—Que tal Aomine. —Midorima entró a la oficina y se encontró con la sería mirada azulina.
—Fue el ¿verdad? —Le cuestiono frunciendo el ceño, que Sakurai estuviese enamorado de el no le era ningún secreto lo sabia, aunque el castaño en un vano e inocente gesto trataba de seguir ocultándolo.
—Si, Sakurai realmente se preocupa por ti no como tu. Que te la vives acosando personas. —El mas alto de acomodo las gafas con su mano derecha para poder continuar con su trabajo ya que le había prometido al pequeño castaño que lo haría. —Si no te incomoda podrías mostrarme tu mano por favor. —Menciono el doctor para poder examinar a la persona que ahora estaba tomando el lugar de paciente, aunque el mas "paciente" en esta ocasión tendría que ser el mismo, pues en ocasiones anteriores, en las cuales el de ojos verdes ya había atendido al moreno, este siempre le causaba problemas, porque a pesar de su apariencia ruda e inquebrantable era un pequeño niño llorón cuando se trataba de ir al medico, mucho mas cuando habría inyecciones de por medio.
—No me duele. —Mentira total, su mano se encontraba hinchada, estaba morada y tenia varios vidrios de un tamaño muy pequeño encajados en donde la sangre ya se había coagulado, no era algo que se curase con un beso de mamá, una curita y una paleta de caramelo con sabor a cereza, claro que no ya estábamos hablando de una lesión mayor.
—Si claro —evidente sarcasmo en sus palabras — si no me muestras tu mano por las buenas, te tendré que revisar por las malas. —Su voz tomo un tono serio, pero el menor no se movió al contrario pareció ignorarlo rotundamente, sin duda la actitud infantil del de ojos azules lo lograba sacar de sus casillas. —No me dejas otra opción Daiki.
Dejo su maletín y como pudo logro amagar al moreno, estaba loco ya le había dado dos mordidas y tenía un rasguño en la frente, sin duda Aomine no saldría limpio de esa batalla la cual perdería, ya tenia un moretón en la pierna y un brazo un poco hinchado, pero de que Shintaro lo curaría, lo curaría.
—Muy bien, ahora ¡Si se te ocurre mover la mano, yo no me hago responsable de que salgas con otra parte del cuerpo lesionada o fracturada! —Amenazo el de cabello verde cuando por fin pudo retener al menor en estatura. Lo analizó y se quedo un poco preocupado, aunque también estaba asombrado ya que el cuerpo de Aomine era muy resistente. —Tienes una fractura en los nudillos y los tendones de tus dedos índice y medio están desgarrados, voy a tener que suturar el área afectada, me sorprende tu resistencia al dolor, una persona normal ya se hubiese desangrado, también el color de tu piel es en aliado pues al ser morena es mas gruesa. —En cuanto Aomine escuchó la palabra "suturar" se espanto, no era la primera vez que lo harían en su cuerpo y eso era precisamente el problema, si iba a ser suturado lo tendrían que anestesiar y para ambos procesos se involucraban agujas.
—Midorima por favor, que sea rápido. —Pidió el menor, no, suplicó que fuera rápido quería afrontar sus miedos y ahí fue donde se dio cuenta de que si tenia las agallas para secuestrar a una persona, tendría que tener las misma agallas para recibir un piquete.
—Muy bien, solo no te muevas y me dejes trabajar, esa es la manera mas rápida sencilla y menos dolorosa que hay.
El moreno asintió y sin mas el doctor procedió a reconstruir su mano y salvar lo más que le fuera posible de su piel, sin duda el de ojos verdes era un profesional en lo que hacia y eso hasta Aomine se lo reconocía. Termino rápido y sin ningún inconveniente ya que Daiki estuvo poniendo de su parte y cooperando para que no le doliese en lo mas mínimo y la sangre pudiera parar. Por ultimo tomo una venda y la coloco en su mano sujetando todos sus dedos.
—Listo, ojala fueras así siempre, te voy a recetar unas pastillas para que el dolor baje al igual que lo inflamado, se va a poner mas morado pero eso es normal debido a la contusión y el golpe que sufriste. —Anoto todo lo necesario e indicado en el papel y se lo dio. —Espero mis honorarios al término de la semana dentro de ocho días te retiró las puntadas. —Salio y cerro la puerta tras de sí.
—Gracias. —Dijo cuando el medico ya se había ido, nunca se lo diría de viva voz pero agradecía que Shintaro estuviese siempre ahí para curarlo pues de no ser por el, quizá ya hubiese muerto hace mucho.
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Sakurai salio del auto y llevo todo lo que había comprado al ascensor. Marco el botón que lo llevaría a su destino y sintió como el cubículo se comenzó a mover de manera ascendente.
El elevador se detuvo antes de llegar a donde el había indicado.
—Midorima...
—Tranquilo el ya esta mejor, me costo trabajo pero lo logre, ya sabes como es tu jefe de chillón le tuve que poner veinte puntadas y tiene que tomar unas pastillas para que mejore la condición de su mano. —Le explicó al menor la situación del moreno.
—Muchas gracias sensei. —Dijo el castaño mientras el de lentes le acariciaba el cabello.
Llego a su destino y bajo todo lo llevo hasta la oficina de Aomine y dejo todas las cosas ahí.
—Que bueno que llegas Sakurai, es momento de empezar todo supongo que ya sabes de la condición de mi mano. —Señalo mientras le mostraba su mano vendada. —Como no poder hacer muchas cosas por obvias razones, cuento contigo en todo, Takao te acompañara por cualquier cosa que pueda surgir e Imayoshi los llevara a la casa. Entendido.
—Si. —Con todo el valor del mundo el castaño hizo lo que en ese momento podría parecer impensable, se acerco a su señor que estaba sentado en una silla y sin mas le beso, un simple pero muy significativo rose para el castaño. —No te defraudare. —La primera vez que le hablaba de "tú".
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