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ADVERTENCIA: La Belleza es Peligrosa por jotaceh

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Día 58: Camino al altar

La oferta de ampliar el puerto Grimaldi llegó a oídos de Leonardo, y es que estaba muy contento al saber que podría ganar el contrato por los servicios de ingeniería, justo ahora que está pasando por un mal momento económico con Fisher and Oldman.

-¿Tú crees que debería arriesgarme? - preguntó mi prometido el otro día durante la noche.

-No sé amor, yo no sé nada sobre negocios... Aunque si es la oportunidad que estabas esperando, quizás tendrías que arriesgar... - traté de no demostrar interés y es que no puede saber que estoy detrás de aquella oferta.

Eso fue todo lo que platicamos sobre el acuerdo, y es que para todo el mundo sigo siendo el tarado, el superficial que no sabe nada de la vida.

No necesité que Leonardo me contara qué decidió y es que a la semana después, el gerente del puerto Grimaldi me contactó para comunicar que él había aprobado la oferta. Ahora el negocio que le salvaría es el mismo que está en mis manos.

Al saber tan buena noticia, me reuní con mis aliados en la casa de Eunbyul.

-Espero que esto resulte, porque de lo contrario quedaré como un estúpido delante de mis padres... - sentenció Daniel tras contar mis noticias.

-No te preocupes, si algo llegase a ir mal, en mi testamento he determinado que todas mis inversiones queden para ti... - revelé aquel trámite que hice hace un par de semanas.

La muerte es una opción, es el destino que tuvieron Francisca, Vicente y Alonso al enfrentarse a los Almeida, y también puede ser el mío. Si eso llegara a ser verdad, no quiero que quienes me han ayudado sufran, menos Daniel que sacrificó parte de su cuantiosa herencia para cooperar.

-Valentín, te vas a casar... Aunque tengas testamento, un porcentaje de tu herencia siempre será para tu marido... Las líneas de sucesión tienen un respaldo incluso sobre cualquier testamento... - habló el rubio como si fuera un abogado.

-Él no va a morir, no lo vamos a permitir... - sentenció enojado Víctor.

Nuevamente vi esa rivalidad entre los dos, aquella que se supone nace de sus sentimientos por mí.

-Ahora lo más importante es que queda una semana para el matrimonio... Vale, ¿estás preparado? Todavía puedes arrepentirte... Es muy peligroso, y.... ¿Si tienes el mismo final que la madre de Verónica? Nadie me saca de la cabeza que ese no fue un suicidio, sino que su esposo e hija tuvieron algo que ver.... - Eunbyul se preocupó, y es que casi le vi llorar en ese momento.

-No te preocupes... Eso no va a pasar, no voy a permitir que logren lo que quieren una vez más... He arruinado mi vida por su culpa y ahora van a pagar... - fui tajante, no pienso morir tan fácilmente.

Los días pasaron con rapidez y mi boda se realizó finalmente. La mansión Almeida se decoró como nunca antes, repleta de rosas blancas, telas nívea que subían por la escalera y bajaban a la planta baja como hadas en el bosque. Todo era claro en la casona, menos la alfombra negra que iniciaba en las escalinatas de la entrada y culminaba en el altar, en la sala de estar principal, esa de cúpula de vitrales dorados que replejaban la luz solar tan tímidamente que todo parecía relucir con color del oro.

La blancura de todo se veía rota por aquella alfombra, la que parecía delimitar un camino hacia la muerte, más que hacía el inicio de la felicidad de un matrimonio.

Me preparé en una habitación de invitados. Allí me vestí con mi traje Hackett, de corte ajustado, completamente negro, con camisa blanca como la nieve, corbata negra al igual que el traje. Lo único que hice resaltar fue el pañuelo rojo en la solapa de la chaqueta, justo al lado de mi corazón como para demostrar que sigue intacto y que no podrán destruirlo.

-Te ves hermoso hijo... - me miraba en el espejo de cuerpo completo, cuando de pronto veo la silueta de mi madre en la entrada de la habitación.

-¿Qué haces aquí? - volteé enojado.

-Alguien tendrá que llevarte al altar ¿no? - respondió un tanto ofendida.

-¿Leonardo te lo pidió? ¿Cuánto te pagó esta vez?... - la increpé enojado, su presencia era más una burla más de esa familia más que el amor de una madre preocupada.

-Soy tu mamá, quiero estar en el día más importante de tu vida...He hecho un gran esfuerzo después de lo que nos hiciste... Además tuve que pedir permiso a la policía para que me dejara abandonar mi presidio domiciliario... - dijo con las palabras de una mujer que adora a sus hijos, pero con la expresión de una bestia adiestrada. Ella no quería estar allí, solo estaba siguiendo órdenes.

Me enfadé mucho y decidí ir a hablar con Leonardo. Trataría de convencerle que no necesito la presencia de doña Ada, no le enfrentaría enfadado porque se supone que le amo.

Dejé atrás a la mujer y caminé por el pasillo para llegar a nuestra habitación, la principal de la mansión y donde estaría preparándose.

Estaba decidido a abrir la puerta sin tocar y al tener mi mano en la manilla, me percaté que no estaba solo. Unos gemidos sonaron al otro lado de la puerta y no tuve dudas que se trataban de aquellos nacidos en los labios de Verónica. Ambos estaban intimando justo antes de nuestra boda.

Como un estúpido, me desplomé en el suelo y lloré por el engaño.

Siempre imaginé que mi boda sería hermosa, que estaría en el altar con un hombre que me amara realmente. Mucho tiempo quise que fuera Vicente, todas mis fantasías giraban entorno a él. Y ahora, estaba a punto de casarme con un hombre perverso, un asesino encaprichado con su propia hija. Sólo en ese momento me percaté que el solo hecho de casarme con el enemigo, era un golpe letal perpetrado por ellos. Estaba dónde ellos querían, rompiendo mis estúpidas ilusiones de niño.

Estaba a minutos de la boda y lloraba desesperado....

 


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