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Kwop Kilawtley por muse darkkness

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Cap. 14.- Tiempo en el hogar.

 

14 de Noviembre.

 

Había vuelto a mi casa, Carlisle lo había permitido, pero tenia prometido volver los días que indicara el medico para revisión, asi como tambien había dejado las clases de piano hace poco. Christine, mi maestra, decidió que la melodía ya sonaba un poco fluida en mis dedos y que solamente necesitaba práctica, de todas formas mi barriga estaba creciendo rápidamente asi que tarde o temprano tendría que dejarla.

 

Rosalie y Rachel como regalo de bienvenida habían redecorado mi habitación, pero esta al ser muy pequeña casi no le cabía nada, solamente la habían pintado de blanco para que entrara más luz y se viera espaciosa, así como sacar los muebles que contenían mi ropa para cambiarlos por una cajonera nueva donde acomodaron mi ropa y la que ellas habían comprado para "el" bebé, es que nadie estaba convencido de que fueran dos bebés a parte de Seth y yo, así que en el pequeño espacio de mi habitación se encontraban apretujadas una cuna con cambiador que Esme y Carlisle fueron muy gentiles en regalarme, la cual fue puesta a los pies de mi cama, la cajonera nueva y una mesita de noche con una lámpara encima. Eran muy pocas cosas para que pudiera mover libremente mi silla de ruedas por el piso ahora sin alfombra.

 

Era día de revisión así que me encontraba en la casa Cullen, mi idea de que estas fueran aquí es que Edward estuviera presente pero este había huido del lugar junto con sus hermanos y la pequeña Alice, así que los únicos en el lugar eran la cabeza de la familia, Carlisle y Esme, así como mi ahora mejor amiga Rosalie. Rachel y Seth se encontraban en la cocina de la mansión ya que mi amigo había olido el delicioso aroma de la comida de Esme.

 

-no puedo decir a exactitud el cómo se está desarrollando, porque el feto no me permite usar ecografía en el, asi que lamentablemente deberemos esperar hasta que nazca Jacob – explicaba Carlisle mientras me colocaba en posición mi playera ya que habíamos intentado mirarlo pero había sido imposible – pero de todas formas debemos revisarte seguido para saber como te encuentras tú de salud, así como análisis para él.

 

La forma profesional con la que el vampiro me trataba me hacia sentir seguro acerca de lo que pasaría en el futuro, aunque ambos supiéramos que él no tenia ni idea de cómo seria esto. Si yo estaba preocupado no quería saber como lo estaría Carlisle al momento en el que tuvieran que nacer.

 

-asegúrate de comer bien- seguía dándome indicaciones mientras empacaba sus instrumentos en su maletín, ya que tenia que volver al hospital.

 

-Carlisle, soy un hombre lobo, como demasiado bien

 

Una risa discreta salió de sus labios debido  mi broma. Cuando termino de empacar me miró paternalmente, como cuando Billy me ve, y me dio una palmadita en el hombro al pasar a mi lado antes de susurrar un “cuídate Jacob” para después dirigirse a su trabajo.                 

 

En estos tiempos era casi imposible que alguien de esta familia sonriera, asi que salí de esa habitación con una sonrisa también, al parecer no todos los dias eran malos si el cabeza de familia aceptaba la situación.

 

-¡Mira lo que encontré Jacob!- el grito emocionante de Seth perturbó un instante mis pensamientos, especialmente porque estaba apuntando a mi cara con una cámara de video de alta calidad, con la luz del flash- saluda.

 

Lo miré desconcertado, seguro que con ojos de cervatillo alumbrados por los faros de un coche y debía de verme ridículo por las carcajadas de mi casi hermano, pero fue mas fuerte la carcajada de Rosalie cuando Seth aulló de dolor al pasar una de las ruedas de mi silla sobre su pie.

 

-te dije que tomaría represarías contra ti -mencionó Rosalie con una mueca divertida-  ahora paga chucho.

 

La rubia estiró la mano, en la cual Seth posteriormente puso unos billetes con una expresión de dolor aun en su rostro aniñado.

 

-espero los gastes bien- la forma quejumbrosa en la que lo dijo, inflando sus mofletes, me recuerda que mi amigo solo tiene quince años, que es demasiado pequeño para todo lo que se le avecina, porque el tiempo de todos se agota... Incluso el mío.

 

El viejo Ateara, el bisabuelo de Quil, me lo había advertido, algo que ni mi padre sabía, algo que ni el abuelo Ephraim había relatado en sus historias; algo que había ocurrido antes y que ahora  volvía a repetirse, la historia oculta en la leyenda de Kwoli y Kadidu: los guerreros gemelos, hijos de Kwaiya el espíritu del agua. Había una razón por la cual casi no nacían gemelos en La Reserva y menos sí estos poseían la magia de la metamorfosis en su sangre.

 

De los labios curtidos del mas anciano de la tribu floreció nuevamente esa historia vedada, fue resumida y en pocos segundos todo estaba dicho;  esos niños eran especiales, más especiales que ser hijos del que todo lo daba, claro, habían sido valientes y fuertes guerreros que defendieron la tribu ante todo, pero eso no los eximía de su mas grande y atroz culpa, que los siguió hasta el dia de sus muertes... Haber nacido desgarrando el interior de quien con anhelo los portó en su vientre, abriéndose paso por las distintas capas que constituyen la piel. La magia en la sangre de su padre los trastornó antes de nacer y solo los calmó el ansia de salir ya que tenían que compartirla.

 

Por obviedad no creí lo que el mas sabio decía, pero cuando mencionó a Nisim, el hermano menor del abuelo Ephraim, supe que no bromeaba, nadie mas a parte de la familia sabía que  él era el cuarto hombre de la manada y el primero en imprimarse; lo hizo de un joven menor a él, mi tío bisabuelo al tener magia más poderosa que la de su amante quedó en cinta en poco tiempo, en la aldea todos se alegraron, hacia años que algo asi no pasaba desde la era de Qahla. Todo iba bien hasta que llegó el día del alumbramiento. Dijo que era de noche, los tres miembros restantes de la manada habían salido a patrullar asi que no estaban cuando ocurrió, a la mañana siguiente cuando arribaron a la aldea la noticia ya se sabía... el tío Nisim había tenido gemelos  y los tres habían muerto, los bebés habían salido rasgando el útero falso de mi tío abuelo.

Eso concuerda con lo que Billy me dijo acerca del embarazo difícil de mamá; ella tuvo gemelas y fue de alto riesgo, tanto que casi las pierde, fue un milagro que nacieran al séptimo mes. Por lo tanto el viejo Ateara y yo somos los únicos que sabemos lo que podría depararme, es por ello que en el poco tiempo que podría quedarme tengo que resolver unas cuantas cosas.

 

-Seth, necesito que grabes algo- menciono con determinación, Seth por su parte solo alza el dedo pulgar en señal de aprobación ya que la boca la tenia llena de palomitas de maíz.

 

*

 

Sentía un peso menos de encima, sabia que había tomado una muy buena decisión nombrar a Rosalie y Rachel madrinas de los bebés, sus expresiones de felicidad me lo decían todo.  Pero había algo que aún estrujaba mi corazón y ese algo se debía en parte a Edward.

 

Cuando regresamos a casa él estaba ahí, esperándome en la sala, los chicos nos dejaron solos ya que sabían que teníamos cosas de que hablar, aunque eso si, no se alejaron mucho ya que aun no se fiaban del chupasangre. 

 

Ed solo me pidió confiar en él y después me sacó de la casa con rumbo al bosque, al captar mejor el aroma de los pinos con el mar salado me relajé y dejé de pensar en todo.

 

-tu mente esta muy calmada hoy Jacob - su voz se propagó por mis sentidos, llenándolos, nunca creí que añoraría la cadencia de esa voz.

 

-yo tambien hecho de menos escuchar tu voz Jacob y la evoco siempre que te extraño.  

 

-cállate maldito cursi- mis orejas se pusieron calientes por la tontería dicha por mi compañero pero en el fondo me alegraba de que fuera así, aunque nunca lo admitiría en voz alta porque ya sabia que el tonto chupasangre lo captaba de mi mente cuando lo pensaba, no permitiría que se regodeara más de lo que lo hace.

 

Escuché su gloriosa risa abrazando cada recoveco del bosque, asi que aún a pesar de todas las estupideces de antes yo tambien reí como nunca antes, sintiéndome ligero después de mucho tiempo.

 

-Por cierto ¿A donde vamos?- la duda me asaltó de pronto ya que odio las sorpresas y proviniendo de la familia Cullen suelen ser exageradas.

 

-ya lo verás

 

Tuvo que decirlo, sabia que me molestaba y aún asi lo hizo, solo me quedaba saber con que nuevo chistecito me saldría.

 

Seguimos avanzando a través del bosque, el sonido de sus pasos y el de las ruedas de la silla era estremecedor, a lo lejos pude contemplar una construcción en color caoba y mi respiración se detuvo por un momento... ¿Acaso eso era?

 

"¡Edward Cullen! ¿Qué hace eso ahí?"

 

De reojo noté como se colocaba a mi altura y su tacto frío en mi mano.

 

-eso Jake, es ahora una simple cabaña en el medio del bosque, pero mi mayor deseo es que se convierta en un hogar para nosotros, sé que aun necesita arreglos pero podemos dar lo mejor para poder realizar una vida ahí, juntos.

 

 

Sabía que no solo se refería a la casa, sino tambien a nuestra relación. Lo miré desconcertado, no me había esperado algo así, esta sorpresa era excesiva incluso para él, pero no todo acabo ahí ya que colocó una de sus rodillas en el suelo y buscó algo en su bolsillo. No, no, no, no puede ser que me esté ocurriendo esto, sentí el estómago revuelto y no precisamente por el embarazo.

 

-Jacob Daniel Black... ¿Aceptarías casarte y tener una gran familia en esa casa conmigo algún día?

 

Se que mi expresión es treinta y cinco porciento de desconcierto, quince porciento sorpresa y cincuenta porciento de miedo, no, terror.

 

-Kwop kilawtley... Significa, quédate conmigo, para siempre- fue lo que pude susurrar, Edward ya sabia que era el lenguaje de mi tribu.

 

 

Y en lo único en lo que puedo pensar, es que las chicas van a querer asesinarme cuando les diga que me voy a mudar para disfrutar de un tiempo en mi nuevo hogar, ahora que Edward había aceptado la situación.

 

 

 

 


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