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Caballeros pesados por shi san

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Notas del capitulo:

Hi, viernes Lomejordelasemana ._.

Disfruten el capitulo y gracias por leer really!

NOW!!!

Capítulo XIII: Amor en un hotel de mala muerte.

 

      Camus estaba con sus primos Isaac y Hyoga en Francia, su hogar. Definitivamente no se quedaría para la navidad viendo como la persona que amaba estaba feliz dándole regalos a alguien que no era él, no era justo.

-Primo, debes de entenderlo un poco. Recuerdo que nos constaste cuando en las vacaciones de verano habías rechazado a Milo porque Surt no quería que anduvieras con él… ¿no? tanto que hasta te obligo a hacerte su novio y accediste porque querías los documentos secretos de la empresa que amenazaba con llevar a la quiebra la empresa del tío Mystoria- Decía el joven de cabellos abundantes y rubios con aptitud un poco odiosa quien descruzaba los brazos para sorber un poco de té en la terraza donde estaban.

-Pues, valió la pena porque mi papá me felicito. Además Hyoga, qué vas a saber tú de sacrificio si eres un niño mimado de mamá, no sabes ni distinguir lo que es hacer algo por conveniencia- Destilaba frialdad Camus.

     Estos primos estaban acostumbrados a tratarse con esa forma de ser presuntuosa y fría aunque se tuvieran mucho cariño.

-Cállate- Volteo los ojos el mencionado y echo su rostro hacia un lado porque no le interesaba o al menos trato de hacer que aquello no hiriera su orgullo.

 -Hyoga tiene razón. No puedes echarle toda la culpa a Milo, tú anduviste con otro e incluso le hiciste feos desplantes al otro. Míralo de esta forma, ese tal Mü deslumbro a tu novio cuando más te necesitaba- Soltó muy fresco el muchacho hermoso de pelo corto y verde que a pesar de poseer una preciosa nívea su rostro tenía una cicatriz en su ojo izquierdo el cual tenía un elegante parche negro.

     Camus bajo la mirada ¡Demonios! Isaac e Hyoga tenían razón pero… ¿Qué podía hacer?

 

      En las paredes de un departamento blanco con cortinas de color marfil corridas que hacían notar la noche estaba un Saga con un moño de cebolla alto, de suéter negro holgado con gafas mientras firmaba algunos documentos sentando en el suelo.

-Mü, sí quieres puedes irte porque esto va para rato- Bostezo el pelo azulino mirando con aburrimiento a su novio que había llegado a prepararle la cena, de hecho acababan de comer.

     El aludido abrió los ojos turquesas tratando de hundir aquel sentimiento de tristeza, se sobo la panza y sonrió desde el mueble en que estaba sentado mientras tenía su móvil blanco en su mano.

-Está bien, Saga ¿vendrás a la cena navideña que habrá en casa de Milo?-

-¿A la casa de ese infeliz?- Dijo fastidioso.

-Si ¿Por qué?- El tibetano pregunto no sabiendo el por qué de aquel tono especialmente odioso.

-Cariño, iría por ti pero tengo que viajar de hecho mañana salgo de viaje y no me veras hasta enero- Mascullo aquel hombre como si nada metido en los documentos y en la laptop blanca.

-¿Cómo?- Ya a este nivel Mü se levanto molesto.

-¿Por qué no me habías dicho nada?-

-No es para tanto ¿Quieres que te lleve o te llamo un taxi? Mira que estoy muy cansado y ahora es que tengo trabajo-

     El que tenía unos bebes a bordo se sintió tan poco importante para su pareja, aquel solo lograba nublarle los sentidos. Ya tenían varias semanas de noviazgo, así tuviera a Saga cerca de él no interesaba ya que la realidad era distinta.

-¿A dónde iras?- Mü pregunto suavemente entrecerrando sus ojos astuto ya que el mayor estaba inmerso en aquellos papeles y así tendría una respuesta verdadera.

-Je Italia, iré a Italia- Murmullo su amante que sonrió con unas ganas de comerse el mundo tipiando su laptop.

     El de cabellos malva sueltos abrió los ojos impresionado, se sobo la panza ya notoria y respiro recordando…

-Nah, mi hermano está muy bien. Está disfrutando de la buena comida siciliana, dice que es una maravilla- Sonrió su amigo leonino hace unas semanas en la cafetería de la universidad.

     Mü no era tonto así que se levanto, tomo su bolso mensajero rojo para terciárselo y dirigirse a la puerta la cual cerró lentamente para no llamar la atención de un atareado Saga. Al estar en la calle escucho el timbre de un mensaje a su celular.

*Saga-Mü

-Agarra un taxi ten cuidado contigo y con los bebes, gracias por la cena. Que tengas buena noche-

    Ok, ese mensaje había sido la cereza de su helado desconsolado y de repente su vista se nublo por completo, ya estaba llorando y como pudo llego a la parada de la esquina.

*Mü-Milo~

-¿Estas muy ocupado? Es que estoy en la esquina de donde vive Saga y ningún taxi ha pasado-

    Envió aquel mensaje, necesitaba irse de allí porque no quería que su amante le viera en ese estado pero en cierto bar Milo ya iba a pedir un wisky doble cuando aquel mensaje había sido una pequeña luz a su noche de sábado con un novio que se había ido a Francia sin haberle dicho nada.

*Milo-Mü

-Ya voy para allá, estoy cerca *Insertar emoticón feliz*

     El recibir esta respuesta hizo que el embarazado sonriera aunque aun salía una que otra lagrima.

 

-La verdad no quiero decirte lo que pienso de tu… novio ¿Te invito un rico helado? Conozco un lugar- Se jacto Milo sonriendo auto controlándose.

-¡Si! Ahora que has dicho helado me dio antojo- Sonrió Mü lamiéndose los labios lo cual hizo que su amigo al volante notara este gesto y se maldijera por dentro al querer saborearle.

-¿Sabes? Saga no me quiere, lo sé- Dijo el de ojos turquesas que miraba perdido hacia la ventana las luces que trataban de difuminar la oscuridad de la ciudad.

-¿Qué dices? ¿Por qué no te querría?- Desdeño Milo que de solo recordar a Saga le hacía crisparse de la rabia.

-Yo sé porque lo digo, ahora lo importante es que tengo que cuidarme por el embarazo y también necesito alejarme como novio de Saga-

     Esas palabras fuertes impresionaron a un escorpiano que se detenía frente a un semáforo en rojo.

-Eres… eres muy fuerte-

-Lo soy, siempre me he cuidado solo y eso me ha enseñado cosas. Admito que Saga me encandilo la vista- Suspiro como si nada.

-Pero son novios y tendrán bebes ¿Por qué?-

-No quiero hablar de eso, porque a la final no es como que yo le esté pidiendo algo- Añadió Mü.

     Esto iluminó la esperanza en Milo que desbrocho su cinturón de seguridad, agarro la cara de su amigo y beso su mejilla en un acto sensual aunque más galante.

-No me gustaría que Camus acabara odiándome por tus atenciones hacia mi- Sonrió el tibetano con un poco de pesar.

-Camus se fue de viaje sin decirme nada, incluso fue a cenar con el hombre que me cambio el año pasado- Rodo sus espectaculares ojos azules y volvió a colocarse el cinturón para ponerse en marcha.

-Oh ¿entonces vayamos a celebrar con helado?- Termino carcajeándose un Mü feliz por estar con su amigo escorpión.

 

     Era veinte de diciembre y en la mansión Okentos acaecía un aura extraña. Alguien se hallaba en el suelo, al lado de esa gran cama elegante de frazadas vino y sabanas blancas, era un Aioros sentado mientras abrazaba sus piernas fuertemente.

     El castaño claro estaba al frente de aquella cama con una respiración agitada, traía su camisa blanca algo abierta y sin duda ya tenía un aspecto desalineado mientras que sostenía un cinturón marrón doblado en sus manos.

-Ya no te pases Cliff, ya deja de golpearme- Murmuraba un sagitariano sin miedo aunque aun abrazaba sus piernas y sus ojos no miraban a aquel bárbaro.

 -Quiero que te quede claro ¡eres mío! Y el único que debe estar en tu mente soy yo ¡Te matare sí me llegas a engañar de nuevo! ¡Y mandare a matar a ese tal Saga!-

-¡No! El no tiene nada que ver conmigo, yo fui el que lo ínsito, yo tengo la culpa-

-¿Si? No sabía que te acostabas con cualquiera-

-Ni que tú me hubieses conocido muy bien- Soltó irónico Aioros.

      Justo sintió unas patadas que le obligaron a caer y quedar en posición fetal, Aioros pensó en levantarse y golpear a ese Cliff engreído que no había conocido pero al hacer el ademan cayó de nuevo débil. Su debilidad se debía a la bebida que le habían dado en el auto a juro los escoltas de Cliff.

-Eres, eres de lo peor-Susurro Aioros desmayándose.

      ¿Qué había pasado?

     El diecinueve de diciembre Saga había arribado a Sicilia por una reunión a la cual asistiría para una red de hoteles en Italia. Y ya había quedado en reunirse ese día por la tarde con su amado en uno de sus hoteles.

     Ese día Aioros había dejado su casa con el pretexto de ir a una reunión de negocios con un amigo que llegaba a la ciudad esa tarde, no mintió del todo. El de ojos café tenía el corazón en las manos y no podía ocultar esa sonrisa espectacular y atractiva que tenia. Había accedido a aquel encuentro porque era simple, amaba a Saga y quería estar con él. Su matrimonio a la final era algo que había hecho por una causa importante sin embargo necesitaba ver a Saga de nuevo.

     Al llegar al hotel justo en la entrada estaba un muy apuesto Saga de lentes corridos oscuros cruzado de brazos y cuando lo miro este fue al frente de su amado lo más rápido que pudo, lo abrazo rústicamente y lo halo de la mano hacia un ascensor.

      Cuando entraron, el geminiano lo abrazo y lo miro como buscando algo porque el castaño oscuro estaba allí sonriéndole sin poder decir nada.

-Aioros- Oscilo Saga recorriendo al otro de arriba abajo con la mirada notando que estaba más delgado pero que esa camisa blanca suelta le quedaba perfecta y hasta sexy.

      Salieron del ascensor tomados de las manos mientras un trabajador de Cliff de apariencia algo baja y con dientes sobresalidos llamado Zeros veía como ambos sujetos entraban ferozmente a la habitación quinientos veintiuno.

      Saga no espero, tras cerrar la puerta besaba como si no hubiera un mañana a su amante, sus manos recorrían las caderas y hasta un muslo del otro quien abrazaba del cuello al pelo azulino besándole ardientemente.

-Dime que no te toca, dime que no- Decía un desconsolado Saga al ver el anillo de oro macizo de su amante.

-Cada vez que me toca me imagino que eres tú- Aioros sonreía nostálgico.

    Ambos se tumbaron en la enorme cama matrimonial, Aioros se acomodaba arriba mientras que Saga se colaba por debajo de la camisa blanca y toqueteaba la cintura, las costillas hasta llegar a rozar las tetillas.

-Házmelo sin condón- Susurro el castaño que se encorvaba y llegaba a la cara de su amante para besarle profundamente pasando su lengua como delineador por aquellos labios.

-Estas de suerte, no traje ni uno conmigo- Sonrió de lado el geminiano con un pecaminoso libido.

     Aioros se bajo de su amado y se quito por sus mismos medios sus pantalones de blue jean junto y la ropa interior, se sonrojo cuando noto que Saga no le quitaba la vista de encima sobre la cama, pero venció su vergüenza y se subió de nuevo arriba de aquel hombre guapo para sentir esas fuertes y obscenas manos recorrer sus caderas, su trasero hasta tocar su miembro que despertaba poco a poco.

      Los botones transparentes de la camisa marrón de saga fueron desbrochados por una sonrisa nerviosa del sagitariano que quería ver aquel amplio pecho sensual. Justo empezó a besarle el cuello y succionarle para dejarle marcas.

-Ahora tus eres el que me quieres hacer chupones jeje- Se jacto fascinado el geminiano.

     Saga saco de algún lugar un envase cual crema amarillenta para untarla en sus manos mientras Aioros lo miraba desde arriba y se mordía su labio inferior. Una mano iba a la cadera de su amado para amasar el glúteo del que estaba arriba, con la otra mano encontraba aquella cavidad trasera y le insertaba dos dedos de una vez.

-¡Ah!- Jadeo el castaño con malestar.

-Lo siento- 

-Ten cuidado, idiota- Respiro profundo el sagitariano.

     El vaivén de aquellos dedos hacía un buen trabajo ensanchando y tocando más allá, sentir la próstata lo que impulso al que estaba arriba a erguirse y cerrar su boca con sus manos ahogando un gritico de placer.

     Saga sonrió glorioso para bajar un poco sus pantalones y bóxer negros y dejar salir un pene grande y deseoso lo que hizo que Aioros se bajara con hambre.

-Deja lamértelo un poco ¿Qué dices?- Destilo deseo del sagitariano que bajaba mientras que Saga se sentaba, este comenzaba a mover sus manos con ganas por los testículos entretanto lamia de extremo a extremo aquel gran miembro para luego metérselo todo en la boca.

        Y así pasaban los actos de placer, amor y la medicina contra el extrañar a quien amas. En un momento sin que Saga terminara, este agarro a su amado y lo colocaba encima de él para introducirle dedos empapados de lubricante piña colada lo que hacía que el rostro del castaño se arrugara deliciosamente ya no esperando la hora de ser tomado por su Saga, por su bastardo.

-Te amo- Soltó el geminiano besándole el cuello a Aioros encima de él.

     La erizada piel del castaño dorado decía que estaba listo, Saga lo posiciono y le embistió profundamente lo cual dejo un jadeo algo largo en el ambiente lujoso de aquella suite.

-¿Sabes cuánto desee estar así? Je… ah, que ridículo- Decía pausadamente el sagitariano cuando Saga se detuvo a besarle en la boca y su cuello entretanto masturbaba el miembro de aquel pardo.

      El de cabello azulino arremetía más y más fuerte hasta que después de un rato sintió como su compañero se contraía lo que hizo que se viniera dentro él y otro se derramara fuera en la mano del cabello largo.

-No…- Exclamo entre si el que recibía echando su rostro hacia atrás.

      Ambos caían en la cama con respiraciones agitadas cuando comenzó a sonar el celular blanco de Saga, este arrugo la cara pero respondió.

-¿Qué pasa Dante?- Contesto de mala gana a su empleado.

-Jefe, un empleado del señor  Okentos anda pidiendo la llave de la suite donde usted está hospedado además dice que su jefe viene para acá. Dígame por favor cómo procedemos-

-Con que esas tenemos… dale la llave solo trata de crear una distracción de al menos quince minutos- Se jacto Saga cortando aquella llamada como si nada para mirar y besar a un cuestionado amante.

-Ve a limpiarte y a vestirte rápido, saldremos ahora y no preguntes, precioso- Dijo el mayor de los dos para levantarse y subirse los pantalones.

     Aioros bajo el rostro reaccionando de la locura que estaba cometiendo, agarro más duro las sabanas que tenia para cubrirse frente del baño y volteo.

-Saga, yo me voy. No debí de hacer esto- Susurro decepcionado y triste al saber que ya no podía estar con Saga, al menos no como antes.

-Aioros, tienes cinco minutos para entrar allí y salir. No lo repetiré, apúrate-

 

      Al menos un cuarto de hora después la pareja estaba en la calle trasera al hotel mientras Saga detenía un taxi y ambos partían.

-¿Dove vanno?- Pregunto que a dónde el taxista de pelo blanco mayor en italiano.

-Il più economico hotel- Respondió encantadoramente el geminiano al saber que el esposo de su amor jamás les buscaría en un hotel de mala muerte.

 

       Los dos entraban en aquel cuartucho de color grisáceo que al menos tenía una cama con sabanas blancas amarillentas, un jabón y una pequeña ducha. Ambos enamorados consumaron su encuentro lo más pasional posible, desde afuera de la habitación solo se escuchaban los jadeos de un Aioros que era penetrado por el geminiano sin piedad, querían comerse como a de lugar.

-Saga, eres un rustico, bastardo- Respiraba agitadamente el castaño ya en el regazo del otro.

      El reloj en el celular que estaba en la mesa de noche de madera vieja y lámpara de poca luz daba las veintiún horas. Estaban cansados y sedientes aunque también hambrientos ya que se habían contactado después del mediodía no habían comido nada, prueba de ello era la barriga de Saga que rugía por el hambre y por eso Aioros rió por lo bajo dándole un beso en la mejilla a su amante.

-Anda a ducharte mientras voy por algo de comida y bebida- Dijo dibujando una risa el sagitariano.

-Claro que no, precioso- Dictamino el mayor colocándose encima de este y mirarlo como un líder.

-Me daré una ducha rápida y saldré a comprar comida mientras tú te quedas aquí porque creo que podrías llegar al baño mas no a afuera. Descansa- Justo hizo aparecer una risa malvada y picara ya que habían tenido un sesión de sexo intenso.

-¡Auch!- Se quejo Saga por el pellizco que le había dado el otro en la costilla.

-Anda Saga y no te quedes- Respondió.

      Cuando su amante salió él se dispuso a entrar en la ducha, sus piernas estaban débiles. Le dolía la cadera y el trasero, arrugaba el rostro para luego reír feliz ya que aquello valía la pena.

-Cliff, lo siento pero no te amo-Aioros susurraba bajo el tenue chorro de agua sintiendo culpa por su esposo que lo amaba tanto, le tenía cariño a Cliff.

      Al salir de la ducha miro su celular que estaba en modo de silencio y tenia ciento treinta llamadas perdidas y cincuenta mensajes. Se asusto un poco pero marco a Cliff. Tras cada repique era la realidad a la que llamaba, tan desolado.

-¿Dónde estás Aioros?- Dijo Cliff preocupado.

-Estoy bien, estoy con Saga haciendo un poco de turismo- Dijo como robot.

-Voy por ti, dime ¿Dónde estás?- Se impaciento el italiano.

     La puerta se abría, era Saga que volteaba los ojos al ver a su amado con el celular mientras cargaba una bolsa con manzanas, agua embotellada y envases de comida.

-Mejor no, mi amigo me está llamando-

-¡Aioros…!- Escuchar aquel grito hizo que el mencionado cortara y fuera agarrado por Saga quien lo estampaba en la pared.

-¿Qué? ¿Le estabas pidiendo permiso?- Hirientes palabras.

-¡Suéltame!  Me estas reclamando así cuando tú tienes a alguien en Dinamarca- Le empujo el castaño.

-Escúchame, yo lo tendré pero a quien amo es a ti- Este se acerco pero fue rechazado.

-Sí, pero yo no estoy poniendo en peligro tu relación con él pero tu si conmigo y Cliff-

-¿Cliff? Je con que Cliff ¡Por mi Cliff se puede morir!- Le gritaba Saga perdiendo el control y zarandeando los hombros de su compañero sin embargo Aioros le golpeo en la cara.

-Esto se acabo desde que te vi con ese chico, chao Saga. Sé feliz con ese niño- Expresó agarrando su billetera y su celular para salir.

-¿Se acabo?-

     La mano del castaño estaba en la perilla, tenía miedo de girarla porque ¿Y sí era la última vez que veía a Saga? Ya estaba temblando cuando sintió un abrazo que le volteo y le beso succionándole el alma hacia arriba. Ambos se miraron lamentando su situación en silencio… y un abrazo nuevo surgió.

      A la mañana siguiente Saga solo sintió un beso en la mejilla de su amante mientras veía como se alejaba, cerraba aquella maldita puerta vieja.

-Aló… Cliff, sí quieres venirme a buscar- Le llamaba Aioros a su esposo diciéndole también la dirección lo que dejaba asombrado al italiano a través de la comunicación.

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Notas finales:

Uff que fuerte! :O:

Bueno estare de viaje en una travesia fuerte por mi pais VENEZUELA UuU

Estoy rogando que este iaje salga todo bien :) Mente postiva

Diran... y yo que? O.o Bueno no llegare a casa hasta el lunes asi que no habra actualizacion este domingo TuT pero les dejare los avances...

PD: NO SE PIERDAN EL PROXIMO CAPITULO EL VIERNES

 

Capítulo XIV: Ojala te mueras.

 

     La brisa fría golpeaba el rostro de un Giovanni que fumaba en la terraza de su departamento, sonrió pensando en aquel dezliz sin importancia que habia tenido junto a Shura hace tres años... (N/A lo prometido es deuda LOL)

 

     Dita tenía su celular en la mano y empezó a revisar sus redes sociales fue cuando vio una noticia que lo dejo atónito…

 

Mime: _Me la pase muy bien con él, me encanta estar bajo su tutela  pero no se lo digan a nadie… *Insertar emoticón de libros*.

 

Afrodita: _Se nota cuan atareados pudieron estar *Insertar emoticón feliz* por cierto Shura eres un perro sucio y ojala te mueras.

 

Jajajajajaja XD

 

 


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