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El plan por Drakarys

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Notas del capitulo:

Hola nuevamente.

Bien, aqui les traigo una actualizacion, no se si sera lo que esperaban, pero bueno, tenia que existir para proseguir con lo demas.  Asi que sin mas preambulos...

Elma llevaba en el teléfono por más de veinte minutos, escuchando la tediosa perorata de la chica al otro lado de la línea.

Dio un vistazo al reloj de la pared y rodo los ojos con impaciencia preguntándose cuando terminaría. Cuando esa escuincla se daría cuenta que tenía un millón de cosas por hacer mucho más importantes que estar perdiendo el tiempo con ella; y que, si le había preguntado cómo le estaba yendo en Londres era por pura cortesía.

-¡En verdad es genial, es diversión, cultura, luces, color! Es una ciudad capaz de sorprender a cualquiera. – Decía emocionada Jane Foster; mientras, Elma se entretenía delineando las vetas del mármol con que estaba hecha la isla de la cocina donde se hallaba recargada.

A ella simplemente le daba lo mismo, de cualquier forma jamás aspiraría a visitar un lugar así; a menos, claro, que por puro milagro saliera ganadora de algún sorteo, cosa imposible ya que no solía participar en esa clase de juegos. Pero nunca se sabe.

Las aspiraciones de Elma eran de índole más practicas; hacer bien su trabajo, saldar las cuentas, y guardar el resto para el fondo de ahorro que serviría para cuando su hijo entrara a la universidad, un sueño que se esforzaba por ver realizado.

Y como si su mente lo invocara este entró, por la puerta trasera igual que todos los que habían nacido con la desafortunada suerte de ser hijos de una clase social inferior a la que ella servía; algo que estaba empecinada en cambiar. Y no es porque tuviera algo contra los Odinson; de hecho ella consideraba que eran, en la medida de lo posible, buenas personas y la prueba más fehaciente era la amistad que su Fandral tenía con Thor, quien en ese momento entraba tras él.

Ese chico era especial, era bueno, honesto, amable, un poco engreído en algunas ocasiones y terco como él solo, pero era leal; no por nada ella ayudo en su crianza. Jamás hizo algo que hiciera sentir a su hijo en desventaja frente a él. Sin embargo era hijo de “ricos” y su camino por tanto era distinto. Si Fandral deseaba algo de la vida, tendría que trabajar por ello y no simplemente tomarlo como Thor.

-…Te puedes sentir tan pequeño junto al impresionante Big Ben –continuaba la chica en su oído –o contemplar el mundo a tus pies desde el London Eye.

-Aja – contestó simplemente, recibiendo un beso en la mejilla de su hijo. Mientras, Thor hacía lo propio con cada una de las damas que trabajaban en esa cocina, quienes sonreían complacidas por las galanterías del adolescente.

-¿Qué tal tu día, guapo? –le preguntó Dita, mientras pulía los cubiertos que Gerda acababa de lavar.

-No me puedo quejar, -contestó obsequiándolas con su más encantadora sonrisa. –Hola mamá –susurró a un retrato que colgaba en una repisa en donde los trabajadores solían llevar flores a su antigua y amada patrona.

Jord fue una mujer excepcional. Había contratado personalmente a cada uno de los que trabajaban ahí convirtiéndolos en una gran familia. Su preocupación siempre fue que todos tuviesen las mismas oportunidades y se dedicó a propiciar el crecimiento personal de cada trabajador. Ayudó a que cada uno pudiera adquirir su propia vivienda y les apoyó con sus hijos. Por eso todos lamentaron el día que se fue.

Le diagnosticaron cáncer pronosticándole tres meses de vida, pero ella dio batalla durante tres años. Su motivación, su motor, su razón de vivir fue Thor. Era por eso que todos lo cuidaban en su lugar y el rubio se convirtió en el niño consentido de cada mujer que trabajaba ahí.

-¿Qué te preparo amor? –le preguntó Helga cuando se acercó a curiosear lo que habría esa tarde para comer.

-Un emparedado no estaría mal, –sugirió probando el exquisito guiso que se cocinaba sobre la estufa.

–Sí, acaban de llegar, – contestó Elma cuando Jane le preguntó si la voz que escuchaba era la de Thor.

-Dalo por hecho galán, –dijo tomando al rubio por las mejillas y pellizcándoselas como siempre.

-Ahora te lo paso. –Elma le extendió el teléfono para que lo tomara. –Es Jane.

Thor comenzó a retroceder haciendo gestos. Como siempre, no quería aceptar la llamada; hacerlo implicaba pasar largas horas colgado del teléfono y le fastidiaba aquella inactividad; ni que decir de todo lo que lo fastidiaba Jane.

–Toma el teléfono, –susurró colocando una mano en la bocina para amortiguar el sonido tendiéndoselo mientras el chico negaba con la cabeza.

-Dile que no estoy –dijo lo más bajo que pudo para no ser escuchado por el otro lado de la línea.

-¿Cómo le voy a decirle eso cuando apenas le dije que acabas de llegar? –contestó de igual forma.

-Dile que te equivocaste.

-No. –Elma no podía entender esa relación, si ya no quería nada con la chica porque no simplemente decírselo y ya. En lugar de eso se la pasaba eludiéndola como si se tratara de hacienda o el FBI.

-Por favor, -rogó pero ni eso la conmovió.

-¡No! Si no quieres que te hable díselo de una buena vez.

Y haciendo un puchero de hastío, Thor tuvo que tomar la llamada; no sin obsequiarle su más fría y  cortante mirada ante la risa burlona de Fandral y las demás mujeres.

-¿Bueno? Si soy yo, –dijo saliendo rumbo al jardín trasero en busca de privacidad.

Thor quería mucho a Jane, aunque tal vez no de la forma como esta deseaba que lo hiciera.

Se habían conocido cuando eran pequeños, poco después del fallecimiento de su madre, cuando su padre, invadido por la pena, no supo cómo lidiar con él y opto por encerrarlo en un internado.

Por aquel tiempo Thor no era ni la sombra de lo que era ahora. Gordito, inseguro y bastante inocente, era presa predilecta de las burlas de los otros, entre ellos el autodenominado amo del colegio: Tony Stark.

Tampoco le iba bien en las materias y ese fue el motivo de su acercamiento con Jane. Cansada de que todos se metieran con él, la chica fue su escudo contra la puya de Stark. Se convirtió en su tutora personal ayudándole a subir su promedio y en su mejor amiga también. Abandonado por su padre, en un lugar nuevo y desconocido para él, Jane se convirtió en su tabla de salvación.

Con el paso de los años y la revolución de hormonas inevitablemente vino la tracción. Estaría de más decir que su primer beso fue con Jane, porque en ese tiempo Thor no tenía ojos para nadie más. Jane era linda, inteligente, simpática, aguerrida cuando se trataba de defender a Thor y él no podía caber de gusto cuando ella acepto salir con él.

El cambio vino a los trece, cuando su padre contrajo matrimonio y se dignó a reintegrarlo nuevamente a la familia.

Debía admitir que luego de pasar cinco años encerrado en aquel lugar le costaba adaptarse al mundo real; por suerte Fandral estuvo ahí. Retomaron su amistad donde la habían dejado antes de partir y este le ayudo a formar nuevas amistades entre las que conservo a Hogun, a quien siempre le admiro su sensatez y Volstagg, con quien compartía su insaciable apetito. Luego vino Sif.

Pero no solo eso cambio. Después de que de repente diera el estirón, su cuerpo se comenzó a estilizar, también ayudó el ejercicio constante realizado por los entrenamientos de futbol. Entonces fue consiente del interés que despertaba en el sexo opuesto y se aventuró a pensar que no podía estar tan mal. Sin embargo él tenía a Jane, quien había pedido a sus padres la sacaran del internado para poder estar con Thor. Estos, quienes eran íntimos amigos de Odín no lo vieron mal, les encantaba la relación de sus hijos y nunca tuvieron reparos en fomentarla.

Pero los ojos de Thor ya no estaban con Jane, seguía sintiendo un cariño incondicional por ella, pero sus intereses comenzaron a variar y eso los fue separando poco a poco. Con el tiempo su noviazgo se convirtió más en un compromiso que en una verdadera relación. Por más que intentaba cortarle siempre terminaba sintiéndose mal, culpable, porque Jane lo quiso cuando era nada y se le hacía egoísta dejarla ahora que se había vuelto tan popular; así que la única opción que encontró fue seguir con ella y tener otras experiencias a sus espaldas, aunque eso no lo hacía sentirse precisamente mejor.

Jane por supuesto se dio cuenta de sus aventuras y lo comenzó a celar. Se volvió tan posesiva y asfixiante que Thor dio gracias el día que se fue, realmente era un respiro tenerla tan lejos de él. Y aunque eventualmente tendría que volver, el esperaba que fuera dentro de mucho tiempo aun.

-¿Me estas escuchando? –Preguntó la chica cuando no recibió señal de Thor. – ¿Hola? ¿Sigues ahí?

-Si Jane –dijo desganado, –es solo que acabo de llegar del colegio y me muero de hambre ¿Podríamos hablar más tarde?

-¡Nunca te encuentro! –Reclamó indignada -y no sé qué le pasa a tu celular que no recibe ni mis mensajes. -Aunque, por supuesto, ella no sabía que el celular estaba en perfectas condiciones, era más bien un pretexto de Thor.

-Te prometo que a la noche estaré, ahora déjame ir a comer por favor.

-De acuerdo, –concedió cambiando su actitud a la de una amorosa novia. -Te quiero.

-Lo sé. –Contestó secamente, hacía mucho que había dejado de usar el “yo también”.

Suspiró y miró al cielo solicitando ayuda. Si eso seguía así terminaría, sin darse cuenta, casado con Jane. Sus madres ya estaban incluso escogiendo el nombre de los nietos. Necesitaba un milagro y mucho, mucho valor.

Cuanto Thor entró nuevamente a la cocina encontró a Fandral discutiendo con su madre. Esto no pudo parecerle más extraño, ya que a pesar de que Elma tenía su carácter, nunca discutía con Fandral, simplemente se limitaba a regañarlo cuando algo hacia mal y parecía no ser el caso.

-¿Pasa algo? –se atrevió a preguntar, con la confianza que daban los años de conocerse. Thor sentía que era más familia de Elma que de su propio padre.

-Nada, cariño, –contestó la dama, mientras le servia una vaso con jugo de uva y Helga le acercaba el emparedado que le prometió. –Debes tener hambre. Coman, yo tengo cosas que hacer. –Y sin preguntarles como estuvo su día, simplemente se fue de ahí.

-¿Qué es lo que pasa? –cuestionó entonces a su amigo, quien sentado en un banco alto en la isla de la cocina, devoraba su aperitivo sin pronunciar palabra. -¿Fandral?

-No es nada –respondió sin levantar la mirada. Thor se acercó cauteloso tomando el asiento contiguo.

-Eso no es verdad ¿Qué pasa? –Pero este simplemente se encogió de hombros nada más. –Somos amigos ¿Qué no?

-Si Thor, pero esto no te atañe, déjalo así.

-¿Cómo que no me atañe? –dijo ofendido, mientras las damas, quienes los escuchaban atentamente, negaban en silencio.  Ellos había estado juntos desde antes que dejaran el pañal, habían crecido juntos, jugado juntos, peleado, llorado, luchado juntos. Aquellas palabras lastimaron su corazón y Fandral lo percibió.

-Escucha… -se detuvo cuando cayó en cuenta que no estaban solos. Le hizo a su amigo un gesto con la cabeza y ambos salieron de la cocina con sendos aperitivos. -Hay problemas en mi familia –se confesó tan pronto se instalaron en el enorme comedor. –Mi padre perdió el trabajo y nos la estamos viendo duras. El único sostén es mi madre y no gana precisamente los millones aquí. Hay cuentas por pagar, hipotecas, la colegiatura, entre otras cosas.

-¿No les ayudaba tu hermana? –preguntó dándole una feroz mordida a su bocado.

-Lo hacía, pero esta por dar a luz gemelos y todo se le ira en pañales y ropita para bebe.

-¿Y la cuenta de ahorro? –dijo ahora con la boca llena.

-Es para la universidad, o eso dice mi madre. Yo le dije que tomara de ahí y fue cuando se ofendió. Parece no entender que no voy a ir a la universidad.

-¿Pero cómo… -se obligó a tragar casi ahogándose en el proceso, golpeó su pecho un par de veces y siguió -…cómo que no vas a ir a la universidad? –Preguntó con exactamente lo misma aterrada expresión que había usado su madre.

-¿Tú también?  

-Es que no entiendo porque no puedes ir. Ha sido el sueño de toda tu vida, el de tus padres también.

-¡Pero no hay dinero! ¿Qué no entiendes? ¡A penas si ajustamos la colegiatura de este mes!

Fandral contaba con media beca, por lo cual pagaba solo la mitad; sin embargo estaba a punto de perderla si no regresaba a jugar futbol. Si deseaba terminar al menos la preparatoria tenía dos opciones: subir la nota para volver al juego o conseguir un trabajo por las tarde para contribuir con los gastos; aunque nada le garantizaba que eso fuera de ayuda, su padre llevaba un mes buscando y no había podido conseguir nada aun. Cuando Thor sugirió recurrir a su padre, este sin empaches le contestó.

-Ya lo hizo, pero Odín solo dijo que lo considerará. ¡Idiota! Todos los adinerados apestan. –Masculló dando una mordida a su emparedado con rabia. Luego, avergonzado, cayó en la cuenta que de quien hablaba era el padre de Thor. –Lo siento. –Se disculpó. A veces olvidaba que no solo era su amigo sino el jefe de su madre.

-No importa. -Contestó restándole importancia con un gesto de su mano, para él, todo eso de las clases sociales lo enfermaba. -Precisamente por eso no puedes rendirte, –insistió- tu familia cuenta contigo.

-¿Y qué voy a hacer? Mi única esperanza era ser descubierto por un busca-talentos, pero solo los Halcones Escarlata se han fijado en mí y en cuanto se enteren del reporte retiraran la oferta.

-¡Demonios! Algo debemos hacer. –Exclamó desesperado y Fandral no pudo evitar sonreír al notar que se refería a ellos en plural. Le agradeció internamente por eso. -¿Cuánto tiene tu padre sin trabajar?

-Más o menos un mes.

Entonces Thor, quien normalmente solía ser muy lento de entendederas… entendió:  Porque Fandral necesitaba pasar aquella prueba a como diera lugar, porque lo convenció para comprar las respuestas del examen (ya que seguramente no contaba con el dinero). Porque estaba empecinado en tener la ayuda de Tony Stark. Porque se había preocupado tanto por que ganara la apuesta. Había puesto la esperanza de su futuro en sus manos y él ni siquiera percibió su preocupación.

-Lo siento –se disculpó al darse cuenta que su amigo había atado cabos y bajo la mirada avergonzado.

-Lo siento yo –dijo Thor terriblemente conmovido por la desesperación de su amigo y sintiéndose el más miserable del mundo por no darse cuenta de su situación. –Debí tragarme mi orgullo y pedirle ayuda a Stark.

-Jamás te la hubiera dado y lo sabemos.

-Tal vez, pero no podemos dar marcha atrás para averiguar.

Ahora no les ayudaría si no ganaban la maldita apuesta, pensaron a la vez. Sin embargo Fandral, por más desesperado que estuviera, jamás le pediría a Thor que fuera en contra de su voluntad y este había dejado bien en claro que por nada del mundo enamoraría a Laufeyson.

“¡Estamos jodidos!” Pensó Thor, mientras ambos devoraban su emparedado en absoluto silencio. No eran precisamente los indicados para resolver tal situación. Cada que intentaban remediar algún conflicto terminaban volviéndolo peor. Tal vez era momento de pedir ayuda a alguien, a su padre tal vez. Thor rasco su nuca tratando de pensar.

Luego de un rato en el que los dos meditaron sus opciones sin encontrar una solución adecuada a su problema, Thor recordó algo que le tenía que compartir.

-¿A que no sabes lo que pasó en la escuela? –dijo dando el último trago de su jugo y limpiándose con el dorso de la mano.

-¿Aparte de tu pelea con Bran?

-Aparte de eso sí.

Fandral se había sorprendido cuando se enteró que había defendido a Laufeyson, definitivamente su amigo no lo dejaba de sorprender. Cuando le preguntó sus razones este simplemente contestó que no se le hacía justo que lo superaran en número, aunque muy en el fondo suponía que había algo más.

Poco sabía él de lo mucho que se había identificado con Loki el día en que lo visitó. Que luego de platicar con Býleist comprendió que había actuado mal y que incluso le había recordado a él cuando era menor. Que sintió envidia por primera vez, porque Loki tenía una familia sorprendente y él no; aunque esta fuera un poco extraña y abrumadora. Fue por eso que cuando lo vio siendo atacado afloró de inmediato su instinto sobreprotector, ese que solo salía ante las personas por las que sentía algo especial, y si, el principal sorprendido fue él.

-¿Y qué fue lo que pasó? –le preguntó Fandral atrayendo nuevamente su atención.

-Recordé que había dejado libro de ciencias en la camioneta y lo fui a recoger –le platico mientras ambos se dirigían a la sala de estar. –Entonces en el estacionamiento vi a Steve… estaba besándose con Tony Stark.

-¿Steve? ¿Te refieres a Rogers? –Cuestionó sin podérselo creer. Thor asintió desplomándose pesadamente en un sillón. -¿Se estaban besando?

-Eso es lo que me pareció. La verdad no me quede a ver. –Fandral tomó el control del televisor y se sentó junto a él. Aquello le sorprendió. La verdad es que de Stark nada les extrañaba ¿Pero de Steve?

Thor apenas lo conocía, pero se llevaban suficientemente bien. Por lo que sabían era un chico recto y honorable con un fuerte sentido del deber; no por nada lo nombraron guardián del orden.

Fandral en cambio tenía otra opinión de Steve. Para él era el chico más estirado del colegio, inflexivo cuando se trataba de las reglas y estricto en hacerlas cumplir. Fastidioso como él solo y algunas veces hasta engreído. No lo podía imaginar al lado de Tony Stark.

-¿Crees que anden ellos dos? –preguntó con curiosidad.

-No lo sé –respondió Thor, -pero de ser así ¿Dónde queda Loki ahí? –Hacía apenas unas horas que se había corrido la noticia de su relación por todo el plantel.

-Tal vez Sif tenga razón y solo se trate de una estrategia de Stark.

-Tal vez- dijo molesto. Muy en el fondo algo le irritaba con esa situación.

-¡¿Pero Rogers?! –Fandral seguía sin podérselo creer. -¿Con lo mojigato que es? Jamás pensé que él…

-Yo tampoco.

-¿Qué cosas no? –Thor asintió y prendió el televisor.

Definitivamente o él era muy distraído para darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor o la gente sabía mentir muy bien. Se propuso desde ese momento tratar de poner más atención.

 

 

Aquel martes en la mañana Laufey se hallaba de mal humor. Había tenido que disculparse en el trabajo alegando un problema familiar; como acababa de pedir un permiso para llevar a Býleist con el médico, su jefe no se lo tomó muy bien. Le había soltado el discurso sobre la responsabilidad en sus labores y sobre la productividad, le había recordado que existía una fila codiciando su puesto y que si se descuidaba lo podría perder. Por supuesto Laufey sabía que todo era mentira, pero no dejaba de ser fastidioso todo ese intento por amedrentar al trabajador; aun así no se iba a arriesgar.

Laufey se había hecho en las calles y eso de alguna forma lo endureció. Había crecido en un barrio peligroso, en una sociedad que no esperaba mucho de él. Se abrió camino por sus propios medios hasta conseguir salir de ahí. Había tenido trabajos desde lavaplatos, repartidor, lavacoches, lo que fuera, jamás le importo, nunca le dio miedo trabajar. Fue un triunfo para él entrar a la academia de policía y luego ascender hasta convertirse en detective y en líder de unidad.  Pero fue cuando conoció a Farbauti que su mayor logro se le presentó: su familia.

Aun podía recordar el día en que cargó a Loki por primera vez, cuando abrió sus ojitos verdes y lo vio, cuando sintió su respiración. Todas las emociones que ese pequeño y mágico ser despertó en su congelado corazón lo sobrepasaron de tal manera que no pudo evitar echarse a llorar. Era difícil describir una sensación así, era irreal. Todo el mundo desapareció de pronto a su alrededor luego de que, después de nueve meses de espera, por fin lo sostuvo entre sus brazos. Era padre. Ese helado día de finales de febrero se había convertido en padre y sintió la aterradora responsabilidad de crear un mundo mejor para él, de mantenerlo siempre a salvo. Por eso, el que una partida de imbéciles lo hubiera agredido de aquella manera el día anterior no solo lo enfurecía, lo desquiciaba.

-¿Quiénes son esos cabrones? Quiero sus nombres. –Le exigió a su hijo mientras se alistaba para salir.

Iba y venía como león enjaulado, sin importarle su cojera, hecho un energúmeno y despotricando contra todo; mientras Loki lo observaba divertido, leyendo un libro, recostado en el sillón.

Le había permitido faltar ese día para reponerse de las heridas que le había descubierto en un descuido cuando salía de bañarse y el contemplar tantos moretones resaltando sobre su pálida piel lo enfureció

-¡Montoneros! –rugió enredándose con el nudo de su corbata. -Que se pongan con alguien de su tamaño. Que se metan conmigo, les parto su madre no importa que termine en la cárcel.

Skadi, quien conocía el temperamento de su hermano se acercó a ayudarle con su labor. Había llegado temprano esa mañana para asegurarse de mandar a sus sobrinos a la escuela mientras Laufey iba al colegio a hablar de lo sucedido con Fury.

-¿Dónde estaba el tuerto ese? Cuando se trata de Loki nada más se está fijando que jodidos está haciendo, entonces si me manda hablar; pero cuando atacan a mi hijo ahora si no solo esta tuerto, está ciego el cabrón. ¿Dónde estaba él? ¿Porque no se dio cuenta? ¡Que los expulse a los infelices! o de lo contrario soy capaz de ir a su casa y quemarles sus carros con un galón de gasolina,

-Tranquilo, -pidió su hermana mientras deshacía el nudo. –Creo que estas exagerando.

-¡¿Exagerando?! –Exclamó indignado -¿Es que acaso no le viste los golpes que trae?

-Por supuesto, yo misma lo cure. ¡No te muevas! –le pidió rehaciendo su labor por tercera vez. –Solo que no creo que debas presentarte con esa actitud frente al director.

-No me pidas que me clame no cuando se trata de mis hijos. A mí que me hagan lo que sea, pero que no se metan con mis hijos.

Skadi rodó los ojos. Definitivamente no se podía con su hermano cuando se ponía en ese plan, pasó por su mente apretar un poco más aquel nudo para hacerlo entender. En lugar de eso se dispuso a alistar los almuerzos de sus otros dos sobrinos mientras Laufey se daba los últimos retoques y partía rumbo al colegio.

Luego de un tiempo prudente Loki cerró su libro y se puso trabajosamente de pie. Aun le dolía el cuerpo entero a pesar del analgésico, pero eso no le impidió contactar una cita con Tony a espaldas de su padre. Tecleó discretamente su móvil para mandar un mensaje y lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón. Luego se dirigió a la puerta para tomar una sudadera del perchero, fue ahí donde su tía lo sorprendió.

-¡Hey, jovencito! ¿A dónde cree usted que va? –le preguntó con los brazos en jarra.

-No me tardo –dijo subiendo el cierre hasta la barbilla.

-¿Cómo que no me tardo? Se supone que estas convaleciente.

-¿Realmente parece que me estoy muriendo? –preguntó con sarcasmo tomando su juego de llaves que descansaba sobre una mesita. –Escucha. Tengo que ir a ver a Tony ¿Si? Y te agradecería que no se lo mencionaras a papá.

-¿Y cuando regrese y no te encuentre?

-No tardare, lo juro.

Y Loki era de los que solían cumplir una promesa, por eso raramente prometía algo. Skadi sabía que podría meterse en problemas con Laufey por servirle de tapadera a su sobrino; aunque por otro lado ¿para que existían las tías?

-Cuídate. –Fue todo lo que le pidió y el pelinegro le arrojó un beso y salió contento de ahí.

-¿A dónde fue Loki? –escuchó la vocecita somnolienta de Býleist bajando por las escaleras.

-A causar problemas ¿A dónde más? –fue su única respuesta y regresó a la cocina para terminar de preparar el desayuno.

 

Tan pronto Loki subió al Ferrari azul eléctrico que conducía ese día Tony, este se abalanzó a él para besarlo; sin embargo, al contemplar la hinchazón en su labio inferior y la costra que había formado la herida al secarse, se contuvo.

-Si te sientes como te ves… –le dijo acariciando con ternura su rosto, -…que jodido estas.

-Vamos, no tengo mucho tiempo, –contestó sonriendo el pelinegro.

Tony le obsequio un suave beso en la comisura de los labios y arrancó.

En menos de media hora ya se encontraban en los límites de la ciudad, subiendo por un empinado camino hacia el mirador. Loki le había pedido un lugar privado para hablar, uno que preferentemente estuviera en alto para pensar mejor. Nunca antes había visitado ese sitio pero le encantó. Podía admirarse la ciudad entera a sus pies y sobre ella, el glorioso y colorido amanecer. Aquel sol ya tenía rato de haber hecho su aparición, pero la calidez y el juego de sombras que proyectaba entre los edificios era fascinante.

Loki contemplaba el cielo completamente embobado. Cuando era pequeño, soñaba que venía de allá, de algún lugar lejano en las estrellas. Tal vez la culpa la tuvo ese tal superman, pero el hecho de que no encajara muy bien con las personas a su alrededor influyo mucho también. Pensaba que algún día sus padres le darían la noticia y de su ser brotarían asombrosos poderes con los cuales sometería a todos los idiotas que se metían con él, idiotas como Bran. Entonces haría que el mundo entero se arrodillara a sus pies.

Desafortunadamente ese día jamás llegó y él tuvo que aprender, por las malas, a vérselas con esos sujetos insignificantes usando únicamente su astucia e imaginación. Se había forjado con ahínco una reputación, un escudo protector detrás del cual resguardarse y desde hace tiempo ya nadie había tenido el valor de meterse con él, hasta ayer.

Se encontraban sentados plácidamente sobre el cofre del automóvil. Tony colocó un mechón de su negro cabello tras su ojera para apreciar mejor su perfil y fue deslizando su mano en una fina caricia hasta esa boca que se moría por besar.

-¿Te duele mucho? –preguntó cuándo percibió en Loki una sutil mueca de dolor.

-No tanto como mi orgullo.

-¿Ya te revisaron? Podemos ir en este instante al doctor, -sugirió con verdadera preocupación.

-Estoy bien.

-Hare que Jarvis te haga una cita para más tarde.

-¡Déjalo Stark! –Lo frenó tomándolo de la mano que ya sostenía su celular. Tony supo que definitivamente algo andaba mal, Loki lo había vuelto a llamar Stark. –Escucha Tony, estuve pensando y lo mejor es que…

-¡Na, na na! –gritó Tony llevándose ambas manos a los oídos y bajando de un salto.

-¡Escúchame! - Loki fue tras él correteándolo alrededor del auto.

-¡No oigo nada, soy de palo…!

-¡Deja de comportarte tan infantil!

-¿Cómo quieres que me comporte cuando estas a punto de terminarme? –Se volvió Tony haciéndolo casi chocar contra él.

-Pues yo esperaba que con mucha más madurez.

-No lo acepto, –dijo tajantemente, cruzándose de brazos como un niño berrinchudo.

-¿Qué?

-¡Lo que oíste! –exclamó indignado. –Llevamos apenas cinco días de novios, dos de los cuales fueron fin de semana y ayer ni siquiera contestabas tú celular. ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba por ti? ¡Tu padre ni siquiera me permitió verte! –Entonces recordó la advertencia que ayer le hiciera su querido suegro. –Es por él ¿Cierto? Porque en serio llegue a pensar que me mataría y me daría a los perros.

-Él no tiene nada que ver aquí. Se trata de ti y de mí, no somos compatibles.

-¿Cómo puedes saberlo con solo dos días de relación?

-Tony, desde que te conozco mi mundo es un caos.

-Por favor, tú eres el dios del caos. Es algo que nos une, nos gusta ver arder el mundo.

-No. Todo lo que yo hago es por ganar respeto, mientras que tú lo único que buscas es llamar la atención, que te aplaudan. No pienso estar en una relación que parece más un reality show.

-¡Eres mi novio! ¿No entiendo porque tengo que ocultarte de los demás? ¿Crees que quiero esconderme para mostrarte un poco de afecto? –dijo recordando amargamente las múltiples veces que tuvo que hacerlo con Steve. –Créeme que ya he pasado por eso y lo odio. No va con mi personalidad.

-Lo ves, tú mismo lo acabas de admitir.

-¡Tan solo fue un beso! No pienso exponer nuestra intimidad en un video si eso es lo que temes.

Los ojos de Loki se abrieron ante el shock ¿Era acaso que Stark sabía lo que le pasó? La sola idea lo aterrorizo por completo haciéndolo temblar. La vergüenza era tanta que en ese momento quiso desaparecer. Tony lo noto y lo aferro fuertemente por los hombros. 

-Te doy mi palabra que jamás volverás a pasar por algo así.

-N-no… no sé de qué hablas. –Tartamudeó con voz temblorosa, dando un paso atrás.

-Yo creo que sí y entiendo tus miedos pero…

-¡No Stark! No lo entiendes, -estalló, evitando que Tony nuevamente lo sujetara, como si su mero roce le quemara.

-¡Vi el video!

-¡¿Qué?! –el horror lo paralizó ¿Es que aquella pesadilla no lo dejaría en paz? -¿Co… cómo te atreves? –dijo al borde de las lágrimas.

-Lo borre, –le aseguró limpiando la humedad que comenzaba a resbalar por sus mejillas. –Tan pronto vi de que se trataba lo cerré y lo borre, lo juro. Nadie más volverá a tener acceso a él.

-Eso es imposible -dijo en un susurro casi para si mismo, –yo mismo lo intente.

-¡Ah! Pero tú no eres un Stark.

Loki se cubrió el rostro con ambas manos y Tony lo envolvió con sus brazos. Por fin decidía dar un paso adelante y el pasado se enroscaba en su tobillo cual grillete, jodiéndole por completo la existencia.

-Escucha. –Dijo Tony acariciando lentamente su cabello. –Sé que jamás he pasado por algo tan horrible como lo que has pasado tú, pero lo entiendo bien. Se lo que es que todos tengan los ojos sobre ti, esperando que des de que hablar.

A Tony lo habían fotografiado desde antes de nacer, estuvieron presentes el día en que su madre lo pario y no lo dejaron solo ni siquiera en su funeral. A partir de ahí las cosas no estuvieron mejor, siempre juzgando si era merecedor o no de la hegemonía Stark, hicieron de cada aventura suya un terrible escándalo. Fue por eso que Obadiah lo recluyó en esa ciudad, en un intento por apartarlo de los medios que parecían no querer dejarlo en paz. Su único propósito era que pudiera tener “una vida normal” ¿Pero que era normal?

-Tratándose de mí, esto es lo normal, -dijo Tony luego de explicarle su situación. -Así que lo siento si comparado con mi vida piense que un simple chismorreo de escuela es una insignificancia.

Loki se separó de Tony lo suficiente para verlo directamente a los ojos y encontró en ellos pena, empatía y sinceridad. Jamás hubiera imaginado lo que era ser un Stark y sin embargo parecía llevarlo muy bien, casi con humor.

-¿Cómo puedes vivir así?

-No pienso dejar de ser yo solo por agradar a los demás. –Dijo con una sonrisa la cual Loki imitó. Entendía perfectamente el concepto. –Oye, lamento lo que paso ayer y entiendo que te haya sobrepasado al grado de querer botarme, pero…

-¿Pero?

-Podemos intentar empezar de nuevo, –sugirió mientras delineaba delicadamente su pálido rostro con el dorso de su mano, caricia que hizo a Loki estremecer. –Podemos encontrar una manera que sea cómoda para los dos, solo… solo dame otra oportunidad.

Loki se perdió por un momento en ese par de pozos de chocolate que lo contemplaban suplicantes. Aspiro profundamente tratando de oxigenar su mente y su sentido del olfato fue colmado por la colonia de Tony: fuerte, exagerada y un pelín extravagante; una fragancia fresca con un punto entre herbáceo y maderas de cedro, pero dulce y juvenil a la vez. Loki se sintió arrasado por completo por ese aroma y cerrando los ojos se dejó llevar por él. Entre abrió los labios y en un pestañeo la breve distancia que los separaba se redujo uniéndolos en un tibio beso de reconciliación.

-¿Eso significa que si? –pregunto Tony susurrando sobre sus labios.

-Debo estar demente –dijo Loki con una sonrisa aun sin abrir los ojos.

-Eso es lo que más me gusta de ti.

Tony tomo posesión entonces de los labios de su novio con tal ímpetu que los obligo a abrirse para él. Su intrépida lengua se coló en aquella tibia cavidad deleitándose con su sabor,  con su calidez y con cada alucinante sensación que este sensual contacto producía en todo su ser. Sus manos se cerraban en torno a su estrecha cintura mientras las de Loki buscaban hundirse en su cabello. Un gemido ahogado en su pasión lo encendió aún más.

Sus bocas se encontraban en una placentera danza luchando tibiamente por llevar el control, chupándose, mordiéndose como si de una fruta madura se tratase, fue entonces que Loki respingo.

-¡Lo siento! –resolló Tony cuando se separaron, jalando nuevamente el aire que se le hacía falta. -¿Te lastime?

-Estoy bien, –jadeó el pelinegro limpiando la sangre que volvía a brotar de su herida. - Será mejor que me lleves a mi casa antes de que regrese mi padre.

-Ok. –dijo besando la suave piel de su pómulo, antes de entregarle las llaves del Ferrari. Loki levanto una ceja sin entender. –Te lo ganaste –agregó con picardía –puedes destrozarme el coche todo lo que quieras.

Loki sonrió divertido por la ocurrencia, pero por supuesto no se hizo de rogar.

Mientras el conducía, Tony comprendió que sus acciones buenas o malas repercutían en la vida de los demás. No se había percatado antes porque, bueno, siempre había sido solamente él y jamás le importaron las consecuencias siempre y cuando pudiera sobrellevarlas con dignidad. Pero ahora Loki estaba junto a él y lo tenía que cuidar. Por vez primera las palabras de su padre cobraron sentido dentro de él.

“Tony, ya no podía disparar antes de apuntar”.

 

Aquel martes por la mañana Thor alistaba los libros que habría de usar en las siguientes horas. Discretamente volteaba a ver aquel vecino casillero que no había sido visitado por su dueño y se preguntaba en donde podría estar. ¿Acaso sus heridas habían sido tan serias para no asistir a clases? En todos los años que llevaba de conocerlo Loki no había faltado un solo día y siempre llegaba puntual. Aquello le extraño.

-¿En qué piensas? –preguntó Fandral cuando lo vio voltear en aquella dirección por enésima vez.

-En nada, –contestó restándole importancia al asunto, tenía cosas mucho más importantes en que ocuparse.

La noche anterior, durante la cena, había hablado con su padre pidiendo intercediera por el futuro de su amigo pero este se negó. Le desplego una serie de alegatos que el difícilmente pudo debatir y al final no solo termino como al principio, confundido e impotente, sino que también se le sumo la indignación. Cayó en la cuenta que si realmente deseaba resolver aquella situación, tenía que hacerlo por sus propios medios y que para eso debía hacer a un lado todos sus prejuicios, sus emociones y principios si quería ayudar en verdad a quien considero siempre su hermano. Así que luego de mucho meditarlo llego a una solución.

-Estuve meditándolo y… -le dijo rascando nerviosamente su nuca. –No te dejare solo, no dejare que te hundas, no si lo puedo evitar.

-¿Qué quieres decir? –preguntó su amigo sin entender a que se refería.  Thor contemplo aquel casillero unos metros más allá y suspiró.

-Ganaremos esa apuesta, enamoraremos a Loki Laufeyson, -fue su resolución.

 

 

 

Notas finales:

Espero que esto las haya ayudado pare entender un poquitin mejor a Thor. Y si tienen tomatazos, haganmelo saber con sus comentarios... hasta la proxima.


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