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Natural por Ojou_Sama_F

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Notas del capitulo:

El tiempo aanza y, obviamente, hay coasa que no se pueden ocultar, como el estado de Skoll...

 

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Los días seguían, y, Nyrn se escabullía noche a noche en la habitación del menor, quedándose hasta que faltaba poco para despuntar el alba; aunque no lo decía, muchas veces se sentía reacio a alejarse del niño, pero sabía que tenía que hacerlo. Por su parte, para Skoll, le era más cómodo de pasar las noches en su suave y mullido colchón, por lo que, en algunas ocasiones, se lo comentó al rubio, consiguiendo que el mayor se molestara por no poder ofrecerle la misma comodidad en el bosque; pero el ojiverde entendía que, siendo un niño, acostumbrado a cosas como esas, era difícil que pudiera encontrarse a gusto con lo que él podía hacer, al menos no tan pronto, por lo que tenía que buscar la manera de imitar sus costumbres.
 
Para la cuarta luna llena, Skoll sabía que era imposible que los sirvientes no notaran su extraño estado, a pesar de que nadie decía nada; su vientre no era tan prominente como pensó en un principio que estaría y seguía usando túnicas gruesas para que no lo notaran, pero lo delataba su andar, su cansancio por el peso extra, que lo hacía detenerse cada cierto tiempo cuando caminada y, por sobretodo, esos antojos que no podía negar, ya que, un par de veces, movilizó a todo el palacio solo para que le fueran a buscar bayas silvestres, con suma urgencia.
 
Esa mañana, debía prepararse para ir al templo, purificarse y pasar la noche en las piedras sagradas; ya había dado órdenes a los guardias que lo dejaran a solas, pues, siendo una luna llena, si estaban cerca, podían intervenir en el hecho de que el Dios del bosque, lo cubriera de flores de sangre, como todos los meses; todos aceptaron, sabiendo que eso podía ser malo para la reputación de la familia Eroim.
 
Después del desayuno, el ojirrojo fue a su habitación a cambiarse.
 
-Oren traerá su té de hiervas con miel – Miley estaba a su lado, ayudándolo a vestirse.
 
-Gracias Miley…
 
La pelirrosa observó el abdomen abultado del niño, momentos antes de cerrar la túnica; levantó la mirada y se notaba preocupada – me da miedo que sea algo malo – dijo con debilidad.
 
-¿Qué cosa? – Skoll se sentó en la silla, frente al tocador que estaba en el vestidor y permitió que la joven le empezara a trenzar el cabello.
 
-Lo de su vientre – suspiró – sabe, si usted fuera chica, no me preocuparía – sonrió con timidez – supondría que está en cinta, porque eso parece – rió con nervios y las mejillas de Skoll se tiñeron de rojo – pero es un varón – su voz sonó apesumbrada – y, que tenga su vientre así de inflamado, no es una buena señal… Tampoco todos los cambios de su cuerpo – miró de soslayo al niño, pues se había dado cuenta que, todas las túnicas del niño, tenían unas manchas notorias en el pecho, cada que se las quitaba, ya que daba más leche que al principio y, durante el día, tenía pequeños accidentes.
 
Skoll tuvo el impulso de acariciar su vientre, como siempre lo hacía cuando estaba a solas, pero no lo hizo; estaba plenamente consciente de que las cosas se habían tornado un poco complicadas para él. Respiró profundamente y miró a Miley por el reflejo del espejo que tenía enfrente.
 
-Si fuera una mujer, en mis mismas condiciones y estuviera esperando un bebé, ¿qué debería hacer? – indagó con seriedad – ¿cómo le digo a las personas, que espero un bebé, sin estar desposado?
 
La chica sonrió y terminó de atar el largo cabello blanco – bueno, puede ser la bendición del Dios del bosque – dijo con sinceridad – estos meses, todas sus manifestaciones han sido tan impactantes y todas, a su alrededor, así que nadie lo dudaría…
 
Skoll guardó silencio y empezó a rememorar todo lo que había pasado en casi cuatro meses; la manifestación con la condesa fue la primera, pero habían sucedido otras. La limpieza y destierro de una plaga de langostas en las cosechas, todo porque él fue a orar a los campos de cultivo cercanos y Nyrn las obligó a irse, como el niño lo pidió; las lluvias en la parte más alejada de ese país, donde la sequía estaba ocasionando estragos, pero, uno de los dirigentes de esas ciudades, se hincó ante Skoll, suplicándole que hiciera una oración por ese lugar ante el Dios del bosque, en su nombre y, en solo un par de meses, era un lugar que ya contaba con un vasto río que recorría los pequeños poblados que la conformaban; proveyó a una tribu que vivía en los límites del bosque, más animales para cazar, pues estos, sabiéndose protegidos entre los árboles más alejados, ya no salían de ahí, y las personas sufrían por la falta de alimento y sobre todo, el comercio con el que intercambiaban pieles por otras mercancías.
 
Así, esos y otros tantos “milagros” se habían conocido en todo el país y más allá de las fronteras del mismo, antes y después de que sus padres salieran de viaje; todos respetaban a Skoll, quien oraba en nombre de las personas que lo necesitaban y siempre había una respuesta. Pero él sabía que, si Nyrn lo hacía, era como si le estuviese dando un regalo a él y no a los demás; incluso, el rubio le dijo que no comprendía porque pedía ayuda para gente que no lo veneraba lo suficiente, pero entendía las razones de ser un sacerdote y, si con eso obtenía que todos alabaran y respetaran a quien portaba su semilla, no se negaría a hacerlo.
 
-Aún así… – Skoll sonrió débilmente – no creo que todas las personas lo aceptarían con facilidad…
 
Miley lo ayudó a incorporarse – que lo acepten o no, no es su problema – su voz sonó fría – ¡usted es Skoll Eroim!, sumo sacerdote y, el único, de todo el mundo, que ha demostrado estar bendecido por el Dios del bosque Nyrn – sentenció – así que, no debería preocuparse de nada – aseguró mientras caminaba a recoger la túnica que el niño se había quitado antes – aunque claro, eso sería si fuese una chica y esperara un bebé – frunció el ceño, volviendo a la realidad – pero, creo que, ni con la bendición del nuestro Dios, un varón puede tener hijos – su mirada volvió a ser de miedo – por eso, debería ver a un médico, pues si los sacerdotes ni siquiera le han tomado atención, no creo que…
 
-Miley – el ojirrojo la interrumpió mientras salía a la estancia de su recamara – ellos no pueden hacer nada, porque también se los prohibí – explicó – así que, no pienses que no quieren cuidarme.
 
-Disculpe… – la pelirrosa bajó el rostro con algo de vergüenza.
 
La puerta se escuchó y después, Oren llegó al lado del albino, con la charola dónde portaba el té. Los dos siervos esperaron a que el niño tomara la infusión y finalmente, lo acompañaron hacia el templo. Las últimas semanas, Nyrn le había prohibido andar solo, incluso ese trayecto, pues era algo alejado, por tanto, el ojirrojo les pidió a sus sirvientes que lo escoltaran día a día.
 
En cuanto Skoll estuvo a cargo de los sacerdotes, Oren y Miley se retiraron, volviendo al palacio a seguir con sus actividades.
 
 
* * *

Notas finales: Les recuerdo que tengo 6 capítulos de desfase con mi página web; Si quieres leer más, en mi página web tengo hasta el capítulo 49 (allá ya estoy en la recta final de este fic)


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