Summary #1; ¿Creíste que Tony Stark se dejaría ignorar de Steve Rogers? Piénsalo dos veces, la excusa perfecta: tengo frío.
III. COLDEl silencio de la sala era constantemente cortado por la película que, desde hacía casi media hora, seguía su curso a pesar de no estar captando la atención de sus televidentes. Sentado en el sillón doble, Steve parecía sumergido en su propio mundo, con la cabeza metida en los papeles que le habían dejado para revisar. Nuevas misiones, nuevos equipamientos, daños de las últimas misiones, propuestas y tantas otras cuestiones que lograban sacarle un suspiro entre el cansancio y la frustración. Tanta era su concentración que apenas pudo darse cuenta de nada de lo que pasaba a su alrededor.
Entrando con la sala, envolviéndose con ambos brazos, Tony se quejó apenas sentir la ventisca envolverlo. Desde los grandes ventanales, pudo notar como varios estaban abiertos en pleno invierno, dando a la sala una constante corriente de aire helado. Bufo, mirando a su pareja, sin inmutarse, aun sentada en el sofá.
—¿No tienes frio, Steve?— y aunque espero un minuto, la respuesta nunca llego, lo que le hizo bufar una vez más. Con una mirada de molestia por sentirse ignorado salió a zancadas de la habitación.
Minutos después, sin que el Capitán hubiera cambiado en nada la posición que tenía sobre el sofá, ignorando magistralmente la baja temperatura que se mantenía en la sala, Tony volvió a entrar como hace solo unos minutos, ahora con una frazada entre sus brazos. Stark, aun mirando con molestia a su pareja, se acercó hasta su lugar para poder sacarle súbitamente los papeles que había estado revisando tan concentrado.
—¡Tony! ¿Qué hac— y Steve no pudo continuar debido al peso sobre su regazo, que correspondía al cuerpo del menor, quien se acomodó para luego colocar la frazada sobre ambos, cubriéndolos del frio —. ¿Tony? ¿Qué haces?— pregunto, esta vez más calmado.
—Tenia frio— se explicó simplemente, cambiando la película ya por la mitad, por una nueva que recién parecía iniciar.
Steve no supo si debía responder algo a eso, olvidándose por completo del trabajo que estaba en una mesa lejana de su alcance, así que como última alternativa solo abrazo a su pareja para poder disfrutar de la película.
[—]
Summary #1; Todos somos hombres hasta que la cucaracha comienza a volar.
IV. MEN TO STARTING TO FLY
Si había algo que le gustaba a Tony era poder admirarse, durante las mañanas, en el espejo de cuerpo completo de su habitación. Aunque no precisamente es que fuera la mañana del día cuando lo hacía, sino más bien cuando se despertaba, aun en plena tarde, luego de haberse aseado, justo en el proceso que le tomaba poder elegir la ropa con la que se presentaría en el día. Porque era un aspecto importante, era alguien que, a menos que estuviera en su taller durante días descuidando cualquier otro aspecto que no sea su proyecto en marcha, tenía especial cuidado en su aspecto general. Algo que podía tomarle bastante tiempo. Y era esa misma razón por la que Steve ni siquiera se molestaba en esperarse, cuando milagrosamente se levantaba temprano, sabiendo que solo iba a ver al castaño probarse conjunto tras conjunto para terminar recurriendo a uno que ni siquiera se había probado.
—Hoy es día de rojo— decidió al descartar la vigésimo segunda camisa que se había probado, dándose vuelta solo unos instantes para buscar la vigésimo tercera, la cual coloco frente a su cuerpo para verse al espejo. Sin embargo, congelado en su lugar, siguió con la mirada la pequeña mancha negra que se movía por el espejo.
Dejando caer la camisa de entre sus manos, busco cualquier objeto a su alcance que pudiera permitirle matar al pequeño insecto, quien ignorante seguía moviéndose por la superficie como si le permitiera. Y logra alcanzarlo, una lámpara que no le importo jalar, tirando algunos objetos en el proceso, pero sin mover más músculos de los necesarios. Con una gran bocanada de aire entrando por sus labios, estuvo dispuesto a cumplir su cometido hasta que un par de alas se hicieron visibles.
Segundos después la cucaracha hecho a volar para horror de Tony.
—¡Steeeeeeeeveeeee!— sin importarle nada más, gritando por su pareja que logro escucharle desde la sala, Tony hecho a correr fuera de la habitación. Olvidando por completo que solo vestía una toalla alrededor de su cintura, sin querer observar al insecto que le seguía en su tan temido vuelo.
Minutos después los gritos se extendieron por toda la torre, incluyendo golpes, explosiones y caídas.