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Paraiso Robado. por Seiken

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Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

 

Avisos:

 

Esta historia como todo lo que escribo es del genero yaoi, Slash u homoeróticas, pero si estas en esta página estoy segura que ya lo sabías de antemano, en este universo un tanto dispar al de la serie del Lienzo Perdido de Saint Seiya existen algunos personajes que serán alfas, otros omegas, otros betas, pero se les llamara Hijos de Zeus e Hijos de Hera, pero las partes importantes de la serie estarán intactas en su mayoría, sólo que esta historia se sitúa cuando Sasha aun es una pequeña, por lo que los personajes son un poco menores y todos siguen vivos.

 

Hace casi un año estuve investigando sobre el universo Alfa/Omega y me gusto lo que vi por lo que ahora quiero hacer mi propia versión de esto, por lo cual contiene mpreg, pero no se basa exclusivamente en eso sino en la desigualdad del genero de cada personaje,  por lo que si no te gusta el mpreg, puedes leerlo con confianza.

 

También quisiera decirles que es un mundo ciertamente oscuro en donde los papeles están definidos desde el nacimiento y es aquí en donde nuestros protagonistas tratan de escapar de su destino al mismo tiempo que cumplen con sus deberes en el santuario o el inframundo y respecto a las parejas tendremos Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica entre otras.

 

Sin más les dejo con la historia, espero que les guste y mil gracias de antemano.

 

Paraíso Robado.

 

Resumen:

 

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

***4***

Habían pasado algunas horas desde la última vez que habían visto a Sisyphus, cuando Regulus y Cid comenzaron a entrenar, el santo de capricornio parecía tranquilo, como si no le hubiera afectado en lo absoluto ver a su alfa alejarse de su lado.

 

Este era después de todo Cid, quien pensaba carecía de sentimientos, pero Regulus sabía que eso no era cierto, él creía comprender lo mucho que le afectaba la actuación de su tío.

 

A quien simplemente no podía comprender, era como si su corazón estuviera hecho de piedra, tan extraño que por un momento creyó que Cid estaba confundido, seguramente Sisyphus no era el elegido, no podría serlo.

 

Y en vez de sentirse complacido, esperanzado por aquella noticia, se sintió demasiado acongojado, porque veía lo que un amor no correspondido podía hacerle a una persona, aunque no creía que Cid fuera tan débil como Aspros o Shion, él era diferente.

 

Cid podría sobrevivir a eso, al rechazo de Sisyphus, para ese momento los dos descansaban sentados en el prado, Regulus observando de reojo a su amado, quien se había recostado con los ojos cerrados.

 

Una imagen rara, que nunca veía porque Cid nunca bajaba su guardia junto a nadie, ni siquiera él, Regulus poco a poco se acerco a su amor, sintiendo mariposas en su estomago, estaba demasiado nervioso como para poder hablarle.

 

Cid abrió los ojos, observándolo con detenimiento, sintiendo como Regulus posaba su mano sobre la suya, tratando de sonreírle de una manera que reflejara lo que sentía por él, lo mucho que lo amaba y lo agradecido que estaría de ser él a quien eligiera como su compañero.

 

Cid se levanto de pronto sin separar su mano de la suya, parecía sorprendido, demasiado turbado por ese ínfimo toque, esa caricia sincera, tan pura como creía eran los sentimientos que albergaba su corazón para su admirado santo de capricornio.

 

— Regulus…

 

Alcanzó a preguntar antes de sentir los labios del menor sobre los suyos, una de sus manos lo sostenía, la otra se fue a parar en su cuello, acercando su cuerpo con lentitud, en el movimiento más atrevido que jamás había realizado.

 

Sintiendo primero que Cid se tensaba al sentirlo tan cerca, sus labios sobre los suyos, sus manos dibujando delicados círculos sobre su cuerpo, gimiendo cuando le pidió ingresar a su boca, mordisqueando su labio.

 

Esperando a que le diera cualquier señal, derritiéndose al sentir por fin una pequeña probada de lo que para él se trataría del paraíso, respirando apenas, sus ojos cerrados, llevando sus manos a las mejillas de Cid, recostándolo en el suelo, con cuidado, sin apresurar sus movimientos para no asustar al que sabía era un hombre muy retraído, demasiado tímido, aunque su expresión adusta no lo pareciera.

 

— Cid…

 

Cid recupero el aliento cuando Regulus pronuncio su nombre, sintiendo como sus manos acariciaban su torso, sus labios besaban su mejilla, brindándole placenteras sensaciones que desconocía hasta ese momento.

 

— Yo te amo.

 

Cid abrió los labios para pronunciar dos palabras que destruirían al muchacho enamorado de él, quien parecía nunca lo dejaba solo y lo admiraba desde que se conocieron, pero a quien no amaba, por lo que no era correcto continuar con esa hermosa promesa de placer y descanso.

 

Sin embargo, como si supusiera que era aquello que estaba a punto de decirle, volvió a besarlo con delicadeza, esperando que sus cuerpos hablaran por ellos, que le demostraran lo mucho que lo amaba, cuanto lo deseaba.

 

Ese día sería perfecto se dijo en silencio, ignorando que un intruso arruinaría ese momento, cuando de pronto se escucho un carraspeo llamando su atención y pudo ver con demasiada sorpresa al santo de Géminis, quien miraba en otra dirección, sus brazos cruzados, portando su armadura dorada.

 

— Aspros.

 

Pronuncio Cid separándose de Regulus, acomodando su ropa de entrenamiento, con tanta frialdad que parecía que no le habían visto recostado en los brazos del más joven, quien maldijo en silencio la presencia de Aspros.

 

— Regulus, necesitan que vayas al santuario.

 

Regulus se levanto, estaba a punto de preguntar cuál era la razón, cuando Cid coloco una mano en su hombro, haciéndole una señal para que obedeciera, parecía que había problemas y sin importar que tan molesto fuera el celo, su deber como lo había dicho Sisyphus era proteger a su diosa y obedecer a su patriarca, no retozar en los prados como lo estaban haciendo.

 

— Tú y yo saldremos a una misión, ordenes de Hakurei.

 

Pronuncio Aspros, quien aun estaba sorprendido porque Cid fuera un omega, con el ya serian tres los que habitaban en el santuario, pero ninguno era tan hermoso como su conejito, al que debía mantener vivo a toda costa, se dijo en silencio.

 

— ¿Qué ocurrió?

 

Aquella pregunta era demasiado difícil de responder para Aspros, quien se decía que estaba haciendo lo correcto, lo único que podía hacer, después de todo el vio el collar, esa era la prueba de que Cid, el orgulloso santo de capricornio era el omega de un espectro.

 

Sisyphus no era su alfa, por mucho que Cid lo deseara, los mandatos de Hera siempre se cumplían, sin importar lo que pasara o el tiempo que se tardara en hacer su voluntad, eso era una verdad que todos los santos conocían bien.

 

Así que aunque le doliera mucho a Cid, ellos debían buscarlos, ya que Degel y Kardia salieron del santuario, la rosa se había llevado a su conejito al pueblo, no podían perder tiempo buscando por ellos.

 

Hasgard estaba con sus mocosos, Asmita en una misión, Dohko y Shion atendían a Hakurei, quien trataba de comprender porque atacaron a Sage, como fue que lo sumieron en un coma profundo sin que ellos lo notaran siquiera.

 

Solo quedaban Cid y él para realizar la búsqueda de su diosa, debían encontrarla antes de que Sisyphus le hiciera daño, su obsesión con Sasha era peligrosa, él creía que debía cuidarla, que debía estar junto a ella, tal vez, había cambiado su devoción por un amor diferente.

 

Ya nada podía hacerse por él, pero si por Manigoldo, su deber era protegerlo, él era su alfa, pero no tenia su collar, ese había desaparecido en Rodorio, aun así, lo sentía en su alma, en su cuerpo, el cangrejo era su compañero y la rosa terminaría asesinándolo.

 

— Sisyphus ataco a Sage y ha secuestrado a Sasha, debemos ir por ellos.

 

Cid no pudo creer lo que escuchaba, era imposible que Sisyphus cometiera el crimen del que lo acusaban, el daría su vida por Sasha, proteger a su diosa era su orgullo, sin contar que Sage estaba a punto de nombrarlo como patriarca, estaban él, Aspros o Asmita, pero todos decían que era él, que el seria el patriarca del santuario.

 

— ¿Cuándo paso eso?

 

Aspros guardo silencio algunos instantes, esperando que Regulus llegara al santuario, que hablara con Hakurei y fuera puesto en custodia, para asegurarse que el sobrino del arquero no interfiriera en su misión.

 

— Hace unas horas, debemos apresurarnos, si en verdad esperamos detenerlo.

 

Hace unas horas se dijo Cid, cuando lo vieron subiendo por las escaleras, cuando sus instintos le dijeron que debía ver a Sage, preguntándose si acaso no fue culpa suya que pasara eso, si hubiera podido hacer algo para detenerlo.

 

— ¿Detenerlo?

 

Aspros asintió, esperando a que la conmoción de la noticia fuera superada por Cid, quien seguía petrificado, su rostro contorsionado por la sorpresa, no le creía, eso era más que obvio, pero las pruebas estaban claras, Shion los vio y no pudo detener al arquero.

 

— Nuestro deber es proteger a Sasha.

 

Debían estar en un error, Sisyphus nunca haría nada para lastimar a Sasha, el era incapaz de cometer los crímenes de los que le acusaban, era simplemente imposible, su corazón se lo decía.

 

Estaban mintiendo, algo estaba mal y no sabía ni siquiera a quien culpar, como saber que estaba pasando realmente, era como si la advertencia de la diosa Hera se estuviera cumpliendo.

 

— Esto debe ser un error.

 

Susurro sintiendo como Aspros colocaba sus manos en sus hombros, esperando que reaccionara, que lo escuchara y tuviera la fortaleza para cumplir con su deber, eso era después de todo la misión de un santo de Athena, cuidar a su diosa, que a su vez protegía a la tierra.

 

— No lo es y si no puedes cumplir con tu deber, entonces, regresa al santuario, yo me enfrentare solo a Sisyphus.

 

Cid retrocedió varios pasos, soltándose de las manos de Aspros, tragando saliva, pensando que debería hacer, llegando a la dolorosa conclusión que debían dar con Sisyphus, regresar a Sasha al santuario.

 

Aunque eso significara destruir su corazón, lastimar al que supuso por demasiado tiempo era su alfa, pero quien estaba obsesionado de su diosa, solo así pudo secuestrarla.

 

— No, yo cumpliré con mi misión.

 

Tal vez su verdadero alfa no era Sisyphus, sino Regulus, quien siempre estaba a su lado, quien jamás le daría la espalda, el que hasta hacia pocas horas le hizo compañía comprendiendo que no lo amaba.

 

— Debemos proteger a nuestra diosa.

 

Finalizo convocando su armadura, siguiendo a Aspros, quien corría varios pasos delante de él, su rostro oculto por su cabello, el cual reflejaba una pena casi infinita, una vergüenza aun mayor, diciéndose que todo lo hacía por su cangrejo.

 

Corrieron durante horas alejándose del santuario, hombro con hombro, siguiendo un rastro invisible, el que según Aspros los acercaría a la pequeña Sasha, según sabían el arquero se dirigía a un pueblo que había sido arrasado por los espectros dos años antes.

 

En donde no quedaba nada más que rastros de lo que alguna vez fue, solo tristes fantasmas que alimentaban la vanidad de los espectros, en donde podrían pasar la noche sin ser advertidos.

 

Un lugar seguro para un traidor, pero peligroso para su pequeña diosa, no solo por el hombre que los había traicionado, sino porque los espectros aun deambulaban por ese pueblo, al menos cuatro de ellos, los que parecían ser los hijos de Hypnos.

 

A quienes Sisyphus había investigado durante demasiados años, los que tal vez le habían prometido algo que no pudo rechazar, o al menos eso era lo que Shion les había dicho, lo que Aspros creyó con demasiada facilidad.

 

 Una idea que para Cid sonaba extraña, demasiado absurda, hasta demencial, Sisyphus no era esa clase de persona y si tomo a su diosa, fue por alguna razón, tal vez creyó que corría peligro en el santuario.

 

— ¿Pero qué es lo que tenemos aquí?

 

Pronunciaron de pronto, un espectro con una apariencia desgarbada, quien los veía fijamente, sus brazos cruzados delante de su pecho.

 

— Pero que hombres tan hermosos…

 

Esta vez fue una mujer, la que sostuvo a Cid de uno de los brazos, al mismo tiempo que otro más, ladeaba la cabeza, haciéndole un espacio a un cuarto, quien por un momento se protegió por las sombras de las casas derruidas.

 

— Te advertí que no podías tocarlo…

 

Fue lo que dijo el cuarto, quien al dar un paso en dirección de la luz petrifico el corazón de Cid, logrando que su fachada de tranquilidad se destruyera momentáneamente, porque a este hombre, este espectro lo recordaba de algún sitio, aunque estaba seguro que jamás lo había visto.

 

— La espada es mía, ya lo sabes.

 

Ella hizo un puchero pero no obedeció las órdenes de su hermano, restregándose un poco más contra la mano de Cid, quien recupero su fachada de tranquilidad, posando sus ojos en los cuatro, pero dejándolos fijos en el que dijo le pertenecía.

 

— Al menos déjame quedarme con su brazo…

 

***5***

 

Los santos dorados obedecieron sus ordenes sin hacer preguntas, Dohko estaba custodiando a Regulus, quien no entendía realmente que estaba pasando con su tío, Shion estaba buscando al cangrejo y a la rosa, el escorpión junto a su alfa salieron a una misión de la que no le hablo su hermano.

 

Hasgard y Asmita esperaban por escuchar sus órdenes, al mismo tiempo que Aspros y Cid habían salido en busca de Sisyphus, esperaba que pudieran alcanzarlo, que no hubiera ninguna baja.

 

Sage tenía dos heridas en los costados, era un milagro que aun siguiera con vida pero su cosmos estaba débil, su hermano estaba en coma, tal vez ni siquiera despertaría de nuevo.

 

De alguna forma los dejaron entrar, Hakurei estaba seguro que aquellos cosmos eran de los dioses gemelos, los que habían sido el objeto de estudio del propio Sisyphus, quien probablemente, como dictaban las viejas enseñanzas, cuando veías demasiado en dirección del abismo, este también te veía a ti.

 

Los dioses gemelos habían llegado a él, lo habían contaminado, haciendo que les traicionara, tal vez era aquello lo que tenía tan preocupado a su hermano, pero porque no se lo dijo.

 

Se pregunto tomando la mano del menor, probablemente por la postura que había tomado en beneficio de Aspros, pero estaba seguro que el muchacho amaba a su cangrejo, que estaba haciendo lo correcto.

 

 

La última ocasión trato de advertirle sobre los alfas, pero no cualquier alfa, sino su alumno y Aspros, Shion era intachable, maduro, leal, su corazón era puro, era el alumno perfecto, Aspros si bien era demasiado orgulloso de sus habilidades, algunos podrían decir engreído, era una buena persona, un gran líder, inteligente y poderoso, su único problema era que seguía con demasiada insistencia al testarudo alumno de su hermano.

 

Su discusión desencadeno con el tratando de hacerlo a un lado y el evitándole salir hasta que vio en el cielo la barrera venenosa que cada año cubría el templo de Piscis, parecía que de nueva cuenta se habían burlado de Aspros.

 

Probablemente así se sentía el antiguo patriarca mucho antes de haber perdido la razón y ser seducido por las mariposas del inframundo, estaba desesperado por el amor que sentía por su hermano, quien al igual que Manigoldo le rechazaba.

 

Al principio no se dio cuenta pero con forme pasaba el tiempo su hermano había actuado de forma cruel con su alfa de más de doscientos cincuenta años, era un hombre mayor, eso era cierto, pero era fuerte, sabio, gentil, el patriarca del santuario, una persona que le dio la oportunidad de llegar a él, de amarlo, aceptar el regalo que la diosa Hera les había concedido, el cual, su hermano lo veía como si fuera una pesadilla y termino rechazando junto a su alfa.

 

No podía asegurarlo, sin embargo, creía que su rechazo fue lo que hizo que su amigo fuera mucho más propenso a escuchar al dios Hades, a sus emisarios, puesto que era bien sabido la clase de dolor que sufrían los alfas cuando eran rechazados por sus omegas, la clase de sufrimiento que podía enloquecerte.

 

La clase de dolor que vio comiéndose poco a poco la cordura del patriarca, de muchos otros alfas, lo que le orillo a permitir que se realizara la tan temida cacería, pero ya no era necesario, su hermano por el momento no podía intervenir con la debilidad innata que muchos omegas sentían por sus hermanos.

 

Sage ya no podría negarse a permitirle su propio paraíso al santo de géminis, al futuro patriarca del santuario, porque él era un hombre viejo y no estaba interesado en portar ese honor, él tenía cosas más importantes en mente, como buscar la forma de vengar a sus camaradas caídos, derrotar a los dioses del sueño y su amo en los confines del inframundo.

 

Ya era tiempo de que Manigoldo empezara a cumplir con su deber, el segundo de ellos como diría su hermano, pero él, Hakurei creía que se trataba del primero, el más importante, un regalo que no podía desperdiciarse por un mero capricho.

 

No permitiría que la oscuridad se llevara el alma de Aspros y tampoco que Manigoldo envejeciera solo en su templo, justo como lo hizo su hermano, cuando él quiso ayudarle a evitar que su alfa se acercara al horrorizado Sage, quien fue a pedirle ayuda como lo hacía en el pasado.

 

Hakurei aun recordaba esos días, él se encontraba reparando una de las armaduras, concentrado en su trabajo para el santuario, uno de especial importancia encargado por el patriarca en persona, cuando su hermano, vistiendo la armadura dorada llego con el mirándolo fijamente como si lo persiguiera el mismo dios del inframundo.

 

Recargándose en la pared cercana a la puerta, resbalando hasta sentarse en el suelo, una actitud que solamente había realizado en pocas ocasiones, cuando eran niños y cuando vino el primer celo.

 

— ¿Qué te ocurre?

 

Le pregunto aun realizando su tarea, nunca lo había presionado por nada y esa ocasión no sería diferente, Sage era su gemelo, su hermano menor, aunque tan solo fuera por algunos momentos, su deber era protegerlo y escucharlo.

 

— Es un alfa…

 

Sage respiro hondo, parecía de cierta forma asustado, pero todos los alfas decían que la primera vez siempre era de esa forma, Hakurei no lo sabía de cierto, aun no encontraba a nadie para él y tener un omega en sus brazos que no era el suyo lo consideraba un pecado contra todo lo divino.

 

— ¿Quién es el afortunado?

 

Le pregunto sonriendo, esperando que Sage dijera un nombre, cualquiera, pero que ese miedo que reflejaban sus ojos se transformara en algo más, nerviosismo tal vez, deseo, todo menos preocupación.

 

— No es el afortunado… yo no lo deseo.

 

Sage respondió de pronto, mirándolo de reojo, como si le estuviera pidiendo ayuda de forma indirecta, pero antes de poder brindársela, debía conocer su nombre, comprender porque su hermano parecía tan asustado.

 

— Itia.

 

El patriarca era el alfa de su hermano, pero eso no era posible, se trataba de un anciano, un hombre demasiado viejo para ser la otra mitad de Sage, quien apenas pocos meses atrás obtuvo su armadura.

 

— ¿Estás seguro?

 

Quiso asegurarse, tal vez no lo había escuchado bien, probablemente su hermano estaba en un error, Itia era un buen hombre, justo y bondadoso, no era la clase de individuo que buscaría un omega tan joven sólo porque había ocurrido su primer celo y aun no tenía pareja.

 

— ¡Lo estoy!

 

Grito, abrazando sus rodillas, preguntándose que podía hacer, si acaso su hermano estaba dispuesto a brindarle ayuda, pero Hakurei que conocía a Sage mejor que nadie, que le ayudo a esconder o tratar de esconder su celo, se agacho a su lado, tratando de tranquilizarlo, diciéndose que no debió preguntar.

 

— Pero Itia es un anciano…

 

Susurro, tragando un poco de saliva, esperando que no le hubieran ordenado a Sage que tomara a Itia como su alfa, después de todo el era el patriarca y ellos debían obedecer sus órdenes, sería un acto demasiado injusto, demasiado aberrante, un acto que iba contra toda naturaleza que le ordenara ser suyo.

 

— Me dijo que yo terminaría buscándolo, que me esperaría paciente…

 

Ambos habían escuchado historias, de cómo el patriarca tenía el derecho a decidir que alfa podía tener a un omega y como si se negaba, le daban todo el celo para que pudiera domarlo, Hakurei no permitiría que le hicieran eso a Sage, ni siquiera un hombre al que admiraban.

 

— Pero yo no voy a ir con él, no es él, yo sé que no es él.

 

Los recuerdos de Hakurei fueron interrumpidos cuando escucho las sonoras pisadas de tres intrusos, Shion mantenía su distancia sin hablarles más de lo necesario, acatando las órdenes de su maestro, Albafica corría detrás del cangrejo, quien se arrodillo junto a la cabecera de Sage, conmocionado por la noticia.

 

— ¿Qué paso?

 

Pregunto apenas, mirándolo fijamente, casi como si le suplicara no guardar más silencio, sujetando la otra mano de su hermano, llevándola a su mejilla, al mismo tiempo que Albafica colocaba una de sus manos en el hombro del cangrejo, dándole su apoyo de aquella forma tan intima.

 

— Atacaron a tu maestro cuando tú no estabas aquí Manigoldo.

 

Hakurei soltó la mano de Sage, observando con detenimiento la cercanía de aquellos dos santos, esos dos omegas, notando como Albafica se atrevía a tocar a uno de sus aliados cuando ese simple hecho era por demás peligroso.

 

— Espero que tengas una muy buena razón para eso.

 

Manigoldo jadeo al escuchar esa pregunta, relamiéndose los labios, volteo por unos instantes en dirección de Albafica, que solamente asintió sonriéndole, Hakurei esperaba por la respuesta.

 

— Estaba con mi alfa…

 

Su alfa se encontraba siguiendo la pista del traidor, por lo que Manigoldo mentía, como lo hizo su hermano cuando le dijo que Itia no era su alfa, que él ya lo había reconocido, pero que no podía decir su nombre, porque seguramente no lo escucharían, recordando aquel ultimo momento, ese ultimo rechazo que seguramente enloqueció a Itia.

 

— ¿Quién es tu alfa?

 

Sage guardo silencio por décima vez, los dos se encontraban en su templo, su hermano le había suplicado no dejarlo solo durante su siguiente celo, el que había empezado varias horas antes.

 

— No puedo decirlo, no le gustara al patriarca.

 

Probablemente no, pero si se trataba de su alfa debía tener poder suficiente para protegerlo, de eso se trataban aquellas uniones, al menos, eso era lo que siempre les habían dicho sus maestros.

 

— Pero si es tu alfa tendrá que aceptarlo, darse la media vuelta y permitir que los designios divinos se cumplan.

 

Sage volvió a negar sus palabras con un movimiento de la cabeza, no le diría el nombre de su alfa, de eso estaba seguro Hakurei, pero también se preguntaba porque debía esconderse, que estaba pasando con su hermano para que estuviera tan asustado.

 

— Yo estoy siguiendo los designios divinos Hakurei, es tu hermano quien se niega a seguirlos, es un omega, yo lo descubrí, eso me convierte en su alfa.

 

Hakurei en vez de retirarse del templo de cáncer, darles privacidad a la recién formada pareja de alfa y omega, dio un paso, colocándose entre su hermano y el patriarca, no dejaría que se le acercara un solo paso ni que le tocara un solo cabello.

 

— Gran patriarca, mi hermano está seguro que usted comete un error, él no lo reconoce y si no lo hace, ni él ni yo consentiremos que lo lastime.

 

Itia dio un paso en dirección de Sage, quien retrocedió la misma distancia, jadeando, su hermano estaba asustado, porque no se daba cuenta de eso su patriarca, sin importar lo que dijeran las tradiciones, si un omega le temía a su alfa, este no debía serlo.

 

***6***

 

— No me has dicho su nombre.

 

Hakurei quería escuchar lo que Manigoldo estaba a punto de decirle, aquella mentira que seguramente creía con la misma fuerza con la que su hermano creyó por un momento que Itia no era su alfa, sino un insignificante santo de bronce, quien no era en nada parecido a Yato, ni a Tenma.

***

 

Me gustaría saber que opinan de la historia, como va hasta el momento, ademas, que parejas prefieren de las que mencionare y porque razón lo hacen.

 

Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica.

 

Aunque por el momento Minos, Aspros, Oneiros y Regulus tienen muchos votos a su favor.

 

Pero que hay de los otros alfas, Albafica, Degel, Sisyphus o Valentine.

 

¿A quien prefieren?

 

¿Cuántos quieren que Aspros, Oneiros, Minos o Shion tengan un poco de paraiso?

 

¿A cuantos les gustan las parejas originales?

 

¿Quiénes quieren leer un poco de mpreg?

 

Sin más me despido.

 


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