La campana anunció el fin de la tercera clase, era hora de la media mañana. Ho Seok le hizo una señal a Yoon Gi y los dos salieron directos a “su lugar”. Siempre a esa hora se dirigían a la parte de atrás del edificio y comían tranquilamente su almuerzo allí. Hoy no era la excepción.
Sentado unos al lado del otro comieron y miraron las nubes, a veces no hacía falta hablar, con la compañía del otro bastaba. Sin embargo, esta vez, a Ho Seok le apetecía tener alguna conversación con su novio.
–Esa nube se parece a un bebe –habló rompiendo el silencio–. Tal vez es nuestro futuro hijo que viene en camino.
–Sí, el que saldrá de tu barriga de lo marica que te estas volviendo —Yoon Gi se burló y soltó una sonora carcajada.
–No seas así. –El menor hizo un puchero–. Era una broma.
Yoon Gi soltó otra carajada y acto seguido besó los labios de su novio, el cual todavía estaba haciendo pucheros.
–Cuando nos casemos adoptaremos un hijo. –Se puso serio de repente el mayor–. No te haré pasar por los dolores de un parto. –Y empezó a reír haciendo que Ho Seok le pegara en el brazo.
–Contigo no se puede hablar enserio.
–Supongo que cuando llegue el momento de ponerse serios será cuando te pida matrimonio, en una azotea con las estrellas y la luna de testigos.
–No me seas cursi tú ahora –le sacó la lengua Ho Seok al mayor.
–Pero antes tendremos que viajar a Estado Unidos para vivir como una pareja normal.
Y todo el almuerzo giró en torno a su vida futura vida con un niño y dos perros en Estados Unidos, donde nadie los juzgaría. Y donde se casarían vestidos de Elvis y Marilyn en Las Vegas. Por supuesto, Yoon Gi dejó muy claro que él sería Elvis.
–Hyung –Jimin tocó el hombro de su novio haciéndolo salir de sus pensamientos–. ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?
Yoon Gi no respondió, siguió llorando pero sin emitir ningún sonido. Se trataba de un llanto silencioso que hacía doler el corazón de Jimin, el cual no comprendía porque su amor estaba en ese estado. El menor recogió la carta del suelo y leyó. Solo le bastó leer ese nombre que había aborrecido por años para saber que pasaba, “Jung Ho Seok”. Cuando por fin todo marchaba sobre ruedas ese maldito volvía a quebrar a Yoon Gi y, ni siquiera le hacía falta estar presente para hacerlo.
A través de los años que convivió con Yoon Gi, Jimin había aprendido que para su compañero, Ho Seok era un tema tabú. También había comprendido que solo olvidándose de Ho Seok, Yoon Gi se enamoraría de él. En estos años pensó que ya lo había conseguido, que por fin era el único que ocupaba el corazón del mayor pero, al parecer, se equivocaba. Solo hacía falta una carta para derrumbar el puente hacía el corazón de su Hyung, solo hacía falta nombrar a ese hombre para que Yoon Gi se cerrara en banda y cortara las cuerdas, haciendo que Jimin cayera al vacío.
Sopesando la situación, el menor tomó una decisión, al igual que lo hizo hace tres años. Esta vez la decisión no se trataba de conseguir el corazón de su novio, esta vez tenía que impedir por todos los métodos que Yoon Gi se encontrara con Ho Seok de nuevo y, conseguir que Ho Seok se casara con éxito y se fuera por donde había venido, sin ningún contacto directo con Yoon Gi. No parecía tarea fácil pero, sospechaba que Ho Seok había quedado igual de mal que su compañero y que un empujón los podría volver a juntar, sin importar que los dos tuvieran pareja y que uno de ellos se fuera a casar.
–Vamos a la cama Hyung.
Jimin llevó a la cama a su novio y lo acunó hasta que se quedó dormido. Observó a Yoon Gi dormir, por una rato, su frente estaba fruncida como si la preocupación se encontrara hasta en sus sueños. Jimin lo siguió observando hasta quedarse dormido también.
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A la mañana siguiente Yoon Gi se fue a trabajar y Jimin se quedó en casa otra vez. Ninguno comentó nada sobre lo ocurrido la noche anterior, los dos intentaban seguir su rutina diaria. Sin embargo, tras el mayor salir por la puerta, Jimin cogió la invitación de bodas y marcó al número que aparecía en una esquina. Debía encontrarse con Ho Seok antes que su novio.
La voz que contestó al otro lado del teléfono, para sorpresa de Jimin, era una voz de mujer.
–¿Diga?
–¿Me podría pasar a Jung Ho Seok por favor? –Preguntó Jimin temblando hasta la médula. Por primera vez iba a saber cómo hablaba ese chico, y por primera vez lo iba a ver, ya que tenía pensado citarlo en algún lugar.
–Lo siento pero ahora mismo no se encuentra.
–Esto. –Jimin ahora no sabía qué hacer, tenía pensado encarar a ese chico para que no se acercara a Yoon Gi pero parece que de un momento a otro había cambio de planes.
Jimin le explicó a la chica que por error le había llegado su invitación al matrimonio (una vil mentira, pero eso no se tenía que saber), y que le gustaría encontrarse para poder devolverla. Se citaron en una cafetería del centro Seúl, a las cinco de la noche.
Cuando Yoon Gi volvió del trabajo Jimin solo dio una vaga explicación de ir a visitar a una amiga (otra mentira más) y se fue a encontrarse con la futura esposa de Ho Seok. Al llegar al lugar, reconoció a la chica porque iba vestida tal y como le explicó por teléfono.
–Buenas tardes –saludó Jimin sentándose en la mesa donde estaba la chica –. Creo que esto es tuyo –estiró la mano extendiendo la invitación para que la otra la tomara.
Jimin le explicó a la chica que no sabía quién era ese tal Min Yoon Gi, que cuando se mudó a esa casa, los anteriores inquilinos ya se habían ido.
—Lo siento mucho —se disculpó la chica—. No sabía que el amigo de mi novio se había mudado. Hace años que no se ven.
La chica también comentó que su futuro esposo se pondría muy triste ya que ella sabía que, hace mucho tiempo los dos habían sido mejores amigos, y ella había mandado la invitación sin que su novio se enterara, para sorprenderlo.
—No tiene importancia. —Jimin le dedicó una cálida sonrisa a la chica y le dio un sorbo a la bebida que había pedido.
La chica le explicó que Ho Seok había preparado todas las invitaciones pero, no fue capaz de enviar aquella, así que ella lo hizo por él.
Se despidieron con una reverencia y Jimin deseó no tener que volver a verla nunca. No es que no le agradara, era muy buena chica, pero volver a verla implicaba ver a Ho Seok y eso era lo último que deseaba.