que ya iba por la mitad-

-Jajajaja- rio Sanji- Está bien, está bien… me descubriste esta vez, aun así no he dicho que sí-

-Sabes qué cejillas, pienso que lo único que quieres es que me ponga de rodillas y te suplique que vayas-

 

Lentamente sus mejillas comenzaron a sonrojarse.

 

-Por... Por supuesto que no…- respondió nervioso- No me interesa si vas solo o con otra persona… eso es problema tuyo marimo-

 

Sin poder ocultar su sonrisa se limitó a observarle ladear la vista completamente ansioso.  Ya lo conocía tan bien que no pudo evitar sentir un dejo de ternura al verle descubierto.

 

-Cejillas no pienso arrodillarme y pedirte nada pero… ¿Me acompañarías a la boda? No quiero ir solo- se sinceró, sin poder despegarle la mirada-

 

Sanji aún más nervioso que antes desvió la vista para luego encontrarse con los brillantes ojos de Zoro observándole impacientes.

 

-Mmm... Muy bien… es… está bien, te acompañaré a la estúpida boda… !Pero solo porque harías el ridículo yendo sin mí!- replicó y tomando una toalla se dirigió al baño- No olvides preparar mi café marimo-

-Sí, sí… dos de crema-

-Y no olvides la vainilla- le gritó desde el baño-

 

Le fue imposible contener la sonrisa que formaron sus labios. Es cierto, hasta algún punto realmente sintió que el tener a ese estúpido rubio como jefe y más aun viviendo en su propia casa, le sacaría de quicio. No podía negar que en principio se  sentía hastiado y estresado, pero conforme habían pasado los días se dio cuenta que la compañía de Sanji no era para nada desagradable.

Caminó a la cocina y preparó el café tal y como a él le gustaba, no muy cargado ni muy ligero, tampoco con tanta crema pero que si pudiera sentirse su sabor y con unas cuantas gotas de vainilla, que en principio solo era una pero ya que la abertura del envase se encontraba dañada terminaban siendo alrededor de 10. De todas maneras le encantaba ver la sonrisa del rubio cuando se sentaba a beberlo.

 

A eso de las diez de la mañana y con aquella suave llovizna amenazando aún al día soleado prometido en el clima, Zoro se dispuso a salir.

 

-¿A qué lugar irás a comprar?, es más ¿Qué pretendes comprar?-le interrogó-

-Uhmmm la verdad no tengo idea, pensaba buscar algo en el centro comercial-

-Eso sería de pésimo gusto-

-Entonces no lo sé-

-¿Qué tal si vas a una tienda de antigüedades?-

 

Zoro pareció meditar por unos instantes.

-La verdad no conozco ninguna-

-Claro que no, se encuentran en el sector más rico de la ciudad, pero puedes llegar fácilmente en autobús, tan solo coge el metro en dirección a la agencia, luego caminas a St Merry´s, luego giras hacia la avenida Grand Line y en ese lugar puedes tomar el autobús en dirección al sector de Mariejois-

 

La expresión de desconcierto que puso hizo estallar al rubio en carcajadas.

-Jajajajaj olvidé que tu orientación es pésima… está bien supongo que no hay de otra, te acompañaré-

Esta vez su rostro figuró sorpresa.

 

-!¿Por qué me miras así?! Si no quieres no voy a ninguna parte, solo intentaba ayudarte- refunfuñó mientras desviaba la mirada y se cruzaba de brazos-

-No, no, no lo tomes así, tan sólo no me había atrevido a invitarte… pensé que me dirías que no quieres salir-

-No quiero salir y mucho menos contigo- mintió ruborizado- pero ya que debo acompañarte a la boda no dejaré que hagas el ridículo comprando cualquier baratija como obsequio, aunque sea algo simbólico-

-!Sí! Esa es la palabra que estaba pensando… algo simbólico. ¿Entonces me acompañarás?-

-Ya que insistes te acompañaré… Pero antes debes comprarme algo de ropa, no puedo ir así vestido… y tú tampoco-

-¿Y qué importa cómo vamos vestidos si solo vamos a comprar?-

-Tú al parecer no entiendes cómo funciona el mundo… no sabes que las personas te juzgan por tu apariencia, es decir cómo te vistes, los diseñadores que usas, el perfume que llevas… etc.-

-¿Y crees que a mí me importa lo que diga la gente?- dijo a la vez que fruncía el ceño-

-No me extraña ese comentario viniendo de alguien tan despreocupado como tú, pero olvidas que yo tengo una reputación que cuidar-

-Tsk… está bien… perdón por ser tan “egoísta”, vamos por algo de ropa y luego me acompañas-

-Así me gusta marimo- sonrió el rubio-

 

Una vez salieron ambos se dirigieron al centro comercial en búsqueda de algo que Sanji pudiera vestir sin reclamar y que de paso no sobrepasara el presupuesto.

 

-Bien, escoge algo rápido y que no sea muy costoso por favor- exclamó Zoro mientras miraba las tiendas a su alrededor-

-No seas tacaño, a ti de seguro ya te pagaron-

-Sí pero ¿eso qué tiene que ver?-

-! Pues a mí siempre demoran en pagarme alrededor de dos semanas!-

-Sí pero tu sueldo es cinco veces el mío-

-Eso es porque soy cinco veces mejor que tú marimo- respondió de forma altanera, ganándose una mirada divertida de parte del peliverde- ¿Por qué te ríes de mí? ¿Acaso dije algo gracioso?-

-Jajajaja no es nada, no es nada… mira ahí está S.A.D, por qué no escoges algo rápidamente para poder marcharnos de este lugar-

-!Ni te atrevas a apurarme!...¿ S.A.D? No quiero baratijas-

-¿Acaso no es la marca de Robin?-

-Sí lo es. ¿Y eso qué?-

-Pensé que le tendrías un poco más de estima a la ropa de “la casa”-

-No me hagas reír marimo, solo modelo esa basura porque me pagan, de lo contrario jamás pensaría en usarla y mucho menos comprarla-

-Ehhh… bueno como quieras… ¿Entonces dónde planeas entrar? Lo demás parecen ser tiendas peores que S.A.D-

 

El modesto centro comercial en el cual se encontraban se hallaba en pleno centro de la ciudad, no digamos que en la zona más decente pero a pesar de eso habían algunas de las tiendas que Sanji solía frecuentar.

 

-¿Qué te parece si vamos a esa? Están con descuentos de un 50%-

-Jamás en mi vida he comprado algo con descuento-

-Ya deja eso, quizás encontremos algo- dijo Zoro, quien animadamente caminó hacia la entrada seguido por un molesto Sanji-

 

Si aquel sitio era bastante desordenado por fuera, dentro el panorama era un verdadero caos. El rubio sintió un escalofrío recorrer su espalda. !Era una verdadera barata de ropa!.

 

-¡No perdamos más tiempo y marchémonos de acá!- gruñó observando con el ceño fruncido todo lo que le rodeaba-

-Jajajaja no seas aguafiestas cejillas, no hay nada más divertido que excavar la ropa que está en el suelo- río mientras se agachaba y comenzaba a desenmarañar un verdadero estambre de prendas- !Vaya mira esta camiseta! !y observa estos jeans! Justo son de tu talla cejillas- dijo extendiéndoselos al rubio quien atónito miraba la escena-

-!¿Qué crees que haces!?... un momento… estos son Diable Jamble Jeans, no puedo creerlo, ¿Qué demonios hacen en un lugar como este?- sorprendido los extendió para observarlos mejor- !Esto debe ser una broma! Tan solo están a 19.000 berries… !Yo pagué 500.000 por los míos!-

 

Completamente asombrado los examinó detenidamente. Sí, eran originales y claro que ese era su precio, sin embargo no cabía en su sorpresa.

-¿Te gustan o no?- le interrumpió Zoro, quien ya se había hecho con un montón de ropa-

-Sí… digo no lo sé… es sospechoso que estén a ese precio, y además estando nuevos-

-Probablemente sean de una temporada anterior-

-No lo sé, son muy parecidos a unos que tenía… en fin supongo que no hay de otra… ¿Qué más tienes ahí?-

-Búscate tu propia ropa-

-Vamos déjame ver- insistió mientras comenzaba a jalar de las mangas de una camiseta-

-Te dije que no-

 

Luego de que pagaran y de paso ambos se cambiaran de ropa caminaron en dirección a la salida del lugar.

 

-Espera marimo, cómprame un café, tengo hambre-

-Pero si desayunamos hace un rato-

-!Por todos los cielos  no seas tan tacaño!-

-Tsk… acabo de comprarte toda la ropa que me pediste y me llamas tacaño-

-Ese era tu deber…-

-Tsk.. Muy bien, vamos por un café, aunque me pregunto si habrá alguno que pueda gustarte-

-Después de probar el que tienes en casa créeme que cualquiera estará bien-

 

Caminaron por el amplio corredor en dirección a lo que parecía ser la zona de cafeterías y restaurantes de aquel edificio. Al menos a lo lejos podía observarse que se trataba de un lugar mucho más ordenado que el resto.

El escaparate de una tienda de fotografía llamó la atención del rubio, quien rápidamente se acercó a observar los artefactos y cámaras que se exhibían.

-30% de descuento en todos los productos… esto de ser pobre es bastante frustrante- se quejó mientras veía su antigua cámara brillar bajo las luces de los focos-

-Oye esa se parece a la cámara que tenías antes, la que destruyó el jabalí en Reverse Mountain, esa vez que te fracturaste la pierna, jajajaja - rio socarronamente-

-!No tienes por qué recordármelo! Fue tu culpa que se estropeara-

-No lo sé… tú fuiste quien se alejó en la oscuridad-

-!Ya no quiero hablar de eso!... olvídalo y vamos por ese café-

-Muy bien…-

 

A eso de las una de la tarde aquella densa neblina finalmente se disipó, dejando al descubierto un impecable día soleado. La parada del autobús se encontraba desierta a esas horas por lo que habiendo llegado no tardaron mucho tiempo en emprender rumbo hacia mariejoa, el distrito más acaudalado de la ciudad.

 

-Creo que nunca había andado por estos lugares- exclamó Zoro mientras observaba las preciosas fachadas de las enormes mansiones que rodeaban esa zona-

-No es como que haya mucho por hacer en un lugar como este, pero si buscas exclusividad es el único sitio donde podrás encontrarla, después de todo esta ciudad no es tan grande-

-¿Y tú por qué no vivías aquí?- inquirió-

-! Estás loco! Para poder vivir aquí tendría que ganar como mínimo 10 veces más, este lugar es para empresarios millonarios  como Doffy o Crocodile, aunque creo que más para Crocodile-

-Ya veo… nunca pensé que tú dirías algo así-

-¿Algo así? ¿A qué te refieres?-

-Pues ya sabes, pensaba que tú aspirabas siempre a lo más lujoso, que solo querías cosas costosas-

-Bueno, siempre hay un bastardo que tiene más que tú, supongo que así es el mundo. De todas formas no es como si no las pudiera tener, pero supongo que mi vida de excesos me llevó a terminar así-

-¿En un autobús con un pobre diablo como yo?-

-Jajajajaja… supongo que sí-

 

Zoro sonrió.

 

-Aunque sabes que… quizás suene extraño pero pienso que aunque seas un idiota asistente bueno para nada, no eres un pobre diablo-

 

¿Qué demonios intentaba decir? ¿Acaso eso era un cumplido? Un tanto sorprendido ante las palabras del rubio se limitó a permanecer en silencio, pues de cualquier forma ¿cómo podía responder a eso?

 

-Muy bien, ya hemos llegado, vamos- indicó Sanji al tiempo que se ponía de pie y bajaba-

 

Delante de ellos un hermoso barrio comercial, rodeado por palmeras y flores se extendía a lo menos por cinco cuadras. Elegantes pórticos y escaparates se vislumbraban en todas partes, algunos tan finamente decorados que costaba creer que vendiesen chocolates o sombreros en ellos o inclusive jabones.

-Ya que tú conoces las tiendas que hay por acá… ¿Dónde podremos encontrar algo para Ace y Marco?-

-Sé de una tienda de antigüedades que vende piezas exclusivas-

-Entonces te sigo…-

 

Tras caminar unos cuantos pasos ambos entraron a un bellísimo edificio de piedra blanca cuya dorada puerta metálica conducía a un amplio corredor decorado con jarrones, arreglos florales y toda clase de pinturas. Avanzaron hacia otro pasillo donde muchos clientes recorrían el lugar siendo guiados por vendedores. Sanji caminó hasta el mesón de recepción y habló algo con el encargado que Zoro no alcanzó a escuchar.

 

-¿Qué le dijiste a ese viejo?-

-Que no nos molesten porque queremos recorrer la tienda tranquilos-

-¿De veras le dijiste eso?-

-¿Por qué habría de mentirte?, yo era cliente de este lugar y odiaba que me ayudaran a escoger mis compras-

-Ni modo… bien entonces ayúdame a escoger algo que no sea demasiado caro-

-Bueno lamento decirte que todo aquí es demasiado caro-

-¿Ah? ¿Y ahora me lo dices?- susurró acercándose a ver una bellísima estatua de bronce, de apenas 15 centímetros. Casi cae de espaldas al ver el precio- 200.000 berries por este muñecote…-

-Es una estatua de Bronce, una pieza de colección… pero no temas, entre todos estos tesoros debe haber alguna que otra baratija- dijo mientras revisaba cantidad variada de objetos-

Zoro por su parte no hacía más que observar a su alrededor sin atreverse a tocar nada. Sin embargo su búsqueda visual le llevó a fijarse en una discreta caja de metal con pequeñas incrustaciones de plata. Un tanto intrigado se acercó y  con sumo cuidado levantó la tapa.

 

-Cejillas, mira observa esto-

-¿Qué es eso?-

-No lo sé. Es una caja y tiene estos dentro-

Sanji un tanto extrañado se acercó y observando el contenido de la caja finalmente entendió que se trataba de un pequeño álbum de fotos cuya tapa se encontraba recubierta en metal oscuro, acompañado de tres marcos de fotos en estilo barroco.

-Esto es magnífico. ¿Dónde lo encontraste?-

-Estaba sobre esa mesa-

-Uhmm ya veo… el precio es de 50.000 berries, que extraño… me pregunto por qué está tan barato-

-¿Qué más da? Me parece que es lo que buscaba-

-Sí, pero no deja de extrañarme el precio… se supone que es de plata-

-Bueno como puedes ver en la etiqueta dice claramente 50.000, no pienso pagar ni un berrie más-

 

El rubio lo miró divertido.

 

-Está bien… si no te molesta daré una vuelta a las pinturas del segundo piso-

-Sí, claro como quieras… ¿te espero aquí?- inquirió con un dejo de timidez en su voz-

-Por supuesto que no, ven, sube conmigo- dijo al tiempo que una amable sonrisa se escapaba de sus labios sin que él se diera por enterado-

 

Ambos subieron por unas bellísimas y oscuras escaleras de madera, cuyo brillo resplandecía mucho más que ciertos objetos en las salas. Una vez estando arriba Zoro abrió los ojos sorprendido. El corredor que se extendía delante de ellos se encontraba atestado de antiguas obras de arte, algunas decoradas por pesados marcos de bronce que resaltaban aún más sobre el viejo papel tapiz de las paredes.  

-Este lugar no ha cambiado mucho… pensé que habrían traído nuevas obras-

-Pues la verdad lo dudo teniendo en cuenta que la más pequeña cuesta 2.5 millones de berries- exclamó Zoro tras revisar el precio de una obra-

-Sí, es cierto- dijo al tiempo que caminaba al centro de la sala, justo frente a una enorme pintura cuyo personaje principal era una misteriosa mujer retratada en un hermoso y soleado día de primavera- Algún día pienso comprar esta obra y ponerla en mi sala… si es que logro recuperar mi piso  claro está-

 

El peliverde la observó detenidamente. Realmente era una pintura hermosa y aunque él no sabía nada de arte, podía sentir tranquilidad y armonía al observarla. Sin decir nada continuó dando vueltas en la sala, deteniéndose en algunas obras y pasando por alto otras que realmente no tenían nada que llamara su atención. Transcurrido un buen rato en el que ambos deambularon por el piso superior, decidieron que ya era momento de marcharse.

 

-Bien, dame la caja y tu tarjeta, yo pagaré esto-

-¿Qué? ¿Por qué no puedo hacerlo yo? ¿Acaso piensas que no sé deslizar la puta tarjeta?-

-Tsk… no es eso…. Baja la voz y no seas escandaloso. Hazme caso-

Cabreado cedió la tarjeta al rubio susurrándole la clave.

 

Sin entender muy bien qué diablos planeaba se limitó a seguirlo hasta la recepción donde habían llegado al principio. El mismo viejo canoso los observaba altanero, detrás de una antiquísima máquina registradora de bronce, la cual supuso Zoro que solo se trataba de un adorno.

 

-Buenas tardes, vamos a llevar esto- exclamó Sanji a secas-

El viejo sin siquiera responderle el saludo tomó el artículo y lo observó detalladamente.

-Son 500.000 berries- exclamó-

Zoro casi cae de espaldas.

 

-Qué extraño… en la etiqueta figura otro precio- dijo el rubio, acercándose y dejando a la vista la cifra marcada en el papel-

 

El hombre abrió los ojos pasmado e intentando mantener la compostura comenzó a tartamudear.

-No, no, no… imp… i… imposible… este objeto no… no puede costar eso-

-Bueno eso no es mi problema, la etiqueta señala claramente ese valor-

-!Ustedes debieron cambiarlo! !Par de críos ladrones!-

-!¿Qué ha dicho?! ¿Acaso nos está insultando? No creo que le haga mucha gracia que “este par de críos ladrones” como nos ha llamado vaya a poner una queja a la administración de la ciudad, así que le sugiero que se apresure en hacer la factura por 50.000 berries pues no tenemos todo el día para escuchar sus quejas- señaló  tranquilamente mientras jugueteaba con un antiguo bolígrafo del viejo-

 

El hombre con el rostro rojo producto de su molestia, desapareció unos cuantos segundos  tras una puerta para luego volver con la caja envuelta en papel de diario.

 

-Muy bien, señor Vinsmoke, usted gana, pero le sugiero no vuelva a asomar su persona a esta tienda nunca más- amenazó mientras Sanji pagaba despreocupadamente-

-Sí, sí, como diga. Muchas gracias, que tenga buena tarde- sonrió con el único motivo de enfadar aún más al viejo-

 

Ambos jóvenes salieron del edificio y tras caminar unos cuantos metros Zoro exclamó:

 

-Gracias cejillas, supongo que sabías lo que iba a ocurrir-

-Por supuesto que lo sabía, era imposible que esto costase 50.000 berries-

-Me salvaste- sonrió mientras le miraba de reojo, notando apenas el imperceptible rubor en sus mejillas-

 

Luego de dar vueltas por aquel bellísimo y costoso barrio hasta el atardecer sintieron que su estómago comenzaba a rugir ferozmente.

 

-Que hambre tengo… ¿habrá algún lugar donde comer por este sector?-

-Sí que lo hay, pero digamos que es jodidamente caro-

-¿Tanto como el Baratie?-

-Jajajajaja no hay nada más costoso que ese repugnante sitio-

-Entonces vamos a comer, tú escoge el lugar-

Sanji lo miró extrañado.

 

-¿Por qué me miras así?-

-No lo sé, sólo estoy sorprendido. Pensé que tu tacañería era tal que nos iríamos a casa y yo tendría que hacer la cena-

-Es lo mínimo que puedo hacer por ti, después de todo perdiste todo un día de tu apretada agenda acompañándome-

 

El rubio lo miró fastidiado.

 

-Jajajaja es broma cejillas, escoge lo que quieras comer, aunque debo admitir que lo de la cena preparada por ti es mucho más tentador-

 

Deteniéndose un instante lo observó fijamente.  ¿Eso quería decir que disfrutaba más su comida que cualquier otra?

 

Intentando contener el calor que amenazaba con enrojecer su rostro se mostró indiferente y aclarando su garganta respondió:

 

-Quiero algo dulce … ¿te gustan los waffles?-

-No recuerdo haberlos comido, la verdad no suelo probar cosas dulces-

-Creo que podrían gustarte, ven, conozco un lugar-

 

A esas horas aquel barrio se encontraba bastante concurrido. Hacía pocos minutos se había escondido el sol por lo que las hermosas y brillantes luces decorativas iluminaban las tiendas. Tras caminar unos cuantos metros un agradable aroma dulce invadió el lugar, era como si estuviesen calentando vainilla y canela en gigantescos sartenes, pues a cada paso el olor era más y más fuerte. (N/A: imaginen este lugar como algo similar a Rodeo Drive en Beverly Hills xD)

 

-Vaya, no pensé que habría tanta gente a esta hora… aunque  supongo que será por el fin del verano- exclamó Sanji intentando abrirse paso hasta la última mesa desocupada de aquella elegante Wafflería-

 

Dentro, el abarrotado restaurante, se encontraba caluroso y producto de la cantidad de personas que había la atención iba bastante lenta.

 

-Uhmmm quizás no fue una buena idea venir aquí- suspiró Sanji tras haber transcurrido 5 minutos desde que se sentaron-

-Paciencia  deben venir, además ya entramos y todo luce jodidamente delicioso- sonrió Zoro al ver pasar a un mesero con una enorme y fragante variedad de waffles-

-Bien, como quieras-

 

A pesar del bullicio, además del ir y venir de los clientes y trabajadores, lo cierto era que aquel lugar era bastante agradable. Unas hermosas lámparas de cristal en lágrimas iluminaban el local dando elegancia a aquella cálida atmósfera, sin olvidar los bellísimos arreglos florales y plantas que rodeaban las mesas. Mientras Zoro no dejaba de observar a su alrededor sorprendido ante tanto lujo en un simple restaurante de pasteles, Sanji no hacía más que observarse de reojo en un espejo que, para su mala fortuna, se encontraba justo frente a ellos.  

Un tanto inseguro esperó que el mesero al fin se acercara a tomar su orden, y cuando se hubo marchado aclaró su garganta:

 

-Marimo-

-¿Qué sucede?-

-Esto… una pregunta-

-Claro, ¿De qué se trata?-

 

Incómodo respondió:

 

-Yo… ¿no luzco un tanto descuidado?-

-¿A qué te refieres con eso? ¿Sucio o qué?-

-No, es decir no sé… es que pienso que debo  verme muy mal, ya sabes desde que perdí todo no he podido dedicarme mucho a mi apariencia… bueno eso es obvio pues no tengo dinero para los tratamientos que antes solía usar- explicó mientras examinaba las puntas de su cabello-

 

Zoro le observó en silencio por unos instantes. El semblante del rubio parecía triste y aunque era verdad que no lucía igual físicamente a como lo había conocido, no dejaba de pensar en lo mucho más que le gustaba este nuevo Sanji. Sin ninguna discreción  acarició su cabeza, deslizando sus dedos con suavidad por entre las doradas hebras  de cabello, concentrándose en lo suave y dócil que era al tacto.

 

-A mí me gusta cómo te ves- exclamó sin haberse dado por enterado que los ojos del rubio no se apartaban de los suyos-

 

Por un instante ambos permanecieron observándose fijamente hasta que Sanji, sin poder contener más la mirada, bajó la vista.

 

Vale, lo que acaba de hacer sí que había sido una estupidez. Quizás para ahorrarse un momento aún más incómodo entre ambos, quitó su mano de la cabellera del rubio e intentando disimular que aquello no había sido gran cosa desvió su vista hacia las otras mesas.

 

-Si tardaron diez minutos en atendernos, no quiero ni pensar en cuánto tiempo llegarán los condenados waffles- dijo en una obvia tentativa por cambiar el tema-

 

-Eso creo…- respondió a duras penas, intentando concentrarse en el mosaico que decoraba la mesa-

 

Permaneció en silencio y producto del calor en aquel lugar, el cual ya lo estaba volviendo loco, su rostro se encontraba aún más sonrojado que antes, aunque en cierta forma eso le servía para disimular lo nervioso que se encontraba después de lo que el marimo había hecho.

Fijando su vista en el arreglo floral de la mesa, se mantuvo callado hasta que al fin, después de 15 minutos de espera, llegaron las órdenes.

 

-Waffle frutos del bosque para usted y waffle de chocolate para el caballero- exclamó el garzón- enseguida traigo sus jugos-

 

-Gracias- dijo Zoro al tiempo que miraba de reojo al rubio-

 

Sin poder dejar de sentirse como un imbécil se dedicó a juguetear con la servilleta mientras esperaba a que llegara su bebida. No pensaba dar un bocado y llevarse una reprimenda de parte del jefe por comenzar a comer antes de tiempo o quien sabe que otra mierda de regla más, lo cierto era que por más idiota que fue el haber dicho y hecho aquello, la suave sensación de su cabello no se le quitaba de los dedos.  

Suspiró de forma pesada y nuevamente dirigió una mirada de soslayo.

 

-No tienes que esperar que te autorice a comer marimo- interrumpió de pronto-

-¿De veras? Yo que me estaba conteniendo-

-¿Y por qué razón si se puede saber?-

-Bueno, la última vez que comimos algo en un restaurante elegante te fuiste sin pagar y me dejaste tirado-

-Pues eso te lo tenías bien merecido marimo, no olvides que arruinaste mi traje-

-Jajajaja sí, eso no lo puedo negar- rio Zoro animadamente mientras daba un primer bocado-

 

Cuando ya hubieron salido del restaurante caminaron en dirección a la parada de autobús. La noche estaba cálida y como era característico de esa ciudad, la infaltable brisa marina se convertía en un alivio tras un sofocante y ajetreado día. Ninguno de los dos habló en todo el camino, más bien ambos se encontraban taciturnos. No era de extrañar que después de haber pasado todo un día juntos sin pelear, las cosas anduvieran tranquilas.  Para su suerte el transporte no tardó mucho tiempo en pasar, los asientos iban desiertos por lo que esta vez Sanji se sentó al lado de la ventana.

 

-Vaya día…. Aghhhh- dijo Zoro mientras dejaba escapar un bostezo- creo que cerraré los ojos un momento-

-Tsk… no pienses en dormirte idiota, yo no sé dónde debemos bajarnos-

-Descuida, aún falta 1 hora-

-¡¿1 hora?!-

-¿Olvidas el tráfico?, recuerda que este autobús hace su recorrido por la avenida principal-

-Una verdadera mierda, ni modo… no hay otra opción después de todo- respondió al tiempo que desviaba su mirada hacia la ventana-

 

Quizás porque hacía mucho tiempo no salía, o quién sabe qué otra razón, la ciudad le pareció más bella con sus larguísimas avenidas y arboledas, su costanera repleta de bares y tiendas, la playa tan impecable como siempre… sí, no podía negar que se sentía algo raro y no tanto por ir en un autobús… no, era diferente, digamos que no se sentía de maravilla pero tampoco estaba tan mal, o vale quizás sí se sentía de maravilla solo que le costaba admitir que ese día había sido divertido y todo gracias al marimo.

¿Cómo mierda podía explicar esa estúpida tranquilidad? Y si pensaba que era estúpida simplemente se refería a la razón de porqué las ansias y el estrés (producto del lío  con el fisco)  habían comenzado a desaparecer, era como si todo ese problema fuera una aburrida historia de hace meses, en la que ya casi no pensaba.

 

De pronto sintió un peso caer sobre su hombro derecho, sobresaltado se sorprendió al ver a Zoro dormido y apoyando su cabeza sobre él. De seguro el muy idiota estaba agotado pues hasta había comenzado a salivar su nueva cazadora.  Examinó por un instante su rostro sintiendo un inexplicable deseo de acariciar esa piel canela que ahora parecía brillar producto del reflejo de las luces de la calle.

-Tsk… este tonto me dejará todo babeado… que asco- pensó dejando escapar un sonrisa de sus labios-

 

Quizás por el sopor que había comenzado a sentir se dejó llevar apoyando su cabeza suavemente en la de su asistente. Sólo cerraría los ojos por un momento, después de todo apenas habían salido y ese autobús de mierda al parecer recorría toda la ciudad y bueno si se pasaban era problema del marimo. Cerró los ojos y rápidamente se durmió.

 

 

Al cabo de un rato sintió que lo zarandeaban con suavidad.

 

-Eh… cejillas despierta, ya nos tenemos que bajar- dijo Zoro en un susurro mientras él se esforzaba en abrir los ojos-

-¿Ya llegamos?- inquirió aún adormilado-

-Sí, ven, nos bajamos en la siguiente parada-

-Maldición- exclamó al tiempo que se estiraba antes de ponerse de pie-

 

Apenas bajaron sintieron una fresca brisa  por lo que apurando el paso caminaron rápidamente a casa.

-Al parecer ya no queda mucho verano-

-No hay de otra- contestó aún somnoliento-

 

Cuando al fin hubieron llegado Sanji se desplomó sobre la cama mientras Zoro se sentaba en el sofá.

 

-A pesar de que no hicimos ni mierda estoy cansado- admitió-

-Eso es porque hacía mucho tiempo no salías cejillas… por cierto fue un buen día-

-Sí… supongo… ¿Qué hora es?-

-Casi las 22.00-

-Ahhh pensé que sería más tarde… a juzgar por tu expresión puedo adivinar que tienes hambre-

-Por supuesto que no… esos waffles fueron suficiente para mí-

-!Mentiroso! Ya te conozco…-

-Ahora si quieres cocinar algo no podría rechazar la oferta- exclamó mientras ocultaba su rostro tras el enorme periódico que fingía leer-

-Bien, creo que prepararé una ensalada-

-¿Necesitas que te ayude?- preguntó al tiempo que se ponía de pie y seguía al rubio hasta la cocina-

-Uhmmm, está bien, solo por esta vez te dejaré ayudarme-

 

Mientras Sanji trozaba algunas zanahorias y pimientos rojos, Zoro se dedicaba a desmenuzar una lechuga y posteriormente lavarla con cuidado. Aunque ninguno de los dos hablaba lo cierto era que aquella tensión que antes invadía la casa parecía haber desaparecido por completo.

Luego de haber finalizado su tarea, comenzó a observar atentamente como el rubio preparaba los vegetales, aderezándolos con precaución y disponiéndolos rápidamente en la mesa y a decir verdad un extraño sentimiento comenzó a embargarlo. Era algo que le costaba describir, una especie de angustia que apretaba su estómago y le carcomía sus pensamientos, y lo peor de todo era que desde hacía unos días ya no lograba alejar de su mente algunas ideas bastante confusas. La mirada que le dirigió el rubio le hizo estremecer por completo, sin embargo intentando deshacerse de esas sensaciones caminó hasta la mesa como si nada raro ocurriese.

 

-Bien… entonces mañana ¿a qué hora debemos salir?- inquirió Sanji, esta vez concentrando su mirada en el plato-

-Uhmmm la boda comienza  a las 7. Así que me imagino a las 5 es una buena hora-

-Comprendo… será extraño volver a ver a toda esa gente-

-¿Por qué lo dices?-

-Pues porque hace ya varias semanas he desaparecido del mapa, y hasta donde tengo entendido nadie sabe de mí-

-¿Eh? ¿Qué dices? Todos los chicos saben que estás aquí- respondió Zoro al tiempo que bebía un trago de agua- Al menos los más cercanos, para el resto de la gente tú estás de vacaciones-

-No sé cómo tomar eso… bueno supongo que da lo mismo, no tengo por qué dar explicaciones a nadie-

-Sí, eso es cierto...- exclamó dirigiendo su vista hasta Sanji, quien apenas había probado bocado-

 

En ese momento sintió algo de empatía por el rubio, después de todo sabía lo incómodo que debía ser para el aparecer públicamente luego del escándalo con su piso.

 

-Tranquilo cejillas, todo estará bien- dijo intentando tranquilizarlo- sólo ve y diviértete-

-Tsk… no tengo de otra, después de todo tú me obligas a ir-

-No te obligo, solo te pedí que me acompañaras… ¿Ya no quieres hacerlo?-

-¡Aghhh! ¡No me mires de esa forma! Ya te dije que sí- respondió al tiempo que se ponía de pie y caminaba hasta el colchón- Voy a dormir, estoy cansado… tu hazte cargo de lavar eso-

-Supongo que no tengo alternativa- rio mientras observaba divertido la escena del rubio tumbado sobre la cama, ocultando su rostro en la almohada-

 

Poniéndose de pie caminó hasta el grifo y echó a correr el agua, dispuesto a lavar la cantidad de trastes que se habían acumulado del día. Apenas tomó la esponja con detergente sintió el chorro de agua empapar sus manos, estaba fría y  en ese instante recordó lo mucho que se molestaba el cejillas cuando no fregaba los platos con agua caliente.

-“Si no lavas la loza con agua caliente los platos quedan grasosos”- repitió las palabras del rubio en su mente y sonrió-

 

Pasados unos minutos y luego de haber secado y ordenado todo se dirigió al sofá donde ya bastante cansado se dispuso a dormir, no sin antes haber apagado todas las luces. Sin ningún sonido más que la distante autopista cerró los ojos y se preparó para descansar, no obstante y repentinamente la voz de Sanji le hizo volver en sí.

 

-¿Estás durmiendo?- inquirió en un intento por susurrar-

-Lo estaba… ¿Qué sucede cejillas?-

-Nada, solo quería saber si estabas despierto-

-No me jodas…-

-Jajajaja… estaba pensando en lo extraño que ha sido todo este último tiempo-

 

Un tanto intrigado ante este comentario se atrevió a preguntar:

 

-¿A qué te refieres con eso? ¿Sientes que este último tiempo ha sido horrible?- dijo mientras se volteaba a observar como el rubio tenía su vista fija en el techo-

-Sí… es decir no horrible, quizás al principio si lo fue, ya sabes con todo el lío del fisco, haberme quedado sin nada y luego venir aquí… ha sido extraño pues aunque todo comenzó muy mal y me sentía atrapado y angustiado con el tema, con el pasar de los días he logrado relajarme un poco más… quiero decir ya no estoy tan tenso-

 

En ese instante Zoro se pudo imaginar la expresión que debía de tener Sanji, es más, hasta el ambiente se encontraba impregnado de una hasta entonces desconocida calma. Si lo pensaba bien cada día que pasaba el rubio se mostraba más abierto con sus sentimientos y lo más extraño de todo era que sucedía sin que el siquiera le preguntase. No era como si no le importara, sino más bien intentaba no pensar en ello pues conociendo aquellas reacciones impredecibles que tanto le divertían, no se atrevía.

Tragó saliva y por unos segundos permaneció en silencio hasta que una duda comenzó a acechar en su mente.

 

-Oi cejillas… ¿Y qué planeas hacer? me refiero a cuando se solucione todo-

-Obviamente regresar a la normalidad ¿Por qué lo preguntas?-

-Por nada, solo me causó curiosidad… y de todas formas ¿Marco te ha dado alguna noticia del caso?-

-Sí… se supone que pronto podría recuperar todo-

-Ya veo… eso es bueno-

-Sí…-

Por un instante ambos permanecieron en silencio.

 

-Creo que es momento de dormir, buenas noches cejillas-

-Buenas noches marimo- respondió a secas-

 

Y como siempre otra noche más que no podía cerrar los malditos ojos. Apretándolos con fuerza intentó dormirse de una buena vez, sin embargo su mente insistía en enviarle miles de pensamientos y algunos no hacían más que enmarañar su ya complicada psique.

¿Realmente quería regresar a la normalidad? Es decir y para comenzar ¿Qué era su normalidad? ¿Acaso el ser famoso y rico pero sentirse desesperadamente solo? ¿O tal vez el estar rodeado de toda esa gente fría y patética? Suspiró. Realmente no podía dejar de sentirse él mismo patético por fingir querer seguir viviendo esa mierda. Y entonces si toda aquella normalidad comenzaba a provocarle cierto rechazo, ¿Qué putadas quería?

Maldijo por lo bajo e intentando ahuyentar aquella pesadilla en su cabeza observó al peliverde descansar plácidamente con ambas manos sobre su pecho. El ritmo de su respiración era tan suave y serena que terminó por tranquilizarlo a él también.

 

-Estúpido marimo… creo que ya me acostumbré a que estés cerca- pensó y haciendo un esfuerzo supremo logró conciliar el sueño-

 

 

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Mientras tanto en una bahía cercana a la ciudad Trafalgar Law luchaba por encender un cigarrillo, a esa hora la brisa marina golpeaba su torso desnudo y el de su acompañante, quien esperó pacientemente para inhalar profundo el tabaco mentolado.

 

-Había olvidado lo bueno que es este tabaco-

-No es como que lo consigas en todas partes… ya sabes por qué razón había dejado de fumarlo-

-Sí, puedo imaginar el por qué…- respondió, sin poder evitar que la imagen de Crocodile viniera a su mente-

 

Ambos hombres fijaron su vista en el océano, tan oscuro, tan temible y sin embargo tan inexplicablemente atrayente. Quizás sentían que sus pecados eran arrastrados hasta las profundidades del mar limpiándolos de todo, permitiéndoles olvidar al menos por esa noche.  

 

-Law… gracias por venir, de verdad pensé que nunca más volvería a tenerte cerca-

-No tienes que agradecerme Doffy, no hago esto ni por ti ni por mí, la verdad solo vine y no pensé en nada-

-Eso es característico en ti, nunca puedes hacer a un lado tu impulsividad… eso me encanta- dijo al tiempo que acariciaba los labios del moreno con su pulgar, sin embargo éste se hizo a un lado-

-No juegues conmigo, no necesito mimos-

-No estoy jugando Law, lo siento… no puedo evitarlo-

-Ve, anda al grano, no me llamaste solo para nadar un rato… ¿Qué quieres?- inquirió mientras aplastaba el tabaco y caminaba de regreso hasta la lujosa habitación del magnífico hotel  en el cual Doffy se encontraba-

-Obviamente no lo hice- respondió al tiempo que le seguía y cerraba la ventana del balcón- No puedo dejar de pensar y sentir lo ocurrido anoche… y aunque sé que me dirás que solo fue un impulso porque estabas ebrio, intento borrarlo de mi mente y créeme que me está siendo imposible- admitió apesadumbrado-

-Sólo fue un impulso porque estaba ebrio… esa es la verdad y nada más. Tú lo sabes y yo lo sé, no hay más vuelta que darle al asunto-

 

Un tanto enrabiado y sin poder tragarse la falsa frialdad de Trafalgar se acercó hasta él y empujándole con suavidad lo arrinconó contra el muro.

 

-¿Esa es la verdad Law?... ¿Es esa?... entonces ¿Me puedes explicar por qué viniste? ¿Acaso intentabas limpiar tu culpa por haberte acostado conmigo luego de que se marchara ese estúpido crío?-

-Detente… no seas idiota-

-Cuando se trata de ti seré siempre el más idiota Law, porque te quiero cerca y no puedo evitar sentir como hierve mi sangre al recordar que estabas con ese maldito pelirrojo… pero ¿sabes algo? No me interesa que vengas a buscarme luego de que él se fuera, puedo hacer vista gorda a todo eso si admites que quieres estar conmigo-

 

A pesar de que el amarre era lo suficientemente fuerte Law sentía con suavidad como el rubio lo tomaba del cuello y apretaba contra sí. El calor de su cuerpo había comenzado a hacer estragos en el suyo y si Doffy no se hacía a un lado probablemente toda aquella máscara de frialdad terminara derritiéndose por completo.

 

-No entiendo por qué sacas ese tema a relucir, tú no eres nadie para juzgarme-

-No te juzgo solo intento buscar pruebas para que te quedes conmigo esta noche- confesó-

 

Law no pudo evitar que una sonrisa se escapara de sus labios y en un fallido intento por mantener la compostura, evadió toda mirada del rubio para no soltar una carcajada.

 

-¿De qué diablos te ríes Law? ¿Acaso dije algo gracioso? –

-Nada… ¿Es todo lo que tenías para decirme?-

-¿Qué?... pues sí- dijo un tanto extrañado y lentamente soltó al moreno-

-Muy bien entonces me largo-

 

Doffy permaneció pensativo por unos segundos, hasta que nuevamente se abalanzó sobre él.

 

-No irás a ninguna parte-

-Por supuesto que sí-

-Claro que no- respondió y acto seguido lo empujó a la cama y lanzándose encima suyo volvió a aprisionarlo- Había olvidado un pequeño detalle sobre Trafalgar Law- rio divertido-

-¿Ah sí? ¿Qué idiotez se te ocurrirá ahora?- respondió ladeando los ojos en un intento por parecer cabreado-

-Pues que Trafalgar Law odia que le acaricien su estómago… y sus  costillas…- lentamente comenzó a deslizar las manos por su cuerpo-

-Jajajaja… no… detente… detenteeeee… me haces cosquillas, quiero decir aléjate jajajjaa-

-Ahhh… así que por esa razón te reías… de seguro estaba rozando ese delicioso abdomen tuyo-

-Agh!! Jajajaa nooo… déjame, ¡suéltame!- reclamó al verse descubierto-

-No, hasta que admitas por qué viniste-

-Sólo quería saber que me dirías-

-Tú ya sabías que te diría-

-Sí, lo sabía- confesó mientras luchaba por apartar las manos del rubio-

-Entonces también sabías que me moría de ganas por acariciarte otra vez- exclamó y esta vez sus manos fueron más despacio, recorriendo lentamente su torso y subiendo hasta sus labios donde se detuvieron- No sabes cuánto te he extrañado Law-

 

El rubio dejó caer su cuerpo sobre el del menor, acercando su rostro a ese delicioso cuello, impregnándose de su aroma para luego subir lentamente hasta su cabellera.

 

-Aghh… no hagas eso Doffy… detente- suspiró cada vez más agitado-

-¿Por qué quieres que me detenga? ¿Acaso no te gusta?-

-Cla… claro que no… no…-

-No sabes mentir Law, quiero que me digas la verdad…-

-Muy bien… si es que eso quieres te lo diré y como ya te dije anoche estaba ebrio…-

 

Los ojos de ambos hombres se encontraron y aunque ya habían pasado varias horas desde que Law despertó esa mañana, con un insoportable dolor de cabeza y el rubio acostado en su cama, no pudo evitar volver a recordar todo lo sucedido.

Resulta ser que la noche anterior y luego de haber salido a divertirse se encontró completamente sólo y esquivo bebiendo en Dressrosa. Para su buena o mala fortuna (N/A: Depende de si les gusta el ship xD) y cuando ya llevaba unas cuantas copas se encontró frente a frente con Doffy, quien había pasado por un trago luego de un arduo día de trabajo.

De no ser porque se encontraba ebrio no habría entablado conversación alguna pero ya que el alcohol le hacía olvidar todos sus problemas, terminó por charlar gran parte de la noche con el rubio sin siquiera escatimar en tragos por lo que en los pequeños y fugaces recuerdos que tuvo luego de que dejaran el bar  se vio a sí mismo  bajo el cuerpo de Doffy al tiempo que éste parecía una figura difusa en la tenue luz de la habitación.

A la mañana siguiente y tras haber pensado por unos instantes que todo se trató de un sueño bastante real, cayó en la cuenta que el rubio dormía plácidamente a su lado.

 

-Mierda… ¿Qué hice ahora?- se reprochó a sí mismo luego de ver la ropa desperdigada por toda la habitación en una escena de lo más cliché- Soy un idiota….-

 

Intentando aclararse se dirigió hasta la ducha donde dejó caer un chorro de agua fría sobre su cuerpo y fue en ese momento cuando las antes borrosas imágenes de su salida nocturna comenzaron a tomar forma. Sin poder dejar de sentir algo de culpa caminó de regreso a la habitación encontrándose inmediatamente con los ojos del rubio esperándole impacientes.

 

-Buenos días Law…-

-Hola… creo que ya es tarde, deberías irte- espetó, intentando sonar lo más frío posible-

-Sí, lo sé… ya debería marcharme-

 

Hubo un momento en el cual ambos se observaron fijamente.

 

-Bueno… antes de irme, ¿me darías un café?- señaló el rubio al tiempo que se levantaba y comenzaba a buscar su ropa entre las sábanas-

-Sí claro, no hay problema-

 

Un tanto extrañado ante la petición caminó a la cocina a preparar la cafetera. Minutos más tarde Doffy se marchó sin decir ni preguntar nada, lo cual no dejó de extrañarle. Sin embargo a eso de las 6 de la tarde le envió un mensaje invitándole a nadar y beber algo en una bahía cercana. A decir verdad ni siquiera sabía por qué razón había ido pero una parte de él estaba seguro de lo que le esperaba y no podía negar que de alguna manera lo necesitaba. Y luego de todo aquello ahí se encontraba, nuevamente bajo el rubio y esta vez sin pizca de alcohol en su cuerpo. Se maldijo por ser tan débil.

 

-Y ahora no lo estás…y aun así me dejas acercarme- murmuró mientras aproximaba su rostro al del moreno quien nervioso tragó saliva- A mí no me engañas Trafalgar Law, te conozco, sé lo que quieres y tú también sabes lo que yo deseo-

 

Frunciendo el ceño intentó apartarse. Tenía razón, ese idiota tenía razón. Sabía lo que quería y ya a esas alturas no podía negar que él también lo necesitaba, pero por alguna razón le encantaba ser testarudo.

 

-Vamos admítelo- insistió el rubio y ésta vez sus labios quedaron a milímetros de los suyos-

 

Haciendo un esfuerzo por soltarse intentó alejar su rostro, sin embargo le fue prácticamente imposible. No había escapatoria, el rubio lo tenía firmemente apretado. Sintió su cálido aliento cada vez más cerca de su boca hasta que simplemente no pudo aguantar más. Se abalanzó a sus labios, primero de manera discreta y un tanto temerosa y luego cada vez con más desesperación. Apenas sintió el contacto con su lengua su cuerpo comenzó a estremecerse y entonces recordó lo intenso y profundo que solía besarle antes, era como si intentase robarle el aliento, ahogándole en su propia boca mientras no podía evitar que la saliva se escapase de sus labios. Sí, debía admitirlo, nadie en todo el mundo besaba como ese idiota y aunque eso no era lo que él buscaba precisamente en una persona, la verdad era bastante imposible resistirse. Lentamente el rubio dio espacio a ambos para respirar, no sin antes forzarlo a que abriera las piernas, dejándole completamente a su merced.

 

-Sabía que mentías Trafalgar, te ves aún mejor que anoche… y eso que no has bebido nada-

-¡Aghh! Detente, sal de ahí, no me jodas…- gruñó intentando ocultar su cada vez más amenazante erección-

-Olvídalo, ya estás aquí, ya eres mío  y ni pienses que te dejaré ir- susurró acercando su rostro a la entrepierna del moreno, hundiéndolo y jugueteando a su alrededor-

-Do…do…doffy no lo hagas…- gimoteó mientras se revolvía entre las sábanas-

-¿Y quién eres tú para darme órdenes?-

 

Con la intención de parar al rubio llevó las manos hasta su cabeza, tironeándole con suavidad el cabello.

 

-No… por favor…-

 

Por su parte Doffy hizo caso omiso de los ruegos y ya sin querer perder más tiempo despojó al moreno de su ropa interior, dejándolo completamente desnudo y con una expresión que no hizo más que excitarle aún más.

 

-Law… no sabes cuánto extrañaba esto- murmuró y sin darle espacio para que reaccionara se abalanzó sobre su endurecido miembro, besándolo y tragándolo de una vez  sin piedad-

-Aghh! No… Doffy…Doffy aghhh….- gemía, incapaz de articular palabra alguna-

 

A cada instante Law sentía que enloquecía más y más por lo que tironeándole el cabello, esta vez mucho más fuerte, comenzó a mover sus caderas, buscando dominar ese ritmo que ya le tenía completamente fuera de sí y olvidando que hace apenas unos minutos se encontraba fastidiado. Por un instante una parte suya le advirtió que seguramente se arrepentiría al día siguiente y que esas estúpidas ideas y pensamientos nuevamente comenzarían a acecharle, pero que más daba, ya habría tiempo después para consecuencias pues en ese mismo momento lo que pasara después le importaba una mierda. (N/A: Law es una zorra espantosa xDDDDD)

 

-Eso… así Law, me encanta cuando te mueves, hazlo más rápido- exclamó sin despegarle los ojos de encima-

-Aghh Do…Doffy…- respondió al tiempo que apretaba aún más su cabello-

 

El sudor ya había comenzado a perlar la piel de ambos hombres. Mientras el moreno no dejaba de moverse, Doffy sentía que a ese ritmo terminaría trastornado. La expresión en su rostro; el ceño ligeramente fruncido, sus labios apretados y al instante completamente abiertos dejando escapar gemidos que no hacían más que desquiciarle además de la desesperación con la cual había comenzado a moverse le tenían al borde del abismo sin siquiera haber ido más lejos. Estaba tan jodidamente excitado que su entrepierna había comenzado a doler. Necesitaba estar dentro de él, necesitaba en ese momento marcarle, volverle a poseer como nunca antes y que de una buena vez entendiera cuanto deseaba estar a su lado. Sin darle espacio para que llegase al orgasmo, deshizo la succión y se abalanzó a sus labios para besarlos tan violentamente que no tardó en enrojecerlos.

Por su parte Law sentía al rubio completamente fuera de sí. Quizás era idea suya pero no recordaba nunca antes haberlo visto tan necesitado. En cierta manera le sorprendía la fuerza con la cual se esmeraba en pegarlo a su cuerpo mientras acariciaba y repasaba cada uno de sus puntos débiles, los cuales parecía recordar muy bien. Tragó saliva, aquel idiota realmente le estaba provocando como nunca. Maldijo al sentir como se apoderaba de su cuello, lamiéndolo de forma despiadada, mordiéndole despacio para después volver a repasar la enrojecida piel. Mierda, pensó al sentir su lengua deslizarse lentamente e inevitablemente un gemido escapó de su boca.

-¿Qué ocurre Law?, ¿Acaso quieres que me detenga?-

-Uhhhh… Aghh…- jadeaba aún sin poder decir nada-

 

Manteniéndose en esa zona esta vez el rubio se dirigió hasta uno de sus lóbulos el cual delineó con la punta de su lengua para posteriormente enredarla suavemente entre sus pendientes. Aquello pareció enloquecerlo pues buscando con desesperación sus labios comenzó a deslizar su lengua hasta lograr colarse dentro de la boca del rubio, quien la atrapó y mordió suavemente causando espasmos de placer en el menor. Lentamente notó como éste rozaba su entrada con su ya cada vez más palpitante miembro. Joder, estaba tan condenadamente duro que ni siquiera dedicaría un puto segundo a provocarle y mucho menos juguetear. Sin pensarlo dos veces entró en el cuerpo de Law quien gimió fuerte al sentirle entrar.

 

-¡Ahhhghhhh! Do… do…Doffy-

-Aghh… Law por todos los cielos… estás tan caliente- gruñó al penetrarlo y sentirlo plenamente-

Un tanto inmovilizado aún por el enorme miembro dentro suyo comenzó a moverse, al principio con cierta dificultad y al cabo de unos segundos de una manera tan escandalosa que provocó un sonrojo en el mayor.

 

-Hazlo más rápido- ordenó al tiempo que abría sus piernas y las afirmaba con sus manos-

-Aghhh Law… no te imaginas cuanto extrañaba sentirte así- se esforzó en decir, sin dejar de moverse- ¿Te gusta cuando lo hago de esta forma?- inquirió al tiempo que separaba sus piernas con fuerza, dejando su entrada aún más expuesta-

Sin poder hilar palabra alguna se esforzó y tragando saliva respondió:

-S... sí… sigue así, por favor no te detengas- rápidamente rodeó al rubio con sus brazos, atrayéndolo contra su pecho, obligándole a pegarse a él-

-Law… Law… me… me vuelves loco- gemía el mayor sin dejar de moverse, sintiendo como su cuerpo comenzaba a estremecerse extasiado-

 

Esta vez fue el turno del moreno para hacerse con su cuello. Sin importarle una mierda ir despacio comenzó a succionar la dorada piel, lamiendo y mordisqueando esa zona que no hizo más que excitarle aún más. El brillo de uno de sus pendientes le atrajo a su lóbulo donde experimentado, recorrió con la lengua tironeándole de forma provocativa.

Ya estaba, realmente no podía seguir aguantando un segundo más. Cerró sus ojos haciendo un último esfuerzo por continuar, sin embargo le fue imposible, sentía que desfallecía a cada instante por lo que apretando las muñecas del menor le obligó a separarse unos centímetros mientras él daba estocadas cada vez más desenfrenadas.

-Ya… ya no puedo más Law, yo voy a…-

-Aghh… hazlo entonces- exigió al tiempo que llevaba sus manos hasta su propio miembro y comenzaba a atenderlo sin dejar de observar al mayor a punto de colapsar-

En ese momento recordó la sensación del otro llenándole completamente y aún más caliente que antes se movió inquieto, relamiéndose los labios sabiendo lo que le esperaba. Aún más rápido deslizó sus manos, las cuales resbalaban deliciosamente al encontrarse tan mojada aquella zona. Tomó aire y arqueando la espalda se tensó. No pensó que acabaría tan rápido pero qué demonios, ya no quería seguir conteniéndose ni un segundo más.

-Me… me… me vengo…- jadeó con dificultad-

Sintió  el placer escurrir por su palpitante erección, salpicando su piel canela en una visión tan divinamente erótica que embriagó al rubio.  Un brillo se asomó en sus ojos al verle así, tan deliciosamente entregado, tan ridículamente sensual con su abdomen completamente empapado y la respiración aún agitada producto del reciente orgasmo que sintió que estallaría. Rápidamente y sin ningún cuidado lo torturó, entrando y saliendo a su antojo hasta que finalmente dejó escapar todo su ser en una última estocada, tan profunda que su gruñido de placer fue opacado por los desesperados gemidos del menor.

Permaneció dentro de él recuperando el aliento, dejando sus temblorosas piernas ceder finalmente. Despacio y con cuidado salió de aquella entrada para luego comenzar a lamerla con devoción. No pasó mucho tiempo para que el blanquecino líquido comenzara a escurrir manchando las pulcras sábanas con la esencia del rubio.

Ambos se observaron atentamente y sin decir nada. A juzgar por su  mirada Law pudo notar que para Doflamingo aquel encuentro apenas había comenzado, no obstante y aunque seguía excitado, para él  no era buena idea extenderlo, quizás lo mejor era que se largara de una vez. Pero mierda, había comenzado a sentir un cosquilleo en su entrepierna, el cual amenazaba todo su plan de huir.

Enfriando su cabeza se incorporó, acomodándose en la cama y quedando frente al rubio quien no le despegaba los ojos de encima.

 

-¿Qué ocurre? ¿Por qué me miras de esa forma?- dijo finalmente y rompiendo aquel silencio-

-Nada… ¿Para qué quieres que te repita algo que ya sabes?- respondió tras sentir esa fría mirada que irónicamente le derretía por completo-

-¿Algo que ya sé?-

-Tsk… no soy tan idiota como para pensar que solo a mí me vuelves loco-

Law sonrió altivo.

-Ahhh con que eso piensas, supongo que no, no eres el único-

-Pareces disfrutar que se mueran por ti- sonrió  y acercándose le tomó con delicadeza del mentón, besándole despacio y jugueteando con esos exquisitos y enrojecidos labios-

 

Aunque se sentía extasiado una parte suya había comenzado a inquietarse. Estaba tan bien con Trafalgar nuevamente, era como si todo hubiese vuelto a la normalidad, no obstante en el fondo sabía que la realidad no era aquella y que probablemente él solo había venido en búsqueda de sexo y luego seguiría ignorándole. Un dejo de tristeza le invadió, por lo que olvidando el calor en su entrepierna le atrajo contra sí, rodeándole con sus fuertes brazos. Sin querer separarse continuó besándole con ansias, empujándole suavemente en la enorme cama, aprisionándole temeroso.

 Permanecieron así durante un largo rato en el cual Law no dejaba de preguntarse por qué mierda estaba ahí y por qué mierda no pensaba en detenerse. ¿Acaso era ese estúpido sentimiento de sentirse protegido por él? ¿O sólo le estaba utilizando por esa noche? No podía negar que se sentía bien, era como si ese fuese el correcto orden de las cosas.

¿Aún le amaba? Pensó al observar sus ojos analizándolo, como buscando memorizarlo desesperadamente. Sintió su pulso acelerarse.

-Soy un idiota…- Maldijo mentalmente pues realmente estaba confundido-

 

Doffy suspiró, separándose por un instante para recuperar un poco de aire. Observó al menor cerrar sus ojos y aún un tanto agitado se acomodó entre las ya enredadísimas sábanas. Su piel resplandecía bajo la cálida luz de la lámpara, y una extraña expresión surcaba su rostro, era como si al fin después de mucho tiempo volviera a ser el mismo Law que despertaba a su lado cada mañana. Sintió un nudo apretar su estómago y entonces en ese momento comenzó a temer. Sí, odiaba admitirlo pero el simple hecho de estar en ese instante junto a él inevitablemente le hacía sentir miedo. No quería que Law volviese a alejarse nuevamente y olvidara todo aquello que acababa de suceder, si ese era el caso realmente no sabía qué mierda hacer para que volviese a amarlo tanto como antes.

Lentamente y un tanto dudoso se acercó y con timidez deslizó su índice por sus mejillas. Inmediatamente unos fríos ojos grises comenzaron a seguir todos sus movimientos, lucían tan indiferentes que sintió una puñalada en su pecho, sin embargo no quiso rendirse y continuó acariciando su rostro de una manera casi paternal. Rodeó su cuerpo con los brazos y al no recibir una negativa como respuesta se acercó hasta envolverlo por completo.

 

-Te amo Law… haré lo que sea para recuperarte, lo prometo- le susurró al oído-

Extrañado al no escuchar respuesta se percató que el moreno ya se encontraba dormido, o al menos eso supuso. Sonrió y acurrucando la cabeza lo más cerca de su cuello, extendió el brazo para apagar la luz. Aquella era una noche especial, nunca pensó que volvería a dormir con Trafalgar Law por lo que impregnándose de su aroma se dispuso a cerrar los ojos, no sin antes buscar a tientas la mano del moreno, la cual enredó con la suya como antes siempre solía hacer.

 

Apenas sintió al rubio dormirse abrió los ojos. El calor de su cuerpo le envolvía agradablemente así como ese aroma a bronceador que tanto le encantaba. (N/A: AAAAAAAA DOFFY WASHITO RICO XDDD) Con la culpa acechando su mente pensó en irse, no obstante su cuerpo parecía no reaccionar y acurrucándose aún más entre sus brazos mandó todo a la mierda. Quizás después de todo no era tan mala idea intentar arreglar las cosas con el rubio.

 

 

 

El resplandeciente sol del amanecer le sacó de un sueño profundo. Despertó un tanto sobresaltado al no sentir al menor cerca suyo. Un dejo de desesperación comenzó a apoderarse de él hasta que al observar bien pudo distinguirlo durmiendo a unos cuantos centímetros suyo. Rio para sí mismo. Lentamente se acomodó en la cama, procurando no despertarlo y esta vez optó por mantener la distancia, después de todo no era su intención fastidiarle y mucho menos ser un idiota insistente.

Recordó que aquel día debía asistir a la boda de Ace por lo que forzándose a pensar en otra cosa que no fuese el moreno se preguntó cuál de todos sus trajes podría usar y a qué hora sería conveniente llegar. Suspiró. Buscó su móvil, era ya casi las 8 de la mañana así que aún podía darse el lujo de permanecer acostado, al menos hasta que Law despertara. Rogó que fuese en unas horas para así estar con él aunque fuese un rato más.

 Le observó atentamente. Se encontraba durmiendo de espaldas por lo que lujurioso recorrió su piel. No entendía como aquel hombre le podía gustar tanto, no había parte de su cuerpo que no quisiera saborear, era prácticamente perfecto: Su cuello, espalda, piernas  y dios ese trasero… ese exquisito trasero le ponía a mil. Intentando contenerse se atrevió a acercarse y lentamente deslizó su mano por esas esbeltas piernas.

 

-Buenos días… ya estoy despierto- exclamó de pronto, sacándole por completo de aquel embrujo-

-Buenos días Law… lo siento si te desperté-

-Está bien… ¿Qué hora es?-

-Casi las 8-

-Ya veo…-

-¿Dormiste bien?-

-Perfectamente- se atrevió a decir al tiempo que se sentaba en la cama y estiraba los brazos- ¿Irás a la boda de Ace?-

-Por supuesto… pensaba en qué podía vestir, pero supongo que aún hay tiempo-

-Es a las 7 me parece… bueno creo que es tiempo de que me marche-

-¿No quieres desayunar antes de irte? Puedo pedir de ese café que tanto te gusta-

 

Le observó un tanto sorprendido.

 

-¿Café? Uhmm está bien ¿por qué no? Si de todas formas ya conseguiste lo que querías- exclamó y poniéndose de pie caminó en dirección al baño- Me voy a duchar-

-Muy bien- respondió sin saber muy bien como tomar aquel último comentario-

 

Rápidamente se vistió y tras haber ordenado un poco la cama solicitó el desayuno para ambos: tostadas con miel para él y un café cargado para el moreno.

 

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A eso de las 10 de la mañana Zoro despertó sobresaltado. Tal parecía ser que un gato había hecho de las suyas en los contenedores de basura de los vecinos por lo que el estruendoso ruido al voltearse lo sacó de su sueño. Aun un tanto adormilado caminó en dirección a la ventana y al observar que se trataba de un accidente casero maldijo por lo bajo.

 

-Estúpido gato-

Lentamente y aun bastante torpe bebió un vaso de agua y regresó al sofá. Era tarde, sin embargo seguía cansado y de no ser porque Nami había quedado en recogerlos al mediodía hubiera seguido durmiendo. Sentado mirando al cielo de la habitación bajó su vista hasta Sanji quien parecía descansar plácidamente.

 

-Quizás deba despertarlo- pensó al tiempo que se acomodaba sobre un cojín y cerraba los ojos- Sólo dormiré 5 minutos…- se dijo a sí mismo-

 

Al cabo de un rato el sonido de su móvil le despertó.

 

-Aló…-

-¡Zoro! Al fin contestas… ¿ya están listos para ir a recogerlos?-

-Nami… esto ¿qué hora es?-

-Casi las 2, perdón, nos atrasamos en la peluquería y te escribí un mensaje para avisarte… No me digas que estaban durmiendo- bromeó-

-Esto… yo… está bien ¿A qué hora vendrán? Porque aún no estamos listos- dijo mientras veía al rubio dormir como si no hubiese un mañana-

-Debemos pasar a retirar unos zapatos y un vestido y luego vamos hacia allá, más menos una hora, así los llevamos a la agencia para que los puedan peinar y maquillar-

-O sea a las 3… -

-Sí, ¡esperen listos! Nos vemos-

 

-Maldición… y este idiota aún ni piensa despertar- pensó mientras caminaba hasta el colchón y daba palmaditas suaves en su hombro- Oye cejillas… cejillas-

 

Miró a su alrededor aún más adormilado que antes. ¡No podía creer que había vuelto a dormir 4 horas y todavía siguiera cansado!.

 

-Tsk… ¡cejillas!- dijo y esta vez zarandeó más fuerte, no obstante no obtuvo resultado- Qué mierda haré para despertarlo-

 

Por un instante pensó en derramar un vaso de agua fría sobre su rostro sin embargo tras analizarlo bien llegó a la conclusión de que era una pésima idea.

-¡Ya sé!- se dijo a sí mismo y esta vez con fuerza lo despojó de las mantas, arrastrándolas al suelo- ¡Despierta! Ya estamos atrasados- exclamó-

 Casi cae de espaldas al ver como el rubio seguía con los ojos cerrados.

-¿Me está tomando el pelo o qué?- intrigado se subió a la cama con la intención de empujarle-

-¡Déjame dormir!- protestó Sanji apenas despertó. Unas extrañas ojeras surcaban su semblante-

-Ya estamos atrasados, me acaba de llamar Nami, así que apresúrate. Yo mientras me daré una ducha-

 

Sin darle mucha importancia a las palabras de Zoro se quedó recostado un rato más hasta que inevitablemente sus ojos se cerraron, transcurriendo varios minutos antes de que despertara asustado al sentir como su colchón era arrastrado.

 

-¡¿Qué mierda hacías dormido?!- rio al verlo completamente desastrado y enrollado en las sábanas-

-Déjame ¡no quiero ir a ninguna parte! Quiero dormir-

-¿Ah? ¿Cómo eso que no quieres ir? Dijiste que me acompañarías- se quejó el peliverde haciéndose con las mantas-

-¡Estoy cansado! ¡por tu culpa no pude dormir bien!-

-¿Qué dices? ¿Por mi culpa?-

-Sí, no dejabas de roncar y esta cama es un asco, así que ahora piérdete- exclamó y arrebatándole las sábanas volvió a acurrucarse-

Un tanto sonrojado permaneció observándole molesto con aquel comentario. ¿Acaso ese idiota no se daba por enterado que dormir en el sofá era una maldita tortura?

 

-Venga vamos, ya son más de las dos… las chicas llegarán a las tres, así que mejor ve a arreglarte-

-¡No quierooooo!- rezongó y haciendo un esfuerzo supremo se arrastró hasta el baño- ¡Mientras hazme un café!- ordenó-

 

No tardó mucho tiempo para que Zoro le escuchase gritar producto del agua fría. Sin poder evitarlo se largó a reír y para cuando el rubio salió de la gélida ducha las carcajadas no se hicieron esperar.

 

-¡No te burles de mí!- reclamó tirándole la toalla en la cabeza-

 

Rápidamente ambos comieron algo y para cuando llegó Nami estaban listos y dispuestos para la boda del pecoso, a excepción claro de la ropa, el maquillaje y el cabello. (N/A: o sea solo se bañaron jajajajaj)

 

-¡Hola chicos!- saludaron ambas-

-Sanji ¡estás muy delgado! No me digas que Zoro no te ha alimentado- exclamó la manager un tanto preocupada ante la evidente pérdida de peso del rubio-

-Considerando que come mayoritariamente chatarra no debiese extrañarte-

-¡Jajajajaja no seas cruel!- rio al tiempo que aceleraba rumbo a la agencia-

 

Para su desgracia el tráfico aquel día definitivamente no estaba de su parte. Una interminable fila de coches se extendía desde la salida de la terminal gray hasta quien sabe dónde, pues apenas parecían avanzar.

 

-¡Por todos los cielos! No puedo creerlo… ¿Por qué demonios hay tantos autos hoy?- se quejó Nami un tanto estresada-

-Supongo que es por el termino de las vacaciones, ya sabes mucha gente regresa a sus casas hoy… lo dijeron en el noticiero- dijo Perona mientras se observaba en un espejo-

-¡Y cómo mierda la gente se va de la ciudad a las 3 de la tarde! Es lo más descabellado que he visto… si yo  tuviera que marcharme quisiera evitarme el tráfico y lo peor es que estamos a rayo de sol… Dios santo… me muero de sed. Zoro acércame esa bolsa que está junto a ti-

-¿Esta?- preguntó mientras señalaba una enorme cantidad de bebidas, jugos y snacks-

-Sí, esa misma… por suerte traje algo de comer- sonrió dando un primer sorbo a una soda dietética-

 

Al cabo de un rato pudieron avanzar unos cuantos metros, sin embargo ya era casi las 4 de la tarde y la agencia apenas se vislumbraba grisácea, perdida entre los edificios.

 

-A este ritmo no alcanzaremos ni a llegar a la agencia… Perona ¿ves alguna calle dónde podamos desviarnos?-

-Uhmmm a unos cien metros se supone que está la avenida Thousand Sunny quizás si doblas a la derecha y tomas una ruta alterna podamos estacionarnos en esas oficinas que están junto a la agencia-

-Tienes razón… no hay de otra-

 

Transcurridos unos minutos lograron tomar aquella ruta alterna. Apenas llegaron corrieron tanto para que Sanji como Zoro fuesen maquillados rápidamente, afortunadamente un grupo de estilistas amigos de Perona les esperaban con todo preparado.

-Vamos chicos ¡No nos queda mucho tiempo!- exclamaron, poniendo manos a la obra de inmediato-

-¡No me apuren!- respondió Sanji a quien no parecía importarle mucho el tiempo en contra-

 

Mientras los peluqueros iban y venían completamente estresados, ambos no hacían más que contemplarse en el espejo. Al menos el maquillaje ya estaba listo y para suerte del peliverde solo luciría un peinado simple o al menos eso había pensado hasta que estuvo a lo menos 15 minutos a manos de un tipo que lo único que hizo fue repasar con un secador su ya característico cabello una y otra vez. Al menos lucía suave y según le había comentado no se despeinaría en toda la noche. Bastante satisfecho caminó hacia los camarines donde vistiendo el  traje que Robin le había facilitado en apenas unos minutos ya se encontraba listo.

 

-¡Vaya Zoro! Luces guapísimo- dijo Perona apenas le vio entrar-

-¡Te ves realmente estupendo! Robin siempre tiene razón respecto a ti- exclamó y acercándose al modelo examinó más de cerca el traje- Lindo modelo, es la segunda colección de trajes Diable Jamble… debieras estar orgulloso-

 

Se observó a sí mismo por unos instantes. Sí, la americana no estaba nada de mal y a pesar de ser negra con un corte muy tradicional la verdad era bastante cómoda. Los pantalones tampoco estaban nada de mal.

 

-Sí, gracias- respondió sin más vuelta que darle al asunto-

 

-Bien entonces solo falta que Sanji esté listo… ¿le faltaba mucho?-

-No, de hecho lo estaban peinando cuando yo salí. Ya debiese estar listo en unos minutos-

-¡Perfecto! Entonces solo queda esperar- sonrió satisfecha-

 

 

 

Al cabo de unos 50 minutos la antes relajada mujer se encontraba histérica.

 

-¡Por todos los cielos, ya lleva más de una hora en el camarín!… ¡A este ritmo no alcanzaremos a llegar!- se quejaba sentada en un sofá, con los nervios a punto de colapsar-

-Ni nosotras tardamos tanto… y eso que hasta fuimos al salón de belleza-

-Tienes razón Perona, no comprendo qué demonios pasa por la cabeza de este rubio… Zoro ve a decirle que se apresure-

-¿Y por qué no vas tú?- respondió completamente impasible-

-¡Pues porque tú eres su asistente!- gruñó, cada vez más furiosa-

-Está bien, está bien…- dijo mientras se ponía de pie y caminaba en dirección al camarín-

 

Vaciló unos momentos antes de golpear, pues sabía que apenas lo hiciera recibiría una reprimenda del rubio y a decir verdad en esos momentos no quería que nada ni nadie arruinaran su ánimo.

-Eh… cejillas ¿todo bien? Las chicas me dicen que no te tardes tanto-  exclamó finalmente en un tono tan suave que hasta  sorprendió a sí mismo-

Transcurrieron unos segundos hasta que finalmente la puerta se abrió, saliendo un espectacular Sanji vestido con un bellísimo smoking en azul marino. Un tanto sorprendido ante la impecable apariencia del rubio se limitó a hacerse a un lado mientras salía dejando tras de sí un agradable aroma a bergamota.

-Vamos, ya estoy listo-

-Muy bien-

-¡Ah! Hasta que te dignaste a salir, te aviso que apenas nos quedan 30 minutos para llegar  así que vámonos de una buena vez-  le reprochó Nami al tiempo que se ponía de pie y caminaba apresurada por el pasillo, en dirección a los estacionamientos-

-¡Espérame Nami!- le gritó la pelirrosa acelerando el paso- ¡Chicos antes de que lo olvide ¡lucen fantásticos!-

 

Zoro un tanto incómodo ante aquella situación permanecía en silencio. La verdad era que le costaba llevar el malhumor de la manager, aunque realmente entendía la molestia de ésta. Lo cierto era que a causa de la demora del cejillas el plan de llegar a las 5 había fracasado por completo pues ya casi eran las 6:30.

 

-Espero que no lleguemos tan atrasados por mi culpa-

Zoro abrió los ojos sorprendido. ¡¿Qué mierda acababa de decir?!

-¿Qué… qué dices? ¿Llegar tarde por tu culpa?-

-Sí, es que realmente se me pasó el tiempo volando cuando me estaba vistiendo… no me sentía cómodo del todo. Ya sabes marimo… hace tiempo que no salgo de tu casa, no he visto a nadie y me siento un tanto extraño-

 

¿Qué demonios estaba hablando? ¿Podía ser acaso que se encontrara nervioso? Bueno después de todo lo que decía no era descabellado. Realmente hacía varias semanas que el rubio no hacía acto de presencia en un lugar público y mucho menos entre gente adinerada pero no dejaba de extrañarle aquella repentina honestidad.

 

-Tranquilo, todo estará bien. Luces genial como siempre- intentó tranquilizarle, ganándose una tímida sonrisa de su parte-

 

Por suerte y el camino a Baterilla se encontraba despegadísimo por lo que para tranquilidad de Nami, llegaron justo a tiempo.

 

Apenas se bajaron del coche Zoro quedó completamente impactado. Jamás en su vida se imaginó estar en un lugar tan lujoso como aquel y mucho menos codeándose con gente de esa posición social. No era como si realmente fuera algo importante para él, pero siendo honesto no podía fingir indiferencia ante lo delicado y bellamente decorado del edificio. Al parecer tanto Ace como Marco sí que tenían buen gusto.

El hermoso centro de eventos se trataba de una antigua casona de piedra blanca de cuyas ventanas colgaban bellísimas flores las cuales adornaban en gran medida la fachada. En la parte posterior un patio cubierto por césped en su totalidad resplandecía bajo los aún cálidos rayos de sol, extendiéndose incluso hasta la terraza , la cual se encontraba en el medio del jardín, tornando aquel sitio aún más acogedor. Finalmente y bajando los escalones de piedra del patio se encontraba la playa, lugar donde estaban dispuestas las sillas y el altar para la ceremonia.

-¡Vaya qué sitio tan elegante!- exclamó Perona al entrar al vestíbulo-

-Ni que lo digas- respondió Nami al tiempo que extendía las cuatro invitaciones al anfitrión del evento-

-Buenas tardes… por favor síganme- dijo el hombre, al tiempo que los guiaba a través de un amplio e iluminado corredor de cristal, rodeado de hermosos adornos florales-

Tras avanzar unos cuantos metros llegaron hasta la terraza, lugar donde ya se encontraba la mayor parte de los invitados aguardando el comienzo de la ceremonia.

Como era de esperarse apenas apareció Sanji comenzó a robarse todas las miradas y los comentarios desatinados no se hicieron esperar.

 

-Mira… es Vinsmoke… dicen que andaba de vacaciones en el caribe, vaya manera de trabajar- susurró un grupo de modelos femeninas, quienes le observaban de pies a cabeza- -Pensé que Sanji había quedado arruinado… ¡Cómo se atreve a venir a un lugar como éste con aquella reputación pesando sobre sus espaldas!- se oyó a una empleada de la agencia- - Así que ya está de regreso… con que eran cierto los rumores de las falsas vacaciones-

 

Bastante fastidiado avanzó altanero sin siquiera dirigir una mirada a los demás invitados, después de todo ¡¿Qué mierda se creían?! Y ¡¿Por qué razón aquellos idiotas estaban enterados de sus problemas?!

Zoro le observaba de reojo. Al igual que él escuchaba y veía a la gente hablando a sus espaldas. No pudo evitar sentirse furioso e intentando disimular la rabia que en esos momentos le invadía se dedicó a observar todo a su alrededor, en un intento por calmarse. No obstante cayó en la cuenta de lo afectado que se encontraba por ese tonto jefe suyo. Suspiró, sabía lo mal e incómodo que debía sentirse y sin embargo prefirió guardar silencio pues no quería fastidiarle aún más.

 

-¡Sanji! ¡Viniste! ¡Zoro! ¡Chicas! Se ven todos geniales- exclamó un sonriente Cavendish, quien apenas les vio llegar corrió a saludarles-

-¿Qué tal todo? ¿Llegaste hace mucho rato?-

-La verdad sí, y creo que se han retrasado un poco. Tal parece ser que el civil se había perdido en la carretera-

-Vaya suerte para nosotros- suspiró Nami- Muy bien chicos, iré a saludar a Doffy y el resto del grupo. Nos vemos abajo-

-Adiós-

-Me alegra mucho verte Sanji…no pensé que después de aquel enorme problema que tuviste al evadir impuestos ¡pudieses hacer una aparición pública! -

 

El rubio enrojeció producto de la rabia. ¿Qué mierda había dicho ese imbécil? Conteniéndose apenas y ya a punto de estallar y dar una respuesta no muy agradable a Cavendish fue interrumpido por Zoro, quien adelantándose a los hechos exclamó:

 

-A nosotros también nos alegra verte Cavendish… ni te imaginas cuánto-

 

¿Acaso ese idiota estaba enfermo? ¿Cómo mierda se le podía cruzar por la cabeza preguntarle algo así al cejillas? Protestó para sí mismo ya cabreadísimo  con el desatinado comentario.

 

-¿uh?- inquirió el supermodelo un tanto intrigado ante la respuesta del peliverde-

-Bueno… nos vemos en la fiesta- dijo mientras avanzaba entre los invitados llevando a Sanji del brazo hasta un lugar apartado e intentando calmarse-

 

En cuánto divisó una zona de la terraza sin nadie rondando cerca aceleró el paso.

 

-Oye marimo… ¿qué mierda te crees que haces?- reclamó cuando hubieron llegado- ¡No te metas en mis conversaciones!-

-Tsk… baja la voz, solo no quiero que montes un escándalo-

-¿Un escándalo yo? ¿De qué mierda hablas?- extrañado al ver el semblante molesto del peliverde tragó saliva-

-Tshhh… silencio. Escucha cejillas, mucha gente te hará preguntas fuera de lugar pero no cometas el error de hacerles caso… por favor- dijo a la vez que fijaba su vista en los sorprendidos ojos del rubio-

-¿Por… por qué dices eso? ¿Acaso tú?... quiero decir ¿Por qué mierda te importa lo que me digan?-

 

Llevó su vista al resto de los invitados y observó cómo algunos grupos seguían atentamente sus movimientos.

 

-Porque no quiero que la pases mal… es decir yo tampoco quiero estar así peleando contigo… solo quiero que nos divirtamos, o sea divertirte tú y yo también… y toda esa mierda-intentó explicar, sin poder evitar sentirse como un idiota-

Un ligero sonrojo se asomó en sus mejillas. Meditó por unos instantes.

 

-Tsk… está bien. Prometo contenerme… pero si alguien me intenta sacar de quicio créeme que lo golpearé y me importará una mierda-

-No… para eso me tienes a mí… si un idiota te molesta yo me encargo de él, soy tu asistente después de todo- respondió y dando una palmadita en su hombro se alejó en dirección a la playa con los nervios carcomiéndole el estómago por lo que acababa de decir-

Notas finales:

Nos leemos prontito! :) 


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