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Heart Abduction por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

Hola y muchas gracias por tomarse el tiempo a leer esto, este será el último capítulo de la historia y eso, mas notas al final(?)

Te amo gatito gordo, con mucho amor, a ti y a gatolencio.

 

Two steps back, one step forward, but were still moving*

 

Ojos cegados.

Ojos completamente cegados a la realidad del asunto.

Realmente ninguno de ellos podía pensar que las cosas terminarían así, ni en la más remota y retorcida de sus pesadillas aquel había sido un escenario posible y contra toda posibilidad y lógica ahí estaba Sabo desangrándose en aquella habitación vacía.

Había sido Luffy quien lo encontrase débil y delirante en la puerta del hotel que compartían los tres, enterándose por primera vez de esa habitación contigua gemela de aquella donde dormían él y sus hermanos desde su llegada a aquel lugar. Ahí era a donde sus hermanos habían desaparecido varias ocasiones en esas vacaciones.

Sabo le había pedido que no llamara a la ambulancia, de haber sido Ace quien le encontrara ya estarían en de camino al hospital con el moreno sosteniéndole una de las manos pero así como habían sucedido las cosas el rubio se hallaba tumbado en la cama del hotel, manchando sus guantes de piel marrón con  ese extraño liquido viscoso que le escurría del abdomen eh iba dejando huellas de color opaco sobre sus ropas obscuras ¿hacia cuando te tenia aquellos guantes y nunca los había manchado con tanta sangre como ahora? Eran un regalo que Dragón le había hecho tras su iniciación, les cuidaba tanto, pero ahora seguro le tendrían que conseguir un par nuevo, dudaba poder sacar todas las manchas de ellos si pasaba demasiado tiempo.

Luffy había permanecido en la habitación un rato, observándole en extraño silencio, la seriedad en un rostro que comúnmente era todo sonrisas no le perturbo, no tenía tiempo a pensar en ello, la verdad era que si lo hubiera pensado bien quizá hubiera preferido el hospital ¿Qué tenía que temer de eso? Pero había sido difícil perder el rastro a sus perseguidores con esa herida y los hospitales y clínicas serían los primeros lugares donde lo buscarían. —No le digas de esto a Ace…— Logro susurrar antes de soltar un ronco quejido, doblándose sobre la cama para expandir aquel diseño abstracto y rojizo que se iba formando bajo él en el acolchado con flores.

Su respiración era pesada y caliente, su visión comenzaba a nublarse, no alcanzo a escuchar la respuesta del menor y el sonido de la puerta al cerrarse con llave le pareció de lo más lejano.

Estaba muriéndose, no había duda de ello, la única pregunta real era cuanto tiempo tardaría en terminar de agonizar, no podía llamar por auxilio sin arriesgarse a arrastrar a sus hermanos a ese estúpido problema que jamás debió existir en el primer lugar, porque Sabo había sabido toda su vida que las cosas terminarían así eventualmente, una muerte pacifica no era lo que le aguardaba a una persona como él.

No habría ningún funeral con gente llorando al pie de su féretro ni coronas de flores, debía contarse afortunado si los chicos se tomaban el tiempo a cremar su cuerpo como en alguna ocasión lo había pedido en lugar de lanzarle a la fosa común por la noche como era costumbre.

Koala probablemente le gritaría para tratar de despertarlo como cuando por las mañanas demasiado frías se negaba a salir de la cama, la chica sin embargo tendría suficiente sentido común para no prolongar esa charada por demasiado tiempo, era una mujer lista y entendería que estaba más allá de cualquier salvación de la misma manera que todos en la AR lo estaban, no había salvación para los renegados.

Se preguntaba de manera vaga si Dragón estaría molesto, seguro que si, en esa ocasión no habría premio de consolación o chantaje que valiera, valiente segundo al mando había resultado, una sonrisa sin humor se había dibujado en sus labios, aun con todo y todo no se arrepentía.

Ace no era lo único que tenía, pero era lo único que siempre había querido, no era un simple capricho como Dragón se lo había insinuado aquella noche, aun cuando había puesto de lado tantas cosas por tanto tiempo sabía que valía la pena, porque de haberse quedado aun aquel espacio de tiempo irreal y efímero que había compartido con el pecoso no habría podido ser.

Querría poder ver su rostro una última vez pero suponía que deberían bastarle los recuerdos. — Ace…— el nombre del pecoso tenía un regusto metálico, el dolor por fin había subsistido con los calmantes que tomara algunos minutos antes, varios minutos antes, demasiados, su respiración aún era demasiado caliente y los parpados le pesaban mucho más que antes, cerró los ojos, si se entregaba al sueño su muerte seguramente sería mucho más pacifica…

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Despertó con un insipiente malestar, sus ojos abiertos de par en par tras unos instantes mientras recuperaba sus sentidos poco a poco, el movimiento brusco que había hecho al intentar levantarse para buscar más calmantes le había revuelto el estómago, una oleada de nausea acompañada de dolor, su cuerpo temblaba mientras se arrastraba al borde de la cama, el interior de su ropa aún se sentía húmedo y pegajoso pero la manera como se había dormido haciendo presión en la herida parecía haber servido de compresa, abriendo la cajonera tomo el bote de la medicina, el esfuerzo de abrir un simple frasco amenazaba con hacerle vomitar pero había logrado controlarse lo suficiente para lograr la faena, tomando un par de comprimidos y tragándoles con algo de dificultad, un poco de agua habría estado bien pero el cuarto del baño se hallaba demasiado lejos.

No intento ponerse en pie, ni gritar o pedir por ayuda, las únicas ventanas de la habitación estaban cerradas con pesados cortinajes y en la penumbra de aquel lugar le era imposible saber cuánto tiempo había dormido, la medicina, igual que la primera vez le parecía haber tardado demasiado en actuar pero cuando lo había hecho Sabo no logro mantenerse despierto por mucho tiempo, a punto de dormir había escuchado ruidos en el exterior de la habitación pero no podía más que respirar con pesadez y girar su rostro en dirección al exterior ¿Qué le había pasado? Ah sí… estaba herido, un incendio o algo así ¿No?

No, no, eso había sido mucho antes.

Pero quemaba, algo en su cuerpo dolía y quemaba demasiado… después de un rato solo quemaba.

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La fiebre le había hecho dormir demasiado, su cuerpo se hallaba entumecido mientras intentaba abrir los ojos Sabo no podía dejar de desear que las cosas a su alrededor parasen de dar vueltas, algo de comida había sido dejada en la mesita de noche junto a una botella de agua.

Un par de sándwiches que no se molestó en mirar dos veces, el agua por otro lado la bebió hasta que comenzara a derramarse por los costados de su boca, no se atrevía a mirar más abajo, temeroso de encontrar algo pútrido en donde debería estar su abdomen.

Con manos aun temblorosas Sabo tomo aquellas pastillas para el dolor que eran como su salvación, pensaba que con el agua sería más sencillo tragarlas ahora, si descansaba un poco más y al despertar comía aquellos emparedados quizá no tuviera que contarse por muerto…

Sus ojos se cerraron sin llegar a tomar las pastillas, en sueños el un rostro salpicado de pecas le sonreía y él no podía menos que responder la sonrisa.

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Ace estaba impaciente, tres días y el rubio no regresaba, no entendía como era que Luffy podía estar tan calmado, él al segundo día ya se estaba volviendo loco, un terrible presentimiento le embargaba el pecho, sus ataques habían regresado, quedándose dormido a mitad de la tarde sin poder evitarlo y regresando en si a mitad de la noche, sin poder volver a conciliar el sueño.

La medicina que Sabo le había traído estaba en la maleta del rubio pero esta había desaparecido, ¿A caso Sabo realmente se había marchado sin avisarle? Todos y cada uno de los pequeños indicios del ojiazul en aquella habitación de hotel parecían esfumarse uno a uno cada que cerraba los ojos, por la noche cuando no pasaban autos en la cercanía y los ronquidos de Luffy pausaban brevemente casi podía jurar que Sabo llamaba su nombre desde algún lugar cercano, se suponía que esas vacaciones eran para relajarse y olvidar ¿Por qué se sentía aún más estresado que antes? Había algo que no estaba bien y que Luffy no le estaba diciendo.

El celular del rubio estaba muerto, o al menos cada vez que había intentado llamarle le mandaba a buzón de voz ¿Cómo era que Luffy no podía compartir su angustia? Iba y venía invitándole a comer o a pasear como si no estuvieran esperando a que Sabo llegase por ellos.

Quizá Luffy ya no lo esperaba.—Ya nos abandonó una vez, Ace.—las crueles palabras le había hecho encoger el corazón, Sabo no le abandonaría de nuevo, no a él, algo malo debía haberle pasado por fuerza.

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El fondo de pantalla de su celular no era ese.

Ace sabía que no lo era, ¿Luffy se había puesto a jugar con su celular?

¿Dónde estaba su historial de llamadas recientes?

¿Sus mensajes de texto?

¿Sus fotografías?

El aparatejo estaba completamente en blanco, un gruñido dejo su garganta, no le gustaba que tocasen sus cosas, en cuanto viera al maldito mocoso le reprendería como si aún tuviera diez.

A veces le era difícil creer que no los tenía aun.

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—¿Estas listo para partir? —

—No ha regresado aun. — La voz de Ace sonaba nostálgica, Luffy le dedico una mirada confundida, como si no se creyera lo que estaba escuchando.

—¿No ha regresado quién? — El ceño de Ace se frunció ante la pregunta del monito, ¿Cómo se atrevía a olvidarlo tan pronto?

—Sabo. — murmuro simple pero la mueca de perplejidad no se borraba del rostro del menor, comenzaba a fastidiarle más allá de lo que pensaba posible.

—Ace…— La voz de Luffy sonaba condescendiente, la sonrisa en su rostro casi comprensiva, no le agradaba eso en nada. —De nuevo no has tomado tus medicinas ¿Cierto? — eso sonaba terriblemente a lo que cierto rubio siempre le decía, Ace guardo silencio, viendo al otro moreno soltar un pequeño suspiro. — Sé que Sabo fue alguien muy importante para ti pero no puedes seguir culpándote por lo que paso hace tantos años. — Luffy tomo el rostro del pecoso entre sus manos, obligándolo a ver aquellos ojos cafés que parecían observar hasta lo más hondo de su alma y aun así sonreír con lo que veían en ella. —El incendio no fue tu culpa. —

Un nudo en la garganta del pecoso le impidió negar aquello, el no hablaba de ese incidente ¿Por qué Luffy lo traía de vuelta?

De pequeño no le gustaba dormir con la luz apagada, una pequeña vela no podía provocar un gran incendio… no debía haberlo provocado…

Pero eso no era de lo que él hablaba. — No voy a marcharme de aquí sin Sabo, Lu. —

Sabo era importante para él, tan importante como el aire que respiraba, la única persona a la que alguna vez dejo entrar en su pequeño país, la única persona por la que valía la pena soportar cualquier cosa, ¿Qué había pasado? ¿Por qué no estaba ahí? — Ace, ya hemos tenido esta conversación antes. —

No le importaba cuantas veces la hubieran tenido, las cosas no podía ser como Luffy decía que eran, apenas un par de días antes Sabo había estado ahí, sonriéndole, besándolo, preocupándose por él y que las alucinaciones no fueran a presentarse nuevamente.

No eran cosas terribles, simplemente cosas que a veces no sabía si pasaban o soñaba, un pequeño inconveniente más de su narcolepsia, ni siquiera un síntoma demasiado raro en gente con esa enfermedad. —Ace…— La voz de Luffy le llegaba demasiado lejana, como si alguien mas le llamara con mas fuerza eh insistencia en algun otro lugar.

 

—Ace…— No quería escucharlo, no debia escucharlo… ¿Qué habia pasado con todas las cosas en su celular? aquello no era para nada normal…

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—¡Ace! —

Abrió los ojos para encontrarse con el techo del avión, no recordaba haber entrado ahí por su propio pie ¿Qué tan fuertes estaban siendo sus ataques ahora? Luffy estaba ahí, mirándolo con una sonrisa mientras la sobrecargo les pasaba las charolas de comida, por mera inercia tomo el tenedor y se puso a comer, Sabo se molestaría si se enteraba que no comía bien.

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—Ace…—

A veces el tiempo entre un ataque y el siguiente resultaba una cosa abstracta. —Sabo…— con los ojos a medio abrir Ace podría haber jurado que quien le sonreía al moverle para despertarlo era el rubio, cuando por fin la bruma del sueño había desaparecido sin embargo solo estaba Luffy ahí, mirándolo con una manera casi paciente.

—Será mejor que te acompañe a tu apartamento. — No era una pregunta y tampoco iba a ponerse a discutir en aquel momento, su cerebro se sentía extrañamente confuso, las cosas seguramente se aclararían una vez que Sabo de regresara a casa con él.

¿Cuándo iba a regresar Sabo con él?

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—Ace. —

Abrió los ojos al instante, la obscuridad de su habitación recibiéndole, volteó un poco, viendo la espalda desnuda de su compañero de cama, el cabello obscuro y el cuerpo mucho más menudo que el propio normalmente le habrían parecido agradables pero en aquel instante solo le eran extraños, un extraño en su cama.

Luffy no debía estar ahí.

Pero tampoco podía correrle en medio de la noche.

No estaba seguro cuanto tiempo había pasado desde que retomase su vida normal, o al menos la semblanza de esta, su mente aun le presentaba escenas de lo que no sabía si recuerdos o ensoñaciones, haciéndole suspirar por cosas que bajo circunstancias diferentes le parecerían completamente terribles.

Luffy había dicho que la presencia de Sabo no había sido más que una mala alucinación por aquella necedad suya de no tomarse los medicamentos para su narcolepsia, nunca los había tomado antes ¿Por qué debía tomarlos ahora?

Decían que esa condición empeoraba con el tiempo, peor no era eso, no, realmente no era eso, sabía que Sabo no había sido un sueño, ¿Estaba de viaje en algún lado en ese trabajo del que nunca había querido contarle? Como si fuera un completo fantasma no había pruebas reales de que Sabo hubiera estado ahí y las marcas en su cuerpo se habían ido esfumando una a una.

¿Podía Luffy que nunca había sido bueno para mentir mentirle en aquello?

Si Sabo solo había sido una alucinación suya… si Sabo no estaba vivo en alguna parte del mundo…

No pensaba poder vivir con eso.

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—Ace…—

Ya no escuchaba aquel llamado tan claramente como antes, ya ni siquiera volteaba por la calle a ver quién era que pronunciaba su nombre, ya no preguntaba cuando era que volvería a verlo, él estaba ahí, siempre lo había estado.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del pecoso ¿Cómo es que no lo había notado antes?

Ese murmullo que le arrullaba a veces a dormirse en horas indebidas, ese murmullo que le despertaba por las noches. Si, ¿Cómo es que no lo había notado antes?

—Aquí estoy. — susurro el pecoso al apartamento vacío, volviendo a escuchar como ahogado y lejano su propio nombre, Ace, sabiendo que él estaba ahí su sonrisa comenzó a quebrarse pero continuo vistiéndose, se suponía que saldría con sus amigos aquella noche aunque de pronto ya no le apetecía.

Tomo asiento en el sillón de la sala, dejando que sus ojos se cerrasen a medias, la pesada sensación del medio sueño envolviéndole cual vieja amiga. —Aquí estoy aun Sabo. —

Ace cerró los ojos, la fantasmal caricia en su cuerpo quizá tan solo un recuerdo grabado en su memoria de manera rauda, porque aunque había sido un tiempo insignificante la verdad era que no podría olvidarlo, mientras viviera no podría olvidarlo.

Ace era suyo, más allá de cualquier obstáculo Ace le pertenecía.

 

Incluso en la muerte.

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Fin.

Notas finales:

*Dos pasos atrás, uno enfrente, pero aún así seguimos.

Bueno, pues hasta aquí llegamos (?)

Me preocupa que parezca un poco…mmm… no lo diré por no influenciar pero me gustaría mucho que me dejaran sus impresiones del final de la historia.

Cuando estaba escribiéndolo se me ha borrado una parte en un apagón, eso fue bastante frustrante pero bueno, acá el final de un querido proyecto, espero poder verlos en alguna otra historia y gracias por su apoyo y paciencia, respondo los reviews en cuanto pueda.

Gatito gordo, mucho amor para ti desde y para siempre <3


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