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Pobre Pierrot por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Hola, traigo otro capítulo, espero les guste, dentro de la semana traeré otro.

Saludos!

Capítulo 6: Lo que la luna decidió


"¡Estaré bien!, se decía el pobre Pierrot siempre bajo su máscara blanca con una eterna sonrisa, por dentro lloraba lágrimas de tristeza por saberse tan miserable. Su alma en pena estaba con muy pocas fuerzas, su aliento pesaba y su corazón cada vez latía con menos frecuencia. Pierrot sale por una última noche, el destino le regala la más placentera de las vistas, la luna llena en todo su esplendor, brillando con todo su poder, Pierrot no puede evitar quitarse la máscara por primera vez y soltar todo el pesar de su corazón, el llanto no se hizo esperar acompañado de una angustiosa sonrisa.


—Te amo —susurró Pierrot en un agonizante suspiro observando a la imponente luna que se alzaba sobre el manto nocturno. Declarando su amor Pierrot dio su último aliento siendo rodeado por la brillantez de la luna, el alma de Pierrot se perdió en el viento esperando poder llegar donde su amada."


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"Autocompasión", aquella palabra por sobre todo lo que Kanon le había dicho es lo que más hondo le había calado, y a pesar de toda su reticencia, su miedo y el escape continuo por parte de su mente y corazón ella englobaba toda la verdad; autocompasión por sí mismo y el temor de que fuera el único sentimiento además del odio capaz de provocar en los demás, en Mu.


Los moretones punzaban en su rostro y espalda principalmente, Kanon le había asestado uno de los golpes más fuertes que hubiera recibido, en cierta forma se sabía merecedor de aquel, esa es la verdadera razón por la que no había devuelto el asalto. Necesitaba sentirse redimido de alguna manera, que alguien fuera capaz de darle un escarmiento por todo.


Cerró los ojos dejándose llevar por la brisa que corría, no había sentido las ganas de ingresar de vuelta al templo y encontrarse con la acusadora mirada de su gemelo.


—¡Saga! —una preocupada voz lo llamó de vuelta a la realidad, como en un sueño Mu se hizo presente a su lado mientras llevaba con gracia y sutileza sus manos hacia su lastimado rostro—. ¡Qué fue lo que te pasó? Kanon me dijo que estabas aquí afuera, pero…


Mu calló ante un gesto de Saga con su mano mientras negaba con la cabeza, no podía creer que el lemuriano estaba en ese lugar, justo cuando sus demonios atacaban con más fuerza, los dioses debían odiarlo con furia si enviaban a su turbación directamente a sus garras en esos instantes, cuando más vulnerable se sentía.


—No deberías… —Saga quiso hablar, pero fue silenciado por una mano de Mu que se posó sobre sus labios, el ariano ya no le permitiría escapar.


—Es suficiente de todo este teatro y la máscara que llevas puesta, debes ver el mundo en su realidad y no en el escenario que te has armado —dijo Mu con firmeza y convicción.


—Mu entiende


El aludido negó, mientras acariciaba con delicadeza el apaleado rostro de la persona que amaba, quería sanar aquel agonizante corazón, deseaba que Saga dejara su máscara de Pierrot y que viera que la misma luna había bajado para ofrecerle amor y un infinito consuelo del dolor de su alma. Si bien podía ser arrogante pensar de esa manera, durante su inquieta noche había llegado a la conclusión de quién era en toda esa obra, Saga era el herido Pierrot, despreciado por Colombine, así como le sucedía a Saga con el destino, pero a diferencia del trágico final de la historia, él haría lo que la luna no fue capaz, acercarse a la moribunda alma del ser que amaba para compartir con él el dolor y ser capaz de curarlo. Pues de una u otra forma se encargaría de que Saga de Géminis fuera capaz de volver a sonreír con su propio rostro.


—Te amo Saga y haré que salgas de la oscuridad en la que te has sumergido.


Por unos segundos la respiración del heleno se detuvo, un agudo pitido se instaló en sus oídos mientras su corazón latía frenético a la par del aumento de su presión sanguínea. Mu lo amaba y él se había quedado en silencio sin saber que responder.


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