Sirius Black era alguien que solo cuando la situación lo demandaba podía ser muy decidido. Decirle la verdad a Severus Snape sobre aquel plan para romperle el corazón se había vuelto su mayor prioridad, si no lo hacía el seguro alguien más intentaría hacerlo, aunque claro primero sería aquello antes de decirle la verdad a sus amigos.
Si se iba a arriesgar a perder una gran amistad que habían forjado durante años al menos debía de asegurarse que fuera por alguien que valía cualquier pena. Pero si sus amigos no aceptaban aquella relación en realidad no serían sus amigos pues deberían de apoyarlo para que sea feliz con quién se le diera la gana.
Pero antes de confesarle a Snivellus la verdad debería de enamorarlo y claro que enamorarse de él en la misma intensidad que deseaba le correspondieran, había ocasiones en las que fantaseaba con una vida larga a su lado, o quizá pasar unas vacaciones en la playa o mejor aún podrían vivir juntos en algún momento. Con todo eso en mente camino con un paquete mal envuelto, no se podía apreciar de qué se trataban, se dirigía a su clase de pociones.
Al llegar ahí vio a su compañero en la única clase que podían compartir sentados juntos, ser equipo con su novio no sólo era sorprendentemente agradable si no que causaba celos a algunos de los allí presentes. Con el inicio de año, no de ciclo escolar, les habían vuelto a cambiar de compañero y en esta ocasión la suerte le había sonreído. Aunque su amigo James ahora era compañero de Lili, claro que no se quejaba de ello.
-Hola Snape ¿Bonito el día, no?-esa era su manera de disimular un saludo al estilo Black lo que en su lenguaje significaría “hola amor, te vez bien” aunque siempre existía la posibilidad de que él fuera el único que entendiera aquello.
-Black-se limitaba a contestar, si quería mantener en secreto su relación lo último que podía hacer era caer en los juegos de su novio, tampoco podía permitirse llevar por ninguna palabra bonita ni aunque le dieran ganas de hacerlo.
-Te traje algo, pero será mejor que lo habras en tu habitación-le extendió el paquete mal envuelto que tenía en las manos, al entregarselo a su compañero no pudo evitar el roce de manos, cosas así le encantaban al pelinegro de los ojos gris profundo. Se sentía enamorado cada día más de su presa.
Severus Snape se retiró a su habitación cuando acabaron las clases sin hacer parada en la biblioteca como era su costumbre, tenía ese ligero sentimiento de ansiedad y emoción mientras cargaba el mal envuelto regalo. Cada que recibía algo de Sirius le pasaba lo mismo, por alguna razón le emocionaba cada que los habría.
Pero ya sabía que se trataba de aquella emoción y felicidad que también reflejaban su relación, mentiría si dijera que no era feliz al lado del Griffindor pero aún no tenía valor suficiente como para admitir que salían juntos. Ya en su cama y con el cuarto vacío se dispuso a desenvolverlo.
Tan pronto lo tuvo al descubierto se sorprendió bastante, se trataba de un libro de hechicería oscura, un campo que a él le encantaba y estaba seguro que a su novio ni siquiera podía ser algo que quisiera tener. Pero igual no importaba, el libro venía con una nota:
“Amor, espero te guste. No te preocupes no lo he robado pero si deberías de ocultarlo, sabes que no me gustan esas cosas así que cuídate, que no te descubran con el. Ese libro pertenecía a mi familia. Fue una de las pocas cosas que me lleve, espero te sea útil pero cuídate ¿si? No sabría qué hacer si algo te pasara, menos si fuese mi culpa. Pero si te gusta no me queda otra cosa por hacer…”
Esos detalles que le daba, no sólo regalos. Notas como aquella tenía al menos dos docenas, parecía que Sirius Black era buen escritor o al menos de notas tiernas pero eso podía tener que ver con su larga lista de conquistas cosa que aún a Severus podía causarle celos.
Pero en ese momento el pasado dudoso de su novio no tenía mayor importancia, siempre y cuando no lo engañara. Ahora que estaban juntos a veces sentía como si el mundo fuese un poco mejor, como si tuviera una salida y un apoyo para sus problemas. Quería agradecerle por el libro, podía ser un agradecimiento con un beso. Pero tenía que esperar a la noche donde por fin podrían reunirse nuevamente.
-¿Sev?-repitió un poco impaciente. Hablar con su novio cuando esté de repente ponía toda su concentración en otra parte del mundo era realmente complicado. Severus Snape era aquel tipo de persona que cuando pensaba en algo mantenía su completa concentración en ello.
-Disculpa Sir, estaba pensando en algo…-le preocupaba la situación de su madre, si bien su padre era un total imbécil se maldecía a sí mismo por haber abandonado a la única persona que se había preocupado por él hasta que Lili apareció en su vida.
-¿En qué piensas corazón? ¿Hoy si estás dispuesto a admitir que me amas?-río un poco, siempre le hacía la misma pregunta aun ya sabiendo la respuesta.
-Tienes que ganártelo, yo de verdad tengo que sentirlo-aún seguía sin querer herir a su novio, pero serle deshonesto era algo que trataría de evitar con todas sus fuerzas. Claro, exceptuando las cosas relacionadas con los mortífagos o el Lord.
-Bien corazón, me alegra mucho tu entusiasmo. Un día sin duda lo harás pero mientras tanto cuéntame qué estás pensando-una palabra que podía definirlo además de arrogante o vanidoso podría ser curioso. Ver a su novio perdido en sus pensamientos le causaba aquello, leer a Severus Snape era mucho más complicado de lo que esperaba.
-En mi madre, ella siempre se preocupo por mi. Ahora la deje sola con el idiota de mi padre-suspiro un poco quería llorar al pensar lo que podría hacerle a su madre. Pero una de sus especialidades era ocultar lo que sentía.
-Podrías ir a visitarla, si quieres te acompaño por si aparece el bastardo aquel y sirve que le regresó lo que te hizo-aún hervía de ira al recordar lo que le habían hecho. Las marcas que tenía Sev ya se estaban desvaneciendo, pero el sentimiento seguía allí. Siempre quiso poder protegerlo al menos desde que se dio cuenta de los turbios sentimientos que tenía por él.
-No puedo, me lo ha prohibido y ni mi madre ni siquiera lo negó. De ahora en adelante viviré en un departamento en Hogsmade ya que estará cerca de Hogwarts no tendré que viajar mucho y…-fue interrumpido por un beso, Sirius hacía eso cada que pensaba que su bello novio comenzaba a desvariar a veces cuando se enojaba por cosas absurdas. Para Snape era una dulce forma de ser callado.
-Mi madre me odia, también mi padre y casi toda mi familia. Solo Andromeda y mi abuelo no lo hacen aunque sospecho que Reg tampoco lo hace-era la primera vez que le contaba eso a Severus, pero sabía que era probable que lo supiera por culpa de su hermano.
-Creo que tenemos malos padres, los tuyos no quieren entenderte y los míos son un sadico y una sumisa-ambos se quejaban de lo mismo y aunque no fuera igual ambos sabían lo que era el dolor del odio de sus progenitores en carne propia.
-Si yo me vuelvo padre un día protegeré a mi hijo, le dejaré ser libre, el decidirá su propio camino ¿a poco no te gustaría hacer lo mismo?-estaba entusiasmado de solo pensarlo. Sabía muy bien que quizá en algún momento de la vida podría ser capaz de formar una familia.
-Si, si me gustaría-pensaba que de ser padre en algún momento se dedicaría a proteger a su hijo, que mejor si algún día fuera con Lili, aunque pensar ello frente al Black le hacía sentir mal.
-Podríamos tener uno-río tan pronto lo dijo, era obvio que no se podría y además muy ilógico de su parte. Aún así ver a Severus reír por aquello le hacía sentir mucho mejor.
-No sucederá nunca.
-Podríamos vivir juntos.
-No creo que suceda jamás.
Ambos rieron, pensar en que vivieran juntos podía ser demasiado apresurado. Ninguno de los dos estaría totalmente dispuesto a renunciar a su individualidad y en el caso del Slytherin de su virginidad, porque sería ingenuo pensar que viviendo con Sirius este sería lo bastante fuerte como para soportarlo.
Se volvieron a despedir esa noche, pasarían otros tres días antes de volver a verse.