Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Caballeros pesados por shi san

[Reviews - 127]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! Siento la tardanza pero aqui ya esta listo :) me gusto mucho escribir este fic :)

EPILOGO

El cumpleaños de la pequeña Hilda.

 

       El mundo te ofrece un abanico de oportunidades, la vida se puede personalizar, tú eliges.

 

        Un castaño bastante atractivo conducía con un brillante sol de mediodía. No trabajaría en la tarde, había vaciado su agenda. Una sonrisa se formaba al ver el semáforo en rojo el cual ignoro, tenía un poco de prisa. Su vista azul gema se desvió un poco hacia el copiloto y allí habían unas cajas forradas de brillantes colores y papeles estampados de muñequitas con ojos de botones.

      Es que su princesa iba a cumplir cinco años, una pequeña de cabellera corta y lisa de un gris claro quién tenía los ojos de su leonino padre, azules casi turquesas. La pequeña Hilda estaba en casa de su amigo Afrodita quien se había mudado de España a Atenas hacia un año por el trabajo de su esposo Shura.

        Al llegar a una residencia bastante lujosa pero acogedora abrió rápidamente la puerta del copilota sacando unas cinco cajas de regalos de varias formas y colores, como pudo toco el timbre ya que no podía sacar las llaves.

-Oh, cariño. Te ayudo- Se apresuro un Balder de cabellos plata recogidos en un moño mientras vestía unos pantalones oscuros y una muy suelta camisa blanca.

-¿Cómo vas?-

-Ve por ti mismo, menos mal que Mü me está ayudando- Soplo cansado quien se limpiaba la frente y en su dedo anular se le notaba un anillo de casado, estaba casado con Aioria desde hacía dos años.

         El castaño dejo todo en el mueble crema del living besando la mejilla de su esposo, noto la mesa que había estado preparando Balder ya lista, esta estaba decorada con un arco de globos de colores pasteles mientras que habían dos chupeteras con esas muñecas tiernas de ojos de botones negros que usaban mil estampados. Había vasos estampados de rayados coloridos rosa, blanco, verde lima y azul menta al igual que los platos, servilletas y los pitillos. También había un lugar donde colocar los regalos justo al lado de la mesa decorativa.

-Los globos quedaron geniales- El leonino abrazaba a Balder y miraba al techo mirando esos globos de helio con cintas blancas.

-Pero que escena tan cálida je- Se burlo el ariano entrando con una panza algo grande quizá de unos cuatro meses.

-¿Y lo gemelos?-Pregunto el castaño aflojándose la corbata roja de diminutas rayas amarillas.

-Están con Saga, vienen más tarde con él y Cristal-  Dijo sentándose en uno de los muebles  y subiendo sus pies mientras escuchaba el sonido de su teléfono blanco que leyó y sonrió.

-¡Camus vendrá!- Sonrió mirando que Aioria leía su celular el mismo mensaje.

       De repente escucharon el timbre del portón y al ariano le brillaron los ojos.

-Es el delivery, me muero de hambre- Sonrió.

 

       Toda la casa se veía animada, en la sala jugaban y bailaban al son de música infantil pequeños y hermosos niños, eran como seis niños que no rebasaban los seis años. Entre ellos estaban los gemelos cabellos aguamarina  de Saga y el tibetano quienes eran muy bellos pero muy tremendos aunque el más tranquilo de los dos era Sid. También estaba el pequeño Lune el que tenía el cabello gris muy claro que amaba los dulces era muy tranquilo cosa que a su padre materno lo desesperaba. Hilda corría y mandaba a los gemelos cosa que a Saga no le gustaba para nada pero se contenía y justo sentía que a su lado, de pie estaba Cristal que le tomaba de su mano.

        Mü estaba sentado con un plato de pasabocas de queso se le veía feliz ¿Qué si le incomodaba Saga? Pues, no exactamente. En todo ese tiempo entre ambos se genero una asociación donde ambos compartían a sus pequeños a los que amaban y en ese momento solo se sentía fastidiado y molesto porque Milo no aparecía.

-¡Mü!- Soltó asustando a un embarazado.

-No me asustes- Frunció el ceño hacia el sujeto pelo azul largo con traje gris cobalto ejecutivo.

-No pude llegar antes, la junta se extendió y a ese imbécil casi lo golpeo- Milo podía ser muy borde a veces así que solo sintió una mano, su novio le invitaba a sentarse junto suyo, el escorpiano resoplo para sonreírle y sentarse sintiendo como un queso era introducido en su boca.

     Afrodita se le acercaba a un Lune de braga negra junto a un suetercito rojo que hacia resaltar su lechosa piel, su padre estaba un poco preocupado ya que su pequeño estaba en el rincón dibujando cráneos con su creyón gris mientras comía su chupeta grande de fresa.

-Amor ¿No quieres jugar con los gemelos?- Le pregunto arrodillándose.

-No mami- Era una ternura.

       En eso Balder toco el hombro de Dita quien se levanto y escucho atentamente en complicidad para sonreír.

-¡Su atención! Decía Afrodita que se veía muy hermoso vistiendo con esa camiseta amarilla de algodón.

-Los niños que quieran comer dulces vengas a jugar al juego de las silla y la música, el ganador se llevara un juego de puras chupetas de sabores surtidos- Dijo mirando al pequeño Lune que volteo maravillándose del vaso transparente con todos esos dulces dentro, como pudo se levanto y yendo a  abrazar la pierna de su padre.

-Mami ¿Me das esos dulces, por favor?- Dijo infantil y un poco forzado aquello mientras que el pisciano no tenia corazón para negarse y cuando ya le iba a dar el vaso, Shura le quito el vaso.

-No puedo creer que seas tan manipulable, Dita- Dijo el español orgulloso.

-Y tu Lune, tienes que jugar porque sí no, entonces no habrán más dulces-

-Papi ¿No me quiere?- Pregunto Lune con su pulgar en la boca mirando directamente a los ojos de su padre mientras su pequeña nariz se tornaba roja.

-Ok, Balder dame el vaso. Pagaremos por los dulces- Soltó como si nada el español mientras todos los demás solo se bufaron, ambos se dejaban dominar por ese pequeño.

-Ya está bien de ustedes alcahuetes de su hijo, dame ese vaso ¡Vamos a jugar niños!- Aioria le quitaba el vaso al español y colocaba a los niños al lado de butacas de colores mientras que ponían la música.

      El primero en quedarse sin puesto fue Lune quien lloro tan sentimental que hizo llorar a Dita, quien le prometió que le iba a comprar un vaso lleno de chupetas solo si Lune ayudaría a recoger sus creyones más a menudo.

      La música infantil sonaba de nuevo para dejar a Hilda sin puesto quien le ordeno a Sid que le diera su silla y este accedió.

-¡No! Eso es trampa- Se levanto Saga pero Cristal tomaba su mano y le calmaba un poco.

-No te preocupes, sabes que nuestro pequeño es muy caballeroso- Sonrió el ariano abrazando a su pequeño que se le iba a sentar en las piernas.

      El ganador fue Bud que a su  edad era muy fuerte y realmente quería esos dulces para compartir con su querido hermano.

-Camus- Susurro Mü al notar a su amigo en la entrada para levantarse e ir  a abrazar al acuariano, ambos se habían hecho muy buenos amigos.

-¡Hola! Se te ve muy bien el embarazo- Dijo Camil para ver a Milo que se acercaba y le daba un abrazo.

-Esos pequeños son hermosos- Dijo dentro mirando a los niños y a la torta de lluvia de colores con muñecas.

     Todos lo saludaron pero cuando Balder le sonrió Camus solo asintió por política ya que no le había gustado que aquella relación, entre el leonino y el hermano de su fallecido amigo, se hubiera dado con demasiada rapidez.

      Los padres de dos de los pequeños invitados se habían marchado y solo quedaban los gemelos, Hilda que estaba en el regazo de su padre dormida y el pequeño Lune que hablaba y jugaba con los gemelos.

-Me podrías regalar un vaso con agua- Le pidió fríamente el acuariano al anfitrión quien se apresuro a asentir.

       Tomaba un vaso de vidrio y vertía agua de la nevera cuando sintió la presencia detrás de él, le paso el vaso con respeto.

-Oh ¿Cómo estuvo el viaje?-

-Bien, llegamos hace un par de días. Oye…- Soltó para detener el vaso cerca de su boca y mirar aquellos ojos rubís.

-¿No te da vergüenza usar esa cadena? el novio de tu hermano se lo regalo a él no a ti- Camus añadió con aires de grandeza refiriéndose al collar con dije de virgo en su cuello para por fin llevarse a la boca el trago de agua y dejar el vaso en el mesón.

-Shaka no podía dar hijos pero al menos no era un cualquiera- Volvió a sonreír falsamente el acuarino, detestaba aquella relación pero total, no era su problema.

-Perdona Camus, esa cadena no pertenecerá a Balder pero era de su hermano, era de mi prometido quien no era malo, era una persona bastante sensata-

-Si aunque no tan sensata como tú que al saber del embarazo de Balder no dudaste en revolcarte de nuevo con tu cuñado-

-Balder tenía a mi hijo gestando, era la única persona que me pudo frenar del inmenso dolor que sentí ¡tú no sabes nada!-

-No, tienes razón, solo sé que la muerte de mi amigo Shaka fue muy dolorosa eso es todo- El acuariano se retiro de allí.

      Camus salió hecho una fiera salvaje, justo vio a Mü  y a Milo que conversaba con la pareja de Dita y Shura, aprovecho a despedirse porque Alberich estaba fuera esperándole. Al casi llegar a la puerta sintió un agarre.

-Sé que críticas a la familia de Aioria por Shaka y cuando me entere me sentí igual pero Aioria necesitaba de un milagro y su hija era ese milagro. No sabes cuantas terapias a tenido Aioria para aceptar que ama a Balder por haberle dado una hija y por haberle dedo una oportunidad como pareja y como familia- Milo soltó su agarre y abrazo a Camus.

-Lo siento pero nunca estaré de acuerdo con esto, su propio hermano usurpo su lugar, me parece anti moral pero sé que no es mi problema-

       El acuariano se marcho con la guardia baja pero con su desacuerdo intacto.

 

          Esa noche, el reloj marcaba la una de la mañana y Balder no conciliaba el sueño. Esas palabras, todo, Camus tenía razón pero qué podía hacer. El día que tuvo sexo con Aioria había sido perfecto y eso que estaban borracho, lo recordaba. Aioria le había rescatado de aquel asqueroso hombre, era su caballero con armadura reluciente. Gimoteo un poco porque recordaba que su hermano había deseado todo lo que él estaba viviendo.

-Lo siento- Alguien susurro.

-No, yo lo siento- Dijo cortando su gimoteo para tragar dándole la espalda al leonino.

-Oye, está bien. Hilda está durmiendo, mañana no hay trabajo para mí y bueno eso nos hace una familia unida por una persona muy especial- Decía lentamente mientras su mano la colocaba en las costillas de quien estaba recostado de un lado.

       Su mano acaricio fuerte y lo volteo un poco brusco para sonreírle. Pero Balder le sonrió un poco falso sabía que Aioria nunca le había amado como lo hacia él.

-Balder, eres la persona que más he apreciado luego de Shaka. Balder, te amo- Entre pausas decididas miraba a los ojos rubís de su esposo entre la escasísima luz de luna.

       El mencionado abrió los ojos, jamás le había dicho esa palabra, de hecho unas lágrimas rodaron. Cuando tuvieron sexo por segunda vez fue cuando Hilda tenía un año, se habían hecho novios desde el principio pero ambos tenían miedo de la intimidad por la memoria de Shaka.

-Te amo Aioria, siempre te he amado- Susurro.

       El leonino le beso fugazmente para verle a los ojos y volver  a besarlo tornando el beso caliente, pasional.

-Hazme el amor, por favor- Le rogo Balder con los ojos vidriosos.

-Sera un placer- Se relamió el leonino.

       El castaño beso a su esposo para luego besar su cuello y morderlo haciendo gritar al de cabellera plateada.

-¡No seas tan rustico!- Se quejo Balder para sentir como su camisa gris holgada era alzada para que una de su tetillas fuera succionada.

       El de ojos rubí cerraba sus ojos suprimiendo cualquier sonido suyo. Aioria se dio cuenta y llevo su mano debajo del pijama para tocar su miembro que poco a poco se endurecía, quito la frazada que los arropaba y bajo su rostro al miembro de su esposo para lamer solo la punta, Balder tenía sus manos hacia los lados, retorciéndose por aquel acto que se transformaba en succiones impresionante. En un rato largo Balder sujetaba la cabellera castaño marcando algún vaivén.

-Ai… ya- Dijo conteniéndose, su esposo se dio cuenta y dejo sus succiones para agarrar fuerte el miembro erecto y cubrir la uretra.

-Antes que te corras quiero estar dentro, te necesito- Esas palabras roncas hacían que Balder se levantara y ambos de rodillas en la cama comenzaran a besarse.

       El leonino empujo suavemente a su amante para bajar por completo su pijama y ropa interior, lo había dejado desnudo del tronco hacia abajo, era realmente sensual, era increíble tocarlo. Balder abrió sus piernas y lo miro a los ojos.

-Como no pude venirme entonces aguanta un poco, deja que yo mismo me prepare- Dijo sugestivamente haciendo un mechón de su cabello a un lado

       Metió dos dedos a su boca para empapar muy bien, se sentía lascivo y entusiasmado, quería hacer sentir muy bien al leonino, a los hombres les gusta el morbo. Justo se abrió un poco y con sus dedos mojados comenzó a acariciar su entrada trasera e introdujo uno haciéndose para atrás, no era tan fácil pero estaría bien y comenzó a meter y sacarlo una y otra vez. Aioria por su parte estaba hipnotizado así que se quito su pantalón dejando su miembro grande algo levantado a la vista de Balder que aprovecho esa imagen para introducir un segundo dedo buscando y  ensanchándose.

      El leonino masajeo un poco su virilidad entrecerrando sus ojos, necesitaba entrar.

-Lo siento pero no esperare- Dictamino el leonino que tomo la mano que tenía sus dedos dentro para aprisionar ambas manos en el colchón donde acostó a aquel hombre que deseaba.

      Levanto las caderas y masajeando su falo duro lo introdujo con fuerza arrancando un grito ahogado de Balder quien lo sujeto tan fuerte de sus hombros que le hizo sangrar un poco la espalda.

-Ah, Aio ¡Ah! Espera a que…- Balder se cayó abruptamente mordiéndose el labio inferior para comenzar a sollozar.

       Aioria detuvo un poco su vaivén.

-Perdón, me deje llevar- Dijo Aioria ya detenido.

        Balder sabía que siempre que tenían sexo el leonino no le importaba mucho si le dolía o si Balder al menos lo disfrutaba un poco.

      El leonino limpio las lagrimas y beso la mano de su esposo.

-Perdón, me emocione mientras te veía- Dijo perdiéndose en aquellos ojos rubís que le sonrieron.

-Te amo- Le dijo para sentir un beso profundo.

-Yo también te amo- Le volvió a besar adentrándose aquello hacia estremecer al de pelo largo que tenia adentro un miembro duro.

-Ah…- Gimió abrazándose a su esposo.

-Hazlo- Añadió tembloroso y sentir que Aioria salía de él y se ponía de rodilla en la cama para comenzar a embestirlo de aquella obscena forma.

       El leonino le fascinaba enterrarse en el otro, le encantaba. El vaivén se prolongo bastante. El castaño colocaba de lado a su esposo saliendo de él y escuchando una queja, lo embestiría de aquella nueva forma mientras masturbaba el miembro fuera.

       Una y otra vez hasta que los movimientos arrítmicos de Aioria lograron que Balder se derramara en la mano del leonino quien al sentir las paredes internas cerrándose no pudo más y se vino dentro.

      Ambos gimieron ruidosamente sintiendo un delicioso escalofrío.

 

      En la mañana siguiente…

-Papà ¿Por qué papi no ha hecho el desayuno?- Hilda brujita y con una camisa rosa de princesa le preguntaba a su padre en la cocina mientras le añadía leche a su cereal de colores. Aioria sonrió pícaro pensando el motivo.

-Está muy cansado, anoche hicimos mucho ejercicio- Dijo para sentir un aura helada en la puerta.

-¡Papi!- Grito Hilda feliz recibiendo un beso de un Balder con ojeras.

-Buenos días, cariño-

-No son muy buenos días- Dijo un poco adolorido sentándose en la mesa de la cocina justo Aioria colocaba un libro de cocina en frente de ellos y besaba profundamente y un poco indecente a su esposo.

-Te amo- Bajo el libro.

-¿Qué quieres de desayuno?- Añadió sonriendo con esa sonrisa sexy que siempre le había gustado a Balder.

-Lo que tú quieras hacerme- Sonrió sintiéndose mejor.

-Si a eso vamos, te podría hacer muchas cosa- Sonrió el leonino hablando con doble sentido a lo que el plateado fruncía el ceño.

 

FIN

Notas finales:

:)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).