Capítulo XV: Besos en noche buena.
-¡No sea tan loco! Debimos estudiar para chefs jajaja- Se carcajeaba Milo con una manga pastelera blanca adornando ponquecitos.
Estaban en la cocina de los Roses un Mü probando la salsa de los muchachos gratinados que acababan de salir del horno, un Aioria peleando por teléfono con Régulos en el patio, un Afrodita comiendo cheescake de chocolate mientras adornaba el otro cheescake con un muérdago y un par de cerezas, por ultimo estaba Milo que se encargaba respectivamente de la manga pastelera.
El ambiente navideño era muy notorio por el frío, el aroma a chocolate caliente, el olor de las galletas de jengibre recién horneadas… La música era electrónica y se entremezclaba con villancicos escuchándose de fondo cuando de pronto se percibió un sonido sordo, era el leonino molesto que entraba y cerraba la puerta de vidrio corrediza del patio.
-Oye, la rompes la pagas- Entrecerró los ojos Afrodita.
-Lo siento, pero es que Régulos se caso con Violate sin el permiso de papá y esa mujer es una malvada-
-Tranquilo leoncito, es su vida así que deja que experimente, respira, además Régulos puede ser tonto pero es joven y ya se dará cuenta de la joyita que escogió- Dijo el pisciano lamiendo un poco de chocolate de una cuchara lo cual hizo que el león le provocara lamer la cuchara también, se le acerco para agarrar el bol con restos de chocolate y quitarle la dichosa cuchara haciendo que su amigo hiciera pucheros de descontento.
Justo se escucho el sonido de campanillas, era el teléfono del ariano que tenía su cabello recogido, justo se lavo las manos y se seco con un toalla blanca para atender retirándose de sus amigos.
-¿Aló?- Respondía el cabellos Malva muy confiado porque sabía que quien llamaba no le había puesto prioridad a él como pareja.
-¿Cómo estás?- Decía la fuerte y a la vez dulce voz de Saga.
-Los bebes están bien- Secamente era la voz que le contestaba.
-Sé que estás molesto por mi viaje improvisto pero negocios son negocios-
-Oye Saga ¿Cómo estuvo?-
-Qué cosa, cariño-
-Tu encuentro con el hermano de Aioria- Decía Mü con una risa de medio lado llena de frialdad.
-Por qué preguntas eso-
-¿Por qué? Porque Saga…- Suspiro para reunir un poco de control. –Porque no naci ayer ni mucho menos-
-Te dije que seriamos los cuatro-
-Lo dijiste pero si vas a estar jugando al amante doble pues, te lo quiero hacer fácil para que así solo juegues al amante de Aioros, porque conmigo no-
-No, cariño no es así. No te vayas por la tangente-
-Y Saga ya deja de molestar, sí quieres saber algo del embarazo puedes enviarme un mensaje y preguntar… ¡Ah! Se me olvidaba, que tengas feliz navidad- Con ese tono amable falso tranco la comunicación sintiendo una flecha dolorosa en su pecho así que se sobo el corazón pero era inútil y eso no lo detuvo para apagar su celular.
Justo sintió lo que más necesitaba, un abrazo.
-Milo- Dijo un poco débil para voltearse y abrazar a su amigo.
-Estoy para ti, para eso están los amigos- Dijo sintiendo un poco de dolor el escorpiano.
-Gracias- El tibetano no lloro pero su tristeza era tan evidente cual invierno en un día de lluvia.
-Oye- El pelo azulino subió el rostro de su amigo.
-¿Qué?-
Milo sonrió con todo el control que llego a reunir para no besarle.
-Esa barriga se te ve adorable- Se iluminó Milo ampliamente para hacer que el tibetano se molestara pero luego se riera.
-Vamos, necesitamos dejar todo listo para la cena navideña- Este halo de la manga del suéter verde del ariano sin embargo este lo detuvo.
-Milo- El cabello malva lo miro a los ojos para luego bajar la mirada.
-Dime-
-¿Cómo van las cosas con Camus?- Soltó casi eludible.
-Mal, está en Francia y lo último que supe fue que Surt estaba almorzando con Camil ayer- Ok, decir eso era remover lo doloroso.
Si, Milo había estado enamorado de Camus desde hace mucho pero el actuar tan frio del otro lo había lastimado y cuando comenzó a tratar al ariano se animo de nuevo.
-Lo siento- Se lamento el embarazado.
-Vamos- Milo lo jalo de nuevo hacia la cocina.
Milo se vestía ya en su casa, se colocaba los pantalones caqui de vestir junto a un cinturón marrón marmoleado sencillo dejando ver su pecho trabajadamente desnudo y su cabello reluciente suelto, se miro en el espejo y recordó a Camus para hacer un gesto de pesar y luego de “No me importa”.
Se sentó en su cama para colocarse las botas negras. Procedió a colocarse la camisa Armani mitad negra y a partir debajo de sus pectorales tenía el color caqui, bastante elegante ya que añadía al atuendo guantes de cuero chocolates.
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-Mi hijo si que tiene estilo- Ese era la voz de su padre Kardia.
-Pensé que tenías planes- Dijo Milo colocándose un poco de perfume de la marca Paco Rabanne.
-Sí, cenare con Degel-
-Suerte, esos tipos son toscos y ridículamente indiferentes- Desdeño Milo.
-Lo dices por Camus ¿No es así?- Kardia se apoyaba en el marco de la puerta mientras cruzaba los brazos.
-Hijo, a veces no es tan fácil congeniar con alguien que amas sin embargo vale la pena seguir en la lucha-
-Mi madre no le gustaría escuchar tus palabras ahora-
-Ja ni que lo digas, yo voy a echarme un baño así que ten una buena noche- Soltó con su voz precipitada característica el escorpión mayor.
Mientras en el cuarto de Afrodita un Mü estaba sentado y vestido con pantalones blue jean con elástico por su estado y un hermoso suéter rojo con rayas blancas horizontales solo en el pecho con cuello V que por dentro tenía una camisa blanca. El tibetano tenía su celular en mano.
*Mü~
_Feliz noche buena ¿Cómo te va Camus?
Quería decirte que sí amas a Milo deberías de demostrárselo porque sí no lo haces ahora su relación se puede perder_
¿Había sido eso una buena idea? No lo sabía pero lo que si era que necesitaba ayudarle a sus amigo.
-Oye Carnerito ¿Qué tal me veo?- Dijo zalameramente un pisciano recién poniéndose su chaqueta roja de media manga.
Usaba pantalones blue jean oscuros un poco ajustados dejando ver unas increíbles piernas y una camisa con cuadros muy pequeños verde satinada, el detalle elegante estaba en que su saco rojo abierto que disimulaba su panza más pequeña que la de Mü.
-Wow, estas impresionante Afrodita. Tienes menos panza que yo- Le contesto su amigo apoyando su cuerpo con ayuda de sus manos en la cama.
-Es un alivio escuchar eso jajaja, es broma es broma-
-¿Estás bien?- Era serio.
-Bueno, mi embarazo no me está sentando normal como tu embarazo doble- Bajo el rostro Dita frente al espejo de su closet de madera.
-Lo sé, pero hoy te ves radiante de verdad-
-Gracias, me he sentido mejor desde ayer. Los vómitos cesaron aunque por la mañana vomite y me maree incluso ahora estoy un poco débil pero quiero celebrar además que viene una persona que no he visto en mucho tiempo, eso me da ganas de verme bien- Dita se perdía en el recuerdo de un rostro de cierto español que no le quería, que lastima era eso y el motivo de ese pensamiento era que un viejo amigo lo había animado y mucho.
-Eso me alegra- Decía el ariano feliz sobando su panza y notando que ya tenía hambre, mucha hambre.
-Por eso quiero tapar estas horribles ojeras y con mi equipo especial lo lograre- Soltó picando un ojo y agarrando un bolso negro cuadrado del suelo de su armario para colocarlo en la silla blanca y sacar corrector con polos traslucidos.
-¡No se te notan!- Dijo impresionado el de cabello malva.
-¡Sí! Y el truco esta en hacer dos triángulos pequeños bajo los ojos, ojala ocultara la panza también con corrector- Volteo los ojos el pisciano.
Mü comenzó a reírse y Dita contagiándose comenzó a reír también.
Ya la reunión había dado inicio en la casa, en la sala estaban tomando ponche navideño con alcohol Shaka que traía puesto una camisa de cuadros rojos tres cuartas con pantalones grises oscuros de vestir estaba al lado de Aioria vestido galantemente con un suéter cardigán chalet con botón en el cuello gris oscuro y jeans que hacían juego. La pareja platicaba amenamente y bromeaba con Milo que estaba parado mientras tomaba con una copa de vino tinto.
Mü llegaba con una bandeja de pasapalos de carnes frías, queso y vegetales a la sala maravillándose una vez más de ver el árbol de navidad verde, adornado y brillante. Este repartía la comida y se quedaba al lado de Milo. Afrodita estaba radiante sentado en las piernas de un precioso Albafica quien usaba una camisa roja cereza muy sensual, el pisciano mayor reía y tomaba en una copa vino tinto mirando a un Minos extasiado de ver la imagen de aquellos bellos hermanos tan juntos.
-Chicos, Aldebaran envía buenos deseos a todos y lamenta no quedarse- Decía Mü leyendo su celular.
-Por qué no vino tu amigo el musculoso- Alba le preguntaba a Dita que comía galletas algo feliz.
-Es que toda su familia se iba a reunir para estas fiestas así que no tuvo de otra que irse a Brasil hace un par de días- Contesto Dita un poco desanimado porque su amigo no estaría para probar el cheescake.
El timbre sonó de sorpresa y Dita salió corriendo a abrir.
-Vaya, hermoso como siempre- Susurro un alto y elegante hombre de cabellera corta abundante adelante y larga por detrás la cual era grisácea intensa que hacia juego con sus espectaculares ojos grises más claros que su melena.
-¡Thanatos! Estas aquí- Sonrió sinceramente un Dita tirándose a los brazos del mencionado quien pasaba las manos fuertes por el cuerpo del pisciano.
-Thanatos, elegante como siempre- Albafica estaba tras mientras le miraba sereno y luego extendía una sonrisa e iba a abrazarlo igual.
-Bueno, siempre he sido elegante así que no te tiene que sorprender, por otra parte tu estas muy bien como siempre- Decía arrogante pero de manera amigable el cabello gris quien usaba pantalones grises de vestir junto a una camisa cuello V azul cobalto que estaba debajo de una chaqueta gris con doble pechera (botones blancos) con un pañuelo cobalto seda en el bolsillo.
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Pasaron a la sala y Afrodita le presento a todos, Milo no le cayó muy bien pero no le importo. Y se escuchaba la música de fondo, villancicos navideños y música electro-house era lo que alentaba también la reunión.
-Jajaja si cariño, Thanatos y yo éramos compañeros en el bachillerato- Le decía Alba a su novio.
-Entiendo, je pensé que iba a salir que lo conocías de antes por un ex o algo- Dijo el pelo plata aliviado.
-Jajaja Minos ¿Eres psíquico? Jajaja pues, mi hermano no sería su novio pero si fue novio de su hermano gemelo Hypnos- Ese era Afrodita agitando la tranquilidad de Minos.
-Éramos unos adolescentes y siempre congeniábamos bien. Por cierto, cómo esta Hypnos- Añadía extasiado de hablar de los viejos tiempos el pisciano mayor.
-Está descansando-
-¿Esta muerto?- Dijo en forma de broma Milo quien miro a Aioria en plan de complicidad y sonreían de medio lado.
-Pues no, mi hermano se la pasa trabajando a tal punto que solo quiso descansar en estas fechas- Dijo presuntuosamente el griego ojos grises.
Al rato Minos le había caído bien Thanatos, estos tenían pensamientos casi iguales.
-Tenía ya un par de años que no te veía- Le dijo el pelo gris al pisciano menor ambos sentados cerca.
-Si- Susurro Afordita que se le notaba todavía una tristeza además de la debilidad por su estado.
-Se me acabo mi ponche ¿me guiarías a la cocina por más?-
-Vamos entonces- Afrodita soltó amablemente como si nada.
El de melena celeste le sirvió vino tinto en una copa a su amigo mientras este se inclinaba a su oído.
-No me gusta verte triste- Le susurro Thanatos dejando la copa en el mesón para llevar sus manos al tronco del pisciano que tropezaba lentamente contra la pared.
Las manos recorrían deliciosamente las costillas hasta detenerse en su cintura, Afrodita abrió los ojos sorprendido ya que se había detenido en su panza.
-Te vez hermoso con un pececito como tú, en tu vientre- Esas palabras tocaban el corazón del pisciano.
Afrodita sin embargo no pudo evitar pensar que este hombre frente a él se alegraba por su embarazo sin embargo no era Shura así que sus ojos se humedecieron un poco dejando caer solo una lagrima, tenía miedo ¿De qué? De su embarazo, de su tristeza al saber que para Shura él no significaba nada y sobretodo tenía miedo de ser presa fácil porque a pesar de que Thanatos se llevaba muy bien con él desde siempre pues, no quería hacer cosas de manera errada.
Thanatos no dejo que la lágrima recorriera la mejilla de aquel así que con su dedo la detuvo, para bajar y abrazar al embarazado que correspondía el abrazo.
-Thanatos…-Susurraba Dita sintiendo el calor de alguien que le brindaba un afecto que el español no le había brindado de hace ya mucho.
El mencionado se separaba sutilmente para pescar aquellos carnosos labios con un tenue rosa que lo fascinaba junto a aquella esencia como rosas y vainilla. Dita correspondió lentamente el beso sintiendo esos brazos sujetarle fuerte cuando su fuerza fallo por su estado de debilidad debido al embarazo. El beso era gentil y dulce que se transformaba en profundo pero a la vez tan agridulce para el pisciano.
Justo Aioria tomaba discretamente una foto de aquella escena con su celular dorado, había visto aquello porque iba al baño y al asomarse a la cocina lo había visto. Su plan era avisarle a su amigo Shura lo que estaba pasando, el español era muy amigo de Aioros y así fue como hubo una amistad fuerte entre el leonino y Shura.
La cena transcurrió sin inconvenientes, todo estuvo delicioso. Todos recibían una bolsa roja con moño verde como cotillón navideño, así fue como hablaron una hora más y todos comenzaron a irse. Los primeros en partir fue Shaka y un Aioria ebrio, los segundos fueron Milo y un ojos turquesas un poco adormilado que tendría que conducir. Albafica le deseo buenas noches a Thanatos y Dita para irse a dormir con Minos en su cuarto.
-Estas bostezando mucho, mejor te dejo dormir- Dictamino casi enternecido de ver al pisciano que se le veía más dulce quizás por su embarazo.
-Jeje Disculpa- Dijo apenado Afrodita a su amigo Thanatos.
-¿Me acompañarías a la puerta?-
-¡Claro! Cómo crees que no- Dijo divertido el de saco rojo.
Ambos llegaron a la puerta y Thanatos se inclino para el beso de buenas noches el cual tenia de intención volver a besar a Afrodita que se dejo aunque no duro tanto aquel beso.
-Delicioso, ten dulces sueño ¿Mañana puedo venir de visita?- Soltó haciéndose el inocente mientras tenía las manos en los bolsillos el griego.
-Eso ni siquiera lo debería de mencionar, puedes venir cuando quieras- Hablo amable Dita.
-Oye, ¿No está tu abuelo?- Decía Milo desconcertado por el departamento del tibetano sin nadie.
El escorpión había llevado a su amigo a casa, a salvo.
-Jaja está con su novia en Madrid- Sonrió el de melena malva.
Ambos se quedaron mirando pero luego sonrieron como autómatas.
-Bueno, me voy. Dame las llaves- Dijo Milo ebrio.
-No, duermes aquí y listo-
-No, dame las llaves- Milo hizo un puchero que se le hizo de los más gracioso al carnero.
-No, no, no- Canturreo el de melena azulina.
-¿No? Atente a mis poderes- Dijo el pelo azul oscuro abrazando a su amigo mientras le hacía cosquillas.
-No ¡No! Jajaja sabes que estoy muy sensible ¡Idiota!- Se carcajeaba Mü.
Milo se separo y justo ambos se quedaron mirando de nuevo, el griego abrazo a Mü para inclinarse y subirle el rostro a un agotado y sonrojado ariano para acercársele por fin se besaron lentamente hasta que comenzó a casi devorárselo Milo como si no hubiese mañana. Sus manos se apoyaban en las caderas del cabello malva quien ese beso le aceleraba mucho más con ayuda de sus hormonas. Después que Milo había lamido y saboreado bien su boca permitió que se separaran mientras se veían con respiraciones agitadas.
-¡Auch!- Milo se quejaba del dolor ya que Mü le había jalado por la oreja fuerte arrastrándolo a una de las habitaciones.
-Vas a dormir aquí ¿Está bien?- Planteo obligándole al gran Milo quien trago grueso pero se alivio al ver una sonrisa de medio lado.
Se sentó en la cama notando el alcohol y el rico sabor que le había dejado aquel beso.
-Que pases buenas noches, Milo- Sonrió tenuemente el tibetano cerrando la puerta dejando a un Milo impactado por el beso que se habían dado.