Nyrn estaba en su árbol de vida, sentado en una rama, observando el lago con interés; en la superficie, se miraba la escena que tenía lugar en la alcoba de Skoll. Al rubio no le gustaba que el sacerdote de cabello morado estuviera ahí, pero, escuchar que su hermosa flor se preparaba para cuando tenía que sembrar su semilla, lo ilusionaba; aún así, tenía algo que hacer en ese momento y no debía perder más tiempo.
El ojiverde chasqueó los dedos y un ave blanca se acercó.
-Necesito que lleves un mensaje a Skoll – dijo con rapidez, acariciando el pecho del animal con insistencia – apresúrate, porque empezará a llover pronto…
El ave emprendió el vuelo y Nyrn se puso de pie; dio varios saltos con suma agilidad y en un instante, llegó a la copa del árbol, observando el horizonte. Las nubes de tormenta se alzaban con rapidez, mostrando relámpagos intermitentes; el rubio sonrió de lado con algo de malicia.
-Así que, ¿en verdad te molestaste? – dijo al viento con algo de burla, sabiendo que el destinatario recibiría el mensaje, así como los demás invitados a esa reunión.
En menos de diez minutos, las nubes habían cubierto casi todo el bosque y sus alrededores, permitiendo que la lluvia torrencial se desatara. El árbol de vida de Nyrn, se movió a voluntad del ojiverde, permitiendo que las ramas dejaran pasar el agua con facilidad, casi como doce cascadas que caían a su lago, mientras él, esperaba con paciencia, recargado en el tronco, cruzado de brazos.
De una de esas caídas de agua, una figura se desprendió, tomando la forma de un humanoide, formado solo del líquido cristalino.
-¡¿Cómo te atreviste?! – la voz salió de la silueta, quien caminó sobre el agua con pasos largos, acercándose al rubio.
-Hola Videk – el ojiverde sonrió – bienvenido a mi humilde hogar… Te miras bien, al menos tu representación líquida se ve bien – se burló.
-¡No vengo en pos de una visita amistosa! – espetó el otro – ¡lo sabes muy bien!
-Videk – una segunda figura, que representaba a Drif, guardián del bosque de Draf se acercó también – sabes que debemos tenerle respeto a Nyrn, por ser el mayor de todos – señaló, mientras se sentaba en una roca, que se había elevado desde fondo del lago junto con otras once, formando una media luna frente al árbol, para que las doce figuras líquidas se colocaran, como si estuvieran en una reunión.
-¡Atacó a alguien de mi familia guardiana! – señaló Videk.
-Creí que era una pariente lejana – Yuol llegó a su lugar – hola Nyrn – saludó con calma.
-Sí, yo también sabía eso – la figura de Raky, la deidad del bosque con su mismo nombre y segundo en nacer, también se acercó.
-Tuve una razón para hacerlo – Nyrn se acercó a la orilla de la isla y, las lianas y raíces, crearon una silla para él – además, de que tengo noticias para todos ustedes…
-¡Noticias! – Keroh, otro guardián que custodiaba un bosque con su mismo nombre se sentó de un salto en la piedra – vamos, me interesan, habla de una vez, hermano.
-¿Esto tiene que ver con tu sacerdote? – Meryl, guardián de Maryl, el segundo bosque más grande de todos, solo por debajo del bosque de Nyrn no parecía muy contento.
-Sí – el rubio asintió – pero hay más novedades – prosiguió, esperando a que las figuras terminaran de acercarse, pues unos bosques estaban más lejos que otros y por tanto, que tomaran forma líquida ahí, les tomaba más tiempo y energía.
Elfry, protector del bosque Eltry llegó a su lugar en ese momento – ¿por fin vamos a saber por qué tanto interés en ese niño, después de que te deshaces de nuestros mensajeros? – reclamó.
-No les hice nada a sus mensajeros – Nyrn entornó los ojos – al menos no a los vivos – dijo con una gran sonrisa, pues si bien, a los animales vivos solo los había ahuyentado, a los etéreos los había disuelto.
-¡Vaya excusas! – Lasden, quien tenía el mismo nombre que su bosque rió al momento de llegar a su lugar – me dejaste sin muchos espíritus, ¿sabes que tardarán en volver a aparecer en mi bosque?
-Sí, estoy plenamente consciente de ello – el ojiverde asintió y recargó el rostro en el dorso de su mano – y, ¿crees que me interesa? Ninguno de ustedes debió haber enviado a sus mascotas para saber lo que no les importaba – soltó con molestia.
-Cálmate – Derok, protector de Darak negó con cansancio tomando su lugar – no puedes culparnos, queríamos saber tus razones…
-Y no nos las decías – Serif se sentó en la roca pero creó un respaldo de agua para él, aunque no lo necesitaba en realidad, pues su verdadero cuerpo estaba plenamente a gusto, sentado en su árbol de vida, en el bosque que llevaba su mismo nombre – no puedes culparnos por interesarnos…
-Cada quien hace las cosas como quiere, sin rendirle cuentas a los demás, ni siquiera a mí, que soy el mayor, ¿no es así? – Nyrn lo miró de soslayo.
-Nadie te lo discute, – interrumpió Elgrim, guardián de Algrim – pero entregarle a un sacerdote, un manto de flores de sangre, no solo al aceptarlo, sino cada luna llena, solo porque sí, no es algo que podamos dejar pasar, ¿no lo crees, hermano?
-Además, de que es un varón, un varón sin mucho que ofrecer a mi parecer – Gralk, el último guardián, quien protegía al bosque Grelk, arribó, pero apenas estuvo sentado, las lianas del árbol de Nyrn lo atacaron, obligándolo a desvanecer la figura de agua.
-Vuelve a hacer la invocación – el rubio habló con sorna – parece que hubo una interferencia.
-No deberías ser tan agresivo – Raky lo reprendió.
El ojiverde chasqueó la lengua – no tardará mucho en hacerlo de nuevo – se defendió – además, está hablando de mi sacerdote y, no quiero que hablen mal de él.
-Tenemos casi medio siglo que no teníamos una reunión como esta – Meryl se cruzó de brazos – y ahora que la tenemos por causa de un tontería, tú te pones a discutir…
-¡No es una tontería! – Videk no se había sentado – Nyrn rechazó a una mujer de mi familia y casi la mata, ¡solo por no considerarla digna para un niño!
-Ella tuvo la culpa – Yuol lo señaló, defendiendo la acción de Nyrn – todos saben que no puedes presentarte ante un sumo sacerdote, vistiendo de rojo…
-Hasta un niño lo sabe – Keroh lo secundó.
-Pero las acciones de Nyrn fueron exageradas – Gralk ya había vuelto a tomar forma y llegó a su piedra.
-¿Quieres que vuelva a diluirte? – el rubio lo miró con recelo – gastarás más energía si lo hago, lo sabes…
-No estoy diciendo nada malo – se defendió.
-¿Podemos ir directo al punto? – Elfry no quería esperar más.
-Bien – Nyrn se puso de pie – Videk, no acepté a esa mujer pero no la iba a matar, solo quería quitarle la ropa.
-Yo también lo hubiera hecho – Serif asintió – por la imagen, se mira una chica muy atractiva…
-Serif – Drif habló con seriedad – no interrumpas a Nyrn…
-Gracias… – sonrió el rubio y empezó a caminar – no lo hice por eso, la verdad, esa hembra no me interesa, simplemente no puedo aceptar que nadie se case con Skoll…
-¡¿Qué?! – las doce deidades se sorprendieron.
-Sí, lo sé – Nyrn sonrió de lado – sé lo que piensan, es un Eroim, la familia más respetada, es el ultimo descendiente de sangre pura y debe tener un heredero, pero tengo una razón para no permitirlo…
-Espero que sea una buena – Derok fue quien se atrevió a hablar.
-De acuerdo – el rubio sonrió – empezaré por el principio… Hace meses me enteré de una actividad que mis sumos sacerdotes practicaban, que yo no sabía…
Las figuras se sorprendieron, pues era bien sabido que los sacerdotes hacían solo las cosas y costumbres, que les habían indicado sus madres, cuando apenas habían hecho su aparición frente a los hombres.
-Estuve investigando – prosiguió Nyrn – hace como ocho siglos, hice un movimiento en el bosque, lo que provocó un temblor y abrió una gran grieta cerca del templo, donde están los otros sacerdotes, pero además, en esta grieta, se formó un manantial…
-¿No sabías que se había formado un manantial? ¿Cómo es posible? – Elgrim no lo podía creer.
-No – Nyrn negó – en su momento, sí supe que había un desvío en el agua, pero no le tomé importancia – se alzó de hombros – por tanto, lo dejé olvidado.
-No eres el único que olvida cosas – Lasden sonrió – después de todo, tener siglos de existencia te permiten dejar de lado situaciones sin importancia, como esas.
-Exacto – Nyrn asintió – hace meses, Skoll, mi sacerdote, me dijo que toda su familia consideraba ese lugar sagrado, por estar a un lado del santuario – explicó – y, se “purificaban” ahí.
-Los humanos son extraños – Raky negó.
-¿Eso que tiene que ver con la situación actual? – Videk seguía molesto.
-Hice muchas investigaciones Nyrn lo miró de soslayo – le pregunté a los espíritus que rondaban ese lugar y me enteré que, Skoll me mintió…
-¿Eso debería sorprendernos? – Meryl se burló – todos los humanos mienten…
-No, pero esta es la cuestión, Skoll me mintió, porque a él también le mintieron – sentenció, consiguiendo captar la atención de todos los Dioses – Skoll es el único sacerdote que se purifica, pasando horas dentro de esa agua, normalmente los otros sacerdotes y sacerdotisas, solo usaban un cubo de agua para empapar su vestimenta, porque la temperatura es tan baja en ese lugar, que puede causar enfermedades e incluso, en los meses más fríos, hipotermia…
-¿Por qué lo hace él? – Keroh lo observó con curiosidad, si Nyrn era curioso, ese Dios lo era mucho más.
-Porque su padre lo obligaba – suspiró – esperaba que su hijo muriera a causa de alguna enfermedad, causada por las bajas temperaturas…
-Un mal sacerdote – Drif negó.
-Y malvado – prosiguió Yuol – especialmente con su propia sangre, aunque tú ya nos habías dicho que no era de fiar, desde hace mucho tiempo…
-De acuerdo, el niño no te mintió porque quisiera – Gralk asintió – pero, aún no nos explicas que tiene que ver esto, con el hecho de que no quieras que tenga esposa.
-Skoll… – siguió el rubio, quien no dejaba de caminar alrededor de sus invitados, ayudado por unas piedras que habían formado un camino, cerca de la superficie – durante un par de años, pasó horas metido en esa agua, la cual, está conectada al sitio donde creo mis flores de sangre – los dioses se intrigaron ante esa confesión – así que, Skoll, mi sacerdote, tiene mi olor original impregnado en su cuerpo, en su piel, en su sangre – habló con lentitud.
Las figuras líquidas se irguieron en sus asientos, observándose entre ellos.
-Skoll está unido a mí y, no voy a permitir que despose a nadie – sentenció el ojiverde con total seriedad.
-Nyrn… – Raky negó – entiendo que sea un sacerdote especial, a diferencia de su hermana – prosiguió con calma – a quien ni siquiera te acercaste, pero… Si ese niño no tiene descendencia, tendrás que buscar otra familia – habló con lentitud, esperando que el otro entendiera que no era una buena idea.
-Y buscar otra familia es un gran problema – Yuol asintió – la última que elegí no es muy buena, ni siquiera las hembras son agradables – suspiró – pensé que, porque eran puras hembras conseguiría algo bueno, ¡pero no! – se quejó.
-Deberías pensarlo – Drif presionó.
-El hecho de que solo huela a ti, no es un impedimento para que se case – Elfry negó.
-Sí, además, es mejor que la sangre de esa familia continúe – Serif se alzó de hombros – al menos ellos mantienen una buena reputación ante los demás…
-Piénsalo bien – Meryl se cruzó de brazos – si ese niño huele a ti, con suerte, al casarse procrería una hembra que te agrade y quizá, tengas más posibilidades de que una semilla germine.
-Esa es una buena idea – Keroh asintió – si tiene algo de ti, podría ser más compatible…
-Eso sería una gran suerte – Derok asintió.
-Y nosotros podríamos intentarlo también – Elgrim sonó emocionado.
-¿Lo ves? – Videk lo señaló – mejor acepta a la chica de mi familia – presionó.
-Entiende que tu chica no solo insultó al sacerdote – Gralk se burló – sino a Nyrn, creo que ese es el problema realmente.
-Pero, no por eso, Nyrn tiene que tomar una decisión tan drástica – Lasden señaló al ojiverde.
Nyrn los había dejado hablar, pero no había quitado la sonrisa de sus labios.
-La verdad, no me interesa que Skoll tenga hijos – dijo con frialdad el rubio, consiguiendo que los otros guardaran silencio, viendolo con sorpresa – así es – ratificó – la razón, por la que no quiero, es la original del por qué pedí esta reunión, no solo para arreglar el asunto de tu familiar – recriminó para Videk.
Todos se mantuvieron expectantes y Nyrn los miró con superioridad.
-Skoll no puede desposar a nadie, ni ahora, ni nunca – soltó con total convicción – porque por primera vez en siglos, en su vientre, ha empezado a germinar mi semilla…
Las doce representaciones de los dioses, se desvanecieron al mismo tiempo, diluyéndose en el lago con rapidez.
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