Cap. 11.- Miedo.
28 Septiembre:
Leah la estupida, es el sobrenombre que me dediqué a buscarle a la única mujer de la manada después de su actuar en la batalla, ya que dejó que un vampiro le rompiera los huesos cuando intentó atacarlo; de no haber sido por la intervención de Paul y Emmett seguramente ella estaría muerta. Y aunque nosotros nos reímos por el mote gracioso ella está que echa chispas por lo furiosa que se encuentra ya que tambien Sam la regañó debido a su actuar.
Lo bueno es que después de dos semanas ella ya se encuentra mejor debido a que ese neófito solo rompió sus huesos y agradezco internamente que no haya sido como lo que Victoria me hizo a mi; es por ello que ahora se encuentra exhibiendo piruetas frente a nosotros, como si nada en las últimas dos semanas hubiera pasado.
- basta Leah - es Embry quien finalmente ese cansa de todo el zafarrancho que está montando nuestra compañera, o tal vez debido a la expresión de dolor que sé que puse.
- no le hagas caso Jake - escucho la voz de Seth intentando llegar a mi cerebro- solo intenta llamar la atención.
-si, tu muy pronto tambien podrás saltar, tal y como lo hace Leah- completa Quil para intentar subirme el ánimo después de que la tristeza me embargara por un momento.
-Si, tienen razón. pero saben que más me subiría el ánimo... Un buen tazón de nachos con mucho queso.
-con unas pizzas y tal vez unas papas fritas- mencionó Paul llegando mientras me abrazaba por encima de los hombros - ¿No es así cuñado?
Por mi parte le sonreí incomodo, ¿Quién pensaría que la atracción que sentía hacia mí se debía a que mi hermana Rachel es su imprima, ya que era yo lo mas cercano a su amor destinado? La genética a veces juega sucio. Solo bastó para que a los dos días después de la batalla ambos se miraran en mi casa durante la cena y la magia sucediera.
-claro que si, pero apuesto cinco dólares a que mi hermana te ha mandado a buscarme.
-no- lo dijo dudativo pero comenzó a jalar la silla con rumbo a la casa, lo único que pude hacer fue gritarles a los chicos que los veía después- pero Rachel hizo natilla de vainilla para el postre y sé que te gustara.
La comida fue muy amena, realmente nos veíamos como una feliz familia normal, sin magia, lobos o vampiros, ya que la normalidad era lo que mas añoraba desde que recibí mi herencia.
Esa misma tarde Edward me pasó a recoger para ir a cenar en su casa ya que su familia iría a cazar. Tomé el asiento del copiloto mientras que el chupasangre colocaba la silla de ruedas en la cajuela; sé perfectamente que le gusta ayudarme en lo que sea aunque yo nunca se lo pida o me disguste.
- Tu hermana preparó cheesecake.
Yo solo le miré e intenté sonreírle asi que me miró extrañado para posteriormente encender el automóvil. El viaje fue silencioso, ninguno de los dos decía nada asi que me dedique a mirar por la ventana perdiéndome en la impresionante vista del bosque contra el ocaso naranja y negro. A veces podía sentir la mirada de Ed sobre mí, desentrañando mi mente a lo que intente no hacerle mucho caso hasta que llegamos a la lujosa mansión de cristal donde me ayudó a sentarme en la silla de ruedas.
Contadas veces había estado en la casa Cullen desde el accidente que me tenia confinado sin poderme mover libremente, por el que había llorado tantas noches, así que se me hizo reconfortante notar las rampas nuevas que adornaban la entrada a la mansión para mi libre acceso al que considero un tercer hogar, después del bosque claro.
-Fueron instaladas hace poco, más a petición de Esme ya que a mi no me importa llevarte en brazos Jacob- respondió Edward al leer mis pensamientos asombrados por un simple hecho que me hacia sentir querido en esa casa.
-Pues... Tendré que darle un gran beso a Esme. Tu madre es un ángel.
Me sonrió sincero y supe que si pudiera ruborizarse lo haría, ya que compartimos los mismos pensamientos hacia la madre de todos los vampiros del clan de Olimpyc.
-Ella te quiere, incluso hemos llegado a pensar que te quiere mas que a nosotros.
Le sonreí conciliador intentando que la tristeza no llegara a mi al recordar algo importante precisamente hoy. Me empujó por la rampa hasta la lujosa cocina donde me dediqué a atiborrarme de la deliciosa comida de Esme y del postre de Rachel.
El resto de la noche me la pasé acurrucado a su lado frente al televisor, intentando no pensar en ello por mi salud mental.
-¿Qué sucede Jake?- pero como mi novio es un entrometido al momento en el que un suspiro salió de mis labios decidió saber lo que me ocurría.
Por mi parte solo me removí incómodo para abrazarme más a él y esconder mi rostro en la curva de su cuello frio, sabía que no puedo ocultarle nada a esta sanguijuela así que intenté aclarar mis ideas.
-Mañana sería el cumpleaños de mi mamá- la congoja se escuchó en mi voz así que sentí un abrazo más prolongado- y recordé cuando nos contaba historias de pequeños a las chicas y a mi.
Edward me besó el cabello a lo que yo cerré mis ojos con fuerza sabiendo que me estaba dando consuelo, ya que las lágrimas pronto recorrieron mis mejillas morenas. Necesito a mi mamá, siempre la he necesitado y es en estos momentos en los cuales su falta se me vuelve más pesada.
-Ed, tengo miedo... No quiero quedarme de por vida en esa silla- la desesperación y la tristeza a veces recorría mi alma mientras yo no podía ni quería hacer nada, el psicólogo que Carlisle me había recomendado y al que acudía a ver desde que tomaba mi terapia decía que eran comienzos de depresión.
Mi pareja no decía nada, pero sabia que me decía todo con su abrazo protector. Por mi parte necesitaba deshacerme de este vacío que me atormenta.
-No es necesario que me cuentes algo tan personal Jacob- lo dijo conciliador, pero sabia que debía hacerlo-¿Seguro?
No le respondí, solamente me aclare la garganta con decisión.
-Mi mamá llegada la hora de dormir arropaba a Rebecca y a Rachel, asi que yo me metía en la cama de alguna de ellas. Siempre terminaba dormido y tenía que cargarme a mi cuarto -me tomé un momento para tomar aire- La historia que siempre repetía se trataba de los guerreros gemelos y era mi favorita.
Sonreí con pesar recordando mi niñez. Me acerqué más a Edward, sintiendo su frio cuerpo, para tomar su rostro y atraerlo hacia mi, un apasionado beso fue lo que resultó de esa acción al cual le siguieron muchos más.
Pude reaccionar después de varios minutos alejando un poco al vampiro.
-quisiera dormir contigo.
El rubor fue marcado en mi rostro, lo sabia por el calor de mi rostro. Escuché la risa divertida del vampiro en mi oído para después dar un beso en mi cuello.
-yo tambien lo deseo Jacob.
Edward me tomó en brazos y subimos la escalera lentamente. A veces el miedo que se apoderaba de mi se esfumaba con tan solo estar con mi imprima y saber que él me consolaba.