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ADVERTENCIA: La Belleza es Peligrosa por jotaceh

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Día 81: Nunca lo busqué

Me quedé un par de minutos afuera de aquella casa, como si mi interior supiera que debía esperar, que aquella mujer aparecería pronto y que deseaba con todo mi ser hablarle. 

¿Para qué? Eso no tiene sentido, lo último que debiera querer en la vida es conversar con Verónica, la mujer que me llevó al infierno, a los meses más dolorosos de toda mi existencia. Sin embargo, no me moví de ese lugar, estaba hipnotizado, segado por la idea de haber descubierto el paradero de aquella desgraciada.

Y tal como lo presentía, ella apareció de pronto frente a mí, con el mismo odio que me observó toda su vida, con aquellos ojos malhumorados que detestaban toparse con mi presencia.

-¿Qué esperas para llamar a la policía?- es lo primero que dijo, esparciendo su veneno a mi alrededor.

No tomé atención a sus palabras y es que lo único que mi cuerpo atinó a hacer, fue a golpear su rostro con mi puño. Le golpeé tan fuerte que la prostituta cayó al suelo de bruces. 

-¿Para qué?... ¿Acaso quieres que te saque de este infierno? Pues no, no tengo la intención de liberarte de esta mierda, de esta vida asquerosa que te has ganado.... No voy a interceder, no voy a buscar las maneras para vengarme de ti, porque.... No lo mereces.... ¿Qué digo? Yo no lo merezco... Ya he tenido suficiente de ti en mi vida y ahora dejaré que el destino decida cómo pasarte la factura de tus pecados...- le hablé desde arriba, mirándola al suelo donde se tocaba la mejilla que le había golpeado.

-Estás dónde debes estar, y estoy seguro que seguirás sufriendo hasta el final de tus días... No me alegro por lo que te sucede, porque ya no eres importante en mi vida... Hoy llegaré a mi casa y no pensaré nunca más en ti... pero tú... estoy seguro que me recordarás por el resto de tu vida... Y esa, esa será mi venganza...- la observé detenidamente, cada rasgo de tu rostro y de su cuerpo, quería empaparme con su esencia, porque sería la última vez que le vería, porque en ese momento cerraría una etapa de mi vida.

Me fui sin remordimientos, escuchando a lo lejos el llanto de Verónica, quien se desvanecía en el suelo sucio y húmedo, se revolcaba en su propia miseria como un animal. De la misma manera en que ella me hizo estar hace unos años.

Y como si el universo entero hubiera decidido enfocarse en mi vida, al llegar a mi hogar me encontré con un vehículo sumamente lujoso, un carro que en cada detalle tenía expresado el nombre de su dueño.

Tras abrir la puerta de la mansión, me encontré frente a frente con Antonio Palmer, quien ni siquiera se sorprendió al verme. Me observaba como si nada hubiera sucedido, como si fuésemos enemigos hace tantos años. Estaba tal cual como lo vi la última vez, cuando me señaló que no aceptaría jamás que estuviera con su hijo. Aquel día en que ambos me tendieron una trampa, ésa que no pude superar.

-Ya liberé a su empresas para que utilicen mis puertos... Hace años que no tenía tanta libertad, supongo que viene a agradecerme por mi gesto...-fui sarcástico.

-Es lo mismo que hubiera dicho yo...- Es todo lo que respondió.

-¿Eso cree?... Quizás somos más parecidos de lo que parece...-le respondí acercándome.

-No, no lo creo... Estoy seguro... Eres el vivo retrato de mí, quizás por eso me das tanto miedo...-lo reconoció finalmente.

-¿Por eso me tendió una trampa?- no pude evitar emocionarme, mi voz se entrecortó.

-Imaginaba que podrías superarlo, que serías lo suficientemente inteligente como para no guiarte por la rabia, pero... me demostraste que cometes mis mismos errores. Por ese temperamento es que atropellé a Daniela, la madre de mi hijo... ... ¿Acaso tendremos el mismo final?-fue tan cálido, que incluso llevó su mano a mi hombro. Me acarició.

-¿Qué es todo esto?... ¿Por qué ahora?- no me cuadraba nada de aquella escena.

-Porque el destino es caprichoso... Solo por eso...- no, había algo extraño en su tono de voz, algo estaba sucediendo.

-Vaya al grano... ¿qué busca?- saqué su mano de mi hombro y le miré directamente a los ojos, no iba a caer nuevamente en otra de sus trampas.

-Está bien, esta vez seré directo contigo... Pero no soy yo quien tiene que decírtelo, sino que otra persona...- y tras alejarse, dio paso a alguien que estaba entre las sombras, como lo ha estado hace ya tantos años.

Así, vi como llegó frente a mi un hombre que conocí hace muy poco, alguien que me hizo recapacitar profundamente y que me devolvió a la realidad, esa que había querido esquivar. De pronto, estaba frente a Javier Díaz de Valdés, el antiguo enamorado de don Antonio.

-¿Qué significa todo esto? ¿Qué hace usted aquí?... Ah no, no lo puedo creer, entonces... entonces... ¿ustedes dos siempre han estado juntos? ¿Eso significa que lo que me dijo era mentira? ¿Me tendieron una trampa para que dejara en paz a las empresas Palmer? ¿Es eso?...- me alteré de sobremanera, grité tan fuerte que el eco se distribuyó por toda la mansión. La sangre me hervía por dentro, había sido engañado.

-No, y lo sabes muy bien... todo lo que te dije es verdad... él no tiene nada que ver... Más bien es algo que se relaciona conmigo...- el hombre parecía conmocionado, mucho más que la primera vez que le vi. Era como si algo muy grande se estuviera gestando en su interior y estuviera a punto de explotar. Ya no podía seguir aguantándolo.

-Hace muchos años, mi vida era muy distinta a la que llevo ahora... Era joven y no pensaba mucho en las consecuencias, solo... me guiaba por lo que quería. Todo eso cambió cuando conocí a Antonio, y me enamoré de él. Fui su mano derecha por mucho tiempo, le ayudé a hacer grande su imperio, a convertirse en la persona más importante del país... Pero antes, antes de él, amé a otra persona, a una mujer prohibida que desapareció de pronto, que se esfumó hasta ahora... ahora que apareció sin siquiera buscarla...- Javier estaba tan emocionado que unas lágrimas brotaron de sus ojos.

-¿Y eso qué tiene que ver conmigo? ¿Qué me importa que tengas una amante?-estaba confundido.

-Mucho mi niño... tiene que ver mucho contigo...- dijo acongojada Marcela.

La anciana bajó las escaleras para inmiscuirse en la conversación, en aquella plática que cada vez se hacía más enredada.

-Mi niño, te he mentido y espero puedas perdonarme...-Prosiguió la mujer. -Tu madre sí me había confesado quién había sido el amor de su vida, pero me había dicho que él había muerto, que Leonardo lo había mandado a matar... No quise contarte más tristezas, y por eso no te había comentado aquello... Tan solo que Leonor había sido engañada, tu padre no había muerto... Se había convertido en alguien tan importante que mi hijo no pudo hacerle nada... Y ahora, tras tantos años... de pronto, tu amiga Eunbyul comienza a hablar de un hombre, de un sujeto cuyo nombre siempre guardé en mi memoria...- no, sabía a dónde estaba yendo todo esto. Y no, eso era posible.

-Entonces ¿qué?... ¿Ahora me van a decir que el antiguo amante de Antonio era el mismo que el de mi madre? ¿Que finalmente soy su hijo?... ¿Qué hablé con él por casualidad? Nunca me interesó encontrar a quien me engendró. Sabía que podía estar allá afuera, pero no le di importancia, porque no la tiene... porque finalmente me quedé solo, porque me adoptaron dos personas que siempre me detestaron... porque nunca he necesitado padres y ahora eso no cambiará... No te necesito, he vivido muy bien mi vida sin ti... He podido levantarme de sufrimientos que jamás ninguno de ustedes podría imaginar... y lo he hecho solo, sin la ayuda de nadie, sin el calor de ninguna familia... Lo siento Javier, pero si crees que eres mi padre, creo que has llegado muy tarde...- interrumpí todo para cortarlo, para eliminar esa escena estúpida.

¿Qué significaba todo eso? Pues nada, porque me quedé solo, porque no tuve la ayuda de quienes es suponía debían cuidarme desde mi infancia. ¿Qué me importa encontrar a mi padre ahora? Si no estuvo cuando le necesité, si no me abrazó todas las noches en que deseé desesperado contar con alguien que me quisiera, con encontrar un padre o una madre que me amaran de verdad.

Di media vuelta para retirarme, quería dejarles atrás, tan solo que una mano me detuvo. Con una fuerza que no me esperaba, con un calor que no conocía, me encontré de pronto entre los brazos de Javier. Me acariciaba el cabello lentamente, mientras su respiración serena quería calmarme. Aunque lo evité, terminé llorando en el pecho de aquel extraño, de aquel hombre que de la nada se convirtió en un padre, en alguien a quien nunca busqué.

 


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