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Caballeros pesados por shi san

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Notas del capitulo:

Hola! son las 10 pm y dije TENGO QUE ACTUALIZAR! acabo de llegar a casa despues de estar en un muy conmovedor y genial viacrusis de 28.5 K que hago cada año :) por eso me tarde jejeje sin mas! lean ^^ 

Capítulo VII: Jueves de película.

 

     Y con las brisas del tiempo pasando, tantas parejas con o sin conflictos no pudieron soltarse de sus deberes y trabajos. Sin embargo faltaba un mes por ese mes brillante; diciembre.

     Saga por su parte fumaba en el balcón de su departamento mirando ese país, Dinamarca. ¿Por qué las cosas tenían que complicarse a tal modo? No es como si él hubiese planeado engañar a Aioros sin embargo aun resonaban como dolorosas puñaladas las palabras y acciones de su querido Aioros.

     Ese día, luego de que Saga salió del cuarto en el que había estado con el chico tibatano, salía corriendo en la búsqueda de su novio quien estaba rumbo a montarse en su auto mientras Aioria le gritaba que se tranquilizara. El geminiano logro agarrarlo del brazo pero le salió mal porque el otro se zafo rudamente mientras sus ojos eran de rabia y decepción.

-Aioros, escúchame atentamente, no paso absolutamente nada- Saga estaba desesperado.

-Encima me mientes ¡El chico no podía dar ni dos pasos! ¡Se lo hiciste y todavía tienes la gran voluntad de decirme que no!- Gritaba para ver si así el dolor en su pecho se difuminaba.

 -¡Eres mi novio! Ya basta, solo tratemos de hablar- Saga se llevo las manos a la cabeza, estaba muy confundido.

      Justo Saga le dio una calada a su cigarro y vio la ceniza. Paso a la sala para tomar el control y encender la televisión sin embargo recordó que Aioros arranco en su auto dorado ese día dejándole sin decirle nada más. El día siguiente Saga fue a la casa de Aioros y lo espero afuera mientras le enviaba mil mensajes. Sus ojos se agrandaron cuando Aioros salió dirigiéndose a él.

-Eres mi novio, todavía- Hablo lentamente el castaño oscuro con suéter gris algo largo.

-Tienes todo el control sobre mí-

-Falta poco… Saga, mañana ven a recogerme para ir a clases como siempre-

     Saga estiro su mano para atrapar a su amante pero solo recibió un rechazo.

-Mañana. Ahora no quiero que me toques y te equivoques de persona-

     Sabía que se estaba refiriendo al de cabellos malva.

 

       En una elegante casa con candelabros de bronce en el techo y muebles estilo victoriano se encontraba un Aioros sumido en sus pensamientos frente a un libro de derechos humanos sin leerlo.

-Saga- Susurro imperceptible a la nada.

-Ten- Un muchacho con menos edad le daba una taza blanca de té humeante.

     Este personaje se llevaba el cabello lacio y castaño trigo hacia atrás mirando atentamente al sagitariano.

-Gracias-

-Al fin soy de tu interés y puedo ayudarte- Expresó el siciliano tomando la mejilla de Aioros para que lo viera, este le sonrió y se acerco para darle un corto beso.

     Aioros extrañaba a Saga pero ya había tomado una decisión y no iba a ceder, termino con él justamente en el inicio de noviembre. Su compromiso era cierto… el rompimiento traía el paquete completo ya que no se verían más porque hizo equivalencias para comenzar a estudiar en una nueva universidad en Sicilia mientras ya estaba comprometido con el joven Cliff Okentos, el hijo de un adinerado jeque que podría ayudar a su tío en unos problemas serios en el que estaba envuelto.

     Cliff había conocido al sagitariano cuando solo tenía nueve años ya que sus padres trabajaban en un proyecto. En ese tiempo el joven había quedado prendado con Aioros y aunque al pasar de los años se veían por ocasiones nunca hubo un lazo fuerte entre ellos como el que quería Cliff sin embargo llego una oportunidad, sacar a su tío de un problema financiero y legal a costas de su influencia como único apoderado de su padre quien resultaba ser un jeque con mucho poder.

 

 

     En el castillo, en la cafetería estaba Shura leyendo una guía de relaciones públicas muy gruesa mientras que Afrodita estaba bastante disgustado porque su novio ni lo veía, luego estaba Aioria que vivía un idilio por un Shaka que aun no le había dicho un sí para una relación de novios aunque de igual se trataban como novios eso sin cruzar la línea. Milo tenía el celular de Camus revisándolo quien comía su crepa de queso, jamón y tomates cherry con una elegancia innovadora justo sentía a alguien que lo miraba atentamente cosa que le dio escalofríos, al voltear era el cabello malva que se saboreaba solo al ver aquella crepa.

-Demonios, comételo tú y eso que te comiste tu plato full de ramen- El francés le dio la crepa notando algo raro en el amigo de su bicho (Milo).

-El comer siempre es bueno- Dictamino Aldebarán llegando a la mesa con un plato de carne asada de caballo, manzanas rojas y jugo de uva, este se había hecho muy compañero de Mü desde que llego a finales de septiembre.

       En eso Mü estaba bastante cómodo con su crepa que ya casi terminaba mientras Milo se reía con Camus que se había quedado sin almuerzo. El tibetano se la pasaba estudiando muy duro últimamente o al menos eso notaba el de cabellos azules porque como hasta se dormía en clases, pero la expresión de Mü cambio de una hambrienta y llena de satisfacción por una cara de tristeza inmensa ya que Saga se aproximaba a almorzar con Dohko en la mesa de atrás, el geminiano ni miraba al ariano, era como si realmente jamás se hubieran hablado.

-Mü, estas como que verde- Dijo DeathMask sentándose en la mesa y no dejando de mirar al pelo malva quien se levanto y se fue corriendo tapándose la boca.

-Jeje esta como que tierno Mü, no pensé que los hombres tuvieran esa clase de cambios-

-Death, tienes un punto. El chico se ve extraño. Bicho, tú que te la pasas más con el ¿No sabes qué es lo que le pasa?- Pregunto Afrodita con su cabeza sostenida por su mano apoyada a la mesa.

-No me llames bicho- Le volteo los ojos Milo. -Pero últimamente está estudiando más, creo que eso lo tiene agotado-

-Saga es un cobarde de lo peor, menos mal que mi hermano lo dejo- Soltó Aioria mirando de lejos al sujeto mencionado mientras Shaka le acercaba una cuchara llena de granos guisados a la boca de su leonino para calmarlo, cosa que funciono.

      En el baño se hallaba Mü quien ya se había deshecho hasta de su desayuno aunque no sabía si había vomitado las tripas también. Tenía miedo, estaba cansado y por otra parte estaba Saga, pero se lavo el rostro y le seguía escurriendo agua y más agua después de haberse secado. Se dio cuenta que estaba llorando. Esto era extraño, él no era del tipo enfermizo. Se llevo la mano a la boca para callarse cuando se sintió desvanecer y solo esperaba el sentir del impacto sin embargo no lo sintió ya que había sido atrapado por un par de brazos fuertes.

-¿Te llevo a la enfermería?- Le dijo el pelo azul mayor, mirando unas ojeras bajo a aquellos ojos turquesas.

-Saga- Hablo el tibetano tratando de limpiarse las lagrimas.

-No, estoy bien-

-No estás bien-

-Está bien, solo déjame- Le dijo Mü bajando la guardia y alejándose, se sentía lo suficientemente cansado como para tener que lidiar con el lio que estaba formado en su corazón y en su cabeza.

-Está bien- Saga se separo y justo venia Milo quien lo fulmino con la mirada.

-¿Ese tipo te dijo algo?-

     Agarro a un muy débil Mü.

-No…-

-No estás bien Mü, pareciera que vas a colapsar en cualquier momento- El ojos azules se asusto.

-Tengo miedo- Dijo Mü cayendo inconsciente en los brazos de su amigo.

 

     Aiora terminaba de comer su ensalada cesar mientras miraba a Shaka que también terminaba su plato de garbanzos.

-Shaka ¿No tienes más clases?-

-No, ¿Por qué?-

-Yo tampoco tengo más clases así que porque no vamos a mi casa y vemos una película- Sonrió felinamente Aioria.

 -Me parece bien, quiero distraerme un rato- Le contesto el rubio haciendo esperanzar a un Aioria en celibato.

     Pero justo el teléfono le sonó al leonino.

-Hola- Atendió de mala gana ya que era Milo.

-¿Puedes venir a la enfermería? Mü se desmayo- Escucho y se asombro.

-¡Mü se desmayo y está en la enfermería!- Grito Aioria mientras que todos los que estaban en la mesa siguieron al castaño rumbo a la enfermería.

 

     Suspiro Mü tras haber colapsado por anemia hace una semana recordó el hierro que le receto la enfermera ya que le dijo que por sus síntomas seria anemia. Mü saco de su bolso una pequeña botella de agua mineral y una pastilla para tragarla.

     Aunque lo que le tranquilizaba es que ya venían sus vacaciones. Iba a tener un descanso total ya que su abuelo Hakurei había optado irse de vacaciones con su nueva amante francesa. Pero allí estaba el mar otra vez, y esa plaza tras la universidad vacía ya que como hacía mucha brisa fría a nadie le gustaba estar allí ni pensar que conoció a Saga en aquel banco.

-¿Cómo estás?-

     Dolía mucho así que agarro y se abrazo el mismo para no sentir el golpe de la brisa helada además que quería ignorar aquella voz.

-Te he estado observando y quiero confirmar algo-

-Saga, yo no tengo nada que ver contigo. Que me “observes” no tiene nada que ver conmigo, no quiero ni hablarte así que adiós- Musito el tibetano con fuerza dándose la vuelta para irse sin embargo lo que encontró fue que el otro más alto lo sujetara de su mano.

     Ahora Mü estaba frente de aquel hombre, estaba muy nervioso pero furioso y el corazón que no se quedaba quieto.

-Debí de no ser un cobarde y pedirte una disculpa-

     Escuchar eso solo decepciono más al ariano ya que esa noche especial había pasado a ser un vulgar error.

-No, solo aléjate y todo estará bien- Soltó este con un ademan de irse rápido sin embargo fue sostenido una vez más.

-Me gustas-

     Escuchar eso hizo quebrar a Mü pero no importo ya que tenía una enorme pared de cristal sosteniendo sus sentimientos.

-¿Qué quieres de mí?- Hablo este soltándose bruscamente.

-Este sábado quiero que hablemos en mi casa-

-Un momento ¿En tu casa? No seas ridículo- Farfullo molesto tras una sonrisa falsa.

-No, te quiero el sábado. Te pasare mi dirección a tu celular. Aunque estás un poco pesadito-

      Y con esa última oración, murmurando muy bajo lo ultimo el geminiano se fue de allí con un hermoso porte solo alejándose, dejando al otro en un dilema de auge ya que lo más lógico era no ir pero hay dos formas para aceptar una invitación de ese calibre y es que estés o muy aburrido con tu vida o estés muy enamorado, para desgracia de Mü si estaba enamorado de Saga hace mucho tiempo.

 

-¡Amo los Jueves de película en casa de Milo!- Decía Aldebarán usando a un muy somnoliento carnerito de almohada.

-¿Ustedes no tienen casa? Siempre es en mi casa- Se quejo desde la cocina Milo.

-No te quejes, mi departamento no es tan grande- Bufo el taurino sentando al pie del sofá de piel beige donde estaban Afrodita y su novio, Camus con un enorme vaso helado de té verde y limón con un colorido pitillo rojo y blanco esperando al griego que venía atravesando la chimenea con dos bol amarillos de palomitas.

-Aquí están la bebidas- Aioria venía con una bandeja que la dejo en el suelo y fue a darle un jugo de naranja natural a su Shaka mientras que el se sentaba en el suelo a su lado.

-¿Qué película vamos a ver?- Pregunto Mü agarrando la barra de chocolate y nueces enorme que le pasaba Milo lo cual hizo que Camus le diera un codazo a su novio mientras este solo le detuvo con un beso en la mejilla.

-El laberinto- Respondió Shura acariciándole la pierna al pisciano.

-Hablando como los locos, Death me dijo que por qué no planeamos pasar las fiestas juntos ya que él no viajara, yo menos y Mü me comento que se quedara-

-Ok, me quedare- Dijo Aioria tocando la cintura del rubio que sonrió y asintió en seña que se quedaría de igual.

-No se diga más- Milo dio su consentimiento.

     A mitad de la película se podía escuchar unos leves ronquidos de un Mü que se tornaba adorable en los brazos de Aldebarán. Milo y Aioria se miraron como queriendo hacer algo.

-Yo lo cargare al cuarto- Dijo Aioria levantándose.

-No, yo lo cargare- Dictamino Milo.

      Después de un pequeño tiempo Aldebarán carcajeo y levanto al tibetano.

-La verdad es que esta como que pesadito, ha estado comiendo mucho- Soltó el moreno brasileño que solo tenía ojos de amistad para su amigo ariano.

-Llévalo al cuarto de visita- Soltó Milo quien recibió otro codazo de su adorable bloquecito de hielo.

-Me vas a generar un hematoma sigues metiéndome codazos- Milo agarro a Camus y comenzó a darle cosquillas lo cual solo hizo que el francés le golpeara la cabeza y el otro cesara. 

Notas finales:

Uff! Como estuvo? malo, bueno, que esejeso?? O.o bueno me lo dejan en la cajita blanca de abajo y nos leemos este domingo, cuidense y recuerden que ya entra la semana santa a reflexionar :D

Recuerden que el buscar a Dios no significa cambiarse de religion o irse de rodillas a la iglesia, el tan solo meditar, reflexionar y hablar con Dios tu solo/a con eso basta ^^

Ok, eso estuvo raro? Como sea chau chau ^3^

 


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