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Pobre Pierrot por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Cuarto capítulo, el próximo es el martes.

Saludos!

Capítulo 3: Las barreras que se imponen

 

No era algo que pudiese entender o siquiera imaginar, la presencia y la actitud de Mu tan contrarias. Primero mostrándole una sonrisa de dulzura para luego increparlo con un gesto adusto y de molestia.

 

—¿Qué haces aquí Mu? —fue lo primero que Saga atinó a decir después de que se hubo recuperado del golpe dado por el lemuriano.

 

—Me preguntas eso después de que me has estado evitando adrede por tres días.

 

El enfado era patente en cada una de las facciones de Mu, pero Saga aun no comprendía la presencia del ariano en aquel lugar alejado del Santuario.

 

—Eso no contesta mi pregunta Aries.

 

Mu suspiró, se imaginaba que Saga no tomaría bien su presencia, sin embargo no podía seguir manteniéndose alejado por más tiempo, no cuando veía como Saga se iba destruyendo a sí mismo a cada instante, fuera de todo el amor que pudiese sentir por el geminiano también había una profunda admiración por el hombre que fue una vez.

 

—Estoy preocupado por ti, te has alejado de todo el mundo y…

 

—Eso no es de tu incumbencia Aries —contestó rápidamente y mordaz el caballero de Géminis. La mirada de Saga se volvió helada, no quería expresarse de esa manera con Mu, pero era mejor para él que se mantuviese alejado, así ambos podrían estar tranquilos, y él podría regodearse en su miseria sin la mirada de compasión de nadie—. No necesito de tu compasión.

 

Mu se quedó rígido en su lugar ante las palabras tan agresivas de Saga, ¿Compasión?, jamás haría aquello por esa razón, había motivos más egoístas de su parte, él solo quería acercarse un poco más a Saga y ser capaz de devolver la sonrisa que hace tantas vidas perdió.

 

Saga con porte imponente y paso seguro comenzó a caminar para alejarse de Mu, al pasar a su lado apenas lo rozó, fue solo un leve contacto, en ese instante lo miró de reojo observando su reacción, Mu se mantenía con la mirada agachada y los puños enrollados, Saga se maldijo internamente por causar esos negativos efectos en Mu, pero no podía dejarlo romper la barrera que había impuesto entre él y el mundo. Saga negó dos veces con la cabeza convenciéndose de que hacia lo correcto. Mu apenas divisó esa acción, tenía dos opciones que podía tomar, quedarse ahí y darse por vencido, o seguir intentándolo.

 

Sin siquiera cuestionarse Mu se volteó y antes de que Saga saliera de su campo de contacto lo abrazó por la espalda rodeándolo por la cintura, el agarre era fuerte y exigente. Mu no tenía intención de dejarlo ir.

 

Saga se sobresaltó ante el imprevisto contacto. Mu se aferraba con tal fuerza que podría llegar a hacerle perder el equilibrio. Se vio en la obligación de afirmarse sobre el agarre que Mu le imponía para que ambos no fueran a dar contra el piso.

 

—Esto no es compasión Saga, es algo más, yo quiero volver a ver tu sonrisa de felicidad —dijo Mu de manera directa.

 

Saga trago con nerviosismo, la fragancia de los cabellos de Mu estaban atontándolo, el agarre firme y el palpitar de su corazón lo cegaban. ¿Qué sé supone que debía contestar cuando era tan débil ante su presencia?

 

—No puedo darte algo que no existe Mu.

 

Una frase corta que necesitó de todo su autocontrol y convicción, debía alejarse de Mu a como diera lugar, hasta que todo su raciocinio volviese; como pudo se separó del fuerte agarré del lemuriano y con rapidez inusitada activó su técnica dimensional desapareciendo al instante.

 

Mu solo se quedó como espectador de la huida de Saga de Géminis. Aquel día la luna estaba más brillante que nunca, pero lo único que era capaz de iluminar es la fuerte insatisfacción que comenzaba a instalarse en su corazón.


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