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Natural por Ojou_Sama_F

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Notas del capitulo:

Después de los cuidados de Nyrn, Skoll ya está mucho mejor y puede ir a visitarlo al bosque...

 

- - - - -

-Joven… despierte, por favor – la voz de la pelirrosa era como una súplica – si llega tarde al desayuno, su padre puede castigarlo de nuevo.
 
Skoll entreabrió los parpados y se desconcertó; no recordaba cómo había vuelto a su habitación, pero, estaba ahí, en su cama, envuelto en sus mantas y, los libros que había llevado al bosque, estaban en la mesita de al lado.
 
-¿Se siente mejor? – preguntó Miley con preocupación, especialmente al verlo dormir de espaldas, pues el día anterior, ni siquiera podía soportar las vendas del todo.
 
-S… Sí… – asintió con una sonrisa en sus labios – prepara… prepara el baño, por favor….
 
Ella asintió y casi corrió al cuarto de aseo a realizar las indicaciones de su joven amo. Skoll se sentó en la cama y, a un lado de su almohada, encontró una flor de sangre; cuando intentó recogerla, se convirtió en polvo, formando unas letras en la superficie de su cama.
 
“Espero que hayas amanecido mejor y puedas visitarme esta noche de nuevo, por cierto, terminé los libros, trae otros…”
 
Después de eso, el polvo desapareció. Skoll sonrió, se quitó la camiseta que portaba, revisó sus hombros con la mirada, e intentó tocar su espalda con las manos; no había rastro de las heridas que portaba el día anterior, ni tan siquiera le dolía un poco, además, las cicatrices que su cuerpo portaba antes, se habían desvanecido ligeramente.
 
-Gracias… – susurró emocionado, esperando que esa palabra llegara hasta su Dios.
 
El menor fue a bañarse pero, debido a que Miley y Oren siempre lo asistían, se sorprendieron de su pronta recuperación; ellos sabían que el día anterior estaba tan grave, que iba a necesitar más de una sesión de curación. Él tuvo que pedirles que no dijeran nada, pues no quería que su padre se enojara al no poder darle una explicación coherente; los sirvientes, conociendo el mal genio de su señor, accedieron con rapidez, para proteger al niño.
 
Ese día, Skoll hizo actividades normales, estudiando y practicando rezos después del desayuno; en la tarde, después de la comida, fue a purificarse, al manantial. Por primera vez, a pesar del frío, no le desagradó estar en esa agua durante horas; si con ello tenía el privilegio de ver a Nyrn, lo haría mil veces de ser necesario y sin objetar.
 
En la noche, una vez más, el ojirrojo se escabulló de su habitación, llevando unos libros con él. Trató de esperar con paciencia, pero le fue imposible, al ver las pequeñas luces acercarse, corrió a su encuentro; pero en esa ocasión Nyrn no iba con ellas, algo que lo desilusionó un poco, aunque, cuando lo encontró en el lago, no pudo ocultar su emoción.
 
-¡Buenas noches! – saludó haciendo una reverencia, al llegar al lado de la deidad.
 
-Hola – el ojiverde sonrió poniéndose de pie, pues estaba sentado en las raíces del árbol, alimentando unos pececillos – tienes mejor semblante que ayer.
 
-Sí, gracias a usted.
 
-No tienes nada que agradecer – negó el rubio.
 
-Traje nuevos libros, como me pidió – extendió sus manos, entregando su carga.
 
-¡Qué bien! Creo que podré leerlos esta noche – dijo con seguridad – yo también tengo algo para ti – sonrió y extendió la mano, dándole al menor, un bulto plateado.
 
-¿Qué es…?
 
-Es una capa de seda de araña – respondió con rapidez y acercó la mano a la mejilla del peliblanco – pensé que te quedaría muy bien…
 
-Gra… Gracias… – el sonrojo cubrió las mejillas del menor y extendió la capa con cuidado, observando el detalle del tejido; a pesar de ser de telaraña, se sentía extremadamente suave y acogedora.
 
El ojiverde sonrió, lo sujetó de la mano y lo acercó a él, inclinándose para aspirar el aroma que le gustaba tanto; el día anterior, debido a todo lo que el menor traía en su piel como curación, la fragancia se había perdido casi por completo, pero en ese momento, le parecía el más dulce perfume que podía percibir.
 
-Vamos, acompáñame a leer – dijo con voz suave, mientras se alejaba del cuello del niño.
 
Ambos, caminaron hacia el centro del lago; Skoll comió los frutos del árbol, mientras Nyrn leía rápidamente los libros. No parecía prestarles mucha atención a la lectura en realidad, más bien parecía que simplemente, los ojeaba.
 
-¿Qué es lo que busca en realidad? – indagó el menor, mientras masticaba un durazno; se había cubierto con la capa nueva, pues se sentía más cómodo con ella que con la que había llevado y estaba recargado en el árbol.
 
-Conocimiento sobre varones humanos – explicó escuetamente – conozco solo lo básico, pero me intriga…
 
-¿Qué cosa?
 
-La hembras humanas son diferentes a los varones, ¿cierto?
 
-No mucho, solo físicamente… y emocionalmente… también mentalmente… – Skoll frunció el ceño ante sus propias palabras – bien, sí, somos completamente distintos…
 
-¿Por qué? – Nyrn cerró el libro y buscó el rostro del menor con la mirada.
 
-Bueno, yo solo tengo quince años – sonrió – pero, creo que las chicas y los chicos, pensamos distinto las cosas y no nos sentimos igual ante los mismos eventos, porque asimilamos las situaciones de forma diferente… Pero no sé por qué es… Creo que son cosas biológicas…
 
-Sobre lo físico, sé que son diferentes – dijo el otro con rapidez – ellas tienen pechos, los varones no…
 
-Si bueno, además de la diferencia genital y las características generales, como la cadera ancha, la cintura reducida, los rasgos más finos…
 
-Tú tienes rasgos de hembra…
 
Skoll bajó el rostro – no me lo recuerde, por favor – suspiró – es algo incómodo.
 
-¿Por qué?
 
-Porque no soy mujer – aseguró – y, jamás sería una, a pesar de que mi físico sea un poco “delicado”, eso no me convierte en una mujer… Además – sonrió – yo no puedo dar vida, como ellas…
 
Nyrn levantó el rostro, recargó la cabeza en el tronco del árbol y guardó silencio unos minutos, mientras Skoll comía otro durazno. Cuando menos lo esperó el peliblanco, el rubio lo sujetó del brazo, moviéndolo con rapidez, dejándolo sobre sus piernas y lo besó en la boca.
 
El ojirrojo se sorprendió, pero, aunque al principio quiso resistirse, lentamente fue cediendo al beso. El ojiverde jugueteó con los labios del niño, introdujo la lengua áspera en la cavidad del menor y degustó su sabor, encontrándose con esa dulzura que, nada tenía que ver con la fruta que estaba comiendo el otro; poco a poco, los gemidos de Skoll empezaron a aumentar de volumen y llevó las manos hasta el cabello bicolor, acariciándolo con sumo cuidado y enredando sus dedos en el mismo, disfrutando de la sedosidad que tenía.
 
Cuando por fin se separaron, Nyrn le acarició los labios hinchados y sonrosados, con el pulgar; Skoll pasó saliva y una risita nerviosa lo invadió.
 
-¿Qué sucede? – indagó el rubio con curiosidad.
 
-Es que… ese… ese fue mi… primer beso – dijo con algo de pena.
 
-¿Primer beso? ¿Eso es importante?
 
-Pues… sí… – el ojirrojo desvió la mirada – se supone que es algo íntimo y… especial… que se hace con una persona a quien quieres y que es tu pareja.
 
Nyrn frunció el ceño y buscó la mirada del menor – ¿los varones piensan eso?
 
-¡Ah!, no – negó el peliblanco – eso es general, tanto hombres como mujeres deberían de verlo de esa manera… es que… socialmente, no es correcto besar a alguien que no es tu pareja…
 
-Las sociedades humanas son complicadas – Nyrn soltó el aire con fuerza – pero me gusta probarte y, voy a seguir probándote más – aseguró – así que, si es tan importante, espero que no dejes que otros te prueben, porque entonces me molestaré,  ya que significaría que me mentiste.
 
Skoll pasó saliva. Él estaba consciente de que el otro no comprendía la magnitud de lo que estaba diciendo.
 
-Mi señor… – titubeó – créame que… yo me siento honrado con eso, pero… creo que… ah… con todo respeto… creo que usted, no sabe lo que me está diciendo…
 
-Te estoy diciendo que voy a probarte – sentenció.
 
-No – el ojirrojo negó – eso no es lo que dijo… Usted, está dando por hecho de que yo no debo tener a alguien más… – pasó saliva con dificultad – lo que… técnicamente… y, no es que me moleste, al contrario… pero solo quiero que considere que… que esto es casi, como si… bueno… como si me pidiera ser su… ah… pa… pareja…
 
-¿Pareja?
 
-Si… bueno, pareja… novios… ah… usted sabe… alguien con quien compartir su tiempo… su vida…
 
-Si te pruebo, entonces, ¿somos pareja?
 
-Técnicamente, si me besa, es… que somos novios – su voz fue disminuyendo lentamente.
 
-¿Solo por un probar tu boca? – Nyrn parecía sorprendido por ese conocimiento.
 
-Sí…
 
-Y ¿qué hay de probar tu cuerpo?
 
-¡¿Cómo?! – Skoll se sobresaltó.
 
-Sí, me refiero a conocer a lo que sabe tu cuerpo, ¿en que nos convierte eso?
 
Las mejillas del menor se tiñeron rápidamente de rojo y se cubrió el rostro con las manos.
 
-Eso… Eso no es posible… – respondió con dificultad, porque sus manos cubrían también la boca – eso… eso solo se… solo lo hacen… los matrimonios… y… eso pasa… entre… bueno… entre parejas… nada más… especialmente entre… entre hombres y mujeres…
 
-¿Por qué? – el ojiverde puso un gesto sombrío, pero el menor no pudo notarlo por tener los ojos cerrados.
 
-Pues… porque… son relaciones íntimas… – Skoll se sentía completamente avergonzado al tener que hablar sobre eso – y… aunque es permitido entre el mismo sexo… bueno… lo más correcto es… es hacerlo para… para tener hijos…
 
Nyrn levantó una ceja, tratando de asimilar esas palabras; movió sus manos, levantó a Skoll y lo recostó sobre las raíces, para, finalmente, colocarse encima, acercando el rostro hasta el menor. El ojirrojo lo observó con sorpresa, sintiendo que el calor subía a su rostro; esa situación era demasiado embarazosa.
 
-¿Esa es la razón? ¿No quieres tener hijos conmigo?
 
El peliblanco pasó saliva ante esa pregunta – se… señor mío… yo… soy un varón… – dijo con debilidad – los varones no… es decir… yo no podría…
 
El rubio lo miró con seriedad, sus ojos verdes no parecían tener vida en ese momento, pero, finalmente sonrió y besó al menor en los labios. Skoll se dejó llevar por el beso y poco a poco, se relajó, respondiendo a la caricia.
 
-Sé muy bien – Nyrn se alejó con lentitud – que los varones no pueden tener hijos como las hembras – le guiñó el ojo – por eso, estoy intrigado en como son en realidad y quiero conocerlos, conocerte… Pero, realmente… – descendió un poco hasta el cuello de Skoll y olisqueó la piel – quiero probar tu cuerpo completamente y, espero que nadie más lo haga – dijo con suavidad, y su mano acarició el abdomen del menor, por encima de las telas que lo cubrían, y presionó, tratando de introducir un dedo en el delicado ombligo del peliblanco – ¿estás de acuerdo?
 
Skoll tembló, pero, asintió débilmente. Aunque tenía miedo, en el fondo, le agradaba que el rubio le dijera esas cosas; se sentía apreciado, por tanto, no podía negarle nada.
 
-Me gusta tu olor Skoll Eroim – sonrió el ojiverde – el sabor de tu boca también – prosiguió – pero, se que tu cuerpo, debe tener otro sabor y eso, es lo que quiero conocer – confesó – entonces, ¿sería malo si lo hiciera? – preguntó en un susurro.
 
-No… – negó el niño – Si eso quiere… sabe que yo… haré lo que usted desee… estoy… estoy para complacerlo…
 
-Jamás, había tenido esta necesidad de probar a alguien – aseguró sin dejar lugar a dudas – así que, aunque no se cómo debo hacerlo, creo que puedo empezar, con algo sencillo – acercó su boca al cuello del ojirrojo y pasó la lengua por la piel, logrando que el menor se estremeciera y su piel se erizara, consiguiendo que el rubio sonriera divertido – sabes bien… – aseguró y sin detenerse, mordió la piel con suavidad, dejando una mancha roja en el lugar – quiero probar más – susurró – solo un poco más…
 
El peliblanco tenía el rostro rojo por las atenciones que la deidad le daba; sabía que no debía permitir esas cosas, pues debía mantenerse puro hasta su matrimonio, pero, siendo el otro su Dios, le pertenecía en cuerpo y alma, así que, no podía negarse. Aunado a eso, no podía negar que le gustaba lo que sentía.
 
-¿Puedo? – preguntó el ojiverde, desabrochando la ropa para exponer un poco más de piel del niño, de sus hombros y pecho.
 
-S… sí… – susurró el ojirrojo.
 
Nyrn se sintió complacido y empezó a degustar la piel que había dejado expuesta. Quería experimentar y, más que nada, en verdad, quería seguir probando a Skoll, aunque no sabía cómo hacerlo completamente, aún.
 
 
* * *

Notas finales:

Este capítulo es especial, porque aquí inicia el acercamiento entre mis protagonistas...

 

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