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El plan por Drakarys

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Notas del capitulo:

Bien, hola a todas las valientes que pasan a leer la historia y un abrazo muy fuerte a todas las que dejan comentario, prometo contestarles en cuanto tenga un tiempecillo.

 

Yo se que dije que este es un Thorki pero tambien es un Ironfrost asi que aun no se preocupen por con quien de los dos se va a quedar Loki porque incluso yo aun no lo se, es decir, tengo trazada la historia en mi cabeza, pero todo puede pasar.

Dicho este, ustedes diran mas o menos hasta donde quieren llegar y ya veran mas adelante porque.

 Mi corrector ortografico se salta algunos acentos, los cuales reviso a consiencia pero aun asi se le puede chispar a uno, espero que sea entendible y si algun error es garrafal pues haganmelo saber.

 

Sin mas la continuacion de la cita entre Loki y Stark, espero la disfruten tanto como yo cuando la escribi.

En verdad han tenido suerte –Había dicho aquella simpática dama que entraba en la tercera edad. Tenía el cano cabello recogido pulcramente en una cebolla y dibujado en su pecoso rostro, una sonrisa de oreja a oreja que a Loki lo hacía estremecer. En su opinión eras demasiado amable para ser verdad.


Luego del susto de muerte que les diera aquel hombre con su escopeta había llegado su mujer, corriendo tanto como su sobrepeso se lo permitía. Se habían presentado como Beth y George, los propietarios de aquel cultivo que acababan de destruir y que por “suerte” se hallaban cerca cuando cayeron a la laguna. El hombre alto, flaco y nervudo llego primero pensando que se trataba de un par de delincuentes escapando de la ley, después de todo ¿Qué par de adolescentes poseían un Galpin como aquel? Ni siquiera cuando Tony menciono el apellido Stark lo pudo convencer de que no eran tal cosa. Fue su esposa que al verlos tan aterrados y completamente empapados se apiado de su causa y alejo al psicópata de su marido de ellos dos.


Tony quiso entonces llamar a su casa para arreglar la situación, desafortunadamente su celular se encontraba en el auto que yacía en lo profundo de la laguna. Por otro lado el de Loki se apagó, el exceso de agua lo fundió así que solo contaban con el encanto de parte de Tony y con la labia por parte de él para hacerse entender.


Aprovechándose del sentimentalismo de la anciana a quien ambos le recordaban a sus hijos, la convirtieron en su escudo contra un señor que refunfuñaba ante el daño causado a su cultivo. Tony prometió que todos los daños serian solventados de su parte si los acercaban a algún lugar donde pudieran echar mano de un teléfono pero no basto, aquel anciano era muy difícil de manipular. Afortunadamente su mujer intervino y obligo a su gruñón marido a cargar con ambos hasta su propiedad a pocos kilómetros de ahí, justo a tiempo además, porque estaba por oscurecer. Tal vez después de todo Beth tenía razón y habían corrido con mucha suerte.


Habían viajado en una cafetera de camioneta empalmados como sardinas en el interior de una estrecha cabina escuchando la interminable plática de la mujer. Pero a Loki lo que le ponía los nervios de punta no era el señor con su rifle a la mano apuntando disimuladamente hacia ellos, tampoco la azucarada personalidad de Beth; lo que a Loki lo descomponía era la aterradora proximidad de Stark.


Estaban sentados uno encima del otro para poder caber. El pecho del castaño, que servía de respaldo para él, subía y bajaba pausadamente, mientras su respiración acariciaba su nuca haciendo erizar su piel. Como si eso no fuese suficiente, Tony rodeo su cintura con uno de sus brazos con total familiaridad, como si fuese un gesto común entre ellos y no como una total violación a su espacio personal. Lo peor de todo era que aquel contacto tibio de su mano sobre su frio ser lo electrizo, tanto que le hizo dar un saltito involuntario. Sintió a Stark reír detrás de él y como para provocarlo deslizo la mano por debajo de su sudadera hasta su vientre, Loki respingo y removiéndose para acomodarse le asesto un disimulado codazo en la costilla para que sacara su mano de ahí. Debido a aquel “inconveniente” el viaje de quince minutos se le hizo una eternidad, y tan pronto llegaron a la pintoresca granja escapo de él.


Una casa de madera totalmente blanca con tejados de dos aguas los recibió y frente a ella se hallaba un pequeño jardín con plantas amorosamente cuidadas. Tenía un amplio porche con mosquiteros y en la segunda planta un balcón.  A los costados un cobertizo donde estacionaron la camioneta y unos corrales con animales tales como gansos, palomas y unas cuantas gallinas que se preparaban para dormir. Algunas de estas últimas le pegaron una buena carrerilla a Stark, la cual Loki creía se merecía, le advirtió no acercarse a sus crías por mas adorables que parecieran esas bolitas de plumas amarillas pero como siempre lo ignoro.


Una vez en el interior de la casa la señora les ofreció de cenar mientras el señor refunfuño y se alejó hacia una sala a ver televisión, al parecer los consideraba ya más una molestia que un peligro.


-Sera mejor que se cambien esas ropas húmedas o enfermaran –dijo amablemente la dueña.


Estaba encantada con tener a alguien con quien platicar además del hosco de George. Los guio por una rechinante escalera hasta el segundo piso a una de las habitaciones.


-Les traeré algo que puedan usar –les extendió sendas toallas y se retiró.


Tan pronto la puerta se cerró un silencio incomodo se apodero del lugar, miraron en todas direcciones para no encontrar sus miradas pero no había mucho que ver. Era un modesto lugar, cubierto con un tapiz floral y una pequeña cómoda junto a una cama matrimonial y un gran ventanal que dejaba iluminar a la luna por lo que fue innecesario prender la luz.


Tony sonrió divertido por la situación y desfachatadamente se comenzó a desnudar. Retiro lánguidamente su chaqueta de cuero y la aventó sobre la duela de madera alfombrada, luego cuando comenzó a retirar su playera Loki dio un paso atrás y trastabillo. Lentamente un vientre tonificado se estaba revelando frente a él causando que se aceleraran involuntariamente las palpitaciones de su corazón. Un ligero calor broto inesperado de lo más profundo de su ser, fue ascendiendo lentamente hasta su rostro y tiño sus mejillas de rubor. El fugaz deseo de tocar ese firme abdomen  lo sorprendió, se dio vuelta de prisa, completamente avergonzado y trato de obligarse a no mirar; aunque una parte de sus sentidos estaba alerta a cada movimiento de él. Escucho como la camiseta caía pesadamente a sus pies, como los zapatos salieron volando y el sonido de la cremallera del pantalón cuando bajo.


Loki cerró sus ojos y respiro, su cuerpo estaba comenzando a tiritar y suponía que el frio no tenía nada que ver. Hacía años que no veía un cuerpo desnudo que no fuera el de él, exactamente los mismos de no estar desnudo frente a alguien más. Inhalo profundamente tratando de tranquilizarse y comenzó la labor de despojarse de su ropa lentamente tratando de aparentar una total normalidad, pero sus manos estaban húmedas de sudor, frías y temblaban, haciendo de algo tan sencillo una tarea tan difícil de realizar.


-¿Quieres que te ayude? –sintió el aliento de Tony rozar su nuca haciéndolo respingar, se dio la vuelta torpemente  e intento alejarse de él, pero apenas dio un paso atrás su espalda topo con el muro de tapiz floreal.


-Cre… creo que… –tartamudeo hecho un manojo de nervios y haciendo un esfuerzo por sonreír –…que estoy entre Stark y la pared.


-Eso parece –siguió la broma con una sonrisa también cargada de ansiedad.


Tony estaba completamente desnudo a excepción de un bóxer de licra que cubría no muy sutilmente su intimidad. Cuando Loki se percató de ese detalle no pudo evitar acariciarlo con la mirada de los pies a la cabeza. Fue cuando sus ojos verdes chocaron con aquel par de seductoras avellanas que se le fue la respiración, Stark lo contemplaba con una fuerza casi hipnótica que lo hacía desfallecer.


Fue acercándose tan despacio que sintió nunca llegaría hasta él. Tomó la sudadera por el borde y lentamente la comenzó a retirar, Loki alzo los brazos simplemente dejándose hacer, el ligero roce de la tela y de las yemas de sus dedos lo hicieron estremecer. Aventó la prenda a un lado descuidadamente sin pronunciar palabra mientras esa mirada seguía intensamente clavada él. Sus manos, suaves y cariñosas, fueron deslizándose suavemente por sus hombros, acariciando tiernamente su piel, descendiendo lentamente por su pecho y por los costados de su torso hasta detenerse en el pantalón.


Su respiración no podía estar más acelerada, ni su tez podía ruborizarse más. Una ola de excitación ascendía por su columna, partiendo de su estómago, retornando inexorablemente hasta la superficie de los muslos, cada vez más arriba, sacudiendo su cuerpo, afectando directamente en su entrepierna.


Cuando el botón se soltó y la cremallera bajo sintió los nervios de la anticipación, su corazón de pronto parecía un caballo a galope bombeando sangre a cada milímetro de su cuerpo. Sin romper ni un instante el contacto visual, Tony lentamente descendió, con manos expertas, maravillosas y cálidas fue retirando delicadamente el pantalón; la sutil caricia fue recorriendo sus caderas, bajando por sus muslos, sus rodillas, llegando finalmente hasta sus pies. Trago grueso y desvió su mirada avergonzado cuando su compañero sonrió al notar su creciente erección.


Tony estaba entre divertido y fascinado por su reacción, aquella fierecilla que regularmente se presentaba ante él ahora parecía una virginal doncella a su merced, aun así trataba de contenerse pues la excitación lo había embargado también.  Permaneció así, inmóvil, completamente hechizado por todo su ser. Jamás en la vida había admirado un cuerpo así, esbelto y estilizado, de vientre plano y cintura estrecha, de largas y torneadas piernas, con una piel tan pálida como la luna cuya luz entraba por la ventana en ese momento y tan tersa como el pétalo de la flor más exquisita de aquel humilde jardín. Una mezcla perfectamente entre masculinidad y feminidad, entre niño y joven, entre mortal y criatura celestial. Debía estar prohibido ser como él, era un pecado hecho persona, un pecado en el que estaba más que dispuesto a caer.


Loki dejó escapar un jadeo involuntario cuando sintió la presión de sus tibias manos contra su piel, ascendiendo por sus tersos muslos con ternura y lentitud. Dentro de su ardiente abandono no pudo evitar colocar una de sus manos sobre sus hombros para apoyarse de él. Tembló con profundo estremecimiento mientras Tony  se ponía una vez más de pie. Lo contemplaba con aquel terrible atractivo en sus intensos ojos brillantes que Loki no era capaz de resistir. En vano intento alejarse cuando vio que se reducía peligrosamente el espacio que había entre los dos. Tony atrapo la mano que abandonaba su hombro y tiro de ella hasta que las sensibles puntas de sus dedos tocaron su pecho desnudo, sintiendo el claro efecto que estaba causándole también.


Dio por fin el paso definitivo que lo colocaba a milésimas de él, fue entonces que la resistencia de Loki flaqueo, sus piernas comenzaron a hacerlo también tanto que tuvo que sostenerse de él. Tony lo sujeto de la cintura y enterró su nariz en su cuello. Su sentido del olfato fue embriagándose con el delicioso aroma que emanaba de él, una mezcla a tierra mojada, tinta fresca y libros guardados con un toque de menta y maderas del bosque.


-¿En serio sentiste celos porque mire a esa mujer? –pregunto el castaño, mientras subía y bajaba las manos por la espalda  delineando el surco que formaba su columna. Aquella pregunta era más una súplica por que dijera que , necesitaba saber que era verdad, que una parte de Loki sentía la misma necesidad de él


-Estamos en medio de la nada –contesto con el aliento entrecortado por la agitación –incomunicados y con dos desconocidos que bien podrían ser psicópatas ¿y es en lo único en que puedes pensar?


-No es lo único – su voz era un susurro caliente en su oído que hizo erizar su piel.


-Creo… creo que… deberíamos parar. –dijo el pelinegro con trémula voz sintiendo palpitar cada parte de su ser, pero una parte en específico fue la que Tony pudo sentir con total claridad.


-Dime hasta cuando te vas a hacer del rogar – pregunto acercando sus caderas y haciendo a sus erecciones coincidir.


Loki respiro hondo tratando de sofocar un gemido de placer, sentía que estaba ardiendo por dentro y a punto de estallar. ¡Por Dios! ¿En qué momento las hormonas habían hecho presa de él? Cerró los ojos en espera de lo que a continuación no aconteció, pues justo cuando entreabrió los labios en espera de los de Tony, la puerta intempestivamente se abrió haciéndolos saltar y obligándolos a separarse.


-Es una suerte que mis hijos hayan dejado esto por aquí –dijo Beth distraídamente sin darse cuenta de lo que acababa de interrumpir.


Loki tomo una fuerte bocanada de aire dándose cuenta al fin de lo que había estado a punto de hacer. Tomo violentamente lo que la señora le entrego y sintiendo la apremiante necesidad de cubrir todo su cuerpo rápidamente se vistió. Sin decir palabra paso como un bólido a lado de Tony quien no se terminaba de colocar el calzado y salió de ahí llamando a Beth, necesitaba llamar a su casa cuanto antes, aunque la verdad es que no quería estar a solas nuevamente con Stark. La mujer lo guio a la planta baja mientras le comentaba algo a lo que Loki poco presto atención. Sentía que todo le daba vueltas a su alrededor y deseaba a toda costa salir de ahí, se recriminaba internamente el haber aceptado salir con Stark, sentía que todo se estaba saliendo de control y si había una cosa que hacía sentir seguro a Loki eso era el control.


Beth lo condujo hasta un pequeño despacho donde pudo llamar con privacidad. Por supuesto que no le iba a contar a su padre que se había estrellado en un auto por ir a exceso de velocidad, que se encontraba en medio de la nada con un chico que lo había desnudado de una forma tan sensual que de solo recordarlo lo hacía estremecer. En lugar de eso le dijo que seguía con Amora y que probablemente demoraría en llegar. Luego llamo a la chica para pedirle que lo cubriera con la promesa de ponerla al tanto después.


Entonces sintió la presencia del castaño tras de él, trato de ignorarlo con todas sus fuerzas, pero cuando sintió una tierna caricia sobre su mejilla se alejó, colgó violentamente el teléfono y salió secamente de ahí. Aquella actitud le dolió al castaño quien por un momento sintió que Loki podía estar al alcance de él, sentía que estar a su lado era como avanzar un paso y retroceder tres, estaba comenzando a desquiciarlo.


Una vez que hubo llamado a casa se reunió con los demás en el comedor, George seguía sentado frente al televisor.


-¿Tuviste suerte querido? –pregunto Beth, Tony se limitó a asentir. -¿tus padres se lo tomaron bien?


La mujer quería indagar un poco en su actitud, de los dos chicos era con el que mejor se había llevado pues el pelinegro se negaba a hablar, sin embargo ahora parecía que le había comido la lengua un ratón. El castaño por su parte no hacía más que mirar a Loki sentado como si nada bebiendo un té que le diera la anciana mujer, evitaba a toda costa hacer contacto visual y eso lo hirió.


-Pues Jarvis no se lo tomo muy bien, enviara a Happy por mí, en aproximadamente una hora estará aquí.


-¿Jarvis es tu padre? –pregunto convidándolo a sentarse en la barra junto a ellos dos, luego se levantó para servirle también un poco de té.


-Mi guardián, –comento como si hablara del clima nada más. –yo no tengo papás.


-¡Oh! Cuanto lo siento –la mujer se enterneció, estiro su mano en su dirección tomando la suya la cual apretó.


-No se preocupe –le sonrió –eso sucedió hace mucho, cuando tenía alrededor de diez.


-Pero que difícil debió ser para ti, tan pequeño ¿Cómo fue que paso?


-En un accidente de auto, solo yo sobreviví.


Fue entonces que Loki levanto la vista en su dirección, pero Tony no se esperaba que lo observara con aquella intensidad, pensaba que si las miradas fueran dagas el estaría como una coladera de cabeza a pies. Beth por su parte lo abrazó y él simplemente se dejó hacer, por alguna razón le parecía que ese abrazo lo necesitaba más aquella mujer incluso que él.


Entonces el teléfono sonó y antes de que pudiera agregar algo más los tuvo que dejar. Loki sorbía de la humeante taza sin despegar sus fieros ojos de él.


-¿Por qué me miras así? –inquirió.


-Porque eres un idiota Stark. –dijo como si fuera una absoluta verdad.


-¿Disculpa?


-¿Tus padres murieron en un accidente de auto y lo primero que se te ocurre es ir y comprarte un ataúd similar? –le reprocho.


-Si lo dices por el Galpin te recuerdo que fuiste tú quien lo estrello.


-¿Y me dirás que compraste un carro de alta velocidad solo para poderlo lucir? –Su voz se escuchaba filosamente sarcástica –Dudo mucho que le hayas dado el trato de un Volkswagen ¿O sí?


-¿Y eso te afecta por…? –de pronto Tony ya no podía más con aquella actitud, era más voluble que un velero.


-Yo no dije que me afectara algo así –contesto secamente desviando la mirada y llevando nuevamente a sus labios la taza de té.


-Claro porque a ti te importa una mierda los sentimientos de los demás. –Declaro con poco disimulado dolor.


-No hables como si me conocieras –espeto rechinando los dientes y acribillándolo con su verde mirada –tú no sabes nada de mí.


-¡¿Y de quien es la culpa eh?! –Estallo por fin poniéndose de pie –He intentado de todo para acercarme a ti y lo único que obtengo son altaneros desplantes que creo no merecer.


-¿Lo dices por lo que paso hace unos momentos entre tú y yo?


-¡Por supuesto que sí! ¡Claro que sí!


-Sabía que esto de salir contigo era un error, –dijo más para el que para Stark.


-¿Un error? ¿Por qué? Dime, tengo curiosidad ¿acaso no soy de tu categoría o simplemente es porque te aterroriza la proximidad de alguien más?


-Estábamos desnudos, ¿sí? y tú…tu… -Loki hacia un gran esfuerzo por contener el cumulo de emociones que amenazaban con apoderarse de él –…tú me tocaste ¿Ok?… y mi cuerpo reacciono. ¿Qué te puedo decir? Te darás cuenta que también soy de piel. Pero eso no significa que yo quiera que te hagas ilusiones sobre mí.


-¿Por qué?


-Porque me caes bien Stark.


-Tú también, no solo eso, me siento a gusto junto a ti. Estar contigo es como una ruleta rusa constante pero por primera vez sentí que era yo mismo y por primera vez sentí que podía tener algo importante por mí mismo y no por el apellido Stark o por los millones que este represente y nada me ha herido tanto como el desprecio que me acabas de hacer.


Entonces Tony salió por la puerta de la cocina y se alejó de ahí. Cuando Loki se volvió vio a Beth observándolo desde el umbral, al parecer había presenciado toda la conversación.


-Iré… -titubeo incomoda –será mejor que vaya a ver si está bien. –y salió tras de él.


Loki no sabía qué hacer, todo aquello de las relaciones interpersonales no se le daban muy bien, pensó que lo mejor era irse de ahí. Caminaría hasta la carretera más próxima y desde ahí pediría aventón, probablemente llegaría muy tarde a su casa, pero creía que era lo mejor. Fue hasta el pasillo donde había dejado su mochila y su patineta y se preparó para partir, mientras lo hacía, George se acercó hasta él. Veía distraídamente los retratos colgados en la pared, toda una vida resumida en pequeñas imágenes que le recordaban un pasado y con quienes lo había compartido.


-Estos son mis hijos –señaló un cuadro que lentamente desprendió. Loki no sabía si le estaba hablando a él ya que desde que habían llegado no les había prestado atención, sin embargo cuando le extendió el marco entendió que efectivamente se dirigía a él. –Beth los suele ver por doquier, cada que ve a jóvenes de su edad no puede evitar comparar, lo hizo también con ustedes dos pero… ¡Patrañas! –Gruñó- tú jamás podrás ser como él. –se dijo a sí mismo en un tenue susurro que apenas alcanzó a escuchar.


En el retrato se observaban dos jovencitos como de su edad, el menor aproximadamente de su complexión era abrazado cariñosamente por el mayor, de cabello castaño como Stark.


-Owen –señaló George al menor –y este otro es Brian. Solían arrear ganado para unos vecinos, más como un favor. Les gustaba el campo, tenían talento para las bestias y sobre todo cuando estaban los dos juntos, como un equipo ¿Sabes? Eran muy unidos, tan parecidos y completamente opuestos.  Owen odiaba estar encerrado y las labores de la escuela, Brian detestaba ir a cazar o a pescar, pero los dos amaban a los animales y el campo, eran almas completamente libres.


Loki lo escuchaba atento sintiendo que tarde o temprano habría un “pero” en todo aquel relato y definitivamente no se equivocó.


-Un día, un toro salvaje arremetió en contra de Brian, Owen alcanzó a llegar hasta él y lo protegió, Brian solo sufrió algunos raspones, pero Owen… –de pronto la voz le tembló. –…no alcanzó a llegar al hospital. –concluyó sorbiendo la nariz.


Loki se inquietó, el que un hombre recio como ese se quebrara frente a él lo incomodaba. La última vez que había visto llorar a un hombre había sido a su padre y junto a una botella de alcohol. No sabía cómo se debía reaccionar.


-Lo siento –fue lo único que atino a decir


-No es verdad –le debatió el hombre –es solo una cortesía y como cortesía te contestare: gracias. Pero ambos sabemos que no te importa mi vida, así como a mí me importa una jodida la tuya. –Loki se tensó ante su actitud, pero no le sorprendió, –solo el que carga la loza sabe lo que verdaderamente puede pesar.


Caminó unos pasos y se detuvo frente a otra fotografía la cual también descolgó.


-Tampoco me di cuenta lo que mi hijo sentía, la culpa, el dolor. Estábamos tan centrados en el nuestro que simplemente lo ignoramos a él, tratamos de hacer como que nada había pasado y seguimos con nuestra vida normal. Brian se marchó a la ciudad y se convirtió en veterinario, ese siempre fue su sueño, pero cuando regresó no lo pudo hacer realidad, no se podía acercar a ningún animal, así que cansado decidió tomar al toro por los cuernos, literalmente.


Le extendió el cuadro, en donde un vaquero montaba habilidosamente un semental de enorme tamaño. Los espectadores contemplaban con admiración como la bestia arqueaba su espalda y retorcía su cuerpo en un intento por derribar al jinete. Este se sujetaba con una sola mano mientras con la otra agitaba altaneramente su sombrero   


–Mi hijo Bryan en la actualidad, –acoto. –Recorre  el país con un espectáculo de monturas salvajes llamado Hellbulls.


-¿Su hijo es Brian Archer? –pregunto sin podérselo creer, hasta el conocía a ese intrépido personaje.


-Hasta ahora nadie ha podido romper su record –dijo con orgullo el anciano. Loki lo observaba sin comprender –lo que digo es que a veces la única forma de vencer un miedo es montarte en él. –concluyó regresando la fotografía a su lugar y volviendo a su televisión.


Loki se quedó solo en el pasillo, aturdido por lo que aquel anciano le acababa de decir. No pudo evitar pensar en Tony, en la renuencia que había tenido al entregarle las llaves de su auto, comprendió entonces que más que confiarle su carro se había confiado a él.


“¿Estas demente o qué? ¡Pudiste morir!”


Fueron las palabras de Stark cuando perdieron el control. En ningún momento se preocupó por él mismo o su integridad, su preocupación era por la de él, porque corriera el mismo destino que sus padres. ¿Y el que había hecho? Se había mofado tomado su preocupación como una exageración.


“Claro porque a ti te importa una mierda los sentimientos de los demás.”


Y un sentimiento de culpa estaba invadiendo su ser. Lo cierto es que si le importaban y le aterraban por igual, porque no podía tener control sobre lo que sentían los demás, ni siquiera podía tener control sobre lo que el mismo podía llegar a sentir. Ya una vez se había dejado llevar y no había salido para nada bien, no quería que le volviera a doler.


“…A veces la única forma de vencer un miedo es montarte en él.”


Sonrió y miro en aquella dirección en donde el hombre veía tranquilamente su televisión. Se preguntaba si aquella extraña conversación iba dirigida a entender los miedos de Stark o los de él.

Notas finales:

Bien, aun no acaba, solo un capitulo mas y pasamos a lo que sigue. por lo pronto me diran si les gusto y nos vemos en el que sigue.

Adiosin.


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