CAPITULO I: DESEA Y SE TE DARA
La noche era fría y oscura, anunciando que pronto vendría una gran tormenta; los santos se encontraban en sus respectivos templos, preparándose para dormir o cenar, en el templo de Escorpio se nota a Milo totalmente demacrado y con una tristeza infinita como el universo mismo, caminando de un lado para el otro; balbuceando ¿por qué a mí?, ¿Es un castigo?
No aguantando más, decide salir, desciende los escalones a Libra, trata de asimilar los hechos recientes y se desespera y empieza a correr, no quiere escuchar sermones o consejos, solo quiere desahogarse y va al coliseo; la oscuridad y la soledad del lugar lo reconfortan un poco.
Mira al cielo, nublado sin rastro de luz lunar o el brillo de las estrellas. Lágrimas de sus hermosos ojos turquesa caen al suelo, pero pronto se confunden con la lluvia. Su desesperación lo lleva a suplicar, que alguien venga a calmar su dolor y la tristeza que lo invaden y matan.
Milo: Zeus, si me oyes ven a mi presencia, tengo un deseo que pedirte… (Exclama mirando al cielo de pie) mi diosa Atena me ha dado tanto con esta nueva vida y no puedo terminarla así como así, sería muy ingrato de mi parte (suspira y agacha la cabeza) por eso ven y escúcheme, sé que eres un dios y no te presentas ante los humanos.
La tormenta empieza a disiparse un poco, Milo con decepción observa el cielo que se ilumina por un potente rayo, mira al suelo y ve su solitaria sombra, otro rayo vuelve a iluminar a las nubes negras, esta vez ve de nuevo su sombra junto a otra, voltea sorprendido, ante sus ojos un hombre alto de piel medio morena y ojos azules tan intensos, acompañado de una larga y dorada cabellera; este último mira de pies a cabeza a Milo y le sonríe.
¿?: ¿Qué es lo que quieres? (aun sonriendo y mirando fijamente a Milo).
Milo: ¿Quién es usted?, como entro al Santuario de Atena. (Poniéndose en guardia ante el desconocido).
¿?: Mmm… los humanos cambian rápido de opinión, pero si tú me has llamado y yo he venido de buena manera y te pones así (su semblante es frio y omnipotente).
Milo: no pude ser (su cara de asombro y baja la guardia) imposible, Zeus en persona, debe ser una maldita broma.
Zeus: tú lo has dicho, y no es “una maldita broma” como dices, he venido porque me ha llamado mucho la atención el dolor de tu pequeña alma y como no quieres molestar a mi adorada hija (haciendo énfasis en lo último esbozando una sonrisa de diversión) con tu deseo, te lo cumpliré; dime que es lo que deseas y lo hare realidad, me siento muy caritativo hoy.
Milo: no sé, si deba confiar en ti, no sé qué harías en contra de mi diosa Atena (mirándolo con desconfianza y dolor).
Zeus: niño no tengo tiempo para tus palabrerías, dime tu deseo o mejor me voy, mi paciencia es muy poca si le dan tanto rodeo a algo o me vas a decir que ya te arrepentiste. (Haciendo una mueca de fastidio).
Milo: ¡no!, de acuerdo (sollozando, sus lágrimas se confunden con la tenue lluvia). Este dolor me está matando, mi corazón se destroza cada vez que late como si un puñal se enterrara lentamente.
Zeus: bien, dímelo y podre ir de nuevo el monte Olimpo (sonríe de una manera extraña que Milo ignora) vamos niño, no temas.
Milo: ¡por favor! Yo… yo (lo duda, pero a su mente llegan imágenes y vuelve a llorar) yo Milo de Escorpio deseo (se escucha un trueno y los labios de Milo se mueven y Zeus se sorprende con el deseo del octavo custodio). Por favor cumple mi deseo.
Zeus: no hay vuelta atrás, entonces que así sea… (Un rayo cae al coliseo, bastante potente y la lluvia se desata de nuevo). Tu dolor se ira niño, nos vemos y disfruta tu deseo (Diciendo esto desaparece).
El rayo que había caído en el coliseo, alarmo a todos los santos. Saga y Kanon fueron en dirección al coliseo, ya que tuvieron un mal presentimiento; conforme se acercaban, vieron a Milo observando el cielo y se acercaron un poco aquel.
Kanon: ¿Qué paso aquí?, que fue esa presencia Milo. (Su rostro muestra preocupación, ya que Milo sigue viendo el cielo).
Saga: Milo que sucede, oye… Milo (da un paso en dirección a Milo y este lo ve).
Milo: dijo que el dolor se iría… (Aun sollozando) pero sigue doliendo (Dando pasos hacia los gemelos). El dolor se ira si duermo ahora y despierto en la mañana ya no existirá (dicho eso se desmaya, pero Saga y Kanon lo sujetan antes de caer al suelo).
Saga: (sujetando el brazo derecho de Milo) hay que llevarlo rápido a su templo, necesita secarse y descansar, estuvo diciendo tonterías…
Kanon: (interrumpiendo a su hermano, molesto) no son tonterías… Milo no ha estado bien y tú lo sabes, hay llevarlo y quitarle toda su ropa mojada o se enfermara. (Cargando a Milo, mientras Saga lo sigue) esta lluvia no piensa parar.
Al llegar a la entrada de Aries ven a Mu acompañado de Aldebarán, Aioria, Aioros y Shura; que preocupados ven a Milo inconsciente en los brazos de Kanon.
Mu: ¿Qué paso con Milo? ¿Está bien? (asustado y preocupado por ver a Milo tan mal).
Shura: ¿Qué paso en el coliseo? (su mirada también refleja su preocupación).
Kanon: no sabemos que paso, Milo no nos dijo y luego se desvaneció, lo llevaremos a su templo y cuando despierte nos dirá lo que sucedió. (Kanon con su rostro serio, sigue avanzando por el templo de Aries).
Aioria: la lluvia sigue, Milo no puede mojarse más o se enfermara (viendo a Mu) Milo puede quedarse aquí, la lluvia se ve que no parara (con ojos de súplica).
Mu: está bien, no era necesario pedirlo, preparare la habitación de huéspedes y algo de ropa (Mu le hace una señal a Kanon para que lo siga) Aldebarán puedes ayudarnos a cambiar a Milo, ya que Kanon también esta mojado.
Kanon, Aldebarán y Mu entran a una habitación. Una vez cambiado lo cubren con mantas; y se retiran de la habitación, ya fuera todos se miran entre sí y otro rayo ilumina el templo de Aries. Mu extiende una toalla a Saga y Kanon y ellos se empiezan a secar para no mojar más el piso.
Saga: algo no anda bien (mirándola lluvia caer) no debimos dejar a Milo salir, tuve un extraño presentimiento pero lo ignore.
Aioria: lo sé, pensé que quería tiempo a solas (con una mirada de culpa) ¡Maldición! Solo espero que este bien.
Kanon: aparentemente algo o alguien estuvo con Milo en el coliseo, (molesto y con culpa al igual que Aioria) sus turquesas ya no tenían ese hermoso brillo desde hace días, debimos apoyarlo más. Si algo le pasa a Milo… (Apretando sus puños con mucha fuerza) Lo pagara muy caro (sus ojos esmeraldas muestran odio puro).
Mu: (con tranquilidad en su rostro y voz) será mejor descansar, mañana podrán ver a Milo y le preguntaremos que sucedió, (inhalando aire) no ayudaremos si estamos desvelados y vamos mostrarle a Milo que somos sus amigos, ¡Ok!
Saga: Mu tiene razón, regresemos a nuestros templos (se puede apreciar la furia contenida en sus ojos) necesitamos cambiarnos de ropa, si no nos enfermaremos y no ayudaremos a Milo estando así.
Aioros mira todo, no menciona nada, solo ve la puerta de la habitación donde Milo está durmiendo.
Aioros: duerme bien Milo (un susurro apenas audible para él, mientras se dirige a la salida de Aries).
Shura: espera Aioros, me voy contigo (mirando el rostro preocupado de Aioros) te sientes mal por Milo también.
Aioros: (frunciendo el ceño) si, igual que Saga, me da muy mala espina. (Su mirada se pierde en los templos superiores) solo espero equivocarme junto a Saga, los últimos días no han sido buenos para él.
Shura: (viendo en la misma dirección que Aioros) fortaleza y voluntad son lo que necesita Milo para aliviar su pena y tristeza.
La lluvia continua cayendo, como si fueran las propias lágrimas del corazón de Escorpio, el santuario no se muestra a visible vista lo que está por venir, una vez que el dueño del octavo templo despierte.