Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Era solo una broma por Yusei156

[Reviews - 106]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola gente bonita, aquí actualizando en jueves :D

Muchas gracias por sus comentarios, apoyos y críticas. Todo ello me anima a seguir. Al terminar el fic haré una lista de agradecimientos como es debido. Espero les guste este corto capítulo. 

 Inicien bien el fin de semana, que ya casi se acerca! ;3

Carta 1.-Un optimista muchacho la envió en el pico de su lechuza.

“Snivellus:
Me estaba preguntando en cómo estarias, no estoy seguro de escribirte pero supongo que es una buena idea puesto a que ahora estamos saliendo. Le conté a la mamá de James (¿sabías que ahora vivo con James?) que estaba saliendo con alguien y está muy entusiasmada de conocer a esa persona. ¿Puedes creerlo? ¿Quisieras venir a conocerla?
Atte: Tú pulgoso.

Carta 2.-Un optimista muchacho envió sin ánimos la carta.

“Snivellus:
Me sorprende que no respondas considerando que fuiste tú quien me dio su dirección, pero solo por hoy lo dejare pasar (me siento especialmente generoso). Quizá sea por la invitación a casa de James, no te veas obligado a venir; igual sería raro que se dieran cuenta que mi nuevo novio es eso, un novio. Escríbeme pronto, te empiezo a extrañar.
Atte: Aún él pulgoso.”

Carta 3.- Un poco arrepentido muchacho envió otra carta.

“Severus:
Creo que estas enojado conmigo y me es fácil adivinar el porque, te prometo buscarte un mejor apodo, algo que te vaya bien y que además de todo pueda decirte en frente de más personas. ¿Recuerdas que iba en serio? Contestame o me empezare a preocupar por ti, harás que vaya a tu casa a revisar que todo esté bien allí.
Atte: Sí, aun el pulgoso.”

Carta 4.-Enojado e indignado un muchacho envió otra carta.

“¿Serpiente hermosa?:
Creo que no me gusta ese apodo, seguiré intentando. Está decidido estoy preocupado por ti, si pasa otra semana y no me contestas ten por seguro que me tendrás en la puerta de tu casa.
No me tientes que sabes que soy perfectamente capaz de hacerlo.
Atte: Sirius, aún”

Carta 5.-Enojado, confundido y en serio preocupado envió la siguiente carta.

“Sev:
Has agotado mi paciencia, mañana mismo iré a tu casa. No me tientes a decirle a tus padres que estamos saliendo, no entiendo el porque me ignoras si tú fuiste el de la idea de que intercambiáramos correspondencia ¿tan pronto quieres dejarme? ¿Eso fue tomarme en serio? ¿Sabes qué te amo? También te extraño.
Atte: ¡Adivina! ¡Si, Sirius Black!

Había sido el colmo, James se burlaba de él pues su “encanto” no era suficiente para mantener el interés de Snivellus. Ese idiota no se había dignado a contestar ninguna de sus cartas, por ello es que se encontraba ahora en Cokeworth un pueblo mugle. Le sorprendió un poco pues a pesar de que sabía que Snape era mestizo ignoraba dónde vivía.

El pueblo era claramente pobre, el clima era helado completamente. Ni el se sentía seguro de ir caminando solo por aquel empedrado. Buscaba la calle de la Hilandera, no imaginaba que fuese un lugar tan feo donde vivía Severus, pensó que quizá por ello podría hacerle burla pronto, bueno solo debía a esperar su inevitable ruptura.

Siguió caminando observando solo fábricas abandonadas, casas hechas ruinas. Por un momento se sintió mal, era probable que Snivellus viviera una vida no muy agradable en aquel lugar. Tan pronto encontró la casa respiró hondo, debía de ahora no meter la pata, si hacía algo mal seguro el Slytherin no sólo lo cortaría su venganza podría ser peor.

Toco la puerta y esperó lo que para él era una eternidad. Pronto una bella mujer abrió la puerta, ella tenía el cabello largo hasta la cintura, era negro y lacio completamente, su piel era igual de blanca que la de su hijo al igual que los ojos negros, por un momento pensó que la belleza de Snivellus se debía a la de su madre. Un leve sonrojo se apoderó de su rostro.

-¿Qué desea joven?-preguntó con claro desconcierto en el rostro, la única persona que iba de visita a aquella casa era la joven Lili. El muchacho que tenía en frente se le hacía extrañamente conocido lo que le hizo pensar por un momento en que podría ser una amistad del colegio de su hijo.

-Vine de visita, estoy buscando a Severus Snape. Soy Sirius Black un amigo suyo-le dijo tan sereno como pudo, la mujer le analizó detenidamente una vez hubo escuchado su apellido, conocía bien a los Black, ella había estado comprometida con uno de ellos y a veces se arrepentía cuando pensaba en su pasado. Claro que su hijo valía la pena, de eso jamás se iba a arrepentir.

-Pasa Sirius, soy Eileen. Mi marido no está en casa y Severus regresará en un rato. ¿Te ofrezco algo?-trataba de recordar ese nombre juraría que había lo había leído de algún lado.

Esas vacaciones ella y Tobias habían decidido que para llevar las cosas en paz no se hablaría de magia, ni su hijo podía mencionarlo. Ella era la culpable de que su hijo no hubiese recibido ni una de las cartas, ella las había interceptado y ocultado. Ahora ya recordaba quién era el muchacho. Al ver tanta correspondencia hacia su hijo había tenido curiosidad y leyó una de ellas.

-No, muchas gracias. ¿Cree que podría esperar a Severus en la sala o en su habitación?-estaba nervioso, de repente el rostro calmado de la mujer se había tensado al verlo, no sabía porque pero le daba un mal presentimiento como si ella supiese el porqué estaba allí.

-Sirius ¿verdad? Tú eres el que le ha hecho la vida imposible a mi hijo estos años en Hogwarts, ahora eres con quien sale mi hijo, ¿no es cierto?-estaba algo enojada, no podía creer que su hijo fuera a cometer el mismo error que ella-nos gustan los idiotas...-dijo con enojo, pero no pudo continuar ya que se escuchó el ruido de la puerta abriéndose.

-¿Qué haces aquí?-tan pronto Snape se dio cuenta de la presencia de su novio no solo quedó sorprendido, estaba enojado y confundido, era claro que de eso Sirius no se podría salir con facilidad. Snape había regresado a casa con un par de conejos en mano, había ido de caza en lugar del borracho de su padre.

-Yo…-no dijo nada más, no pudo contestar. Vio solo como Severus hacía ademán de despedirse de su madre y le tomó de la muñeca para llevarlo a su habitación. Allí cerró la puerta. La habitación era pequeña, solo tenía una cama y un mueble para la poca ropa que poseía y algunos libros. Su lechuza se encontraba también allí libre en el cuarto. Era un lugar viejo, desgastado, para nada ordenado y pulcro como lo había imaginado Sirius.

Ninguno de los dos dijo nada, ambos se encontraban sentados uno junto al otro. Sirius quiso comenzar a reclamarle por la falta de respuesta de sus cartas, o quizá por cómo lo había tratado recién, podía ser que se quejara sobre el no haberlo estado esperando para recibirlo o algo sin embargo antes de poder hacer nada su pareja hablo.

-Lo siento, creo que llegaron tus cartas y no pude recibirlas-todo era claro si se ponía a pensarlo detenidamente, la única razón por la que Sirius Black se dignaría a ir al mundo muggle era para verlo y reclamarle o pelearle por falta de atención. Con la decisión de sus padres sobre no hablar o hacer nada de magia (ya jamás en la vida, pero en ese caso la regla era para su hijo) le evitaba hacer cualquier cosa para ponerse en contacto con Sirius.

-¿No pudiste leerlas? ¡Te debo haber enviado cientos de ellas! ¿Qué diablos pasó contigo y nuestro amor?-preguntó indignado, le gustaba exagerar las cosas a su favor, siempre tenía que ser quien ganará no sólo esa pelea sino hasta el final de la relación.

-Calla un momento-no iba a soportar los gritos del Black, buscó su varita, con movimiento de manos y unos cuantos susurros hizo un hechizo para evitar que cualquier sonido saliera de su habitación, sería lo más conveniente para la plática que se aproximaba.-Ahora sí ¿Qué decías?

-¿Porque no leíste mis cartas?-primero una cosa y luego la otra, al momento de discutir no podías sacar la carta con más peso desde el primer momento había terminado con las suficientes personas como para saber cómo manejar una discusión a su favor.

-No he recibido ninguna, ya que mis padres han decidido vivir sin mención alguna de la magia mi madre las debe de haber interceptado. De haber sido mi padre no estaríamos aquí hablando-no podía hacer otra cosa además de ser sincero.

-¿A tus padres no les gusta la magia? Pensé que eras mestizo no hijo de muggles-vaya que le sorprendía el gran Severus Snape fuera un Slytherin, amante de las artes oscuras y no venía para nada del mismo origen que Lucius Malfoy o que él mismo.

-Mi madre es bruja, pero haría cualquier cosa por mi padre-no podía decir nada positivo sobre aquello. Odiaba de una manera profunda a su padre y no podía contar siempre con la ayuda de su madre, si bien cuando niño ella lo protegía ahora que él podía protegerla, ella no lo dejaba y le impedía hacer cualquier cosa en contra de su padre, le molestaba la actitud sumisa de su madre.

-¿Entonces qué harás para que te perdone?-al escuchar eso casi se rió Severus, hacer algo para contentar a Black era tan fácil como leer un libro de herbolaria (y no era como si le emocionara) solo era sencillo.

Volteo a verlo a los ojos, sentados parecía que tenían la misma altura. Se acercó a la puerta y la cerró con otro hechizo. Estaba preparado mentalmente para lo que haría ya lo había pensado antes pero igual eso no significará que su corazón dejaría de latir con tal desesperación de tan solo pensarlo.

Se inclinó frente a Sirius y lo beso, sus labios estaban unidos siguiendo el ritmo del Slytherin. Primero se sorprendió el pulgoso al sentir la calidez, pronto correspondía dejando a su novio guiar el beso, le gustaba lo que sentía y siempre que lo recordaba se lo reprochaba pero era algo que no iba a cambiar. Le enloquecía el besar a Severus.

El contacto siguió aún con sus ligeras separaciones para poder tomar aire, entre la impaciencia y las ganas de “ayudar” a su prójimo, Sirius tomó a su novio por las caderas haciendo que éste se encontrara sentado sobre de él mientras seguían con su ya no tan Inocente beso. Snape se sorprendió un poco pero se dejó llevar no era el momento de pensar las cosas con la mente fría. Quizá ya no pensara las cosas claramente cuando se encontrará frente al pulgoso.

-Diablos…- comentó el Black quien estaba tremendamente complacido. Sirius derribó a Snape sobre su cama, ahora lo tenía debajo de él a su merced, a su control total no podía creer lo que hacía-no puedo dejar de besarte...-siguió con su camino mientras sus manos comenzaban de forma curiosa a recorrer las ropas negras de su novio, le encantaba pensar en ello. Severus Snape era su novio.

Noto en ligero temblor que tenía el cuerpo debajo suyo cuando comenzó a palpar con sus manos sobre su pecho, estaba buscando un botón o un cierre para seguir con su camino, aunque era probable que sí se emocionaba muy rápido tocando con esa misma velocidad le cortarían las alas. Decidió seguir por encima de la ropa y continuar el interminable beso. Sentir las piernas temblorosas, el cuerpo sudado, una ligera excitación todo debajo suyo hizo estragos en su persona.

Sin resistir la tentación desabrocho un poco la camisa de Severus, le vio esperando que este se negara o que diera su aprobación, pero ninguna de las dos cosas sucedió. Asi decidió seguir con su camino. Snape que se había mantenido nervioso desde que las traviesas manos del Black comenzaron a andar entre sus ropas no sabía qué pensar o cómo detenerlo, todo era tan rápido y a la vez tan placentero que le era difícil decidir. Todo cambio cuando sintió el como desabrochaban su ropa, eso no le complacía nada.

Antes de poder decirle algo y para su vergüenza, soltó un gemido ahogado con dolor y excitación. Sirius sonrió triunfante y siguió con su trabajo, le estaba mordiendo y dejando besos por todos lados en el cuello. Quería dejar su marca, no como señal de propiedad solo le excitaba pensar en lo que podría hacerle a ese cuerpo. Pronto se espantó ante su pensamiento, estaba excitado con Snape.

-Sirius…-dijo con mucha dificultad, le costaba respirar con calma, jamás en la vida se había imaginado así con alguien, menos con Sirius Black. El éxtasis que tenía en su cuerpo le nublaba el pensamiento, debía de alejarse de él, de esos actos antes de que pasara algo inaceptable.

-¿Qué sucede Sev?-preguntó aliviado, se sentía tremendamente agradecido, estaba siendo salvado por su víctima. No quería llegar tan lejos. A pesar de que estaba de acuerdo con James en lastimar a Severus no le parecía correcto llevarlo a la cama, por un momento deseó no destruirlo, no quería ser el causante de más dolor. Pero por su mejor amigo lo haría.

-No estoy listo para eso-era cierto, una vez Sirius se quitó de encima de él se sintió aliviado, libre. Sí debía de entregarse en cuerpo y alma se daría cuenta cuando llegase el momento.

-Entiendo, sin presiones-se acomodo un poco la ropa y respiro tranquilamente. Tenía una gran incomodidad en el pantalón pero quiso tratar de ignorarlo, decirle eso a Snivellus seguro terminaría con su orgullo. Disfruto el silencio mientras Snape se acomodaba la ropa como era debido, cuando esté hubo acabado se sentó nuevamente a su lado.

-Tienes que irte, si mi padre te ve las cosas se pondrán feas-no era sólo la presencia de su padre lo que lo ponía en alerta, debía de encontrar las cartas que su madre tenía guardadas seguro se trataría de algo malo si Tobías las llegaba a leer.

-¿Tan pronto me corres mi amor?-le gustaba decirle así porque en vez de sonrojarse le hacía enojar, el rostro enojado de Snape era algo bello de apreciar en ocasiones.

-Te acompañaré hasta el portal más cercano para que regreses al mundo mágico, no debes de estar por aquí solo Sirius, es peligroso.

-Más peligroso es estar contigo solo en una habitación. No sé si no te diste cuenta, pero estuviste a punto de hacer que perdiera la poca cordura que tengo. Haces que me quiera perder en tus labios, en tus caricias, en tu piel.

Se besaron nuevamente, un beso cálido con pasión. Seguido de unas cuantas mordidas y succiones de labios, vaya que le encantaba su novio; “quizá un día tenga el coraje de aceptarlo con todas mis fuerzas” pensaron ambos aunque ninguno se enteró de ello. Eran un par de jóvenes que se encontraban saliendo, con sentimientos encontrados y correspondidos. ¿A dónde llegarían si ninguno era sincero consigo mismo? ¿Hasta dónde llegaría ese amor “inexistente”?

-Me encanta tu colonia-le dijo sonriendo, cada que se besaban eso pasaba. Sonreír después de cada vez que sonrojaba a Snivellus era deleitante, era su manera de molestarlo aún ahora que son pareja.

-Quizá un día te ganes el derecho de olerla de cerca-sus intentos de coqueteo siempre hacían lo que él deseaba, aún creía que tratar con Sirius era fácil como pareja, lo difícil era resistirse a sus encantos.

Ambos salieron de la habitación sin decir más. El pulgoso estaba más que sorprendido ante aquello, eso podía ser un mensaje con doble sentido, esa podría ser la llave a una puerta por abrir. Una parte de él esperaba abrirla de inmediato.

Eileen vio a su hijo junto con su “amigo” de forma disimulada desde la cocina, le pareció buena idea que el muchacho se fuera de inmediato, cualquier cosa que la ayudara a evitar problemas con su marido era buena idea. Severus le pidió a su novio que se quedara quieto cerca de la entrada y que no abriera la boca para nada, salió corriendo a su habitación que ni para objetar dejó tiempo. Se maldecía internamente por haber olvidado algo tan valioso, y por tener que dejar a Sirius solo en su casa.

Un ruido estruendoso se escuchó cerca de la entrada, el olor de alcohol, mierda y tierra comenzó a inundar el lugar. Unas botellas se estrellaron muy cerca de la entrada. Lo primero que hizo Sirius fue abrir la puerta para ver qué estaba pasando, si se trataba de un borracho que quisiera pasarse de listo con las personas de esa casa se las tendría que ver primero con él.

Grande fue su sorpresa cuando se enteró que quien se encontraba allí parado era Tobías Snape. El hombre lo miró confundido y mal interpretando las cosas agarro al muchacho por la camisa, quiso interrogarlo pero le costó trabajo sujetarlo ya que Sirius era también un hombre igualmente alto.

-¡¿Quién demonios eres?! ¿¡Acaso te acuestas con mi mujer!?-tan pronto escuchó eso Sirius quiso reír, su primer pensamiento fue “no, pero quizá con su hijo”. Estaba convencido en que si le decía eso seguro el hombre allí parado se podría desmayar.

-Tranquilo mi cielo, él es un amigo de Severus. Van en la escuela juntos y el muchacho vino a visitarlo pero ya se iba-quería evitar a toda costa que ocurriera un grave lío, pero era difícil conociendo al briago de su esposo.

-¡Tú no te metas perra! ¡Seguro me mientes para meterte con ese maricón de cara bonita! ¡Eres una puta! ¡Te lo he dicho un millón de veces, siempre lo arruinas todo! Primero me das a un bastardo monstruo como hijo y luego esto-hizo ademán de golpearla pero su mano fue detenida. Ni Sirius se había dado cuenta de la presencia de Snape.

-Te lo dije imbecil, vuelve a tocar a mi madre y estás muerto-no necesito alzar la voz para imponerse. Ya con sus 17 años era un hombre perfectamente capaz de defenderse y su persona simplemente le ayudaban a ser intimidante aunque normalmente lo evitase.

-¡Tú…-pensó un poco antes de hablar, sintió algo puntiagudo en su garganta y se quedó callado. Snape apuntaba su varita en el cuello de su padre, Eileen al ver eso gritó con desesperación pidiéndole a su hijo que alejara ese objeto de su padre. Sirius no creía lo que veía, se sintió inútil por no poder ayudar.

-Ya te lo he advertido-bajó la varita, no por el idiota de su padre. Por su madre, le molestaba lo mucho que está lo defendía pero no podía hacer nada, no entendía el amor ciego que ella tenía-Iré con mi amigo a la estación de trenes, finjan que no existo. Coman sin mi-no tuvo que decir más para comenzar a caminar rumbo a la puerta.

-Jamás habías dicho algo más inteligente, ven cariño. Finjamos que jamás tuvimos a ese monstruo que solo arruinó nuestras vidas-más tranquilo, aún borracho llevó a su esposa hacia el comedor dejando a Sirius completamente enfurecido, le sorprendía que se expresara así de su propio hijo.

Sev no dijo nada, comenzó a caminar esperando no tener que regresar y jalar al Black, cosa que no pasó. Se sentía mucho más tranquilo en ese momento, sabía que ese hombre no lo tocaría a él por miedo y era ese miedo el que debía de utilizar para cuidar de su madre cuando se encontraba en casa. Cuando se iba a la escuela solía recibir cartas de su madre contándole que se había caído de las escaleras o que se había cortado lavando. Puras mentiras.

Sirius no estaba seguro de que debía decirle en ese momento, quería felicitarlo. Siempre que veía esa fase de Severus que ni con ellos molestándolo salía a flote, sin duda el joven mago era un hombre de temer. No sabía qué decir de su padre ni como este reaccionaria, por primera vez en su vida no supo qué decir y se mantuvo en silencio.

Caminaron hasta un río congelado donde por fin Severus se sentó, poco después su novio le acompañó. Ambos se encontraban en la nieve. No sabía qué decirle, no sabía cómo iba a reaccionar el haber actuado así frente a alguien más era algo que realmente le disgustaba. No podía perdonar su debilidad para enfrentarse a su padre todo este tiempo, tampoco perdonaba el que su madre fuese tan sumisa con él y ahora no podría perdonarse por verse débil frente a Sirius.

Comenzó a llorar, no podía contener el dolor que sentía de solo pensar que la desgracia de la vida de su madre era culpa suya. Decían que antes de que él naciera todo era paz, amor y felicidad. Que al enterarse de su venida todo fue completamente bello, pero tan pronto él mostró ser un niño diferente, ser quien era su mundo se vino abajo. Todo era su culpa.

-Tranquilo Sev, no le diré nada a nadie-Sirius que se encontraba anonadado se inclinó, acercándose al pelinegro, abrazó con fuerza a Snape por detrás-No importa lo que pase, tienes mi palabra-siguió abrazándolo sintiendo las cálidas lágrimas caer una tras otra sobre su chamarra gris.

Cuando sintió calmado a su pareja acuno su rostro entre sus manos, le beso suavemente. Quería parar esas lágrimas, quería apaciguar ese dolor. Quizo tenderse allí y llorar con él, contarle que su vida también era mala, que su familia lo aborrecía por completo que ambos tenían más cosas en común de las que pensaban. Pero se quedó callado.

-Permíteme amarte…-más que para Severus era para él mismo, por un momento quiso permitirse amarlo con sinceridad, con todo el valor del mundo. Quería cuidarlo y protegerlo. Pero no todo era tan sencillo. No para el.

Notas finales:

¿Alguien quiere llorar?

¿Les mencioné que a pesar de que amo a Sirius, mi favorito siempre sera Severus?

Acepto cualquier crítica o reclamo. Nada de amenazas de muerte porque sino no habrá quien siga con la historia. 

Nos leemos luego!

 

atte: Yusei


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).